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Derecho romano

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El término «derecho romano» designa el ordenamiento jurídico que rigió a los ciudadanos de la
Antigua Roma, en un espectro histórico cuyo punto de partida se sitúa a la par de la fundación de
Roma (según la tradición, el 21 de abril de 753 a. C.) y que se extiende hasta mediados del siglo VI
d.C., época en la que tuvo lugar la labor compiladora del emperador Justiniano I, que desde el
Renacimiento se conoció con el nombre de Corpus Iuris Civilis. El Corpus es sin duda el texto legal
más influyente de la historia de la humanidad, pues es la base del derecho de gran cantidad de
países de todo del mundo.

El derecho romano se divide, a grandes rasgos, en derecho público y en derecho privado, igual que
el derecho contemporáneo. Asimismo, ramas del derecho actual, como el derecho penal, el
derecho tributario o el derecho administrativo, existieron en la Antigua Roma. Se puede dividir en
los siguientes períodos:

La monarquía, desde mediados del siglo VIII a.C. (fundación de Roma) hasta la expulsión de Roma
del rey Tarquinio el Soberbio el 509 a. C..

La República romana, desde el 509 a.C. En los años 451 y 450 a. C. se publica la Ley de las XII
Tablas, que constituyen la base del derecho romano republicano. En esta época, el Estado se basa
en el equilibrio de poderes: así, los magistrados son elegidos democráticamente por los hombres
libres en las asambleas populares, que además aprueban las leyes; los magistrados ejercitan las
funciones que les son asignadas, mientras que el Senado se encarga de dictar resoluciones,
llamadas senadoconsultos, que en la práctica tenían fuerza de ley. La crisis política que atraviesa
Roma en el siglo I a. C. finalmente termina con la degeneración total del sistema republicano, que
culmina con el otorgamiento, en la práctica, por el Senado del poder absoluto del Estado romano a
Octavio Augusto el 27 a. C..

El Principado, desde el 27 a. C. hasta mediados del siglo II. En esta época, el Estado era autoritario,
sometido a la auctoritas del emperador o Príncipe, de ahí su nombre. Algunos emperadores
célebres son: Augusto (27 a. C.-14 d. C.), Calígula (37-41), Nerón (54-68) o los hispanos Trajano
(98-117) y Adriano (117-138). Bajo estos últimos Roma alcanzó su máxima dimensión territorial: 5
millones de km².12, configurándose como una de las grandes potencias mundiales de la época.

El Dominado o Imperio absoluto, desde mediados del siglo II hasta el 476, año en el que
desaparece el Imperio Romano de Occidente. En esta época, el Emperador tiene el poder
absoluto. El Emperador es quien dicta las llamadas «constituciones imperiales» (no confundir con
las modernas Constituciones). En el 380, se produce la conversión del Imperio de la antigua
religión romana al cristianismo mediante el Edicto de Tesalónica, bajo el gobierno de Teodosio I el
Grande. Este emperador divide el Imperio Occidental y Oriental y lo cede a sus hijos Honorio y
Arcadio, respectivamente. Las invasiones germánicas llevan al declive y desaparición del Imperio
Occidental, que separa la Antigüedad Tardía de la Alta Edad Media.
Finalmente, el gobierno de Justiniano I (527-565) en el Imperio de Oriente, época en la que se
realiza la Compilación justinianea, cuya publicación data del 549 d. C. La obra esta compuesta por
el Código, el Digesto o Pandectas, las Instituciones y las Novelas. La Compilación es la base del
derecho romano y gracias a ella textos jurídicos de juristas romanos de gran técnica jurídica y valor
histórico han logrado ser conservados. Los textos del Corpus han sido trabajados por juristas
desde su publicación y hasta la actualidad. Con capital en Bizancio (luego Constantinopla y
actualmente Estambul), conquistó toda Italia, la costa del norte de África y el sudeste de Hispania.
Tras la muerte de Justiniano, paulatinamente el Estado pierde gran parte de esos territorios y se le
suele denominar con un término distinto: Imperio bizantino; pues el Imperio pasa a transformarse
en un Estado propiamente medieval.

