Político e intelectual centroamericano, nacido en Choluteca (Honduras) el 22 de noviembre de 1776. Hijo de José Antonio del Valle, linajudo, de las principales familias de la península. Son los tiempos de oscurantismo en Centro América. No exige la escuela popular, apenas está el Colegio Tridentino de Comayagua, donde se cursa estudios superiores. Estudió Filosofía, Derecho Civil y Canónico en la Universidad de San Carlos, en donde optó el Título de Abogado. Continúo sus estudios sobre Idiomas, Filosofía, Derecho, Economía, Ciencias Naturales, Políticas, Finanzas, Historia, Geografía, Matemáticas. Sin embargo, los conocimientos adquiridos no estaban exentos de la influencia desconcertante la de la Escolástica y la reverencial sumisión a la colonia. Era humanista, confiaba plenamente en el hombre, al que ve levantarse continuamente de sus fracasos y tropiezos para situarse en un nuevo y mejor terreno. Pensaba que nada valía la ilustración si no servía para ayudar a los hermanos y buscar en términos prácticos su perfeccionamiento, y entendió esta búsqueda como un indagar por la luz en condiciones de mesura, equilibrio y tolerancia. Valle quería una América como utopía, como ese lugar adecuado para que la razón realice ese perfeccionamiento del hombre que nunca fue posible en Europa. Estaba convencido de que la historia de la humanidad avanza al ritmo del progreso de las ciencias. Sostenía que la enseñanza de éstas era tarea prioritaria de la sociedad, a fin de que las luces y beneficios prácticos que proporcionan, o sea su utilidad, llegasen a todos los sectores del pueblo.
FRANCISCO MORAZÁN QUESADA
Militar y político hondureño. Nació en Tegucigalpa el 3 de Octubre de 1792. Hijo de don Eusebio Morazán, criollo antillano, descendiente de emigrantes corzos, y doña Guadalupe Quezada, de origen centroamericano. Su privilegiada inteligencia le permitió asimilar con rapidez los estudios que sus maestros privados le proporcionaron, y así continuó hasta su vida adulta hasta lograr una amplia educación. Se distinguió como secretario general del gobierno de don Dionisio de Herrera. Era un militar, y en el sentido político un liberal que buscaba defender la independencia, era un amigo de la libertad y del federalismo. La figura de Francisco Morazán se perfiló como un héroe defensor de las instituciones democráticas, y por sus luchas por la unión centroamericana. Consideró que, al lograr la unidad, el istmo tendría más desarrollo, a la vez fuerza y peso para resistir en mejores condiciones cualquier amenaza o peligro. Rechazó a la monarquía y condena las condiciones que la consolidan, exalta las garantías sociales (propiedad, igualdad y libertad) al igual que la voluntad de lucha para defender la federación Centroamericana. Estaba rotundamente en contra de Manuel Arce, quien era conservador; trataba de cualquier forma de derrocarlo del poder y así poder instaurar la constitución. No estaba de acuerdo con la anexión de Centro América a México, decía que iba en contra del federalismo y no da las mejores seguridades de su buen modo de proceder en el gobierno. Pensaba que la guerra es un medio para conseguir cambios positivos y que era el único método de conseguirlo, por consiguiente, estaba de acuerdo con la milicia, el estado tiene el deber de mantenerla ya que esta protege a la patria.
JOSÉ ENRIQUE RODÓ
Escritor, novelista, ensayista, crítico literario y filósofo. Nació en Montevideo, Uruguay en 1871. Era miembro de una familia de la clase alta de la burguesía uruguaya. Rodó pasó la mayor parte de su vida en Montevideo. Se dedicó al periodismo, y a la enseñanza, y desarrolló una notable actividad política en una etapa crucial para la América española, al iniciarse el siglo XX. Era humanista, democrático y progresista. En sus ensayos trató de desarrollar una filosofía nueva de la ética y crear un espíritu político nuevo. Su credo “reformarse es vivir” ocurre vez y otra vez en sus obras. Las obras de Rodó están embarazadas con el tema de la reformación. Fue un ensayista o, como él prefería calificarse, un literato de ideas, un pensador y un estilista. Hasta su muerte ocurrida en plena Primera Guerra Mundial fue internacionalmente reconocido como el «Maestro de América». Toda su obra fue un intento de dar respuesta al profundo sentimiento de crisis del hombre moderno. Frente a la idea de la decadencia afirmó la regeneración, el renacimiento humanista, un nuevo idealismo capaz de unir el progreso material y el espiritual. Nos advirtió que el empuje de las riquezas materiales (el afán de lucro) amenazaba ahogar nuestra ingenua vida espiritual (los buenos sentimientos en la política). Rechazaba las actitudes que sólo se apoyaban en los valores de la bolsa y no en los del espíritu. Conjugó el idealismo con la filosofía positivista y la búsqueda del sentido metafísico. Rodó no se muestra contrario al reconocimiento de la excelencia de la labor de críticos extranjeros, sino que valora la renovación en el estilo, la idealidad con respecto a la enseñanza y la reflexión sobre su tiempo y sus contemporáneos, así como las manifestaciones estéticas de la literatura española.
