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Intervención en el aula con los roles de

niños hiperactivos

Roles típicos

En el aula cada alumno busca un papel a su medida que le permita adaptarse funcionalmente a la situación. Los
alumnos que mediante roles académicos, como es el caso de alumnado con TDA-H (Déficit de atención e
hiperactividad ), no consiguen satisfacciones, tienden a buscar roles alternativos que a menudo interfieren en
el desarrollo de la clase.

Hay roles que, al presentarse en cualquier contexto, se pueden considerar típicos. Algunos de ellos, por su
carácter obstaculizador, requieren grandes esfuerzos del profesor, pues llevan aparejados multitud de conductas
disruptivas repetitivas y difíciles de erradicar. Se propone una amplia variedad de estrategias para manejarlos
adecuadamente, entre las cuales el profesor debe seleccionar las que le parezcan más operativas y que mejor
se adapten a su personalidad y estilo docente.

Disposiciones espaciales

Aunque no hay disposiciones espaciales ideales para los diferentes tipos de roles, pues dependen del tipo de
actividad a realizar, sí hay algunas pautas generales a tener en cuenta en cualquier situación:

 Evitar zonas de sombra: el profesor debe tener a la vista a todos los alumnos, especialmente a los niños
con TDA-H.
 Evitar barreras: debe haber pasillos por donde desplazarse cómodamente y así permitir realizar el
seguimiento del niño hiperactivo, acercándonos hasta su mesa.
 Evitar lejanías innecesarias: los alumnos deben estar lo más cerca posible del profesor, evitando dejar
vacías las primeras mesas. Si hay huecos en las primeras filas conviene llenarlos con los alumnos
sentados en las últimas filas o en zonas de difícil control visual.

