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NARRADOR: En un pequeño pueblecito vivía un pastor que se llamaba

Pedro. Él vivía con su tío Jaime y su Tía Angélica. Todas las noches se
sentaban junto a la chimenea a contar historias acerca de lobos.

TIO JAIME: Y ese fue el final de la historia.

PEDRO: ¿Y qué le paso al lobo?.

TIO JAIME: Nunca más lo volvieron a ver.

PEDRO: ¡Oh!

PEDRO: ¿tío, tu les temes a los lobos?

TIO JAIME: No, pero ellos no pueden estar donde haya gente.

PEDRO: ¿Qué pasaría si los lobos vinieran al pueblo?.

TIO JAIME: Podrías hacernos mucho daño, especialmente a las ovejas.

PEDRO: Y tu tía Angélica, ¿le tienes miedo a los lobos?

TIA ANGELICA: Si Pedro. ¡Todos en el pueblo les temen a los lobos!

PEDRO: ¡Oh, ya veo!


ANGIE: Es muy tarde Pero. Mañana tienen que cuidar a las ovejas.

PEDRO: Nos vemos mañana.

TIO JAIME Y TIA ANGELICA: Buenas noches, querido.

NARRADOR: Pedro se fue a dormir, y al día siguiente mientras estaba sentado


en la colina cuidando a las ovejas, él pensó.

PEDRO: Estoy muy aburrido. No me gusta cuidar a las ovejas. Yo debería de


estar en el rio nadando y divirtiéndome. ¡Ya se lo que hare!.

NARRADOR: Entonces empezó a gritar desesperadamente.

PEDRO: ¡El lobo!. ¡El lobo!. ¡El lobo se está acercando!.

NARRADOR: Algunas personas se acercaron a ver lo que sucedía. Trajeron


picos y palas para deshacerse del lobo.

ALDEANO 1: ¿Que sucede?.

PEDRO: Vi a un lobo que acechaba. ¡En este momento nos está viendo!.

ALDEANO 2: ¿Donde está?.


PEDRO: ¡Esta detrás de esos árboles! .

ALDEANO 3: ¡No lo veo!.

ALDEANO 4: ¿Pedro, estás seguro de que viste al lobo?.

PEDRO: Si. Se esta moviendo. ¡Mírenlo! .

ALDEANO 1, 2, 3, 4: ¡Vamos a atraparlo!.

NARRADOR: A medida que los aldeanos se acercaban a los arboles donde se


suponía que estaba el lobo, Pedro se empezó a reír.

PEDRO: ¡No es verdad!. Ja, ja, ja, ja. ¡Les dije mentiras!. Ja, ja, ja, ja.

ALDEANO 4: ¡Lo sabia!.

ALDEANO 1: ¿Por qué nos mentiste, Pedro?.

ALDEANO 2: ¡Tú sabes que esto no es gracioso!.

PEDRO: ¡Si lo es!. Ja, ja, ja, ja.

ALDEANO 3: Vámonos, tenemos que trabajar. ¡Iré a hablar con tu tío para
decirle la broma que nos hiciste!.
PEDRO: ¡Le tienen miedo al lobo!. ¡Le tienen miedo al lobo!. Ja, ja, ja, ja.

NARRADOR: Cuando los aldeanos se alejaron, Pedro continuo riéndose de lo


que había hecho.

PEDRO: ¡Al menos me divertí!.

NARRADOR: Pero lo que Pedro no sabía, era que el lobo en realidad estaba
escondido detrás de los árboles y lo observaba. Cuando el regreso a su casa
esa tarde, sus tíos estaban muy enojados con él.

TIO JAIME: Me dijeron lo que hiciste hoy.

TIA ANGELICA: Me siento muy avergonzada de ti, Pedro.

PEDRO: Pero tía, yo estaba muy aburrido. Tú sabes que no me gusta cuidar a
las ovejas.

TIO JAIME: Esa no es una buena razón para mentir.

PEDRO: Lo siento mucho. No lo volveré a hacer.

TIO JAIME Y TIA ANGELICA: Eso esperamos.

ANGIE: Vete a dormir, es tarde.


PEDRO: Buenas noches.

TIO JAIME Y TIA ANGELICA: Hasta mañana.

NARRADOR: Al siguiente día después de desayunar, Pedro se fue nuevamente


a la colina. Mientras estaba cuidando a las ovejas vio que el lobo realmente se
acercaba, y empezó a gritar.

PEDRO: ¡El lobo!. ¡El lobo!. ¡El lobo se está acercando!.

NARRADOR: Las mismas personas que el día anterior habían tratado de


ayudarlo, escucharon sus gritos.

ALDEANO 1: ¡Te estás burlando de nosotros nuevamente!.

ALDEANO 2: ¡Dale un pedazo de pan!. Ja, ja, ja, ja.

PEDRO: ¡Les estoy diciendo la verdad! ¡Ayúdenme por favor, el lobo está
persiguiendo a las ovejas!.

ALDEANO 3: ¡Debe estar muy cansado de tanto correr!. ¡Dale agua!. Ja, ja, ja,
ja.

PEDRO: ¡Por favor, vengan a ayudarme!. ¡Aqui esta el lobo!.

ALDEANO 4: ¡Déjanos en paz Pedro!. ¡Tenemos mucho trabajo!.


PEDRO: ¡Oh No!. ¡El lobo se comió a todas las ovejas!.

ALDEANO 1: Ja, ja, ja, ja. ¡Si te creemos!.

PEDRO: ¡Es la verdad!. ¡El lobo se fue, y ya no tengo ovejas que cuidar!.

NARRADOR: Entonces los aldeanos decidieron ir a ver a Pedro.

ALDEANO 1: ¿Por qué estas llorando?

PEDRO: Les dije que el lobo estaba aquí.

ALDEANO 1: ¡Oh! Entonces estabas diciendo la verdad.

ALDEANO 2: Pensamos que era una broma otra vez. ¿Lo recuerdas?

PEDRO: Si, recuerdo lo que les hice ayer, y lo siento mucho.

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