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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE TUCUMÁN

San Miguel de Tucumán, 01 de Agosto de 2016.-


823/2016

Y VISTO: El recurso de queja presentado en autos: “Berarducci Walter Fabián vs.


Provincia de Tucumán y otro s/ Amparo”; y

CONSIDERANDO:

Voto del señor Vocal doctor René Mario Goane:


I.- El apoderado de Sergio Francisco Mansilla, parte demandada en autos, viene en
queja contra la Resolución N° 762 del 10 de noviembre de 2015, dictada por la sala
IIIa de la Excma. Cámara en lo Contencioso Administrativo, a través de la cual se
deniega la concesión, del recurso de casación que, el demandado, planteara
impugnando la Sentencia N° 351 del 21 de agosto de 2015.
II.- En lo concerniente a la materia casatoria, en el pronunciamiento que resuelve la
cuestión principal de la litis (fs. 2/8) se hizo lugar a la demanda, de amparo,
promovida por Walter Fabián Berarducci, se declaró la invalidez, por manifiesta
inconstitucionalidad, de una Resolución dictada por la Junta Electoral Provincial (en
adelante, JEP), y se dejó sin efecto la oficialización de la candidatura de Sergio
Francisco Mansilla como candidato a legislador provincial en primer término por la
Sección Electoral Oeste del Partido Frente Para la Victoria, dispuesta en la
mencionada resolución.
Para decidir de ese modo la Cámara sostuvo que, una simple lectura del art. 45 de
la Constitución Provincial, basta para ver que su significado es claro y que, en dicha
norma, se ha establecido explícitamente una condición de elegibilidad para los
legisladores de nuestra Provincia al consagrar, primero, la posibilidad constitucional
de ser reelegido por un nuevo período consecutivo y establecer, después, la
imposibilidad de ser elegido, nuevamente, si no es con la intermediación de un
período.
Destacó que los términos utilizados en la Constitución no padecen de
indeterminación o vaguedad y que remiten, inequívocamente, al hecho de la
elección y que suponer, como propone el demandado, que el término “electo” exige
que el candidato “asuma” efectivamente el desempeño del cargo y cumpla con
requisitos ulteriores, fuerza las cosas e intenta asestar una duda en una norma que
sobresale por su diafanidad.
Afirma que es evidente que Mansilla se encontraba inhabilitado,
constitucionalmente, para solicitar su registración como candidato oficializado
directamente ante la JEP. Explica que aunque Mansilla omitió instar la necesaria
dilucidación de su caso por el Poder Judicial –único órgano que tiene a su cargo el
control de constitucionalidad en nuestro sistema republicano–, la JEP hizo lugar al
pedido de oficialización de la candidatura de Mansilla, no obstante que este
organismo electoral no estaba habilidtado para realizar una interpretación del art.
45 de la Constitución de la Provincia en la manera que lo hizo.
Concluye que la resolución que adoptó la JEP adolece de una invalidez insanable
y, en consecuencia, dejó sin efecto la oficialización dispuesta, en dicha Resolución,
de la candidatura del hoy recurrente, al encontrarse alcanzado por una
imposibilidad constitucional de ser elegido legislador provincial.
III.- En su recurso de casación (fs. 10/30), el demandado adujo que la sentencia
impugnada incurre en una lectura equivocada del art. 45 de la Constitución
Provincial, puesto que omite considerar el texto completo de la norma y
correlacionar su contenido con los arts. 4 y 66 de la Carta Magna. Afirma que para
tornar operativa la cláusula de inelegibilidad consagrada en el art. 45, es necesario
ser legislador en dos períodos consecutivos y que, para ello, es ineludible que sea
aprobado el título por sus pares y que se haya asumido la banca efectivamente,
tras tomar el juramento correspondiente, de acuerdo a lo dispuesto por los arts. 4 y
66 de la Constitución Provincial.
Alega que la Cámara se arroga la función de único interprete de la norma
constitucional, y cuestiona la decisión de invalidar la resolución administrativa
adoptada por la JEP. Entiende que la sentencia niega a la JEP la posibilidad de
aplicar el texto fundamental, ya que éste organismo no declaró la
inconstitucionalidad de ningún artículo, sino que dispuso su aplicación efectuando
para ello una interpretación de la norma constitucional según su mejor entender.
IV.- En la denegatoria de la casación se expresa que el recurso debe ser
interpuesto en el plazo de cinco días, los cuales –de acuerdo al criterio de la
Cámara– corresponde que sean contados en días y horas inhábiles, dada la
habilitación dispuesta en el expediente. Señaló que la sentencia fue notificada al
