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FAMILIA NATURAL
Y FUNCIONALIDAD SOCIAL
INTRODUCCIÓN
P
ENSAR LA REALIDAD DE LA FAMILIA NO ES UN ASUNTO SEN-
CILLO. LA FAMILIA ES UN TIPO DE FENÓMENO SOCIAL EN EL
QUE CONVERGEN TAL CANTIDAD DE ELEMENTOS PROCE-
DENTES TANTO DE LA SUBJETIVIDAD DE SUS MIEMBROS COMO
DE LOS FACTORES QUE INTEGRAN EL ENTORNO, QUE SIEMPRE
ha resultado difícil para ciencias como la sociología, la psicología, la
economía, la política o la filosofía aproximarse a ella sin violentar su
naturaleza profunda.
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familia desde el punto de vista de los condicionamientos económicos
que la rodean y determinan1. Otros autores en el pasado sostuvieron
que la familia no era más que un momento transitorio en la dinámi-
ca antropológico-cultural que devenía hacia formas de organización
social en las que ella ya no sería necesaria2. Así mismo, han abunda-
do las aproximaciones psicológicas y estatales en las que se estudia a
la familia desde el punto de vista de las vivencias, los sentimientos y
el imaginario de los sujetos implicados en ella3.
1. G. S. Becker, An Economic Analysis of Marital Instability, en Journal of Political Economy, 1977, vol. 85,
n. 6, pp. 1141-1187; Ver del mismo autor Tratado sobre la familia, Alianza, Madrid 1987. Ver también
R. Febrero y Pedro S. Schwartz , Essence of Becker, Hoover Institution Press-Stanford University,
1996.
2. Por ejemplo: J. J. Bachofen, El matriarc a d o, Akal, Madrid 1992; L. Morgan, La sociedad primitiva,
Endymion, Madrid 1987; R. Briffault, The mothers. The Matriarchal Theory of Social Origins, Howard
Fertig, New York 1993.
3. L. Hantrais y M. T. Letablier, Families and Family Policies in Euro p e, Longman, New York-London
1996.
4. Pensamos en sociólogos como Amitai Etzioni, Sergio Belardinelli, Gabriela Mangiarotti, José Pére z
Adán o Pierpaolo Donati. En el presente texto el pensamiento y las investigaciones de estos dos últi-
mos autores atraviesan nuestros argumentos. No podemos ocultar nuestra deuda intelectual con
ellos. Evidentemente, las eventuales deficiencias en este ensayo son enteramente nuestras.
5. Aquí pensamos en las tradiciones que encarnan por un lado autores como Platón, Aristóteles, San
Agustín de Hipona, San Anselmo de Aosta o Santo Tomás de Aquino, y por otro, pensadores como
Adolf Reinach, Max Scheler, Edith Stein, Dietrich von Hildebrand, Karol Wojtyla o Josef Seifert.
6. Ver P. Laslett y R. Wall, Household and Family in Past Time, Cambridge University Press, Cambridge
1972 y R. Wall, J. Robin y P. Laslett, Forme di famiglia nella storia europea, Il Mulino, Bologna 1984.
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. La “unión libre” entre miembros del mismo sexo.
. Uniones de personas del mismo sexo reconocidas jurídicamente
como “matrimonios”.
. Familia con un solo padre o una sola madre.
7. Ver C. Lévi-Strauss, Razza e storia e altri studi di antropología, Einaudi, Torino 1967.
8. Ver G. Murdok, The Universality of the Nuclear Family, en N. W. Bell y E. F. Vogel, A Modern
I n t roduction to the Family, The Free Press, New York 1968, pp. 37-44; R. N. Anshen, La famiglia, la sua
funzione e il suo destino, Bompiani, Milano 1974 y J. Askham, Identity and Stability in Marriage,
Cambridge University Press, Cambridge 1984.
9. Nos referimos a los casos de los Nayar en el sur de la India (sociedad sacerdotal en la que los hom-
b res viven separados de las mujeres sin integrar familias nucleares) y la tribu de los Ashanti en
África meridional (familias matrilineares en las que el dominio recae en la madre-hijo con ausencia
de unidad doméstica). En ambos casos la funcionalidad social de la familia queda inhibida y la
sociedad ingresa paulatinamente en una dinámica de disolución.
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otras instituciones distintas a la familia.
Esto permite descubrir que la familia
natural es un grupo primario que se
constituye por la residencia común, la
cooperación y la reproducción. No es posi-
ble que una sociedad produzca los
bienes, códigos y símbolos que requiere
para operar sin el concurso de la
familia natural como referente empírico
y ético significativo10.
10. Además del ya citado The Universality of the Nuclear Family, véase G. Murdok, Social Structure, Mc.
Millan, New York 1949,
11. Ver L. Fruggeri, Famiglie. Dinamiche interpersonali e processi psico-sociali, NIS, Roma 1997.
12. Ver F. Charles-Daubert, Les libertins érudits en France au XVIIe siècle, PUF, Philosophies, París 1998.
13. Ver J. F. Gubrium y J. Holstein, What is Family?, Mayfield, London-To ronto 1990.
14. R. Buttiglione, La persona y la familia, Palabra, Madrid 1999, p. 236.
15. Ver C. Zimmerman, Family and Civilization, Harper and Row, New York 1971.
16. Modificamos y ampliamos las consideraciones que se encuentran en J. Pérez Adán, Sociología,
Eunsa, Pamplona 1997.