Conductas típicas y estrategias

1. Irrespetuoso: adopta actitud insolente y desconsiderada, lenguaje ofensivo, agresivo, le gusta llevar la
contraria, nada le asusta ni le preocupa, está por encima de todo. Estrategias: Mantener calma y no entrar
en enfrentamientos personales, utilizar el entrenamiento en reciprocidad (¿Cómo te sentirías tú si??),
exigir respeto mutuo, conversación en privado.
2. Instigador en la sombra: disfruta creando problemas, provoca enfrentamientos en clase, cree que nunca
va a ser descubierto. Estrategias: identificarle en privado (Tengo sospechas de que tú?y si no cambias
debo hablarlo con tus padres), especificar exactamente la conducta que se desea que cambie, contrato
de conducta, convencerle de su capacidad para hacer otras cosas, prestar atención positiva cuando se
comporta.
3. Apático: poco activo, actitud indiferente, evita participar en las actividades de clase, escasa motivación y
falta de energía, baja autoestima. Estrategias: dar responsabilidades, pedirle opinión, reconocimiento del
esfuerzo y el trabajo, proponer tareas cortas y asequibles, reforzar sus avances.
4. Matón: agresivo física o verbalmente con las personas u objetos de clase, intimida, insulta, amenaza,
provoca, humilla, desobediente y contestón, se burla de otros, baja autoestima, busca víctimas pasivas,
busca el lado negativo de cualquier situación, asocia violencia con reconocimiento y prestigio.
Estrategias: estar atentos a los indicios intimidatorios y cortarlos, corregir cualquier forma violenta de
expresión, compromiso público o contrato, hablar con los padres e implicarlos en la solución, sustitución
de reacciones agresivas por asertivas, entrenamiento en autocontrol.
5. Gracioso: interrumpe con chistes a destiempo, tiene respuestas para todo lo que se le dice, popular,
sociable, inmaduro emocionalmente, siempre pendiente de hacer gracias. Estrategias: permitir chistes
adecuados en momentos adecuados, elogiar el humor si es breve y oportuno, mostrar con un gesto "ya
es suficiente", si persiste, en silencio, no reír y mirar serio, evitarle la audiencia, las bromas "en su
momento".
6. Desafiante: se opone a todo lo que dice el profesor ("no me da la gana, no pienso hacerlo"), interrumpe
gritando, cuestiona la autoridad del profesor, necesita reafirmarse oponiéndose al profesor, para
demostrar su poder, incumple normas regularmente, provoca disrupción por el menor motivo, critica a los
que nos son como él, no le importan las opiniones de los demás, si se le hace caso empeora su conducta,
puede convertirse en un líder. Estrategias: mantener el control y permanecer calmado, demorar la
respuesta, responder lento, posponer las explicaciones al final de la clase, repetir tranquilamente la
orden, si se niega, preguntar las razones en privado, reanudar la clase lo antes posible, mirando a otro
sitio, petición de reciprocidad.
7. Grosero: hace comentarios para llamar la atención o provocar, busca ofender o desautorizar al profesor,
da voces y habla alto, quiere impresionar usando palabrotas que los demás no se atreven a usar.
Estrategias: conversación privada, borrado de quejas (cada tiempo sin groserías se le borra una queja
anterior), entrenamiento en reciprocidad (exigir respeto mutuo), compromiso público ante la clase, darle
atención positiva cuando consigue estar cierto tiempo sin emitir groserías.
8. Cotilla:siempre está murmurando de los demás, suele comentar cotilleos y hechos negativos, busca
atención mediante los rumores, busca alarmar y sorprender, quiere darse importancia, necesita estar con
gente que escuche sus "primicias". Estrategias: explicarle el daño que puede estar causando, evitar
hundirlo o rechazarlo, darle vías para hablar en positivo ("intenta contar sólo cosas positivas de los demás
durante un cierto tiempo"), no atender a los cotilleos, preguntarle por cualidades de los compañeros más
criticados.
9. Tímido:retraído, con pocas habilidades para relacionarse con sus compañeros, habla poco con los
compañeros y con el profesor, se aísla voluntariamente, inseguro y pasivo, excesivamente ansioso al
hablar o al estar en público. Estrategias: fomentar su participación sin agobiarle, mejorar su autoestima,
crear un clima favorecedor, sin burlas ni rechazos, fomento del trabajo en grupo o por parejas.
10. Chivo expiatorio:suele ser el blanco de las iras ajenas y de las agresiones físicas o verbales, sufre
humillaciones y ofensas en silencio, es objeto de burlas con frecuencia. Estrategias: insistirle en que pida
ayuda a los primeros indicios, buscar fuentes alternativas de información que puedan informarnos de los
abusos, si la víctima no es capaz de hacerlo, proporcionarle apoyos en clase que le aporten seguridad,
no entrar en provocaciones, evitar estar solo, entrenamiento en asertividad.
11. Contestón: hace comentarios continuamente, siempre tiene que decir la última palabra, desconsiderado
con las opiniones de los demás. Estrategias: rechazar la conducta, no la persona (en privado),averiguar
si lo hace a propósito o involuntariamente, no discutirle sus razones (no quiere razón sino atención),
hacerle ver la necesidad de salvaguardar el tiempo de los demás.
12. Sabelotodo: le gusta lucirse y demostrar lo brillante que es, busca atención y admiración, comportamiento
altamente competitivo, se siente superior y quiere llevar la razón en todo. Estrategias: dar
responsabilidades y liderazgo, advertir en privado que esa conducta le aleja de los demás y le hace
parecer menos valioso.
13. Desmotivado: no da problemas pero no trabaja, ocupa sólo su tiempo en lo que le gusta y divierte, incapaz
de acometer cualquier tarea que le suponga el más mínimo esfuerzo, encuentra excusas para no realizar
la tarea encomendada, se suele dejar llevar por las "tentaciones" que le proponen sus compañeros.
Estrategias: plantearle pequeños retos, dividir la tarea en pequeños pasos que le garanticen un primer
éxito rápido y fácil, acordar con el alumno una persona que haga el seguimiento y la valoración del
cumplimiento del compromiso, se le invita a anotar lo que va a hacer durante la clase o tarde de estudio
(haré) para luego pedirle cuentas (hice),invitarle a leer biografías de personajes motivadores que hayan
tenido que superar fuertes obstáculos con fuerza de voluntad.
Lo importante a la hora de realizar intervenciones en función de los roles que asume el alumnado es conseguir
un buen clima de aula que favorezca el proceso de enseñanza-aprendizaje, tanto para el alumnado con TDA-H
(que puede modificar su rol) como para el resto de alumnos que, adoptando un rol no adecuado, puede interferir
en el buen funcionamiento en el aula de un niño hiperactivo.

BIBLIOGRAFÍA
Vaello Orts, J. "Cómo dar clase a los que no quieren". Editorial Grao (2011).

ABR
MANEJO DE CONDUCTAS EN EL AULA
06
El manejo de la conducta en el aula de clases es un tema que interesa y preocupa a todos los
que nos dedicamos a la docencia. En todo salón de clases existen niños o niñas que causan
disturbios o que son difíciles de manejar y no por ello se debe sacar a estos niños causantes de
disturbios fuera de la clase o cambiarlos a otros grupos, ya que con esto se le trasladaría el
problema a otro docente. Un procedimiento de este tipo permitirá que se agraven los problemas
y no ayudará al niño o niña a superarlas, aún así se debe intentar brindar ayuda o solicitarla a
otros maestros especialistas en dichos problemas, al servicio de psicología, psicopedagogía,
orientación o trabajo social según sea el caso.

No hay niños problemas, sino niños con problemas, por lo que hay que orientarnos a procurar su
pronta recuperación y reinserción en las clases.

Es preciso que los maestros estén en condición de valorar, de acuerdo a su formación profesional
y en forma general la gravedad de la conducta de los niños con quienes se trabaja. Cuando exista
sospecha de un problema latente debe ser comunicado al psicólogo / psicopedagogo de la
institución y evitar problemas a futuro.