En la actualidad, el derecho romano es objeto de estudio de una disciplina jurídica internacional, la


romanística, cuya sede son las facultades de derecho de todo el mundo. En virtud de este carácter
internacional, el derecho romano se cultiva en varios idiomas, principalmente italiano («lingua
franca» de la romanística), seguido por el alemán y el español. Hasta la mitad del siglo XX hubo
importantes contribuciones en francés, pero en la actualidad esta situación ha variado a la baja; el
inglés es un idioma de uso minoritario en el cultivo de la disciplina, aunque se acepta como idioma
científico en la mayoría de las publicaciones. El español se consolidó como idioma científico en
esta disciplina a partir de la segunda mitad del siglo XX, gracias a la altura científica que alcanzó la
romanística española, comandada por Álvaro d'Ors y continuada por sus discípulos.

La definición del derecho romano se comprende mejor si se construye a partir de la comprensión


de sus nociones fundamentales y de su sistema de fuentes. Sin embargo, éstas no permanecen
idénticas en el transcurso de la historia del derecho romano, sino que varían tanto en su número,
como en su valor dentro del sistema de fuentes mismo. Es este sistema el que provee de nociones
claves para entender lo que en Roma se entiende por derecho. Con todo, es posible adelantar que
la expresión ius es la que se utiliza para señalar al derecho. Esta expresión se opone a la de fas,
que designa a la voluntad divina. Esta clara delimitación entre derecho y religión es patente en
testimonios que datan desde el s. III a. C., pero ello no es válido para los primeros tiempos, como
se verá. A su vez, la expresión ius servirá para la identificación de diversas categorías del mismo,
tales como ius civile, ius naturale, ius honorarium, o ius gentium, por nombrar algunas de las más
relevantes.

Índice

1 Significado de la expresión «derecho romano»

2 Fuentes del derecho desde la fundación de Roma hasta las XII Tablas

2.1 Fuentes de conocimiento

2.1.1 Justinianeas

2.1.2 Extrajustinianeas
3 Antecedentes

4 Etapas en el derecho romano

5 Postclásico

6 Recepción del derecho romano en Europa

7 Influencia e importancia

8 Véase también

9 Enlaces externos

10 Referencias

11 Bibliografía

Significado de la expresión «derecho romano»

Corpus Iuris Civilis

Al usar la expresión «derecho romano» se pueden indicar diversas acepciones.

En un primer sentido esta expresión denota un hecho histórico pasado, es decir, el conjunto de
normas jurídicas que regían al pueblo romano desde su fundación hasta la caída del Imperio.

Un segundo sentido identifica el derecho romano con los libros en donde se contenía dicho orden
jurídico, es decir, el Corpus Iuris Civilis o cuerpo de derecho civil, recopilación de los libros jurídicos
romanos hecha en Constantinopla por orden del emperador bizantino Justiniano en el siglo VI d. C.

Por último, con esta expresión se puede designar también la tradición jurídica que ha sobrevivido
después de la caída del Imperio romano de occidente hasta nuestros días.

Fuentes del derecho desde la fundación de Roma hasta las XII Tablas

La primera de estas fuentes la constituyen las costumbres de los antepasados o mos maiorum. Se
trata de un derecho consuetudinario, que progresivamente se distingue de las normas morales y
religiosas, con las cuales comparte idéntico origen.

Fuentes de conocimiento

Justinianeas

Constituyen el Corpus iuris civilis. Con este nombre se conoce desde la Edad Media la obra
compilatoria llevada a cabo por el emperador Justiniano I. En la primera mitad del siglo VI d. C. se
adicionan, además, las constituciones imperiales de este emperador posterior a la compilación, las
que dan origen a una cuarta parte del Corpus Iuris Civilis, llamada Novellæ.
Las Instituciones, síntesis de preceptos y doctrinas en cuatro libros de reducida extensión. Escrita
para el estudio del derecho.

