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Resistencia de rastonia

INTRODUCCIÓN

La marchitez bacteriana causada por Ralstonia solanacearum es una enfermedad que


devasta numerosos cultivos de importancia económica entre los que se cuentan el
tomate, la papa, el plátano y algunos plantas de interés ornamental Adquiere gran
importancia en las zonas tropicales y subtropicales aunque además se plantea que su
gama de hospedantes y distribución específica dependen también de la raza y del
biovar del patógeno (3).

Después de la infección, la bacteria coloniza la corteza y, posteriormente, los vasos


xilemáticos propagándose por toda la planta. Las masas bacterianas interrumpen el
flujo de agua desde las raíces a las hojas, resultando en la marchitez de la planta. La
severidad de la enfermedad depende del tipo, temperatura y humedad del suelo (lo
cual influye en la humedad y en el desarrollo del microorganismo), los hospedantes
susceptibles y la virulencia de las cepas. Las altas temperaturas (30-35°C) y humedad
son los principales factores asociados con la alta incidencia y severidad de la marchitez
bacteriana (4).

Se han informado pérdidas de un 29% en la producción de frutos frescos provenientes


de híbridos de tomate. En este cultivo, en Indonesia, las pérdidas varían de 24% a
32% en tierras bajas y de 15% a 26% en las variedades transplantadas (5).Las
pérdidas causadas por la enfermedad, en general son enormes, pero no pueden ser
estimadas con certeza debido a que hasta el año 2008 su impacto en la agricultura de
subsistencia ha sido elevado, aunque indocumentado, y por el abandono en muchas
partes del mundo de cultivos susceptibles a la marchitez (6).

R. solanacearum se considera un complejo de especies que constituye un grupo


heterogéneo de razas. Históricamente, este complejo de especies se ha subdividido en
cinco razas según la gama de hospedantes y en cinco biovares en función de su
habilidad para producir ácidos a partir de un grupo de carbohidratos. En base a la
secuencia de algunos genes existe un esquema de clasificación que divide el complejo
de especies en cuatro filotipos. Este agrupa a las cepas por origen geográfico: las
cepas de Asia son del filotipo I, las de América son del filotipo II, las de África son del
III y otras de Indonesia, que es el aparente centro de diversidad, corresponden al
filotipo IV. Los filotipos también pueden ser agrupados dentro de secuevares (grupos
de aislamientos con secuencia de ADN altamente conservada de endoglucanasas o del
gen mutS divergentes por menos del 1%) y clones (grupo de cepas que exhiben el
mismo fingerprint genómico) (3,7).

Esta elevada variabilidad hace que incluso técnicas como la Reacción en Cadena de la
Polimerasa (PCR) en tiempo real pudieran dar algunos falsos positivos bajo ciertas
condiciones y que se recomiende utilizar al menos dos métodos de diagnóstico
independientes para confirmar la presencia de determinados aislamientos de R.
solanacearum, teniendo en cuenta el alto costo de un diagnóstico errado (7).

La amplia gama de hospedantes, su distribución y alta variabilidad, hacen difícil el


manejo de esta enfermedad. El uso de prácticas culturales adecuadas, rotación de
cultivos y hospedantes resistentes pueden brindar un mejor control de la misma (1,8).
Los aceites esenciales derivados de plantas como el timol y la palmarosa son
biofumigantes efectivos contra R. solanacearum en invernaderos, pero se necesitan
evaluaciones en campo antes de su uso práctico para el manejo de la enfermedad (9).
Se han desarrollado algunos cultivares de tomate "resistentes" a R. solanacearum para
la producción fresca de la hortaliza, pero se ha comprobado que solo son
moderadamente resistentes y no han sido ampliamente adoptadas por los productores
o su resistencia está limitada a localidades, clima, raza y características del suelo (9).
Otra alternativa atractiva es la inducción de resistencia sistémica en las plantas. Se ha
encontrado que el acibenzolar-S-methyl (Actigard® 50WG, Syngenta Crop Protection)
en cultivares moderadamente resistentes aumentan la resistencia a la enfermedad
produciendo rendimientos significativamente altos en comparación con el control no
tratado (4), aunque estos experimentos deben ser llevados a nivel de campo para su
profundización. A pesar de ello, el empleo de variedades resistentes o métodos que
propicien la inducción de resistencia, continúa siendo una alternativa atractiva en el
manejo de esta enfermedad (10).

El objetivo del presente trabajo es exponer los mecanismos de patogenicidad y


moleculares de esta bacteria mediante los cuales se efectúa la resistencia natural e
inducida en la planta.

PARTE ESPECIAL

Modo de acción, localización y desarrollo de la enfermedad

R. solanaceraum invade los tejidos vasculares de la planta, a través de las raíces con
heridas o aberturas naturales, originadas por la emergencia de raíces secundarias. El
xilema presenta células en forma de tubos denominados tráqueas y traqueidas, con
paredes lignificadas y perforaciones laterales, que permiten el transporte del agua en
forma ascendente y en forma lateral hacia otros tejidos (2).

Al realizar, al microscopio óptico, observaciones de cortes transversales del tallo,


correspondientes a plantas inoculadas, se observan a los ocho días, baja concentración
de esta bacteria en los vasos de más reciente formación (xilema secundario) y en los
vasos del xilema primario. También se observa una gran cantidad de puntos de color
azul oscuro en las células del floema que denota la presencia de biomasa bacteriana.
En los cortes transversales de las plantas inoculadas a los doce días, se observa un
sector del anillo vascular (xilema primario) con una mayor cantidad de vasos
obstruidos por las masas de R. solanaceraum. Estas masas se presentan con mayor
densidad y frecuencia en los vasos de mayor diámetro, ocupando todo el volumen del
mismo. En los cortes longitudinales, se observa una obstrucción completa a lo largo de
los vasos más desarrollados, mientras que en los de menor desarrollo, se observan
solo porciones o trechos del vaso taponado y puntos de color oscuro en la región del
floema (2).

La presencia de biomasa de R. solanaceraum en los vasos conductores (xilema) de


mayor diámetro (que transportan un flujo importante de agua en la planta) indica que
el movimiento de la bacteria es a través del flujo del agua y primeramente en forma
ascendente. La obstrucción de los vasos de mayor diámetro trae como consecuencia
una marchitez fisiológica por estrés hídrico. Los órganos de la planta que requieren
mayor volumen de agua para la función fotosintética son las hojas, por lo tanto, es por
esta zona por donde comienza generalmente el amarillamiento (2).
En los cortes de tejidos de plantas, vistos al microscopio electrónico de transmisión, las
células parenquimáticas de las plantas inoculadas, se observan menos turgentes,
existe la presencia de bacterias, y segmentos de la pared celular más reducidos o
delgados. Se observa la presencia abundante de bacterias en células parenquimáticas.
En las paredes de estas células, hay presencia de tilides (protuberancias de la
membrana, en forma globosa que se proyectan hacia el interior de las células), las
cuales se asocian a materiales resistentes a la bacteria e impiden la comunicación
entre células vecinas a través de las punteaduras (2).

Una vez establecidos en los vasos xilemáticos, la bacteria es capaz de entrar a los
espacios intercelulares de las células del parénquima en la corteza y la médula en
varias áreas de la planta. Aquí, R. solanacearum es capaz de disolver la pared celular y
crear bolsillos viscosos de bacteria y debris celular. La producción de polisacáridos
altamente polimerizados aumenta la viscosidad del xilema lo cual resulta en tupición
(3).

Genes de avirulencia

encontrar al hospedante y dispersarse de forma efectiva. Muchas especies de bacterias


incluyendo la mayoría de las especies del suelo estudiadas hasta la fecha pueden
moverse nadando, deslizándose, tirando bruscamente, o pululando. R.
solanacearum es esencialmente inmóvil en la planta, aunque puede ser altamente
móvil en cultivos. La motilidad natatoria es una forma de translocación bacteriana
sobre superficies firmes que requieren de los pelos retráctiles de tipo IV y tiene su
mayor contribución a la virulencia en los estados tempranos de la invasión y
colonización del hospedante .

Se han desarrollado otras investigaciones para analizar la envoltura de los apéndices


de la superficie bacterial de tipo III en la interacción con la célula hospedante. Dos
papeles han sido propuestos para estos apéndices tipo III dependientes: la unión a la
célula eucariota y/o la liberación de proteínas dentro de la célula hospedante. El
constituyente principal de este Hrp-pili es la proteína HrpY. Esta proteína es la segunda
que transita a través del sistema de secreción Hrp de R. solanacearum. Esta se
ensambla en exoestructuras que son primero, aparentemente fijadas a la superficie de
la bacteria y luego, subsecuentemente liberadas al ambiente. La secuencia de HrpY no
está relacionada con ningún otro pilin ya caracterizado. Mutantes hrpY no producen pili
y son incapaces de interactuar con las plantas. R. solanacearum es capaz de unirse por
la vía de sus pili a la célula vegetal pero Hrp-pili o los genes hrp no son requeridos
para este proceso. En contraste, los Hrp-pili son esenciales para la secreción de PopA
(una proteína esencial en el proceso de patogénesis, como se verá posteriormente)
(12).

Muchos productos de genes son requeridos para la infección exitosa del hospedante
por R. solanacearum (13). Los estudios sobre los factores de patogenicidad fortalecen
el entendimiento del proceso de la enfermedad en esta bacteria. Algunos de estos
factores se describen a continuación.

Exopolisacaridos y producción de enzimas extracelulares

R. solanacearum produce una variedad de productos extracelulares que contribuyen a


su habilidad para colonizar las plantas hospedantes y causar la enfermedad. Uno de los
más importantes es un polisacárido extracelular acídico de alta masa molecular EPS I
(del inglés extracellular polysaccharide) pues es posible que sea el principal factor de
virulencia de R. solanacearum (14).

Los estudios en planta con mutantes deficientes de EPS I sugieren que este último
causa la marchitez de las plantas infectadas ya que bloquea el sistema vascular y por
lo tanto altera el movimiento del agua, aunque ninguno de estos mutantes deficientes
de EPS I fue totalmente no patogénico. Estudios recientes muestran que dichos
mutantes colonizan pobremente el tallo de las plantas infectadas, por lo que se plantea
que el EPS I puede contribuir a minimizar o evadir el reconocimiento de estructuras de
la superficie bacteriana por los mecanismos de defensa de la planta (13).

Las bacterias Gram negativas han desarrollado un número limitado de sistemas de


secreción a través de los cuales las proteínas atraviesan su membrana externa. R.
solanacearum posee información genética para las seis vías principales de secreción de
proteínas que han sido caracterizadas en este tipo de bacterias. Hasta la fecha, solo
dos han sido estudiadas experimentalmente y ambas mostraron ser esenciales para la
patogenicidad de R. solanacearum: el Tipo II y el Tipo III. Mutantes defectuosos en
cualquiera de estos sistemas o vías son severamente afectados en la colonización y
multiplicación en la planta (15).

