Вы находитесь на странице: 1из 53

.

- ~~ - -- ~------
~

AME RI CA
EN LA
ENCRUCIJADA

FRANCIS FUKUYAMA

Traducción de Gabriel DoIs Gallardo

~)
EOICONES B
'""".....

. n n, n . ..
Diversos pasajes de este libro formaron parte de las
Conferencias Castle del Programa de Ética, Política y Eco-
nomía de la Universidad de Yale, pronunciadas por Fran-
cis Fukuyama en el año 2005.

Las Conferencias Castle deben su financiación J


a ohn
K. Castle. Constituyen un tributo a su antepasado, el re-
verendo James Pierpoint, uno de los fundadores origina-
les de Yale. Pronunciadas por meritorias personalidades
públicas, el objetivo de estas conferencias es fomentar la
TítUlo original: America at the Crossroads
Traducción: Gabriel Dols Gallardo reflexión sobre los cimientos morales de la sociedad y el
1.' edición: marzo 2007 gobierno, así como mejorar la comprensión de las cues-
@ Francis Fukuyama 2006
@ Ediciones B, S. A., 2007 tiones éticas que afrontan los individuos en la compleja
Bailén, 84 - 08009 Barcelona (España)
www.edicionesb.com
sociedad moderna.
Printed in Spain
ISBN: 978-84-666-2943-0
Depósito legal: B. 2.682-2007
Impreso por LIMPERGRAF, S.L.
Mogoda, 29-31 Polígon Can Salvatella
08210 - Barbera del Valles (Barcelona)
Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas
en las leyes, queda rigurosamente prohibida, sin autorización
escrita de los titUlares del copyright, la reproducción total o parcial
de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos
la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución
de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.
Prefacio

El tema de este libro es la política exterior estadouniden-


a
se desde los atentados de AI-Qaeda del!! de septiembre de
2001. Para mí se trata de un tema personal. Tras muchos
años de considerarme neoconservador, creía compartir una
visión del mundo con muchos otros neoconservadores, en-
tre ellos varios amigos y conocidos que ocupaban cargos en
la administración Bush. Trabajé en dos ocasiones para el ex
vicesecretario de Defensa Paul D. Wolfowitz, primero en la
Agencia para el Control de Armamento y Desarme y más
tarde en el Departamento de Estado; él fue quien me reclu-
tó para la Escuelade Estudios Internacionales Avanzados de
la UniversidadJohns Hopkins cuando era su decano. Traba-
jé con su mentor Albert Wohlstetter en la consultoría de
éste, Pan Heuristics, y como él fui analista durante varios
años en la Rand Corporation. Seguí los cursos de Allan
Bloom, a su vez alumno de Leo Strauss y autor de El cierre
de la mente humana. Fui compañero de estudios de posgra-
do de William Kristol y escribí con frecuencia para las dos
publicaciones fundadas por su padre, Irving Kristol, The
National Interest y The Public Interest, además de para la
revista Commentary.

-9-
Aun así, a diferencia de muchos neoconservadores, dían con entusiasmo al orador, cuando Estados Unidos
nunca me convencieron los motivos aducidos para la guerra no había encontrado armas de destrucción masiva en Irak,
de Irak. En mis inicios, mi postura sobre Irak era has- estaba empantanado en una enconada insurgencia y se ha-
ta ciertO puntO la de un halcón. En 1998, cuando Saddam bía aislado del resto del mundo siguiendo el tipo de estra-
Hussein bloqueó a los inspectOres de armas de Naciones tegia unipolar por la que abogaba Krauthammer. Al día
Unidas, firmé una carta patrocinada por el Project for the siguiente me encontré con el entonces director de The N a-
New American Century (Proyecto para el Nuevo Siglo tional Interest, John O'Sullivan, y le dije que quería escri-
Norteamericano) en la que se instaba a la administración bir una crítica. Accedió en el acto, y el resultado fue el ar-
Clinton a adoptar una línea más dura contra Bagdad. En- tículo «El momento neoconservador», aparecido en el
tonces no se barajaba una invasión de Irak, ni se barajaría verano de 2004.
hasta después de los atentados del 11-S. En el año previo He concluido que el neoconservadurismo, en su doble
a la invasión, me pidieron que participara en un estudio condición de símbolo político y cuerpo de pensamiento,
sobre la estrategia a largo plazo de la guerra contra el te- ha evolucionado hasta convertirse en algo que ya no puedo
rrorismo. Fue en ese momento cuando por fin decidí que apoyar. Como intentaré demostrar en este libro, el neo-
la guerra no tenía sentido, y el estudio me dio la oportu- conservadurismo se basaba en un conjunto de principios
nidad de reflexionar sobre muchos de los temas abordados coherentes que durante la guerra fría produjeron políticas
en este libro. Desde entonces me he preguntado muchas bastante sensatas, tanto en casa como en el extranjero. Sin
veces si era yo quien de algún modo había cambiado mis embargo, esos principios podían interpretarse de varias
opiniones hasta el punto de descalificarme como neocon- maneras, y durante los años noventa se utilizaron para jus-
servador, o si eran los partidarios neoconservadores de la tificar una política exterior que hacía demasiado hincapié
guerra quienes aplicaban mal los principios que todos en el uso de la fuerza y condujo de manera lógica a la gue-
compartíamos todavía. rra de Irak. El neoconservadurismo ya se identifica de ma-
La discrepancia entre mis convicciones y lo que pare- nera irreversible con laspolíticas de la administración Bush
cían creer otros neoconservadores me asaltó en febrero en su primer mandato, y cualquier esfuerzo por reclamar la
de 2004, cuando asistí al banquete anual del American denominación a estas alturas probablemente sea fútil. Es
Enterprise Institute (Instituto Empresarial Americano), más importante redefinir nuestra política exterior de un
donde el discurso anual «Irving Bristol» fue pronunciado modo que supere el legado de la administración Bush y el
por el columnista Charles Krauthammer con el título de de sus partidarios neoconservadores.
«Realismo democrático: una política exterior estadouni- Este libro es un intento de dilucidar el legado neocon-
dense para un mundo unipolar». Aquel discurso, ofreci- servador, explicar dónde se ha equivocado la administra-
do casi un año después de la invasión de Irak, presentaba ción Bush y esbozar un modo alternativo para que Estados
la guerra como un éxito prácticamente absoluto. No en- Unidos se relacione con el resto del mundo. También eso
tendí por qué todas las personas que me rodeaban aplau- ha motivado mi empeño en fundar una nueva publicación

-10- -11-
consagrada a la cuestión del papel estadounidense en el Palestina o de que surgiera un interlocutor palestino capaz
mundo, The American Interest (www.the-american-inte- de alcanzar e imponer un acuerdo de paz con Israel. El
rest.com). La postUra que quiero acotar no se enmarca auténtico examen para la administración Bush en esta y
en ninguna de las tendencias existentes en el debate sobre otras cuestiones neo conservadoras llegaría en su segundo
mandato, tras la retirada de Gaza.
la política exterior estadounidense, pero en mi opinión
obtendrá el apoyo de un amplio abanico de norteamerica-
nos. La he calificadode «wilsonismo realista»,una locución
problemática ya que tanto el realismo como el legado de El contenido de este libro fue presentado en un pri-
Woodrow Wilson son conceptos con mucha carga previa. mer momento en las Conferencias Castle, que pronuncié
Si a alguien se le ocurre una etiqueta mejor, cualquier suge- en la Universidad de Yale los días 11, 12 Y 18 de abril de
rencia será bienvenida. 2005. Me gustaría dar las gracias al Programa de Ética,
Los lectores atentos de mi crítica original a Krautham- Política y Economía, anfitrión de dichas conferencias, y a
mer repararán en que el presente volumen carece de una su directora, Seyla Benhabib, que me invitó a dictarlas.
línea argumental presente en aquel primer artículo, relati- También estoy agradecido a John K. Castle, que instituyó
va al modo en que ciertos neoconservadores han interiori- las conferencias como tributo a su antecesor, el reverendo
zado una doctrina estratégica israelí de línea dura y la han James Pierpoint.
aplicado, a mi entender inadecuadamente, a la sitUaciónde Numerosas personas han aportado comentarios y con-
Estados Unidos después del 11-S. Resulta especialmente tribuido a mejorar el manuscrito, entre ellas Robert Boyn-
cierto en el caso de Charles Krauthammer, y nuestros pos- ton, Mark Cordover, Charles Davidson, Hillel Fradkin,
teriores intercambios así me lo han confirmado. Conside- Adam Garfinkle, John Ikenberry, Roger Leeds, Mark Li-
ro que su visión apocalíptica de la amenaza que supone el lla, Mike Mandelbaum, Trita Parsi, Marc Plattner,Jeremy
mundo musulmán es errónea, por motivos que expondré Rabkin, Stephen Sestanovich, Abram Shulsky, Tom Whi-
en el capítUlo 3. Sin embargo, respecto a este punto de vis- te y Adam Wolfson. También me gustaría dar las gracias a
ta en particular cabe decir que, si bien es compartido por John LewisGaddisy StevenSmith,que elaboraronreseñas
determinados individuos, no puede atribuirse a los neo- para Yale University Press. John Kulka, editor senior de la
conservadores en general, como tampoco puede achacarse editorial, ofreció una valiosa orientación a medida que
a la administración Bush. Hay muchas cosas que ojalá este evolucionaba el manuscrito. Me he beneficiado notable-
Gobierno hubiese hecho de otra manera con respectO al mente de numerosas conversaciones con Stephen Hosmer,
conflicto árabe-israelí. Sin embargo, en sus primeros cua- una de las personas más sabias que conozco en el tema de la
tro años las circunstancias no fueron propicias para em- política estadounidense en los países en vías de desarrollo.
prender una ambiciosa iniciativa hacia un arreglo final del Muchas personas más aportaron ideas y debates que con el
conflicto árabe-israelí. Mientras Arafat siguiera vivo, había tiempo fueron incorporados al libro (con su conocimiento
pocas posibilidades de reforma política en la Autoridad o no), entre ellas Peter Berkowitz, Zbigniew Brzezinski,

-12- -13-
Kurt Campbell, Eliot Cohen, lvo Daalder, Mike Desch,
Barbara Haig, Leon Kass, Tom Keaney, Tod Lindberg,
Rob Litwak, John Mearsheimer, Nathan Tarcov y Ken
Weinstein. Mi mujer, Laura Holmgren, se mostró escépti-
ca sobre la guerra de buen principio, y me he aprovechado
de muchas discusiones con ella al respecto. Mi ayudante
Cynthia Doroghazi me asistió en muchas etapas del pro- 1
yecto. Carlos Hamann, lna Hoxha y Krystof Monasterski
actuaron como ayudantes de investigación. Por último, le
estoy agradecido a mi equipo de ingeniosas agentes litera- Principios y prudencia
rias de lnternational Creative Management, Esther New-
berg, Christine Bauch, Betsy Robbins, Margaret Halton y
Liz lveson, por ayudar a hacer posible este libro. Durante los primeros cuatro años de presidencia de
George W. Bush, Estados Unidos fue atacado en su pro-
pio suelo por el grupo islamista radical AI-Qaeda, en el
atentado terrorista más terrible de la historia. La admi-
nistración Bush respondió a aquel hecho sin precedentes
con nuevas políticas, drásticas y contundentes. Para em-
pezar, creó un organismo federal completamente nuevo,
el Departamento de Seguridad de la Patria (Department
of Homeland Security), y consiguió la aprobación en
el Congreso de la Patriot Act (Ley Patriótica), diseñada
para conceder a los cuerpos de seguridad nacionales ma-
yores poderes en su actuación contra posibles terroris-
tas. En segundo lugar, invadió el lejano Afganistán, un
país sin salida al mar, y depuso al régimen talibán que
había cobijado a AI-Qaeda. Su tercera acción fue anun-
ciar una nueva doctrina estratégica de acción anticipato-
ria -en realidad, una doctrina de guerra preventiva-
que llevaría la lucha hasta el enemigo, en lugar de confiar
en la disuasión y la contención, pilares de la política de la
guerra fría. Por último, invadió Irak y derrocó el régi-
men de Saddam Hussein con el argumento de que éste

-14- -15-
poseía o estaba planeando adquirir armas de destrucción verse
. obligada
. a combatir una prolongada y recalcitrante
masiva (ADM). InsurgenCIa.
Las dos primeras iniciativas fueron respuestas inelu- Los intelectuales neoconservadores, en los años que
dibles a los atentados del 11 de septiembre, reclamadas pasaron fuera del poder, antes de las elecciones de 2000,
por miembros de ambos partidos políticos y apoyadas habían propuesto un programa de política exterior que in-
por una abrumadora mayoría del pueblo estadounidense. corporaba conceptos como el cambio de regímenes, la he-
Si bien algunos han criticado ciertos aspectos de la Ley gemonía benevolente, la unipolaridad, la anticipación y el
Patriótica por vulnerar en exceso las libertades individua- excepcionalismo estadounidense, que llegaron a ser señas
les, cuesta imaginarse que el país persistiera en su displi- de identidad de la política exterior de la administración
cente enfoque de la seguridad nacional tras los atentados Bush. Muchos neoconservadores fueron firmes valedores
contra el World Trade Center y el Pentágono. públicos de la guerra y defendieron el desplazamiento de la
Sin embargo, las últimas dos iniciativas -el anuncio de atención de Al-Qaeda a Irak. Además, la administración
una amplia doctrina de anticipación y la invasión de Irak- Bush ha dejado un testimonio doctrinal relativamente rico
no eran respuestas obvias al 11-S.Había una serie de argu- de sus ideas sobre alta estrategia, en forma de discursos y
mentos para justificar ambas decisiones. Lo que las hizo declaraciones de intenciones, como las alocuciones del pre-
especialmente polémicas, no obstante, fueron el énfasis casi sidente al asumir el cargo o el discurso sobre el Estado de la
obsesivo que la administración Bush dedicó al cambio de Nación, sus declaraciones en West Point y el American
régimen en Irak y la afirmación implícita de que Washing- Enterprise Institute en enero de 2002 y febrero de 2003, así
ton no sólo tenía el derecho sino también el deber de ocu- como la National Security Strategy of the United States,
parse de aquel problema. Varios cargos de la Administra- publicada en septiembre de 2002. Esas tomas oficiales de
ción, empezando por el propio presidente, dejaron claro posición son coherentes con lo sostenido por los neocon-
que Estados Unidos actuaría contra Saddam con indepen- servadores ajenos a la Administración; tanto es así, que en
dencia de la opinión de sus aliados. Era evidente que la de- el caso del segundo discurso de toma de posesión hubo
cisión ya había sido tomada en el verano de 2002, antes del gente de fuera que directamente aportó ideas. Con estos
regreso a Irak de los inspectores de la ONU o el debate antecedentes, no es de extrañar que muchos observadores
formal del Consejo de Seguridad.l Aunque Estados Uni- opinaran que la impronta de los neoconservadores en la
dos manifestó que se alegraría de recibir el apoyo del Con- administración Bush era decisiva.
sejo de Seguridad, no se sentía en modo alguno limitado Sin embargo, por más que haya motivos para asociar
por lo que pensaran sus aliados o la comunidad internacio- el neoconservadurismo con las políticas del primer man-
nal en general. La administración Bush esperaba una gue- dato de Bush, un hilo conductor de este libro será la fre-
rra corta y una transición rápida y relativamente indolora cuencia con que se exagera esa conexión a la vez que se
allrak pos-Saddam. Prestó poca atención a los requisitos pasa por alto una realidad más compleja. Mientras no haya
de la reconstrucción de posguerra y se llevó una sorpresa al memorias escritas y los historiadores del futuro no hayan

-16- -17-
hecho su trabajo, no sabremos hasta qué punto las figuras rían que la democracia es importante, mientras que los par-
clave del Gobierno actuaron movidas por ideas más am- tidarios de Naciones Unidas reconocerían las limitacio-
plias o, en cambio, se limitaron a ir improvisando sobre la nes y carencias de esa organización. En consecuencia, cabe
marcha en respuesta a unos acontecimientos en rápida pensar que los fallos de la administración Bush fueron me-
sucesión. Los altos cargos más partidarios de la guerra -el ros errores de juicio prudencial o puesta en práctica de po-
secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y el vicepresi- líticas, más que reflejo de principios subyacentes.
dente, Dick Cheney- no eran conocidos como neocon- Sin embargo, el problema no es tan sencillo. Las ideas
servadores antes de su paso por el Gobierno, y a estas al- abstractas se interpretaron de ciertos modos característi-
turas desconocemos el origen de sus opiniones. cos que quizá se ajustan más a mentalidades o visiones del
Más importante todavía: aun si las ideas fueron el mo- mundo que a posturas basadas en principios. Las decisio-
tor de la política, las que propugnaban los neoconservado- nes prudenciales que derivaron de esas mentalidades es-
res eran a su vez complejas y susceptibles de distintas inter- taban sesgadas en ciertas direcciones constantes que las
pretaciones. La política exterior, en particular, no derivaba convertían, cuando se demostraban equivocadas, en más
ineludiblemente de las opiniones sostenidas por anteriores que meros errores de juicio individuales. Hubo tres ám-
generaciones neoconservadoras. El legado neoconserva- bitos principales de juicio sesgado que condujeron a erro-
dor es complejo y variado, y remonta sus raíces a princi- res de política exterior por parte de la administración
pios de la década de 1940. Ha generado un cuerpo cohe- Bush en su primer mandato.
rente de ideas que han fundamentado una amplia gama de El primero fue la evaluación de las amenazas. La Admi-
decisiones políticas nacionales y exteriores. nistración sobreestimó, o quizá sea más correcto decir que
Cuatro principios o hilos comunes vertebraron gran tergiversó, la amenaza que el islamismo radical suponía
parte de este pensamiento hasta el final de la guerra fría: la para Estados Unidos. Aunque es cierto que se presentaba
preocupación por la democracia, los derechos humanos la nueva y ominosa posibilidad de unos terroristas impo-
y, en un plano más general, la política interna de los Esta- sibles de disuadir y equipados con armas de destrucción
dos, la fe en que el poder de Estados U nidos podía usar- masiva, la Administración combinó erróneamente ese fe-
se con fines morales, el escepticismo acerca de la capaci- nómeno con la amenaza supuesta por Irak y el problema
dad del derecho y las instituciones internacionales para más general de la proliferación nuclear y los Estados «cana-
resolver los problemas de seguridad graves y, por último, llas». Ese error de juicio se basó en parte en el clamoroso
la opinión de que la ingeniería social ambiciosa a menudo fracaso de nuestros servicios de inteligencia en la correcta
conduce a consecuencias inesperadas y con frecuencia evaluación del estado del programa iraquí de ADM antes
resulta contraproducente. de la guerra. Sin embargo, la opinión que esos servicios
Enunciados de este modo abstracto, la mayoría de los tenían de la amenaza terrorista/ ADM nunca fue ni por
estadounidenses encontraría poco que objetar a esos prin- asomo tan alarmista como la de la propia Administración.
cipios: Henry Kissinger y sus discípulos realistas no nega- Después, la exageración de esa amenaza justificó la eleva-

