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7- poetas -7
LA POESÍA EN SOLEDAD
Freire se detiene en el silencio mineral del liquen que transmite “la duración
convertida en mutismo”. Pero me atrevo a barruntar que su estética descansa (o, mejor
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dicho, “vibra”) sobre dos tensiones: tiempo y silencio, fugacidad y cristalización; lo que
equivale a decir: poesía. Freire alude a esa palabra que está en la punta de la lengua pero
detrás de la palabra, a ese sonido que está a punto de ser articulado pero que se resiste a
la articulación, a lo que parece hecho para ser dicho pero que el decir no alcanza; en
suma, a la desesperación de todo escritor que prefiere la interrogación a la pobreza
asertiva: la inefabilidad del lenguaje, ese núcleo inexpresable que, sin embargo, todo
legítimo escritor asedia en el plano de la escritura.
Osvaldo Gallone
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1. LUIS BENITEZ
LOS MIEDOS
ah los terrores que nos visitan de noche
que no se ocultan del día
los que no inspira ninguna cosa grande
ningún desconocido continente pisado recién el
borde
ni tampoco un leal enemigo
francamente buscado en una tapia
ni el asombroso eclipse que deja el mediodía en
sombra
ni un terrible Señor de los Ejércitos
en desiertos abrasados por el sol de los pueblos
aventureros
ah los miedos los pequeños miedos de pequeños
hombres
no los miedos que eran a su modo honra de un
animal
desnudo en la enorme extensión de cosas que no
tenían nombre
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BEHERING
En cada uno de ellos era muchos un hombre.
Eran más todavía. Traían la industria de las armas
y el reno rojo, como un bosque ondulante
y detrás el lobo que, en una mañana ya añejo,
sería el perro de la hoguera y de las sobras,
el sirviente blanco.
Eran muchos, no un hombre.
Vagos sus nombres
se referían al viento y a los tótems,
a un hecho que pasó en un nacimiento,
el deshielo que ahogó
o el meteoro fugaz que ardió en la tundra
o la muchacha audaz que en mar abierto,
salvó a su hijo de la cólera brutal de la ballena.
Sus dioses eran el salmón
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JOHN KEATS
Caen sobre él los actos inútiles del día.
John Keats recuerda y es también de otros el recuerdo:
humillaciones, rostros y palabras
hacen de un pozo la noche repetida.
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EL PESCADOR DE PERLAS
Esta tarde y parte de la noche
volví a sumergirme en el espeso mar
donde flotamos los seres y las cosas.
BajÉ por perlas que mostrar a los hombres
que temen siquiera el riesgo de la orilla.
Esta tarde y parte de la noche
estuve en ese silencio, en esas profundidades
donde el m‡s infinito placer sería disolverse
y supe que en todos los caminos
hay monstruos para quien los teme.
LleguÉ nadando adonde no se ama ni se odia,
sencillamente se flota sobre un eterno presente
y todo lo que miras es tu contempor‡neo:
nada m‡s traen las olas del atr‡s y el adelante.
TomÉ allí esta perla y ahora te la ofrezco.
Pero cuando quise volver,
no vi a ningœn hombre en la orilla.
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No vi orilla.Todo es el mar.
Esos que temen la orilla
no saben que caminan en el mar.
DE LO QUE HUYE
Pensar que Spinoza murió puliendo lentes.
Que Blake se fatigaba en una imprenta
esperando la conversación de ese día con los ángeles.
Que por vivir Baudelaire se humillaba ante su madre.
Que Rimbaud fue silenciado por Rimbaud,
para que este ingenuo me hable de la literatura.
Como si posible fuera otra cosa que inventar
ante otros la forma de lo informe
y cobrar un salario. Qué persuadido está
de lo improbable. Esas palabras
han erigido congresos y simposios
y prestigios y famas quizá más perdurables.
Y en el centro, el errante, de esta cosa mundana,
ese brillo salvaje que por disfraz,
por burlarse o por escapar aun más
del terco intento, ha inventado
también estas criaturas, seguro
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LA YEGUA DE LA NOCHE
A José Kozer
2.MIGUEL ESPEJO
Selección para Antología
Nació en Ledesma, Jujuy, en 1948. Es poeta, narrador y ensayista. Entre 1976 y 1983
residió primero en Canadá y luego en México. Allí publicó sus primeros libros de
poesía: ''Fragmentos del Universo'' (1981) y ''Mundo'' (1983). Por ''La brújula rota''
(Córdoba, 1996) obtuvo el Premio Único a obra inédita de la Municipalidad de Buenos
Aires y el Primer Premio Regional de Literatura. Asimismo, es autor de las novelas ''El
círculo interno'' (1990). Sus cuentos han sido reunidos en el volumen ''Dispersiones'' y
algunos de ellos incluídos en diferentes antologías. Entre sus libros de ensayo se
cuentan: ''El jadeo del infierno'' (México, 1983), ''La ilusión lírica'' (Buenos Aires y
México, 1984) y ''Heidegger. El enigma de la técnica'' (México, 1988). Fue director de
''El Tribuno de jujuy'' desde el 2000 al 2002.
