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POLITICA MONETARIA E INFLACION

INDICE
Resumen Ejecutivo.………………………………………………………….pág. 02- pág. 04
Introducción……………………………………………………………………… pág. 05
Capítulo I: Marco Legal…………….…………………………………… pág. 06- pag 07
Capitulo II: Marco Teórico…………………………………………………pág. 8-pag 35
Capitulo III: Evidencia Empírica……………………….……………..pág. 36-pag 39
Capitulo IV: Hechos Estilizados……………………….……………...pág. 40-pag 47
Conclusiones……………………………………………..…………………… .pág. 48
Bibliografía……………………………….…………………………………………pág. 49

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RESUMEN EJECUTIVO

Mediante el uso de la política monetaria, los países tratan de tener


influencia en sus economías controlando la oferta de dinero y así cumplir con
sus objetivos macroeconómicos, manteniendo la inflación, el desempleo y el
crecimiento económico en valores estables.

Este trabajo se basa principalmente en el papel de la política monetaria,


manteniendo el control de la inflación.
¿Cuál es el significado de la meta de inflación para un banco central que sigue
el esquema de meta explícita de inflación? En principio, la meta es un
compromiso numérico que el Banco Central se ha impuesto bajo el marco de su
mandato legal de preservar la estabilidad de precios.

La estabilidad de precios debe entenderse como el logro de una inflación


baja y estable de manera sostenida en el tiempo. Esto es, una meta de inflación
que - compatible con la estabilidad de precios - sea la más baja posible. ¿Cuán
baja? Es prudente que sea mayor a cero principalmente para permitir que las
tasas de interés reales puedan ser negativas cuando se necesite que las sean.

Al comienzo del esquema de meta explícita, la inflación meta del Banco


Central de Perú era de 2,5 por ciento y luego ésta se redujo a 2,0 por ciento.
Esta reducción de la meta tuvo como objetivo señalizar al público un mayor
compromiso del banco central con la estabilidad de precios.

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Entonces, establecida la noción de una meta de inflación baja. ¿Cómo se
sabe si el banco central está cumpliendo con su compromiso? Lo que nos dicen
los bancos centrales es que buscan estar en promedio alrededor de su meta o
dicho de otra forma, estar la mayor parte del tiempo cerca de su meta. En
términos simples esto significa que el promedio de inflación en un periodo de
tiempo lo suficientemente grande tiene que estar muy próxima a la meta. Para
el caso del Perú, el promedio inflacionario desde que se adoptó la meta hasta
mayo de 2008 ha sido 2,7 por ciento.

El Banco Central de Reserva del Perú (BCR) Desde 1994 viene


anunciando rangos objetivos anuales y proyecciones multianuales de la
inflación y ha mostrado una gran efectividad en cumplir con los propósitos
trazados. A inicios del año 2002, el BCR puso en manifiesto la adopción de este
esquema, a fin de consolidar los éxitos obtenidos en la década de los noventa,
de ser partícipe de una mayor comunicación con el público y operar con mayor
transparencia.

Asimismo, se construyen índices adelantados de la inflación, a partir de


sus indicadores anticipados individuales más importantes. La principal
motivación detrás de ello no sólo se encuentra en obtener pronósticos puntuales
de la inflación, sino en determinar aquellos conjuntos de información que
adelanten con la suficiente anticipación (cualitativamente) el comportamiento
del objetivo del BCR, de modo que se tenga el suficiente margen de maniobra
para modificar oportunamente la posición de la política monetaria.

El régimen de metas de inflación es un marco de política monetaria


adoptado inicialmente por economías industriales en las que el uso de metas

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intermedias — como el tipo de cambio o los agregados monetarios no tuvo los
resultados esperados. El establecimiento de metas de inflación involucra no sólo
el anuncio de dichas metas y el uso de mecanismos de rendición de cuentas: es
un marco diseñado para dar transparencia a la relación entre las decisiones de
política monetaria y las metas de inflación. Asimismo, se reconoce que un
conocimiento adecuado del efecto de los instrumentos monetarios, los impulsos
monetarios y las variables macroeconómicas permite una discusión específica
de la política monetaria dentro y fuera del banco central, y mejora la
comunicación con el público.
La definición de una meta específica mostrará al público que el BCRP se
ha propuesto lograr una tasa de inflación baja y estable, y que tiene incentivos
para hacerlo debido a la implementación de mecanismos de rendición de
cuentas y a la mayor transparencia de la política monetaria. Sin embargo, ante
la posibilidad de presiones políticas para implementar medidas de corto plazo,
es importante que el público entienda qué es lo que la política monetaria puede
y no puede hacer, y las consecuencias o costos de largo plazo en caso que se
implementen medidas cortoplacistas. Esto reforzará la capacidad del BCRP
para poder resistir presiones políticas, imponiendo consistencia y racionalidad
a sus decisiones de manejo monetario.

INTRODUCCIÓN
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Este trabajo revisa el régimen de metas monetarias que se ha seguido en
Perú durante los últimos diez años y evalúa las condiciones para cambiar el
diseño de política monetaria hacia un esquema de metas de inflación.

Así mismo en años recientes los bancos centrales de los países


desarrollados e industrializados han logrado grandes avances en la conducción
de la política monetaria. La inflación ha sido reducida a niveles congruentes con
la estabilidad de precios y sin afectar desfavorablemente al crecimiento
económico. Por el contrario, una vez que la estabilidad de precios ha sido
conseguida, las tasas de expansión de la economía agregada han sido elevadas.
¿Cómo se ha obtenido esta mejora en el desempeño de la política monetaria?

Se examina la evolución de la política monetaria a través de un estudio


de la aplicación de dos enfoques: metas monetarias y metas de inflación – dos
estrategias básicas que permiten a la política monetaria centrar su atención en
consideraciones de índole interna.

El resto de este documento está organizado como sigue. En la sección 1


se hace referencia LA MARCO LEGAL, en la sección 3, se hace una revisión
de la literatura de las EMEI,la sección 4 se presentan las evidencia
internacionales y Nacionales y la sección 5 se presentan los hechos estilizados
de los últimos 10 años, finalmente se presentan las conclusiones.

CAPITULO I: MARCO LEGAL

La Ley Orgánica del BCRP (1992) y la Constitución del Perú (1993)


establecen que la política monetaria tiene el objetivo único de preservar la

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estabilidad monetaria. La anterior Ley Orgánica consideraba dos objetivos
adicionales: promover el crecimiento del producto, el ingreso y el empleo, y
fomentar el desarrollo de un sistema financiero sólido. La Constitución de 1979
no contenía un objetivo específico para el BCRP, pero una de las funciones
consideradas era el logro de la estabilidad monetaria. La experiencia de
inflación alta caracterizada por tasas por encima del 20 por ciento anuales desde
1975 y el traumático periodo entre julio de 1988 y agosto de 1990 — cuando
la hiperinflación alcanzó tasas de 43 por ciento mensual— crearon un consenso
en contra de la inflación y en favor de otorgar un mandato claro al BCRP.

La posibilidad de ejercer una política monetaria discrecional para lograr un


mayor crecimiento económico, a expensas de una mayor inflación, no rinde los
resultados esperados en una economía que ha experimentado inflación alta. El
Gráfico 1 muestra la inflación y el crecimiento del PBI desde 1955, y brinda
una idea clara de la futilidad de las políticas monetarias expansivas como medio
para promover el crecimiento. El objetivo único de reducir la inflación resulta
más beneficioso en el largo plazo, porque crea de un entorno estable para la
inversión y favorece la formación de mercados eficientes.

