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FISIOLOGIA

VETERINARIA (CUNNINGHAM)
CAPÍTULO 1
BASES MOLECULARES Y CELULARES DE LA REGULACIÓN FISIOLÓGICA

1.1 TODO CAMBIO FISIOLÓGICO ESTÁ MEDIADO POR PROTEÍNAS

Todo cambio fisiológico está mediado por una única clase de


macromoléculas poliméricas: las proteínas.

La función proteica puede dividirse en:

 Catálisis
 Reacción de acoplamiento
 Transporte
 Estructura
 Señalización

Catálisis: capacidad para incrementar sensiblemente la velocidad de


una reacción química, sin alterar el equilibrio de la misma. En este
caso actúan unas proteínas catalizadoras denominadas “enzimas”.

Reacción de acoplamiento: cuando dos reacciones se unen hay una


transferencia de energía.

La energía de una reacción espontánea se canaliza hacia una reacción


no espontánea por lo que la suma de ambas es también espontánea.

Las proteínas tienen esa capacidad de conjugar reacciones espontáneas


y no espontáneas permitiendo a las células ser como motores químicos,
utilizando la energía química para realizar varias tareas.

Transporte: las proteínas proporcionan transporte para la mayoría de


las moléculas y de todos los iones, dentro y fuera de la célula.

Estructura: las proteínas que forman filamentos y unen las células


entre sí y con su entorno, son responsables de la estructura y
organización celular y de las uniones multicelulares (tejidos y
órganos).

Señalización: podemos definirla como “cualquier diferencia que regule


algo”. Las proteínas tienen capacidad para cambiar de forma. La célula
puede utilizar dichos cambios de forma directa para enviar señales.

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1.2. LA FUNCIÓN PROTEICA DEPENDE DE LA FORMA DE LA PROTEINA Y DE
SUS CAMBIOS

La función proteica se basa en dos características moleculares:

1. Las proteínas pueden unirse muy específicamente a otras


moléculas.
2. Las proteínas cambian de forma, que en definitiva, esto produce
una alteración en sus propiedades de unión y de función.

La especificidad de la unión de las proteínas se debe a su compleja


estructura tridimensional.

En la superficie de las proteínas existen unos surcos o muescas


llamadas “sitios de unión”, que permiten interacciones específicas con
una molécula llamada, en este caso, “ligando”.

Atendiendo al “modelo cerradura-llave” sólo una pequeña parte de la


proteína participa en la unión. La unión es muy específica y pequeños
cambios en la forma del sitio de unión (el ojo de la cerradura) o en
el ligando (llave) pueden originar cambios mayores en el
comportamiento de la proteína (cerradura).

Sólo moléculas con la forma correcta afectan a la función de la


proteína. Esta función de reconocimiento desempeña un papel principal
en la transferencia de información.

La proteína reconoce una determinada señal uniéndose a ella, lo que


provoca su cambio de forma y función.

A diferencia de las llaves y cerraduras, las proteínas suelen


presentar varios sitios de unión para múltiples ligandos. De este
modo, la forma tridimensional de la proteína (su conformación)
determina su función.

La estabilidad en la conformación de las proteínas se debe sobre todo


a la interacción hidrófoba y a los puentes de hidrógeno.

La interacción hidrófoba se debe a que los aminoácidos lipídicos


hidrófobos tienden a congregarse en el medio de la proteína (lejos del
agua) mientras que los hidrófilos se disponen en la superficie externa
de la proteína, interaccionando con el abundante agua celular.

La otra forma de estabilizar su conformación es a través de los


“puentes de hidrógeno” que se forman entre los aminoácidos que
componen a la proteína y por las propiedades hidrófobas e hidrófilas
de dichos aminoácidos. Los puentes de hidrógeno también estabilizan
las posiciones de los pares aminoácidos polares en la cadena
polipéptida (proteína).

