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Maltrato infantil en Colombia

El maltrato infantil es una problemática que está presente en todo el mundo que ha existido desde hace
muchos años y ha ido creciendo través del tiempo. Diariamente vemos esta problemática reflejada en
los noticieros, periódicos revistas y de más; en cada ciudad de nuestro país existe maltrato infantil y en
gran cantidad y aun siendo así no se toma las medidas necesarias para bajar esta problemática tan
grande pero tan difícil de tratar por el hecho de que pasa dentro de los hogares.
Comúnmente las personas conocen como maltrato a infantil a los fuertes golpes que recibe el niño o
adolecente por parte del padre o la persona a cargo, pero el maltrato infantil no son solo golpes, se
maltrata a un niño cuando se le habla con palabras feas, de humilla, se insulta, se rechaza, cuando la
madre es maltratada física o psicológicamente, cuando la persona a cargo no satisfacen las necesidades
básicas como comer, dormir, vestirse; incluso cuando el niño es rechazado desde su concepción.
Esta problemática comienza partiendo del hecho de que el 50% de los embarazos en Colombia son
''embarazos no deseados'' esta cifra nos da una explicación de por qué tanto maltrato infantil y porque
cada vez hay más pobreza en nuestro país. Partiendo de este hecho Colombia debería implementar
campañas de planificación familiar y hacerlas de manera gratuita y masiva, ya que en Colombia solo
existe una entidad donde facilita este proceso llamada ''Profamilia'', esta entidad da facilidades pero no
las necesarias. Para poder planificar en este sitio se tiene que pagar más del 60% del tratamiento y solo
con autorización de la EPS privada, sabiendo que la mayoría de colombianos tiene Sisben, y teniendo
en cuenta que los embarazos no deseados están más presentes en los estratos socioeconómicos más
bajos del país, y si no poseen ni dinero, ni EPS quien los respalde no podrán planificar de manera
adecuada. El país debería utilizar más recursos en estos procedimientos, así disminuyendo la pobreza,
la sobrepoblación, el maltrato infantil y muchos más factores que tienen como consecuencia los
embarazos no deseados. La planificación debería dejar de ser un tabú para la sociedad y tratar el tema
en los sistemas educativos del país y con los padres, así educando a todos de manera adecuada y más
en las edades adolecentes ya que son los que se presentan con más frecuencia cuando no tiene la
orientación adecuada.
Según estudios realizados en los países donde no se castiga con maltrato hay una reducción favorable
de criminalidad y de probabilidad de que en un futuro sean personas que afecten a la sociedad. Según
en ICBF en siete meses se presentaron 18000 casos de maltrato en Colombia lo cual es alarmante para
la niñez y se dice que 7 de cada 10 niños es castigado con golpes. Una campaña llamada “No más
golpes, corrígeme sin pegarme” realizada por el estado, siendo líder Martha Ordoñez, donde hace ver a
los padres que entre más violencia halla más violentos serán en un futuro, haciendo que estos niños
que son golpeados constantemente sean más propensos en un futuro a ser violentos, criminales
habituales, consumir drogas o faltar a la escuela. Lo alarmante de nuestro país según las cifras
relevadas por el estado, los padres creen que la mejor manera de corregir a los niños es con golpes,
creyendo que si no los castigan así se les saldrán de las manos. Lo primero que tenemos que cambiar
es hacer entender a los padres que la mejor manera no son los golpes y que solo crecerán con
frustraciones y remordimiento. Con la campaña de Martha si se logró un poco concientizar a los padres
pero hay que tener constancia al hacerlo, porque esto no se va a logran en unos meses, esto se logra en
años y siempre estar actualizándose e innovando para así lograr el objetivo, debemos darle más
importancia a este tema y no dejarlo a un lado.