El Sistema de secreción Tipo II (T2SS) es una extensión del sistema de secreción


general que conlleva a la translocación de exoproteínas a través de la membrana
externa de la bacteria. Doce genes que codifican para esta vía han sido identificados
en la cepa de referencia GMI1000. Uno de estos, el gen pilD, se requiere para la
síntesis de pili del Tipo IV (15). Se ha demostrado que al menos seis importantes
proteínas transitan por esta vía, incluyendo enzimas degradadoras de la pared celular
de las plantas (una pectinasa, Pme, una endoglucanasa, Eg1, una b-1,4
celobiohidrolasa, CbhA y tres poligalacturonasas, PglA, PehB y PehC), y Tek, una
proteína de 28-kD de función desconocida (13, 14, 15, 16).

Los mutantes incapaces de secretar estas exoproteínas dependientes del sistema Tipo
II, pierden completamente la habilidad de causar los síntomas de la enfermedad y
colonizar de manera eficiente los tallos de las plantas, mientras que mutaciones
individuales en alguna de la enzimas degradadoras de pared vegetal dan origen
solamente a fenotipos de la bacteria de virulencia menor, en los cuales la marchitez se
manifiesta más tardíamente. Estos hallazgos sugieren que este grupo de exoproteínas
se requiere para la infección y muerte de la planta hospedante (15, 17).

La expresión de los factores de patogenicidad en R. solanacearum es controlada por


una red regulatoria compleja que responde a condiciones ambientales, presencia de
células hospedante y densidad bacteriana (18). En el centro de esta red se encuentra
PhcA, un regulador transcripcional de la familia LysR, el cual directamente o a través
de genes intermediarios reguladores coordina la expresión de los EPS y varias enzimas
degradadoras de la pared vegetal. La PhcA activa es regulada en respuesta a la
densidad celular por un mecanismo que involucra a la molécula autoinductora
específica 3-hidroxi metil ester ácido palmítico (3-OH PAME). A baja densidad celular
presumiblemente correspondiente a la vida saprofítica y colonización temprana de la
planta, la PhcA no se expresa en cultivo, conllevando a la expresión de factores de
virulencia de la enfermedad promisorios, incluyendo algunas poligalacturonasas y la
motilidad de la célula nadando o por pulsos (19). En estados posteriores de la
infección, en presencia de altas densidades celulares, la acumulación de 3- OH PAME
provoca la activación de PhcA y subsequentemente a la producción de EPS y activación
de potentes celulasas y pectin metilesterasa.

El Sistema de Secreción Tipo III (T3SS) de patógenos de plantas ha provocado


gran interés en los últimos 15 años, debido a que cumple una función principal en
algunos patógenos importantes que difieren en la gama de hospedantes y modo de
vida. Mutantes deficientes del sistema de secreción tipo III de R. solanacearum son
incapaces de desarrollar los síntomas de la enfermedad en plantas hospedantes o de
inducir la respuesta hipersensible HR (del inglés hypersensitive response) en plantas
resistentes (12, 20). Esto ilustra la importancia colectiva de las proteínas efectoras que
son inyectadas dentro de la célula vegetal por este sistema. El T3SS está codificado
por un grupo de genes hrp. Sin embargo, los genes hrp no son esenciales en el
proceso de invasión de la raíz de la planta por el patógeno, ya que los mutantes de
este sistema retienen su habilidad de invadir el sistema vascular de plantas de tomate
infectadas de forma natural, aunque sus niveles poblacionales permanecen muy bajos
en comparación con los alcanzados por las cepas salvajes. Se presume que esto sea
consecuencia de una baja disponibilidad de nutrientes y/o de respuestas generales de
defensa de la planta. Por esta razón se sugiere que los efectores de T3SS pueden
suprimir las respuestas de defensa del hospedante y de alguna forma promover el
desarrollo de la enfermedad, asegurando una rápida multiplicación de la bacteria
durante los estados iniciales de la infección de las raíces (15).

Este sistema requiere la producción de una pilus-Hrp, proteína estructural codificada


por el gen hrpY, de la cual se plantea que dirige la translocación de proteínas a través
de la pared celular vegetal. Otras tres proteínas son secretadas al medio extracelular
por el sistema de secreción Hrp de R. solanacearum: PopA, PopB y PopC, las cuales
son codificadas por genes localizados en el grupo hrp y reguladas por el regulador
transcripcional HrpB. PopA causa una respuesta similar a la HR cuando se infiltra en
tejidos vegetales a altas concentraciones. PopB y PopC tienen características
estructurales similares a las encontradas en otras bacterias patógenas (12, 20). Sin
embargo mutantes de algunas de estas proteínas tienen virulencia normal,
probablemente debido a redundancia funcional (13). Se sugiere que las plantas pueden
reconocer PopA cuando se expresa temprano durante el desarrollo de la enfermedad, y
responder con defensas efectivas en los espacios intercelulares (21). La bacteria
suprime la expresión de popA para escapar de las defensas de la planta
inmediatamente después de la invasión. Se sugiere por tanto que la proliferación de la
bacteria en los espacios intercelulares es un determinante cuantitativo de la
patogenicidad de R. solanacearum y depende de los genes hrp (20).

Esta vía de secreción Tipo III es regulada a través de una compleja cascada regulatoria
integrada por los reguladores PrhJ, HrpG, y HrpB (20, 22, 23). Esta cascada de señales
de transducción que responde al menos a dos señales ambientales: una, detectada
cuando la bacteria crece en un medio mínimo similar al apoplasto y la segunda, es una
señal de inducción específica percibida en presencia de células vegetales. Se ha
demostrado que, en las células de R. solanacearum, la máxima expresión del gen
regulador hrpB es inducida en respuesta al contacto físico de la bacteria con células
vegetales o fragmentos de su pared celular (22). Esta activación dependiente del
contacto pudiera asegurar la translocación de las proteínas efectoras dentro de las
células del hospedante en el tiempo y lugar apropiados (13).

El candidato a receptor de los compuestos de la pared celular de la planta inductor


de hrp es la proteína externa de membrana PrhA (22). PrhA, junto a otros dos
reguladores PrhI y PrhR, forman un sistema de transducción de señales triple que
permiten la modulación de la expresión de los genes hrp en respuesta a estímulos
desde la superficie de la bacteria, constituyendo una forma a través de la cual la
bacteria reconoce la célula vegetal diana (13, 24).

Después de la invasión de los espacios intercelulares de la corteza de la raíz, R.


solanacearum reconoce las señales de las células de la planta a través de PrhA. Las
señales son transferidas para la expresión de hrpB a través de la vía de cascada de
señales PrhA-PrhR/PrhI-PrhJ-HrpG (22, 23, 24). Se conoce que los
genes eps responsables de la producción de EPS son inducidos en etapas tardías del
proceso de infección en una célula dependiente de la densidad de PhcA. Mientras la
expresión de prhA es constitutiva, otros genes en el regulón hrp son dependientes de
la densidad celular. Se conoce que la expresión de phcA es activada de manera
dependiente de la densidad celular. Se presume que después de la invasión de los
espacios intercelulares, se induce la expresión de hrpB en respuesta a señales de la
planta y se activa el regulón hrp, el cual construye a TTSS. La bacteria puede proliferar
en los espacios intercelulares con la ayuda de las proteínas secretadas a través de
T3SS. Cuando la densidad de células alcanza un límite, se activa la expresión de phcA.
Finalmente, la represión de la expresión de prhIR por PhcA resulta en la represión de
los genes regulados por hrpB y la activación de los genes eps genes resulta en la
producción de EPS (20).

La naturaleza del inductor vegetal es desconocida. Sin embargo, teniendo en cuenta


que la señal inductora de los hrp es resistente al calor y a tratamientos con proteasas,
se supone que sea una molécula de carbohidratos presente en la fracción
péptica/celulósica, de acuerdo con las observaciones de que el material de la pared
celular de las plantas hospedantes es un inductor potente (13, 22). Después de la
proliferación en los espacios intercelulares, la bacteria infecta sistémicamente a la
planta hospedante a través de los vasos xilemáticos y produce EPS (20).

Existe cooperación de T2SS con T3SS. Se sugiere que T2SS puede influir en la
secreción de proteínas específicas de T3SS tales como PopB. La expresión de algunos
genes que codifican para proteínas secretadas a través de T2SS, las cuales están
involucradas en la patogenicidad de la bacteria, es coregulada por los efectores del tipo
III (20). Por lo tanto, se resume que los estados de infección de R. solanacearum se
dividen en dos: los estados tempranos que incluyen la invasión y la proliferación en los
espacios intercelulares con la invasión de los vasos xilemáticos y el estado posterior
que incluye la proliferación y producción de EPS en los vasos xilemáticos. La
patogenicidad de R. solanacearum es cuantitativamente regulada en el estado
temprano y es dependiente de los genes relacionados con la patogenicidad tales como:
genes regulados por HrpB y negativamente regulados por PhcA. En el estado posterior,
es regulada por genes positivamente regulados por PhcA tales como los eps (20).

Otros mecanismos pueden ser por ejemplo la producción de otras enzimas como las
polifenol oxidasas (PPOs). Estas, son un grupo de enzimas cooperativas capaces de
catalizar la oxidación de compuestos aromáticos. Hay dos tipos principales de PPOs:
lacasas y tirosinasas. La secuenciación del genoma de R. solanacearum reveló algunos
genes que pudieran codificar para las PPOs. Tres PPOs diferentes son expresadas. La
caracterización preliminar de mutantes obtenidos indicaron que las PPOs expresadas
por R. solanacearum pueden participar en la resistencia a compuestos fenólicos a
través de la oxidación de los o-difenoles producidos por las plantas. Estos resultados
sugieren una posible función en los procesos patogénicos para evitar los mecanismos
de resistencia de la planta que involucran la participación de compuestos fenólicos
(25).

Además de los ya analizados, otros aspectos novedosos pudieran tener una función
importante en la aptitud parasítica de R. solanacearum. Se plantea la aparición de una
nueva enzima degradadora de la pared celular de plantas, una exoglucanasa (1,4 ß-
celobiosidasa) que sorprendentemente, tiene los rasgos de un gen recientemente
adquirido. Por otra parte, se conoce que R. solanacearum produce gas del etileno,
auxinas y cantidades sustanciales del trans-zeatina y citoquininas. La implicación de
estas moléculas señalizadoras en el proceso de la enfermedad es similar (en algunas
plantas, como el tomate, las raíces adventicias excesivas se pueden formar en la
infección). Estos aspectos requieren aún de la investigación extensa al nivel molecular
(20).

