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Las emociones antes de la psicología

El análisis psicológico de las emociones tiene más de 100 años de historia. “La
expresión de las emociones en los animales y en el hombre” de Darwin (1872) y “¿Qué
es una emoción?” de William James (1884), son los primeros estudios de las
emociones que utilizaron metodología científica.

Muchos de los descubrimientos recientes ya se hallaban presentes, a menudo, en un


formato aforístico y condensado, en la obra de escritores anteriores.

Aristóteles anticipó los elementos clave de las teorías modernas y, además, tuvo
importantes intuiciones que aún están por redescubrirse.

Por otra parte podemos aprender más de los moralistas, los novelistas y los
dramaturgos que de los descubrimientos acumulativos de la psicología científica. Tales
emociones incluyen el remordimiento, el alivio, la esperanza, la decepción, la vergüenza,
la culpa, la arrogancia, el orgullo, la hybris, la envidia, los celos, la malicia, la compasión,
la indignación, la cólera, el odio, el desprecio, la alegría, la pena profunda y el amor
romántico. Por su parte, el estudio científico de las emociones nos puede enseñar
mucho acerca de la ira, el miedo, el asco, el amor paternal o maternal, la sorpresa y el
deseo sexual (si contamos las dos últimas como emociones.)

Existen dos motivos principales por los que el estudio científico de las emociones más
complejas resulta tan difícil. Por una parte, los experimentos con animales no nos
aportan mucho al respecto, ya que se cree que los animales que se utilizan

normalmente en estudios de laboratorio son incapaces de tener ese tipo de emociones.


Se ha demostrado en primates (macacos) la existencia de culpa (¿o vergüenza?). Pero
ni siquiera estos estudios pueden decirnos nada acerca de la interacción entre emoción
y cognición, un aspecto crucial de las emociones en los seres humanos. Uno de los
motivos es que la gama de creencias que pueden tener los demás animales es muy
limitada.

Por otra parte, las restricciones financieras y éticas limitan el alcance del estudio de las
emociones más complejas, por medio de experimentos en el laboratorio con humanos.
Explorar la vergüenza ofreciendo a personas la oportunidad de robar dinero para que
luego sean descubiertas violaría los principios éticos. Asimismo, la tendencia general en
los experimentos psicológicos a confiar en los relatos de los participantes y no en la
evidencia que ofrece el comportamiento, dificulta la interpretación de muchos
descubrimientos.

comprensión precientífica de las emociones no se ha visto sobrepasada por la


psicología moderna en la misma medida en que la filosofía natural ha sido sustituida por
la física. Por el contrario, muchos pensadores del pasado han mostrado una
experiencia muy grande en lo referente a la observación de la naturaleza y el
comportamiento humano, de hecho, ni siquiera el análisis estadístico más sofisticado
puede compensar las limitaciones intrínsecas de los estudios de laboratorio con
humanos.

Aristóteles ha sido, el filósofo más destacado y perspicaz a la hora de hablar de las


emociones. Al mantenerse muy próximo a los fenómenos, evita las construcciones
inverosímiles que podemos observar en Descartes o Hume. Aristóteles muestra cómo
las emociones están enraizadas no solo en la psicología individual, sino también en la
interacción social.

Aristóteles y las emociones:

2 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
 

El análisis de las emociones que hace Aristóteles en La Retórica es valioso, tanto por la
luz que arroja sobre el tema de las emociones en general como por lo que dice acerca
del papel de las emociones en la vida política griega.

Aristóteles tiene cosas que decir sobre las emociones que podrían ser muy útiles si se
incorporasen a las explicaciones psicológicas modernas y, asimismo, algunas
cuestiones de las que trata la producción académica sobre Aristóteles podrían verse
iluminadas por la psicología moderna.

Aunque la Retórica es el único texto en el que Aristóteles ofrece algo parecido a un


análisis sistemático de las emociones, no es el único en el que habla del tema. Hay
análisis extensos en la Ética nicomaquea y menciones importantes en la Política.