recurrente el día 22 de agosto a horas 03:30 y que el recurso fue interpuesto el 27
de agosto a horas 22:35. En razón de ello, consideró que el recurso había sido
interpuesto fuera de término, en atención, además, a la inaplicabilidad del cargo
extraordinario previsto en el art. 132 del CPCyC.
V.- Esta Corte tiene dicho que al contar el recurso de casación “con su regulación
propia, en el Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia, serán sus
prescripciones las aplicables a los procesos de amparo -como el presente-, con las
adecuaciones o modificaciones que se deriven de lo preceptuado en la última parte
del artículo 31 del Código Procesal Constitucional: 'Son de aplicación subsidiaria en
la tramitación de estos procedimientos las normas procesales vigentes en cada
fuero cuidando el Tribunal de adaptarlas a los principios de celeridad y eficacia'”
(cfr. CSJT, sent. n° 538 del 9-8-2010, “Brufau Jose Humberto vs. Instituto de
Prevision y Seguridad s/Amparo”, entre muchas otras)
A su turno, el art. 751 del CPCyC establece que el recurso de casación debe ser
interpuesto “dentro de los cinco (5) días de notificada la sentencia”. En distintos
casos juzgados por este Tribunal, el plazo de días consagrado para la interposición
de los recursos extraordinarios de casación (previsto en el CPCyC) o de
inconstitucionalidad (previsto en el CPC), fueron computados de acuerdo al tipo de
plazo al que se remite expresamente la regulación de cada recurso. Así, teniendo
en cuenta la referencia expresa contenida en las respectivas normas a un plazo de
días, es indudable que el plazo para la interposición del recurso de casación debe
ser computado como plazo de días, esto es, de acuerdo a la regulación que,
anteriormente, contenía el art. 24 del Código Civil y, actualmente, el art. 6 del
Código Civil y Comercial sobre el modo de contar dicho tipo de plazos (en este
sentido, CSJT, Sent. n° 1335 del 22-12-2008, “Palavecino Manuel Rodolfo vs.
Direccion Provincial de Vialidad s/amparo”; Sent. n° 847 del 25-9-2002, “Torres
Georgina Ines y otros vs. Municipalidad de San Miguel de Tucuman s/amparo”,
Sent. N° 397 del 28-5-2001, “Velázquez, Eva del Valle s/Medida preparatoria”, entre
varios otros).
En el caso de autos, tal como señala en su dictamen de fs. 66/69, el señor
representante del Ministerio Fiscal, se habilitaron días y horas inhábiles, de
conformidad con el artículo 11 del CPC; de manera que “si el Tribunal habilitó días
y horas inhábiles, si el plazo legal fue fijado en horas, debe computarse y cumplirse
en horas; pero si está fijado en días, no resulta válido, jurídicamente, transformarlo
a horas, pues el legislador expresamente previó que debían ser días” (fs. 69).
En consecuencia, habiendo sido notificada la sentencia en fecha 22 de agosto de
2015, a horas 03:30, el plazo de cinco días consagrado en el art. 751 del CPCyC
para interponer el recurso de casación comenzó a correr a las 00:00 del día 23 de
agosto de 2015, puesto que “en los plazos fijados en días, a contar de uno
determinado, queda éste excluido del cómputo, el cual debe empezar al siguiente”
(cfr. art. 6 Código Civil y Comercial). Así las cosas, el plazo vencía a las 24:00
horas del 27 de agosto de 2014, por lo que el recurso interpuesto el día 27 de
agosto a horas 22:35 se encuentra incoado en forma tempestiva.
VI.- Sin perjuicio de la observación precedente, es del caso recordar que, si en
ocasión de examinar la queja se advirtiera que el recurso de casación es
manifiestamente improcedente, el ordenamiento jurídico habilita a esta Corte
Suprema Provincial a desestimar ambos recursos sin más trámite (cfr. art. 755 del
CPCyC).
Tal supuesto de improcedencia manifiesta se configura en la especie, ya que la
decisión jurisdiccional que se ataca aparece dictada con apego al texto expreso de
la disposición contenida en el artículo 45 de la Constitución de Tucumán, que en su
parte final establece que los legisladores “no podrán ser elegidos nuevamente sino
con un intervalo de un período” (la cursiva me pertenece).
Cabe recordar, ante todo, que la primera regla de intepretación de las leyes es dar
pleno efecto a la intención del legislador y la primera fuente para determinar esa
voluntad es la letra de la ley (Fallos, 299:167; 302:973; 308:1745; 312:1098, entre
otros), cuyas palabras deben ser comprendidas en el sentido más obvio del
entendimiento común (Fallos, 258:75; 306:796, considerando 11 y sus citas, entre
muchísimos otros) y cuando ésta no exige esfuerzo de interpretación debe ser
aplicada directamente, con prescindencia de consideraciones que excedan las
circunstancias del caso expresamente contempladas por la norma (Fallos,