Resistencia

Las plantas han desarrollado un amplio rango de respuestas de defensa para controlar
a los patógenos. Además de ellos, la presencia o ausencia de pares complementarios
de genes de resistencia en el hospedante y genes de avirulencia (avr) en el
microorganismo invasor determina el resultado de muchas interacciones planta-
patógeno. En un modelo elicitor_ receptor propuesto para esta teoría gen a gen (26),
los genes avr codifican elicitores que sirven de ligandos a receptores codificados por
los genes R, los cuales desatan una compleja respuesta de defensa. Aunque algunos
genes R de plantas de diferentes especies y los correspondientes genes avr han sido
aislados (27), la interacción directa entre esos genes ha sido demostrada en unos
pocos casos. Sin embargo, la teoría simplificada del gen a gen no explica todos los
tipos de resistencia a enfermedades en las plantas. Algunas resistencias a hongos,
oomycetes y virus, son conferidas por genes recesivos, sugiriendo un mecanismo de
elevada complejidad. Los mecanismos moleculares en este tipo de resistencia
permanecen solo como hipótesis, pero la reciente identificación de mutaciones
recesivas conferidoras de altos niveles de resistencia a varios patógenos, muestra una
luz dentro de la diversidad de mecanismos involucrados (28, 29).

Las interacciones planta-patógeno pueden ser explicadas por dos vías. La primera
incluye interacciones entre los mecanismos generales de defensa constitutivos de la
planta y los factores de virulencia producidos por el patógeno encaminados a destruir
la defensa. La segunda, seguido del reconocimiento inicial, la planta induce resistencia
adquirida mientras que el patógeno trata de escapar a esta resistencia (29).

La defensa general de la planta consiste de factores químicos y físicos. Las defensas


físicas incluyen cutículas, las cuales son fuertes cubiertas de polímeros de las
superficies externas de la planta, pectinas que existen en las paredes celulares y
lámina media que afectan la adherencia entre las células, y las paredes celulares, las
cuales protegen a las células vegetal de los daños externos (29).

La composición y estructura de los polisacáridos de la pared celular de secciones del


tallo se investigó en plantas de tomate sanas e inoculadas con R. solanacearum en los
genotipos L390 y Hawaii 7996, susceptible y resistente a la marchitez bacteriana
respectivamente por análisis inmunohistoquímico. Se manifestaron diferencias
constitutivas en los genotipos en la distribución de methyl-ester del
homogalacturonano (HG), arabinano y galactano en la cadena de ramnogalacturonano
I (RG I) y arabinogalactan-proteína (AGP) en el parénquima del xilema y pared celular.
Después de la inoculación, se observó el aumento del marcaje con todos los
anticuerpos específicos para epítopes de HG, RG I y AGP, en el parénquima del xilema
y alrededor de los vasos del xilema del tallo del genotipo L390, pero no de Hawaii
7996. También las paredes celulares fueron fuertemente teñidas después de la
inoculación en el genotipo L390. En Hawaii 7996, la reacción a la inoculación se
observó solo en las paredes, con incremento significativo del número de vasos teñidos
(5 y 9 veces para epítopes de RG I de arabinano y galactano, respectivamente). Las
diferencias en la estructura de la pared celular del xilema pueden tener una función en
los mecanismos de constitutivos de resistencia multigénica de tomate frente a la
marchitez, mientras que cambios después de la inoculación pueden contribuir a inducir
resistencia basal al nivel de pared celular (30).

La distribución y aparición de R. solanacearum en los tejidos superiores del hipocotilo


de raíces de posturas de tomate inoculadas del cultivar resistente LS-89 (una selección
del genotipo Hawaii 7998) y el cultivar susceptible Ponderosa fueron comparadas para
aclarar el mecanismo que limita el movimiento de la bacteria en los tejidos del tomate
resistente. En tallos de plantas marchitas, la bacteria colonizó los tejidos del xilema
primario y secundario. La bacteria fue más abundante en vasos, en los cuales, las
membranas a menudo estaban degeneradas. Todas las células del parénquima
adyacente a los vasos con bacteria estaban necróticos y algunos de ellos colonizados
por la bacteria. En los tallos de las plantas de LS-89 no se mostraron síntomas
discernibles de marchitez, la bacteria se observó en los tejidos xilemáticos primarios
pero no en los secundarios. La necrosis en las células del parénquima adyacente se
observó ocasionalmente. Las membranas fueron a menudo más gruesas con alta
densidad electrónica. La lámina electrónicamente densa interior de la pared celular de
las células del parénquima y los vasos fue más gruesa y más llamativa en los tejidos
del xilema infectado de LS-89. Los materiales electrónicamente densos se acumularon
en o alrededor de las cavidades de las células del parénquima cercano a vasos con la
bacteria y en los vasos con la bacteria. Muchas bacterias aparecieron normal en los
vasos, excepto para aquellos en contacto con las membranas. Estos resultados indican
que R. solanacearum se mueve de vaso a vaso en tejidos infectados a través de
membranas degeneradas y el movimiento restringido en los tejidos del xilema fue
característico en LS-89. La limitación del movimiento bacteriano puede estar
relacionada con el grosor de las membranas y/o la acumulación de materiales densos
electrónicamente en los vasos y las células del parénquima (31).

Ejemplos de defensas químicas son las fitoanticipinas, tales como las saponinas,
compuestos fenólicos y proteínas inducidas (32, 33, 34, 35). Se ha demostrado que
una mezcla de Bacillus amyloliquefaciens Fukumoto cepa IN937a y Bacillus
pumilus Meyer y Gottheil cepa IN937b dieron protección sistémica contra múltiples
enfermedades en diferentes cultivos. Posteriormente se investigaron las respuestas de
enzimas relacionadas con la defensa en plantas, inducidas por la mezcla de IN937a y
IN937b contra diferentes patosistemas. Uno de los patosistemas seleccionados fue
tomate-Ralstonia solanacearum. Las enzimas superóxido dismutasa (SOD) y la
peroxidasa (PO) se estudiaron teniendo en cuenta su importancia en la defensa de las
plantas. Durante el ensayo, se detectaron bajos niveles de actividad natural de SOD y
PO en los controles sanos no retados. Después del reto con el patógeno, las plantas
tratadas con la mezcla de las bacterias tuvieron actividades SOD y PO del 25_30%
superiores a los controles con patógeno, así como a las plantas que no habían sido
pre-tratadas con la mezcla. El incremento de la actividad de las enzimas SOD y PO
resultó en una protección significativa contra R. solanacearumpor lo tanto, tales
enzimas parecen tener una importante función en la defensa en este patosistema (36).
Otro aspecto interesante son las hormonas. La interacción de las hormonas vegetales
ABA y etileno son importantes en el desarrollo de la planta. Esto incluye elongación de
la raíz, senescencia de los órganos, iniciación de la respuesta adaptativa a varias
condiciones ambientales y resistencia a patógenos conduciendo a una compleja red de
interacciones sinérgicas y antagónicas (37, 38). Estudios genéticos de componentes de
las vías de ABA y el etileno sugieren una interacción antagónica entre estas dos vías en
las respuestas de las plantas a estreses bióticos y abióticos. Por ejemplo: mutantes de
la señalización del etileno (etr1, ein2, ein3), y mutantes de la vía del ABA (aba1, aba2,
abi1, abi2) han sido informados como antagonistas de la expresión de los genes de
defensa y de respuestas a estrés, modulando las respuestas de las plantas (37). Hay
evidencia creciente de que el ABA esta involucrado en la regulación de la respuesta de
las plantas a los patógenos. Las aplicaciones exógenas de ABA antes de la inoculación
aumenta la susceptibilidad a varios patógenos (38). Por el contrario, mutantes
deficientes de ABA muestran una reducción en la susceptibilidad a Botrytis cinerea Pers
ex. Fr (39). Sin embargo investigaciones recientes muestran que el ABA aumenta la
resistencia por afectaciones en la deposición de calosa (40) y síntesis de ácido
jasmónico (AJ) (41), sugiriendo una posible regulación sinérgica de las vías etileno/AJ
y ABA en la resistencia.

El entendimiento de los complejos mecanismos de interacción entre las vías etileno y


ABA ayudará a los mejoradores en el desarrollo de cultivos resistentes a patógenos.
Los factores proteicos de la respuesta del etileno (ERF) se presume modelan múltiples
respuestas, incluyendo la respuesta a patógenos y el desarrollo vegetal (42). En tales
procesos las proteínas ERF son reguladas por ETR1, CTR1, EIN2, y EIN3 (37, 38, 43).
La mayoría de las proteínas ERF identificadas tales como tomate Pti4/5/6
(44), Arabidopsis ERF1 (45), AtERFs (46), se unen a la caja GCC y modulan la
expresión de los genes de las PR que funcionan en la resistencia a patógenos. Algunas
proteínas ERF, como CBF1 (47), interactúan con elementos responsables de la
deshidratación (DRE) involucrados en el estrés por sequía, salinidad y frío (48). El
elemento de respuesta a ABA unido al elemento 1 (CE1), es importante en la
determinación de la expresión específica de los genes de respuesta a ABA. Las
proteínas ERF Tsi1 (49) y TERF1 (50) regulan la expresión de los genes que contienen
la caja GCC y DRE. Por lo tanto, las plantas tienen aumentada la tolerancia a estrés
biótico o abiótico, sugiriendo que las proteínas ERF son importantes reguladores en las
respuestas a patógenos mediadas por las vías de etileno y ABA. No está claro como el
ABA afecta la respuesta mediada por proteínas ERF. Algunas proteínas ERF pueden ser
el componente downstream de EIN3, el cual es regulado por reguladores upstream en
la vía del etileno. Esta cascada de regulación al final resulta en un incremento de la
expresión de los genes de PR (37, 38, 43). Recientemente se demostró que
componentes de la vía del etileno como la MAPK quinasa 2, la cual es inducida después
de la infección con patógenos, modula los niveles de AJ y AS (51). Por afectación de la
biosíntesis de AJ, el ABA modula la expresión de los genes de defensa (41, 52).

Previamente se demostró que una proteína ERF, la TSRF1, aumentaba


significativamente la resistencia a R. solanacearum en tabaco y tomate por activación
de los genes conteniendo la caja GCC (50). Se plantea que la resistencia regulada por
TSRF1 es modificada por la aplicación de ABA. TSRF1 activa la expresión de genes
relacionados con la síntesis de ABA, resultando en un incremento de la biosíntesis de
ABA, lo cual estimula posteriormente la producción de etileno. La aplicación de ABA
decrece, mientras el inhibidor de la síntesis de ABA, fluridone incrementa la resistencia
aumentada por TSRF1. Esta observación es apoyada por el hecho de que ABA y
fluridone modifican reversiblemente la habilidad de TSRF1 de unirse a la caja GCC de
respuesta etileno, alterando la expresión de elementos de genes controladores. Se
establece que la resistencia regulada por TSRF1 a R. solanacearum puede ser
modificada en tabaco por ABA (52).