Hoy día se caracteriza las emociones en función de seis rasgos:

1. Excitación corporal.
2. Expresiones fisiológicas.
3. Antecedentes cognitivos.
4. Objetos Intencionales.
5. Valencia (placer-dolor).
6. Tendencias de acción.

Esta caracterización ya se hallaba presente en Aristóteles. Aunque hay una séptima


característica que no se encuentra en Aristóteles y es la de que cada emoción tiene una
sensación cualitativamente única.

Retórica:

La obra es el estudio del arte de la persuasión mediante el discurso y también es un


manual de manipulación política. Es “el más antiguo tratado sistemático de la psicología
humana” (falta referencia textual) en el pensamiento occidental.

 
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Las pasiones aparecen en dos contextos diferentes en la Retórica. En el libro I son
tratadas como variables independientes que explican el comportamiento. En este punto
Aristóteles considera tres aspectos del delito:

1. Los motivos de los delincuentes (por ejemplo, la ira que causa la venganza).
2. Sus estados mentales (por ejemplo, la creencia que tienen de que pueden evitar
el juicio, o aplazarlo, o corromper a los jueces).
3. Contra quién delinquen
En el libro II, las emociones son tratadas como variables dependientes que han de ser
explicadas en función de tres aspectos de la persona que se halla sujeta a ellas:
“Tomemos, por ejemplo, la emoción de la ira: en este caso hemos de descubrir cuál es
el estado mental de las personas enfadadas, quiénes son las personas con las que se
suelen enfadar y cuál es el motivo por el que se enfadan con ellas” (falta referencia
textual).

Parece deducirse entonces que las emociones tienen para Aristóteles dos conjuntos de
antecedentes:

1. Por una parte tienen precondiciones cognitivas. La relevancia de las personas


con las que nos enfadamos, por ejemplo, se ve mediada por nuestras creencias
acerca de ellas.
2. Por otra parte, las emociones se ven facilitadas por ciertos antecedentes no
cognitivos, como por ejemplo, el hecho de hallarse ya previamente en un estado
de angustia o dolor.

Definición y caracterización de las emociones:

Aristóteles las define así: “Las emociones son aquellas cosas que hacen que, al
experimentar un cambio, las personas acaben por diferir en sus juicios y que vienen
acompañadas de dolor y placer” (Falta referencia textual). Esta es quizás una definición
demasiado amplia, incompleta y engañosa.

Amplia: Cubre también alteraciones fisiológicas, como los dolores de cabeza.

4 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
Incompleta: No menciona otros rasgos igualmente invariantes en las emociones.
Engañosa: Define las emociones según su impacto en la cognición y no por el hecho
de que estén también determinadas por la propia cognición.

Aristóteles analiza las emociones específicas en función de sus antecedentes


cognitivos, no en función de las consecuencias que tienen para la cognición, esta última
conexión causal es contingente: las personas pueden estar enfadadas o avergonzadas
sin que su opinión se vea distorsionada por la emoción. La conexión en función de los
antecedentes cognitivos es necesaria: la ira no puede surgir sin una creencia
precedente acerca de otra persona.
1. Excitación: Los afectos del alma (pasión, ternura, miedo, compasión, valor,
alegría, amor, odio) son también afecciones del cuerpo. Se da el término de la
dialéctica para aludir a la tendencia de acción para responder al dolor con dolor.
Aristóteles pone el énfasis en la causa material y en la causa final de las
emociones, sin citar la causa eficiente.
2. Expresiones fisiológicas: Aristóteles traza una distinción entre propiedades
tales como el ser de tez pálida o morena, que son cualidades permanentes, que
resultan de algo que se desvanece con facilidad. En Ética nicomaquea define la
vergüenza como un tipo de miedo al descrédito [que] produce un efecto similar al
producido por el miedo al peligro, ya que quienes se sienten avergonzados se
sonrojan y quienes temen a la muerte palidecen
3. Antecedentes cognitivos: Aristóteles logró algo parecido a una revolución
cognitiva en el estudio de las emociones, ya que “interpreta” de manera más
clara y decisiva la creencia de ser víctima de un atropello como causa eficiente
del dolor. Las emociones dependen de las creencias, así que es posible utilizar
argumentos racionales para cambiar estas creencias. Además, se puede hacer
uso de los antecedentes cognitivos para establecer diferencias entre las
emociones, por ejemplo la ira tiene como antecedente cognitivo la creencia de
haber sido objeto de un insulto personal. Para Aristóteles los antecedentes