GRAFICO 1: Crecimiento del PBI e inflación (1955-2000)


(Promedio móvil de 5 años)

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Fuente: Tomado de Rossini (2001)

De acuerdo con la Constitución de 1993, el BCRP es independiente, y es regido


por un Directorio compuesto por siete miembros que no representan ningún
interés particular, y no pueden ser destituidos a menos que aprueben las
siguientes políticas: proveer financiamiento directo o indirecto al sector
público, otorgar crédito a sectores o regiones específicos, e introducir regímenes
de tipo de cambio múltiple. El periodo del Directorio coincide con el del
gobierno, lo cual implica una menor autonomía en comparación con un
esquema de renovación parcial. Sin embargo, un cambio de este tipo supondría
una enmienda constitucional. Asimismo, el BCRP es independiente para fijar
su objetivo y manejar sus instrumentos.

CAPITULO II: MARCO TEORICO

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2. EL ESQUEMA DE METAS EXPLICITOS DE INFLACION (EMEI)
COMO POLITICA MONETARIA

2.1. FUNDAMENTOS TEÓRICOS DE LOS REGÍMENES DE METAS


DE INFLACIÓN

A pesar de algunas diferencias importantes en los regímenes existentes de


metas de inflación, quienes los apoyan comparten una visión común de la
inflación y el proceso inflacionario, así como del mecanismo de transmisión de
la política monetaria. Para ellos, la inflación es siempre un fenómeno
estrictamente determinado por la demanda. Aunque el mecanismo de
transmisión funciona de manera ligeramente diferente, el proceso subyacente
continúa siendo el mismo, esto es, una visión de la inflación impulsada por la
demanda (ver por ejemplo, Machlup, 1960; Brunner et al., 1973; Barro y
Grossman, 1974).

Actualmente, bajo el enfoque del NCM, el dinero todavía desempeña un


papel causal en la determinación de los precios y las tasas de inflación, vía el
sistema bancario. De hecho, quienes proponen las metas de inflación admiten
la endogeneidad del dinero, al menos implícitamente (Allsopp y Vines, 2000).
No obstante, si los bancos centrales establecen tasas de interés por debajo de la
tasa natural de interés, las empresas encuentran más redituable pedir prestado
al sistema bancario para llevar a cabo sus planes de inversión y, de este modo,
la producción crecerá (la brecha de producción se estrechará). Así, se crea
dinero, y puede provocar inflación si el número de unidades monetarias se
incrementa más rápidamente que la producción. El mecanismo de transmisión

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funciona vía el sistema bancario, que crea dinero endógenamente para enfrentar
las necesidades de producción y circulación.

Respecto de la inflación impulsada por los costos, quienes proponen el


enfoque del NCM generalmente ignoran este fenómeno, argumentando que las
conmociones de oferta son transitorias en naturaleza o que se compensarán
mutuamente como un camino aleatorio. Por tanto, el énfasis se pone
estrictamente en la demanda, más específicamente, en la brecha de producción.

Además, la política fiscal todavía se considera inflacionaria. En verdad,


para tener éxito en cumplir con su meta de inflación, las autoridades monetarias
deben estar libres del dominio fiscal. Al respecto, lo mejor es que los bancos
centrales sean independientes, aunque este no es un requisito estricto. No debe
permitirse que la política fiscal dicte la política monetaria.

Por consiguiente, quienes proponen las metas de inflación insisten en la


disciplina de la política fiscal y en los presupuestos equilibrados (al menos
durante todo el ciclo de negocios). El supuesto es que la política fiscal
irresponsable conducirá a la inflación, por incrementar artificialmente la
demanda o monetizar la deuda pública. Por tanto, el endeudamiento del sector
público con el banco central debe ser bajo o inexistente. El régimen de metas
de inflación obliga a “la política fiscal a alinearse con la política monetaria”
(Mishkin, 2000).

2.2. ASPECTOS ESPECIFICOS DE LAS EMEI:

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2.2.1. La racionalidad del esquema de metas de inflación

En el esquema de metas de inflación se reconoce explícitamente que la


única meta de largo plazo de la política monetaria es mantener una tasa de
inflación baja y estable. Se caracteriza también por el anuncio público de metas
cuantitativas para la tasa de inflación en un horizonte determinado. Otro aspecto
importante de este esquema es el énfasis en la comunicación de los planes y
objetivos del banco central al público, así como los mecanismos que refuerzan
la rendición de cuentas por lograr la meta de inflación anunciada. Estos dos
mecanismos, la transparencia y la rendición de cuentas, le dan credibilidad a la
meta de inflación anunciada por el banco central y le permiten anclar las
expectativas de inflación.

El esquema de metas de inflación es consistente con la visión moderna de


lo que la política monetaria puede y no puede hacer. Por esa razón, la estabilidad
de precios es el objetivo más importante de la política monetaria. Esto debe ser
fuertemente enfatizado, así como lo que la autoridad monetaria planea hacer
para alcanzar dicha meta.

La estabilidad de precios es el objetivo más importante de la política


monetaria, porque en el largo plazo, la tasa de inflación es la única variable
macroeconómica que puede ser afectada por la política monetaria. Tener un
nivel bajo y estable de inflación como la principal meta a largo plazo solamente
reconoce este hecho.

Esta no es, sin embargo, la única razón. Existe una especie de consenso en
que incluso niveles moderados de inflación son contraproducentes para el

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crecimiento y eficiencia económicos. Esto es, la inflación es muy costosa. Por
ello, es necesario mantener una tasa de inflación baja y estable para que sea
posible alcanzar otros objetivos macroeconómicos. En este sentido, la
estabilidad de precios es un medio, no un fin macroeconómico.

Una tercera razón para mantener la estabilidad de precios como objetivo


más importante de la política monetaria es que permite establecer metas
específicas y sobre las que es posible que el banco central rinda cuentas,
mejorando la transparencia y credibilidad, pero dándole al banco central
independencia en el uso de sus instrumentos y políticas como considere
conveniente para lograr la meta de inflación anunciada. Así, el banco central
puede implementar sus políticas discrecionalmente, pero sujeto a cumplir con
la meta de inflación.

La meta de inflación, al ser simple y fácil de comprender, también mejora


las comunicaciones con el público y hace las veces de ancla para las
expectativas de inflación al reforzar la credibilidad. Además, el mandato de
mantener la estabilidad de precios impone consistencia y racionalidad a la
política monetaria, haciendo necesario considerar las consecuencias de largo
plazo de políticas cortoplacistas. Con ello, se protege al banco central contra
presiones del gobierno y del sector privado para hacer más laxa la política
monetaria.

Es así que el esquema de metas de inflación es conveniente para la política


monetaria en el sentido que enfoca lo que la política monetaria puede y no puede
hacer, y al mismo tiempo proporciona un indicador fácil y simple con el cual se
puede comparar si las autoridades monetarias han cumplido con lo que se les

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encomendó o no, es decir, se les puede hacer rendir cuentas. Así, la credibilidad
en la meta de inflación se incrementa y se puede anclar las expectativas de
inflación.

Es importante enfatizar que el establecer la estabilidad de precios como el


objetivo principal de la política monetaria y fijar una meta de inflación no
significa dejar completamente de lado otros objetivos macroeconómicos. No es
verdad que un banco central bajo un esquema de metas de inflación sea
indiferente a la evolución de la actividad económica. En primer lugar porque se
considera que la estabilidad de precios es un medio para lograr un crecimiento
sostenido, no un fin en sí misma.

En segundo lugar, hay que considerar que en Perú el proceso de reducción


de la tasa de inflación ha sido gradual, de tal modo que los costos reales fueran
minimizados. De este modo, las metas de inflación anuales anunciadas desde
1994 han convergido gradualmente a la meta de inflación de largo plazo,
consistente con la estabilidad de precios, disminuyendo los costos reales de
desinflación en un contexto de baja credibilidad. El compromiso con la
estabilidad de precios, sin embargo, nunca ha sido olvidado. Svensson (1997)
muestra que una reducción gradual de la inflación hacia la meta cuantitativa de
largo plazo, consistente con la estabilidad de precios, es la manera óptima para
el banco central que desea lograr una tasa de inflación baja y estable, y al mismo
tiempo minimizar la variabilidad del PBI.