El Digesto, reunión de fragmentos de obras de treinta y cuatro grandes jurisconsultos romanos,


formando cincuenta libros. Es la parte más voluminosa del Corpus.

El Código, colección de rescriptos imperiales dictados por varios emperadores.

Las Novelas (de la expresión novellæ leges = nuevas leyes), constituciones promulgadas por
Justiniano después de publicar la compilación integrada por las tres partes anteriores.

Extrajustinianeas

a) Fragmentos de obras de juristas de la época clásica, conservados en general merced a las


refundiciones hechas en el periodo posclásico.

Las Instituciones de Gayo; manual elemental de este jurisconsulto de la época de Antonio Pío.

Fragmentos de la obra Sententiæ o Sententiarium libri V ad filium, atribuida a Paulo. Conocimiento


que, especialmente para el derecho penal, completa un manuscrito parcial de la obra adquirido y
publicado por la universidad de Leiden en 1954.

Los Tituli ex corpore Ulpiani, denominación que se suele dar a los fragmentos de una obra jurídica,
la identificación de cuyo autor es poco segura. Esta fuente es también conocida como Epitome
Ulpiani y como Regulæ Ulpiani.

La parte, muy escasa, de la obra Responsa, de Papiniano; descubierta en un pergamino hallado en


Egipto.

Un apéndice de Ars gramática, de Dositheus; consiste en trozos de una obra jurídica clásica,
utilizada para ejercicios.

Los Scholia Sinaītica, llamados así por haber sido descubiertos en un convento del monte SINAB.
Corresponde a un comentario griego sobre una obra del jurisconsulto Ulpiano.

b) Colección que contienen también constituciones imperiales.

Fragmenta Vaticana, restos de una colección privada de pasajes de juristas clásicos y leyes
imperiales, que debió hacerse en los últimos años del siglo IV y primeros del V, y fueron hallados
en un palimpsesto de la biblioteca del Vaticano. (2) La ley de las doce tablas no cumplió su
objetivo, pues se siguieron conservando privilegios para los patricios, y en consecuencia seguían
las grandes desigualdades con los plebeyos, se prohibía el matrimonio entre patricios y plebeyos,
las penas mantuvieron su dureza y los gentiles como jefes de la Gens y mantuvieron su hegemonía
y autoridad, pero los plebeyos tuvieron una aparente tranquilidad ya que la ley de las doce tablas
estatuía una igualdad en el orden civil y suponía de esta forma desaparece la arbitrariedad judicial.
3

Antecedentes
El nacimiento del derecho romano se debe entre otras causas a la división existente en la sociedad
romana entre patricios y plebeyos. No obstante, antes del año 451 a. C.-450 a. C., no se conoce la
existencia de un sistema unificado para la península, por lo cual es preciso remontarse a la Grecia
clásica, considerada la cuna de la civilización occidental, y en particular al llamado periodo ático o
del derecho griego ático, de donde se cree que se permearon algunas de las disposiciones que se
hallan presentes en la Ley de las XII Tablas.[cita requerida]

Las tradiciones legales romanas estaban en manos de los patricios y todos los asuntos
relacionados con lo que nosotros conocemos como derecho recaían sobre el Pontifex Maximus,
evidentemente patricio, conociéndose como derecho pontifical. Los plebeyos desconocían como
iban a ser juzgados exactamente y normalmente los patricios aplicaban la tradición pontifical
según convenía a sus intereses. Por ello, una de las reclamaciones plebeyas, a imagen de lo que
había ocurrido en las ciudades del arcaísmo griego, solicitaron la codificación de la tradición en
forma de leyes. Para ello, el Senado acordó enviar una comisión a Grecia para informarse sobre las
leyes de las ciudades, y después se decidió la abolición de las magistraturas patricias y del
tribunado de la plebe, entregando el poder a una comisión de decenviros, que debían codificar las
leyes romanas en un período de un año. Esta comisión elaboró X(10) tablas de leyes bastante
justas y, por tanto, favorables a los plebeyos, pero, al no estar terminado el trabajo, se nombró
una segunda comisión decenviral, mucho más conservadora, que elaboró las dos últimas tablas,
con leyes netamente antiplebeyas, que, por ejemplo, prohibían los matrimonios mixtos. Esta
comisión intentó perpetuarse en el poder, pero fue depuesta y el sistema de magistraturas
empezó a funcionar de nuevo. El resultado fue el primer cuerpo legal conocido y estructurado,
llamado Ley de las XII Tablas, del año 451 a. C., y que fueron expuestas públicamente en el Foro
Romano.