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cognitivos pueden ser los únicos rasgos que aportan una base suficiente para
distinguir las emociones.
4. Objetos intencionales: Aristóteles al caracterizar las emociones incluye la
identificación de la persona con la que nos enfadamos o a la que tememos, o por
la que sentimos envidia. Sin embargo, el objeto de una emoción no tiene por qué
ser una persona.
5. Placer y dolor: Para Aristóteles ciertas emociones conllevan tanto al placer
como al dolor, por ejemplo la ira, que se puede definir como un deseo de
venganza (acompañada de dolor) y se acompaña de un cierto placer por la
expectativa de venganza. Son dos creencias: una ocasiona dolor, la otra, placer.
El miedo y la compasión producen dolor, pero puede haber también un elemento
de placer cuando se piensa en la salvación.

La alteración de un equilibrio inicial genera una emoción negativa, que, a su vez,


induce una tendencia de acción, un deseo de restablecer el equilibrio, cuyo logro
genera una emoción positiva. Platón y Aristóteles dieron un paso adicional al
asumir que el último eslabón puede ser previsto y, por tanto, puede generar
placeres de modo simultáneo a los dolores que se experimentan en ese
momento.

Cuando una emoción genera una tendencia de acción, la mente puede


avanzarse a sí misma y consumir el resultado de la acción incluso cuando la
acción efectiva está bloqueada. Al observar la mayor fortuna de otra persona,
puedo sentir una breve punzada de envidia y un gozo igualmente momentáneo
ante la idea de destruir sus posesiones; al volver en mí puedo desechar el primer
sentimiento y la segunda idea por ser indignas y poco prácticas.

6. Tendencias de acción: La relación íntima entre ira y venganza muestra que


Aristóteles creía que las tendencias de acción eran rasgos propios de algunas
emociones. Asocia las tendencias de acción explícitamente a la ira, el miedo, la
emulación, la envidia, el odio. Para Aristóteles, una tendencia de acción tendría

6 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
siempre una propensión a restaurar el equilibrio natural que ha sido interrumpido
por el acontecimiento generador de emoción. Es difícil ver, sin embargo, cómo tal
argumento sería aplicable a las emociones positivas como el amor o la alegría,
las cuales inducen a una tendencia para prolongar sus causas en vez de
ponerles fin.

Aristóteles a propósito de emociones específicas:

La lista de emociones de la Ética es excesivamente cerrada, ya que no nos deja incluir


como pasiones algunos estados de placer o de dolor que no son provocados por la
cognición, como el hambre o la sed. Sin embargo, el libro II de la Retórica es más
consistente.

1. Ira: Se dice que esta emoción viene provocada por un insulto o un menosprecio
inmerecidos y que, a su vez, desencadena un deseo de venganza. La ira sería
más cercana a lo que es la “cólera”. La ira de A viene inducida por lo que percibe
como una frustración malintencionada de sus deseos por parte de B. La ira
puede venir inducida por lo que se percibe como un desprecio de B por un
estado de frustración del deseo independientemente causado.
La insolencia (hybris) es un fenómeno intensamente interactivo. En vez de
frustrar el deseo de la otra persona sin más, representa una humillación
deliberada de la otra persona. De tal manera que existe la hybris cuando
ofendemos simplemente porque encontramos deleite en infligir vergüenza a otra
persona.
Otra conexión entre la ira y la vergüenza es que implican nuestra exposición a
(más o menos) la misma categoría de personas. Sentimos ira cuando se nos
ofende ante nuestros rivales, aquellos a quienes admiramos, quienes deseamos