Los padres que fueron maltratados en la infancia son más propensos a maltratar a sus hijos, eso revela
una encuesta realizada en Colombia, más del 80% de los padres admitió que eran maltratados de niños
e inconscientemente lo hacen con sus hijos. Esto revelo otra causa de nuestro país frente al maltrato
infantil. Los padres crecen siendo maltratados creyendo que solo así pueden corregir de manera
adecuada a sus hijos, por esta razón tenemos que concientizar a los padres y que es necesario
reprenderlos pero no con maltrato.
Las personas que tratan inadecuadamente a los niños se caracterizan por ser poco tolerantes e
inflexibles, les falta control de sí mismas, tienen baja autoestima y generalmente son hostiles, ansiosas
y tienden a ser depresivas. Estas personas no se controlan fácilmente y actúan por impulso.
Generalmente las familias que tiene estos problemas son ''familias desordenadas'' que no tienen un
orden estructurado y que no cumplen con la tradicional familia colombiana, la mayoría de veces son
familias disfuncionales, divorciadas, con madres o padres solteros, con niños a cuidado de los abuelos,
conflictos familiares no resueltos, matrimonios disfuncionales, conformación de nuevas relaciones,
actitud negativa de personas improductivas y dependientes o drogodependientes, existen infinidad de
familias disfuncionales que se ven en Colombia y que al final es una causa relevante dentro del
maltrato infantil.
La economía en la que este la familia también influye mucho al maltrato infantil, los padres que se
encuentran en esta situación desquitan sus frustraciones con los hijos y los maltratan ya sea física o
psicológicamente. El maltrato infantil se presenta en mayor medida en los estratos de menores ingresos
teniendo como consecuencia los bajos ingresos aunque también se encuentra en los estratos de
mayores ingresos. Siendo así la economía un factor muy influyente, que inconscientemente se utiliza
contra los niños y que al final los más afectados son ellos cuando no tienen la culpa.
Al educar a nuestros niños tenemos que tener un equilibrio entre educarlos bien, reprenderlos de buena
manera y maltratarlos de manera física o psicológica porque la excesiva protección y el excesivo amor
también pueden llegar a formar individuos tímidos, agresivos y faltos de tolerancia ya que los niños se
educan en una burbuja protegida por sus padres; Y al tratarlos con maltrato crecerán niños reprimidos,
agresivos, vengativos y muy probablemente con actitudes que afectan a la sociedad.

Esta problemática es muy difícil de tratar ya que los niños no hablan por miedo a ser maltratados, y si
nadie se da cuenta de lo que sucede dentro del hogar muy difícilmente se podrá tratar. En varias
ocasiones las personas prefieren no meterse porque simplemente ‘’no es su problema’’ pero lo que no
nos damos cuenta es que estamos afectando a la misma sociedad y también a la familia completa,
porque el maltrato no solo afecta al niño sino también a los padres. Como sociedad tenemos que
darnos cuenta lo que pasa a nuestro alrededor y no quedarnos callado con lo que pasa, ayudarnos entre
todos así podremos intentar arreglar esta sociedad que se va deteriorando poco a poco.
El maltrato infantil cada vez más está creciendo y es una problemática muy difícil de controlar ya que
sucede dentro de los hogares, como sociedad tenemos una gran meta y es garantizar los derechos de
los niños, hacerlos valer y garantizar que todos los niños los tengan, crear conciencia que el maltrato
físico no es la única manera para reprender a los niños y que los hijos no tiene la culpa de lo que
sucede en su entorno. Los niños son el futuro de nuestro país y si no los cuidamos ni los educamos de
la mejor manera en un futuro seremos una sociedad destruida y sin progreso, inculquémosle a los niños
valores, educación para que sean mejores personas.

LA GENERACIÓN MIMADA
Los sicólogos consideran que los niños de hoy, que lo tienen todo, se están "madurando biches".
LA GENERACIÓN MIMADA LA GENERACION MIMADA
LOS ADULTOS PARECEN CADA VEZ más sorprendidos de la precocidad de las nuevas
generaciones. Muchos padres de hoy se maravillan y enorgullecen de la independencia, autonomía y
seguridad de sus pequeños retoños.