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CORÁN
ANGUSTIA
PETRÓLEO
BUDA
AUTISMO
En dónde me encontraba yo
no lo supe un solo instante de mi vida.
En el fondo, no sabía qué era yo
qué era dónde.
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LA ÚLTIMA ESTACIÓN
A veces sentimos
que toda nuestra vida
es una página en blanco.
REPRODUCCIÓN
atravesamos el tiempo
por inmensos desiertos de carne
VIDAS PARALELAS
LA ENEIDA
PARAÍSO
LUCIDEZ
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Si miramos al mundo
de frente
nos deslumbramos
por su ceguera.
el horror
el horror nos une
la espantosa inocencia
y el tormento de no haber previsto
el horror del hombre
oh el mundo
para sí inadmisible
que no ha aceptado
el encantamiento de la música
las fugas y los preludios
deslizados entre tus dedos
la negación de la poesía
en el furor de la historia
funda toda negación
traicionero es el arte
que emerge del dolor
y más aún
cuando él te pertenecía
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cómo pensar
que todo esto ocurriría
que el amor por Machu Picchu
y por la primavera de los ciegos
se transmutaría en gangrena
ojos purulentos
buscando algo para reposar
en un fondo humano
ni ángeles ni duendes
gimen por esta tierra asolada
únicamente el hálito de los vivos
el soplo de los recuerdos
hermana la vida
hermana la muerte
somos náufragos
de un barco que ya no titila
ni siquiera a lo lejos
ENTRE CÍRCULOS
3. HÉCTOR J. FREIRE
LÍQUENES
“Callarse, ¡qué lección!. Qué noción
más inmediata de la duración.”
Paul Valéry
THALASSA
Encadenado, el mar
se asfixia en el reverso de su espejo.
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Playa de luz,
la noche interminable del mar.
Una insidiosa red
donde el olvido hace del hombre
un extraño esqueleto de pescado.
BELLA Y TRISTE
NIGHT WINDOWS
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Pasado este temor, sus manos vistas en picado son de un blanco estridente,
sospecha de encaje en los puños que se aprietan alrededor del cuello.
Luego se relaja sobre la silla. De repente, con suavidad todo el cuerpo,
ese miserable, deshaciendo su maleficio de inmovilidad,
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IMPRESIONISMO
EXPRESIONISMO
4.FERNANDO KOFMAN
Desde un punto,
la avenida
desciende como un tobogán.
Casi, como un barranco.
Por la ventana
de su departamento
Colina ve pasar el tren.
Cambia la luz,
y todos parten corriendo
(motos y autos)
ansiosos por llegar
a los suburbios.
Colina
visitador médico
cincuentón,
vuelve a su periódico.
En el atardecer,
las pocas islas de luz
son:
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Cerca de la verja
del mausoleo a Rivadavia
la joven japonesa
mira,
se sostiene en su bicicleta,
atiende apenas
las palabras de un predicador.
Le gusta atravesar
el túnel
debajo de las vías.
El traqueteo del tren
en ll penumbra del túnel
suena enigmático,
como una música incierta
de tornillos desparramados.
Antes de entrar
en el bar
y de cambiarse,
le gusta mirar
la estación de micros,
ver aquellos que van
hasta Mercedes
pasando por Moll.
¿Qué resonancias le
trae ese sitio?
No lo sabe.
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Se pone su ropa
de camarera
y empieza a atender.
Se repite
se repite
se repite
Delante de la zanja
con altas hierbas
ve la planicie de Moll,
algunas vacas pastando,
el sonido de un silbato
de tren
a lo lejos.
En la tarde, volverá
a tocar el piano.
Tal vez.
Tal vez
porque algún ruido apareció
en el instante de su recuerdo
de Moolina.
su mirada de un violoncelo
en Puerto Madero
un triciclo en Once
que vende palomas de maíz
y se anuncia
con una campana.
