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Control del pronóstico

En términos generales, podemos afirmar que los síntomas del TDAH persisten en la adolescencia
en casi el 80% de las personas afectadas, cumpliendo plenamente criterios de trastorno alrededor
de un tercio de los pacientes (Klein y Mannuzza 1991; Mannuzza et al.1998

El niño con TDHA no puede dejar de serlo, dado que no se puede hacer que desaparezcan las
causas de su trastorno (una alteración evolutiva que afecta a la maduración de algunas de sus
funciones mentales y a su desarrollo). Sin embargo, es posible descartar o eliminar las
consecuencias negativas o síntomas que produce este trastorno.

Un buen tratamiento, aplicado desde muy temprana edad, puede evitar los déficits en las
capacidades afectadas por el trastorno y en el proceso de aprendizaje, que interfieren en la
maduración del niño. En la mayor parte de los casos "dependiendo del tiempo de evolución del
trastorno sin tratamiento", se pueden evitar las limitaciones en el rendimiento escolar, en la
percepción de sí mismo y del entorno, el desarrollo de la competencia social, etc.

Por otra parte para los padres cuyo problema afecta a sus hijos con el TDHA no es tarea fácil pero
según estudios realizados diferentes ejercicios para que el niño logre concentrarse más, por medio
del juego y de manera didáctica recordando el pasado y las experiencias vividas, como también
lugares, actividades realizadas por el niño esto puede incidir a que recuerde los que ha vivido e
imaginarse el futuro también darle su propio espacio y hacer preguntas de. ¿Cómo lo podrías
solucionar?, ¿Qué pasaría si hicieras esto? Estos son algunos aspectos de como el padre puede
ayudar a su hijo a reducir ese paradigma negativo del TDHA en diferentes situaciones de su vida,
estas estrategias facilitan a que el niño comprenda con más facilidad y haya una buena
comunicación con el padre y el niño.

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