Sin duda los niños de hoy viven una infancia muy diferente de la que tuvieron las generaciones
anteriores.
Hace sólo dos o tres décadas los hijos debían obediencia y respeto a sus padres, jamás opinaban en
asuntos de los mayores, jamás elegían cómo querían vestirse, jamás exigían explicaciones a las
órdenes paternas. Pero los niños de hoy hablan de sus derechos, intervienen en las discusiones
familiares, deciden qué usan y qué no, exigen una explicación para cada cosa, son reacios a aceptar la
autoridad "porque sí", y cuestionan las decisiones de sus padres. En pocas palabras, la mayor parte del
tiempo esta gente menuda se comporta como adultos. Y si bien sus progenitores señalan orgullosos de
que son "muy maduros", en opinión de los sicólogos, en varias ocasiones deben enfrentar situaciones,
decisiones y responsabilidades mucho antes de que en realidad hayan madurado.
Y esta precocidad no hace parte de un proceso natural de evolución. Aunque científicamente está visto
que cada generación es más precoz que la anterior, lo que está sucediendo con los niños de hoy no es
accidental. Esa multitud que anda entre los cuatro y los 18 años, son los hijos de la generación de
Woods tock, de aquellos jóvenes contestatarios, idealistas y rebeldes que pedían "prohibido prohibir" y
que eran tratados como niños, incluso cuando ya tenían edad para salir a las calles a protestar contra la
guerra y la forma en que los adultos manejaban el mundo. Desde entonces, esos hippies de los 60 y 70
juraron educar a sus hijos brindándoles mayor respeto y libertad. Y así fue: como padres les
concedieron la importancia y la confianza que ellos nunca tuvieron a esa edad. Hicieron de sus hijos
los niños o que ellos añoraron ser.
Pero ahora, varias décadas. Después, están confrontando los resultados. Y aunque aún es muy pronto
para hacer balances, lo cierto es que muchos sicólogos se preguntan si esos niños que hoy parecen ser
el centro del universo familiar, que no aceptan un "no", como respuesta, no estarán perdiendo una parte
de la infancia que nunca podrán recuperar.

PEQUEÑOS, GRANDES CONSUMIDORES


Los niños de ayer vagaban buena parte de su infancia en medio de sus fantasías. Sus preocupaciones y
retos se circunscribían al mundo de los juegos y sus lágrimas estaban reservadas para las rodillas
raspadas y los juguetes rotos.
Hoy, en lugar de estar en el parque jugando a ladrones y policías con los vecinos de barrio, están
encerrados en su cuarto simulando la misma cosa en su pantalla de nintendo. Y antes de haber dejado
los pañales, debe competir para obtener un cupo en un colegio. Pero además tienen tantas o más
actividades que sus trabajadores padres, quienes tratan de sacar lo mejor de sus aptitudes
matriculándolos en lecciones de música, francés y equitación. El caso es que cada niño es un mago del
computador, un pequeño filósofo, un diminuto abogado, un enano conversador que apenas aprende a
hablar ya opina sobre los candidatos presidenciales, conoce los sitios "in.' de la ciudad, sabe cuáles son
los mejores lugares de vacaciones o cual es la universidad donde piensa estudiar.
Pero además vive en un mundo de confort infantil que sus padres ni siquiera alcanzaron a soñar.
Mientras ellos recibían de Navidad un carrito o una muñeca y su dosis anual de calzoncillos y medias,
hoy quieren poseer y posee todo lo que está anunciado en los comerciales del TV Cable o la
parabólica. Paradójicamente, los hijos de aquellos rebeldes que tildaban a sus padres de "capitalistas",
por las pocas comodidades que habían obtenido, son hoy los mayores consumistas del mundo.
Mientras aquellos, provenientes de familias numerosas, envidiaban a los hijos únicos a quienes sus
progenitores satisfacían sus caprichos y eran los primeros del barrio en tener bicicleta o patines, hoy
cada uno de sus dos o tres hijos son tratados como "únicos" y acumulan en su cuarto más aparatos
electrónicos que los que ellos mismos compraron para casarse.