-18- -19-
ción de la guerra preventiva a pilar de una nueva estrategia teralismo y hegemonía benevolente tal como los ha llevado
de seguridad. La Administración sostenía que el ll-S había a la práctica la administración Bush. En lugar de acometer
vuelto necesaria la guerra preventiva como medio para lle- la inviable tarea de reclamar el significado del término, me
var el combate al enemigo, pero ese argumento requería parece mejor abandonar la etiqueta y articular una postura
identificar correctamente al auténtico enemigo. sobre política exterior completamente distinta.
Además, la administración Bush fue incapaz de prever El neoconservadurismo es uno de los cuatro enfoques
la virulenta reacción global a su ejercicio de «hegemonía de la política exterior estadounidense que existen en la ac-
benevolente». El equipo de Gobierno llegó al poder con tualidad. Además de los neoconservadores, están los «rea-
un fuerte condicionamiento ideológico en contra de Na- listas» fielesa la tradición de Henry Kissinger,que respetan
ciones Unidas y otros organismos mundiales, como el el poder y tienden a restar importancia a la naturaleza inter-
Tribunal Penal Internacional. Sus altos cargos no com- na de los demás regímenes y los problemas de derechos
prendieron que remaban contra una fuerte corriente su- humanos; los internacionalistas liberales, que esperan tras-
mergida de antiamericanismo, que su aparente desdén cender por completo la política del poder y alcanzar un or-
por la mayoría de las formas de cooperación internacio- den internacional basado en el derecho y lasinstituciones; y,
nal exacerbaría enormemente. El surgimiento de un mun- por último, lo que Walter Russell Mead calificade naciona-
do unipolar tras la guerra fría había convertido el alcance listas «jacksonianos», que adoptan una perspectiva de los
de la hegemonía norteamericana, como se demostró, en intereses nacionales estrecha y basada en la seguridad, des-
fuente de inquietud hasta para sus aliados más estrechos. confían del multilateralismo y en sus manifestaciones más
Por último, la administración Bush fue incapaz de extremas tienden al nativismo y el aislacionismo.2La guerra
prever los requisitos necesarios para la pacificación y re- de Irak ha propiciado una alianza de neoconservadores y
construcción de Irak, e hizo gala de un optimismo des- nacionalistas jacksonianos, quienes por diferentes motivos
medido al evaluar la facilidad con que podía llevarse a aceptaban la lógica del cambio de régimen en Bagdad. Mar-
buen puerto la ingeniería social a gran escala no sólo en ginaron a los realistas del Partido Republicano como Brent
aquel país, sino en todo Oriente Medio. Aquello no po- Scowcroft y James Baker, que habían ocupado cargos en la
día ser el fracaso de un principio subyacente, puesto que administración de George Bush padre y se mostraban es-
un hilo conductor del neoconservadurismo, como se ha cépticos acerca de la justificación de la guerra.
señalado, había sido el escepticismo sobre las perspecti- A medida que la operación Libertad para Irak degene-
vas de la ingeniería social. Se diría más bien que los defen- raba de liberación triunfante en una ocupación estancada
sores de la guerra, llevados por el entusiasmo de su apoyo y una guerra de guerrillas, los neoconservadores pasaron
a la invasión, habían olvidado sus principios. a la defensiva y los realistas empezaron a ganar terreno.
Sean cuales sean sus complejas raíces, hoy en día el Los primeros recuperaron posiciones tras las elecciones
neo conservadurismo se vincula de manera inevitable a iraquíes del 30 de enero de 2005, pero volvieron a perder-
conceptos como prevención, cambio de regímenes, unila- las cuando la insurgencia continuó. Sin.duda habrá más

-20- -21-
altibajos que alteren el equilibrio entre ambas faccio- geniería social ambiciosa es muy difícil y siempre debería
nes a medida que las congecuencias de la guerra se vayan abordarse con cautela y humildad. Lo que necesitamos, en
desarrollando. El problema es que ninguna de esas postu- otras palabras, es un wilsonismo más realista que encaje
ras -neoconservadurismo, realismo, nacionalismo jack- mejor los medios y los fines al tratar con otras sociedades.
soniano o internacionalismo liberal- define con propie- El wilsonismo realista difiere del realismo clásico al to-
dad el acercamiento al mundo que Estados Unidos debe marse en serio como objeto de la política exterior lo que
adoptar tras el 11-Sy la invasión de Irak. Las posturas rea- sucede en el seno de otros países. Decir que la construcción
lista y neoconservadora, en particular, se definieron en de naciones o el fomento de la democracia es difícil no es
parte por mutua oposición durante la guerra fría, pero decir que sea imposible o deba evitarse escrupulosamente.
ambas resultan inadecuadas para el mundo del siglo XXI. En verdad, los Estados débiles o fallidos son una de las
Este mundo se caracteriza por la hegemonía estadouni- mayores fuentes de desorden global, y resulta sencillamen-
dense y una reacción global antiamericana, acompañada te imposible, por motivos relacionados tanto con la seguri-
por variedades embrionarias de equilibrio «blando», por dad como con la moral, que la única superpotencia del
un desplazamiento dellocus de la acción, de los Estados- mundo se desentienda de ellos. Ni los realistas ni los neo-
nación a agentes no estatales y otras fuerzas transnacio- conservadores han prestado suficiente atención alproblema
nales, por una concomitante desintegración de la sobera- del desarrollo a lo largo de los años, como tampoco se han
nía como principio normativo y también como realidad centrado en zonas del mundo como África y Latinoaméri-
empírica y, finalmente, por el surgimiento de una serie de ca, donde el desarrollo es más problemático (salvo cuando
Estados débiles y fallidos que son la fuente de la mayoría algún país de esas regiones se convertía en una amenaza
de los problemas globales. para la seguridad, por supuesto).
A la luz de ese entorno exterior emergente, Estados El wilsonismo realista difiere del neoconservadurismo
Unidos necesita definir un enfoque de la política exterior y el nacionalismo jacksoniano en la medida en que se toma
que ninguna de las posturas existentes comprende. Ese en- en serio las instituciones internacionales. No queremos
foque empieza por ciertas premisas neoconservadoras: en sustituir la soberanía nacional por organizaciones interna-
primer lugar, que la política estadounidense y en general la cionales impotentes; Naciones Unidas no es ni será nunca
comunidad internacional deben interesarse por lo que su- una sede eficaz y legítima de gobernación global. Por otro
cede en el seno de otros países, no sólo por su comporta- lado, en la actualidad no disponemos de un conjunto ade-
miento externo como querrían los realistas; en segundo cuado (es decir, que esté a la altura de la intensa interpene-
lugar, que el poder -y de manera específica el estadouni- tración económica y social que denominamos globaliza-
dense- a menudo es necesario para llevar a la práctica ob- ción) de mecanismos horizontales de rendición de cuentas
jetivos morales. También bebe de un principio neoconser- entre las chimeneas verticales que llamamos Estados. El
vador que los neoconservadores parecen haber olvidado Estado conserva una función crucial que ningún agente
en la campaña previa a la guerra de Irak: a saber, que la in- transnacional puede sustituir: ser la única fuente de poder

-22- -23-
capaz de imponer el imperio de la ley. Sin embargo, para
que ese poder sea efectivo debe considerarse legítimo, y la
legitimidad duradera exige un grado de institucionaliza-
ción supranacional mucho mayor del que existe en la ac-
tualidad. Poco a poco está cobrando vida un mundo mul-
tiinstitucional que satisfará esas necesidades, pero todavía
no hemos llegado a él, y ninguna de las escuelas de política
exterior existentes ofrece una orientación adecuada para 2
encammarnos.
Este libro sugiere un modo diferente para que Estados El legado neoconservador
Unidos se relacione con el mundo, uno que no es ni neo-
11 conservador ni realista, ni jacksoniano ni liberal-inter-
nacionalista. Intenta definir un sistema más realista para Antes y después de la guerra de Irak se han vertido
que nuestro país fomente el desarrollo político y econó- ríos de tinta sobre los neoconservadores y su supuesto
mico sin recurrir a la guerra anticipatoria, y explora un secuestro de la administración Bush. La historia posee
programa de multilateralismos apropiados para el mun- una fascinación inagotable porque parece abrir una clave
do real de la globalización. de lectura conspiradora para entender el comportamien-
to del Gobierno. Elizabeth Drew explicó en The New
York Review of Books que «los neoconservadores [...]
son en gran medida responsables de habernos metido en
la guerra contra Irak». Se hizo eco de la idea el candidato
presidencial demócrata, Howard Dean, durante la cam-
paña de 2004, cuando acusó a la administración Bush de
estar secuestrada por los neoconservadores. Muchos co-
mentaristas señalaron que varios defensores destacados
de la guerra de Irak, como Paul Wolfowitz, Douglas Feith
y Richard Perle, eran judíos, y sostuvieron que el fin úl-
timo de la iniciativa iraquí era lograr un Oriente Medio
seguro para Israel. Una línea argumental distinta culpa-
ba de la guerra de Irak al ala straussiana del movimiento
neo conservador, acusando a Leo Strauss de ser «un pala-
dín de la "mentira noble", la idea de que constituye prác-
ticamente un deber. mentir a las masas porque sólo una

-24- -25-
reducida elite posee aptitud intelectual para conocer la Quienes sostienen que el neoconservadurismo no exis-
verdad».1 te señalan que no hay una «doctrina» neoconservadora es-
A la vista de los hechos, gran parte de esa literatura es tablecida como sería, por ejemplo, la del marxismo-leni-
falsa, fruto de la mala fe y una distorsión deliberada de la nismo, y recogen los desacuerdos y contradicciones que se
actuación de la administración Bush y sus partidarios. Si observan entre quienes se proclaman neo conservadores.
hiciéramos caso a muchas de esas afirmaciones, se diría Todo eso es cierto, pero el hecho de que el neoconservadu-
que el neoconservadurismo era una espora alienígena que rismo no sea monolítico no significa que carezca de un
núcleo de ideas coherentes. Se trata más bien de una con-
llegó flotando del espacio exterior para infectar al cuerpo
político estadounidense. Tal vez no sea de extrañar que fluencia de corrientes intelectuales que ha dado como re-
algunos neoconservadores hayan contraatacado diciendo sultado zonas de ambigüedad o desacuerdo entre sus par-
tidarios.
que, en boca de quienes los critican, «neoconservador» es
sinónimo de «judío», ya que la suerte de secuestro del
gobierno del que los acusan guarda demasiadas similitu-
LAS RAíCES DEL NEOCONSERVADURISMO
des con el tipo de conspiraciones achacadas a los judíos
en la historia del antisemitismo. El feroz ataque que si-
guió a la guerra de Irak ha llevado a otros exponentes del Hasta la fecha se han publicado varias crónicas gene-
movimiento a negar que exista siquiera el neoconserva- rales del neoconservadurismo que ofrecen información
durismo, o que tenga cualquier relación particular con las sobre sus orígenes intelectuales. Como se ha mencio-
políticas de la Administración.2 nado, Kristol y Podhoretz han escrito sus propias his-
La realidad es que los principios clavedel neoconserva- torias oficiales sobre cómo llegaron a convertirse en
durismo, tal como se han desarrollado desde mediados del neoconservadores. Es probable que la obra más equili-
siglo XXhasta el presente, están profundamente arraigados brada escrita por un no neoconservador sea La América
en un elenco de tradiciones estadounidenses. El neocon- mesiánica (2004), de los periodistas franceses Alain Fra-
servadurismo, un conjunto coherente de ideas, argumen- chon y Daniel Vernet. En inglés, James Mann ofrece
tos y conclusiones basados en la experiencia, debería juz- el trasfondo personal del vicesecretario de Defensa, Paul
garse por sus propios méritos, no con arreglo a la identidad Wolfowitz, en su Rise of the Vulcans (2004). Murray
Friedman ha escrito una historia detallada de las raí-
étnica o religiosa de quienes abrazan esas ideas. Tampoco
tiene sentido negar que exista ese movimiento cuando dos ces intelectuales específicamente judías del pensamiento
de sus padrinos, lrving Kristol y Norman Podhoretz, es- neoconservador. También existe, por supuesto, un sin-
cribieron ensayos mucho antes de la guerra de lrak sobre fín de críticas inexactas, hostiles y marcadamente distor-
sionadas.4
lo que era el neoconservadurismo y exploraron los ámbi-
tos de acuerdo y desacuerdo entre las diversas personas que
se identificaban como neoconservadoras.3

-26- -27-
El City College decir tiene, comunista, pero en aquel período de frente
popular seguido por el pacto Hitler-Stalin, seguido a su
Las raíces del neoconservadurismo se remontan a un vez por el regreso al frente popular tras la invasión alema-
notable grupo de intelectuales mayormente judíos que na de la Unión Soviética, los trotskistas entendían mejor
asistieron al City College de Nueva York (CCNY) desde que la mayoría el absoluto cinismo y brutalidad del régi-
mediados de los años treinta hasta principios de los cua- men estalinista. Esa brutalidad llevó a Stalin a ordenar el
renta. Este grupo incluía a Irving Kristol, Daniel Bell,Irving asesinato de Trotski en Ciudad de México en 1940.
Howe, Seymour Martin Lipset, Philip Selznick, Nathan El anticomunismo de la izquierda desencantada difie-
Glazer y, un poco más tarde, Daniel Patrick Moynihan. re bastante del de la derecha tradicional estadounidense.
Su historia se ha relatado en diversos medios, entre los Ésta se oponía al comunismo porque era ateo, subordi-
que destaca un documental de Public Broadcasting y el nado a una potencia extranjera hostil y contrario al libre
libro Arguing the World (2001), de Joseph Dorman.~ To- mercado. La izquierda anticomunista, en cambio, simpa-
dos esos personajes procedían de entorno s de clase obre- tizaba con las metas sociales y económicas del comunis-
ra e inmigrante y asistieron al CCNY porque las institu- mo, pero en el transcurso de los años treinta y cuarenta
ciones de elite como Columbia y Harvard les estaban en llegó a comprender que el «socialismo real existente» se
gran medida vedadas. Aquel período, como el de hoy, se había convertido en una monstruosidad que socavaba
caracterizó por una intensa crisis en la política mundial, y por completo los objetivos idealistas que enarbolaba co-
el grupo del CCNY estaba completamente politizado y mo bandera. El peligro de las buenas intenciones llevadas
comprometido con las ideas de izquierdas. La historia del a sus extremos fue un tema que subyacería a la obra de
reservado 1 de la cafetería del CCNY, trotskista, y el re- muchos miembros del grupo a lo largo de la siguiente ge-
servado 2, estalinista, y de los iniciales coqueteos de Ir- neración.
ving Kristol con el primero a estas alturas ya es sobrada- Si bien la casi totalidad del grupo del CCNY había
mente conocida. dejado de ser marxista cuando llegó la Segunda Guerra
Aun así, la herencia más importante del grupo del Mundial, el momento y el alcance de su desplazamiento
CCNY fue un profundo anticomunismo y un desagrado hacia la derecha presenta variaciones: Irving Kristol fue el
casi equivalente hacia los liberales que simpatizaban con el que dio el salto más largo, y Irving Howe el más corto;
comunismo sin ver los males que representaba. Compren- Bell, Glazer, Lipset y Moynihan acabaron en algún pun-
der la génesis de este anticomunismo liberal es crucial para to intermedio. El paso a la derecha era casi inevitable, no
entender los orígenes del neoconservadurismo y la oposi- sólo por las revelaciones sobre la naturaleza del terror
ción a la ingeniería social utópica, que es el hilo conductor comunista que poco a poco se filtraban desde la Unión
más duradero del movimiento. Soviética, sino también porque el capitalista Estados Uni-
No es casual que muchos miembros del grupo del dos intervino contra la Alemania nazi y desempeñó un
CCNY empezaran como trotskistas. Trotski era, ni que papel crucial para su derrota y la de Japón. Fue el ejerci-

-28- -29-
cio de un poder estadounidense en apariencia ilimitado, Gran Sociedad de Lyndon Johnson. Figuras como Bell,
pues, el que produjo lo que todos consideraron un desen- Glazer y Lipset, a esas alturas instaladas en las universida-
lace perfectamente moral de la guerra. des, se encontraron enfrentadas a una nueva generación de
La enrarecida vida intelectual de Nueva York a finales estudiantes radicales que, además de apoyar un programa
de los cuarenta y principios de los cincuenta giraba alrede- social progresista por el que sus enseñantes profesaban va-
dor de revistas como Partisan Review y Commentary, y el gas simpatías, atacaban la propia universidad como sierva
debate tenía como telón de fondo una guerra fría cada vez del capitalismo y el imperialismo estadounidenses.
más áspera y el macartismo, que con el tiempo ocasionaron La primera batalla formativa que configuró el neocon-
más deserciones de la izquierda que fueron a engrosar las servadurismo fue la lucha con los estalinistas de los años
filas de los neoconservadores. Norman Podhoretz ha do- treinta y cuarenta; la segunda fue la Nueva Izquierda y la
cumentado con pelos y señales su propia travesía hacia la contracultura que generó en la década de 1960.Esta segun-
derecha, y bajo su dirección se desplazó también Com- da batalla tuvo dimensiones políticas tanto nacionales como
mentary, hasta convertirse en la publicación emblemática en el extranjero. La oposición a la guerra de Vietnam engen-
de lo que sería el pensamiento neoconservador.6 dró una generación de izquierdistas estadounidenses que
simpatizaban con los regímenes comunistas o marxistas de
La Habana, Hanoi, Pekín y Managua; también condujo a un
The Public Interest ambicioso programa nacional que pretendía emular los Es-
tados del bienestar europeos y abordar muchas de lascausas
Existe una considerable continuidad entre el anticomu- subyacentes a la desigualdad social.
nismo del grupo del CCNY y la segunda corriente impor- Kristol y Bell fundaron The Public Interest precisa-
tante de pensamiento neoconservador, que surgió de la mente para aportar una mirada crítica, aunque a menudo
publicación The Public Interest, fundada en 1965 por Ir- comprensiva, sobre la parte nacional del programa. La re-
ving Kristol y Daniel Bell (al que pronto reemplazaría vista se convirtió en hogar de una generación de académi-
como codirector Nathan Glazer). La política estadouni- cos, investigadores sociales e intelectuales de comités de
dense experimentó una drástica transición hacia finales de asesoramiento entre los que se contaban Glazer, Moyni-
los sesenta: a resultas del movimiento a favor de los dere- han, James Q. Wilson, Glenn Loury, Charles Murray y
chos civiles y la guerra de Vietnam, la vieja izquierda co- Stephan y Abigail Thernstrom. Estos pensadores elabora-
munista y compañera de viaje de los años treinta sevio sus- ron una crítica de los programas de la Gran Sociedad que
tituida, al menos de momento, por la Nueva Izquierda de puso los cimientos intelectuales de la posterior transición
Tom Hayden y los Estudiantes por una Sociedad Demo- hacia la derecha en política social de los años ochenta y
crática. También fue el período del renacimiento de la inge- noventa.
niería social a gran escala por parte del Gobierno nortea- Si existe un tema de fondo en las críticas a la política
mericano, con la Guerra a la Pobreza y los programas de la interior publicadas en The Public Interest, ése es los lími-

-30- -31-
tes de la ingeniería social. Los esfuerzos ambiciosos por jos en la cultura y estructura familiar y no podía resolverse
buscar la justicia social, sostenían, a menudo dejaban a las por medio de incentivos que pasaran por alto el hábito so-
sociedades peor que antes, porque o bien requerían una cial. El informe de Moynihan fue sumamente polémico y
profunda intervención estatal que alteraba las relaciones condujo a un debate tempestuoso y trascendental sobre la
sociales orgánicas (por ejemplo, el desplazamiento diario «cultura de la pobreza». La crítica de Moynihan fue amplia-
obligatorio de escolares para fomentar la integración ra- da por Charles Murray, quien señaló las consecuencias im-
cial) o bien producían consecuencias imprevistas (como previstas de programas de bienestar como la Ayuda a Fami-
el aumento de familias monoparentales como resultado lias con Niños Dependientes (AFDC), que fomentaba los
de las ayudas económicas). Existía pues un nexo directo nacimientos fuera del matrimonio y contribuía a la cultu-
entre la crítica a la política interior estadounidense y el ra de la pobreza.8 Esta crítica a la AFDC condujo en últi-
anterior anticomunismo del grupo del CCNY: tanto los ma instancia a su abolición por la Ley de Acompañamiento
liberales americanos como los comunistas soviéticos per- de Responsabilidad Personal y Oportunidades Laborales
seguían fines nobles pero tiraban piedras contra su tejado (1996),propuesta por el Congreso Republicano y firmada
al no reconocer los límites del voluntarismo político. por el presidente Bill Clinton.
Abundan los ejemplos de esta línea de análisis. Na- The Public Interest analizaba exclusivamente la políti-
than Glazer describió las consecuencias negativas de la ca nacional. Irving Kristol dio un paso más al fundar una
discriminación positiva, que estigmatizaba a sus preten- publicación paralela de política exterior, The National In-
didos beneficiarios y establecía incentivos retorcidos para terest, que, bajo la batuta de su director fúndador, Owen
el avance social. James Q. Wilson, en sus exhaustivos es- Harries, dio cabida a una gran diversidad de opiniones, la
critos sobre la delincuencia, sostuvo que era una insensa- mayoría a la derecha del centro, sobre la actuación interna-
tez creer que la política social pudiera llegar a las supues- cional de Estados Unidos. La crítica a la política interior
tas causas originarias de la delincuencia, como la pobreza iniciada por The Public Interest a la larga tendría conse-
y el racismo, y que una política de lucha contra el crimen cuencias para la política exterior, pero la conexión no era
sensata tenía que pasar por mitigar los síntomas a corto directa, y muchos neo conservadores no llegaron a reali-
plazo. Su famoso artículo «Broken Windows» (<<Venta- zarla. Los orígenes más próximos de la política exterior
nas rotas», escrito con George Kelling) sostenía que los neoconservadora se encuentran en otra parte.
departamentos de policía debían centrarse en temas me-
nores de orden social además de en los grandes delitos;
tuvo el destacable efecto de convencer a Nueva York de Leo Strauss
que limpiara de grafitis sus vagones de metro.7
Daniel Patrick Moynihan quizá sea más famoso por su Se han escrito más desatinos sobre Leo Strauss y la gue-
estudio de 1965, The Negro Pamily (<<Lafamilia negra»), rra de Irak que sobre casi cualquier otro tema. Mark Lilla
donde sostenía que la pobreza negra tenía orígenes comple- publicó una larga e informativa semblanza de Strauss y lo

