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¿Qué será de este niño?

Se preguntan ante el nacimiento de juan el


bautista.
Juan, será el que anunciará la llegada de los tiempos del salvador, el que
ayudará a entender su tiempo de una perspectiva distinta, desde la
iniciativa de Dios. El que llevará una vida distinta a muchos, por ser fiel a lo
propio, por no renunciar a aquello que descubre como verdadero y no
puede callar, aunque le traiga dificultades. Aquel, que denuncia la mentira
y la corrupción del poderoso, aunque lo lleve a la cárcel y la muerte.

1. Al ser bautizados, se nos dice que nos hace profetas. Todos somos
profetas. Por eso esta fiesta nos puede ayudar a reflexionar sobre nuestro
profetismo y el modo de vivirlo en la sociedad actual.
a. El profeta se siente llamado, es una misión, algo que nos mueve. La apatía
es lo contrario, nada nos mueve. Estoy en mis cosas, o solo me mueven
ellas.
El profeta siente pasión por Dios y su Palabra. El primer punto para
revisarnos es en la pasión. Como me conmueve. Darnos cuenta de cómo me
afecta la tentación de la apatía y el individualismo, solo lo mío. El profeta
experimenta la verdad, esto es verdadero pero como algo que va
descubriendo y profundizando, nunca poseyendo.
b. No vivimos en una sociedad religiosa como la de los tiempos de juan.
Vivimos una sociedad secularizada, a Dios no se lo busca como fuente,
fundamento y origen de lo social, donde la verdad se la experimenta en el
campo de lo opinable, y donde la libertad es una experiencia individual,
autónoma y sin límites. No juzgo, describo.
Una sociedad con serias dificultades para el diálogo, donde se descalifica
muchas veces al que piensa distinto, donde el confrontar ideas entra en una
lógica de poder, vencer al otro, descalificarlo, agredirlo.
c. El profetismo, lo vivimos en medio de esta sociedad. Estamos transitando
como sociedad el debate parlamentario sobre la despenalización del
aborto. Y podemos detenernos aquí, como vivir el profetismo en este tema
concreto en nuestra sociedad.
d. Con el conjunto de la Iglesia seguimos sosteniendo la necesidad de
diálogo, cuando el debate entra en la lógica del poder se deja de mirar las
situaciones concretas a resolver. El tono elegido por la Iglesia hace al fondo.
Proponemos el evangelio de la vida, invitamos a adherir, argumentamos
para expresar la razonabilidad de lo que
decimos, preguntamos para entender lo que dice el otro, aprendemos de
lo que me puede señalar el otro y yo no veía, señalo lo que no estoy de
acuerdo y aquello que me resulta confuso, contradictorio en el
pensamiento del otro.
e. El mayor desafío para nuestra voz, acá en casa, es que sea la casa de
diálogo, donde se aprenda a entenderse y disponerse a descubrir lo
verdadero. Son varios los jóvenes en la parroquia o en el colegio o en el
seno de muchas familias de la comunidad que se han afirmado partidarios
de la despenalización. Otros tantos se han definido a favor de la vida y en
contra de la ley. Es bueno ser casa de diálogo, donde podamos abrirnos a
escuchar, donde podamos recibir la iluminación de los otros y de Dios. Estar
enojados por lo que piensa el otro no habla bien de mi relación con la
verdad, me puede doler, podrá enojarme actitudes, pero lo que piensa…
f. Como pastor, deseo que en la comunidad, pueda ser un ámbito donde a
partir de la experiencia de diálogo, puedan descubrir para sus decisiones
futuras, como mujeres y hombres que viven su sexualidad, que un hijo es
un don, que mi libertad no está por encima de la vida de otro. Que el aborto
no es un método de control de la natalidad.
Lo contrario lleva a la cultura del descarte. Lo que molesta lo elimino. No
reproduzcamos en nuestras vidas la lógica individualista. Eso, de Jesús no lo
vamos a aprender nunca.
g. Este es el desafío pastoral más importante que tenemos en la comunidad,
más allá que se rechace o se apruebe la ley. Que nos formemos con la
conciencia del respeto de la vida del otro. Del concebido y no nacido, pero
también del pobre, del que sufre, y del que piensa distinto a mí.
h. Pidamos al Espíritu, que nos enseñe a escuchar la Palabra para poder ser
profetas como Juan, que sepamos encontrar el lenguaje y los gesto para
anunciarla en nuestro tiempo.

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