2.2.2. Diseño e implementación del esquema de metas de inflación

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El éxito del EMEI depende en gran medida de los detalles de
implementación. Esto incluye qué medida de inflación se empleará y el valor
numérico de la meta de inflación, así como si esta meta se definirá como un
punto o como un rango; el horizonte de la meta; temas relacionados con la
transparencia, rendición de cuentas; y entendimiento y modelación de los
mecanismos de transmisión monetaria.

Una pregunta a hacer y tratar de responder es por qué sería recomendable


adoptar este esquema en Perú en este momento, cuando la manera en que la
política monetaria se diseña e implementa está siendo efectiva para reducir la
tasa de inflación. Actualmente nos encontramos en un período en que se está
pasando desde una etapa de reducción de la tasa de inflación a otra de
mantenimiento de un nivel bajo y estable de inflación.

Las relaciones entre los agregados monetarios y la tasa de inflación pueden


tornarse poco confiables al pasar a esta nueva etapa y el banco central debe estar
preparado para enfrentar este potencial problema (Mishkin y Savastano, 2000).
Más aún, el esquema de metas de inflación enfoca la única variable
macroeconómica que el banco central puede afectar en el largo plazo y será más
fácil de entender para el público lo que el banco central quiere hacer,
mejorándose la transparencia e incrementándose la credibilidad, lo que hará
menos costoso alcanzar la meta de inflación de largo plazo. El esquema también
proporcionará los medios para hacer que el banco central rinda cuentas ya que
se le da al público un número contra el cual comparar los resultados obtenidos.

Por otro lado, es preciso resaltar que la transición hacia el esquema de


metas de inflación ya se ha venido dando de manera gradual. Perú ha tenido

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metas cuantitativas de inflación anunciadas desde 1994, publicadas en los
acuerdos con el FMI. Se realizó un proceso gradual de reducción de la inflación
lo que minimizó los costos reales de la desinflación y permitió gradualmente
reforzar la credibilidad del banco central.

Cuadro 1: Metas de Inflación en Perú

Fuente: Tomado de Rossini (2001)


Desde 1994, el BCRP tiene una exitosa experiencia en el logro de las metas
de inflación anunciadas y los resultados nos muestran su fuerte compromiso, si
se considera que la tasa de inflación se ha ubicado de manera sistemática dentro
o debajo del rango anunciado, como se muestra en la tabla siguiente. Este
efectivo control de la inflación, sumado a su independencia operativa, permite
al BCRP cumplir dos de los requisitos para poder adoptar un esquema de metas
de inflación.

Actualmente, sin embargo, el período de cinco años del Directorio del


BCRP coincide con el período presidencial y legislativo, lo que causa cierta
incertidumbre sobre la continuidad de la política monetaria al finalizar cada
período, pues se elige a todo el Directorio en un solo momento. Es por

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consiguiente conveniente reducir esta fuente de incertidumbre haciendo que el
Presidente del Directorio del BCRP tenga un período de gobierno mayor a cinco
años y que su elección no coincida con la del Ejecutivo, así como con la
renovación parcial de los miembros del Directorio cada cierto tiempo. Esto
permite dar continuidad a la política monetaria y reducir la incertidumbre de los
agentes económicos sobre la misma.

Estos resultados de política monetaria se han alcanzado en una etapa de


desinflación, por lo que una tasa de inflación debajo del rango objetivo no
significaba necesariamente una falta de compromiso con la estabilidad de los
precios ya que con ello se alcanzaba la meta de inflación de largo plazo de
manera más rápida. Para el banco central era más costoso si la tasa de inflación
se situaba por encima del rango anunciado que si acababa debajo del límite
inferior del rango.

Así, había una asimetría en la importancia de los límites del rango


anunciado. Con ello, la meta de inflación anunciada actuó más como un tope
para la inflación. Una vez que se haya alcanzado el nivel de largo plazo (entre
1,5 y 3,0 por ciento), que se espera alcanzar en 2001, la meta de inflación a
partir de 2002 deberá situarse dentro del rango anunciado, y cada desviación
respecto de ese rango, ya sea por encima o por debajo, será costoso en términos
de credibilidad.

2.2.3. El valor numérico de la meta de inflación

Otro aspecto relacionado con la implementación de este esquema es cuál


sería el valor numérico de la meta. Aquí debe señalarse que “estabilidad de

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precios”, como lo resalta Alan Greenspan, es cuantitativamente una tasa de
inflación tan baja que las empresas y familias no tengan que considerarla al
momento de tomar sus decisiones económicas diarias. El concepto de
estabilidad de precios implica tener una tasa de inflación lo más cercana a cero
(debe recordarse que la inflación es un impuesto discrecionalmente manejado
por el banco central), pero no cero por ciento.

Una razón para esto último es que podría haber un sesgo positivo al medir
la tasa de inflación.
Ello se debe a que la medición no considera el efecto sustitución que podría
haber cuando el precio de un bien sube y los consumidores sustituyen ese bien
por otro que es similar, pero cuyo precio no ha subido. Debido a que la
ponderación de los bienes en la canasta sobre la que se mide la variación de los
precios es fijo, la inflación medida sería mayor que la inflación observada.

Otra razón es que las ponderaciones fijas en el índice de precios no reflejan


cambios en la calidad. El alza en el precio de un bien debido a mejoras en la
calidad no debería ser parte de la inflación medida. Este sesgo, en el caso de
Estados Unidos, de acuerdo con el Reporte Boskin (Boskin, 1996), se ubica
entre 0,5 por ciento y 2,0 por ciento. Así, si el Banco Central quiere que la
inflación verdadera sea cero, el objetivo debería ser mayor a cero.

También hay riesgos económicos de tener una meta de inflación


demasiado baja. En un mercado laboral donde los salarios son inflexibles a la
baja, la reducción de salarios reales en un contexto de recesión económica sólo
podría darse con inflación. Si la meta de inflación es muy baja, esta reducción
de los salarios reales podría no ocurrir en respuesta a una menor demanda de

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trabajo, lo que haría aumentar el desempleo. Por otro lado, se le dejaría poco
margen al Banco Central para reducir las tasas de interés nominales cuando la
inflación está debajo del límite inferior del rango anunciado, puesto que estas
tasas de interés no pueden ser menores a cero.

En el caso del Perú, este sesgo ascendente en el índice de precios medido


necesita ser cuantificado. No obstante, considerando el sesgo en otros países,
así como las rigideces en el mercado laboral, parecería que una tasa de inflación
de 2,0 por ciento es la consistente con la definición de estabilidad de precios y
permitiría un normal desarrollo de la actividad económica. Más aún, esta tasa
de inflación es similar a la de los principales socios comerciales de Perú
(Estados Unidos, Japón y la Euro Zona), lo que significa que en el largo plazo
el valor del sol respecto a las tres monedas tendería a ser constante en promedio.

Así, se esperaría apreciaciones cambiarias ante mejoras en las condiciones


macroeconómicas, en tanto que un deterioro en la economía (por una caída en
los términos de intercambio, por ejemplo) producirá una depreciación de la
moneda peruana. Cabe mencionar que los comentarios sobre la política
monetaria para los siguientes años publicados en el Marco Macroeconómico
Multianual 2002-2004 mencionan un rango para la tasa de inflación entre 1,5 y
3,0 por ciento. La tasa de inflación puntual proyectada en este marco es 2,0 por
ciento.

2.2.4. La medida de inflación

La siguiente pregunta a hacerse es qué medida de tasa de inflación debería


ser usada como meta. Aquí hay un balance entre credibilidad y flexibilidad.

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Existe un conflicto entre la credibilidad que tiene el Banco Central cuando
anuncia la meta y su capacidad para guiar las expectativas de inflación,
incluyendo la efectividad de las comunicaciones y la flexibilidad para excluir
choques transitorios de oferta, ante los cuales no es óptimo responder.