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Esas mismas fuerzas (los puentes de hidrógeno)responsables de la
conformación de las proteínas mantienen el ligando en el sitio de
unión. La posición del ligando en el sitio de unión se estabiliza por
puentes de hidrógeno entre sus grupos polares y los de los aminoácidos
que revisten el sitio de unión, al igual que los puentes de hidrógeno
del interior de la cadena polipéptida estabilizan la forma del
polipéptido.

Precisamente porque estas fuerzas son responsables de la forma de la


proteína y de sus propiedades de unión, la forma influye en la unión y
ésta a su vez puede influir en su forma.

La capacidad de las proteínas para cambiar su forma se denomina


“alosterismo”.

Los cambios alostéricos en la conformación de una proteína ocurre de


cuatro maneras generales:

1. Variando su forma en función de los ligandos unidos a


determinados sitios de unión.

La secuencia sería:

Unión del ligando específico – cambio en la forma de la proteína


– cambio en las propiedades de unión y función de la proteína –
estes cambios regulan algo.

Esta primera manera no supone una alteración de la estructura


covalente de la proteína.

2. Mediante la modificación covalente de uno o más grupos laterales


de los aminoácidos de la proteína.
El más frecuente de estos cambios es la adición covalente de un
grupo fosfato (PO43-) al grupo hidroxilo (-OH)de la cadena
lateral de los residuos de serina, treonina y tirosina.

Dado que el grupo fosfato está muy cargado, la fosforilación1


(adicción de un grupo fosfato inorgánico a cualquier otra
molécula)de la proteína altera los puentes de hidrógeno lo que
produce la modificación de su conformación y propiedades
funcionales.

3. Como respuesta a los cambios eléctricos:

Algunas proteínas de relevancia fisiológica cambian su forma


como respuesta a los cambios eléctricos que las rodean.

Las proteínas responden a los cambios de voltaje alterando su


posición de los aminoácidos cargados y, por consiguiente, su forma.

1 En el metabolismo, es un mecanismo básico de transporte de energía


desde los lugares donde se produce hasta los lugares donde se
necesita. También es uno de los principales mecanismos de regulación
de la actividad de las proteínas en general y de las enzimas en
particular.

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4. Como respuesta a los cambios mecánicos:

Aunque es el método menos estudiado, se sabe que algunas


proteínas cambian de forma para responder a fuerzas mecánicas.
Aunque se conoce poco acerca de la mecanosensibilidad de las
proteínas, un buen ejemplo lo constituye una proteína implicada
en los primeros acontecimientos de la audición que cambia su
transporte de iones a causa de la estimulación mecánica del
sonido.

La importancia de la unión específica y del alosterismo puede


apreciarse mejor con un ejemplo del papel de las proteínas en la
función fisiológica. Es el caso de las proteínas en la contracción
muscular, en la que éstas pueden explotar sus propiedades básicas de
especificidad de unión y de cambio de forma alostérico para desempeñar
más de una función al mismo tiempo; las proteínas musculares tienen un
papel estructural, catalizador y de acoplamiento de la hidrólisis2
“cuesta abajo” del adenosín trifosfato (ATP) para realizar el trabajo
mecánico, la “cuesta arriba” de subir peso.

2 Reacción química entre una molécula de agua y otra molécula, en la


que la molécula de H2O se divide y sus átomos pasan a formar parte de
otra especie química.

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1.3 UNA SERIE DE REACCIONES ENZIMÁTICAS CONVIERTEN LA TIROSINA EN
LAS MOLÉCULAS SEÑALIZADORAS DOPAMINA, NORADRENALINA Y ADRENALINA.

En la figura podemos observar


como mediante una serie de
reacciones el aminoácido
tirosina se convierte en tres
moléculas señalizadoras
diferentes: dopamina
(neurotransmisor del SNC),
noradrenalina (neurotransmisor
del SNP autónomo) y adrenalina
(neurotransmisor del SNP
autónomo y hormona).

Las tres moléculas comparten


una estructura similar:
contienen un anillo fenólico
(benceno), dos grupos
hidroxilos (catecol) y un grupo
amino; de ahí el nombre de
CATECOLAMINAS.