En tomate, la resistencia a R. solanacearum es poligénica y algunos loci que gobiernan


la resistencia han sido identificados. Cepas diferentes inducen síntomas en diferentes
ecotipos de Arabidopsis thaliana. Después de la inoculación la bacteria virulenta se
encuentra predominantemente en los vasos y se propaga sistémicamente en toda la
planta, lo que lleva al marchitamiento de los ecotipos susceptibles en 5_10 días. La
resistencia de A. thaliana a R. solanacearum difiere marcadamente de otras bacterias
en crucíferas, pues no hay reacción HR (28).

Se ha informado la identificación de dos genes de A. thaliana involucrados en la


determinación de resistencia recesiva a algunas cepas de R. solanacearum. Los alelos
dominante RRS1-S y recesivo (RRS1-R), susceptible y resistente respectivamente,
codifican para proteínas predichas de alta similitud que difieren en longitud. Aunque
genéticamente se define como alelo recesivo, RRS1-R se comporta como un gen de
resistencia dominante en plantas transgénicas. El análisis de secuencia del
gen RRS1 presente en dos líneas recombinantes intragénicas homocigoticas indicó que
algunos dominios de RRS1-R son esenciales para su función de resistencia. Además la
resistencia mediada por RRS1 es parcialmente dependiente del AS y dependiente de
NDR1 lo que sugiere la existencia de vías de señalización similares a aquellas
controladas por genes de resistencia de resistencia específica (28). Los hallazgos antes
mencionados denotan que aún queda mucho por investigar en el tema de la resistencia
a R. solanacearum.

Resistencia inducida

En la actualidad, para muchos investigadores, el incremento y la estabilización de la


resistencia del hospedante dentro del marco de un manejo integrado es un enfoque
adecuado para controlar la enfermedad.

En el caso de la interacción R. solanacearum-tomate, se perfilan diferentes variantes.


Wryda et al. (10), desarrollaron un estudio para probar el efecto de la silicona en la
supresión de un patógeno bacteriano en una planta de tomate no acumuladora e
identificar antagonistas efectivos de R. solanacearum en un sistema modelo con su
hospedante tomate y dilucidar los modos de acción de estos tratamientos. Los
tratamientos de silicona aumentaron la concentración de silicona en las raíces de las
plantas de tomate en alrededor de 80%. Las enmiendas con silicona redujeron
significativamente la incidencia de la marchitez para los genotipos de tomate
susceptible (26.8%) y moderadamente resistente (56.1%) comparadas con las plantas
no tratadas creciendo en cultivo hidropónico. La reducción del número de bacterias en
tallo, aunque la silicona solo estuviera acumulada en raíces, indica que un efecto de
resistencia inducida desata los mecanismos de defensa en las plantas de tomate frente
a R. solanacearum. Las razones de este aumento de la resistencia pueden estar
localizadas a nivel de la pared celular ya que se ha observado, en estudios
inmunohistoquímicos de plantas tratadas e infectadas, un incremento de polisacáridos,
proteínas de la pared galactano, arabinano y arabinogalactano y una disminución en
los patrones de esterificación del dominio de homogalacturonan de pepsina.

En plantas de tomate tratadas con antagonistas aislados de la rizosfera de tomate, la


incidencia de la marchitez fue significativamente menor que en las plantas no tratadas
con antagonistas. La microscopia de fluorescencia demostró una reducida
autofluorescencia de las sustancias fenólicas que son producidas en la reacción a la
infección, y fluorescencia más intensa de las paredes celulares de los vasos causada
por un incremento de los epítopes de la proteína arabinogalactano (AGP). Esto indica
que el antagonista cepa A9 tiene potencial como desatador del incremento de la
síntesis de AGPs, la cual pertenece al grupo de las glicoproteína ricas en hidroxiprolina
(HRGPs), conocidas como factores bioquímicos de resistencia. Tanto los tratamientos
con silicona como con el antagonista mostraron efectos supresivos en el desarrollo de
la marchitez. Se observó una alta influencia del genotipo de la planta en cualquier
tratamiento. Por lo tanto, antes de usar silicona o antagonistas como medidas para la
reducción de la enfermedad, sus efectos en combinación deben ser estudiados y su
aplicación optimizada para el genotipo a plantar. Sin embargo, los resultados obtenidos
revelan a la silicona y los antagonistas como elementos prometedores en un control
integrado de la marchitez (10).

Recientemente han sido identificados compuestos activadores de la SAR en plantas.


Uno de ellos es el acibenzolar-S-methyl (ASM; Actigard 50 WG, Syngenta, Basel,
Switzerland), que muestra actividad frente a distintas bacterias. La aplicación de ASM
también reduce la incidencia de la marchitez en tomate cuando las plantas son
inoculadas a bajas concentraciones de R. solanacearum (105 o 106 CFU/ml)en
condiciones de invernadero (9).

El efecto sobre la marchitez bacteriana en cultivares moderadamente resistentes


mantenidos bajo condiciones de campo y en casa de cristal fue particularmente
adecuado para la prevención de la diseminación interna de R. solanacearum hacia los
tejidos de la parte superior del tallo de la planta de tomate (9).

La incidencia de la enfermedad se evaluó en hojas marchitas y en plantas. Los


síntomas se incrementaron lentamente en los tres cultivares donde ASM fue asperjado
sobre las plantas. Este efecto fue significativo hasta cuatro semanas después del
transplante a suelo infestado con R. solanacearum (53).

Otros estudios se han encaminado hacia la aplicación de un método usando timol como
un tratamiento de suelo antes de plantar para el control de la marchitez y los
nematodos formadores de agallas en tomate. Además el acibenzolar-S-methyl (ASM),
fue aplicado junto al timol para determinar si la combinación de estas tácticas mejora
el manejo de la marchitez. Los sitios analizados fueron infestados artificialmente con R.
solanacearum y Meloidogyne arenaria (Neal) Chitwood, el timol fue aplicado a través
de las líneas de irrigación a razón de 73kg.ha-1 en 2004 y 2005. El ASM fue aplicado
primero como aspersión foliar a concentración de 25 mg.L-1. En las parcelas tratadas
con timol los por cientos de plantas marchitas fueron 26,0 y 22,6% en 2004 y 2005,
respectivamente, en las no tratadas fue de más del 95% de las plantas en cada ano. El
número de juveniles se redujo significativamente en las parcelas tratadas con timol y
ASM para ambos años. La combinación produjo la mayor reducción del agallamiento
comparado con las otras variantes. Las parcelas tratadas con timol produjeron
rendimientos superiores a las no tratadas y la combinación con ASM incrementó
significativamente el rendimiento comparado con las variantes solas. Estos resultados
indican que el uso
de ambos fue beneficioso en el control de la marchitez y los nematodos (54).

Otro agente inductor de resistencia es el quitosano (55). El quitosano indujo


resistencia y redujo el índice de la enfermedad. El tratamiento que fue asperjado dos
veces con quitosana incrementó el valor pico de las actividades PAL, PPO, PO y SOD en
relación a la resistencia respectivamente a 46.24, 51.77, 121.22 y 36.49%. Los
contenidos de clorofila en hojas después del tratamiento fueron significativamente
superiores a aquellos con inoculación normal (56).

También se ha experimentado en la aplicación de micorrizas (57). Se ha encontrado


inhibición de R. solanacearumcomo resultado del aumento de los fenoles inducidos
local o sistémicamente por una micorriza arbuscular. En macetas la población de R.
solanacearum en la rizosfera, sobre la superficie de la raíz y en el xilema, decreció en
26.7, 79.3 y 81.7%, respectivamente después de la inoculación de plantas de tomate
con Glomus versiformeBerch. La colonización de las plantas por ambos R.
solanacearum y G. versiforme aumentó los contenidos de fenoles solubles y pared
celular unida a fenoles en los tejidos de la raíz, pero con diferentes patrones.
Mientras R. solanacearum preferiblemente promovió el contenido de fenoles unido a la
pared celular, G. versiformepreferiblemente aumentó el contenido de fenoles solubles
(58).

CONCLUSIONES

Muchas investigaciones aún se encaminan a dilucidar los mecanismos mediante los


cuales se ejerce la resistencia a R. solanacearum en los cultivos con interés económico,
así como al aislamiento de los genes que codifican para las proteínas estructurales y
reguladoras de los procesos patogénicos de esta bacteria, con el objetivo de contribuir
a la obtención de genotipos resistentes y/o al desarrollo de productos que puedan
inducir resistencia en estas variedades propiciando nuevas estrategias para el manejo
de la enfermedad.
Resistencia a la marchitez bacteriana de la papa en
Solanum commersonii Dun.

González Matías1,Galván Guillermo2, Siri María Inés 3 , Borges Alejandra4, Vilaró


Francisco5

1
Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria. Estación Experimental Salto Grande
Camino al Terrible, Salto, Uruguay. Correo electrónico: matgon@inia.org.uy

2
Departamento de Producción Vegetal, Centro Regional Sur (CRS), Facultad de
Agronomía, Universidad de la República.

3
Cátedra de Microbiología, Departamento de Biociencias, Facultad de Química,
Universidad de la República. Av. General Flores 2124, 11800, Montevideo, Uruguay.

4
Unidad Biometría, Estadística y Cómputos, Facultad de Agronomía, Universidad de la
República.Garzón 780, 12900, Montevideo, Uruguay.

5
Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria, Estación Experimental INIA Las
Brujas. Ruta 48 km 10, Rincón del Colorado, Canelones, Uruguay.

Recibido: 7/2/12 Aceptado: 20/12/12

Resumen

Los niveles de resistencia a la marchitez bacteriana (MB) de la papa causada por


Ralstonia solanacearum (Rs) son limitados. Solanum commersonii (cmm) es una
especie silvestre destacada por su resistencia a MB. Los objetivos de este trabajo
fueron (i) caracterizar genotipos de cmm para resistencia a Rs (raza 3, biovar 2)
utilizando un método de inoculación en suelo, (ii) determinar en qué medida la
resistencia de cmm es transmisible por vía sexual en un trasfondo genético
susceptible, y (iii) determinar la relación entre un grupo de cepas de Rs raza 3 biovar 2
y genotipos de cmm en la expresión de la resistencia. Se utilizó una metodología de
inoculación en suelo bajo condiciones de temperatura y luz controladas. Para genotipos
de cmm colectados en distintas regiones de Uruguay, se encontró variabilidad en la
resistencia a MB, desde respuesta asintomática en algunos genotipos hasta síntomas
en nivel similar al control susceptible. Mediante el cruzamiento de dos genotipos de
cmm con respuestas contrastantes a MB se obtuvo una progenie de 121 genotipos. La
distribución de los niveles de resistencia en la progenie indicaría un control poligénico,
aunque esta conclusión es preliminar, ya que se encontró que uno de los parentales
era triploide. Un ensayo factorial utilizando cinco cepas de Rs aisladas en Uruguay y
cinco genotipos de cmm, reveló diferencias en la virulencia entre cepas. No se observó
interacción entre genotipo y cepa, por lo que en las condiciones de este trabajo la
resistencia no fue dependiente del aislamiento del patógeno.