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Viajando
entre Navarro y Moll
Molina lee
En el pequeño diario local,
Cómo fue fusilado
Un hombre joven.
Iba en su Citröen,
perseguido por dos
policías en moto,
que lo confundieron
con un asaltante.
No le preguntaron
nada.
No le dijeron
¡deténgase!
Se arrimaron a su
pequeño auto verde,
pura hojalata
y descargaron allí
sus armas.
El Citröen se desvió
de la ruta,
embistió un pequeño
arroyo
y dando un vuelco
terminó cerca
de unos sauces.
Colina siente,
tiene recuerdos,
de esas noches de
estado de sitio
donde nadie caminaba
por la ciudad,
casi todos estaban
en sus habitaciones
siguiendo las imágenes
de un televisor.
Ve el mausoleo como
un buque varado.
como si hubiera
estado de sitio
En el crepúsculo,
volviendo de Parque Chacabuco,
Colina se cruza
Con la joven japonesa.
Es en el túnel.
Encima pasan los trenes.
El ruido es ensordecedor.
Poco después
una vez bañado,
baja de su departamento
al bar rojo
pide una cerveza
y examina un diccionario.
No quiere pensar.
Sólo rastrear las raíces
de las palabras
en el diccionario.
Un largo manto de
hojas
color cobre,
color bermellón,
interceptan
a Colina.
Él no pone atención
en la quietud del otoño,
en ese bosque;
va en busca de la
estación de tren
y atraviesa esa avenida
rodeada de
árboles,
de hojas secas,
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de trinos de pájaros
........................................
........................................
no sabe qué es
cubierto por ramas
y una lona verde.
Más adelante ve
semienterrada entre
las hierbas
una motoneta.
5. OSVALDO PICARDO
Osvaldo Picardo, docente y escritor, Mar del Plata, 1955. Reside actualmente en Mar
del Plata, donde dirige la revista La Pecera.
Obra poética: Apenas en el mundo (1988), Poemas con tu altura (1989), Letras en una
esfera armilar (1991), Dejar sin ventanas la verdad (1993), Quis, quid, ubi (1997),
Una complicidad que sobrevive (2001) y Mar del Plata (2005).
Otros Libros publicados: Primer Mapa de Poesía Argentina : La Carpa Y Tarja.
Solicitudes y Urgencias. Editorial Martin Colección-La pecera, 2000, Mar Del Plata.
Tradujo junto a Fernando Scelzo y Esteban Moore The love poems de James Laughlin
(2001).
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EL ÁRBOL, LA SOMBRA.
LAS MANZANAS
¿Qué hay?
Por la mañana,
mientras la memoria del árbol
redondea la cáscara del año, algunos chicos
volverán a robarse las manzanas.
de Apenas en el mundo
(poemas de1980 a 1987)
La Plata, 1988
DECLARACIÓN
Es imperdonable, entonces,
descubrirse un día, diciendo amor,
que nos toca, cierto,
del todo amor, que no se repite,
amor, pájaro amor, pulmón herido,
corazón, mi vida.
EL GIRASOL
han quedado.
de Letras en una esfera armilar
( poemas entre 1989 y 1990,
Mar del Plata, 1991)
PICAFLORES
PERSPECTIVAS
la boca.
Y esta charla ahora avanza sin propósito
hacia la oscuridad. Son faros de auto
despertando en un extremo de la ruta
y pronto en el carbón de la noche
desapareciendo.
II
III
HOCINOS-OTOÑO VI,
MUSEO DE ARTE ABSTRACTO, CUENCA, 1986
Conocí Cuenca
colgada de las rocas sobre el color del Júcar.
Aquel río atrapó los últimos años de Zóbel
hasta el punto de escribir el Diario de un Cuadro:
“La trama agua-vegetación-ritmos-espacios”
cuando pasa por la garganta de la ciudad
y elige el otoño.
Allá otro cuadro colgaba de las paredes
con una verdad torcida de ojos y manos
jugando un acto de magia.
La estructura de una abstracción donde se oye
“poco a poco
fui perdiendo el interés por el colorido del río”
y aparecen los contrastes de la luz y el vértigo
enredados a la calma de un observador.
LA ABEJA
EL HIGO
Abrir la breva
que reclama una nueva lengua.