311:1042). La inconsecuencia, la falta de previsión o la omisión voluntaria no se
suponen en el legislador y por esto se reconoce como principio que las leyes deben
interpretarse siempre evitando darles un sentido que ponga en pugna sus
disposiciones (Fallos, 300:1080), en tanto cuando la ley emplea determinados
términos es la regla más segura de exégesis la de que esos términos no son
superfluos, sino que se ha realizado ello con algún propósito, por cuanto, en
definitiva, el fin primordial del intérprete es dar pleno efecto a las normas vigentes,
sin sustituir al legislador (Fallos, 299:167).
En el caso en consideración, el artículo 45 de la Constitución Provincial es claro y
contundente en establecer una prohibición a la elección consecutiva como
legislador provincial de un ciudadano que fue elegido, primero, y reelegido,
después, para ese mismo cargo, si no es con la intermediación del intervalo de un
período. Cabe señalar que la norma citada no ha sido controvertida en su
constitucionalidad por los interesados ni se advierte que ella contradiga o vulnere
derechos o principios de orden superior sino que, por el contrario, resguarda
adecuadamente el ideal republicano consagrado por el pueblo de Tucumán al darse
su constitución. El constituyente provincial del año 2006 fue soberano para
establecer las reglas de elección y reelección de los legisladores tucumanos y
pudo, evidentemente, elegir una solución distinta, pero no lo hizo. Siendo así, no es
función de la magistratura juzgar sobre el acierto o conveniencia de las
disposiciones adoptadas por aquél en ejercicio de facultades propias (Fallos, 318:
1012, considerando 3° y sus citas).
La norma mencionada no adolece, como señala con indudable acierto el
pronunciamiento impugnado, de ninguna indeterminación ni vaguedad que
justifique la decisión de apartarse de su texto para, por ejemplo, evitar poner en
pugna dicha prohibición con otras disposiciones de la Constitución Provincial. Las
referencias del recurrente a la necesidad de tomar juramento a los legisladores, una
vez que han sido electos y al momento de tomar posesión del cargo (cfr. arts. 4 y
66 de la Constitución Provincial), en nada empecen la conclusión precedente
puesto que es de toda evidencia -además de constituir una exigencia de la lógica–
que sólo puede tomarse juramento a aquel ciudadano que ha sido “elegido”
legislador provincial. Y aquellos ciudadanos que han sido elegidos para ejercer
dicho cargo por un período de cuatro años; y luego de concluido este período
“reelegidos por un nuevo período consecutivo”, no pueden “ser nuevamente
elegidos sino con intervalo de un período” (art. 45 de la Constitución Provincial),
con independencia de que, a pesar de haber sido elegidos y reelegidos por el
pueblo de la Provincia, decidan no asumir el cargo, no jurar o renunciar. Todas
esas vicisitudes atañen exclusivamente al candidato que ha decido proponer su
candidatura a la comunidad de la sección electoral a la que pertenece, y, no
obstante haber contado con el favor del pueblo que lo eligió en dos oportunidades
sucesivas como representante legislativo, decide ulteriormente no tomar posesión
del cargo y, por ende, no prestar el juramento previsto en las normas citadas por el
recurrente.
Pero todas esas vicisitudes ulteriores, dependientes de la exclusiva voluntad del
candidato elegido para un período legislativo y reelegido para el período
consecutivo siguiente, no impiden, sino que -al contrario- actualizan la prohibición
constitucional consagrada en el art. 45 de aguardar la intermediación de un período
de cuatro años para poder ser, nuevamente, postulante a ocupar una banca
legislativa y, así, ser “elegido” legislador por la sección electoral correspondiente.
Cualquier otra interpretación implicaría subordinar la decisión soberana del pueblo
de la Provincia de limitar la posibilidad de ser electo legislador -tal como ha sido
expresada al sancionar la reforma constitucional en el año 2006, en su art. 45- a
decisiones exclusivamente individuales que no reflejan la expresión de la voluntad
colectiva manifestada en el texto constitucional y, en definitiva, conduciría a permitir
una vía indirecta de reformar la constitución a partir de un mecanismo diferente al
previsto en la Carta Magna provincial para ello.
Cabe señalar, además, que no se ha propuesto, en el presente caso, ningún otro
argumento que justifique apartarse del texto explícito de la norma constitucional y
del significado más elemental y corriente de las palabras utilizadas en la
Constitución y no se advierte, tampoco, ningún motivo relevante para hacerlo. Por