JUAN CARLOS SCANNONE
Es un teólogo jesuita y docente argentino del Seminario Jesuita de San Miguel en Argentina. Es uno de los principales referentes de la escuela argentina de la Teología del pueblo, rama autónoma de la Teología de la liberación. Los principios de la teología del pueblo articulan el cristianismo con una visión no paternalista de la opción por los pobres. A comienzos de la década de 1970, Scannone fue fundador, junto a otros filósofos y sociólogos argentinos, del movimiento llamado "filosofía de la liberación" (FL). El movimiento se hizo público en el II Congreso Nacional de filosofía realizado en la ciudad de Córdoba en 1972 y sus propuestas fueron publicadas Scannone, junto con otros filósofos argentinos como Mario Casalla, Carlos Cullen, Osvaldo Adelmo Ardiles, Rodolfo Kusch, Horacio Cerruti Guldberg, Arturo Andrés Roig y Julio de Zan crea el movimiento conocido como filosofía de la liberación, cuya presentación en público ocurrió durante el II Congreso Nacional de Filosofía realizado en la ciudad de Córdoba en 1972. Algunos meses después el grupo publica el libro colectivo Hacia una filosofía de la liberación latinoamericana Con respecto al método analéptico elaborado por la filosofía de la liberación, Scannone señala la necesidad de relacionar la universalidad y la particularidad del conocimiento y la práctica, con una mirada "universal-situada y analógica del hombre", de modo que "los aportes regionales de las ciencias 'encarne', sitúe y concretice la universalidad y radicalidad filosóficas sin reducirlas a una dimensión humana particular, ni a una sola época, ni a un solo ámbito social o geo cultural", trascendiendo las particularidades, pero sin diluirlas abstracciones universales que puedan considerarse superiores VICTOR LI CARRILLO CHIA Nació el 26 de octubre de 1929 en Chincha. Cursó sus estudios de pregrado en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en la que obtuvo el grado de Bachiller en Filosofía (1958) con la tesis Platón, Hermógenes y el Lenguaje, que fue fruto de un pensamiento autónomo y de arduas reflexiones filosóficas. Asimismo, obtuvo el grado de Doctor en Filosofía en la UNMSM, con la tesis Las definiciones de El Sofista, sustentada a fines de 1958 y publicada póstumamente en 1996. Su obra es relevante no sólo por el rigor académico y el manejo profesional de la temática que aborda, sino fundamentalmente por su contenido. A primera vista, sus estudios sobre la dialéctica platónica aparecen como trabajos socialmente descontextualizados con respecto a la vida intelectual peruana de su época, como algo extrañamente académico referido al campo de la historiografía filosófica helenística. Pero sus intentos por desentrañar y abstraer los procedimientos y modalidades de la dialéctica desbordan largamente ese campo y le confieren una significación esencial para el desarrollo del pensamiento filosófico en el Perú. Víctor Li Carrillo se dedicó a la docencia en universidades como: San Marcos, Universidad Central de Venezuela, Simón Bolívar de Caracas. En San Marcos tuvo a su cargo la cátedra de Historia de la Filosofía Antigua y asumió otras más de su especialidad al adquirir la condición de profesor principal. Asimismo, fue director del departamento de Publicaciones de la U.N.M.S.M. (1958-1959), jefe del departamento de Filosofía en San Marcos (desde 1972) y coordinador de la sección de Filosofía del Departamento de Humanidades (desde 1972). En la Universidad Simón Bolívar de Caracas fue Decano de Estudios Generales y llegó a ser condecorado por el gobierno venezolano por su descollante labor educativa. En su larga trayectoria como filósofo, ha merecido el Premio Nacional de Filosofía del Perú en 1963; ha sido fundador y presidente del Centro Peruano de Estudios Filosóficos (1973- 1975), que publicó la revista Aporía (1979-1984) y en la que participaron Oscar Marañón Ventura, Reynaldo Rodríguez Apolinario, Martha Zolezzi y Magdalena Vexler; ha sido integrante de la Sociedad Peruana de Filosofía, la Sociedad Venezolana de Filosofía y la Asociación Latinoamericana de Filología y Lingüística. FILOSOFIA EN MOQUEGUA JOSE CARLOS MARIATEGUI José Carlos Mariátegui nació el 14 