6. ESTEBAN MOORE
Esteban Moore nació en Buenos Aires en 1952. Poeta, traductor y periodista. En poesía
ha publicado: La noche en llamas (1982), Providencia terrenal (1983), Con Bogey en
Casablanca (1987), Poemas 1982-1987 (1988), Tiempos que van (1994), Instantáneas
de fin de siglo ( Mención de Honor, premio municipal de poesía ciudad de Buenos
Aires, Montevideo 1999), Partes Mínimas (Mar del Plata, 1999), Partes Mínimas y
otros poemas, Segundo Premio de Poesía-Fondo Nacional de las Artes, 2002, Buenos
Aires 2003).
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partes mínimas
“all is emptiness”10
Data
5-“Aquí en el silencio/oigo”
Eugenio Guasta, Papeles sobre ciudades, 1995.
7. MARIO SAMPAOLESI
PUNTOS DE COLAPSO
(Selección)
Siento el frío.
Respiro y siento el frío.
Sus puntas de vidrio raspan los pulmones.
Regreso por donde vine. Pienso volver a la cueva que vi ayer y en la que tuve miedo de
entrar.
Debo ser fuerte me digo. Debo entrar y quedarme.
Tomar fotografías.
Siento el frío.
Trago luz para calentarme.
Las pulsaciones de esa voluntad conforman el aspecto difuso de algún secreto. Sin
embargo, una llamada, una agitación sucede en la quietud: detenido en su propio
movimiento el péndulo se vuelve incapaz de toda inmovilidad.
La idea de lo estático se suma ahora a esta emoción aborigen del susurro, del murmullo
oído entre las hojas, entre el follaje.
Habla de ardores, de despojos, de búsquedas y también de regresos.
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Lo extraño de este paisaje alimenta lo fatal; sobrevive en una secuencia repetida día
tras día: su carga emociona y de tan riesgosa forma parte de la desesperación.
Porque ha quedado atrás un precipicio y otro y otro y otro más.
El desaprovechamiento de la vida se convierte entonces en la culminación de una vejez:
asusta, clama por su espacio de felicidad, por su nevado refugio.
olvido (la última piedad sería el recuerdo, el recuerdo como secreto refugio contra la
pérdida.)
(Esta acumulación que es la memoria si perdurara quebraría quiebra un orden, destruiría
destruye toda organización.)
¿Cómo amar la visión del cadáver comido por los gusanos? ¿Cómo amar la visión de la
enfermedad coagulando los movimientos? ¿Cómo amar la contemplación de aquello
que se destruye?
Veo
escucho
respiro.
Miro las rocas y descubro paisajes, figuras, animales, formas.
Todo estuvo y no estuvo desde siempre allí; pero nunca antes pude percibirlo, ni dejar
de percibirlo.
Veo
respiro
escucho.
También la mochila.
Sufrimiento crepuscular, estoico, enriquecido por los vaivenes de los impulsos, de los
deseos, por los restos de aquellos sentimientos que se acumulan como basura; desde allí
emigrará emigra el dolor dejando un hueco, una exhalación de ausencia, una necesidad
insatisfecha que perecerá posteriormente por su propia atrofia: su asfixia neurótica
tosiendo un pus negro y amargo, salado por la metamorfosis, por la escisión del dolor.
Tomo fotografías.
No matarás, me digo.
Esta tarde luce la imposibilidad de toda acción. Nada puede reparar este estado de
desolación, de solsticio, de nervadura.
En la quietud se espera la irrupción del acontecimiento.
En la acción se espera la llegada al punto de inercia.
Sería necesario no intervenir en el curso de este espacio absorbido al tiempo.
Esta succión de la tarde desde la contemplación posee la virtud de despojar al día de su
connotación de carne, de provecho.
Realidad humectada por lloviznas.
Tótems.
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La montaña me contiene.
A pesar de mí mismo, de mi egoísmo atroz, de tanta soledad que pesa como algo
inefable, la montaña me contiene.
Su dureza dulce abre y refugia; me cubre, me alimenta.
Voy por la montaña como por sobre el cuerpo de un gigante que me soporta, me
comprende, me calma.
A pesar de mí mismo, de mi egoísmo atroz, de tanta soledad que duele como un peso
inefable.
Confesiones de criptas; misterios sellados, cerraduras, cifras de una clave que develaría
develará el sentido de la vida, monolitos: desfigura su rostro con una punta de marfil
labrada.
Él se hiere para no pensar, para no soñar.
La irritada veladura de su soledad se mueve en la tiniebla como un velamen, casi una
textura de seda, de púrpura, mojándose bajo la lluvia.
Sueña con objetos sagrados, con aparatos sexuales, con piedras humedecidas por la
perfidia, con el comienzo de toda deformación.