Están en el grupo de moléculas


que funcionan como
neurotransmisores, es decir, la
información codificada
eléctricamente y enviada a
través de las células nerviosas
provoca la liberación de un
agente químico, el
neurotransmisor, en la terminal
neuronal próxima a una célula diana (p.ej. otra neurona, un músculo o una
célula endocrina).
Dicha información se transmite a la célula diana a través de la unión del
neurotransmisor con proteínas de la superficie de esa célula diana.

Biosíntesis de las catecolaminas

El primer paso implica la unión de la tirosina con la enzima tirosina


hidroxilasa que añade otro grupo hidroxilo (-OH) al fenilo para formar la
dihidroxifenilalanina, casi siempre denominada DOPA. Este nuevo grupo
hidroxilo altera la interacción enzima-ligando; la llave ya no se ajusta al
hueco de la cerradura.

La DOPA se libera de la tirosina hidroxilasa y se une a otra enzima la


descarboxilasa3 de L-aminoácidos aromáticos. Esta enzima cataliza la
eliminación del grupo carboxilo (-COOH) y convierte a la DOPA en dopamina,
que a su vez se transforma en noradrenalina por la acción de la dopamina

3 Descarboxilación: reacción química en la cual un grupo carboxilo es


eliminado de un compuesto en forma de dióxido de carbono (CO2).

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hidroxilasa que añade otro grupo hidroxilo (esta vez al carbono 2 del grupo
lateral de la dopamina).
Posteriormente, la noradrenalina se une a la enzima feniletanolanina N-
metil trasferasa la cual añade un grupo metilo (-CH3) al nitrógeno del
grupo amino (-NH2) dando origen a la adrenalina.

Nótese la especificidad de
unión de las enzimas; aunque
las estructuras de las
catecolaminas son todas
similares entre sí, enzimas
diferentes se unen en cada
una de ellas (p.ej. la
adrenalina no se une a la
dopamina hidroxilasa).

Ciertas hormonas y
neurotransmisores provocan
la fosforilación de la
tirosina hidroxilasa, la
primera enzima de la
ruta,con lo que aumentan su
actividad. Es decir, la
fosforilación incrementa la
velocidad a la que se
cataliza la conversión
tirosina en DOPA. Dado que
este es el paso más lento,
un aumento en la actividad
de esta proteína incrementa la tasa neta de síntesis de todas las
catecolaminas.

El descenso regulado en la actividad de síntesis de estas moléculas se


consigue a través de un mecanismo alostérico diferente; la unión de los
productos finales (dopamina, noradrenalina y adrenalina) a la enzima. La
dopamina, la noradrenalina y la adrenalina pueden unirse a la primera
enzima (tirosina hidroxilasa) en un sitio diferente al que se une la
tirosina con esa enzima. Estas uniones inhiben la actividad enzimática. La
inhibición de la ruta por sus propios productos finales hace de éste un
caso clásico de control alostérico denominado “inhibición por producto
final”. Muchas sustancias regulan su propia síntesis mediante la inhición

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de una enzima inicial de la ruta. Si la célula tiene suficiente producto
final, éste inhibe la síntesis mediante cambios alostéricos en la enzima.

1.4 LA CONTRACCIÓN MUSCULAR: SU INICIO Y CESE DEPENDEN DE LA UNIÓN


ESPECÍFICA Y DE LAS PROPIEDADES ALOSTÉRICAS DE LAS PROTEÍNAS

Los tres tipos de tejido muscular (músculo estriado, cardíaco y liso)


producen fuerzas tensibles por contracción y acortamiento de la longitud
del músculo y toda la contracción muscular se produce por la unión y
propiedades alostéricas de dos proteínas: actina y miosina.

El inicio y cese de la contracción en el músculo esquelético y cardíaco


dependen de otras dos proteínas: troponina y tropomiosina. En el músculo
liso depende de un sistema diferente con distintas proteínas.

La miosina es una proteína grande con forma de palo de golf con dos
cabezas. Su cola alargada se corresponde con el mango del palo de golf y
sus dos protuberancias en uno de los extremos de la cola se denominan
cabezas.

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