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que nos admiren, aquellos a quienes reverenciamos, quienes nos reverencian.
La ira, en Aristóteles, era una emoción intensamente social.
2. Odio: Cuando estoy enfadado, mi hostilidad va dirigida hacia la acción de otra
persona y puede apagarse cuando se ajustan cuentas (mediante una acción que
restablece el equilibrio). Cuando odio, mi hostilidad va dirigida hacia otra persona
o categoría de individuos que veo como intrínseca e irremediablemente malas.
La ira es una “evaluación del objeto” y la culpa es una “evaluación del hecho”.
En comparación con la ira, el odio es más compatible con el cálculo racional. El
mayor acto de odio de la historia, el Holocausto, fue llevado a cabo de manera
metódica y sistemática. Aunque el odio es doloroso, no nubla nuestro juicio del
modo en que lo hacen la ira o el miedo. La ira quiere que quien ofende sufra, el
odio quiere que deje de existir. El odio conlleva a la creencia de que una persona
o categoría de personas son intrínsecamente malas.
El odio puede ser simétrico, como muestra el hecho de que Aristóteles usaba a
veces “odio” y “enemistad” casi como sinónimos. Puede ser asimétrico cuando
se muestra el odio hacia los ladrones y soplones.
3. Miedo, compasión, envidia, indignación, malicia: Vienen caracterizadas en
función de tres pares de conceptos: si se da a entender algo bueno/malo,
merecido/inmerecido, acerca de uno mismo/de otros.
*Inmerecido: Enriquecerse robando
*Merecido: Enriquecerse trabajando
*No merecido: Enriquecerse ganando la lotería

Miedo: cuando algo está a punto de ocurrirnos.


Compasión: cuando un mal inmerecido le ocurre a otra persona.
Envidia: cuando otra persona posee un bien del que yo carezco.
Indignación: cuando otra persona posee un bien inmerecido.
Malicia: producida por la angustia de otra persona.

8 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
Las condiciones en las que sentimos miedo incluyen (creencias acerca de), tanto
los motivos como las oportunidades de aquellas personas a las que tememos.
Las condiciones en las que sentimos compasión y envidia incluyen también la
similitud de nuestra situación con la del hombre compadecido o envidiado.
4. Vergüenza: Funciona a través del sentimiento intermedio de la ignominia y no a
través de ninguna sanción material que pueda acompañarla. En segundo lugar,
entre los jóvenes y los inmaduros, la vergüenza actúa como una pasión útil que
contrarresta otras pasiones. En tercer lugar, la vergüenza puede cumplir la
función de fijar el fin de la acción en vez de determinar el modo en que se llevará
a cabo cada una de las acciones. En cuarto lugar, la vergüenza puede ser una
etapa en el proceso de aprendizaje moral. Por último, cuando el aprendizaje ha
finalizado, la vergüenza no juega ningún otro papel.
5. Desprecio: El desprecio está provocado por la creencia de que una persona es
intrínsecamente mala. Mientras que la maldad de una persona a la que odiamos
está relacionada con su carácter maligno imposible de erradicar, la maldad de la
persona por la que sentimos desprecio se basa en una absoluta falta de mérito,
pero se trata de un rasgo coyuntural.

Antecedentes de las emociones:

*Creencias sobre las acciones y las motivaciones que esconden detrás de ellas, ira,
vergüenza, compasión, miedo.
*Posesiones: envidia, indignación, emulación, malicia.
*Acontecimientos: Aquello que ocurre en el mundo no humano.
Se pueden encontrar en el pasado, el presente y el futuro o extenderse en el tiempo.