Algunos países usan el índice de precios al consumidor porque es la


medida de inflación con la que el público está más familiarizado. Algunos otros
países usan una variante de este índice de precios, esto es, excluyen algunos
componentes (alimentos y energía, por ejemplo), de manera que la política
monetaria no tenga que responder a los primeros efectos de los choques
transitorios de oferta.

El BCRP ha estado utilizando el índice de precios al consumidor (IPC)


como medida para la meta de inflación. De este modo, la transparencia y la
credibilidad han sido más importantes que la flexibilidad. Este índice tiene una
base amplia y es publicado regularmente y a tiempo. La intención es evitar la
impresión que el BCRP está empleando una medida de inflación que garantiza
el logro de la meta anunciada. Internamente, sin embargo, algunas medidas de
inflación subyacente son usadas como indicadores de política monetaria.

Algunos de estos indicadores excluyen ciertos bienes y servicios de la


canasta de consumo (indicador publicado por el BCRP), mientras que otros
indicadores son construidos empleando un enfoque conceptual y buscan medir
econométricamente qué parte de la variación del IPC que se ha medido
corresponde exclusivamente a la política monetaria (Ferreyros, Grippa, et al.
2000).

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Esto parece conveniente si se considera que la credibilidad es más
importante que la flexibilidad, dado el historial inflacionario que tiene el BCRP.
Debería evitarse la idea que el BCRP expresa un compromiso con la estabilidad
de precios, pero emplea un índice de precios que el público no entiende. Si esto
sucede, el público podría pensar que el uso de este índice garantiza a toda costa
el logro de la meta de inflación anunciada cuando en realidad un índice
“verdadero” no mostraría esto.

Esta es la razón por la que las metas de inflación se anuncian sobre la base
del IPC, mientras que las explicaciones de posibles desviaciones respecto a ellas
podrían ser hechas utilizando una medida de inflación subyacente. Esta
inflación subyacente, a su vez, debería ser consistente a través del tiempo, esto
es, su manera de construcción no debería ser cambiada, al menos no
frecuentemente, porque esto podría dar la impresión de que la definición de
inflación subyacente está siendo modificada de tal modo que el BCRP pueda
tener una explicación coherente para las diferencias entre la inflación realizada
y la meta de inflación, reduciéndose la credibilidad del banco central.

Esta medida necesita ser publicada, así como la manera en que es


construida. Quizás no todos los agentes económicos la entenderán, pero la
prensa especializada sí lo hará. Estos últimos podrían inclusive ayudar al BCRP
a justificar posibles desviaciones respecto a la meta de inflación porque
explicarían lo que el banco central está diciéndole al público.

Es importante señalar que la medida de inflación subyacente publicada por


el BCRP es construida empleando un enfoque estadístico. Esta medida excluye
del IPC aquellos bienes y servicios con la mayor variabilidad de precios

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ponderada por su participación en la canasta de consumo. Estos bienes y
servicios son generalmente los relacionados con los rubros de alimentos y
energía.

2.2.5 ¿Quién debería medir la tasa de inflación?

Otra consideración es quién debería medir la tasa de inflación. Para


incrementar la transparencia, esta medición debería ser hecha por una
institución independiente. En nuestro caso, esta medición es realizada por el
Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI). Además, es conveniente
que esta medición, al igual que la tasa de inflación subyacente, pueda ser
verificada por cualquiera que desee hacerlo. Esto significa que más información
tiene que ser proporcionada a los mercados acerca de los bienes y servicios en
la canasta de consumo.

2.2.6 ¿El objetivo de inflación debería ser un punto o un rango?

La introducción de un rango aceptable para la meta de inflación3 muestra


la importancia para la autoridad monetaria de la estabilidad macroeconómica en
el corto plazo. Por ejemplo, una caída de la demanda agregada presionaría a que
la inflación se ubique por debajo del límite inferior del rango anunciado. Ello
obligaría al Banco Central a hacer más laxa la política monetaria sin temor a
posibles alzas en las expectativas de inflación.

Esto es, un esquema de metas de inflación incrementa la flexibilidad del


banco central para responder si la demanda agregada no está creciendo a la tasa
que debería o que se esperaba.

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Por otra parte, una meta puntual de inflación ayuda a mejorar la
credibilidad y muestra un fuerte compromiso con el objetivo de estabilidad de
precios.

La influencia sobre las expectativas de inflación es más fuerte y previene


cualquier sesgo hacia el límite superior de un rango. Un inversionista de largo
plazo “cuenta con mayor información” si la meta de inflación es puntual. Este
tipo de inversionista estaría más dispuesto a invertir en moneda nacional si la
meta de inflación es creíble. Esto podría ayudar a incrementar la demanda por
moneda nacional como depósito de valor.

Un punto, sin embargo, reduce la flexibilidad para reaccionar ante eventos


imprevistos. Los errores al controlar la inflación, siempre presentes, podrían
causar una desviación respecto a la meta, y la probabilidad de que esto ocurra
no es baja. En una economía que sufre frecuentes choques externos, la
probabilidad de no cumplir con una meta de inflación puntual es bastante alta,
por lo que la meta podría no ser creíble.
El anuncio de un rango para la meta de inflación reconoce que el control
de la inflación no es perfecto, ni aquí ni en cualquier otro lugar del mundo.
Excepto en 1996, la inflación se ha ubicado dentro del rango o debajo del límite
inferior. Esto, como ha sido mencionado, refleja un oportunismo que debería
ser evitado cuando se logre la estabilidad de precios. En ese momento será
necesario mantener la tasa de inflación dentro del rango anunciado.

El IPC y la inflación subyacente muestran que, en el caso de Perú, durante


los últimos siete años, ha habido una desviación máxima de 20 por ciento de la
tasa de inflación IPC respecto a la inflación subyacente. Asumiendo que el

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BCRP siempre intenta alcanzar una tasa de inflación subyacente equivalente al
punto central del rango anunciado, entonces el rango implícito para la inflación
de largo plazo sería de 20 por ciento por encima y por debajo del punto medio.
Ese 20 por ciento permitiría hacer frente a choques no monetarios sobre la tasa
de inflación. Dado que la meta de inflación de largo plazo para Perú es 2,0 por
ciento, el rango para la meta de inflación podría ser de 1,6 por ciento a 2,4 por
ciento. Este rango teórico es similar con lo que el banco central ha presentado
como rango para la meta de inflación para los próximos años (1,5 a 3,0 por
ciento).

Grafico 2: Inflación IPC e inflación Subyacente

Fuente: Tomado de Rossini (2001)

Con estos resultados podría considerarse que el banco central, luego de


alcanzar la meta de inflación de largo plazo, podría tener un rango para la meta
de inflación de +/- 1 punto porcentual, lo que reconoce la existencia de choques
externos que podrían desviar la inflación respecto de la meta puntual de 2,0 por
ciento.

2.2.7 ¿Qué ocurre si la economía enfrenta un choque de oferta?

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¿Qué pasaría si el choque proviene del lado de la oferta en lugar del lado
de la demanda? No existe una respuesta automática en el esquema. La respuesta
óptima sería que si el choque es transitorio, entonces sería conveniente no
responder. Esto se debe a que la política monetaria actúa con rezagos variables
sobre los precios. Entonces los efectos del choque podrían haber desaparecido
cuando las medidas de política monetaria empiecen a tener efecto sobre la
inflación. Esto introduciría volatilidad en la variable, así como en el PBI.

No obstante, es importante comunicar claramente a los agentes


económicos qué está sucediendo y por qué el banco central no está reaccionando
ante la desviación de la inflación fuera del rango. Eso requerirá explicar que se
trata de un aumento en el nivel de precios y no en el componente permanente
de la tasa de inflación, de modo que la meta de inflación no ha sido modificada.
Así, las expectativas de inflación tampoco deberían modificarse.

Si esto último llega a suceder, entonces el banco central tendría que ajustar
la política monetaria con respecto a su posición previa, de tal manera que el
incremento en las expectativas de inflación se elimine. Sólo en casos
excepcionales y anticipados de choques de oferta (como el Fenómeno de El
Niño, por ejemplo), y cuando el banco central considera conveniente hacerlo,
el rango para la meta de inflación de corto plazo podría ser modificado con la
finalidad de minimizar los costos en la actividad real.