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. EQUIDAD GENERACIONAL: la familia natural promueve la existen-
cia de solidaridad diacrónica, es decir, corresponsabilidad inter-
generacional (abuelos-padres-hijos, por ejemplo) que permite
que los miembros de la familia, al poseer diversas edades y pape-
les, puedan recibir diversos cuidados, afectos y equilibrios entre
actividad laboral, servicio e inactividad forzosa a través del tiem-
po. La equidad generacional se ejercita en el ámbito de lo priva-
do, es decir, de lo propiamente intra-familiar y tiene una inciden-
cia fortísima en el ámbito de lo público: piénsese, por ejemplo, en
los ancianos que al dejar de trabajar pueden ser acogidos,
sostenidos y queridos por los más jóvenes. La “equidad genera-
cional” prepara educativamente a las personas para ser respon-
sables no solo de las generaciones que las anteceden sino también
de las que vendrán. De esta manera podemos observar que el
amplio tema de la cultura, base para desarrollo sustentable,
aparece incoado en esta función familiar básica.
17. Ver R. Guerra López, Pensar la diferencia. Reflexiones sobre la condición femenina y el fundamento
antropológico de la diferenciación sexual, en Medicina y Ética. Revista Internacional de Bioética, Deontología
y Ética Médica, Facoltá di Medicina e Chiru rgia dell’Università del Sacro Cuore-Universidad Anahuac,
vol. VII, n. 4, octubre-diciembre de 1996.
18. Ver H. R. Schaff e r, Studies in Mother-Infant Interaction, Academic Press, London 1977 y D. W.
Winnicot, Il bambino e la famiglia, Florencia 1973.
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un cierto respaldo cualitativo al menos implícito por parte de
la comunidad.
. AFIRMACIÓN DE LA PERSONA POR SÍ MISMA: la familia funciona
cuando ofrece una experiencia de afirmación de la persona por sí
misma para todos sus integrantes, es decir, cuando el carácter
suprautilitario de las personas —el valor que las personas
poseen independientemente de su edad, salud, congruencia
moral, capacidad económica, o filiación política— se salva-
guarda y se promueve. Justamente esta función permite el des-
cubrir existencialmente la importancia de la propia dignidad y
de los derechos humanos que tienen su fundamento en ella19.
Esta función también permite descubrir el sentido personalista
de la amistad, lo más necesario en la vida, según Aristóteles20.
19. Ver R. Guerra López, Afirmar a la persona por sí misma. La dignidad como fundamento de los derechos de
la persona, Comisión Nacional de los Derechos Humanos, México 2003.
20. Aristóteles, Ética nicomáquea, Gredos/Planeta-De Agostini, Barcelona 1995, libro VIII, 1155 a 4.
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miten que la tendencia sexual al satisfacerse lo haga orientado por
un valor que le da a esta satisfacción una dimensión pro p i a m e n t e
personal y justa.
21. Ver C. Lévi-Strauss, Las estructuras elementales del parentesco, Paidós, Buenos Aires 1969.
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dad corpórea, cultural y psíquica entre varón y mujer me ofrece no
simplemente a un “otro-yo” sino a un “otro” que si bien es un “otro-
yo” su “yo” no está configurado exactamente del mismo modo que
el mío. Por eso descubrir que el “tú femenino” es alteridad respecto
de mi “yo masculino” es cualitativamente más intenso y diverso que
una suerte de descubrimiento neutro de la relación “yo-tú” (que no
hace referencia explícita a la diferenciación sexual).
22. Ver N. Luhmann, Frauen und Männer und Goerge Spencer Bro w n, en Zeitschrift für Soziologie, vol. 17,
n. 1, 1988. Luhmann se basa en las investigaciones de J. Keyes (pseudónimo de Goerge Spencer
B rown) publicadas como Only two can play this Game, Cambridge University Press, Cambridge
1971.
Así las cosas, la familia no puede ser entendida más que como
re ferenciada al matrimonio monogámico y heterosexual. Todas las
modalidades de familia que con deficiencias puedan llegar a existir,
no pueden no tener a este fenómeno como parámetro simbólico para
su desarrollo ético y pragmático.
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adquieren una enorme importancia al momento de discutir esta últi-
ma cuestión. Para nadie es un secreto que en muchas ocasiones las
personas que más influyen en el diseño de las políticas de un gobi e r-
no están orientadas y como determinadas por sus “agendas” particu-
lares, por sus itinerarios políticos futuros, por sus ambiciones e intere-
ses de poder. Este afán —de orden práctico e instrumental— conduce
aun a personas bien intencionadas a deslizarse lentamente por el
camino de las decisiones que buscan generar re n t a b i lidades electorales
y satisfacción en algunos sectores especialmente críticos.
Por ello, una vez más, es preciso decir que una “perspectiva de
familia” es hoy por hoy urgente y necesaria. Perspectiva que tiene
que ser más que un eslogan o una frase publicitaria. Tiene que ser la
manera abreviada de sintetizar nuestro compromiso con la dignidad
de las personas, con el valor del amor humano, y con nuestros hijos,
que merecen recibir un mejor mundo que el que hoy tenemos.
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