Los moralistas franceses:

La aportación principal de los moralistas fue la identificación de los efectos causales de


las emociones sobre la vida mental. Aristóteles se centró, sobre todo, en cómo las

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emociones son provocadas por causas externas y en cómo orientan la conducta
directamente (es decir, mediante tendencias de acción concretas).

Aristóteles no analizó cómo las emociones pueden afectar a nuestras opiniones,


generar otras emociones o inducir a lo que se puede llamar un cambio de las
motivaciones. No analizó cómo pueden las emociones afectar al comportamiento
indirectamente, al generar otros cambios mentales que, a su vez, afectan al
comportamiento.

La Rochefoucauld entendió las emociones a partir de una teoría de las motivaciones


humanas. De hecho, sus opiniones sobre la motivación y la cognición inconsciente son
probablemente más valiosas que muchas teorías psicológicas del siglo XX.

Montaigne consideraba que la vida humana ideal a la que aspiraba estaba guiada por la
razón y el placer en partes iguales. Era consciente del papel de las emociones en el
mantenimiento de las normas sociales y, a través de estas, en la potenciación del
engaño y de la hipocresía.

La Bruyère distingue entre interés, razón y pasión.

Para La Rochefoucauld la motivación humana principal es el “amor propio.” Que es el


amor por uno mismo y por todas las cosas en función de uno mismo. En una situación
dada, el “amor propio” puede inducir varias motivaciones con implicaciones opuestas en
lo que a la conducta se refiere.

El “amor propio” adopta dos formas principales:

*El deseo de estima (preocupación de la imagen que los demás tienen de nosotros).
Genera engaño. Puede conducir al deseo de que nos elogien y al miedo a la culpa.

*El deseo de autoestima (preocupación de la imagen que tenemos de nosotros mismos).


Genera autoengaño, que sirve al principio del placer y no al principio de realidad.

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Podría parecer que el amor propio y la arrogancia son parte de un beneficioso diseño
natural.

El amor propio puede ser doblemente perverso. La malignidad de nuestra naturaleza.

Ninguno de los moralistas ofreció un tratamiento teórico de las emociones comparable


con el de Aristóteles o Descartes. No poseen enumeración ni clasificación alguna de las
emociones, ni ningún análisis sistemático de sus antecedentes cognitivos. Ofrecen un
conjunto de ideas (relacionado con el “amor propio”) que gira alrededor de la
disposición a reconocer las emociones propias, ante uno mismo o ante los demás. Otro
conjunto de ideas que tiene que ver con la capacidad para detectar las emociones
propias cuando surgen.

En el análisis de cómo las personas presentan las emociones a las demás, podemos
distinguir entre velo y máscara, entre esconder una emoción que uno siente y mostrar
una emoción que uno no siente. Esa necesidad de ocultación también se extiende a las
emociones, especialmente al amor.

En teoría, las personas pueden tener una actitud similarmente dual cuando se muestran
a sí mismas sus propias emociones. Pueden intentar persuadirse de que tienen
emociones que no tienen, pero que sienten que deberían tener, o de que no tienen
emociones que tienen, pero que creen que no deberían tener. Una emoción puede
inducir presión para esconder otra emoción ante el público interno, no solo ocultándola
tras un velo, sino revistiéndola también de una máscara de virtud.

Antes de que podamos tener la intención de ocultar una emoción, tenemos que haberla
advertido. Tener una emoción es estar metido en el mundo. Cuando me enfado, me
centro en la persona que me ofende. Subo la voz, gesticulo, profiero palabras violentas
o exteriorizo gestos amenazantes, aunque no soy tan consciente de todas estas cosas
como para darme cuenta que estoy enfadado. Cuando me doy cuenta, la emoción
puede haberse apagado o consolidado; se habrá apagado si ser consciente de ella
induce algún tipo de vergüenza, culpa o prudencia que me lleven a controlar la ira; se

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consolidará si el darme cuenta de que no tengo ningún buen motivo para estar
enfadado me conduce a encontrar otro.