No obstante, el BCRP tendría que comunicar cuidadosamente esto al


público y asegurarse de que la inflación subyacente permanecerá dentro del
rango originalmente establecido como meta. De este modo, los mercados

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tendrán claro que la meta de inflación de largo plazo no ha sido modificada y
que el cambio en la meta de corto plazo es meramente transitorio.
Este ha sido, por ejemplo, el caso de Alemania. Como Mishkin (1999) lo
dice: “… el Bundesbank ha demostrado su flexibilidad permitiendo que la meta
de inflación varíe a lo largo del tiempo y converja lentamente a la meta de
inflación de largo plazo de manera muy gradual. Cuando el Bundesbank
estableció por primera vez sus metas de inflación a fines de 1974, anunció un
objetivo de inflación de mediano plazo de 4 por ciento, bastante por encima de
lo que es considerado como una meta de inflación de largo plazo apropiada. Se
puso en claro que este objetivo de inflación de mediano plazo difería del
objetivo de largo plazo al llamarlo la “inevitable tasa de crecimiento de los
precios”.

Este enfoque gradualista para reducir la inflación llevó a que transcurriera


un período de nueve años antes de que el objetivo de inflación de mediano plazo
fuera considerado consistente con la estabilidad de precios. Cuando esto ocurrió
a fines de 1984, la meta de inflación de mediano plazo se renombró como “la
tasa de crecimiento normativa de los precios”, y se fijó en 2 por ciento,
continuando en ese nivel desde entonces.

El Bundesbank también ha respondido a choques de oferta incrementando


su meta de inflación de mediano plazo: específicamente aumentó la inevitable
tasa de crecimiento de los precios desde 3,5 por ciento hasta 4,0 por ciento en
vista de los efectos del segundo choque del precio del petróleo en 1980.”

2.2.8. El horizonte para la meta de inflación

24
Con respecto al horizonte para la meta de inflación, uno demasiado corto
o demasiado largo es contraproducente. Si es demasiado corto, entonces
muestra un fuerte compromiso con la meta anunciada, pero ésta podría estar
fuera del control del banco central o podría traducirse en una mayor variabilidad
en la actividad real; si es muy largo, podría ser poco relevante. Por lo tanto, es
necesario analizar continuamente los mecanismos de transmisión de la política
monetaria para poder establecer el horizonte óptimo.

Evidencia empírica (Grippa y Ferreyros, 1999) muestra que en Perú


alrededor del 80 por ciento del efecto de un choque de política monetaria sobre
los precios se produce luego de nueve meses. En consecuencia, este
razonamiento sugeriría el establecimiento de una meta de inflación anunciada
para un año. Es más, establecer metas anuales es más comprensible para el
público. Sin embargo, y como será visto en la sección 5, el modelo de
proyección de inflación muestra que este rezago de la política monetaria se está
ampliando, particularmente en los últimos años. Esto podría deberse a la mayor
credibilidad del banco central. Este hecho no inválida, sin embargo, que una
meta de inflación anunciada para un año sea más comprensible y fácil de
comunicar. Un mecanismo de transmisión de la política monetaria más amplio
simplemente requiere un manejo monetario más refinado para estar en
capacidad de alcanzar la meta de inflación anunciada.

2.2.9. La meta operativa

Los países que han adoptado el esquema de metas de inflación


generalmente utilizan la tasa de interés interbancaria (o alguna tasa de interés
de muy corto plazo) como la meta operativa de la política monetaria. En Perú,

25
sin embargo, se emplea como meta operativa el saldo de la cuenta corriente que
las empresas bancarias mantienen en el BCRP. ¿Por qué se utilizan cantidades
y no precios?

Una razón es que la señal de política con una tasa de interés de corto plazo
podría no reflejar exactamente la posición de la política monetaria en períodos
de turbulencia del mercado cambiario debido al componente de expectativas de
depreciación del sol.

En el caso del BCRP, la meta intermedia es el crecimiento del saldo


promedio de base monetaria. Para controlar la base monetaria, el banco central
anuncia un saldo promedio mensual para la meta operativa (saldo de la cuenta
corriente de las empresas bancarias en el BCRP), consistente con la trayectoria
deseada para la meta intermedia. Desde la introducción en octubre de 2000 del
requerimiento de encaje de 1 por ciento como depósitos en cuenta corriente en
el BCRP, el promedio diario en el mes de la meta operativa se ha ubicado
alrededor de S/. 130 millones (1,2 por ciento del total de depósitos del sector
privado en las empresas bancarias).

Este control de los agregados monetarios implica que la tasa de interés


interbancaria y el tipo de cambio son determinados por el mercado. Un aumento
no anticipado en las expectativas de depreciación (debido a un choque externo
negativo o incertidumbre política, por ejemplo) incrementa la tasa de interés
interbancaria en moneda nacional, aun cuando el banco central no haya
modificado su meta operativa de liquidez bancaria. Esta alza de la tasa de interés
overnight en moneda nacional obedecería a que los agentes económicos esperan

26
alzas del tipo de cambio en los siguientes días, y anticipan una posición más
restrictiva del banco central.

En tal sentido, un choque negativo a la economía se traduce bajo una meta


operativa monetaria en mayores tasas de interés interbancarias en moneda
nacional y presiones de depreciación sobre el sol en el mercado cambiario;
mientras que bajo una meta operativa de tasas de interés, se esperaría una mayor
volatilidad en el mercado cambiario.

En el caso de Perú, donde ha sido últimamente frecuente la ocurrencia de


choques negativos externos e internos, una meta operativa de tasa de interés de
corto plazo podría causar una validación monetaria endógena de las
expectativas de depreciación, aun cuando los fundamentos macroeconómicos
sean sólidos. Dado el hecho que se fija la tasa de interés de corto plazo, los
participantes del mercado de dinero tienen incentivos para incrementar sus
posiciones en moneda extranjera con fondos provenientes del BCRP. Ello
expandiría los activos domésticos netos del BCRP.

De ese modo, la expansión de la base monetaria validará las mayores


expectativas de depreciación del sol y también podría producir un incremento
de las expectativas de inflación. Por lo tanto, mantener una tasa de interés
interbancaria flexible ayuda a frenar ataques especulativos. Sin embargo, es
también cierto que una tasa de interés de corto plazo es un objetivo operativo
que se puede comunicar más fácilmente al público que los depósitos en cuenta
corriente de las empresas bancarias mantenidos en el banco central.

27
Dada la mayor transparencia de una tasa de interés, se esperaría una mayor
potencia de la política monetaria al ser más claras las señales del BCRP.
Adicionalmente, una tasa de interés de corto plazo estable permite contar con
una referencia para la formación de las otras tasas de interés en moneda nacional
a mayores plazos, lo que favorece la profundización del mercado de activos en
moneda doméstica.

En todo caso, una modificación de la meta operativa hacia tasas de interés


requiere un proceso de transición para una adecuada comprensión del nuevo
esquema por parte del mercado. La mayor volatilidad del tipo de cambio que se
podría presentar con esta meta operativa podría ser enfrentada con una regla
explícita de intervención cambiaria como tienen actualmente otros países con
esquema de flotación cambiaria (México y Colombia).

Asimismo, el desarrollo de los mercados de bonos soberanos en moneda


nacional y de forwards en moneda extranjera son medidas complementarias que
facilitarían la adopción de una meta operativa de tasa de interés. En el primer
caso, se formaría una curva de rendimientos en moneda nacional, mientras que
en el segundo se reduciría el riesgo cambiario que se debe a la mayor volatilidad
del tipo de cambio.