-32- -33-
ha defendido con habilidad de las irresponsables acusacio- La respuesta de Strauss al relativismo de su época fue
nes vertidas por Anne Norton, Shadia Drury, Lyndon La- buscar el redescubrimiento de modos de pensamiento fi-
Rouche y demás, según los cuales Strauss postulaba una losóficos premodernos mediante una lectura atenta de los
secreta enseñanza antidemocrática o fomentaba que los antiguos pensadores y, en especial, suscitar aprecio por el
funcionarios públicos mintiesen.9 Entre los motivos por esfuerzo de los filósofos políticos clásicos para encontrar
los que es ridículo pensar que Strauss ejerciera influencia una explicación racional a la naturaleza y comprender su
en la política exterior de la administración Bush se cuenta relación con la vida política. El grueso de sus escritos no
el hecho de que ningún straussiano ocupaba un cargo de consiste, pues, en tratados de doctrina, sino en ensayos
Gobierno en los momentos previos a la guerra de lrak. Sile interpretativos más bien largos y densos sobre Platón,
pidieran a Dick Cheney, Donald Rumsfeld o el propio Tucídides, Alfarabi, Maimónides, Maquiavelo, Hobbes
presidente Bush que explicasequién era Leo Strauss, la res- y otros filósofos. Strauss no produjo doctrina en el senti-
puesta más probable sería una cara de circunstancias. do de Marx y Lenin, y es muy dificultoso extraer de sus
La idea de la influencia straussiana ganó peso sólo por- escritos alguna cosa semejante a un análisis de política
que Paul Wolfowitz, vicesecretario de Defensa, estudió práctica.
durante una breve temporada con Strauss y Allan Bloom, Strauss, por supuesto, sí tenía opiniones políticas: pre-
que a su vez era pupilo de Strauss. Sin embargo, Wolfowitz fería con rotundidad la democracia liberal al comunismo
nunca se consideró un protegido de Strauss, y en sus ideas o el fascismo, sentía una gran admiración por Winston
de política exterior ejercieron una influencia mucho mayor Churchill por plantar cara a esas ideologías totalitarias y le
otros profesores, en particular Albert Wohlstetter. preocupaba que la crisis filosófica de la modernidad pudie-
Leo Strauss era un politólogo alemán judío que estudió ra socavar la confianza en sí mismo de Occidente. Sin em-
con Ernst Cassirer y, huyendo de los nazis, emigró a Esta- bargo, lo que impartió a sus estudiantes no fue un conjun-
dos Unidos en la década de 1930, donde dio clases, princi- to de directivas de política práctica, sino más bien el deseo
palmente en la Universidad de Chicago, hasta poco antes de tomarse en serio y comprender la tradición filosófica
de su muerte, en 1973.Gran parte de su obra puede enten- occidental.
derse como una respuesta a Nietzsche y Heidegger, que Mark Lilla sostiene que, si bien Strauss era profunda-
habían socavado desde dentro la tradición racionalista oc- mente filosófico y fue con mucho cuidado para evitar la
cidental y despojado a la modernidad de todo fundamen- politización de sus ideas, sus estudiantes de segunda, ter-
to filosófico profundo para sus creencias e instituciones. cera y enésima generación empezaron a tomarse sus ense-
Además, anduvo toda su vida a vueltas con el «problema ñanzas no como una invitación a la crítica constructiva,
teológico-político» de que la revelación divina y las afir- sino como un catequismo. Según Lilla, empezaron a po-
maciones suprapolíticas sobre la naturaleza de la vida co- litizar las ideas de Strauss y a asociadas a fórmulas con-
rrecta no podían ser desterradas de la filosofía política tan temporáneas de política práctica. Dos de esos estudiantes
fácilmente como la Ilustración europea había creído. desempeñaron un papel clave en esta transición, Harry

-34- -35-
Jaffa de Claremont y el difunto Allan Bloom, quienes fo- ante el asalto a la universidad que se produjo en los años
mentaron respectivamente lo que Lilla denomina las alas sesenta. A Bloom le interesaban más las ideas filosóficasy la
«Sousa» y «wagneriana» del straussismo. Jaffa, amparán- educación liberal que la política; negaba abiertamente ser
dose ante todo en la referencia de Jefferson al derecho un conservador de alguna clase.
natural en la Declaración de Independencia, asoció el ré- Como ya he mencionado, los progenitores del movi-
gimen estadounidense a la tradición clásica de la ley natu- miento neoconservador, como Daniel Belly Nathan Glazer,
ral. Sus estudiantes tendían a ver Estados U nidos como la también se encontraron en el bando conservador contra la
apoteosis de la tradición filosófica originada en Platón y Nueva Izquierda y el radicalismo estudiantil de esos años.
Aristóteles, fusionando de esa manera las inquietudes fi- Lo que Bloom más tarde aportaría y ellos no supieron ar-
losóficas de Strauss y el nacionalismonorteamericano.10 ticular en su momento fue una comprensión más profunda
Por su parte, Bloom era mucho más pesimista acerca de de las fuentes de debilidad de la democracia liberal contem-
las consecuencias desintegradoras de la «crisisde la moder- poránea. La clase de pensadores filosóficos, como Isaiah
nidad», que él veía desarrollarse en la política y la sociedad Berlin y Karl Popper, que a menudo se sacaban a colación
estadounidenses. Su best sellerde 1987,El cierrede la mente para apoyar y defender una sociedad liberal y pluralista
humana, conectaba de manera directa y brillante el Recto- ni siquiera se acercaban al nivel de agudeza filosófica de
ratsrede de Heidegger con la crisis contemporánea de la Strauss. Así pues, tal vez no sea de extrañar que los influi-
universidad estadounidense, además de con el sexo, las dro- dos por Strauss, Jaffa o Bloom migrasen hacia los círculos
gas, la música y otras tendencias de la cultura popularY El neoconservadores durante los años ochenta.
libro tocaba una fibra sensible e identificaba un problema Una idea en concreto de las que se asocian a Strauss y
real. El relativismo cultural-la creencia de que la razón es el straussismo sí tiene relevancia en la política exterior de
incapaz de elevarsepor encima de los horizontes culturales la administración Bush: la de «régimen». El papel clave
heredados por la gente- se había instalado en la vida inte- del régimen en la vida política no procede de Strauss, sino
lectual de la época. Lo legitimaban en un nivel elevado pen- en última instancia de la lectura de Platón y Aristóteles,
sadores serios como Nietzsche y Heidegger, lo transmitían quienes disertan extensamente sobre la naturaleza de los
modas intelectuales como el posmodernismo o el decons- regímenes aristocráticos, monárquicos y democráticos y
truccionismo, y lo traducían a la práctica la antropología sus efectos en el carácter de los pueblos que viven bajo
cultural y otras vertientes del academicismo contemporá- ellos.
neo. Esas ideas hallaron terreno abonado en el igualitarismo Tanto Platón como Aristóteles entienden «régimen»
de la cultura política estadounidense, cuyos participantes no en el sentido moderno, como conjunto de institucio-
no querían que su «estilo de vida» fuese criticado. Además, nes formales visibles, sino como un modo de vida en el que
no cabe duda de que este tipo de relativismo fue una de las instituciones políticas formales y hábitos informales se in-
condiciones previas que incapacitó a tantos académicos y terrelacionan e influyen mutuamente y en todo momento.
administradores universitarios para defender sus ideales Un régimen democrático produce un tipo determinado de

-36- -37-
ciudadano, de ahí la célebre descripción que hace Sócrates, cias de sus ciudadanos. Y a su vez, esos hábitos informa-
en el libro 8 de la República, de un hombre democrático: les -las capas sociológicas y antropológicas de la vida
«Y así pasa todos los días de su vida -dije-, ya cediendo política- sostenían y posibilitaban las instituciones polí-
al deseo que le sale al paso, ya embriagado y tocando la ticas formales. Así pues, el régimen, entendido en su sen-
flauta, ya bebiendo agua y adelgazando; otras veces ha- tido más amplio, resultaba clave para comprender la vida
ciendo gimnasia; otras, ocioso y despreocupado de todo, y política.
en alguna ocasión aparentando dedicar su tiempo a la filo- Un tema que aparece en los escritos de Strauss y los de
sofía. Con frecuencia se entrega a la política y, saltando a la muchos estudiantes suyos es el papel de la política en la
tribuna, dice y hace lo que le viene a las mientes; y si en al- conformación de los regímenes. En Derecho natural e his-
gún caso siente envidia de unos militares, a la milicia va, y toria (1953),Strauss critica al pensador whig británico Ed-
si de unos banqueros, a la banca. Y no hay orden ni suje- mund Burke por sostener que los buenos órdenes políticos
ción en su vida, sino que, llamando agradable, libre y feliz suelen basarse en la sedimentación histórica de tradiciones,
a la que lleva, sigue con ella por encima de todo.»12 costumbres, valores y convenciones. Strauss, como Platón
Entre los pensadores políticos modernos, Alexis de y Aristóteles, creía que no podía desterrarse por completo
Tocqueville fue el que más se acercó a plasmar ese sentido de la vida política cierto debate sobre los fines de la vida en
antiguo del régimen. Cuando describió al estadounidense común, como pretendía el proyecto liberal moderno. Es
en La democracia en América, empezó por un análisis de más (por expresado en terminología no straussiana), lasins-
sus instituciones formales: la Constitución, el federalismo tituciones políticas formales desempeñaban un papel clave
y la naturaleza de las leyes en los diferentes estados. Sin a la hora de formar lasnormas y hábitos culturales informa-
embargo, lo que tenía el libro de Tocqueville de particular- les.Entre los straussianos se debate mucho sobre la «funda-
mente agudo eran sus observaciones sobre los hábitos, cos- ción» de los regímenes, aunque casi siempre en el contexto
tumbres y convenciones sociales del pueblo norteamerica- de casos históricos como Solón, Licurgo o los padres fun-
no: su propensión a la asociación voluntaria, la naturaleza dadores estadounidenses. Con respecto a estos últimos, casi
de su religiosidad, su moralismo, el desmedido orgullo por todos los straussianos, sean Sousa o wagnerianos, creen que
sus instituciones democráticas. Tocqueville, que provenía las instituciones políticas que los estadounidenses se otor-
de una familia aristocrática francesa, tenía una visión me- garon entre 1776Y1789configuraron de manera decisiva el
nos negativa que Sócrates de los efectos de la democra- carácter norteamericano. Esas instituciones, a su vez, no
cia sobre el carácter humano, pero, al igual que el griego, eran meras consolidaciones de un proceso consuetudinario
creía que los efectos de un régimen sobre el carácter son burkeano a largo plazo y de abajo arriba. En ocasiones se
fundamentales para entender su naturaleza. Tocqueville fundamentaban en debates racionales explícitos, como los
opinaba que el régimen estadounidense se basaba en una contenidos en los Papeles Federalistas, que a veces alcanza-
idea de la igualdad que definía sus instituciones políticas ban cotas de genuina reflexión filosófica.13Esta perspectiva
pero también impregnaba el comportamiento y las creen- del papel esencial de la política, dicho sea de paso, la com-

-38- -39-
partía Tocqueville, quien creía que la idea de igualdad po- papel fundamental del régimen tal como lo entendían
lítica arraigada en las instituciones estadounidenses expli- Strauss y sus seguidores? En parte sí y en parte no, de un
caba los posteriores hábitos y costumbres de los nortea- modo que ilustra cuán dificultoso es traducir ideas filosó-
mencanos. ficas en políticas reales.
Así pues, Strauss no era ni antipolítico ni antiestatista; La parte correcta de la suposición es que ciertos proble-
él, como Aristóteles, creía que los humanos eran políticos mas políticos sólo pueden resolverse mediante un cambio
por naturaleza y alcanzaban su plenitud sólo cuando parti- de régimen. Es decir, los regímenes constituyen y reflejan
cipaban en la vida de la ciudad. Por eso el ala straussiana del modos amplios de vida; aunque Sócrates no habla de políti-
movimiento neoconservador siempre ha tenido un proble- ca exterior, cuesta imaginarse que para él la naturaleza del
ma con los conservadores libertarios. Los libertarios en- régimen no afectara el comportamiento externo de una so-
tienden la libertad sólo en sentido negativo, en cuanto li- ciedad. Esa idea está implícita en las teorías contemporá-
bertad respecto del poder del Gobierno. En palabras de neas de las relaciones internacionales sobre la «paz demo-
Adam Wolfson: «Los libertarios acuden en defensa de toda crática»: los Estados-nación no son cajas negras o bolas
libertad concebible, salvo la de autogobernarse. [...] Para de billar que compiten indiferenciadamente por el poder,
los neoconservadores, el auténtico camino de la servidum- como pretenden los realistas; la política exterior refleja los
bre reside en los esfuerzos de los libertarios y las elites iz- valores de sus respectivas sociedades. Es probable que
quierdistas por imponer una política social antidemocráti- los regímenes que tratan a sus ciudadanos de manera injus-
ca siempre en nombre de la libertad. Sin embargo, la que se ta hagan lo mismo con los extranjeros. En consecuencia, los
garantiza es una libertad estrecha o privatizada. El resul- esfuerzos por cambiar el comportamiento de los regímenes
tado es que se pierde un interés activo y animado en los tiránicos o totalitarios por medio de recompensas o castigos
asuntos públicos. Todo está permitido salvo tener voz y externos siempre serán menos eficacesque cambiar la natu-
voto en la configuración del ethos público.»14Así, si bien raleza subyacente del régimen. Polonia, Hungría y Checos-
los straussianos y los neoconservadores en general mante- lovaquia fueron regímenes comunistas y miembros del
nían una alianza táctica con los conservadores tradiciona- Pacto de Varsovia hasta 1989; la amenaza que representa-
les y los libertarios en materias como la reforma del Estado ban para Europa occidental se conjuró en última instancia
del bienestar, entendían el problema de modo muy dife- no mediante acuerdos de control de armamento como las
rente. Ellos se centraban en los efectos corrosivos de las negociaciones sobre Fuerzas Convencionales en Europa,
ayudas sociales en el carácter de los pobres, no se oponían sino gracias a su transformación en democracias liberales.
por principio a la intervención estatal propiamente dicha. Hasta aquí, todo correcto: los cambios de régimen en
La administración Bush ha hecho del «cambio de ré- Afganistán e Irak son a fin de cuentas la mejor garantía de
gimen» el santo y seña de su política exterior, y ejercien- que no amenazarán a Estados Unidos o a sus vecinos como
do su fuerza militar ha depuesto regímenes en Afganistán hicieron los talibanes y Saddam Hussein. La comprensión
e Irak. ¿Emana ese tipo de política de la comprensión del que Strauss tenía del papel central de la política también ha-
-40- -41-
bría sugerido que un cambio de régimen exitoso a largo pla- estadounidense de ultramar -con la posible excepción de
zo ejercería un efecto positivo en los habitantes y las cos- Douglas MacArthur- han demostrado grandes aptitudes
tumbres de la sociedad. La tiranía de Saddam Hussein en- para esa clase de trabajo.15Se han limitado a exportar su
gendraba pasividad y fatalismo -por no hablar de crueldad experiencia americana a tierras extranjeras, en lugar de pro-
y violencia-, mientras que un Irak democrático presumi- yectar las instituciones a partir de los hábitos y experiencia
blemente fomentará una mayor independencia individual. de los pueblos locales. El straussismo no cree en la univer-
Sin embargo, un entendimiento correcto de la inter- salidad de la experiencia estadounidense; y ni Strauss ni
pretación straussiana del régimen también habría encen- ningún filósofo político antiguo creía que la democracia
dido las luces de alarma ante el empeño estadounidense fuese el régimen natural al que reverterían automáticamen-
te las sociedades una vez eliminada la dictadura.
de propiciar un cambio. Los regímenes, de acuerdo con
esta visión, no son meras instituciones formales y estruc- Tocqueville dice que la marcha de la igualdad es pro-
turas de autoridad; configuran y son configurados por las videncial y que la democracia está en el futuro de todas
sociedades. Las reglas no escritas por las que se rige la las personas.16 Sin embargo, existe una gran diferencia
gente, en función de la religión, el parentesco y la expe- entre la afirmación de una tendencia histórica, amplia y
riencia histórica compartida, también forman parte del secular hacia la democracia y la creencia de que puede
régimen. Por más que la filosofía política clásica sugiera establecerse una democracia estable en cualquier momen-
que la fundación de nuevos regímenes puede conducir a to y lugar. Tocqueville dedicó mucho tiempo a explicar
nuevos modos de vida, no dice que sean fáciles de fundar. por qué la democracia funcionaba mejor en Estados Uni-
Platón recalca la necesidad de algo parecido a una religión dos que en su Francia natal, basándose en la existencia de
cívica para convencer a las personas de que su orden po- lo que hoy en día llamamos «estructuras de apoyo» en los
lítico inmediato se fundamenta en el orden superior del ámbitos de la cultura y la práctica social. Así, una com-
cosmos. La idea queda sugerida tanto en la elaboración prensión straussiana de la importancia del régimen impli-
del mito de Er que hace Sócrates en el libro 10 de la Repú- caba tanto que el cambio de régimen era necesario para
blica como en el prolijo análisis de la religión en Las leyes. modificar ciertos comportamientos como que ese cambio
Si existe un motivo central en el escepticismo de Strauss era extremadamente difícil de conseguir.
hacia el proyecto moderno de la Ilustración, es la idea de
que la razón baste para establecer un orden político dura-
dero o la de que sea posible destedar de la política las afir-
Albert Wohlstetter
maciones irracional es de revelación.
Fundar un nuevo orden político es,por tanto, una tarea Leo Strauss no dijo prácticamente nada sobre política
difícil, más aún para quienes no están inmersos en los hábi- exterior, por mucho que sus estudiantes o los estudiantes
tos, convenciones y tradiciones del pueblo para el que le- de sus estudiantes hayan pretendido traducir sus ideas fi-
gislan. Históricamente, pocos administradores del imperio losóficas en políticas. No puede decirse lo mismo de Al-

-42- -43-
clamado su derecho garantizado por el TNP a producir
bert Wohlstetter, que fue profesor de Paul Wolfowitz,
Richard Perle, Zalmay Khalilzad y otras personas incor- uranio enriquecido para energía atómica civil, un proceso
que ofrece una excelente tapadera para un programa encu-
poradas o próximas a la administración Bush. bierto de armas nucleares.
Wholstetter era un lógico matemático que trabajó en
El tema de la proliferación nuclear estaba vinculado, en
la Rand Corporation en su época gloriosa de la década de
opinión de WoWstetter,al de la disuasión ampliada. Porque,
1950 y más tarde dio clases en la Universidad de Chicago.
Su carrera estuvo marcada por una inveterada preocupa- aunque podría concebirse un mundo con muchos Estados
nucleares y aun así estable gracias a la disuasión recíproca,
ción por dos asuntos principales. El primero era el pro-
blema de la disuasión ampliada. Wohlstetter se opuso a la eso sería imposible a menos que dichos Estados adquirieran
una capacidad segura de segundo ataque. Las fuerzas nu-
creencia, propugnada en los inicios de la guerra fría por
clearespequeñas y emergentes tendrían muchas más posibi-
estrategas como el general francés Pierre Galois, de que
una disuasión nuclear mínima constituiría una variedad lidades de propiciar inestabilidad al tentar a sus oponentes a
tomar medidas anticipatorias.
barata y eficaz de defensa nacional. Wohlstetter era más
conocido en los círculos políticos por su estudio para No está claro si Albert Wohlstetter llegó a considerar-
Rand sobre las bases de bombarderos (1954), en el cual se en algún momento neoconservador, pero él y sus est-
udiantes se fusionaron con el movimiento a causa de su
demostró que los bombarderos nucleares estadouniden-
ses de medio alcance apostados en torno a la periferia de sombrío enfoque de la amenaza supuesta por la Unión So-
la URSS eran vulnerables a un ataque preventivo. Contar viética. No aceptaba la opinión heredada de los sesenta
sin más con una disuasión nuclear no era suficiente: los y setenta de que la destrucción mutua asegurada bastaría
para disuadir a los soviéticos. Wohlstetter sostenía que la
países debían preocuparse por su vulnerabilidad ante la amenaza de exterminar a decenas o centenares de millones
hipótesis de una guerra nuclear. Aquel estudio estableció
de civiles era inmoral a la par que inverosímil. Señaló que,
el concepto de primer ataque/ segundo ataque que se con-
con laprecisión cada vez mayor de los misilesinterconti-
virtió en la piedra angular de la teoría de la disuasión du-
nentales y el despliegue de múltiples cabezas nucleares,
rante la guerra fría.!?
una guerra llamada de contrafuerza podría volverse con-
La segunda gran preocupación de Wohlstetter era la
cebible algún día, por ejemplo si los soviéticos lanzaban
proliferación nuclear. Le inspiraba escepticismo el modo
un primer ataque contra las bases estadounidenses que eli-
en que el régimen que se desarrolló a resultas del Tratado
de No Proliferación de 1968 (TNP) había consagrado el minara el grueso de sus fuerzas nucleares con base en tie-
rra y se reservaban las suficientes armas para disuadir de
derecho a la energía atómica civil a la vez que intentaba
evitar la difusión de las armas nucleares; los dos tipos de un contraataque sobre ciudades desde submarinos.
Aunque la mayor parte de las hipótesis de contrafuer-
tecnología, según él, eran imposibles de diferenciar de ma-
nera verificable. Muchos temores de Wohlstetter hallan za también acarrearía probablemente la muerte de millo-
nes de personas en ambos bandos, por culpa de la lluvia
justificación en el actual Oriente Medio, donde Irán ha re-