Algunas emociones no son reconocidas como tales porque la cultura en cuestión


carece de un concepto para esos estados emocionales concretos. Podemos hablar de
protoemociones débiles en aquellos casos en los que la cultura en cuestión carece del
concepto correspondiente y de protoemociones fuertes cuando el individuo no es
consciente de la emoción, pero puede hacerse consciente de ella.

Los moralistas se basaron en la oposición tradicional entre razón y pasión. La razón es


diferente de racionalidad. Por “razón” se puede entender cualquier tipo de motivación o
interés imparcial en el bien común, la razón sería desinteresada y desapasionada
según Bruyère.

Hay dos pautas perversas e irracionales:


*Ayudar a otra persona hace que yo la quiera.
*Hacerle daño hace que la odie

Y hay dos pautas inversas, igualmente irracionales:


*Recibir ayuda de otra persona hace que yo la odie
*Recibir un daño de otra persona hace que la quiera

La ira irracional puede inventarse un motivo para sí misma. En otros casos, puede
sustituir un motivo por otro cuando el motivo original demuestra carecer de fundamento.

12 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
Diferencias básicas.

La emoción y el estado de ánimo son constructos utilizados para referirse al afecto.


Muchos psicólogos no han hecho una distinción clara entre estos aspectos, otros si se
han aventurado a diferenciar estos conceptos.

Para algunos la diferencia central es la duración. Las emociones serían breves,


mientras que los estados de ánimo duran más. Otras distinciones hablan de que las
emociones se acompañan de expresiones faciales distintivas, mientras que los estados
de ánimo, no. Otros dicen que las emociones vienen precedidas de eventos
reconocibles, mientras que los antecedentes de las emociones no son identificables.
Sin embargo, hay que hilar más profundo.

Paul Ekman ha sugerido que no todas las emociones se acompañan de expresiones


faciales distintivas, así que esta diferenciación resulta problemática. Lo mismo sucede
con el antecedente reconocible. Se ha demostrado que algunas emociones o episodios
emocionales pueden ser producidos por procedimientos que se desvían de la
conciencia, por ejemplo, con la presentación subliminal de estímulos que provocan las
emociones. Así que la emoción puede producirse en ausencia de antecedentes
reconocibles.

El criterio que quedaría sería la duración. Es posible encontrar estados de ánimo de


corta duración, y emociones de larga duración.
 

Se ha propuesto que una diferencia esencial se encontraría a través de un análisis


funcional de cada una. Un buen número de teóricos ha sugerido que la función primaria
de la emoción consiste en modular la acción o influir en ella. Surgen en situaciones
donde se requiere de una acción adaptativa. La actividad autonómica acompaña a
menudo a la emoción.

La función primordial de los estados de ánimo es modular o influir en la cognición. Su


principal mecanismo es alterar el proceso de información y procesamiento, sus
prioridades son cambiar y adaptar modos de pensamiento de la información. El estado
de ánimo acentuará o atenuará el acceso a contenidos cognitivos y redes semánticas.
Por ejemplo, los individuos en un estado de ánimo depresivo incrementan su acceso a
recuerdos tristes y disminuyen el acceso a recuerdos felices. Los estados de ánimo
positivos facilitan la flexibilidad cognitiva, lo que implica mayores respuestas creativas,
asociaciones remotas e incremento de las relaciones entre ideas.

Los estados de ánimo pueden estar siempre presentes, proveen el background afectivo,
el color emocional en lo que hacemos. Las emociones pueden verse como fases de
perturbación que se dan durante la actividad. Los estados de ánimo siempre están
presentes, nuestro proceso cognitivo siempre está siendo modulado o impulsado.

¿Cómo sabemos que un estado afectivo es una emoción o un estado de ánimo? Es una
pregunta compleja, dado nuestro conocimiento actual. Si los estados de ánimo están
continuamente presentes, la pregunta podría formularse así: ¿Qué evidencia podría ser
usada para inferir la diferencia entre un estado de ánimo y otro? Como la emoción
ocurre contra un fondo de estados emocionales, aquellas pueden o no estar presentes,
así que uno debería preguntar: ¿Qué evidencia apoya la presencia de una emoción
comparada contra un período en el cual la emoción NO está presente?