En el año 367 a. C., las Leges Liciniæ-Sextiæ culminaron el proceso de igualación entre patricios y
plebeyos, permitiendo el acceso progresivo de estos últimos a las magistraturas y sacerdocios,
aunque el primer Pontifex Maximus plebeyo tuvo que esperar más de un siglo.

La compilación legislativa se fue realizando de forma acumulativa a través de los Edictos del
Pretor. A partir de la Ley de las XII Tablas, los Pretores asumieron la función jurisdiccional, y para
poder tipificar nuevos casos emitían al inicio de su mandato un Edicto en el que indicaban que era
punible, en el que asumían como propios los edictos de pretores anteriores, y corregían o abolían
las disposiciones recibidas.

Al principio los pretores eran sólo dos, uno el Prætor Vrbanus se dedicaba a juzgar los asuntos en
los que participasen ciudadanos romanos, mientras que el otro, el Prætor Peregrinus, atendía los
casos en los que exclusivamente intervinieran no ciudadanos. Los casos tratados eran bastante
variados, pero la mayoría derivaban de asuntos comerciales. Así, las relaciones comerciales
obligaron a la creación del precedente del llamado derecho contractual, un derecho ultro citroque
obligatio (que obliga a ambas partes), a partir del cual nace el llamado Ius Gentium o derecho de
gentes.

El sistema legal romano fue complicándose cada vez más, ya que los Tribunos de la Plebe a través
de los Comitia Tributa elaboraban Plebiscitos sobre los más variados asuntos, políticos,
económicos, jurisdiccionales, mientras que el Senado, a través de las resoluciones llamadas
Senatus Consultum creaba jurisprudencia.

Con el advenimiento del Imperio, los emperadores asumieron la función de los Tribunos de la
Plebe con el ejercicio de la Tribunicia Potestas, lo que les permitió legislar a través de los Edictos y
Constituciones imperiales. Por su parte, los gobernadores provinciales poseían poderes
jurisdiccionales y podían emitir leyes propias para sus provincias, pero que podían ser recurridas
por los provinciales ante el Senado y/o el Emperador.

El resultado de todo este conjunto de disposiciones fue un enorme y farragoso aparato de leyes de
diferentes rangos, muchas veces contradictorias, lo que hizo necesaria la aparición de la figura de
los jurisconsultos (o Juristas), que trataban de simplificar el conjunto legal y formar doctrina
jurídica, que pudiera aplicarse también a los nuevos casos. Entre ellos destacan Ulpiano,
Papiniano, Modestino, Gayo y Paulo.

El primer intento de sistematizar totalmente el derecho se debe al emperador oriental Teodosio II,
sucesor de Arcadio. Bajo su patrocinio, se elaboró el Codex Theodosianus, que a su vez sirvió como
base para la creación de derecho en los nuevos reinos germánicos que sucedieron al Imperio
romano en occidente. Este código fue reconocido como fuente de derecho por el emperador
Honorio, tío de Teodosio II. El Breviarum Alarici o Lex Romana Visigothorum, elaborada por el rey
visigodo Alarico II, es un heredero directo del Codex Theodosianus.

