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EMPATÍA

Habilidad básica de las personas emocionalmente inteligentes que permite establecer buenas y sanas
relaciones sociales.

La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de comprender lo que siente y por qué se
siente de ese modo, pero no desde nuestro punto de vista, sino desde el suyo.

No significa sentir, pensar o estar de acuerdo con el otro. Significa comprender que en esa determinada
situación la otra persona pueda sentirse de ese modo, aunque quizás nosotros en esa misma situación
tuviéramos otros sentimientos.

Todos los cuentos nos ayudan a ir adquiriendo empatía, pues suelen instarnos a ponernos en el lugar de
los personajes y tratar de comprenderlos, así como observar las emociones que experimentan y las
consecuencias emocionales de sus actos, tanto en ellos como en otros personajes.

Una persona es empática cuando (además de saber ponerse en la piel de otro):

1.Es capaz de reconocer emociones, no sólo en él mismo sino también en los demás.

Debemos recordad la importancia de saber interpretar la comuniación no verbal (gestos, tono,


expresión corporal y facial,...).

PONER IMÁGENES DE CÓMO TE SIENTES HOY.

2. Es capaz de escuchar activamente a los demás, sin juzgar, atentamente y mostrando un interés
sincero.

3. Es sensible y se expresa con cortesía y delicadeza, pensando en los sentimientos del otro y también
en que sus actos tienen consecuencias y afectan emocionalmente a las otras personas. Por tanto, sabe
cuándo no debe hacer un comentario, broma o chiste porque molestará a la otra persona. Los cuentos nos
muestran muchas situaciones distintas y nos hacen consciente de cómo las decisiones que tomamos
afectan a otros.

4. Tiene una escala de valores donde se da importancia a la tolerancia, la solidaridad, la amabilidad, el


respeto, el dar sin esperar nada a cambio.

CUENTOS CORTOS.COM

RATON SE VENDE

EL TIGRE QUE BALABA, EL HADA DE LOS DESEOS, LA RANA QUE QUISO DER BUEY, LA JOROBA DEL DROMEDARIO, LA
NIÑA DE LA CAJA DE CRISTAL, EL FANTASMA SABIO, EL ASNO Y SU SOMBRA…

ME PONGO EN LOS ZAPATOS DEL OTRO.

EL MEJOR CUENTO PARA HABLAR DE LA DIVERSIDAD Y LA INCLUSION CONLOS NIÑOS.

DIFERENTES PERO IGUALES.


En tus zapatos. Se trata de una actividad muy similar a la anterior, pero en este caso utilizaremos zapatos de otras
personas. Podemos pedirlos que los traigan de casa y que comprueben cómo se camina con unos zapatos demasiado
grandes o un poco pequeños. Preguntémonos cómo creemos que se siente el resto, si los conocemos bastante bien
o si sabemos cuáles son sus preocupaciones. La conversación puede dar muchos frutos.
Siguiendo con la línea de los zapatos, también podéis visionar este vídeo y hacer una reflexión.

Materiales: un ovillo de lana

Dinámica del juego. Todos los niños se deben sentar en un gran círculo. Luego, el docente toma el ovillo y
lo lanza hacia un niño determinado sin soltar la punta del ovillo. El docente debe decir algo positivo del niño
que recibió el ovillo. Luego ese mismo niño, tomará una parte del hilo y lanzará el ovillo (sin soltar el hilo)
hacia otro niño sobre el que tendrá que decir algo positivo también.

El juego para desarrollar la empatía finaliza cuando todos hayan participado al menos una vez, emitido un
juicio positivo de alguno de los niños y el ovillo se termine, dejando una tela de araña de lana entre todos los
participantes.

Digalo con mimica.

Dinámica del juego. Se divide a los niños en parejas. Preferentemente que no se conozcan demasiado bien
o que no tengan un lazo muy estrecho.

Luego se le da una consigna a uno de los dos niños. Esta consigna será una emoción que ese niño debe de
hacer con mímica frente al salón pero sin emitir sonido.

Una vez que la emoción fue adivinada, se le dará otra consigna: reconocer una emoción en una situación
determinada. Por ejemplo una consigna puede ser: “tienes que llevar a tu perro a la veterinaria porque está
terriblemente enfermo y tú temes por su vida”.

El niño que se encuentra en frente del salón debe realizar toda la mímica sin emitir una sola palabra, sí son
posibles las onomatopeyas. También puede ser necesario (dada la consigna) que intervengan otros niños en
la actuación.

El niño que debe adivinar la escena, tiene que reconocer el tipo de emoción que atraviesa toda la actuación,
sin importar el tiempo que esto demande.

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