2.2.10. Los mecanismos de transmisión monetaria

Para poder implementar el esquema de metas de inflación, es necesario


entender bien y modelar los mecanismos de transmisión monetaria. Estos
mecanismos de transmisión necesitan considerar el grado de desarrollo de los
mercados financieros, las rigideces de los precios, la dolarización de activos en

28
la economía peruana, y algunas asimetrías y no linealidades que pudieran
existir. Es también esencial poder identificar si los choques son transitorios o
permanentes, reales o nominales.

Esto se debe a que, en general, un banco central reacciona a dichos choques


dependiendo de las características de las mismas y del grado de aversión que
tenga a modificar frecuentemente la posición de su política monetaria, así como
en su función de pérdida. En el Perú, los canales de transmisión monetaria no
son muy claros. Los predictores y los rezagos son más inestables que en
economías desarrolladas, en tanto que las series de las variables económicas son
bastante cortas, presentando cambios estructurales.
Esto, sin embargo, no es obstáculo para la introducción del esquema de
metas de inflación. Más aún, podría darse el caso que la adopción del esquema
haga más claros los mecanismos de transmisión monetaria.

Por lo general, los países con un esquema de metas de inflación utilizan la


inflación proyectada como su meta intermedia. En tal sentido, el Banco Central
necesita perfeccionar métodos de proyección que permitan explicar, predecir y
simular la tasa de inflación. Esto porque el esquema es uno en el que hay que
anticipar los impactos rezagados de la política monetaria sobre los precios.

Por consiguiente requiere estimaciones creíbles para la trayectoria de la


tasa de inflación. El modelo requerirá de información oportuna, aspecto en el
cual el BCRP no tiene problema alguno. Cabe mencionar aquí que el proceso
de crear y usar modelos estructurales es uno en el que se va aprendiendo cada
vez más a medida que se va avanzando.

29
Por otro lado, se cuenta con modelos satélites como indicadores
(ecuaciones de comportamiento para explicar una determinada variable).
Además, variables como el crecimiento del saldo promedio de emisión primaria
se podrían constituir bajo este esquema en indicadores líderes importantes para
anticipar posibles presiones inflacionarias por encima o por debajo del rango
anunciado. Por ejemplo, en el caso del Banco Central Europeo, se presenta en
los reportes de política monetaria no sólo la proyección de inflación, sino que
se toma como referencia el crecimiento del agregado monetario más amplio.

2.3. LAS METAS DE INFLACIÓN EN LA TEORÍA Y LA PRÁCTICA

Surgido del Nuevo Consenso Macroeconómico (NCM), el régimen de


metas de inflación tiene una historia analítica reciente (Taylor, 1993). En
contraste, las políticas monetarias restrictivas, desinflacionarias, tienen una
larga historia en el análisis económico. En realidad, como muestra Rochon
(2004), la visión del NCM encuentra sus raíces históricas en la obra de Wicksell
y, por consiguiente, podemos referirnos al nuevo consenso como una
renovación de Wicksell.

El énfasis sobre la lucha contra la inflación se basa en los argumentos


tradicionales de la mainstream, en cuanto a que la inflación:
 Dificulta a los agentes económicos el reconocimiento de los
cambios en los precios relativos de los bienes y servicios, ya que tales
cambios se obscurecen por las fluctuaciones en el nivel general de
precios. Como resultado, empresas y consumidores pueden tomar
decisiones erróneas sobre producción y consumo, que conduzcan así a
una deficiente asignación de recursos.

30
 Conduce a más inversión especulativa y reduce la inversión
productiva, debido a que las tasas nominales de interés incluyen una
prima por el riesgo inflacionario para compensar a los acreedores por los
riesgos asociados a la tenencia de activos nominales de largo plazo.
 hace más probable que individuos y empresas desvíen
recursos de usos productivos a fin de protegerlos contra la inflación, lo
que dificulta el crecimiento económico.

Además, una alta tasa de inflación lleva a tasas de inflación aún más altas,
alienta la salida de capitales y puede incluso crear inestabilidad social y política,
ya que los grupos sociales más débiles frecuentemente son los que más sufren
las consecuencias de una mayor inflación, pues tienen posibilidades muy
limitadas de protegerse contra ella (Debelle et al., 1998).

Los defensores de las metas de inflación argumentan que estas


institucionalizarían una buena política monetaria e impondrían disciplina a los
bancos centrales renuentes. Mishkin (2000) identifica tres razones por las cuales
los países podrían decidirse a adoptar metas de inflación.

En primer lugar, algunos países con una historia de alta inflación querrán
dar a la política monetaria un ancla sólida y creíble. Segundo, los bancos
centrales prefieren adoptar reglas claras y transparentes respecto de la política
monetaria y, en ese sentido, ser responsables de su éxito. Tercero, los países
desean minimizar los costos sociales y económicos de la alta inflación.

Sin embargo, las estrategias de metas de inflación no son idénticas en todos


los países. El Cuadro 1 sintetiza las diferencias que llevan a Tapia (2001) a

31
referirse a la estrategia de metas de inflación como a una “criatura con muchas
caras”. Existen además, diferencias considerables respecto al horizonte de
tiempo para alcanzar la meta; cada horizonte tiene sus pro y sus contra (Rossi,
2004).
Cuadro 2: Estrategias de las EMEI, para diferentes países

Estrategias de metas de inflación Países


Finalndia, Noruega,
Meta Puntual España, Suecia, Reino
Unido
Brazil, Republica Checa,
Meta puntual con un rango Hungría, Islandia, México,
Perú
Australia, Candá, Chile,
Meta de inflación con un rango de dos puntos Colombia, Israel, Nueva
porcentuales o menos Zelanda, Filipinas, Corea
del Sur, Suiza
Meta de inflación como un rango de más de dos Polonia, Sudáfrica,
puntos porcentuales Tailandia

Fuente: Tomado de Rossini (2001)

2.4. EL EXPERIMENTO CON METAS DE INFLACIÓN, HASTA


AHORA

Actualmente, existe un consenso general en la literatura de la mainstream


acerca del éxito de las metas de inflación. La mayoría de los economistas que

32
han estudiado el tema (para una síntesis, ver por ejemplo Bernanke et al., 1999)
consideran exitoso el experimento con metas de inflación (ver también Mishkin,
1999; King, 2002; Fraga et al., 2004).

Su evidente éxito en varios países lleva a la conclusión de que este régimen


alienta la convergencia de la inflación entre los países (Neumann y Von Hagen,
2002). No sorprende que estos autores concluyan que “tomada en conjunto, la
evidencia confirma las afirmaciones de que las metas de inflación son
importantes”.

Sin embargo, existen críticas. Por ejemplo, en un documento provocador,


Ball y Sheridan comparan el desempeño de “quienes fijan metas y quienes no
lo hacen” respecto de las tasas de inflación, estabilidad de la producción y de
las tasas de interés, y concluyen que, aunque “quienes establecen metas”
reducen las tasas de inflación más que quienes no lo hacen, ello sólo ocurre
porque al momento de adoptar dicha política las tasas de inflación eran más
altas en los países que fijaron metas: “En promedio, no hay evidencia de que
establecer metas de inflación mejore el desempeño si este se mide por el
comportamiento de la inflación, la producción o las tasas de interés” (Ball y
Sheridan, 2004).

Incluso, respecto de la convergencia de las tasas de inflación entre los


países, concluyen que en aquellos con un desempeño deficiente, en donde las
tasas de inflación son más altas que en otras partes, en verdad ha decrecido la
tasa de inflación, sin importar que se haya adoptado o no una meta inflacionaria
(Ball y Sheridan, 2004).

33
En segundo lugar, como sostienen Rudebusch y Walsh (1998), el
establecer metas de inflación reduce la flexibilidad de un banco central para
perseguir otros objetivos macroeconómicos, y de manera innecesaria lo coloca
en una política de camisa de fuerza.