Esta carrera consumista parece no tener límites. Cuando los tenis no han sido gastados, ya tienen el
siguiente par de moda. Lo mismo sucede con los juegos de video, no han terminado de gozarlos
cuando ya piden otro. Hoy un niño de siete años que espera tener un nintendo apenas sale al mercado.
Cada dos meses quiere un casete diferente, cuyo costo equivale prácticamente a la mitad del valor del
aparato. Y apenas los padres comienzan a resignarse sale uno nuevo, el supernintendo, que hace que
todos los casetes anteriores sean obsoletos y así se forma un círculo vicioso de consumo infinito. Esta
es una de las razones por las cuales las casas de video juegos comenzaron a alquilarlos, porque no
todos los padres están en capacidad de comprarlos y de esta manera el niño obtiene el juego mientras
pasa de moda.
Este fenómeno, desde luego, no es común a todos los niños colombianos. Se da básicamente en las
familias de clase media y media alta de las grandes ciudades. "En ese consumismo, los padres van a la
par. El cambio de marca de tenis en el niño está homologado con el cambio de carro del padre. La
generación de los 60 y 70 pasó de la protesta contra el sistema al consumismo, y sus hijos no pueden
ser distintos ", el doctor Roberto Chaskel, médico siquiatra y vicepresidente de la Sociedad
Colombiana Siquiatría.
Al parecer esos adultos solo conservan de sus épocas de juventud la onda ecológica, pero, como sus
padres, también quieren hacer plata. Ellos son "verdes", pero también tienen discos laser.
Cuidan su estado físico, pero quieren darse gusto en todo. "El mayor peligro de ese consumismo en los
niños radica en el elemento de su perficialidad anexo, es decir que las satisfacciones de tipo material
llenen tanto como que las de tipo intelectual desaparezcan", dice Chaskel.
Auque no pueden negarse el beneficio de las oportunidades que tienen los niños hoy, los especialistas
están, sin embargo, preocupados de que esta generación que cambia el tetero por el computador sea
una generación sin fantasía.
"La imaginación infantil puede estar siendo alterada por el temprano uso de los computadores y la
peligrosa tendencia a intelectualizar todas sus actividades. No es lo mismo pintar en una hoja en blanco
que en una pantalla de computador porque este crea ya unos límites para el juego que truncan la
creatividad".
SE ROMPIO LA BRECHA Aunque no ha corrido mucha agua bajo el puente desde la era cuando los
niños eran ocasionalmente vistos y casi nunca escuchados, la brecha generacional se ha acortado en
estas últimas décadas más que en los siglos anteriores. Y como lo describe una abuela asombrada
"entre padres e hijos hay hoy mucha familiaridad y muy poca distancia".
Incluso no es raro encontrar familias donde los hijos llaman a sus padres por su nombre y los términos
"papá" y "mamá" han desaparecido. "Estos niveles de intimidad, que sin duda contribuyen a una mejor
relación y a una mayor confianza, y de hecho han mejorado enormemente la comunicación familiar
señala el doctor Chaskel- puede hacer que se pierdan o confundan los límites de la autoridad y el
respeto".
Pero además de tener voz y voto en el ámbito familiar, muchos padres tratan de romper con la figura
autoritaria y lejana de su propio padre, toman a sus hijos como confidentes y no sólo reconocen ante
ellos sus fallas sino, además, les confiesan sus errores. "Un padre que confiesa a su hijo de 13 años una
aventura amorosa, por ejemplo, advirtiéndole: "la entenderás cuando seas mayor", más que
manifestarle su confianza pone al niño en una situación de conflicto porque el adolescente no está
preparado para sobre llevar esa carga emocional, que además lo coloca en un triángulo por la lealtad a
su madre". La verdad es que en aras del diálogo, cada vez más, los niños están siendo lanzados en
medio de conflictos de pareja de sus padres, teniendo muchas veces que actuar como mediadores.