-44- -45-
radioactiva y demás efectos secundarios, una guerra como en preferencias específicas de política exterior. A través de
ésa resultaba al menos concebible, a diferencia de las guerras la influencia de Wohlstetter en personajes como Robert
de contravalor o aniquilación nuclear que tomaban como Bartley, el articulista de opinión de toda la vida del Wall
blanco a las ciudades. Wohlstetter afirmaba que la Unión StreetJ ournal, esas preferencias llegaron a definir la alter-
Soviética había aceptado bajas de esa magnitud con fines nativa de línea dura a Kissinger y la distensión, y se vie-
políticos en el pasado y que, por tanto, quizá no se deja- ron materializadas en política cuando Ronald Reagan fue
ra disuadir para siempre por una firme postura de contra- elegido presidente.
fuerza. Un hilo conductor constante de la obra de Wohlstet-
Wohlstetter, Wolfowitz, Perle y aliados políticos como ter fue la importancia de la creciente precisión de las ar-
el senador Henry M. ScoopJackson (amén de antiguos car- mas, capaz de modificar la naturaleza de la guerra. En el
gos políticos como Paul Nitze, que trabajó con Wolfowitz plano nuclear, los MIRV (misiles con cabeza múltiple in-
en el llamado Equipo B que examinaba la amenaza soviéti- dependientemente dirigida) hicieron posible un ataque de
ca) estaban alineados contra Henry Kissinger y los repu- contrafuerza sobre silos de misiles reforzados, mientras
blicanos y demócratas centristas que deseaban usar el con- que en la guerra convencional los sistemas de puntería de
trol de armas estratégicas para consagrar la destrucción precisión volvieron obsoleta la necesidad de arrasar ciu-
mutua asegurada. Criticaron el Tratado para la Limitación dades enteras con su población civil como había ocurrido
de Armamento Estratégico (SALT) negociado en la déca- en las campañas aliadas contra Alemania y Japón. A WoW-
da de 1970,porque no lograba poner freno a la creciente ca- stetter aquellos sistemas de precisión se le antojaban más
pacidad de contrafuerza soviética y en consecuencia debi- humanos que los bombardeos que en la Segunda Guerra
litaba la disuasión. Mundial se habían cobrado la vida de centenares de miles
Wohlstetter, pues, compartía con la generación previa de civiles en ciudades como Dresde, Hamburgo, Tokio e
de neoconservadores una visión negativa de la Unión So- Hiroshima.
viética, y con ellos y los estudiantes de Strauss la creencia Sin embargo, el surgimiento de los sistemas de preci-
de que los regímenes eran importantes para la política sión en la guerra convencional, cuando se produjo, tuvo
exterior. Lo que él puso sobre la mesa a diferencia de los algunos resultados imprevistos. En los años noventa, la re-
demás fue su conocimiento sobre relaciones internacio- volución tecnológica que Wohlstetter había previsto de
nales, política de defensa y cuestiones de seguridad. A fi- manera tan brillante se había hecho en gran medida reali-
nales de los setenta y principios de los ochenta, WoWstetter dad. Desde la primera guerra del Golfo en adelante, los es-
desvió su atención hacia el golfo Pérsico, Irak, la guerra tadounidenses se familiarizaron con las imágenes de las
entre este país e Irán y el incipiente problema de la proli- bombas que surcaban el aire como cometas hacia sus blan-
feración nuclear en Oriente Medio. Él y sus estudiantes, cos y reventaban un edificio o vehículo individual. Los ve-
por tanto, desempeñaron un papel esencial al traducir un tustos bombarderos B-52 armados conJDAM (<<munición
conjunto amplio y general de ideas neoconservadoras de ataque directo integrado» que convertía las bombas

-46- -47-
--

«tontas» en precisas) devinieron un componente básico de dad, el modelo de unas fuerzas armadas exclusivamente
la guerra de Afganistán, donde las Fuerzas Especiales que profesionales establecido en los últimos días de Vietnam
cabalgaban con los combatientes de la Alianza del Norte sólo funciona para guerras cortas de alta intensidad. Si
podían invocarlos desde los cielos. Esos avances, sumados Estados U nidos se tomara en serio el cambio de regíme-
a una revolución paralela en la tecnología de la informa- nes y el uso de su ejército para propiciar metas políticas
ción y la comunicación, posibilitaron una drástica trans- en diversas partes del mundo, necesitaría un ejército muy
formación en el modo en que podía conducirse la guerra. diferente del que auguró Wohlstetter.
Ese paso hacia una variedad más ligera, rápida y móvil
de combate, fomentado con ímpetu por el secretario de
Defensa, Ronald Rumsfeld, bajo el nombre de «transfor- LA GRAN FUSIÓN
mación» militar, también hizo más factible la interven-
ción estadounidense. Creaba la sensación de que, respecto Los padres fundadores del movimiento neoconserva-
a bajas norteamericanas, la guerra sería de bajo coste. La dor -Kristol, Bell y Glazer- acabaron en lugares distin-
guerra del Golfo de 1991 se cobró menos de doscientas tos desde un punto de vista político. Mientras que Kristol
muertes en combate; las numerosas intervenciones limi- abrazó el reaganismo y se hizo republicano, Bell y Glazer
tadas de la administración Clinton en lugares como Haití y eran más centristas y menos partidistas. Daniel Patrick
Bosnia culminaron en la guerra de Kosovo de 1999, en la Moynihan siguió siendo demócrata y votó, como senador
que no murió ningún estadounidense. Rumsfeld pare- de Nueva York, contra el proyecto de reforma de las ayu-
cía querer invadir Irak con la estructura de fuerza más pe- das sociales de 1996.
queña posible para demostrar la viabilidad de ese nuevo Dados los orígenes del movimiento en el anticomu-
tipo de guerra. nismo de izquierdas, no es de extrañar que los neoconser-
Es mejor para Estados Unidos, por supuesto, que vadores acabaran por lo general oponiéndose a la política
mueran menos soldados suyos en la guerra. Por otro lado, exterior realista de Henry Kissinger durante los setenta.
el éxito de la tecnología militar en la década de 1990 creó El realismo, tal como lo define la teoría de las relaciones
la ilusión de que la intervención militar siempre sería tan internacionales, parte de la premisa de que todas las na-
limpia o barata como en las guerras del Golfo o Kosovo. ciones, con independencia de su régimen, luchan por el
La guerra de Irak ha demostrado los límites de esa varie- poder. El realismo puede volverse en ocasiones relativis-
dad de guerra ligera y móvil: en la práctica puede derrotar ta y agnóstico en lo tocante a los regímenes; los realistas,
a cualquier fuerza militar convencional existente, pero no a grandes rasgos, no creen que la democracia liberal sea
ofrece especialesventajas en la lucha contra una insurgencia una forma de gobierno potencialmente universal o que
prolongada. Las bombas JDAM y los misiles antitanque sus valores humanos sean necesariamente superiores a los
teleguiados no distinguen entre insurgentes y no comba- de sociedades no democráticas. En realidad, tienden a
tientes ni ayudan a los soldados a hablar en árabe. En ver- desaconsejar el idealismo democrático militante, que en

-48- -49-
su opinión puede ser una peligrosa fuente de desestabili- fríos» irreductibles como Paul Nitze se descubrieron ali-
zación. neados con los neoconservadores en su oposición a la
Henry Kissingereraun realistaclásico,postura que man- transigencia de Kissinger con la Unión Soviética.
tuvo con coherencia desde su tesis doctoral sobre Metter- Sin embargo, el segundo motivo de esa convergencia
nich hasta su obra magna sobre diplomacia.18Su intento, co- fue que muchos neoconservadores empezaron a adoptar
mo asesor de seguridad nacional y luego secretario de Es- posturas de política interior propias de los conservadores
tado, de buscar la distensión con la Unión Soviéticarefleja- tradicionales. Puede afirmarse sin temor a equívoco que
ba su opinión de que ésta era parte integrante e insoslayable no existía afinidad natural entre las opiniones originales
de los asuntos mundiales. Según Kissinger,Estados Unidos del colectivo CCNY /The Public Interest -la mayoría em-
y las demás democracias tendrían que aprender a reconci- pezaron, al fin y al cabo, como socialistas- y el conser-
liarse con el poder soviético. Así pues, no es de extrañar que vadurismo de libre mercado de Ronald Reagan.19Y aun
la mayoría de los neoconservadores vieran con buenos ojos así, en los ochenta la mayoría de los neoconservadores
el empeño de Reagan por reinstaurar la moral en la lucha en- habían hecho las paces con el capitalismo estadounidense:
tre el comunismo soviético y la democracia liberal, y el que no eran auténticos creyentes como los seguidores de Lud-
no se le escapara una mueca de vergüenza al hablar de la wig von Mises o Friedrich Hayek, pero jamás una crítica
Unión Soviéticacomo «imperio del mal». al capitalismo de mercado tuvo prioridad en su orden del
Por otro lado, desde finales de los setenta se hizo cada día. En los años noventa, dicha convergencia se ampliaría
vez más difícil distinguir el neoconservadurismo de va- al ámbito de la cultura y la religión. Los neoconservado-
riedades más tradicionales de conservadurismo estado- res, sin embargo, mantendrían diferencias con los conser-
unidense -las basadas en la aspiración libertaria a un vadores jacksonianos como Patrick Buchanan en asuntos
gobierno mínimo, en el conservadurismo religioso o so- como la inmigración y el libre comercio (que ellos en
cial y en el nacionalismo norteamericano-o Resultaba di- gran medida apoyaban).20
fícil incluso identificar quién reunía condiciones para ser Esa imbricación con otras clases de conservadurismo
neoconservador. El fenómeno se debía a dos motivos. En dificultaba la identificación de posturas específicamente
primer lugar, los conservadores tradicionales y, en ver- neoconservadoras. Los enemigos contemporáneos del mo-
dad, un amplio sector de la opinión pública, adoptaron de vimiento exageran al hablar de uniformidad de opiniones
buena gana muchas ideas neoconservadoras. Ronald Rea- en quienes se identificaban como neoconservadores desde
gan se burlaba de las «reinas de la ayuda social», pero el los ochenta. Precisamente su falta de uniformidad adquirió
debate sobre el Estado del bienestar se volvió mucho más una particular importancia tras la inesperada defunción del
serio cuando el nexo entre programas sociales como el comunismo en 1989-1991,cuando se esfumó la unidad so-
AFDC y la dependencia de las ayudas contó con el apo- bre política exterior y los neoconservadores empezaron a
yo de los investigadores sociales empíricos que escribían debatir entre ellos la naturaleza de los intereses nacionales
en The Public Interest. En política exterior, «guerreros en el mundo surgido de la guerra fría.

-50- -51-
r
-~

Antes he afirmado que la fe en la naturaleza del régi- dardoEl empeño Kristol-Kagan por redefinir el neo con-
men y la hostilidad hacia el relativismo del realismo unían servadurismo de esta guisa ha alcanzado un éxito extraor-
a la mayoría de los neoconservadores. Sin embargo, a dinario, en la medida en que ahora la mayoría de la gente
principios de los noventa no había acuerdo acerca del lo percibe de este modo; será imposible convencer a esas
grado en que el fomento de la democracia o los derechos personas de que cambien de opinión, con independencia
humanos debían vertebrar la política exterior estadouni- de la constancia de la diversidad de pareceres entre los
dense o el nivel adecuado de implicación del país en el genuinos neoconservadores.
resto del mundo. El director de The National Interest, El empeño Kristol-Kagan por redefinir la política ex-
Owen Harries, que publicaba a muchos autores neo con- terior neoconservadora tuvo su primera formulación sis-
servadores, era por su parte un realista declarado (y ciu- temática en un artículo que escribieron en 1996 para Fo-
dadano australiano) que abogaba por una interpretación reign Affairs (ampliado a libro con el título Peligrospresen-
más limitada de los intereses de Estados Unidos. En los tes, 2000), en el que definían un programa «neoreaganista»
ochenta, Irving Kristol empezó a sostener que el país de- para el Partido Republicano. Discrepaban de la petición de
bía plantearse una desconexión de Europa; su fundación Jeane Kirkpatrick de un retorno a la «normalidad» estado-
de la revista The National Interest sugería una visión más unidense tras el final de la guerra fría y en lugar de ello pe-
restrictiva del papel de Estados Unidos en el mundo. En dían una «hegemonía benevolente», una política que con-
los noventa hubo un debate entre quienes se hacían lla- llevaba «oponer resistencia y cuando sea posible socavar a
mar neoconservadores en los principales asuntos de polí- los dictadores que surjan y las ideologías hostiles, [.. .] apo-
tica exterior, por ejemplo las relaciones con China, la am- yar los intereses norteamericanos y los principios demo-
pliación de la OTAN o la conveniencia de intervenir en cráticos liberales y [...] prestar ayuda a quienes luchen
los Balcanes. contra las manifestaciones más extremas de la maldad hu-
mana».22
A menudo se ha descrito esa política neoreaganista co-
Kristol, Kagan y los años noventa mo wilsoniana, pero se trataba de un wilsonismo despro-
visto de instituciones internacionales Y Woodrow Wilson
La postura ambiciosa, intervencionista y propulsora había pretendido establecer una paz democrática y fo-
de la democracia que ha llegado a entenderse hoy como mentar la difusión de la <;lemocracialiberal mediante la
esencia del neoconservadurismo -lo que Max Boot de- creación de un orden legal internacional y liberal basado
nomina «wilsonismo duro»21 y otros «wilsonismo con en la Liga de Naciones. Esa tradición de internacionalis-
esteroides»- debe mucho más a jóvenes escritores como mo liberal se convirtió en un componente importante de
el hijo de Irving Kristol, William, y Robert Kagan, que nuestra política exterior gracias a los esfuerzos de las ad-
durante estos años propugnaron ese tipo de política exte- ministraciones Roosevelt y Truman por fundar las Na-
rior desde la revista de William Kristol, The Weekly Stan- ciones Unidas, pero brillaba por su ausencia en los pro-

-52- -53-
--

gramas neoconservadores viejos o nuevos. En lugar de del Gobierno. Constituían una fracción importante del
instituciones internacionales, Kristol y Kagan destacaban Partido Republicano, la misma que había sido aislacionis-
tres instrumentos para proyectar la influencia estadouni- ta hasta la Segunda Guerra Mundial, y en ese momento
dense: una abrumadora superioridad militar, una redo- podía volver por sus fueros. Se trata de un fenómeno que
blada dedicación a las alianzas del país y una defensa an- puede entenderse como parte de una tendencia más gene-
timisiles como medio de proteger la patria de posibles ral entre los estadounidenses, observada en primer lugar
contraataques.24 por Alexis de Tocqueville, consistente en dar la espalda a
Kristol y Kagan propugnaban de manera explícita el los asuntos públicos para concentrarse en un pequeño
cambio de regímenes como pieza esencial de esa políti- círculo de familiares y amigos corto de miras.
ca neoreaganista. Afirmaban que conseguir que los regí- La grandeza nacional se manifiesta de manera inevita-
menes tiránico s acataran reglas civilizadas por medio de ble a través de la política exterior, puesto que ésta es siem-
acuerdos, el derecho internacional o las normas era en pre un asunto público que atañe a cuestiones de vida o
última instancia inviable, y que a largo plazo sólo la de- muerte. Además, Kristol señaló en diversas ocasiones que
mocratización podía garantizar la conformidad y la con- el Partido Republicano siempre conseguía mejores resul-
vergencia de intereses. Era un error, decían, que Estados tados cuando había en juego temas de política exterior
Unidos no hubiera llegado a Bagdad en 1991 para destro- que cuando el centro de atención era la política nacional o
nar a Saddam Hussein, y las fuerzas de la OTAN debe- la economía. En consecuencia, diseñaron una política ex-
rían haber derrocado a Milosevic en Serbia. Reclamaban terior en torno a una visión muy abstracta de la política
el cambio de régimen no sólo en el caso de Estados «cana- nacional-que Estados Unidos necesitaba un proyecto
llas» como Irak, Corea del Norte e Irán, sino también nacional para quitarse de la cabeza asuntos como el boom
para China, que en el período anterior al 11-S constituía de la Bolsa y Monica Lewinsky-, en lugar de amoldar la
su principal oponente en el escenario internacional. política exterior a la naturaleza de su objeto, es decir, el
El ideario Kristol-Kagan estaba impulsado por la mundo exterior.
creencia de que ese tipo de política exterior activa era lo El programa Kristol-Kagan los enfrentó con faccio-
que más convenía al país. Sin embargo, también lo moti- nes importantes del Partido Republicano a finales de los
vaba un cálculo político menos evidente. Durante la épo- noventa. Su wilsonismo «duro» convergía en cambio con
ca de Clinton, cuando Estados Unidos no parecía afron- muchas políticas de la administración Clinton: apoyaban
tar ninguna amenaza externa seria, David Brooks, a la la intervención humanitaria en los Balcanes y África y
sazón redactor de The Weekly Standard, empezó a abo- reclamaban un grado de activismo internacional que era
gar por una política de «grandeza nacional», tomando anatema para las alas tanto realista estilo Kissinger como
como modelo la Administración de Theodore Roose- nacionalista jacksoniana del partido. También les granjeó
velt.25Seveía la grandeza nacional como un antídoto con- las críticas de muchos que se proclamaban neoconserva-
tra los libertario s que deseaban reducir las competencias dores, como Jeane Kirkpatrick y Charles Krauthammer,