Estos autores argumentan que, en las economías emergentes, puede


resultar necesaria la disciplina de aplicar sólidas políticas (monetarias), pero en
los países avanzados, por lo general, no se requiere esto. Ahora bien, incluso en
los países avanzados los bancos centrales pueden querer alcanzar dos objetivos
de política económica, como por ejemplo inflación y estabilización de la
producción (ver Mishkin, 2000). Aunque no se cuestiona el establecimiento de
metas de inflación, ni en el caso de los países avanzados ni en el de las
economías en desarrollo y emergentes, Meyer (2001) pregunta de manera muy
pertinente, independientemente del país considerado: “¿Debe haber otros
objetivos? Si hay múltiples objetivos, ¿uno de ellos debe tener prioridad? Y
¿qué tan explícitos deben ser los objetivos?”.

Existen objetivos múltiples de política económica como el enfoque de


“mandato dual”, del que constituye un ejemplo el enfoque de la Reserva Federal
de Estados Unidos. Tercero, ni en la teoría ni en la práctica son suficientemente
confiables los pronósticos acerca de la inflación. Sobreestimar la inflación
puede llevar a tasas de interés más altas de lo requerido, y de este modo pueden
producirse innecesarias conmociones económicas (Mishkin, 1996). Esto sucede
en mayor medida si la inflación es inducida principalmente por los costos: es
probable que cualquier modelo para pronosticar la inflación basada en
consideraciones de demanda no sea efectivo, y que conduzca a erróneas
intervenciones de política económica.

34
Cuarto, en cuanto a responsabilidad y transparencia, cualquier objetivo que
se plantee el banco central debe cumplir esos requisitos.
En verdad, un banco central sería igualmente responsable y transparente si
fijara metas a la producción o al empleo. Tales características de la forma de
hacer política del banco central no son una prerrogativa de los regímenes de
metas de inflación. Al respecto, Roger y Stone (2005) comparan el desempeño
de la inflación en varios países avanzados y economías en desarrollo, y
concluyen que “los países con inflación estable que fijan metas no cumplen con
el rango establecido aproximadamente 30% del tiempo, mientras que los países
en proceso de desinflación no alcanzan los rangos fijados casi 60% del tiempo”.

El fracaso en alcanzar el rango establecido es en promedio de 1 punto


porcentual, y persiste aproximadamente seis meses. De este modo, es posible
cuestionar el desempeño económico de la inflación en los países que fijan
metas, respecto al fenómeno mismo que esta estrategia pretende controlar.

CAPITULO III: EVIDENCIA EMPÍRICA


En lo que respecta a trabajos e investigaciones referidas a economías que
abordaron o están encaminados a adaptar un esquema de metas explicitas de
inflación, son numerosos. El patrón que se encuentra en los diversos países, ya
sea industrializados o poco desarrollados, es que en su tiempo siguieron otras
técnicas con el objetivo de mantener un nivel de precios bajos, y al no
conseguirlo optaron por este esquema. Sin embargo algunas economías que han
adecuado otros esquemas a su sistema y han tenido resultados deseables, han
llegado a un punto en abandonar dicho esquema, caso Costa Rica.

35
Frederic S. Mishkin (2000), en un artículo “De Metas Monetarias a Metas de
Inflación: Lecciones de los Países Industrializados” En esta investigación
analiza a dos grupos de países que vivieron un similar cambio, el primer grupo
conformado por Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido; y el segundo por
Alemania y Suiza. Ante los problemas que se enfrentaron con el esquema de
metas monetarias se dio en los años setenta y ochenta, numerosos países
industrializados empezaron a adoptar la fórmula de metas de inflación en los
noventa. La experiencia con metas monetarias sugiere que aunque fueron
exitosas para controlar la inflación en Suiza y especialmente en Alemania, las
condiciones especiales en esos dos países que las hicieron funcionar
razonablemente bien no parecen satisfacerse en otras partes. Por tanto, el
esquema de metas de inflación debe conducir a un mejor desempeño de la
economía en los países que eligen conservar una política monetaria nacional
independiente.

Evelyn Muñoz Salas (2012), presentó “Costa Rica en la ruta hacia metas de
inflación” en el seminario -taller “Costa Rica en la transición hacia metas de
inflación: Retos y Limitaciones”, un estudio para el periodo 1980 al 2011 la
inflación interanual promedio fue de 17,6%. Se reconoce que el esquema
cambiario adoptado desde mediados de 1982 brindó al país la estabilidad
cambiaria perdida a inicios de esa década; además, la volatilidad de la inflación
se redujo, sin embargo, se mantuvo en valores de dos dígitos. Mientras en
octubre del año 2006, el BCCR abandona el esquema cambiario vigente desde
inicios de los ochenta; pasando a lo que en principio es un régimen transitorio
de banda cambiaria. Costa Rica ha introducido reformas significativas, en
especial durante los últimos siete años que lo ubican cada vez más cerca de
consolidar la adopción de un esquema de Meta de Inflación

36
Rochon, Louis-Philippe; Rossi, Sergio (2007) desarrollaron un estudio de
“Metas de inflación, desempeño económico y distribución del ingreso”
convertido en un régimen popular entre los banqueros centrales. Nueva Zelanda
fue el primer país en adoptar este régimen, en 1990, y desde entonces varios
países avanzados y emergentes han seguido su ejemplo. Los autores de la
mainstream frecuentemente concluyen que fijar metas de inflación ha sido un
éxito, aunque miden el resultado casi exclusiva- mente en términos de las tasas
de inflación. En otras palabras, existe un consenso general en cuanto a que los
regímenes de metas de inflación han conducido a tasas de inflación más bajas y
a la convergencia de la inflación entre los países.

Salomon Kalmanovitz abarco un estudio referente a “El Banco de la República


y él régimen de meta de inflación” Es aparente que el régimen de meta de
inflación en Colombia ha contribuido a profundizar y desarrollar los mercados
monetarios de corto y largo plazo y ello ha permitido mejorar los mecanismos
de trasmisión entre la política de tasas de interés de referencia del BANCO DE
LA REPUBLICA a las tasas de captación y algunas de colocación.

En lo que respecta a Eduardo L. Curia (2006), su contribución se denominó


“Metas De Inflación Y Política Monetaria: pese a que el esquema MIC, por sus
fisuras ponderables, debe rechazarse en determinados casos, ello no equivale a
caer en un vacío. Por el contrario, es perfectamente posible un esquema
alternativo de metas de inflación, con su formato de política monetaria ad hoc,
más acorde con las exigencias de fuerte crecimiento con sustentabilidad externa
que plantea el desarrollo.

José De Gregorio (2006) su trabajo referido a un “Esquema de Metas de


Inflación en Economías Emergentes”, en el que establece que si se quiere
adoptar un esquema de metas de inflación con todos sus componentes, hay que

37
cumplir un conjunto de requisitos, entre los cuales la credibilidad de la política
monetaria es crucial. Es por ello que la mayoría de los países, incluido Chile,
empiezan con un esquema más primario, sobre la base de metas de inflación
para el año calendario.

William A. Allent (2007) en su ensayo sobre “Metas de inflación: la experiencia


británica” menciona que Después de que el sistema Bretton Woods se disolvió,
los países industrializados tuvieron que encontrar sus propias técnicas lograr
una baja inflación, dichas técnicas se dividieron en tres grupos. Al fracasar el
Mecanismo Europeo del Tipo de Cambio, El Reino Unido comenzó a usar las
metas de inflación, para la regular el nivel de precios, lo que no funciono con
otras técnicas de política monetaria. Sin embargo se mencionan dos
consecuencias que trae la aplicación de esta técnica, La meta de inflación lo que
hace es especificar el objetivo preciso de la política monetaria.

Mendoza & Boyán (2002), dentro del volumen XXV llamado Monetaria, de la
CEMPLA, presentaron una investigación referido a “Metas explícitas de
inflación y la política monetaria en Bolivia”, cabe mencionar Bolivia ha
experimentado un proceso gradual de reducción de su tasa de inflación, de modo
que no le resultaría muy ambicioso adoptar un objetivo de inflación en el
mediano. Sin embargo la aplicación de un esquema de metas explícitas de
inflación tiene ventajas y desventajas, para Bolivia, una de las principales
ventajas sería que la relación entre el CIN y la inflación dejaría de ser crucial,
lo que llevaría a mantener baja y estable la tasa de inflación. Entre las
desventajas, está el temor a una mayor discrecionalidad por parte de la autoridad
monetaria.