Como dice un sicólogo, "hoy la mayor parte del tiempo los niños se comportan como adultos y los
adultos como niños". Lo que los expertos ven en estos comportamientos es que por no parecer
autoritarios muchos padres rehúyen su papel. "Quienes trabajamos en sicoterapia de familia
frecuentemente tenemos que hacerles caer en la cuenta de que más importante que ser amigo de su hijo
es ser el papá del niño. Un padre no puede, en su deseo de compartir las vivencias del hijo, rehuir su
tarea como guía", señala el doctor Chaskel.
ADULTOS EN MINIATURA Si dos décadas atrás el sexo era un tema que no se trataba entre padres e
hijos, hoy este tipo de conversación es frecuente no sólo como parte de una formación adecuada sino
porque el riesgo del sida, el peligro del abuso sexual, ha llevado a que a los niños se les abran los ojos
y que se tenga que tratar, mucho más allá de las antiguas lecciones de anatomía.
Pero también porque a través de los medios de comunicación los niños están muy expuestos a los
temas sexuales y estas nuevas generaciones están hablan o y tomando actitudes que hace unos años
eran prerrogativa de los mayores. Enviados desde el preescolar, no es raro que las fiestas infantiles
sean minitecas que terminan a la media noche y que las niñas asistan ataviadas con trajes que en otras
épocas eran diseñados para mujeres adultas.
Y también como adultos, muchos de ellos, hijos de padres trabajadores, son los responsables de hacer
las tareas escolares en las cuales no les pueden ayudar muchas veces porque los países ya no son los
mismos de hace 30 años y desconocer el moderno lenguaje de las matemáticas pero también se
preparan su propia comida en el horno microondas.
Y deben cuidarse a sí mismos, no sólo en sus casas si no en los frecuentes paseos de convivencia
cuando no parten a "vacaciones de verano", en otras latitudes, acumulando experiencias que los padres
vienen a conocer al regreso de los viajes.
NIÑOS, ¿SIN INFANCIA? Aunque sin duda con oportunidades, seguridad y responsabilidades serán
individuos más completos, también lo es el hecho de que al perder su efímera oportunidad de ser niños
puede tener repercusiones.
De hecho, los especialistas encuentran en esos pequeños pacientes con altos niveles de ansiedad y
problemas causados por la enorme presión que está siendo puesta en ellos antes de que esten, listos.
"Los siquiatras infantiles vemos hoy mucha más ansiedad, mucha más depresión y soledad que la que
vieron los especialistas hace 30 años. Y es preocupante porque vemos casos de niños en los cuales el
significado de la vida carece del elemento felicidad", dice Chaskel.
Hace 30 años la única reocupación infantil era el juego, ahora muchos pequeños parecen abrumados
por las responsabilidades y todo lo lúdico se ha perdido. "El niño necesita para su identidad sicológia,
mensajes muy claros de que él puede estar tranquilo porque hay unos adultos que lo van a cuidar",
señala el sicólogo René Soulier, especialista en adolescentes. "Una persona que no tiene la oportunidad
de pasar a través de los estadios le la infancia a su propio tiempo termina sintiendo que ha perdido
algo, y que, como adulto, lo buscará".
De otra parte, los niños que son educados para ser los mejores, que siempre son gratificados, que
gozan de grandes libertades y que no tienen límites o reglas, terminan presentando dificultades de
adaptación. "Se ven casos de niños que no tienen capacidad para aceptar la frustración inevitable del
proceso de socialización", dice Soulier.
Tal vez los niños de hoy no se rebelen contra sus padres en la forma que estos lo hicieron hace unas
décadas.
Pero la generación de los 60 cambió las reglas del juego de la relación filial y esto tendrá su natural
reacción. "Los padres de hoy rompieron con los esquemas tradicionales y crearon unos diferentes, con
todo lo valioso y lo complejo que eso tiene", dice Soulier. Y, por supuesto, pasará tiempo antes de
conocer los resultados que tendrá en los adultos del mañana haber pertenecido a la generación mimada
de hoy.

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