-54- -55-
que por entonces tenían una visión mucho más restricti- ¿Era Ronald Reagan neoconservador? ¿Lo es Geor-
va de los intereses estadounidenses. ge w: Bush?
Una característica de los escritos neoconservadores du-
rante los noventa fue su escaso interés en la economía o el El entrecruzamiento de los neoconservadores con el
desarrollo internacional. Gran parte de la demanda de nue- movimiento conservador tradicional a partir de la década
vas instituciones internacionales vino motivada por las exi- de 1980suscita algunas preguntas interesantes sobre quién
genciasdel comercio y la inversión globales,que condujeron reúne méritos para ser calificado de neoconservador. Kris-
a la formación de organismos como el Acuerdo General so- tOly Kagan reclamaron de forma explícita la herencia del
bre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATI), la Organi- reaganismo y quisieron derivar su política exterior de la
zación Mundial del Comercio (OMC), la Organización del ex presidente. ¿Hasta qué punto es la política exterior
Mundial de la Propiedad Intelectual, etc. A los neoconserva- de George W. Bush una mera continuación del reaganis-
dores lespreocupaban la política, la seguridad y la ideología; mo y hasta qué punto puede calificarse al presidente Bush
generaron un surtido relativamente escaso de opiniones de neoconservador?
sobre la globalización, la competencia, el desarrollo y otros Según se mire, resulta extraño llamar neoconservado-
asuntos. Los artículos de economía en las publicaciones res a Reagan o a Bush. Los neoconservadores eran en prin-
neoconservadoras tendían a delegarseen economistasprofe- cipio intelectuales judíos (mayoritariamente) apasiona-
sionales.A pesar de algunascríticastempranas al capitalismo dos por la lectura, la escritura, la discusión y el debate; en
moderno, lasprescripciones de economía política tendieron cierto sentido, su brillantez intelectual, su capacidad de
cada vez más a ajustarse a la economía neoclásicaestadouni- reflexión y el matiz y la flexibilidad asociados al debate
dense de la época.26 culto eran lo más notable de ellos, y lo que los distinguía de
Como el ideario Kristol- Kagan ha llegado a asociar- los paleoconservadores.
se de manera tan irremisible al neo conservadurismo y ha De los dos presidentes en cuestión, Reagan es a mi
sido puesto en práctica por la administración de George entender el que presenta dotes más claras de neoconser-
W. Bush, es una batalla perdida pretender redefinir la po- vador. Por mucho que les desagrade reconocerlo a sus ene-
lítica exterior neoconservadora con efecto retroactivo. Sin migos, a su manera Reagan era un intelectual: en la prime-
embargo, debería quedar claro que la herencia neoconser- ra década de su carrera, lo único que tenía que ofrecer
vadora era compleja y tenía muchas ramificaciones, y que eran ideas y argumentos sobre el comunismo y el libre
las implicaciones políticas de las relaciones con China, mercado, los valores norteamericanos y los defectos de la
Irak o Europa que podían derivarse de sus principios sub- ortodoxia liberal imperante. También presentaba cierto
yacentes no eran necesariamente las elegidas por Kristol y parecido con la panda del City College en el sentido de
Kagan. que llegó al anticomunismo desde la izquierda: empezó
como demócrata y admirador de Franklin Roosevelt y fue
líder sindical como presidente del Gremio de Actores de

-56- -57-
Cine. Su comprensión de la naturaleza del comunismo marco retórico para su nuevo mandato. No mencionó para
parece haberse originado en sus disputas con los comu- nada el terrorismo y muy poco la seguridad, y habló en
nistas o sus simpatizantes en Hollywood. Su política ex- cambio de la universalidad de los valores democráticos
terior era distinta de la de Jimmy Carter o la del equipo («Con el tiempo, la llamada de la libertad llega a toda men-
Nixon-Ford-Kissinger. Creía firmemente que el carácter te y toda alma»). Asoció régimen interno con comporta-
interno de los regímenes define su comportamiento ex- miento externo (fomentar la democracia «es lo que exige
terno, y en un principio era reacio a hacer concesiones a con urgencia la seguridad de nuestra nación») y señaló que
los soviéticos porque apreciaba mejor que la mayoría sus «la supervivencia de la libertad en nuestro país depende
contradicciones y debilidades internas.27 cada vez más del éxito de la libertad en otras tierras».
Al respecto de si George W. Bush es, o fue alguna vez, Muchos comentaristas dijeron que Bush había situado
neo conservador, me parece que al principio de su segun- en primer plano el programa wilsoniano porque el acto
do mandato había llegado a serlo. Cuando era candidato, definitorio de su Administración -la guerra de lrak- ha-
hablaba relativamente poco sobre un programa wilso- bía desaparecido. Tal vez sea cierto, pero una vez fijada la
ni ano de política exterior, y es célebre su afirmación de política daba igual cómo hubiera llegado a ella el presiden-
2000: «No creo que debamos usar nuestras tropas para lo te. Además, caben pocas dudas de que Bush cree en lo que
que se conoce como construcción de naciones. Creo que dice sobre la importancia de fomentar la democracia, al
debemos usar nuestras tropas para combatir y ganar las menos en cuanto principio. El problema del segundo man-
guerras.» Su confidente de política exterior y posterior dato de Bush es que laspolíticas emprendidas durante el pri-
asesora de Seguridad Nacional y secretaria de Estado, mero generaron tanta hostilidad que consiguió desacreditar
Condoleezza Rice, se quejó de que «las tropas estadouni- su intachable programa de fomento de la democracia des-
denses no deberían usarse para escoltar a colegiales» en a de el momento mismo en que lo adoptó. Su esfuerzo por
los Balcanes, y reclamó su regreso a casa. Las primeras justificar retrospectivamente y con términos idealistas una
justificaciones para la guerra de lrak no se envolvieron en guerra preventiva ha llevado a muchos críticos a llevarle sin
más la contraria en todo.
ropajes wilsonianos, sino en términos de la amenaza que
suponían las ADM iraquíes y las conexiones del régimen
con el terrorismo. El presidente Bush asumió el tema más
UN BALANCE
amplio de la transformación política sólo en el mes ante-
rior a la guerra, cuando introdujo de forma oficial la idea
de democratizar lrak como objetivo de la invasión, ade- Ahora que la palabra misma neoconservador se ha con-
más del ambicioso proyecto de obrar una transformación vertido en un insulto, necesitamos echar un vistazo allega-
política en Oriente Medio.28 do neoconservador, no de los cinco años pasados, sino del
En su segunda toma de posesión, Bush ya había acepta- último medio siglo.
do gran parte del programa neoconservador al menos como Como se ha señalado, existe una notable diversidad en

-58- -59-
las opiniones mantenidas durante los últimos veinticinco · La desconfianza en los proyectos ambiciosos de in-
11
años por quienes se hacían llamar neoconservadores, y geniería social. Las consecuencias adversas de los
nada que recuerde a una línea oficial. Pese a todo, es posi- esfuerzos ambiciosos de planificación social son un
ble extraer cuatro principios o temas básicos caracterís- tema continuo en el pensamiento neo conservador,
ticos del pensamiento neoconservador que explican las que enlaza la crítica al estalinismo de los cuarenta
posiciones políticas de sus seguidores y los distinguen de con el escepticismo de The Public Interest hacia la
otras escuelas de pensamiento sobre política exterior. Es- Gran Sociedad de los sesenta.
tos principios son: · Por último, el escepticismo acerca de la legitimidad y
eficacia del derecho y las instituciones internaciona-
. La creencia de que el carácter interno de los regíme- les para aportar seguridad o justicia. Por más que se
nes importa y la política exterior debe reflejar los haya tildado a los neoconservadores de wilsonianos,
valores más profundos de las sociedades democrá- lo que Woodrow Wilson pretendía era fomentar la
ticas liberales. Entre los neoconservadores es más democracia a través de la creación de la Liga de Na-
habitual la opinión de que la naturaleza del régimen ciones. El sueño de que es posible trascender la polí-
afecta a su comportamiento externo que la visión tica de poder y sustituida por el derecho internacio-
realista de que todos los Estados buscan el poder nallo comparten hoy en día los internacionalistas
con independencia del tipo de régimen. Los prime- liberales estadounidenses y muchos europeos. Los
ros neoconservadores antiestalinistas veían la gue- neoconservadores, en este particular, están de acuer-
rra fría como una lucha de ideologías y valores, un do con los realistas en que el derecho internacional es
enfrentamiento que se actualizó en los años de Rea- demasiado débil para imponer reglas y contener las
gano La corriente straussiana del neoconservadu- agresiones; son muy críticos con Naciones Unidas,
rismo también consideraba el régimen un principio sea en su papel de árbitro o en el de garante de la jus-
organizador fundamental de la política. ticia internacional. Esa desconfianza hacia la ONU
. La creencia de que el poder de Estados Unidos ha no es extensiva, para la mayoría de neoconservado-
sido y puede ser utilizado con fines morales, y de que res, a todas las formas de cooperación multilateral;
el país debe seguir implicado en los asuntos interna- los más ven la OTAN con buenos ojos, por ejemplo,
cionales. La política exterior neoconservadora posee y creen en la acción colectiva basada en principios
una dimensión realista: la comprensión de que el po- democráticos compartidos.29
der a menudo es necesario para lograr objetivos mo-
rales. Como potencia dominante, Estados Unidos Con respecto al tema básico que los definió, la lucha
tiene responsabilidades especiales en el ámbito de la global contra el comunismo, los neoconservadores iban
seguridad. Aquello era tan cierto para los Balcanes de mejor encaminados que sus oponentes en el análisis de la
los noventa como lo fue para derrotar a Hitler. naturaleza del problema y sus soluciones; en verdad, iban

-60- -61-
mejor encaminados de lo que muchos de ellos mismos misiles de medio alcance) recibió críticas por desinforma-
creían. En los primeros años de la guerra fría, una amplia da y absurda por parte de los expertos en política exterior
gama de estadounidenses, desde John F. Kennedy a Hu- centristas y bienpensantes del Consejo de Relaciones Ex-
bert Humphrey, pasando por Paul Nitze y George Ken- teriores y el Departamento de Estado. Éstos opinaban
nan, creían que el totalitarismo comunista representaba que los reaganistas eran peligrosamente utópicos en sus
una variedad única de maldad. Aunque no utilizaban el tér- esperanzas de ganar de verdad la guerra fría, en lugar de
mino «cambio de régimen», muchos protagonistas tem- gestionarla.3o
pranos de la guerra fría daban por sentado que el desafío No obstante, la victoria se produjo en 1989-1991.
soviético emanaba de la naturaleza del régimen y no termi- Gorbachov aceptó no sólo el doble cero, sino recortes sig-
naría hasta que el régimen mismo fuera reemplazado. nificativos en las fuerzas convencionales; y después no
Sin embargo, después de Vietnam surgió un punto de logró evitar que los polacos, húngaros y alemanes del
vista muy distinto que tuvo su reflejo en el presidente 11
Este desertaran del imperio. El comunismo se vino abajo
Carter, quien creía que Occidente vivía presa de un «mie- en un par de años por culpa de sus debilidades y contra-
Irl
do desproporcionado al comunismo». Esta última posi- dicciones internas, y con el cambio de régimen en Euro-
11
ción era compartida por la izquierda que simpatizaba con pa del Este y la antigua Unión Soviética la amenaza para 1,'

los fines socialistas del comunismo aunque discrepaba en Occidente del Pacto de Varsovia se esfumó.3! Los anti-
los medios de conseguirlos, y también por los realistas guos súbditos del imperio del mal, como los polacos, checos
I~

que aceptaban el comunismo como una forma más de go- y estonios, no tenían nada en contra del lenguaje moralista
II11
bierno a la que las democracias occidentales tendrían que de Reagan, y hoy en día todavía echan en cara a muchos
acostumbrarse. Después de Vietnam, los neoconservado- europeos occidentales que los abandonaran al poder so-
res se limitaron a seguir considerando el comunismo co- viético durante la guerra fría. Las actuales divisiones entre
mo un mal único, una idea propia de la temprana guerra la vieja y la nueva Europa pueden remontarse directa-
~
fría. mente a la cuestión del cambio de régimen: los nuevos !III ,
Los representantes sofisticados de la izquierda esta- europeos sabían que su situación no experimentaría cam-
dounidense y Europa ridiculizaron a Ronald Reagan por bios importantes hasta que lograran unirse al Occidente
calificar a la Unión Soviética y sus aliados de «imperio del democrático.
I~

mal» y retar a Mijaíl Gorbachov no sólo a reformar su Las fronteras de la OTAN se han ampliado ya hasta ~:

sistema, sino a «derribar ese muro». Su vicesecretario de el golfo de Botnia y el río Oder, y el clamor popular
Defensa para política de seguridad internacional, Richard en Ucrania que llevó al poder a Víktor Yúschenko en
Perle, fue denunciado como «príncipe de la oscuridad» 2004-2005 sugiere que la oleada democrática quizá no
por esta postura inflexible y radical; su propuesta de un haya terminado todavía. El derrumbe rápido, inesperado
doble cero en las negociaciones sobre fuerzas nucleares y por lo general pacífico del comunismo validó el con-
de alcance medio (es decir, la completa eliminación de los cepto del cambio de régimen como enfoque de las rela-

-62- -63-
11''

¡Irll
il
I~

minación del poder soviético fue como la voladura de


ciones internacionales. Sin embargo, aquella extraordina- 11

1
'11

ria confirmación sentó las bases para el giro equivocado una presa que permite que un río regrese a su cauce natUral. 11

Nos habíamos dejado engañar por quienes decían que los .,


que tomaron muchos neoconservadores en la década si- europeos orientales habían aprendido a amar su cautive- 11

guiente y que tUvo consecuencias directas en su gestión


rio; así pues, cabía esperar que el impulso democrático se I~i
de la política exterior tras el 11-S. El problema era doble, '"I
universalizase. I
pues se daba tanto en el plano de su interpretación de lo
sucedido en 1989 como en su relación psicológica con los La segunda reacción es dar gracias al cielo por un golpe 1111

de suerte extraordinario, embolsarse las ganancias y re-


oponentes políticos.
1989 fue un annus mirabilis, un milagro político que flexionarsobre lascircunstanciasúnicasde lo que se acaba
de presenciar. Es posible creer que la democracia liberal
ni siquiera Reagan, que pensaba que el comunismo se en-
caminaba hacia la «papelera de la historia», podría haber constitUirá el futUro de toda la humanidad sin creer que las
11 crueles tiranías del presente se desmoronarán inevitable y
imaginado. Prácticamente todos los estUdiosos del poder
pacíficamente. Viendo las cosas en perspectiva, podemos
soviético, de izquierda o de derecha, daban por sentado
apreciar que el comunismo era una ideología única por su
que el cambio de régimen no llegaría a Europa del Este 11
vacuidad y artificialidad, que no echaba raíces orgánicas en
por medios pacíficos y con aparente autorización sovié-
las sociedades. El retorno de los europeos orientales a la
tica. Todos suponían que los politburós de Polonia y
Alemania del Este, además del de Moscú, se encontraban democracia tuvo mucho que ver con que eran en efecto 11

europeos con un alto nivel de desarrollo, cuyo progreso


111

I
divididos entre reformistas y continuistas, y que cuando
natural se había visto frenado por los atroces aconteci-
estos últimos padecieran un asalto frontal se cerrarían en
mientos del siglo xx. Sin embargo, eso no significa que todas
banda y se resistirían al cambio mediante la fuerza mili-
las dictaduras carezcan de raíces sociales o vayan a desa-
tar. El que ni siquiera los representantes de la línea dura
tuvieran estómago para una lucha como ésa sugería una parecer con la misma rapidez y tranquilidad que el comu-
nIsmo europeo.
podredumbre en el corazón del sistema comunista mu-
Muchos interpretan mi libro El fin de la historia y el
cho más profunda de lo que casi nadie había sospe-
chado.32 último hombre (1992) como un alegato a favor de la pri-
Ante los milagros puede reaccionarse de dos mane- mera interpretación: que existe un ansia generalizada de
libertad en todos los pueblos que los conducirá irremi-
ras. Alguien puede decir «los milagros existen» y elevar
drásticamente sus expectativas de que se repitan en cual- siblemente a la democracia liberal, y que vivimos en me-
dio de un movimiento tras nacional acelerado a favor de J I

quier circunstancia. En el caso de la caída del comunis-


mo, esta actitud se manifestó en la creencia de que la ex- la democracia liberal. Se trata de una mala interpretación
de la tesis.33El fin de la historia es en última instancia un
periencia de los europeos orientales se extendería a otros razonamiento sobre la modernización. Lo inicialmen-
lugares del mundo. Era evidente que los europeos del f}
Este buscaban la liberación de una malvada tiranía; la eli- te universal no es el deseo de democracia liberal, sino

-64- -65-
el deseo de vivir en una sociedad moderna, con su tec- bio de régimen un elemento crucial para su política an-
nología, sus elevados estándares de vida, su atención titerrorista e integral hacia un mundo capitalista ha
sanitaria y el acceso al mundo en general. La moderniza- conducido a una política exterior activa «leninista» en
ción económica, cuando es exitOsa,tiende a motivar exi- lugar de la teleología social pasiva «marxista» de Fuku-
gencias de participación política al crear una clase media yama».34
con propiedades que proteger, niveles superiores de
educación y mayor preocupación de las personas por su No me gustaba la versión original del leninismo y me
reconocimiento como individuos. La democracia liberal sentí escéptico cuando la administración Bush se volvió
es uno de los subproductos de este proceso de moderni- leninista. En mi opinión, lo probable es que a largo plazo
zación, algo que se convierte en una aspiración universal la democracia se extienda universalmente. Sin embargo,
sólo con el transcurso del tiempo histórico. En ningún está por ver si la rápida y relativamente pacífica transición
momento postulé una versión fuerte de la teoría de la a la democracia y el libre mercado realizada por los pola-
modernización, con etapas rígidas de desarrollo o resul- cos, los húngaros e incluso los rumanos puede repetirse
tados económicamente determinados. La contingencia, en poco tiempo en otros lugares del mundo o fomentarse
elliderazgo y las ideas siempre desempeñaban un papel ejerciendo un poder exterior.
complicado, que hacía posibles, si no probables, grandes En el antiguo bloque comunista las transiciones fueron
reveses. muy diversas, desde un paso rápido a la democracia y la
El especialista Ken Jowitt ha descrito con acierto mis economía de mercado en casos como Polonia y Estonia
opiniones y el modo en que se diferencian del enfoque de hasta la supervivencia de un gobierno autoritario en casos
la administración Bush: como Bielorrusia y varios Estados de Asia central. Los di-
rigentes, la historia, la cultura, la geografía y otros factores
Al principio, si bien implícitamente, la administra- contextuales diferían a lo largo y ancho del mundo comu-
ción Bush suscribió la tesis del «fin de la historia». Se- nista y condicionaron en gran medida el éxito del cambio
gún ésta, el «resto» del mundo se volvería de manera político. Como veremos más adelante, las transiciones de-
más o menos espontánea como Occidente en general y mocráticas suelen ser difíciles de llevar a la práctica, y el
Estados Unidos en particular. E1II-S cambió las cosas. desarrollo económico no es más fácil de fomentar. Eso su-
Después de él, la administración Bush ha concluido giere que las transformaciones explosivas como las del blo-
que el calendario histórico de Fukuyama es demasiado que comunista europeo que pusieron fin a la guerra fría
laissez-faire y no presta la debida atención a las palan- suelen ser excepciones, no la regla.
cas del cambio histórico. La historia, ha concluido la Neoconservadores como Kristol y Kagan interpreta-
Administración, necesita una organización, un lideraz- ban los acontecimientos de otra manera. En Peligrospre-
go y una dirección decididos. En la mayor de las iro- sentes afirmaron:
~I
nías, el que la administración Bush considerara el cam- 11

-66- -67-
'1:11

¡!