El estado de ánimo se refleja en la experiencia subjetiva, a los adultos se les puede


pedir que las califiquen y que den autoreportes. También ocurren en infantes
preverbales y en animales. ¿Cómo podemos indagar la presencia de emociones en
esos organismos? Se puede hacer basándonos en los cambios sistemáticos entre

 
2 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
 

sujetos, la influencia en los mecanismos de atención, en las medidas de flexibilidad


cognitiva y en los índices de función perceptual.

Otra diferencia importante entre emociones y estados de ánimo es la naturaleza de los


eventos antecedentes. Las emociones parecen precipitarse por eventos que ocurren
rápido y sin advertencia, mientras que los estados de ánimo pueden ser dados por
acontecimientos que se perciben lentamente.

La emoción se dispara a partir de cambios fisiológicos como respuesta a eventos


significativos y repentinos. Por ejemplo, perder el control de tu carro provocará miedo,
así como respuestas autonómicas y un rápido cambio de acción para lidiar con la
emoción.

Los propulsores del estado de ánimo son diferentes, por ejemplo, el clima. También se
puede dar por eventos acumulativos, como una sucesión de interacciones en un día,
que puede producir un estado de ánimo negativo.

Las emociones y los estados de ánimo interactúan de manera dinámica en diferentes


formas. Las emociones pueden liderar o guiar a ciertos estados de ánimo, y los estados
de ánimo pueden alterar la ocurrencia de ciertas emociones.

Emociones  Estados de ánimo

¿Cuál fue el factor disparador?

¿Fue la emoción por sí misma?

¿Fue el evento el que suscitó la emoción?

Estilo afectivo: Dominio completo que tiene la persona para modular diferencialmente
la reactividad emocional. Esas diferencias individuales son conceptualizadas como un
rasgo, y son consistentes a lo largo del tiempo. El estado de ánimo no debe ser incluido
dentro del estilo afectivo. Ciertos rasgos de personalidad pueden ser considerados
como reflejos de los estilos afectivos. Ciertos patrones de la función del SNC varían
entre individuos y muestran consistencia.

 
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El temperamento se considera como parte del estilo afectivo. Se refiere a las


diferencias tempranas bajo el control genético (respuestas programadas para responder
al ambiente que marcan diferencias en la reactividad emocional).

El temperamento y estilo afectivo son asociados con diferencias en el sistema nervioso,


que pueden persistir durante largos periodos. Las diferencias en el estilo afectivo que
están presentes en el desarrollo temprano se ven influidas por el aprendizaje, por
ejemplo, se ven afectados por eventos tempranos de estrés.

Los estados de ánimo se distinguen de las emociones en términos de su curso temporal


y, más allá, en términos de lo que encuentran en los circuitos neuronales que dirigen y
mantienen cada uno de esos estados afectivos. Los estados de ánimo duran horas,
incluso días, mientras que las emociones duran segundos o minutos. Cuando hablamos
de una emoción que dura horas, estamos hablando de una acumulación de emociones.
Los estados de ánimo cuando duran meses se denominan desórdenes afectivos.

Emoción Estado de ánimo


Ira Irritable

A veces las etiquetas lingüísticas no ayudan.

Los estados de ánimo elicitan ciertas emociones. Cuando una persona está irritable,
siente la ira rápidamente; y construye el mundo en una manera que le permita esa
respuesta. Es como si la persona buscara una oportunidad para consentir la emoción
relevante para el estado de ánimo.

Pareciera que hubiera una aparente dificultad en modular una emoción si esta ocurre
durante un estado de ánimo. Una persona en un estado de ánimo irritable no será tan
capaz de modular un episodio de ira tal como lo haría una persona que no está en el
mismo estado de ánimo. La ira es más intensa y menos controlada, y decaerá con más
lentitud.