el contrario, existen poderosas motivaciones tanto en la recta interpretación del
derecho como en la aplicación de valores republicanos profundamente arraigados
en nuestra comunidad, y consagrados en la Constitución provincial, que conducen
a confirmar la decisión de la Cámara y compartir su conclusión sentencial.
En efecto; es casi un lugar común en la doctrina y jurisprudencia constitucional que
no existen en nuestro ordenamiento jurídico derechos absolutos sino que todos –
incluso los de naturaleza política– se encuentran sometidos a las leyes que
reglamentan su ejercicio. Al respecto, viene al caso señalar que las restricciones de
elegibilidad y reelegibilidad para cargos públicos no conduce a una violación de las
disposiciones del art. 23 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
pues el establecimiento y aplicación de requisitos para ejercitar los derechos
políticos no constituyen, en sí mismos, una restricción indebida, ya que esos
derechos no son absolutos y pueden estar sujetos a limitaciones (cfr. Corte
Interamericana de Derechos Humanos, caso “Yatama vs. Nicaraga”, sent. del 23-6-
2005).
Siendo así, puede fácilmente concluirse que “la prohibición de la reelección es una
de las formas posibles en que cada uno de los Estados Provinciales puede
reglamentar el acceso a las funciones funciones gubernamentales y, por esa vía, el
principio republicano de gobierno” (cfr. CSJN, Fallos, 317:1195, considerando 25
del voto del señor Ministro Fayt). La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha
afirmado que “la forma republicana de gobierno -susceptible, de por sí, de una
amplia gama de alternativas justificadas por razones sociales, culturales,
institucionales, etc.- no exige necesariamente el reconocimiento del derecho de los
gobernantes a ser nuevamente electos, y que las normas que limitan la reelección
de quienes desempeñan autoridades ejecutivas [y legislativas] no vulneran principio
alguno de la Constitución Nacional (conf. “Partido Justicialista de la Provincia de
Santa Fe”, considerando 4° -Fallos, 317:1195- y, en similar sentido, considerandos
14 a 18 del voto del juez Fayt emitido en ese precedente)” (cfr. CSJN, sent. del 5-
11-2013, “Unión Cívica Radical de la Provincia de Santiago del Estero c. Provincia
de Santiago del Estero s/acción declarativa de certeza”, considerando 27).
Nuestra Corte Federal también ha sostenido que “parece evidente que la
posibilidad de reelección [...] no es una característica diferencial del sistema
republicano de gobierno, como que tampoco se le opone a éste. En el último de los
casos, y si se quisiese encontrar una relación entre este tipo de regulación y un
principio que haga al sistema republicano, la disputa se resolvería contra la petición
de la parte actora. En efecto, no cabe duda alguna que la periodicidad de los
mandatos se halla más cerca del espíritu que anima los arts. 1°, 5° y 123 de la
Constitución Nacional que el supuesto 'derecho' que intentan esgrimir los actores”
(del voto del Ministro Fayt en Fallos, 317:1195, considerando 17) y que, en
definitiva, “debe afirmarse que las normas que vedan la reelección para cargos
electivos no obedecen a una razón persecutoria y discriminatoria sino que tienden a
preservar -con un criterio cuyo acierto no es función de esta Corte juzgar-
justamente el principio republicano en uno de sus aspectos esenciales, la
periodicidad de la renovación de sus autoridades” (idem, considerando 18).
En dos recientes pronunciamientos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación se
analizó una cuestión normativa similar a la que se encuentra bajo juzgamiento en
este caso, en donde el gobernador de una provincia, tras haber sido elegido para
ocupar dicha magistratura en dos períodos consecutivos, aspiraba a una nueva
elección para un tercer mandato. La Corte destacó primero que resultaba claro que
“la Constitución adoptada por el pueblo de Santiago del Estero ... establece la regla
de una sola reelección consecutiva” y que en ese caso, corresponde interpretar que
“el pueblo de la provincia -a través de sus constituyentes- estableció el límite de
una sola releeción consecutiva” y que “ante la claridad del texto constitucional,
cualquier otra interpretación que se intente resulta violatoria de la voluntad
constituyente provincial” (cfr.: CSJN, sent. del 22-10-2013. “Unión Cívica Radical de
la Provincia de Santiago del Estero c. Provincia de Santiago del Estero s/acción
declarativa”, considerandos 10 y 11).
Al dictar sentencia sobre la cuestión principal de la litis, en palabras que resultan
analógicamente aplicables al caso, señaló también que “la soberanía popular es un