Para muchos la idea de que Estados Unidos utilice en esos años en el África subsahariana, una región que no
su poder para promover el cambio de régimen en na- reunía ninguna de las condiciones estructurales para una
ciones gobernadas por dictadores suena a utopismo. democracia exitosa? Sin embargo, una teoría del cambio de-
Sin embargo, es eminentemente realista. Tiene algo de mocrático emergente de un amplio proceso de moder-
perverso declarar la imposibilidad de propiciar cam- nización como la expuesta en El fin de la historia sugiere
bios democráticos en el extranjero a la luz de lo sucedido que el contagio democrático no puede obrar imposibles 11
'.
en las últimas tres décadas. Si hemos visto dictaduras en una sociedad dada; si no existen ciertas condiciones
derrocadas por las fuerzas democráticas en lugares tan estructurales, cabe esperar la inestabilidad y los retroce-
inverosímiles como Filipinas, lndonesia, Chile, Nica- sos. Eso explica por qué todas las oleadas anteriores de
ragua, Paraguay, Taiwán y Corea del Sur, ¿qué tiene de democratización con el tiempo perdieron fuerza y dieron
utópico imaginar un cambio de régimen en un lugar marcha atrás, y no había motivos para pensar que a la lar-
como lrak? ¿Qué tiene de utópico trabajar para la caí- ga no fuera a suceder lo mismo con lo que Samuel Hun-
da de la oligarquía del Partido Comunista en China tington denominó Tercera Ola de democratización, que
cuando una oligarquía mucho más poderosa y, podría empezó a mediados de los setenta. Para la primera década
sostenerse, más estable cayó en la Unión Soviética? del siglo XXI,se acumulaban las pruebas de que la Terce-
Cuando el cambio democrático ha recorrido el mundo ra Ola había tocado su techo. Las nuevas democracias
a un ritmo sin precedentes en los últimos treinta años, fueron incapaces de consolidarse en Haití, Camboya y
¿es «realista» insistir en que no pueden cosecharse más Bielorrusia; Moldavia y Ucrania se hundían en la corrup-
victorias ?35 ción; además, las democracias establecidas afrontaban re-
veses en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Perú, mientras
Esa creencia en la inminencia del cambio democrático que las reformas liberalizadoras de Argentina cosechaban
se basaba en dos factores. El primero tenía que ver con una una crisis económica en 2001. La Rusia del presidente
interpretación del atractivo transcultural subyacente de la Putin daba claros pasos hacia la revocación de muchas
democracia y con la capacidad de contagio de la idea de- reformas liberales de la era Yeltsin, a la par que muchos de
mocrática a finales del siglo xx. El segundopasabapor su los experimentos democráticos en África se demostraban
creencia en el papel fundamental del poder estadouniden- fugaces (Zimbabwe sería el ejemplo más evidente). Aunque
se y, en particular, la opinión de que las políticas de Reagan en la década de 1990 muchos países celebraban elecciones
habían sido cruciales para el derrumbe de la Unión Sovié- democráticas, el imperio liberal de la ley y la observancia
tica. de los derechos humanos realizaban menos avances y en
Está claro que una contagiosa oleada de fervor demo- algunos casos padecían serios retrocesos. Thomas Caro-
crático recorrió muchas partes del mundo a finales de los thers, un estudioso del fomento democrático, ha argüido
ochenta y principios de los noventa; ¿cómo si no explicar que la opinión generalizada de que en los noventa la ma-
la serie de transiciones democráticas que se produjeron yoría de los países se hallaba en diferentes puntos de una

-68- -69-
«transición a la democracia» era errónea; muchas regio- yunturales (la muerte imprevista de Andrópov y la llega-
nes del antiguo mundo comunista no andaban en tránsito da al poder de Gorbachov). Los conservadores de toda
11~!
a ninguna parte, sino que se encontraban atascadas en una laya tienden a conceder demasiada importancia al rearme '
Ii "

~
'1,

zona gris semiautoritaria.36 estadounidense como causa del derrumbe de la URSS, 1


",
'1
,
No existe una teoría que explique cómo empiezan las cuando los factores políticos y económicos fueron por lo 1 1:
111,1
1

oleadas democráticas ni por qué y cuándo tOcan techo menos igual de importantes. Investigadores como John
o retroceden. Las revoluciones democráticas de Serbia, Ikenberry y Daniel Deudney han afirmado que el atracti- ,111111.,

,:LI

Georgiay Ucrania a principiosdel siglo XXIsugieren que vo de Occidente y la conciencia soviética de que la asocia- ,111

en el antiguo mundo comunista todavía queda un ímpe- ción con el mundo occidental era posible fueron cua~to ¡:~I

tu considerable.Sin embargo, aunque no tenga nada de malo menos igual de importantes para precipitar la caída sovié-
~~l.
conservar la esperanza y la fe en los milagros, otra cosa muy tica.37En cualquier caso, si bien la política militar fue im-
distinta es predicar una política exterior basada en la pro- portante para acelerar el derrumbe de la Unión Soviética, Ig Ir
babilidad cierta de múltiples transiciones democráticas a se trató de una política de contención y disuasión, no de !!~¡I !I

corto plazo. agresión. 1 I I


1111

Lo que Jowitt califica de visión leninista -la posibili- La reacción de muchos conservadores ante el final de 11 ,
, 1,:

dad que tendría Estados Unidos de acelerar la historia- la guerra fría también tuvo una dimensión psicológica.
I~II I ,

se fundamentaba en una interpretación específica del final Durante gran parte de esta guerra los neoconservadores 1111

de la guerra fría; a saber, que la había «ganado» la admi- se acostumbraron a ser una minoría pequeña y desprecia- r:
'"
1

1,
nistración Reagan gracias a su incomparable poderío mi- da. Aunque al final la administración Reagan pusiera en il'I

i 1,'
litar. Esta interpretación, ya de por sí discutible, no debe- práctica muchas de sus ideas, la cúpula de la política exte- I
l'
I
ría haber tenido demasiada relevancia para la situación de rior -quienes dirigían las burocracias del Departamento I

Irak. ' de Estado, los servicios secretos y el Pentágono, además de nf !IIII


N o cabe duda de que el anticomunismo reaganiano la legión de asesores, especialistas de gabinetes estratégicos II 11'

y académicos- siguió tratándola en gran medida con des- , 11


ofreció esperanza a los pueblos de Europa oriental e in- 11
dén. Los neoconservadores también estaban acostumbrados ,¡I
cluso de la propia Rusia, motivo por el que Reagan sigue
siendo un héroe en lugares como Polonia. También es a que los europeos los miraran por encima del hombro 11'

ciertO que el rearme estadounidense tuvo su importancia como inocentones moralistas, vaqueros temerarios o cosas 11"11

para convencer a los dirigentes soviéticos de que les cos- peores. Estaban acostumbrados a ir a contracorriente y bus-
taría competir con su rival. Sin embargo, un aconteci- car soluciones-como el doble cero o el derrumbe del muro
miento de proporciones tan inmensas como el colapso de de Berlín- que a ojos de los demás escapaban del reino de
la URSS tuvo muchas causas, algunas profundamente lo posible. ,1

,11

arraigadas en el sistema soviético (por ejemplo, la invali- En 1989, el repentino colapso del comunismo dio la
dez de la ideología gobernante) y otras accidentales y co- razón a muchas de esas ideas y las hizo parecer obvias y 1
1~llllb

-70- -71- " I


II~:I
11.i
de sentido común. Naturalmente, eso reafirmó la con- DESPUÉS DEL NEOCONSERVADURISMO
fianza de quienes las habían mantenido, una confianza
que reforzó la solidaridad «nosotros contra ellos» que Los cuatro principios neoconservadores citados con
caracteriza a todos los grupos de ideas afines. Las batallas anterioridad han gozado de una amplia aceptación, no
burocráticas tienden a intensificar la propensión hacia la sólo entre los neoconservadores, sino también entre otros
solidaridad gregaria. Más aún en nuestro caso, visto lo grupos importantes del espectro político estadounidense.
que estaba en juego en las batallas ideológicas del último El principio de una política exterior internacionalista y
capítulo de la guerra fría. basada en la democracia es compartido con gran parte del
Un gran liderazgo a menudo requiere dejar de lado las Partido Demócrata, la creencia en los fines morales últi-
dudas, oponerse a los lugares comunes y escuchar sólo mos del poder estadounidense y el escepticismo hacia las
esa voz interior que marca el camino correcto. En eso instituciones internacionales son dos ideas compartidas
consiste un carácter fuerte. El problema es que el malli- con los realistas, y el pesimismo acerca de la ingeniería
derazgo también puede surgir de las mismas característi- social lo comparte la derecha convencional. Todo junto
cas: la determinación férrea puede convertirse en testaru- en un solo paquete, sin embargo, representa un enfoque
dez, desechar los lugares comunes puede equivaler a una independiente de la política exterior.
falta de sentido común, la voz interior puede resultar en- No obstante, y como se ha señalado en el capítulo 1,
gañosa. El hecho de que alguien se demuestre en lo cierto después de la guerra fría esos principios abstractos fueron
bajo un cúmulo de circunstancias imprevistas no signifi- interpretados de modos particulares que produjeron jui-
ca que necesariamente vaya a acertar la próxima vez. Sin cios sesgados en ciertas direcciones. Esos sesgos podían
embargo, lo que sí significa es que en el futuro probable- ser buenos o malos en función de la naturaleza del mun-
mente estará psicológicamente incapacitado para recono- do exterior; resultó que se convirtieron en la base de lo
cer que se eqUIvoca. que considero una serie de pasos en falso de la adminis-
Tras su regreso al poder en 2001, los halcones del Pen- tración Bush.
tágono y el gabinete del vicepresidente desarrollaron una Tras la caída del comunismo, los neoconservadores
excesiva desconfianza hacia cualquiera que no compartie- tendieron a sobreestimar las amenazas que afrontaba Es-
ra sus puntos de vista, una desconfianza que se hacía exten- tados Unidos. Durante la guerra fría adoptaron una co-
siva al secretario de Estado, Colin Powell, y gran parte de rrecta visión negativa del desafío que suponía la Unión
los servicios de inteligencia. El tribalismo burocrático exis- Soviética, a la que consideraban tanto una amenaza militar
te en todas las administraciones, pero en el primer manda- como un mal moral. Tras la desintegración de la URSS,
to de Bush alcanzó cotas perniciosas. La lealtad al equipo cuando Estados Unidos quedó como única superpoten-
se impuso al debate racional, y fue directamente responsa- cia mundial, muchos neoconservadores siguieron viendo
ble del fracaso del Gobierno en planificar de manera ade- el mundo como un lugar poblado de amenazas peligrosas
cuada la etapa posterior al final de los combates. y subestimadas.38Algunos consideraron China, a finales
~
-72- -73-
t
de los noventa, la nueva gran potencia rival, posición de la pos-Saddam llevaron a desatender los requisitos de la se-
que la rescataron tan sólo los atentados del ll-S. La ame- guridad y la reconstrucción del país en la posguerra. El
naza de Al-Qaeda sí que era real, por supuesto, y nadie cambio de régimen no se concibió como resultado de una
necesitaba inventarse nuevos enemigos. Sin embargo, la lenta y laboriosa construcción de instituciones liberales
amenaza terrorista se combinó con la de los Estados «ca- y democráticas, sino como la mera tarea negativa de de-
nallas» y la proliferación nuclear de un modo que la hacía sembarazarse del antiguo régimen. El sesgo a favor del po-
parecer de todo punto apocalíptica. La doctrina de la gue- der militar de alta tecnología como principal instrumen-
rra preventiva, y el nivel significativamente superior de to político se ha perpetuado hasta el día de hoy: si bien el
riesgos que conllevaba, era una respuesta razonable sólo Weekly Standard se ha vuelto contra Donald Rumsfeld y
si uno aceptaba aquellas ideas exageradas sobre la natura- ha exigido su dimisión, la principal crítica que le hace si-
leza de la amenaza. gue centrada en no haber llevado tropas suficientes para
Los neo conservadores, como la mayoría de los esta- asegurar Irak, sin mencionar las múltiples facetas de la re-
dounidenses, han tenido desde siempre una profunda construcción de un país en que nuestra política se ha que-
dado corta.
conciencia del posible uso moral del poder de su país, que
se ha empleado a lo largo de toda su historia para comba- Los neo conservadores comparten con los realistas el
tir la tiranía y extender la democracia por el mundo. Sin escepticismo sobre la capacidad del derecho y las insti-
embargo, la fe en la posibilidad de aunar poder y moral se tuciones internacionales para resolver los problemas de
transformó en una tremenda exageración del papel del seguridad graves, un escepticismo que se vio muy refor-
poder, en concreto el poder militar, como medio para zado por la experiencia de la guerra fría. Sin embargo, el
conseguir los fines nacionales de Estados Unidos. desdén por las opiniones de la «comunidad internacio-
La decisión de usar la fuerza más temprano que tarde nal» encarnada en las N aciones Unidas se agudizó hasta
o de anteponer' el poder duro al poder blando suele ser el desprecio hacia casi cualquier país que no apoyara po-
una cuestión de prudencia, más que de principio. Los sitivamente las políticas de la administración Bush. Du-
funcionarios que poblaban la administración Bush, ade- rante la guerra fría, los neoconservadores eran atlantistas
más de sus partidarios externos, probablemente habían convencidos con el argumento de que la Unión Soviética
tenido más contacto con el combate directo que con la representaba una amenaza para las libertades comunes
reconstrucción posbélica, o más familiaridad con los pre- compartidas por europeos y estadounidenses. Los neo-
supuestos de Defensa que con la ayuda al desarrollo. Na- conservadores de los noventa siguieron mostrándose a
die se oponía por principio al uso del poder blando, sólo favor del multilateralismo si éste implicaba democracias
ocurría que no le habían dedicado mucha atención. Como genuinas, es decir, los países de la OTAN. Sin embargo,
dice el proverbio, cuando tu única herramienta es un mar- cuando quedó claro que la OTAN no respaldaría la inter-
tillo, todos los problemas parecen clavos. vención en Irak, los neoconservadores perdieron todo
Las suposiciones demasiado optimistas sobre el Irak interés en ella. Para cuando empezó la guerra, nuestros

-74- -75-
aliados europeos eran demonizados cada vez más como
antinorteamericanos, antisemitas o representantes de al-
guna variedad imperfecta de democracia. El multilate-
ralismo se redujo a aceptar la ayuda de quienes la ofrecían
en los términos estadounidenses: las «coaliciones de los
dispuestos» .
El escepticismo hacia el derecho internacional y la dis-
3
puta con los europeos con respecto a Irak han supuesto
que los neo conservadores se hayan quedado sin práctica-
mente nada innovador o interesante que decir sobre nue- Amenaza, riesgo y guerra preventiva
vas posibilidades de organización multilateral. Prefieren
seguir machacando con los fallos de la ONU en el escán-
dalo Petróleo por Alimentos a pensar en cómo crear Los principios generales de política exterior no dictan
una organización de democracias que ofrezca incentivos el nivel de riesgo que Estados Unidos debe asumir para
para mejorar los sistemas de gobierno y la democracia en conseguir sus metas. Al buscar el cambio de régimen en
todo el mundo. Tras la Segunda Guerra Mundial, el poder Irak, la administración Bush optó por una estrategia de
estadounidense se usó no sólo para disuadir la agresividad alto riesgo y altas compensaciones. El riesgo no era ab-
soviética, sino también para crear un maremágnum de surdo, teniendo en cuenta lo que por entonces se creía
nuevas organizaciones y acuerdos internacionales, desde sobre la amenaza de las ADM. Sin embargo, su premisa
las instituciones de Bretton Woods (el Banco Mundial y era un tipo de amenaza específica y muy elevada, y el
el Fondo Monetario Internacional) hasta las Naciones Gobierno jugó sus cartas de un modo que lo obligaba a
Unidas, la OTAN, el Tratado de Seguridad Estados acertar simultáneamente en varios cálculos importantes
Unidos-Japón, el ANZUS (Tratado de Australia, Nueva sobre el futuro. Su confianza en su propio juicio estaba
Zelanda y Estados Unidos), el GATT y tantos otros. La injustificada, ya que algunos de esos cálculos eran cues-
tionables incluso en su momento.
administración Bush y sus partidarios neoconservadores
han sido muy críticos con las iniciativas internacionales
existentes, como el Protocolo de Kioto y el Tribual Penal
EL ENTORNO DE LA AMENAZA POSTERIOR
Internacional, pero no han ofrecido alternativas que legi-
AL 11-S
timen y mejoren la eficacia de la actividad estadouniden-
se en el mundo.
Es normal entre los estadounidenses decir que «todo
cambió después del!! de septiembre», por lo que se en-
tiende que surgió una nueva amenaza de extrema grave-

-76- -77-
dad que exigía un conjunto muy diferente de respuestas muchos conceptos vertebradores de la política de seguri-
políticas. Sin duda ese análisis es correcto hasta cierto dad de los últimos dos siglos -equilibrio de poder, disua-
punto, y una medida del cambio fue el hecho de que la sión, contención y demás- perdían vigencia. La teoría de
administración Bush lograra convencer a la mayoría del la disuasión, en particular, depende de que el poseedor
pueblo estadounidense de que respaldara dos guerras en de cualquier variedad de ADM tenga un domicilio conoci-
Oriente en los dieciocho meses que siguieron a los aten- do y un patrimonio que pueda destruirse como represalia.
tados contra las Torres Gemelas y el Pentágono. Sin em- El meollo de la cuestión radica en la posibilidad de
bargo, es importante ser exactos sobre los modos y el gra- que los terroristas islamistas pudieran en efecto hacer-
do en que cambió la amenaza, porque eso influye en la se con un dispositivo nuclear, la viruela o cualquier otra
clase de riesgos que Estados Unidos tenía justificado co- arma susceptible de causar víctimas masivas y usada so-
rrer en respuesta a ella. bre suelo estadounidense. Por desgracia, no existe una
El 11-5 cambió las percepciones de amenaza contra metodología que nos permita llegar a un acuerdo sobre el
Estados Unidos porque aunó dos peligros que combina- alcance de esa amenaza. Antes del 11-5, expertos en te-
dos resultaban más mortíferos que por separado: el isla- rrorismo como Paul Pillar sostenían que la preocupación
mismo radical y las armas de destrucción masiva. Los dos por el terrorismo con víctimas masivas era exagerada y nos
llevaban mucho tiempo existiendo como temas de la po- impedía centrarnos en otras amenazas menos espectacu-
lítica exterior estadounidense, el primero al menos desde lares pero más verosímiles. Graham Allison afirma, inco-
la revolución iraní de 1978,y el segundo desde los albores herente mente, que un ataque nuclear terrorista es a la vez
de la era atómica. Cada uno constituía por sí mismo un «inevitable» y «prevenible». Es obvio que no puede ser
serio problema de política exterior,pero reunidos en un solo las dos cosas; sin embargo, no se nos ofrece ninguna me-
paquete suscitaron por primera vez la percepción de una todología fiable para averiguar el nivel real de amenaza. A
amenaza nuclear o biológica inminente, directa e inmune resultas de los atentados del 11-5 se abrió un abismo entre
a la disuasión. las percepciones de los estadounidenses y los europeos
La posibilidad de que una organización no estatal rela- sobre este tema. Muchos norteamericanos se conven-
tivamente pequeña y débil pueda infligir daños catastrófi- cieron de que el terrorismo catastrófico era tan probable
cos esuna absoluta novedad en las relaciones internaciona- como inminente, y de que elll de septiembre señalaba el
les y presenta un desafío de seguridad sin precedentes. A lo inicio de una escalada de violencia. Los europeos mostra-
largo de la historia, la capacidad de infligir daños graves a ron propensión a asimilar dichos atentados a su propia
una sociedad siempre estuvo reservada a los Estados: la teo- experiencia con el terrorismo de bandas como el IRA o
ría de las relaciones internacionales está construida entera- ETA, cons~derándolo un acto sorprendentemente exito-
mente en torno a la premisa de que los Estados son los úni- so e irrepetible, una rareza dentro de un fenómeno mar-
cos actores significativos de la política mundial. Si agentes cado las más de las veces por los coches bomba y los ase-
sinatos.1
no estatales podían causar una destrucción catastrófica,

-78- -79-
N o podemos descartar la posibilidad de un nuevo por ejemplo, fue elegido democráticamente y ha apoyado
atentado terrorista masivo en Estados Unidos. No obs- la entrada del país en la Unión Europea. Los islamistas
tante, hay razones para creer que sus probabilidades se radicales, o yihadistas, como Osama bin Laden, hacen
han reducido desde el ll-S. El motivo estriba sencilla- hincapié en la necesidad de la violencia para conseguir sus
mente en que antes de esa fecha aciaga nuestro descomu- metas políticas. En la exposición que sigue, utilizaré el 1
nal aparato de seguridad nacional, además de los servicios término yihadismo para referirme a ese movimiento en ,~' 11

secretos y cuerpos policiales de otros países, no daban particular. I~1"


!
prioridad a ese asunto. Después del ll-S sí se la dan: aun- ¿Cuán grave es la amenaza que suponen Bin Laden y
que costó unos meses hacer virar ese particular superpe- los yihadistas de su pelaje para Occidente y para nuestro 111:'
I!'

trolero para asignarle un nuevo rumbo, una vez en su sitio modo de vida? ¿Se trata de una amenaza existencial -es
I~: 11

puso en acción una cantidad ingente de recursos contra el decir, una amenaza capaz de socavar la existencia del régi- :11"

problema. men estadounidense- de una escala comparable a las


Sin embargo, la eficacia de esos recursos dependerá de amenazas que plantearon la Alemania nazi o la Unión
lo grande que sea la amenaza política. Si una proporción Soviética? Según cierta corriente de opinión, en esencia
significativade los mil millones de musulmanes que hay en nos las vemos con la «cuarta guerra mundial», pues he-
el mundo se movilizara para cometer atentados suicidas mos sido atacados por un enemigo que en potencia es tan
contra Estados Unidos, hasta ese colosal aparato de segu- peligroso y poderoso como los que afrontamos en las dos
ridad tendría dificultades para contener la marea. Pero, si conflagraciones mundiales y la guerra fría. La exposición
los terroristas peligrosos de verdad fueran una cifra relati- más clara de este punto de vista la ofrece Charles Krau-
vamente pequeña de personas, es probable que el proble- thammer:
ma resultara manejable. Parte de la calibración de la ame-
naza reside pues en evaluar su dimensión política. Desdeñar el atractivo del islam radical es pura ve-
La terminología es importante. Existen sensibles dife- leidad de los laicistas. El islam radical no sólo es tan
rencias entre fundamentalistas islámicos, islamistas, is- fanático e implacable en su antiamericanismo, antioc-
lamistas radicales y musulmanes ordinarios, diferencias cidentalismo y antimodernidad como cualquier otro
que adquirieron una particular importancia tras el ll-S. fenómeno que hayamos conocido. Posee la ventaja
Los fundamentalistas islámicos actúan impulsados por única de estar fundamentado en una religión vene-
motivos religiosos y pretenden revivir una supuesta va- rable con más de mil millones de fieles, que no sólo
riedad anterior y más pura de práctica religiosa. Los isla- aporta un suministro presto de reclutas -adiestrados
mistas, en cambio, ponen más énfasis en las metas políti- y mentalizados en mezquitas y madrazas mucho más
cas y quieren incorporar la religión a la política, aunque eficaces, autónomas y omnipresentes que cualquier
no necesariamente de una forma hostil a la democracia. El campamento de las Juventudes Hitlerianas o el Kom-
islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo de Turquía, somol-, sino que se alimenta de una larga y profunda