Se pueden considerar como problemas de conducta en el aula a aquellos comportamientos del


niño que interfieren en la consecución de metas académicas, perturbando la adquisición y
desarrollo de habilidades escolares básicas del propio niño y en ocasiones de sus compañeros

Hay dos grandes grupos de problemas de conducta:

Problemas por “exceso”, que vendrían a ser aquellos comportamientos que por su sola presencia,
su alta frecuencia o intensidad causan algún disturbio, son los que más se observan y llaman la
atención. Dentro de este tipo de problemas tenemos: la hiperactividad, la agresión, los
comportamientos disruptivos como llamar la atención, la desobediencia, la discriminación,
el ausentismo escolar, fraude, copias entre otros. También aquí se consideran conductas de
ansiedad, fobias y consumo de drogas.

Problemas por “déficit” o defecto que vendrían a ser aquellos comportamientos que por su
ausencia y/o baja frecuencia o intensidad causan algún disturbio, en muchas ocasiones pasan
desapercibidos porque son alumnos que “hacen poco ruido” y no molestan tanto. Dentro de este
tipo de problemas tenemos: retraimiento social, mutismo o dificultad para comunicar, falta de
motivación, la apatía y depresión.

Orientaciones generales para el manejo de las conductas problemáticas de los alumnos en el


aula

La primera consideración es centrarnos en sus problemas de conducta, no en su persona, y en


conseguir mejorar su actitud dentro y fuera del aula. Para ello es importante y necesaria la
colaboración entre la escuela y la familia a fin de conseguir resultados rápidos y positivos.

Aspectos a tener en cuenta:


1.- Recordar en todo momento que los alumnos imitan el comportamiento de los adultos, por lo
que para conseguir un comportamiento adecuado, nosotros debemos ser un ejemplo para él.

2.- Concretar el comportamiento: resumir lo que el alumno debería de hacer preferentemente en


términos positivos: “Céntrate en tu trabajo, acaba tus deberes y permanece en tu sitio”. Dando
estas instrucciones con voz firme y sosegada, poniendo un “punto final” al concluir la frase.

3.- Enseñar soluciones alternativas a los conflictos: trabajar distintos tipos de pensamiento
(ponerse en el lugar del otro, consecuencias y causas de una conducta,…), manteniendo charlas
individuales con el alumno, conversando tranquilamente y sobretodo tratando de establecer una
relación cordial sin intimidación (hora de tutoría, plan de acción tutorial).

4.- Elogiar por sus avances de manera concreta, adecuada e inmediata. Esto aumentará la
probabilidad de que esta conducta se interiorice y generalice.

5.- En caso de dar consecuencias / castigos a las conductas se deberá tener en cuenta que:

• Los castigos / consecuencias a que nos referimos aquí se tratan de las pérdidas de refuerzos,
como la pérdida del recreo, de gratificaciones, de actividades preferidas….

• Si se usa el castigo demasiado a menudo, el alumno se habitúa y este deja de ser eficaz.

* La consecuencia debe darse tan pronto como sea posible después de la mala conducta.

* No hay que amenazar con castigarlo y luego no seguir adelante, pues la próxima vez no nos
tomará en serio.

* La falta de consistencia y las amenazas vanas conducen / refuerzan la mala conducta y se


convierten finalmente en una dificultad mayor y en una resistencia al cambio.

6.- Entre los reforzadores que podemos utilizar están los sociales (elogios, reconocimientos,
palmear un hombro, dar una pequeño abrazo o un cariño en la cabeza,,…); los materiales
(juguetes, calcomanías, golosinas…); las actividades (más tiempo para entregar un trabajo, para
hacer deporte o regresar del recreo). El refuerzo puede emplearse con el resto de la clase, para
afianzar conductas y actitudes que se estén trabajando con el alumno.

7.- Tener en cuenta que el prestar atención a un alumno/a puede convertirse en un fuerte
reforzador. Debemos tener cuidado en el uso involuntario de algunos reforzadores, como las
reprimendas.

8.- Un modo eficaz de eliminar comportamientos específicos (malas miradas, hablar sin
permiso,…) es simplemente ignorarlos. Ignorar el comportamiento consiste en no hacer mínimo
caso a conductas que desagradan y al mismo tiempo prestar atención y hacer comentarios de las
conductas positivas que agradan, sobre todo en compañeros cercanos al transgresor. Por
ejemplo, si el chico habla sin permiso en una clase, se le ignora totalmente y nos dirigimos a
alguien cercano a él diciéndole: “me gusta, Gonzalo, que estés en silencio cuando Ángel nos
explica sus ideas,…”

9.-Tener en cuenta la importancia de un ambiente relajado y tranquilo, ya que los entornos tensos,
alborotados y desestructurados aumentan la tensión del alumno. Reflexionar sobre qué podemos
hacer para tener un entorno de aula tranquilo y relajado.

Estas orientaciones son para tener en cuenta tanto en el centro escolar como en el ambiente
familiar. Es importante la coordinación y el diálogo entre ambos para que se alcancen rápidamente
los objetivos trazados y mejore la convivencia entre alumno – profesor – familia.
Juana Pacheco

Licenciada en Psicología Clínica. Especialidad en Técnicas Cognitivo Conductuales

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