principio de raigambre constitucional que en el sistema democrático se integra con
el reconocimiento del pueblo como titular del poder político pero, al mismo tiempo, y
para cumplir con tal objetivo, se pone su acento en los procedimientos habilitados
para hacer explícita aquella voluntad, origen del principio de representación” (cfr.:
CSJN, sent. del 5-11-2013, “Unión Cívica Radical de la Provincia de Santiago del
Estero c. Provincia de Santiago del Estero s/acción declarativa”, considerando 34).
Es por ello que “el imperio de la ley es esencial para el logro de una Nación con
instituciones maduras (Fallos, 328:175), y no es posible que bajo la invocación de la
defensa de la voluntad popular, pueda propugnarse el desconocimiento del orden
jurídico, puesto que nada contraría más los intereses del pueblo que la propia
transgresión constitucional” (idem, considerando 35).
El planteo del recurrente vinculado a la interpretación constitucional efectuada por
la autoridad electoral provincial también es manifiestamente improcedente. La
Cámara no desconoció la competencia de la JEP para interpretar y aplicar la
Constitución provincial, sino que entendió que la interpretación realizada por la JEP,
bajo el ropaje de una interpretación conforme, entrañaba una declaración de
certeza constitucional que es de exclusiva incumbencia jurisdiccional.
Más allá del incuestionable acierto de la afirmación sentencial precedente, no debe
perderse de vista que, indudablemente, es misión de la magistratura dar pleno
efecto a la decisión soberana del pueblo de la Provincia e interpretar las
disposiciones que el pueblo, en ejercicio de su poder constituyente derivado, se dio
en la reforma constitucional de 2006 en el sentido que más fielmente refleje su
voluntad política, jurisdizada en norma constitucional. Pero ese deber interpretativo,
y las reglas de interpretación aplicables, no recae solamente sobre la magistratura,
sino sobre toda autoridad pública llamada a intervenir en la aplicación de la
Constitución, cuidando de aplicarla en su sentido más fiel y no torcer sus normas,
puesto que “es imposible concebir un Poder Constituido que pueda, por designio e
inercia, dejar sin efecto lo preceptuado por el Poder Constituyente” (Fallos,
242:112; citado y reiterado en el precedente “UCR de Santiago del Estero c.
Provincia de Santiago del Estero”, sent. del 5-11-2013).
No debe olvidarse que “interpretar la Constitución no puede significar adjudicarle
todos los alcances que, a juicio de [la autoridad pública] pudiesen parecer
meramente convenientes o deseables, pues ello desconocería el principio de la
soberanía del pueblo ... Es inadmisible entonces que, so color de ejercer la
prerrogativa de revisar e interpretar el texto constitucional los jueces [o cualquier
otra autoridad pública] puedan modificarlo. De lo contrario, la Constitución podría
ser alterada de una forma diferente a la que ella prevé, quedando la voluntad del
pueblo declarada en ella sometida al simple arbitrio de un magistrado [o de
cualquier otra autoridad pública]” (cfr.: CSJN, sent. del 22-10-2013, “UCR de la
Provincia de Santiago del Estero vs Prov. Santiago del Estero”, considerando 11.
Los agregados me pertenecen). En igual sentido, no debe olvidarse que “la
actuación de los tres poderes del Estado encuentra como límite el respeto al
proyecto de república democrática que establece la Constitución Federal (artículos
10, 31 y 36) y que los mandatos de su texto han sido establecidos por el poder
constituyente del pueblo, y por esa razón condicionan la actividad de los poderes
constituidos. El obrar del Estado debe entonces estar dirigido al más amplio
acatamiento de los principios, declaraciones, derechos y garantías reconocidos en
el pacto fundacional de los [tucumanos]” (cfr. CSJN, sent. del 5-11-2013, “UCR de
Santiago del Estero vs. Provincia de Santiago del Estero”, considerando 16. El
agregado me pertenece).
Las consideraciones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, resultan
plenamente aplicables al caso en consideración, puesto que se trata de acatar y
cumplir las restricciones impuestas por el pueblo de la Provincia, en ejercicio de su
soberanía política, al establecer a través de la Constitución Provincial ciertas reglas
y restricciones a la elección y ejercicio de los cargos legislativos, tal como ha sido
consagrada en el art. 45 de la Constitución de Tucumán.
Por todo ello; habiendo dictaminado el Ministerio Fiscal a fs. 66/69, corresponde:
"RECHAZAR los recurso de queja y de casación planteados, por Sergio Francisco
Mansilla, en los autos “Berarducci, Walter Fabián vs. Provincia de Tucumán y otro
s/amparo”.