Palabras clave: INOCULACIÓN, MARCHITEZ BACTERIANA, RALSTONIA


SOLANACEARUM, SOLANUM COMMERSONII, RESISTENCIA A ENFERMEDADES

Summary

Resistance to Bacterial Wilt in Solanum commersonii Dun.

The levels of resistance to bacterial wilt (BW) of potato caused by Ralstonia


solanacearum (Rs) are limited. Solanum commersonii (cmm) is a wild tuber-bearing
potato highlighted for its resistance to BW. This research aimed to (i) characterize
cmm genotypes for resistance to Rs (race 3, biovar 2) using a soil inoculation method,
(ii) determine to what extent resistance in cmm is transmissible through sexual
reproduction to a susceptible genetic background, and (iii) determine the relationships
between a set of Rs strains (race 3, biovar 2) and cmm genotypes in the expression of
resistance. The screening was performed under controlled conditions of temperature
and light. Accessions collected from different regions of Uruguay showed diversity for
resistance to BW: some genotypes were asymptomatic in the response, while for
others the symptoms were similar to the susceptible control. Two cmm genotypes with
contrasting responses to BW were crossed, and an offspring of 121 genotypes was
obtained. The distribution of BW resistance levels in the progeny suggested a
polygenetic control for BW resistance; though this conclusion is preliminary regarding
that one of the cmm parents was triploid. A factorial experiment using five R.
solanacearum strains isolated in Uruguay and five cmm clones showed differences in
the virulence between strains. There was no interaction between plant genotype and
bacterial isolate, and therefore, under the conditions of this research, BW resistance in
cmm was not dependent on the isolate of the pathogen.

Key words: INOCULATION, BACTERIAL WILT, RALSTONIA


SOLANACEARUM, SOLANUM TUBEROSUM, DISEASE RESISTANCE
Introducción

La resistencia genética es un factor clave a la hora de integrar una estrategia de


control para la Marchitez Bacteriana de la papa (MB) causada por la bacteria Ralstonia
solanacearum (Rs). La generación y utilización de germoplasma de papa con niveles
estables de resistencia al marchitamiento, sin embargo, ha sido muy limitada (Priou et
al., 2005; Lopes, 2009).

Solanum commersonii Dun. (cmm) (Hawkes, 1994) es una especie diploide destacada
por su resistencia a MB (Laferriere et al., 1999; Kim-Lee et al., 2004; Galván et
al., 2006; Carputo et al., 2009; Siri et al., 2009). El uso de cmm en el mejoramiento
genético de la papa ha sido escaso, entre otros factores, por barreras a la hibridación
post-cigóticas con Solanum tuberosum que involucran el balance del
endosperma (Johnston et al., 1980). No obstante, se han reportado experiencias
exitosas de introgresión utilizando diferentes mecanismos para evadir las barreras de
incompatibilidad (Laferriere et al., 1999; Carputo et al., 1997; González et al., 2010)
que posibilitan la utilización de cmm en el mejoramiento de papa.

Laferriere et al. (1999) y Carputo et al. (2009) encontraron resistencia en cmm para
Rs raza 3 biovar 2 (R3bv2). En cada uno de estos casos se utilizó un genotipo de cmm
y una única cepa de Rs. Kim-Lee et al. (2004) evaluaron cuatro genotipos diferentes
de la misma accesión de cmm (PI320266) para diferentes cepas de la raza 1 y 3. Por
primera vez, concluyeron la variabilidad para la resistencia a Rs dentro de cmm, y la
necesidad de contar con germoplasma caracterizado para el mejoramiento genético.
Los primeros trabajos comprehensivos de caracterización de germoplasma de cmm por
resistencia a la R3bv2 fueron reportados por Galván et al. (2006) y Siri et al. (2009),
con un método de inoculación basado en heridas en la parte aérea de la planta que no
representa el proceso natural de infección. En efecto, con esa inoculación algunos
mecanismos activos de defensa de la planta podrían ser evadidos, dado que la bacteria
es un patógeno de suelo que ingresa a la planta por heridas en las raíces. La utilización
de un método de inoculación de Rs bajo condiciones controladas representativo del
proceso natural de infección en raíces sería de gran utilidad para caracterizar
germoplasma de cmm en los programas de pre-mejoramiento por resistencia a MB.

La utilización efectiva de la resistencia a MB se ve limitada por el escaso conocimiento


de su base genética. Ese conocimiento sería útil para definir estrategias de
cruzamientos eficientes en la incorporación de la resistencia en germoplasma
susceptible. Solanum phureja es probablemente la fuente de resistencia más
estudiada. Trabajos realizados con poblaciones segregantes inoculadas con una cepa
de la raza 1, sugirieron la acción de tres genes dominantes e independientes con un
posible efecto de otros genes modificadores (Rowe y Sequeira, 1970). Posteriormente,
se encontró resistencia de tipo cepa específica para la raza 1 y para la raza 3 en S.
phureja, y pérdida de efectividad de la resistencia asociada a temperaturas
altas (French y de Lindo, 1982; Tung et al., 1990a). Estos trabajos señalaron la fuerte
variabilidad en el fenotipo resistente como una dificultad en el análisis de los datos, en
especial por la temperatura y la luz.
Posteriormente, algunos trabajos incorporaron resistencia aportada por el clon «Cruza
148», de origen mexicano y pedigrí desconocido, y por «AVRDC-1287.19», de origen
taiwanés y producto del cruzamiento entre S. chacoense y S.
raphanifolium (Schmiediche, 1988). Se determinó resistencia parcial para una cepa de
la raza 1, muy estrechamente relacionada a la adaptación ambiental a temperaturas
elevadas, lo que determinaría una resistencia de herencia compleja y
poligénica (Tung et al., 1990b). En estudios posteriores, los mismos autores
detectaron significativa interacción planta-patógeno-ambiente. Los cambios de
agresividad de las cepas utilizadas asociados a cambios de temperatura, fueron la
principal fuente de inestabilidad en estos experimentos (Tung et al., 1990a).

La R3bv2 de R. solanacearum cuenta con muy poca variabilidad genética (Fegan y


Prior, 2005), resultado confirmado por Siri et al. (2011) para cepas de Uruguay. No
obstante, las cepas de Uruguay se distinguieron en su virulencia sobre tomate, papa y
tres genotipos de cmm (Siri et al., 2011). Determinar diferencias en la virulencia entre
cepas, o la expresión de resistencia cepa-específica, orientaría la elección de la cepa
adecuada para la evaluación de genotipos de cmm para resistencia a MB. El análisis de
la interacción cepa x hospedero, además, generaría indicios sobre la base genética de
la resistencia.

Los objetivos de este trabajo fueron (i) caracterizar diferentes genotipos de cmm para
resistencia a la R3bv2 del patógeno utilizando un método de inoculación en suelo bajo
condiciones ambientales controladas, (ii) determinar en qué medida la resistencia de
cmm es transmisible por vía sexual en un trasfondo genético susceptible, y (iii)
determinar la relación entre cinco cepas de Rs R3bv2 y cinco genotipos de cmm en la
expresión de la resistencia a MB.

Materiales y métodos

Material vegetal

Se realizaron tres ensayos independientes: (i) evaluación de una colección de


genotipos de cmm, (ii) evaluación de una progenie F1 de cmm y (iii) evaluación de la
interacción entre genotipos de cmm y cepas de Rs.

Para la caracterización de la resistencia a MB, se evaluaron 32 clones provenientes de


distintas regiones de Uruguay. Se incluyeron además dos clones de S. phureja (phu)
(192 y 195) del proyecto de mejoramiento genético de papa del INIA Uruguay (no
evaluados previamente) y el cultivar de S. tuberosum (tbr) ‘Chieftain’ (Estados Unidos)
como testigo susceptible. Luego de la primera caracterización de la resistencia, los
clones de cmm 05.02.6 y 04.204.3 fueron seleccionados como parentales de la
progenie dada la resistencia y susceptibilidad que mostraron respectivamente dentro
de un mismo patrón de características morfológicas. Los clones de cmm F97, F102,
F118, 05.02.6 y 04.204.3 y el cultivar ‘Chieftain’ fueron seleccionados por sus
diferentes niveles de resistencia en la caracterización de la progenie para realizar el
ensayo de interacción entre genotipo y cepa. Todo el material para la evaluación se
obtuvo del banco de germoplasma activo in vitro del Instituto Nacional de
Investigación Agropecuaria (INIA).

Cruzamiento

Los genotipos de cmm 05.02.6 y 04.203.4 seleccionados para realizar el cruzamiento


fueron cultivados en invernadero con condiciones de temperatura (25 ºC) y fotoperíodo
(14 horas de luz) controladas. El polen del genotipo 04.204.3 utilizado como progenitor
masculino fue colectado para polinizar flores emasculadas de las plantas utilizadas
como hembra (genotipo 05.02.6). A los 50 días de la polinización se cosecharon las
bayas. Las semillas extraídas se trataron mediante inmersión en una solución de 1500
ppm de ácido giberélico durante 24 horas con el fin de levantar la dormición. Luego se
sembraron in vitro en medio MS (Murashige y Skoog, 1962) con el fin de introducir y
conservar la progenie para evaluaciones y utilización en el mejoramiento. Se
obtuvieron 145 individuos de la progenie (nominados con la letra F).

Evaluación de la resistencia al marchitamiento bacteriano

La cepa utilizada en la caracterización de accesiones de cmm fue UY036. Por la


disponibilidad en el momento del experimento, la cepa utilizada para la caracterización
de la progenie de los genotipos cmm 05.02.6 y 04.203.4 fue UY043. En el experimento
de interacción entre genotipos hospederos y cepas se utilizaron las cepas UY031,
UY035, UY036, UY041 y UY043. Todas las cepas fueron colectadas en cultivos de papa
comerciales infectados en Uruguay y pertenecen a la R3bv2A del patógeno (Filotipo II,
Secuevar 1-2) (Siri et al., 2011). Las cepas se conservan a 70 ºC en la Facultad de
Química, Universidad de la República.

Se utilizó una metodología de inoculación en suelo que permite diferenciar grados de


resistencia a MB en plántulas provenientes de multiplicación in vitro, basada
en Montanelli et al. (1995). El inóculo se preparó como una suspensión de bacterias en
suero fisiológico (Thurston y Lozano, 1968), a una concentración de 1 x 108 ufc·mL-1.
Se partió de colonias incubadas en placas de Petri durante 48 horas a 28 °C en medio
de crecimiento Kelman conteniendo clorato de 2,3,5-trifenil tetrazolio (TTC) (Kelman,
1954). La concentración del inóculo se estimó mediante absorbancia de 0,1 en
espectrofotómetro (OD 550 nm), y se corroboró mediante la siembra de diluciones a 1
x 105 y 1 x 106 en medio TTC, con las cuales se obtuvieron recuentos de 100 a 300 ufc
para la dilución de 1 x 105, y 0 a 100 ufc para la dilución de 1 x 106.