 
4 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
 

Los estados de ánimo tienen varias expresiones faciales, más de las que poseen las
emociones. El estado de ánimo irritable se distingue por tener muchas expresiones
faciales de ira, pero no hay una expresión facial distintiva de la irritabilidad, no la hay
para ningún estado de ánimo, para rasgos emocionales o para desórdenes afectivos.

Un estado de ánimo potencia una determinada emoción (ira por irritabilidad, alegría por
euforia, etc.). ¿Pero un estado de ánimo inhibiría la aparición de emociones no
relevantes? ¿Es la persona irritable menos capaz de experimentar disgusto, tristeza o
miedo? ¿O son solo las emociones positivas las que son difíciles de elicitar?

Las personas no siempre son conscientes del evento que les provoca una emoción.

Los estados y los procesos psicológicos que envuelven la relación de un sujeto con un
objeto, involucran una intencionalidad. Las emociones implican relaciones de un
sujeto con un objeto particular, uno se asusta por algo, tiene ira por algo. La
intencionalidad se ve en la experiencia y en el comportamiento emocional, el
comportamiento de la ira se dirige a alguien o algo. La ansiedad tiene intencionalidad y
dirección: es ante algo o alguien. A veces, sin embargo, uno no es consciente de la
intención.

Los estados de ánimo son más difusos y globales. Naturalmente tienen causa, pueden
ser un evento cargado emocionalmente, lo que implica que esa persona o evento focal
no constituye su objeto. Un mal estado de ánimo puede ser precipitado por una persona
o un evento, pero esto no impide que uno se sienta irritable o deprimido “en general”.

Las diferencias entre estados afectivos o diferencias en afecto se dan en términos de


acción, valoración y respuesta.

Afecto Sentimiento de placer o displacer.

Valoración  Percepción y evaluación del evento emocional.

Acción  Tendencias de acción o impulso para establecer/romper relaciones.

 
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Los estados de ánimo también pueden definirse en esos términos, pero existe una
diferencia: no hay enfoque en el afecto, valoración y acción. El estado de ánimo
depresivo puede entenderse como un afecto negativo difuso, ausencia de impulso para
las metas, falta de valoración y poca inclinación a la acción.

Hay una diferencia entre episodio emocional y emoción. En general la intensidad


fluctúa en el episodio, la emoción no permanece igual durante el episodio y la
naturaleza de la emoción varía. Por ejemplo, se pueden dar secuencias en las cuales
una emoción es seguida por otra: disgusto  ira  indignación. Estas fases no se
viven como algo independiente.

Los sentimientos y las emociones tienen una relación recíproca cercana, en la que un
sentimiento de amor se puede originar en un sentimiento de odio, precipitado por un
evento. Las emociones de amor pueden darse por un encuentro o por pensar en
alguien que se ama.

Sentimientos:

1. Las disposiciones cognitivas para evaluar un objeto de cierta manera. Pueden


ser entendidos como esquemas cognitivos, donde un contenido emocional ayuda
a tener cierta evaluación de un objeto.
2. Son las disposiciones para tratar a los objetos de manera correspondiente a la
acción para la cual nos preparó la emoción. El sentimiento de miedo permite
anticipar la evitación de un objeto.
3. Los sentimientos pueden ser descritos como deseos, el amor ha sido definido
como el deseo de incrementar el bienestar de un objeto.
4. El sentimiento se puede definir como una propensión a responder
emocionalmente a tipos específicos de eventos.

Uno es consciente de los sentimientos reflexionando sobre sus esquemas cognitivos


(expectativas), sobre sus deseos y anhelos.

 
6 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
 

Referencias:

Ekman, P. & Davidson, R. (1994). The Nature of Emotion. Fundamental Questions. New
York: Oxford University Press.
Ledoux, J. (1996). El cerebro emocional. Barcelona: Planeta.

 
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