de junio de 1894, en Moquegua (Perú). Sus padres fueron Francisco Javier Mariátegui Requejo y María Amalia La Chira Ballejos. Desde 1899 vivió y estudió en Huacho, pero un accidente en 1902 hizo que lo internaran en un hospital de Lima. Desde entonces sufrió cojera en su pierna izquierda. El no poder correr y jugar como otros niños, le hizo amar la lectura y le permitió cultivarse de forma autodidacta. Para el sociólogo y filósofo Michael Löwy, Mariátegui es "indudablemente el pensador marxista más vigoroso y original que América Latina haya conocido”. En la misma línea, José Pablo Feinmann, filósofo y crítico cultural argentino, lo declara el "más grande filósofo marxista de Latinoamérica" La Conquista no sólo escindió la Historia del Perú, sino también escindió la economía. Antes de la llegada de los españoles existía una economía comunal indígena que era bastante sólida. Existía un bienestar material gracias a la organización colectivista de la sociedad incaica. Esta organización había enervado el impulso individual y a la vez había desarrollado el hábito de la obediencia al deber social. La Conquista instauró así una economía de carácter feudal. No buscaban desarrollar una economía sólida sino sólo la explotación de los recursos naturales. Es decir, los españoles no se formaron como una fuerza colonizadora (como los ingleses en Estados Unidos), sino que se constituyeron como una pequeña corte, una burocracia. Este sistema acabó determinando la economía republicana. Para Mariátegui, el gamonal invalida inevitablemente toda ley u ordenanza de protección del indígena o del campesino. Contra la autoridad del hacendado sostenida por el ambiente y el hábito, es impotente la ley escrita. El alcalde o el presidente municipal, concejo o ayuntamiento, el juez, el corregidor, el inspector, el comisario, el recaudador, la policía y el ejército están enfeudados a la gran propiedad. "La ley no puede prevalecer contra los gamonales. El funcionario que se obstinase en imponerla, sería abandonado y sacrificado por el poder central, cerca del cual son siempre omnipotentes las influencias del gamonalismo, que actúan directamente o a través del parlamento, por una y otra vía con la misma eficacia". Es importante esclarecer la solidaridad y el compromiso a que gradualmente han llegado el gamonalismo regional y el régimen central: "de todos los defectos, de todos los vicios del régimen central, el gamonalismo es responsable y solidario". El gamonal es una pieza en la estructura de la administración centralizada: es el jefe local de uno de los partidos políticos de influencia nacional y es el eslabón fundamental en la cadena de una de las muchas clientelas del sistema político. El poder central recompensa al gamonal al permitirle disfrutar de innumerables contratos y alcabalas y actualmente, al dejar en sus manos las regalías que produce la explotación de recursos naturales por las multinacionales e innumerables contratos para complementarlas. En estas condiciones, cualquier descentralización termina con el resultado esencial de un acrecentamiento del poder del gamonalismo. Mariátegui se describe, desde su regreso de Europa, al marxismo, en la versión leninista de la Tercera Internacional, encontrándose notables similitudes con el pensamiento de Antonio Gramsci, especialmente en lo que atañe a la importancia de la superestructura cultural no como mero "reflejo", sino desde la valoración de sus potencialidades revolucionarias para generar contrahegemonía. Fruto de dicha noción será su revista teórica Amauta y el órgano revolucionario Labor, que será clausurado por el régimen de Leguía. Crítico incansable del reformismo de la Segunda Internacional y de la socialdemocracia, Mariátegui es considerado el primer marxista de América Latina, al enfatizar al papel de las masas indígenas como el auténtico "proletariado" del continente y pregonar la necesidad de una revolución socialista, influenciado por el sindicalismo radical de Georges Sorel. Por su parte, mostró cómo el fascismo no era una "excepción" de Italia o un "cataclismo", sino un fenómeno internacional "posible dentro de la lógica de la Historia", del desarrollo de los monopolios