-80- -81-
1:..,

1
,~1 1

tradición de celo, expectativas mesiánicas y culto al los atentados de Casablanca, Bali, Madrid, Londres y In
,.
martirio. Hitler y Stalin tuvieron que sacársela de la Ammán.
manga, y la versión de Mussolini era una parodia. El Olivier Roy ha sostenido con argumentos brillantes y
radicalismo islámico avanza bajo una bandera con convincentes que el yihadismo contemporáneo no puede
mucha más profundidad histórica y atractivo durade- entenderse primordialmente en términos culturales o reli-
ro que las religiones sucedáneas de la esvástica y la giosos.4 La religiosidad musulmana genuina siempre ha
hoz y el martillo, que históricamente se demostraron formado parte integral de la cultura local o nacional, don-
endebles e insustanciales.2 de la doctrina religiosa universalista se ve modificada por
una acumulación de elementos locales como costumbres,
Krauthammer, en otras palabras, sostiene que la ame- convenciones, santos y demás, y apoyada por las autorida-
naza política que afrontamos procede de una versión del des políticas de la localidad. No es ese tipo de religiosidad
islam en cuanto religión, que es absolutamente implaca- la que está en la raíz del terrorismo de hoy en día. El isla-
ble y antioccidental y que está profunda y ampliamente mismo y sus brotes yihadistas radicales son el producto de
arraigada entre los más de mil millones de musulmanes lo que Roy denomina islam «desterritorializado», en el que
diseminados por el mundo. individuos musulmanes se ven apartados de las tradiciones
Cada una de esas aseveraciones resulta discutible, y locales auténticas, a menudo como minorías desarraigadas
juntas exageran la amenaza que afronta Estados U nidos en tierras no musulmanas. Eso explica por qué tantos yiha-
en el mundo posterior al ll-S. No luchamos contra la re- distas no proceden de Oriente Medio, sino que son más
ligión islámica o sus fieles, sino contra una ideología radi- bien producto (como el conspirador del ll-S, Mohamed
cal que atrae a una minoría de musulmanes. Esa ideología Atta) de Europa occidental.
debe mucho a las ideas occidentales además de al islam, y El yihadismo, por tanto, no es un intento de restaurar
atrae a los mismos individuos alienados que antes habrían una genuina variedad anterior del islam, sino más bien
gravitado hacia el comunismo o el fascismo. Hay buenos un empeño por crear una doctrina nueva y universalista
motivos para coincidir con los expertos islámicos france- capaz de actuar como fuente de identidad en el contexto
ses Gilles Kepel y Olivier Roy en que, como movimien- de un mundo globalizado y multicultural. Se trata de un
to político, el yihadismo ha sido a grandes rasgos un fra- intento de dotar a la religión de ideología y utilizada con
caso.3 El ll-S y la guerra de Irak le han conferido un fines políticos, más producto de la modernidad (como el
nuevo aliento, pero la capacidad de los yihadistas para comunismo o el fascismo) que reafirmación de la religión
hacerse con el poder político en cualquier parte es baja, y o la cultura tradicionales. En la misma línea, los historia-
en Occidente muchos la han sobreestimado de manera dores Ladan y Roya Boroumand han afirmado que mu-
constante. La amenaza terrorista es real y mortífera, pero chas ideas islamistas radicales no son de origen islámico,
su manifestación más probable serán ataques aislados en sino occidental. Si nos remontamos a los pensadores po-
Europa occidental o los países musulmanes, del estilo de líticos que configuraron la ideología de AI-Qaeda, como

-82- -83-
~
,1
.[\
.'~iI
Hassan al Banna y Sayyid Qutb, de la Hermandad Mu- tal como en Oriente Medio. Estados Unidos seguirá siendo Ih
~,.
sulmana, Maulana Maududi, del movimiento paquistaní un blanco terrorista primario, pero no afrontará ni remota-
Yamaat-e-Islami, o el ayatoláJomeini, descubrimos una mente el mismo grado de amenaza interna por parte de sus :1

peculiar doctrina sincretista que mezcla ideas islámicas residentes musulmanes que muchos países europeos. Esta- 1
1

con otras occidentales, préstamos de la extrema izquierda dos Unidos y sus aliados seguirán envueltos en guerras ca-
y derecha de la Europa del siglo xx.S Conceptos como lientes como las de Afganistán e lrak, pero el yihadismo es
«revolución», «sociedad civil» y «Estado» y el esteticis- un subproducto de la modernización y la globalización, no
mo de la violencia no provienen del islam, sino del fascismo del tradicionalismo, y por tanto continuará siendo un pro-
y el marxismo-leninismo. El propósito del yihadismo es blema en las sociedades modernas y globalizadas.
tan político como religioso. Es por tanto un error identi- Además, la democracia occidental no será una solución
ficar el islamismo radical como una expresión auténtica y a corto plazo para el problema del terrorismo. Los perpe-
de algún modo inevitable de la religiosidad musulmana, tradores de los atentados del 11-S, Madrid, Amsterdam y
aunque desde luego tenga el poder de reforzar la identi- Londres vivían en sociedades modernas y democráticas
dad religiosa y avivar el odio rdigioso.6 y no estaban alienados por la falta de democracia en sus
Lo que se desprende de este punto de vista es que en la países de nacimiento o ascendencia. Era precisamente la
11

actualidad no estamos enzarzados en nada semejante a un sociedad moderna y democrática en que vivían la que en-
«choque de civilizaciones», sino más bien en algo que se contraban alienante. El problema a largo plazo, por tanto,
nos antoja bastante familiar tras la experiencia del siglo no es el de aislarnos de Oriente Medio o «arreglado» de al-
xx. El colectivo más peligroso no son los musulmanes gún modo, sino el mucho más complejo de integrar mejor
devotos de Oriente Medio, sino los jóvenes alienados y a las personas que ya se encuentran en Occidente, y hacer-
desarraigados de Hamburgo, Londres o Amsterdam que, lo de un modo que no socave la confianza y tolerancia en
como los fascistas y marxistas antes que ellos, ven en la que se basan las sociedades democráticas.
ideología (en este caso, el yihadismo) la respuesta a su También es importante reconocer la complejidad del
búsqueda personal de identidad. Así lo confirman los trasfondo cultural del que surge el yihadismo. Las teorías
atentados de Madrid (11.3.04), el asesinato del director de simplistas que atribuyen el problema terrorista a la religión
cine holandés Theo van Gogh en Amsterdam a manos o la cultura no sólo se equivocan, sino que tienen muchos
de Mohamed Buyeri (2.11.04) y las bombas de Londres números para empeorar la situación porque ocultan las
(7.7.05) puestas por un grupo de ciudadanos británicos de importantes fisuras que existen dentro del mundo del is-
origen paquistaní. lam global.
Si esta interpretación de la naturaleza de la amenaza yi- En el corazón del problema terrorista se encuentra un
hadista es correcta, tiene una serie de implicaciones para la núcleo duro de fanáticos implacables rodeados por una
lucha que nos espera. En primer lugar, es tan probable que serie de círculos concéntricos de seguidores, compañeros
los principales campos de batalla estén en Europa occiden- de viaje, indiferentes, apolíticos y, finalmente, simpatizan-
-84- -85-
~
tes de Occidente en diferente grado. El mundo musul- Los sondeos indican que ese grupo más amplio de mu-
mán es un lugar grande y diverso, y acoge a países como sulmanes no son contrarios a Estados Unidos u Occiden-
Malí,7 Senegal, Turquía, Indonesia y Malaisia, que han te, sino más bien a la política exterior norteamericana.
cosechado algún éxito con la modernización democrática Creen que los norteamericanos apoyan de manera arbitraria
o económica. Existen pruebas considerables de que una a Israel a costa de los palestinos y que sostienen a dictado-
gran cantidad de musulmanes, entre ellos muchos que vi- res árabes como el egipcio Mubarak o la familia gobernan-
ven en sociedades muy tradicionales, no odian a Estados te saudí a expensas de la democracia. Ése esun mensaje que
Unidos, la modernización, la «libertad» (como diría el muchos estadounidenses, y muchos neoconservadores en
presidente Bush) u otros aspectos de la civilización occi- particular, no han querido escuchar. Observadores como
dental. Parece bastante claro que muchos jóvenes iraníes Barry Rubin y Max Boot han afirmado que, cuando los
crecidos bajo la dictadura islámica no la ven con buenos árabes se declaran preocupados por la tragedia de los pales-
ojos y preferirían con mucho vivir en una sociedad más tinos, en realidad no quieren decir eso; las críticas a Israel o
abierta, moderna y occidental. Un estudio realizado por el al apoyo de Estados Unidos a Israel son una sublimación
Programa de Desarrollo de Naciones Unidas en el mun- de su descontento con sus propios sistemas políticos no
do árabe reveló que marcadas mayorías en casi todos los democráticos, que no son capaces de atacar directamente.9
Estados árabes afirmaban que les gustaría mudarse a un N o va del todo desencaminado el argumento de que
país occidental.8 Eso sugiere que no encuentran la cultu- los regímenes árabes usan la cuestión palestina con cinis-
ra occidental odiosa por completo; la radicalización con mo para legitimarse y desviar la atención de sus propias
frecuencia sólo detona más tarde, en inmigrantes de se- carencias. Y es cierto que los esfuerzos de paz estadouni-
gunda o tercera generación que no han logrado integrar- denses en Oriente Medio no han tenido impacto sobre
se en las sociedades occidentales. Al-Qaeda y los yihadistas, que estaban planeando los
Es importante separar las dimensiones tecnológica y atentados del ll-S en el preciso momento en que el pro-
política de la amenaza, porque eso influye en lo que se con- ceso de paz de Oslo avanzaba a toda vela durante la admi-
sidera una respuesta razonable y los riesgos que se está dis- nistración Clinton. Sin embargo, la furiosa indignación
puesto a correr para plantarle cara. Si cO'mbatimos a un contra Estados Unidos en el mundo árabe por la cuestión
grupo relativamente pequeño de fanáticos amparados por palestina facilita mucho la actuación de los terroristas del
un amplio colectivo de simpatizantes, el conflicto parecerá núcleo duro, pues les ofrece simpatizantes, informadores
una guerra de contrainsurgencia librada a escala mundial. y reclutas. (N o estoy propugnando que Estados U nidos
Eso vuelve inapropiada una respuesta exclusivamente mi- deba abandonar a Israel para aplacar esas iras, sino reco-
litar al desafío, dado que las guerras de contrainsurgencia nociendo que ese apoyo tiene su precio.) Cuando los ára-
son profundamente políticas y pasan por ganarse desde el bes dicen que les gusta Estados Unidos pero no su políti-
principio los corazones y las mentes de la población en ge- ca exterior, parecería prudente, amén de mínimamente
neral. respetuoso, tomarles la palabra en vez de mandarlos al

-86- -87-
~
diván del psiquiatra y contarles que en realidad es impo- puesta apropiada tendría mucho más de palo que de za-
sible que quieran decir lo que están diciendo. nahoria, y trazó una estrecha relación entre la nueva ca-
A la larga, es posible que los islamistas de hoy estén mada de yihadistas y los viejos nacionalistas árabes como
sentando las bases para una posterior modernización y Saddam Hussein. Esas estimaciones fueron objeto de in-
transformación de la práctica religiosa islámica. Olivier terminables debates en los momentos previos y posterio-
Roy traza una serie de paralelismos entre el islamismo y los res a la invasión de Irak.
primeros tiempos de la Reforma protestante. Tanto los is-
lamistas como los primeros protestantes desarraigaron la
religión de la matriz político-cultural dentro de la cual se LA JUSTIFICACIÓN ALTERNATIVA
practicaba desde siempre y propusieron una variedad más DE LA GUERRA DE IRAK
pura y universalista; los dos convirtieron la religión en un
asunto de compromiso personal y, por tanto, sentaron las La administración Bush justificó la guerra con tres ar-
bases del individualismo moderno, cuya identidad religio- gumentos: primero, el hecho de que Irak poseía armas
sa es una opción personal en lugar de una condición social de destrucción masiva y se hallaba en proceso de adquirir
forzosa. Muchos occidentales han lamentado la ausen- más; segundo, que Irak tenía lazos con Al-Qaeda y otras
cia de un Lutero musulmán. Sin embargo, olvidan que el organizaciones terroristas; tercero, que en Irak gobernaba
Lutero histórico no predicó el pluralismo y el liberalismo, una dictadura tiránica de la que elpueblo iraquí merecía ser
sino que desencadenó una oleada de fanatismo religioso liberado. Este conjunto de argumentos evidenciaba una
que tuvo manifestaciones muy intolerantes, como las ocu- clara influencia de los atentados del ll-S y la nueva di-
rridas en la Ginebra de Calvino. Fue sólo destrozando las námica que establecieron en la política estadounidense: al
conexiones existentes entre religión tradicional y poder sugerir que las ADM iraquíes podían acabar en manos de
político y ejerciendo el poder real en un espacio político terroristas, la Administración pretendía cosechar apoyo a
pluralista cómo el protestantismo logró sentar las bases de la acción militar fomentando el miedo a que Irak amenaza-
la política laica moderna y la separación entre Iglesia y Es- se directamente suelo estadounidense. Por tanto, le salió el
tado. En Europa, este proceso llevó varios siglos; sólo nos tiro por la culata cuando después de la guerra no aparecie-
queda esperar un calendario más acelerado para los musul- ron las cacareadas ADM iraquíes y surgieron serias dudas
manes de hoy. acerca de los vínculos de Saddam Hussein con Al-Qaeda
Sigue habiendo grandes incógnitas sobre la naturaleza [recientemente desmentidos por un informe del Senado
de la amenaza terrorista, como la cifra de yihadistas a ul- norteamericano]. Así pues, el Gobierno se refugió en el ar-
tranza, las futuras fuentes de nuevos reclutas y la com- gumento de derechos humanos/democracia, última justifi-
binación de palos y zanahorias que sería necesaria para cación de peso para la guerra.
apartar del núcleo duro de implacables a los potenciales Existían, con todo, otros motivos menos alarmistas
partidarios. La administración Bush estimó que la res- pero convincentes para ir a la guerra. La Administración

-88- -89-
~
podría habedos resaltado y haber quedado en mejor posi- Irak, miembros del «eje del mal»- por acelerar sus pro-
ción política después del conflicto. El primero y más im- gramas. La primera guerra del Golfo también sirvió de
portante tenía que ver con el insostenible régimen de san- estímulo para buscar un medio de contrarrestar la abru-
ciones prebélicas y sus costes. El mantenimiento de las madora superioridad norteamericana en armamento con-
zonas de exclusión aérea sobre Irak exigía una presencia vencional. Irán y Corea del Norte recibieron apoyo di-
militar continua en Arabia Saudí mucho después de que recto para sus programas nucleares de A. Q. Jan, padre de
Dick Cheney, como secretario de Defensa del presidente la bomba paquistaní. La posesión iraquí de un arma nu-
Bush padre, hubiera prometido que las fuerzas norteame- clear consolidaría el empeño iraní de tener otra y quizás
ricanas se retirarían. Era esa presencia estadounidense lo estimulara nuevos programas en Egipto y Arabia Saudí.
que parecía molestar a Osama bin Laden en mucha mayor Un Oriente Medio plenamente nuclearizado añadiría
medida que el apoyo a Israel y otros regímenes árabes. un enorme elemento de peligro a una de las regiones más
Irak y sus simpatizantes del mundo árabe encontra- inestables del planeta. Además, un Irak nuclear podría
ron mucho eco antes de la guerra al sostener que las san- disuadir a los estadounidenses de intervenir en caso de
ciones de la ONU eran responsables de matar a niños ira- que acometiera un segundo intento de anexionarse Ku-
quíes y que había que retiradas por razones morales. Tras walt.
la guerra, el escándalo Petróleo por Alimentos reveló que Evitar el surgimiento de un Oriente Medio plenamen-
Saddam Hussein y sus socios internacionales habían des- te nuclearizado es uno de esos «bienes públicos globales»
viado hacia ellos mismos el dinero destinado a ayudar a sobre los que teorizan los especialistas en relaciones in-
los niños iraquíes, pero antes de la guerra era imposible ternacionales. Si bien a Estados Unidos le va mucho en
convencer a nadie de eso. A la Administración se le anto- este resultado porque tiene intereses y aliados en la re-
jaba inevitable que el régimen de sanciones no se sosten- gión, hay mucha gente que se beneficiaría también, para
dría en los años siguientes y dejaría el camino expedito a empezar la del propio Oriente Medio, los cercanos euro-
los programas de ADM de Irak. peos y los habitantes de otras regiones del mundo donde
La Administración podría haber encontrado una jus- hay probables candidatos a imitados en una carrera gene-
tificación seria pero bastante menos alarmista de por qué ral por obtener armamento nuclear.
las armas nucleares iraquíes perjudicarían los intereses La administración Bush decidió no apelar a la lógica de
estadounidenses. En los noventa estaba claro que el régi- los bienes públicos globales para su invasión de Irak y pre-
men global de no proliferación, que había conseguido firió exagerar la amenaza directa que el país suponía para el
mantener la cifra de Estados nucleares por debajo de diez suelo estadounidense. Lo hizo porque el 11-Shabía ofreci-
en las cuatro décadas posteriores a Hiroshima, se estaba do una oportunidad nueva e imprevista de ponvencer al
descomponiendo. La prueba nuclear de la India engen- pueblo norteamericano de la necesidad de tobar medidas
dró su respuesta en Pakistán, que a su vez alimentó un militares contra Irak. El oportunismo de esa Jostura perju-
nuevo impulso en Irán y Corea del Norte -también, como dicó a la Administración una vez acabada la Juerra, cuando

-90- -91-
se puso de manifiesto la inverosimilitud de la amenaza di- de sentido común y defensa propia, nuestro país actuará
recta, y alimentó las especulaciones de quienes ya se sentían contra esas amenazas emergentes antes de que estén for-
poco inclinados a confiar en Estados Unidos sobre que el madas por completo».l1 La NSS afirmaba también que
auténtico motivo de Washington no era elpetróleo o Israel. Estados Unidos trabajaría con las alianzas tradicionales y
las instituciones internacionales siempre que fuera posi-
ble, pero que si no conseguía un consenso internacional
LA ESTRATEGIA DE SEGURIDAD NACIONAL para defenderse de un terrorismo potencialmente catas-
DE ESTADOS UNIDOS trófico, tendría que recurrir a las «coaliciones de los dis-
puestos».
El aspecto más controvertido de la gran estrategia de Ni la anticipación ni el unilateralismo eran rasgos nue-
la administración Bush tenía que ver con la doctrina de la vos de nuestra política exterior. John Lewis Gaddis ha de-
prevención que el presidente expuso en su discurso de mostrado que las administraciones estadounidenses lle-
West Point de junio de 2002 y en la National Security van utilizando la anticipación (a menudo unilateral) des-
Strategy o[the United States(NSS) publicada en septiembre de principios del siglo XIX,y durante la guerra fría llegó a
de 2002.la Seexigea todas las administracionesque pro- plantearse seriamente en diversos momentos.12 A princi-
duzcan declaraciones doctrinales de esta clase. La mayo- pios de los cincuenta, la administración Eisenhower deba-
ría son rutinarias, tediosas y pasan a la historia sin pena tió una estrategia que obligaría a la URSS a un «retroceso
ni gloria; no fue ése el caso del texto de la administración forzado», y en 1962 la de Kennedy previno el despliegue
Bush. El documento NSS no tiene, a primera vista, nada de misiles soviéticos de medio alcance en Cuba.
de extraordinario. Repite muchas de las metas consabidas Lo nuevo de la NSS era que ampliaba las nociones tra-
de la política exterior estadounidense, como el fomento de dicionales de anticipación para incluir lo que equivalía a
los gobiernos libres y democráticos y un sistema global una guerra preventiva. Por anticipación rpreemption]
de libre comercio. Su innovación más notable es dejar suele entenderse un esfuerzo por desarticular un ataque
constancia del mero hecho antes enunciado, es decir, que militar inminente; en cambio, la guerra preventiva rpre-
unos terroristas no estatales equipados con armas de des- ventive] es una operación militar diseñada para conjurar
trucción masiva no pueden afrontarse mediante las herra- una amenaza a la que le faltan meses o años para materia-
mientas habituales de contención y disuasión. Según la lizarse. La administración Bush sostenía que, en una era
NSS, «el mayor peligro que afronta nuestra nación reside de terroristas dotados de armas nucleares, la distinción
en la encrudijada de radicalismo y tecnología. Nuestros entre anticipación y prevención estaba desfasada: había
enemigos h declarado abiertamente que buscan armas que ampliar la restrictiva definición del primer concep-
de destrucci n masiva, y las pruebas indican que lo están to.u En el futuro, Estados Unidos consideraría necesario
haciendo con denuedo. Estados Unidos no permitirá que actuar en el seno de otros Estados para crear unas condi-
~
estos esfuerz s tengan éxito. [...] Además, como medida ciones políticas que previnieran el terrorismo. Por tanto,