Para las evaluaciones de resistencia se utilizaron plántulas con cinco a ocho hojas
expandidas, derivadas de la micropropagación in vitro a los efectos de asegurar la
uniformidad y la obtención de réplicas (clones) de cada genotipo. Para ello, esquejes
mono-nodales fueron cultivados en medio MS por tres semanas, seguido de dos
semanas de aclimatación en invernadero en el recipiente a usarse en la inoculación. El
recipiente consistió de celdas de 17 cm3 individuales para cada plántula, con 4 g de
sustrato hortícola comercial libre de patógenos. En el ensayo de caracterización de una
colección de cmm se utilizaron 12 repeticiones (plántulas) por cada genotipo, mientras
que en los otros dos ensayos se utilizaron 26 repeticiones por genotipo, a excepción de
algunos individuos de la progenie que presentaron menor tasa de multiplicación in
vitro. En todos los experimentos se inocularon plántulas con suero fisiológico sin
bacterias como control negativo.

Para la inoculación, se hizo un orificio en el sustrato con una punta plástica de


micropipeta con el fin de generar heridas a nivel radicular. El orificio de alrededor de 1
cm de profundidad, se realizó a 0,5 cm de la plántula. Seguidamente, en cada orificio
se aplicó 1 ml de la suspensión bacteriana utilizando una pipeta. Después de la
inoculación, las plantas se mantuvieron en una cámara con luz artificial (12 horas de
luz, 78 ìmol·m-2·s-1) y 28 °C a nivel radicular. La localización de las plantas/clones de
cada genotipo no fue aleatorizada dentro de la cámara bajo el supuesto de condiciones
de homogeneidad ambiental. Se realizaron riegos diarios para mantener húmedo el
sustrato, sin provocar excesos de agua. La evaluación de síntomas se hizo a los 28
días posteriores a la inoculación (dpi). A cada una de las plantas de cada genotipo se le
asignó un valor de «0» correspondiente a ausencia de síntomas, o «1» a la presencia
de marchitez.

Análisis de los datos

Para determinar el grado de resistencia de cada genotipo se calculó la proporción de


plantas marchitas sobre el total de plantas inoculadas. Luego se asignó una categoría
de reacción a la enfermedad, según el siguiente criterio arbitrario: R=resistente (0,00-
0,25), MR=medianamente resistente (0,26-0,50), MS=medianamente susceptible
(0,51-0,75) y S=susceptible (0,76-1,00).

Los valores de resistencia de los genotipos de la progenie se compararon mediante un


Modelo Lineal Generalizado, asumiendo distribución binomial de la variable P
(proporción de plantas enfermas de cada genotipo) (McCullagh y Nelder, 1989).
Solamente los tratamientos (genotipos) que tenían entre 20 y 26 plantas inoculadas se
ingresaron en el análisis, totalizando 124 genotipos (121 genotipos de la progenie, los
dos parentales y el testigo susceptible ´Chieftain´). Trece genotipos asintomáticos
para todas sus repeticiones (completamente resistentes) fueron analizados por fuera
de este método, ya que la estimación de la varianza para la variable P fue igual a 0.
Para las comparaciones se calculó el intervalo de confianza (95% de confianza)
partiendo de la proporción estimada de plantas enfermas. Adicionalmente, para
visualizar las diferencias entre genotipos de la progenie se realizó un análisis de
conglomerados. La matriz de distancia fue elaborada utilizando las diferencias entre las
proporciones estimadas de plantas enfermas de cada genotipo. Se usó el método de
agrupamiento de Ward y se utilizó como criterio de corte para determinar el número
de grupos el índice pseudo F y pseudo t2.

La interacción entre genotipos hospederos y cepas de Rs se evaluó mediante un diseño


experimental completamente al azar con arreglo factorial de los tratamientos (6 x 5),
inoculando 26 plantas para cada una de las 30 combinaciones entre genotipos y cepas.
Cada tratamiento fue inoculado y analizado de la misma forma que en el experimento
de evaluación de la resistencia en la progenie. Se analizaron los efectos de las fuentes
de variación (genotipo, cepa, genotipo x cepa) utilizando un Modelo Lineal
Generalizado y asumiendo distribución binomial de la variable P (proporción de plantas
enfermas de cada genotipo). La significancia de los efectos se probó mediante una
prueba F que se origina del cociente de dos Chi-cuadrados que surgen de la devianza
del modelo y la devianza residual.

Resultados

Evaluación de genotipos de S. commersonii colectados en Uruguay

La evaluación de los niveles de resistencia a MB en 32 genotipos cmm utilizando la


cepa UY036 de Rs mostró amplia variabilidad (Cuadro 1). De los genotipos evaluados,
25% fueron R (P entre 0,00-0,25), 19% MR (P entre 0,26-0,50), 50% MS (P entre
0,51-0,75) y 6% S (P entre 0,75-1,00). El testigo susceptible cv. ‘Chieftain’ mostró
una proporción de plantas enfermas de 0,83. Los genotipos de S. phureja 192 y 195
tuvieron un comportamiento intermedio y susceptible respectivamente. Los genotipos
de cmm 05.02.6 (R) y 04.203.4 (MS) fueron seleccionados por sus niveles de
resistencia contrastantes para realizar un cruzamiento.

Obtención de una progenie cmm segregante para resistencia a MB


El genotipo 05.02.6 fue usado como hembra dado su bajo porcentaje de polen fértil
(11%) estimado mediante una técnica de tinción. Además, se obtuvo bajo número de
semillas por baya (5,64) en comparación con otros cruzamientos entre genotipos de
esta especie. Esto indica baja fertilidad como hembra del genotipo 05.02.6 o alguna
condición de incompatibilidad entre ambos parentales utilizados.

Debido a la baja eficiencia del cruzamiento, se estudió la ploidía de los progenitores


por citometría de flujo. Se comparó el contenido C de ADN genómico con un diploide
conocido de cmm (genotipo 04.02.3). Se confirmó que el genotipo 05.02.6 tiene un
50% más de genoma que el testigo diploide, y el genotipo 04.203.4 la misma cantidad
que el testigo diploide. Por lo tanto, en base a citometría de flujo, se postuló que el
progenitor femenino 05.02.6 sería triploide y el progenitor masculino 04.203.4 sería
diploide (F. Santiñaque, com. Pers.).

Distribución de niveles de resistencia en la progenie

La resistencia a MB (proporción de plantas con marchitamiento) presentó un


comportamiento continuo en la progenie F1 (05.02.6 x 04.203.4) con un valor P
promedio de 0,19 y un rango desde P=0,00 (plantas asintomáticas) hasta P=0,77 (alta
susceptibilidad). La comparación de los intervalos de confianza asignados a las medias
estimadas de cada genotipo (excluidos 13 genotipos asintomáticos que por tanto
presentaron varianza cero) mostró que únicamente los genotipos más resistentes y los
más susceptibles difirieron significativamente (Figura 1).
No se encontraron diferencias significativas entre la mayor parte de los genotipos de la
progenie F1, los progenitores y el testigo susceptible ‘Chieftain’. En consecuencia, en
este experimento en el cual se utilizó la cepa UY043, no se confirmó el contraste
originalmente observado entre los padres de la progenie cuando fueron inoculados con
la cepa UY036. El 76% de los genotipos (92 de 121) presentaron una proporción de
plantas enfermas estimada menor a 0,25. Solo 9% de la progenie (11 genotipos de
121) presentó una proporción de plantas enfermas mayor a 0,50. El testigo susceptible
‘Chieftain’ presentó bajo número de plantas enfermas (P=0,35) con respecto al ensayo
anterior (P=0,83), cuando se había utilizado la cepa UY036.

Con el objetivo de obtener agrupamientos de los genotipos de acuerdo a la similitud de


niveles de resistencia, se realizó un análisis de conglomerado utilizando como medida
de distancia las diferencias entre las proporciones estimadas de plantas enfermas de
cada genotipo que participó en el análisis (Figura 2). El análisis de conglomerados
coincidió con el modelo lineal generalizado en la formación de tres grupos de genotipos
(Cuadro 2). El «grupo 1» son los 11 individuos con mayor nivel de susceptibilidad. El
testigo susceptible ‘Chieftain’ integró el «grupo 2» que incluye 30 de los 111 genotipos
analizados. Por último, los dos genotipos parentales de la familia integraron el «grupo
3» junto a los 70 genotipos F con mayor nivel de resistencia dentro de los incluidos en
el análisis.
Los genotipos de cmm elegidos para este experimento representaron niveles de
resistencia diferentes dentro de la inoculación de la progenie con la cepa UY043:
05.02.6 (P=0,154), 04.203.4 (P=0,040), F97 (P=0,769), F102 (P=0,080) y F118
(P=0,000). Los efectos del genotipo y la cepa fueron significativos, mientras que la
interacción genotipo x cepa no fue significativa (Cuadro 3). Por tanto, la respuesta de
resistencia o susceptibilidad no estuvo afectada por la cepa utilizada. El cultivar
‘Chieftain’ fue el más susceptible para todas las cepas (Cuadro 4). El genotipo F102 y
los genotipos parentales 05.02.6 y 04.203.4 tuvieron una respuesta intermedia, no
discriminados entre sí por ninguna de las cepas. La cepa UY043 fue la única que en
promedio obtuvo menos muertes (menor virulencia) de planta para todos los genotipos
(Cuadro 4). Esta cepa, que se utilizó para caracterizar la progenie entre los genotipos
05.02.6 y 04.203.4, es la única que no pudo discriminar entre los genotipos más
resistentes y aquellos con resistencia intermedia (por ejemplo, los genotipos F118 y
F102).

Discusión

El método de inoculación en suelo que se utilizó en este trabajo permitió explorar una
colección de genotipos de cmm como fuente de resistencia a la MB de la papa. Con
este método, el cv. ‘Chieftain’ incluido como control susceptible, efectivamente
presentó altos niveles de susceptibilidad a MB. La evaluación de la respuesta de clones
de cmm reveló diversidad, desde individuos con resistencia extrema (asintomáticos)
hasta individuos con niveles de susceptibilidad similares al cv. ‘Chieftain’. Los niveles
de resistencia fueron mayores que los obtenidos por Montanelli et al. (1995) para la
misma especie aplicando un método de inoculación similar. En ese trabajo, el cultivar
‘Cruza 148’ y S. phureja ‘BR-63.65’ (cv. ´Molinera`), conocidos por su buena
resistencia a campo, fueron los de mejor comportamiento y aun así presentaron
plantas con síntomas.

Nuestros resultados confirman los altos niveles de resistencia encontrados para la


especie por Laferriere et al.(1999), Kim-Lee et al. (2004), Galván et al. (2006),
Carputo et al. (2009) y Siri et al. (2009). Se desconoce si los materiales más
resistentes podrían tener infección latente de la bacteria en tubérculos asintomáticos,
aspecto que debería ser objeto de futuros trabajos. Por otro lado, la variabilidad
encontrada confirma la necesidad de realizar tamizados dentro de la especie antes de
su utilización en el mejoramiento.