Voto de la señora Vocal doctora Claudia Beatriz Sbdar:


Viene a conocimiento y resolución de este Tribunal el recurso de queja por
casación denegada deducido por el codemandado Sergio F. Mansilla (fs. 33/63)
contra la sentencia de la Cámara en lo Contencioso Administrativo del 10/11/2015
(fs. 32), que declaró inadmisible el recurso de casación interpuesto contra el
pronunciamiento del 21/8/2015 (fs. 01/8 y vta.).
La admisibilidad y procedencia del recurso directo de queja ha sido objeto de
adecuado tratamiento en el dictamen del Ministerio Fiscal de fs. 66/69, cuyos
fundamentos esta Corte comparte y a los cuales se remite.
En cuanto al recurso de casación se lo declara provisionalmente admisible de
conformidad con lo dispuesto en la última parte del art. 755 CPCyC, sin perjuicio del
ulterior pronunciamiento definitivo de admisibilidad.
Por ello, y compartiendo lo dictaminado por el señor Ministro Fiscal a fs. 66/69,
corresponde: "HACER LUGAR al recurso de queja por casación denegada
deducido por el codemandado Sergio F. Mansilla en los autos “Berarducci Walter
Fabián vs. Provincia de Tucumán y otro s/Amparo” y DECLARAR
PROVISIONALMENTE ADMISIBLE el recurso de casación obrante a fs. 10/30.
Disponer que se protocolice el dictamen del Ministerio Fiscal adjunto a la presente
sentencia."