-92- -93-
rechazaba las nociones westfalianas de la necesidad de
~ siendo importante. No hemos pasado de sopetón a un
respetar la soberanía de los países y trabajar con los go- mundo donde los Estados canallas proporcionan ADM a
biernos existentes, y de ese modo aceptaba tácitamente los terroristas como si tal cosa; todavía es posible que sur-
tanto la premisa de los neoconservadores sobre la impor- ja ese mundo, pero actuar como si ya lo tuviéramos encima
tancia de los regímenes como las justificaciones de las in- nos obliga a tomar decisiones extremadamente costosas.
tervenciones humanitarias emprendidas durante los no- Incluso en las condiciones posteriores al ll-S, la guerra
venta. preventiva es mucho más difícil de justificar desde un pun-
to de vista prudencial y moral que la guerra anticipatoria, y
en buena ley debería usarse en un número mucho más res-
PROBLEMAS tringido de casos.
Existen sin duda ciertas coyunturas históricas en las
La visión de que los Estados están legitimados para que retrospectivamente una guerra preventiva podría ha-
anticiparse a amenazas inminentes fue refrendada tras la ber ahorrado al mundo no pocos sufrimientos. El caso
guerra de Irak por el Grupo de Alto Nivel de la ONU.14 clásico que muchos citan fue la remilitarización de Re-
Sólo si un país afronta una clara amenaza catastrófica por nania por parte de Hitler en 1936, una clara violación de
parte de un agente no estatal o un Estado canalla, y sólo si las obligaciones impuestas a Alemania tras la Primera 1
no obtiene ayuda de las instituciones internacionales para Guerra Mundial, emprendida en un momento en que iI~

hacer frente a esa amenaza, puede tomarse la justicia por Gran Bretaña y Francia poseían entre las dos una abru-
su mano con legitimidad y realizar una maniobra antici- madora superioridad militar sobre los germanos. Al pos- 111

\ 1
patoria para desarticularla. tergar la declaración de guerra a Alemania hasta después :1
1,
'ili
El problema de la doctrina de la NSS era que, con mi- de la crisis de los Sudetes en 1938, Gran Bretaña y Fran-
ras a estirar el concepto de anticipación para incluir la cia permitieron que Hitler se rearmara y pudiese invadir ,i
I I~
guerra preventiva contra amenazas no inminentes, la Ad- Polonia y derrotar a la propia Francia. La destrucción por r ::

ministración necesitaba acertar en lo relativo a los peligros parte de Israel del reactor iraquí de Osirak en 1981 fue
que afrontaba Estados Unidos. Resultó que había sobre- considerada en amplios sectores una exitosa aplicación de
estimado la amenaza de Irak específicamente, y la del te- la guerra preventiva, en la medida en que hacía retroceder 111' i,

rrorismo nuclear en un plano general. Por si fuera poco, varios años el programa iraquí de armas nucleares; cuan-
1
la Administración amalgamó la amenaza del terrorismo do Saddam Hussein invadió Kuwait diez años más tarde,
con el problema de los Estados canallas y la proliferación no tenía bomba.15 i\
'1

nuclear, y aplicó el remedio de la guerra preventiva al Sin embargo, la guerra preventiva siempre se ha consi- 11

menor de los dos peligros. derado problemática desde un punto de vista pruden- i

La experiencia de Irak debería demostrar que la distin- cial porque depende del acierto en predecir el futuro con 11

ción entre guerra anticipatoria y guerra preventiva sigue exactitud. Ahora sabemos lo que la gente de 1936 no aca- I I '1

-94- -95-
¡~
,......-
~

baba de entender, es decir, que Hitler seguiría adelante una Administración estadounidense infalible a la hora
hasta desmembrar Checoslovaquia y planear una guerra de identificar qué líderes y regímenes son impermea-
contra Polonia. A lo mejor tendrían que haberlo visto y bles a los cambios ambientales. Cualquier error de
pecaron de inocencia política, pero es más fácil hacer ese apreciación tendría como resultado, en vez de la pre-
juicio a posteriori. En 1956, el primer ministro británico, vención o anticipación, una guerra que podría haber
Anthony Eden, creyó encontrarse en una situación estilo sido evitada.17
Renania y siguió adelante con la guerra de Suez, aunque
el presidente egipcio,N asser,en última instancia no suponía Hay quien sostiene que la sabiduría salomónica podría
la misma amenaza que Hitler para la seguridad mundial. estar a nuestro alcance si tuviéramos unos mejores servi-
Los alemanes de la primera década del siglo xx temían al cios secretos. Siempre será bienvenido un mejor conoci-
miembro más débil del Concierto de Europa, Rusia, ba- miento de los planes del enemigo, pero es una insensatez
sándose en proyecciones de futuro de su poder, y se pre- pensar que unos presupuestos de espionaje más abultados
pararon para la guerra contra los rusos antes de que és- o una reorganización de los servicios de inteligencia pro-
tos fueran demasiado fuertes. Tal vez no sea de extrañar ducirán predicciones de futuro más acertadas.
que el gran canciller alemán Otto von Bismarck descri- El problema de los servicios secretos, como demostró
biera la guerra preventiva como «suicidarse por miedo a Roberta Wohlstetter hace muchos años, no estriba en la
la muerte».16 información inadecuada, sino más bien en la proporción
Ken Jowitt expone el problema en los siguientes tér- entre señales y ruido de interferencias generados por la
mmos: información.18La mayoría de las reformas de los servicios
de inteligencia que se proponen aumentará el volumen
De modo que la lógica de una estrategia anticipa- tanto de señales como de ruido, en lugar de mejorar la
toria es poderosa. Sin embargo, su aplicación exige la proporción de las primeras respecto del segundo. La ca-
sabiduría combinada de Pericles y Salomón. Para em- pacidad de identificar señales seguirá dependiendo de fac-
pezar, la premisa de un ataque anticipado exige dos tores cognitivos tales como las expectativas previas, los
condiciones previas: un líder hostil y un régimen teó- esquemas mentales, los incentivos y demás factores que
ricamente impermeable a cualquier cambio ambiental, jamás acabaremos de perfeccionar. Los servicios de infor-
sea interno o internacional. No siempre es una premisa mación tenían todos los incentivos del mundo para sobre-
errónea -Hitler y PoI Pot son prueba de ello-, pero estimar la amenaza de las ADM iraquíes en 2003, porque
sí casi siempre. Con el tiempo, la mayoría de los regí- habían subestimado la amenaza de 1991 y no querían de-
menes cambian sustancial cuando no esencialmente. jarse engañar otra vez. No hay reformas capacesde arreglar
Basta con mirar la Unión Soviética después de 1956 o esta clase de problemas o permitimos predecir con exacti-
la China posterior a 1978. tud el futuro.
Una estrategia de anticipación también requiere Dadas estas incertidumbres, es fácil ver por qué la gue-

-96- -97-
T

rra preventiva, a diferencia de la anticipación, no ha sido


un instrumento frecuente del poder estatal. Como es ob- la guerra que Estados Unidos no podía esperar a ver «la
vio, la guerra preventiva resulta más justificable cuanto pistola humeante,
nuclear». 19 que podría llegar en forma de hongo
más inminente es la amenaza: un programa nuclear al
borde de las pruebas o la fabricación de armas es mejor Antes de la guerra, se debatió demasiado poco la posibi-
candidato para la prevención que otro que se halle en la lidad de que los Estados canallas con programas atómicos,
fase de planificación. Si tuviéramos pruebas de que otros entre ellos Irak, estuvieran dispuestos a donar o vender ar-
Estados canallas, aparte de Afganistán, acogían a terroris- mas nucleares a grupos terroristas. Quienes sostenían la
tas con armamento nuclear, la distinción entre antici- verosimilitud de esta posibilidad recurrían a dos argumen-
pación y prevención en efecto se esfumaría. Habría que tos. El primero era que Irak ya había apoyado a terroristas
plantearse al menos un ataque preventivo si Pakistán, con en el intento de 1993de volar el World Trade Center con un
sus armas nucleares, se hundiera en el caos o cayera en camión bomba y que desde entonces Saddam Hussein había
manos de islamistas radicales. Así pues, la guerra preven- mantenido lazos con AI-Qaeda. El segundo, expuesto por
tiva no puede descartarse como componente de la gran Kenneth Pollack en su influyente libro The Threatening
estrategia estadounidense, pero otorgarle un papel prota- Storm (2002),era que Saddam no eraun actor racional y por
tanto no podía ser disuadido.20
gonista conlleva grandes riesgos y unos costes que en re-
trospectiva resultan lamentablemente obvios. Los supuestos vínculos entre Saddam Hussein y Al-
El segundo problema de la administración Bush res- Qaeda fueron objeto de muchos debates en el seno de la
pecto a la anticipación tal como la perfiló la NSS fue su comunidad de servicios de información antes de la guerra
incapacidad de distinguir entre la guerra anticipatorial y de forma mucho más pública después de ella. Aunque
preventiva diseñada para frenar el terrorismo catastrófico había pruebas circunstanciales que relacionaban a los ser-
y el uso de esa misma política como medio para detener la vicios secretos iraquíes con el atentado de 1993, en última
proliferación nuclear en los Estados canallas. Como se ha instancia fue imposible verificar la conexión, lo mismo
mencionado, la adquisición de armas atómicas por parte que en el caso de posteriores contactos, como el supuesto
de Estados canallas es un problema serio que merece una encuentro entre el secuestrador del 11-SMohamed Atta y
respuesta contundente de la comunidad internacional, un agente iraquí en Praga.21La mera existenciade contactos,
pero es de una magnitud considerablemente inferior a la por supuesto, no demuestra la existencia de una colabora-
posibilidad de que un Estado canalla proporcione una ción sustancial entre Irak y AI-Qaeda, que Irak planificara
bomba a una organización terrorista para que la use con- los atentados del 11-S o que ese país estuviera dispuesto a
tra Estados Unidos. El presidente Bush y otros miem- entregar ADM a Al-Qaeda. Al final,la administración Bush
bros de la Administración declararon sin vacilar que su declaró oficialmente que no había pruebas que vincularan a
Irak con el 11-S.
política de guerra preventiva respondía a esta segunda
consideración, como cuando dijo en un discurso antes de La cuestión más importante tiene que ver con el com-
portamiento probable y la irracionalidad de Saddam Hus-
-98-
-99-
~
sein, asunto planteado en el libro de Pollack. El problema contra Osirak ha significado que en el futuro una opera-
de este segundo factor es que la racionalidad no es una ción parecida será mucho más difícil, ya que los Estados
condición binaria, en virtud de la cual un dirigente es ra- en cuestión trasladarán sus instalaciones bajo tierra o las
cional y posible de disuadir o irracional e inaccesible a la reforzarán o dispersarán. El lamentable fracaso de nuestros
disuasión. El historial de Saddam, tal como lo describe servicios de inteligencia para identificar con exactitud el
Pollack, demuestra que es una persona que además de arsenal de ADM en Irak y su incapacidad para calibrar la
correr riesgos tiene una capacidad de juicio muy limitada veracidad de las actuales afirmaciones norcoreanas de que
(a diferencia de, pongamos, un dictador igual de brutal posee una bomba sugieren las dificultades que afrontarán
pero mucho más prudente como Hafiz Assad de Siria). los futuros ataques preventivos.22
Sin embargo, el iraquí no era alguien proclive a adoptar el El segundo problema es que, por más que un ataque
papel de terrorista suicida y arriesgarse a una represalia preventivo o la amenaza del mismo puedan en efecto refre-
devastadora por atacar Estados U nidos, y tampoco parece nar la proliferación (como algunos han sostenido que pasó
creíble que se tomara la molestia de construir una bomba con Libia), en otros casos podrían servir de estímulo para
sólo para dársela a un grupo que no controlaba. ella. Ni Corea del Norte ni Irán parecen haber llegado a la
Si resultaba inverosímil que Irak regalara armas nu- conclusión de que deban renunciar a su programa de ar-
cleares a terroristas suicidas, el auténtico debate tendría mas nucleares y desarmarse a resultas de la guerra de Irak;
que haber girado en torno a las ventajas de librar una gue- Pyongyang, en realidad, parece haber acelerado el progra-
rra preventiva para evitar que un Estado canalla -pero a ma norcoreano con la idea de que la posesión de un arma
fin de cuentas susceptible a la disuasión- consiguiera nuclear será un eficaz elemento de disuasión contra un ata-
armas nucleares. Esa preocupación, como ya se ha men- que estadounidense. En cualquier caso, la guerra preventi-
cionado, era de una absoluta seriedad, pero habría habido va sólo posterga, pero no detiene, la proliferación.
menos en juego y por tanto el umbral para la intervención El tercer problema es que, si Estados Unidos pretende
militar habría quedado más lejos. usar no sólo los ataques aéreos de precisión, sino también
En verdad, la cuestión más amplia que tendría que el cambio de regímenes como medio para detener a los
haber salido a colación entonces y que debería debatirse Estados canallas dotados de programa nuclear, tiene que
ahora es si la guerra preventiva debe ser un instrumento ser capaz de gestionar el cambio de régimen con éxito.
clave para afrontar la proliferación nuclear, visto que las Probablemente la experiencia norteamericana en Irak ha
iniciales restricciones impuestas por el Tratado de N o Pro- acallado los despreocupados comentarios de antes de la
liferación han fracasado. Hay varios motivos para pensar guerra sobre «cargarse» Pakistán -un país con una po-
que la guerra preventiva no es una buena opción. blación ocho veces superior a la de Irak- en caso de que
En primer lugar, cada vez es más difícil en términos cayera en manos de radicales islamistas.
operativos destruir de manera preventiva los programas Por último, el valor del tiempo ganado con el uso de la
nucleares incipientes. El éxito mismo del ataque israelí fuerza militar para frenar la proliferación nuclear debe con-

- 100 - - 101-
~

trapesarse con el perjuicio político que esa acción puede Equipo de Inspección en Irak (ISG) dirigido inicialmen-
ocasionar. Se trata de un dilema evidente en el actual Irán: te por David Kay y después por Charles Duelfer, Saddam
un sector significativo de la población se opone al régi- tenía la intención de emprender un programa para adqui-
men de los mulás de Teherán y ve con buenos ojos a Esta- rir capacidad de producción de ADM en cuanto se reti-
dos Unidos, pero parte de esa oposición también es bas- raran las sanciones, pero eso alejaba mucho en el futuro la
tante nacionalista y quizás en realidad prefiriera un Irán amenaza «inminente» pregonada por la administración
Bush.23
más liberal que poseyese armas nucleares. Es probable
que un ataque militar estadounidense contra instalacio- Los servicios de inteligencia norteamericanos, los ins-
nes iraníes debilitara a esa oposición y provocase un re- pectores de la ONU y la mayoría de los servicios secretos
troceso en las perspectivas de reforma interna. extranjeros opinaban que Irak poseía un reducido arsenal
de armas químicas y biológicas, y casi todo el mundo se
quedó asombrado cuando el ISG regresó con las manos
¿RIESGO JUSTIFICADO? vacías. Cuesta culpar, por tanto, a la administración Bush
por creer que esas armas existían.
Todas las políticas exteriores, incluida la de no hacer Por otro lado, las pruebas de que Irak había retomado
nada y mantener el statu quo, conllevan riesgos. El modo su programa nuclear, como afirmó una vez el vicepresi-
adecuado de evaluar el manejo que ha hecho la adminis- dente Cheney, no existían, y la Administración fue culpa-
tración Bush de la política exterior posterior al 11-S no es ble de exagerar en grado sumo ese aspecto particularmen-
te terrorífico de la amenaza. Además, al referirse a las
preguntarse si asumió riesgos, sino si esos riesgos eran
razonables a la luz de la información disponible en el mo- ADM de manera genérica, sin diferenciar las nucleares de
mento en que se asumIeron. las químicas y biológicas, el Gobierno daba a entender
Visto ahora, el peligro que representaba el régimen de que la amenaza nuclear era mucho mayor de lo que en
Saddam Hussein era mucho menor a como lo presentaba realidad era.
la Administración. N o sólo carecía de un programa de Aunque a muchos les gustaría creer que la guerra de
armas nucleares en activo, sino que tampoco poseía el Irak fue desde el principio una conspiración criminal ba-
considerable arsenal de armas químicas y biológicas que sada en invenciones descaradas, es más probable que los
expuso el secretario de Estado Colin Powell, en su alocu- cargos de la Administración fueran culpables de exagerar,
ción del 6 de febrero de 2003 ante el Consejo de Seguridad antes que de mentir, si por mentir se entiende afirmar de
de la ONU. Al parecer, el régimen de sanciones de la dé- manera deliberada algo que uno sabe falso. Ellos creían
cada de 1990había sido suficiente para convencer a Saddam que Saddam Hussein estaba intentando conseguir armas
de que se librara de sus armas residuales; el escepticismo nucleares y que, si las pruebas no eran todo lo contunden-
de la Administración acerca de la eficacia de las inspeccio- tes que hubiesen querido, tarde o temprano lo serían y
nes estaba injustificado. A juzgar por los informes del justificarían su punto de vista. Su fallo más garrafal fue no

- 102 - - 103-
~
haber dudado más de sí mismos ni revisar más imparcial-
mente las pruebas antes de emprender una guerra preven-
tIva.
Cuando el (ISG) informó de que no había encontrado
ADM en el país, el presidente Bush siguió afirmando que
la guerra preventiva estaba justificada porque el ISG ha-
bía descubierto que el régimen iraquí tenía la intención de
adquirir ADM en el futuro. Si la mera enunciación de una 4
intención de adquirir ADM (por contraste con la eviden-
cia de un arsenal o un programa de producción en activo) Excepcionalismo estadounidense
es suficiente para provocar una guerra preventiva, muchos y legitimidad internacional
países son candidatos a padecerla. Dudo que el presidente
tuviera en mente estirar tanto el concepto de guerra pre-
ventiva, pero está claro que el resultado del embrollo de las A finales de los noventa muchos neoconservadores
ADM iraquíes sugiere que la doctrina necesita una relectu- sostuvieron que Estados Unidos debía usar su preemi-
ra y una revisión a fondo. nencia militar para consolidar la «hegemonía benevolente»
sobre las regiones del mundo de importancia estratégica.
Al invadir Irak, la administración Bush no creía estar ac-
tuando por mezquino interés, sino ofreciendo un bien
público global. La fe del Gobierno en su propia buena fe
explica gran parte de su incapacidad para prever la rotun-
da reacción internacional contra la guerra.
Muchos han afirmado que la Administración despre-
ció la opinión pública internacional y la legitimidad que,
según se dice, confieren las instituciones multilatera-
les. Es cierto que muchos miembros del Gobierno tenían
en baja estima la ONU, como ejemplifica el subsecretario
de Estado y posterior embajador ante Naciones Unidas
John Bolton. Sin embargo, el desagrado hacia la ONU
no equivale al desprecio por la legitimidad internacional.
Muchos miembros de la administración Bush creían que
la experiencia de la guerra fría, la primera guerra del Gol-
fo y los Balcanes demostraba que el sistema internacional
-104 - - 105-

Вам также может понравиться