La presencia de citotipos triploides de cmm fue descripta por Correll (1962) y por Tam
y Hawkes (1986). La utilización de un triploide como parental (05.06.2) dificulta el
análisis de la distribución de niveles de resistencia en la progenie, ya que la producción
de gametos es diferente a la esperable para un diploide (Ramsey y Schemske, 1998).
A su vez, no conocemos cuáles de estos gametos aportarán el complemento materno
necesario para generar un endosperma viable al combinarse con gametos provenientes
del padre (Johnston et al., 1980). La producción de gametos 2n por parte del
progenitor masculino es otra complejidad adicional. Todas estas condicionantes limitan
el análisis de la distribución de niveles de resistencia en la progenie, ya que no es
predecible cuántas copias de alelos provenientes del padre o de la madre recibió cada
individuo.

Por otro lado, la cepa que se utilizó para analizar los niveles de resistencia de la
progenie F1 fue muy poco agresiva, lo que se evidencia en la baja proporción de
plantas enfermas del testigo susceptible ´Chieftain´ (0,35). La baja agresividad de la
cepa UY043, confirmada en el experimento de interacción entre genotipo y cepa
(Cuadro 4), tuvo como consecuencia un bajo poder de discriminación entre individuos
con niveles de resistencia altos e intermedios. Tanto por los intervalos de confianza a
partir del modelo lineal generalizado, que solo pudo diferenciar los extremos más
resistentes y más susceptibles de la distribución, así como por el análisis de
conglomerados que agrupó a 70 de 122 genotipos como resistentes, se tuvo un bajo
poder de discriminación. La utilización de una cepa más virulenta podría determinar
diferencias significativas entre genotipos de estratos de resistencia más estrechos.

El hecho de que, bajo las condiciones de este trabajo, surgieran individuos


completamente susceptibles del cruzamiento entre dos individuos con resistencia
parcial podría tener alguna(s) de las siguientes explicaciones: (i) que esos individuos
hayan recibido menos o más copias de algún(os) locus/loci, dada la segregación
desbalanceada del triploide y/o la producción de gametos masculinos 2n; (ii) que
hayan locus/loci recesivos de padres en heterocigocis (tratándose de efectos aditivos,
dominancia o sobredominancia); y (iii) que existan efectos genéticos complejos
producto de interacciones específicas entre el cruzamiento de los genotipos
seleccionados. Estos tres puntos también explicarían la aparición de individuos más
resistentes que los dos padres (no comprobado estadísticamente en este trabajo), y en
consecuencia la tendencia a la segregación transgresiva observada.

Una distribución continua de las frecuencias de fenotipos de resistencia, como la que


se obtuvo, es por lo general explicada por varios genes. Un control poligénico para la
resistencia a MB en diferentes Solanum silvestres diploides fue encontrado por Tung et
al. (1990b) utilizando cepas de la raza 1 y 3. El control poligénico se explicaría por la
inexistencia de co-evolución entre el patógeno y el huésped, y la consecuente ausencia
de presión de selección para genes con efectos específicos de resistencia (Tung et
al., 1990a). Esta podría ser también la situación para cmm y Rs. En otras especies
como tomate, el control poligénico de la resistencia a MB también es la forma de
herencia más común (Yang y Francis, 2007). Para estos casos y desde el punto de
vista del mejoramiento genético, la acumulación de genes con efecto positivo en un
mismo individuo es una estrategia clave. Este proceso de acumulación o piramidación
puede ser usado para acumular genes de resistencia de una misma fuente (por
ejemplo, cmm), y para combinar resistencias de distintas especies. La combinación de
diversas fuentes de resistencia contribuiría a la efectividad y estabilidad a la
característica, por ejemplo ante cambios en el ambiente.

En este trabajo no se detectó resistencia de tipo cepa-especifica entre las cepas


utilizadas de la R3bv2 y los genotipos de cmm. El análisis de los niveles de resistencia
promedio por cepa detectó diferencias significativas en la virulencia. Un grupo
conformado por las cuatro cepas más agresivas se distinguió de la cepa UY043 menos
agresiva, en coincidencia con Siri et al. (2011). La existencia de diferentes niveles de
virulencia en la R3bv2 había sido previamente reportada (French y de Lindo,
1982; Watanabe et al., 1992). La conformación de únicamente dos grupos podría
deberse al limitado número de cepas analizadas en este trabajo, así como a la escasa
diversidad genética encontrada en general en la R3bv2 de Rs (Fegan y Prior, 2005) y
en particular en las cepas uruguayas (Siri et al., 2011).

Diferencias genéticas entre las cepas de Rs evaluadas explicarían las diferencias en su


habilidad patogénica y su virulencia, pero estas diferencias no determinaron
interacciones con los genotipos de cmm. Con la salvedad del limitado número de
genotipos hospederos evaluados, que impide la generalización para la especie, los
resultados indican que el tipo de resistencia a MB en cmm no sería cepa-específica.
Este resultado difiere de la interacción entre cepas de R3bv2 y genotipos de S.
phureja encontrada por French y de Lindo (1982). Las cepas utilizadas en ese caso,
provenientes de orígenes geográficos distantes, probablemente tuvieran mayor
variabilidad que las que participaron en nuestro ensayo. A su vez, la resistencia cepa-
especifica encontrada en S. phureja se corresponde con la oportunidad de co-evolución
en el largo plazo entre el patógeno y el hospedero, lo que también puede explicar la
poca cantidad de genes postulados para esa resistencia (Rowe y Sequeira, 1970).
El primer ensayo con la cepa UY036 diferenció el nivel de resistencia de los parentales
de la progenie, resultado que no fue confirmado por los experimentos siguientes. Al
descartar cambios en el orden de la resistencia debidos a efectos de interacción entre
cepa y hospedero, las diferencias en los resultados se explicarían por variaciones a
nivel ambiental que modifiquen las respuestas de los genotipos con determinadas
cepas. Varios trabajos han marcado esta dificultad a la hora de realizar tamizados bajo
condiciones controladas (Rowe y Sequeira, 1970; Tung et al., 1990a, 1990b.) A pesar
de trabajar bajo condiciones experimentales controladas, pequeños cambios de
temperatura podrían provocar cambios en la agresividad de las cepas o en el nivel de
expresión de resistencia. Este efecto pudo cobrar importancia por la falta de
aleatorización de los genotipos en el experimento. Por tanto, la repetición de los
experimentos y la realización de diseños de bloques, aun cuando las variaciones en la
uniformidad del ambiente sean mínimas, deberían incorporarse en la metodología. La
utilización de cepas virulentas que logren discriminar mejor los diferentes grados de
resistencia, y la utilización de la proporción de plantas con síntomas del control
susceptible cv. ‘Chieftain’ para evaluar la virulencia de la cepa y/o el ajuste de otras
condiciones del experimento, son otros elementos a incorporar en la metodología del
mejoramiento por resistencia a MB.

Agradecimientos

Agradecemos las sugerencias sobre un manuscrito anterior realizadas por las Dras.
Elsa Camadro, Clara Pristch, María Julia Pianzzola, y el Dr. Pablo Speranza.
Agradecemos al personal del laboratorio de Fitopatología, Facultad de Agronomía, y a
la Ing. Agr. Alicia Castillo y personal del área de cultivo de tejidos en el Laboratorio de
Biotecnología del INIA. Este trabajo contó con financiamiento parcial del Proyecto PDT
«Estudio multifactorial de la biodiversidad de Solanum commersonii como fuente de
resistencia natural para el mejoramiento de la papa». Matías González agradece a INIA
por la Beca de Maestría con la cual se realizó este trabajo.

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Home / Información Técnica / LA MARCHITEZ BACTERIANA DE LA PAPA

LA MARCHITEZ BACTERIANA DE LA PAPA


en Información Técnica 5 septiembre, 2016 3,061 Visitas

La Marchitez Bacteriana de la papa causada por la bacteria Ralstonia Solanacearum es considerada


la segunda enfermedad más importante a nivel mundial, afectando a más de 44 familias y 200
especies de plantas, dentro de las cuales las de mayor importancia económica incluyen tabaco,
musáceas, papa, ají, berenjena, maní y varias plantas ornamentales.
La variante de R. solanacearum raza 3 biovar 2 ha sido reportada en más de 30 países y en casi
todos los continentes, afectando principalmente al cultivo de la papa. En chile se encuentra
clasificada como una enfermedad cuarentenaria. La primera descripción de esta bacteria en Chile
fue en Julio de 1983 en cultivos de papa en la Región Metropolitana.
Actualmente, E. solanacearum se encuentra distribuida entre la Región Metropolitana y la Región
del Maule, con focos aislados en las Regiones de Valparaíso y del Bío – Bío. La primera detección en
el Área Libre fue en el año 2009 en la Región de la Araucanía, en la comuna de Carahue.
Posteriormente, en el 2013, se reporta en otras comunas de la misma región (Traiguén, Victoria,
Curacacautín, Nueva Imperial, Galvarino, Freire y Gorbea), y se hace la primera detección en la
Región de los Ríos, en la Comuna San José de la Mariquina.
SINTOMATOLOGÍA
El síntoma típico de esta enfermedad es la marchitez a nivel de follaje, y se produce cuando el
patógeno ingresa por las raíces, se propaga y coloniza la planta por los haces vasculares. Las
bacterias degradan las paredes celulares y forman cavidades llenas de masas mucilaginosas de
bacterias y restos de célula, las cuales provocan y un taponamiento de los heces vasculares, lo que
impide el flujo del agua en las horas de más calor, produciéndose la marchitez en las plantas.
La agresividad del patógeno se favorece por las altas temperaturas y la alta humedad del suelo, lo
que promueve la sobrevivencia, infectividad y diseminación de la bacteria, induciendo el desarrollo
de la enfermedad. Otros síntomas en follaje son enanismo y amarillez.
Hojas: Al inicio de la enfermedad es posible que solo una rama de la planta presente síntomas. Sin
embargo, cuando el progreso de la enfermedad es violento todas las hojas de la planta pueden
marchitarse rápidamente sin haber presentado un marcado cambio de color previo
Las hojas marchitas palidecen, toman una coloración verde claro y finalmente se tornan de color
castaño, sin que se produzca enrollamiento de los bordes a medida que se van secando los foliolos.
Tallos: En los tallos jóvenes se puede observar, a través de la epidermis, unas rayas oscuras y
angostas que corresponden a los haces vasculares infectados. Al realizar un corte transversal de
tallo, es posible observar un signo claro de esta enfermad, que corresponde a la presencia de
gotitas brillantes de color castaño grisáceo, que son exudadas desde el xilema.
Si se ponen en contacto dos superficies de corte del tallo y luego se alejan lentamente, se pueden
observar hilos delgados de mucosidad que se estiran. Los tallos subterráneos, estolones y raíces de
plantas con síntomas foliares leves pueden acusar infección avanzada.
Tubérculos: Los tubérculos que se forman en plantas enfermas pueden o no estar infectados.
Cuando la infección está bien establecida, se hace evidente a través del peridermo del tubérculo,
como una decoloración gris parduzca.
Al cortar los tubérculos, éstos habitualmente presentan una decoloración vascular que puede
extenderse desde el xilema hacia la médula y la corteza. Por otra parte, al aplicar una pequeña
presión a tubérculos enfermos, emanan del anillo vascular gotitas blanquecinas de mucus
bacteriano.
Los ojos del tubérculo, especialmente los que se encuentran en la base de éste se oscurecen,
pudiendo formar un exudado pegajoso o en la unión con el estolón. El exudado bacteriano se
mezcla con el suelo y hace que partículas de tierra se adhieran a las superficies de los tubérculos.
EPIDEMIOLOGÍA Y CICLO DE VIDA
La principal fuente de inóculo para R. solanacearum son los tubérculos de papa infectados usados
como semilla. Las infecciones latentes en plantas infectadas, pero asintomáticas, son un albergue
para la bacteria. Esta bacteria puede estar presente en el tubérculo, a veces sin expresar síntomas.
Pero la bacteria sigue viva y puede activarse cuando las condiciones de humedad y temperatura
son favorables para su desarrollo y multiplicación. Al no presentar síntomas o signos, los tubérculos
infectados pueden llegar a lugares en donde no estaba antes Por esta razón, se debe comprar
semilla de origen conocido y producida en semilleros certificados.
El suelo es otra fuente de inóculo, ya que R. solanacearum es una bacteria nativa de muchos suelos
y sobrevive en desechos de plantas y en el sistema de raíces y rizósfera de muchos hospederos
(malezas, otros hospederos alternantes y papas voluntarias).
La enfermedad puede ser diseminada por el agua de riego y por el suelo adherido a zapatos,
herramientas y maquinaría agrícola. R.solanacearum infecta las raíces de papas a través de heridas
y puntos de emergencia de raíces laterales. La propagación entre las plantas se produce por
contacto entre raíces infectadas y raíces sanas cercanas.
La temperatura también juega un rol un el desarrollo de la enfermedad. Mientras más calor hace,
más se favorece la infección del suelo y el desarrollo de síntomas. Aunque, también se ha
encontrado donde las temperaturas de suelo son menores a 15¬C, lo que indica que el patógeno
puede infectar cultivos en áreas de producción frías.