Voto del señor Vocal doctor Antonio Daniel Estofán:


Estando conforme con los fundamentos dados por la señora Vocal doctora Claudia
Beatriz Sbdar, voto en igual sentido.

Voto del señor Vocal doctor Salvador Norberto Ruiz:


Por compartir los fundamentos dados por el señor Vocal doctor René Mario Goane,
vota en idéntico sentido.

Voto del señor Vocal doctor Benjamín Moisá:


Comparto el dictamen del Ministerio Público Fiscal y, consecuentemente, adhiero al
voto de la señora vocal Dra. Claudia Beatriz Sbdar. Sin perjuicio de ello, me
interesa efectuar ciertas precisiones y ampliar mis fundamentos sobre la
admisibilidad del recurso de casación denegado, traída a consideración de esta
Excma. Corte por vía de queja, pues, como decía Piero Calamandrei: “La
motivación de las sentencias es, verdaderamente, una garantía grande de justicia,
cuando mediante ella se consigue reproducir exactamente, como en un croquis
topográfico, el itinerario lógico que el juez ha recorrido para llegar a su conclusión”
(CALAMANDREI, Piero, Elogio de los jueces escrito por un abogado, p. 155, El
Foro, Buenos Aires, 1997, traducción de Ayerra Redín, Santiago Sentís Melendo y
Conrado Finzi de la tercera edición italiana de Firenze publicada por Le Monnier;
art. 30, CProv.).
1. Idoneidad de la vía del recurso de casación. Si bien, en principio, la vía idónea
para recurrir ante esta Excma. Corte una sentencia dictada en una causa en la que
se ha controvertido la interpretación de una cláusula de la Constitución Provincial, y
el derecho protegido por ella, es el recurso de inconstitucionalidad (art. 120 de la
Constitución Provincial y art. 92, incs. 1 y 2, CPConst.), cuando la cuestión excede
el marco del derecho constitucional local comprometiendo normas de rango
superior, como las de la Constitución Nacional o las de los Tratados Internacionales
con jerarquía constitucional, la vía idónea es el recurso de casación.
Consecuentemente, estando en crisis “el pleno ejercicio de los derechos políticos”
garantizado por la Constitución Nacional, en la especie, el derecho de sufragio
activo y de sufragio pasivo, esto es, de elegir y de ser elegido, la vía de la casación
elegida por el recurrente para impugnar la sentencia de la Sala III de la Excma.
Cámara en lo Contencioso Administrativo, de fecha 10 de noviembre de 2015, es
correcta (art. 37, CN; art. 23, CADH; art. 25, PIDCP; art. 748, CPCC).
2. Admisibilidad y procedencia. Despejada la cuestión de la idoneidad de la vía
recursiva, en reiteradas oportunidades (CCCTuc., Sala II, Gallo, Ricardo c. García,
Francisco s/ Cumplimiento de obligación, Sentencia Nº 134, 27/03/13, entre
muchas otras) he sostenido que corresponde deslindar claramente los conceptos
de admisibilidad y de procedencia de los recursos o, en otros términos, ha de
distinguirse la atendibilidad, por una parte, y la fundabilidad, por otra. En tal sentido,
un acto es admisible si, por reunir los elementos que la ley establece, el tribunal ha
de entrar en la averiguación de su contenido; es fundado si, por su contenido, es
apropiado para conseguir su finalidad (cfr. COLOMBO, Carlos J., Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación, t. I, p. 202 y s., Abeledo - Perrot, Buenos Aires,
1969).
De acuerdo a lo precedentemente expuesto, entonces, el recurso de casación
interpuesto por el codemandado Sergio Francisco Mansilla resulta admisible,
aunque queda pendiente su procedencia.
3. Gravedad institucional. Por lo demás, la cuestión traída a conocimiento de esta
Excma. Corte asume gravedad institucional, al estar en crisis el “principio de la
soberanía popular” y la debida conformación del Poder Legislativo, pilar
fundamental de la forma representativa y republicana de gobierno (arts. 1 y 37, CN;
arts. 1, 24, 43, 44, 45 y ccdtes., CProv.).
Por ello, encontrándose excusados los señores Vocales doctores Antonio Gandur y
Daniel Oscar Posse, se

RESUELVE:
HACER LUGAR al recurso de queja por casación denegada deducido por el
codemandado Sergio F. Mansilla en los autos “Berarducci Walter Fabián vs.
Provincia de Tucumán y otro s/Amparo” y DECLARAR PROVISIONALMENTE
ADMISIBLE, el recurso de casación, obrante a fs. 10/30. Disponer que se
protocolice el dictamen, del Ministerio Fiscal, adjunto a la presente sentencia.

HÁGASE SABER.

RENÉ MARIO GOANE


(en disidencia)

CLAUDIA BEATRIZ SBDAR ANTONIO DANIEL ESTOFÁN

SALVADOR NORBERTO RUIZ BENJAMÍN MOISA


(en disidencia)

ANTE MÍ:

CLAUDIA MARÍA FORTÉ

JRM

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