38
CAPITULO IV. HECHOS ESTILIZADOS

4.1. REPORTE DE INFLACION-PERIODO 10 AÑOS


La economía mundial ha continuado recuperándose en el cuarto trimestre y en
los primeros meses del año, con lo que el crecimiento mundial pasaría de 3,0
por ciento en 2016 a 3,4 y 3,5 por ciento para los años 2017.

39
Grafico N° 03: Economía mundial 2007-2018

Fuente: BCRP

Los precios de los commodities han mantenido su tendencia al alza, en parte


favorecidos por restricciones de oferta. Por ello, se proyecta que los términos
de intercambio aumentarían 5,4 por ciento en diciembre 2017, tasa superior a la
estimada en el Reporte de Inflación de diciembre (3,9 por ciento).

40
Grafico N° 04.- Termino de Intercambio

Fuente: BCRP

El déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos bajó de 4,9 por ciento


del PBI en el año 2015 a 2,8 por ciento del PBI en 2016, principalmente por
mayores exportaciones de cobre. Se proyecta que el déficit en cuenta corriente
sería de 2,6 y 2,4 por ciento del PBI en 2017 y en 2018, respectivamente, debido
al incremento de las exportaciones mineras y la recuperación de los precios de
exportación. Se estima que el financiamiento de largo plazo de fuentes privadas
continuará excediendo la brecha de la cuenta corriente, siendo el principal
componente la inversión directa extranjera.
La balanza comercial pasó de un déficit de US$ 3,2 mil millones en 2015 a un
superávit de US$ 1,7 mil millones en 2016. En los próximos dos años, el
superávit comercial continuaría elevándose, a niveles alrededor de US$ 4 mil
millones por año, por el crecimiento de las exportaciones, tanto por mayores
volúmenes como por mejores precios de commodities.

41
Cuadro N° 03.- Balanza Comercial

Fuente: BCRP

42
Cuadro N° 04: PBI Por Sectores Económicos

Fuente: BCRP
En 2016, el crecimiento del PBI fue de 3,9 por ciento principalmente por el
dinamismo de las exportaciones tradicionales, en un entorno de caída de la
inversión privada de 6,1 por ciento y del gasto público de 0,5 por ciento. La
evolución de la inversión privada fue resultado de la contracción de la inversión
minera tras la finalización de grandes proyectos que pasaron a la fase de
producción y los problemas asociados a la ejecución de proyectos de

43
infraestructura. La evolución del gasto público estuvo influido por la política de
consolidación fiscal.
Desde setiembre de 2016, la inflación se ha ubicado por encima del rango meta,
reflejando los aumentos de los precios de algunos alimentos perecibles. No
obstante, las expectativas de inflación a doce meses se mantienen dentro del
rango meta. En este contexto, el Directorio mantuvo la tasa de interés de
referencia en 4,25 por ciento y reiteró que se encuentra atento a la proyección
de la inflación y de sus determinantes para considerar ajustes en la tasa de
referencia. Dado el carácter transitorio de la restricción de oferta de alimentos,
se proyecta que la inflación se ubique alrededor de su límite superior durante el
primer semestre del año para luego converger al rango meta en el segundo
semestre de 2017 y a 2 por ciento a inicios de 2018.
Grafico N° 05: Inflación y Meta De Inflación

Fuente: BCRP

44
Grafico N° 06: Tasa de Interés

Fuente: BCRP

4.2.PROYECCIONES AL 2018
La proyección incorpora mayores precios de alimentos por el déficit hídrico del
2017 y factores climáticos adversos (lluvias excesivas) observados durante este
primer trimestre asociados al fenómeno El Niño. Balance de riesgos Los
factores de riesgo considerados en este Reporte (choque de oferta por factores
climatológicos adversos, choques de demanda por falta de respuesta de la
inversión privada y mayor volatilidad de los mercados financieros
internacionales) mantienen un balance neutral sobre la proyección de la
inflación, de manera que el impacto de factores al alza sobre la inflación es igual
al de los factores a la baja.}

45
Grafico N°07: Balance De Riesgos

Fuente: BCRP

En agosto, la inflación se ubica transitoriamente en 3,17 por ciento anual, nivel


por encima del rango meta, principalmente por el alza del precio del limón
(julio/agosto) y de las tarifas de agua (agosto). La inflación sin alimentos y
energía se mantuvo en el rango meta.
Se proyecta que la inflación se ubique dentro del rango meta durante el cuarto
trimestre de este año, para converger sostenidamente hacia 2,0 por ciento
durante 2018. Esta proyección incorpora una reversión rápida en los precios de
alimentos afectados por el Fenómeno El Niño Costero (durante el primer

46
trimestre) y su impacto en el abastecimiento de estos productos (durante el
tercer trimestre).

Grafico N°08: Proyección de Inflación 2017-2019

Fuente: BCRP

47
IV. CONCLUSIONES

1. El régimen de política monetaria comparte algunos aspectos del esquema


de metas de inflación, en particular aquellas relacionadas con una mayor
transparencia. Asimismo, el marco legal, el cual asegura la independencia
operativa del Banco Central para poder mantener la estabilidad de
precios, es consistente con el régimen de metas de inflación.
2. El régimen de metas monetarias ha sido efectivo para reducir la tasa de
inflación en Perú. El esquema de metas explicitas de inflación ha logrado
hasta el día de hoy mantener la estabilidad de precios en nuestro país.
3. El BCRP ha tenido éxito en su esfuerzo de reducir la inflación a tasa
cercanas a los niveles internacionales. De ahora en adelante, el reto es
mantener este resultado mediante un esquema de política claro y
transparente.
4. El Perú cumple con las condiciones para adoptar un régimen de metas de
inflación, es decir, un banco central independiente, un compromiso en favor de la
estabilidad de precios, ausencia de dependencia fiscal, un sistema financiero sólido y
una tasa de inflación baja.
5. El actual régimen monetario contiene varios elementos de un esquema de metas de
inflación, como el anuncio de metas de inflación, una comunicación transparente de
decisiones de política y un enfoqufeo rward-looking de la p olítica monetaria.

48
6. Se proyecta que la inflación se ubique dentro del rango meta durante el cuarto trimestre de
este año, para converger sostenidamente hacia 2,0 por ciento durante 2018

VI. BIBLIOGRAFÍA

Banco Central De Reserva Del Peru, “Ley Orgánica”


http://www.bcrp.gob.pe/transparencia/normas-legales/ley-organica.html
Banco Central De Reserva Del Peru, “Reporte de Inflación 2017”
http://www.bcrp.gob.pe/docs/Publicaciones/Reporte-Inflacion/2017/marzo/reporte-de-
inflacion-marzo-2017-sintesis.pdf
Barrera, Carlos R. (1997), “Indicadores Anticipados de la Inflación: Un Análisis
Preliminar”, Banco Central de Reserva del Perú, edición mimeografiada.
Diego Winkelried Q.(2002), “Hacia una meta explícita de inflación: Anticipando la
inflación en el Perú”
Eduardo L. Curia (2006),“Metas De Inflación Y Política Monetaria.
Evelyn Muñoz Salas (2012), “Costa Rica en la ruta hacia metas de inflación”.
Frederic S. Mishkin (2000), “De Metas Monetarias a Metas de Inflación: Lecciones de los
Países Industrializados”
José De Gregorio (2006) “Esquema de Metas de Inflación en Economías Emergentes”.
Mario Alberto Gaviria Rios (2007). “Apuntes De Teoría y Políticas Monetarias”
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y distribución del ingreso”
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William A. Allent (2007) “Metas de inflación:

49

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