Daños por Marchitez bacterial en el


cultivo de la Papa
ID Tecnologia: 1715 Manejo de Cultivos

Contenido
Marchitez bacterial (Ralstonia solanacearum)
Esta enfermedad, después de tizón tardío, es la más importante en términos del daño
económico. Por mucho tiempo ha sido una enfermedad muy temida entre los productores
porque se ha considerado fatal y que nada se puede hacer una vez que aparece. Hoy día, las
técnicas y productos existentes nos permiten hacer un manejo para tratar de reducir sus daños,
sobre todo de una manera preventiva.
Transmisión y síntomas de la enfermedad
El principal medio de transmisión es la papa de semilla contaminada. Los tubérculos
aparentemente sanos pueden estar infectados por la bacteria. Si se dan condiciones adecuadas
de humedad y temperatura, estos tubérculos se pudrirán en el almacén o enfermarán durante el
desarrollo de una nueva plantación. También puede propagarse con la tierra adherida a la
maquinaria, calzado, agua de riego o de escorrentía y por animales (conejos, ratas, perros,
insectos, nemátodos).

La bacteria puede vivir en la planta y en los tubérculos de la papa y en otras plantas cultivadas
o malezas sin producir síntomas, también puede mantenerse en el suelo, en el agua y en restos
vegetales. En estos casos sólo el análisis de las muestras en laboratorio nos puede permitir su
detección. Existe una interacción entre el nemátodo del nudo de la raíz (Meloydogine
incognita) y R. solanacearum, porque durante su ataque, el nemátodo causa heridas en las
raíces de la papa, facilitando de este modo el ingreso de la bacteria y así causar la Marchitez
bacteriana. Por lo tanto, es necesario controlar al nemátodo mediante la aplicación de
abundante materia orgánica en el terreno.
Los síntomas son que las hojas y los tallos se marchitan y al cortar las papas enfermas se
observa un exudado blanquecino o un oscurecimiento en el anillo vascular. Cuando la
enfermedad avanza, el exudado sale por los ojos o el ombligo de la papa, donde se suele quedar
pegada la tierra, el nombre común podredumbre parda o 'papa llorona'.

Control
• Usar semilla sana
• Plantar en suelos con historial limpio de esta bacteria
• Uso de agua de riego sin contaminar
• Rotación con cultivos no hospederos de esta bacteria (Ej. ajo, cebolla)
• Buen drenaje
• Control de plagas de suelo
• Desinfección de equipo agrícola

Resistencia a la marchitez bacteriana de la


papa en Solanum commersonii Dun.
Matías González, Guillermo Galván, María Inés Siri, Alejandra Borges, Francisco Vilaró

Resumen

Los niveles de resistencia a la marchitez bacteriana (MB) de la papa causada por Ralstonia
solanacearum (Rs) son limitados. Solanum commersonii (cmm) es una especie silvestre destacada por
su resistencia a MB. Los objetivos de este trabajo fueron (i) caracterizar genotipos de cmm para
resistencia a Rs (raza 3, biovar 2) utilizando un método de inoculación en suelo, (ii) determinar en qué
medida la resistencia de cmm es transmisible por vía sexual en un trasfondo genético susceptible, y
(iii) determinar la relación entre un grupo de cepas de Rs raza 3 biovar 2 y genotipos de cmm en la
expresión de la resistencia. Se utilizó una metodología de inoculación en suelo bajo condiciones de
temperatura y luz controladas. Para genotipos de cmm colectados en distintas regiones de Uruguay,
se encontró variabilidad en la resistencia a MB, desde respuesta asintomática en algunos genotipos
hasta síntomas en nivel similar al control susceptible. Mediante el cruzamiento de dos genotipos de
cmm con respuestas contrastantes a MB se obtuvo una progenie de 121 genotipos. La distribución de
los niveles de resistencia en la progenie indicaría un control poligénico, aunque esta conclusión es
preliminar, ya que se encontró que uno de los parentales era triploide. Un ensayo factorial utilizando
cinco cepas de Rs aisladas en Uruguay y cinco genotipos de cmm, reveló diferencias en la virulencia
entre cepas. No se observó interacción entre genotipo y cepa, por lo que en las condiciones de este
trabajo la resistencia no fue dependiente del aislamiento del patógeno.
Título: Búsqueda de altos niveles de resistencia a la
marchitez bacteriana en especies silvestres de
papa
Autor: Vargas Mogollón, María Elena
Temas: Marchitez bacteriana de la papa
Ralstonia solanacearum
Papas (Tubérculos) - Genética
Papas (Tubérculos) - Enfermedades y plagas
Fecha de publicación: 2010
Lugar de publicación: Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Resumen: La marchitez bacteriana de la papa (MB)
causada por Ralstonia solanacearum (Smith,
1896) (Yabuuchi et al., 1995), es una de las
más devastadoras enfermedades que afectan el
cultivo de la papa en los países en desarrollo.
En la actualidad, no existe un control químico
efectivo. De todas las medidas de control, la
utilización de variedades genéticamente
resistentes es la mejor estrategia de manejo de
la enfermedad y la que ofrece mejores
perspectivas. El objetivo principal de este
estudio fue identificar genotipos de especies
silvestres de papa que presenten altos niveles
de resistencia a la MB con énfasis en la
resistencia a la infección latente en tubérculos.
Para ello, se evaluaron 4461 genotipos
diferentes de papa silvestre del Banco de
Germoplasma del Centro Internacional de la
Papa (CIP). 10 plantas por genotipo fueron
inoculadas con una suspensión de la cepa
CIP204 de R. solanacearum a una
concentración de 1 x 108 ufc/g de suelo. Para
asegurar la durabilidad de la resistencia, los
genotipos resistentes fueron evaluados
nuevamente contra 7 cepas de R.
solanacearum con alta agresividad. Los
genotipos resistentes a por lo menos 5 cepas
fueron sometidos a una tercera prueba donde
se evaluó además la resistencia a la infección
en tubérculos en condiciones menos severas.
Se encontraron 178 genotipos resistentes a la
cepa CIP204 (4% de los tamizados). De 162
genotipos resistentes analizados, la resistencia
pudo ser confirmada en sólo 52 genotipos en
tamizados consecutivos con varias cepas del
patógeno, de los cuales 9 genotipos también
son resistentes al tizón tardío de la papa. De
26 genotipos analizados para la infección en
tubérculos, 7 genotipos (6 de Solanum acaule y
1 de Solanum chacoense) fueron resistentes a
la marchitez en planta y no mostraron infección
latente ni en tallos ni en tubérculos. S. acaule y
S. chacoense son las especies más promisorias
para los futuros programas de mejoramiento.
Esta es la primera evidencia de que altos
niveles de resistencia a la marchitez bacteriana
existe en la naturaleza. Palabras clave: MB,
papa, resistencia, silvestres, infección latente.,

Resistencia a la marchitez
bacteriana de la papa en Solanum
commersonii Dun.
Descripción
Los niveles de resistencia a la marchitez bacteriana (MB) de la papa causada por Ralstonia solanacearum
(Rs) son limitados. Solanum commersonii (cmm) es una especie silvestre destacada por su resistencia a MB.
Los objetivos de este trabajo fueron (i) caracterizar genotipos de cmm para resistencia a Rs (raza 3, biovar 2)
utilizando un método de inoculación en suelo, (ii) determinar en qué medida la resistencia de cmm es
transmisible por vía sexual en un trasfondo genético susceptible, y (iii) determinar la relación entre un grupo
de cepas de Rs raza 3 biovar 2 y genotipos de cmm en la expresión de la resistencia. Se utilizó una
metodología de inoculación en suelo bajo condiciones de temperatura y luz controladas. Para genotipos de
cmm colectados en distintas regiones de Uruguay, se encontró variabilidad en la resistencia a MB, desde
respuesta asintomática en algunos genotipos hasta síntomas en nivel similar al control susceptible. Mediante
el cruzamiento de dos genotipos de cmm con respuestas contrastantes a MB se obtuvo una progenie de 121
genotipos. La distribución de los niveles de resistencia en la progenie indicaría un control poligénico, aunque
esta conclusión es preliminar, ya que se encontró que uno de los parentales era triploide. Un ensayo factorial
utilizando cinco cepas de Rs aisladas en Uruguay y cinco genotipos de cmm, reveló diferencias en la
virulencia entre cepas. No se observó interacción entre genotipo y cepa, por lo que en las condiciones de este
trabajo la resistencia no fue dependiente del aislamiento del patógeno.

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