en el imperialismo y de su necesidad de derrotar la lucha del proletariado. Mariátegui vio el fascismo como una respuesta del gran capital a una crisis social profunda, como la expresión de que la clase dominante no se siente ya suficientemente defendida por sus instituciones democráticas, por lo que culpa ante las masas de todos los males de la patria, al régimen parlamentario y a la lucha revolucionaria, y desata el culto a la violencia y al nuevo orden del Estado fascista, concebido como estructura autoritaria vertical de corporaciones. Mariátegui vislumbró cómo el triunfo del fascismo estaba inevitablemente destinado a exasperar la crisis europea y mundial. LA FILOSOFIA EN ILO LUIS EDUARDO VALCARCEL VIZCARRA
Nació el 8 de febrero de 1891 en Ilo, provincia de Moquegua – Perú, fallece en Lima –
Perú el 26 de diciembre de 1987; reconocido historiador y Antropólogo peruano. Fue un investigador del Perú prehispánico y uno de los protagonistas de la corriente indigenista peruana. Es considerado el padre de la antropología en el Perú. Su obra peruanista no tiene parangón, ella estuvo centrada en dos ejes fundamentales: la revalorización de la civilización inca y la reivindicación de la cultura andina. Hizo ver la continuidad que liga al campesino del Ande con el hombre del Tahuantinsuyo. Sus padres, Domingo L. Valcárcel y Leticia Vizcarra, lo llevaron a temprana edad a la ciudad del Cuzco, donde vivió las siguientes cuatro décadas. Realizó sus estudios secundarios en el Seminario de San Antonio Abad, para luego pasar a la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco del mismo nombre, donde se graduó de Bachiller en Letras con una tesis titulada: Kon, Pachacámac y Wiracocha (1912). Al año siguiente se doctoró en Ciencias Políticas y Administrativas; en Letras en 1915; y en Derecho en 1916. En 1909 participa en la huelga universitaria que transforma dicha Universidad en una institución más moderna, democrática y preocupada por la problemática regional del Cusco, gracias al nombramiento del nuevo rector norteamericano Albert Giesecke. Ejerció la docencia desde 1917 en el Colegio Nacional de Ciencias y en la ya mentada Universidad Nacional. Fundó el primer Museo Antropológico del Cuzco y el Archivo de la Universidad. Fue director del diario El Comercio del Cuzco y editorialista de los diarios El Sol, La Sierra, y El Sur. En 1920 conforma el grupo "Resurgimiento “con destacados estudiantes e intelectuales cusqueños como José Uriel García, Luis Felipe Aguilar y los hermanos Cossio, grupo que defendía a los indígenas de las injusticias que sufrían, iniciándose así la corriente indigenista que este grupo luego, llamado la "Escuela Cusqueña", extenderá en diversos ámbitos de la cultura a nivel nacional. Algunos de sus representantes son por ejemplo en la literatura, José María Arguedas, Ciro Alegría. López Albújar, en la pintura, José Sabogal, Julia Codesido, José Camilo Blas, en la poesía, Cesar Vallejo, etc. Cumplió un destacado papel en la cuatricentenaria Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima, donde tuvo a su cargo las cátedras de: Historia de los Incas, Historia de la Cultura Peruana, e Introducción a la Etnología. Además, fue director-Fundador del Instituto de Etnología, Decano de la Facultad de Letras, y Profesor Emérito. Asimismo, desempeñó la carrera docente en la Universidad de Columbia, en Nueva York. Entre los numerosos cargos que obtuvo a lo largo de su carrera profesional y académica, resaltan los de: Ministro de Educación Pública (de 1945 a 1947), cargo del cual se plasmó el establecimiento de los núcleos escolares campesinos, una red de escuelas rurales que integraba educación, salud y trabajo para los niños y los miembros de una comunidad campesina En su abundante obra bibliográfica, Valcárcel propugnó, basado en el estudio de la historia, la reivindicación del indio. Denunció el estado de miseria y exclusión en que vivía la población mayoritaria del país, y estableció el criterio de valoración del elemento indígena, como representante de la unidad y continuidad de la historia peruana. Algunos textos de su libro “Tempestad en los Andes” tienen relación con la filosofía esotérica.