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Moral a Nicómaco · libro quinto, capítulo III

Primera especie de justicia


Puesto que el carácter de la injusticia es la desigualdad{98}, y que lo injusto
es lo desigual, se sigue de aquí claramente que debe haber un medio para lo
desigual. Este medio es la igualdad; porque en toda acción, sea la que quiera,
en que puede darse el más o el menos, la igualdad se encuentra también
precisamente. Luego si lo injusto es lo desigual, lo justo es lo igual; esto lo ve
cualquiera sin necesidad de razonamiento; y si lo igual es un medio, lo justo
debe ser igualmente un medio. Pero la igualdad supone por lo menos dos
términos. Es una consecuencia no menos necesaria, que lo justo sea un medio
y una igualdad con relación a una cierta cosa y a ciertas personas. En tanto
que medio, es el medio entre ciertos términos, que son el más y el menos; en
tanto que igualdad, es la igualdad de dos cosas; en fin, en tanto que justo, se
refiere a personas de cierto género. Lo justo implica por lo tanto
necesariamente cuatro elementos por lo menos, puesto que las personas, a las
cuales lo justo se aplica, son dos; y las cosas, en las que se encuentra lo justo,
son igualmente dos. La igualdad es aquí la prisma para las personas que para
las cosas en que ella se encuentra. Quiero decir, que la relación en que están
las cosas es también la relación de las personas entre sí. Si las personas no
son iguales, no deberán tampoco tener partes iguales. Y de aquí las disputas y
las reclamaciones{99}, cuando aspirantes iguales no tienen partes iguales; o
cuando no siendo iguales, reciben sin embargo porciones iguales. Esto mismo
es de toda evidencia, si, en lugar de mirar a las cosas, se mira al mérito de las
personas que las reciben. Todos están de acuerdo en reconocer, que en las
particiones lo justo debe acomodarse al mérito relativo de los contendientes.
Sólo que no todos hacen consistir el mérito en unas mismas cosas. Los
partidarios de la democracia le colocan [127] únicamente en la libertad; los de
la oligarquía le colocan ya en la riqueza, ya en el nacimiento; y los de la
aristocracia, en la virtud.
Así, pues, lo justo es algo proporcional. La proporción no se limita
especialmente al número tomado en su unidad y abstractamente; se aplica al
número en general; porque la proporción es una igualdad de relaciones, y se
compone de cuatro términos por lo menos. Por lo pronto, es de toda evidencia,
que la proporción discreta está formada de cuatro términos; lo cual no es
menos evidente respecto de la proporción continua. Esta emplea uno do los
términos como si formase dos con él y le repite dos veces: dice, por ejemplo, A
: B : : B : C. Y así B se repite dos veces, de suerte que a consecuencia de esta
repetición resulta que los términos de la proporción son igualmente cuatro.
Lo justo se compone igualmente de cuatro términos por lo menos y la relación
es la misma; porque hay la misma división exactamente con relación a las
personas que a las cosas. Lo mismo que el término A es a B, el término C es a
D; y recíprocamente, lo mismo que A es C, lo mismo B es D. Por consiguiente,
el total de dos de los términos está en la misma relación con el total de los
otros dos términos; y se forma en ambos casos este total, adicionando los dos
términos que se separan de los que les siguen. Si los términos están
combinados entre sí según esta regla, la adición resulta perfectamente justa.
Y así la correspondencia de A con C y de B con D es el tipo de la justicia
distributiva; y lo justo de esta especie es un medio entre extremos que sin esto
no estarían ya en proporción; porque la proporción es un medio, y lo justo es
siempre proporcional. Los matemáticos llaman a esta, proporción geométrica;
y en efecto, en la proporción geométrica, el primer total es al segundo total,
como cada uno de los dos términos es al otro. Pero esta proporción que
representa lo justo, no es continua; porque no hay numéricamente un solo y
mismo término para la persona y para la cosa. Luego si lo justo es la
proporción geométrica, lo injusto es lo contrario a la proporción, ya en más ya
en menos. Esto es precisamente lo que pasa en la realidad; el que comete la
injusticia se atribuye más que lo que debe tener, y el que la sufre recibe
menos que lo que le corresponde. Pero cuando se trata del mal, sucede a la
inversa, porque un menor mal en comparación de un mal mayor puede ser
considerado como un bien. El mal [128] menor es preferible al mal mayor; de
manera que lo que se prefiere es siempre el bien; y cuanto más preferible es
la cosa, tanto más grande es el bien.
Tal es, pues, una de las dos especies que se pueden distinguir en lo
justo{100}.
———
{98} Las teorías de este capítulo se recuerdan en la Política, lib. III, cap. VII.
{99} Este pensamiento se halla desenvuelto en la Política, donde adquiere
mayor importancia, lib. III, cap. VII.
{100} La justicia distributiva. De la justicia legal se tratará en el capítulo
siguiente. Platón ha demostrado que no hay justicia social sin proporción, pero
no ha insistido tanto en esta idea como Aristóteles. Véase esta discusión en
las Leyes, lib. VI.

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