Sin embargo, el número de disposiciones legales y de casos no contemplados por el Codex


Theodosianus era elevado, por lo que el emperador Justiniano patrocinó la recopilación de todas
las disposiciones en el Corpus Iuris Civilis, que consta de las Institutiones o principios generales de
derecho, del Digesto o colección de opiniones jurídicas de jurisconsultos heredadas del pasado
para la consulta de jueces y magistrados en la resolución de casos, del Codex Iustinianus o
recopilación de leyes en vigor desde tiempos Republicanos hasta la redacción del Corpus legal de
Justiniano, y las Novellæ, ya en griego, que recogen las leyes emitidas en Bizancio a partir de
Justiniano.

El monarca visigodo Recesvinto impulsó una nueva compilación que substituyese al Breviario de
Alarico, dando lugar al Liber Iudiciorum que en los siguientes reinados fue recibiendo añadidos.
Esta compilación fue recuperada a partir del siglo IX por el Reino de León y se convirtió en la base
del derecho hispánico hasta las Siete Partidas de Alfonso X El Sabio.

El derecho privado en Roma nace, gracia al pensamiento político y religioso de la época, al igual
que el derecho privado, 3d.

Etapas en el derecho romano

1. Derecho antiguo o quiritario del 753 a. C al 450 a. C.

Se extiende a lo largo de la Monarquía y principios de la República.

2. Derecho preclásico del 450 a. C al 130 a. C.

Se extiende hasta bien entrada la República.

Se inicia con la publicación de la Ley de las XII Tablas (451 - 450 a. C).

3. Derecho clásico del 130 a. C al 230 d. C.

Se extiende desde finales de la República hasta finales del Principado.

4. Derecho postclásico del 230 d. C al 527 d. C.

Se extiende a lo largo del Dominado.

Fuerte influencia del cristianismo.

5. Derecho justinianeo del 527 d. C al 565 d. C.

Se extiende en el Imperio de Oriente y coincide con el gobierno del Emperador Justiniano.

Importante trabajo recopilatorio realizado por Justiniano con repercusión hasta la fecha de hoy.

Postclásico

Se denomina «derecho romano postclásico» al período de la historia del derecho romano que
comprende desde la primera mitad del siglo III hasta la recopilación ordenada por Justiniano, que
coincide con el periodo político romano del Dominado o Bajo Imperio (ascensión al poder de
Diocleciano en 284 d. C., hasta la muerte de Justiniano en 565).
Recepción del derecho romano en Europa

Bartolo de Sassoferrato

El derecho romano se difundió a consecuencia de la enseñanza universitaria que comenzó en


Bolonia en el siglo XII, y más concretamente gracias a la labor desempeñada por el gramático y
jurista Irnerio, cuyo método consistente en hacer breves aclaraciones textuales o glosas y
distinciones terminológicas, fue con posterioridad desarrollado de modo progresivo por los
denominados Glosadores, entre los que destacan Azón (profesor en Bolonia entre 1190 y 1229) y
Acursio (compilador de las glosas de los predecesores en una Glossa ordinaria). Sin embargo, no
fue hasta la aparición de Bartolo de Sassoferrato (discípulo de Cino da Pistoia y considerado por
muchos romanistas como uno de los más influyentes juristas de todos los tiempos) en el siglo XIV,
cuando el derecho romano alcanzó un gran prestigio. Bártolo, que a pesar de su corta vida dejó
una amplia obra basada en comentarios, tratados monográficos y dictámenes, fue el mayor
artífice e impulsor del derecho romano común, que junto con el derecho canónico originó el
utrumque ius, que representa el fundamento de la cultura jurídica europea.

A partir del siglo XIV, Inglaterra presentó una tradición jurídica característica, diferente a la de la
romanística en Europa, aunque se asemejaba en mayor medida al modo operativo de los juristas
romanos y al desinterés por las pruebas judiciales. La recepción europea del derecho común
revistió cierta importancia, aunque fue algo tardía, en Alemania, donde fue objeto de una
elaboración científica que recibe el nombre de derecho de Pandectas.

El Renacimiento trajo consigo la desacreditación del método empleado por Bartolo, consistente en
el aprovechamiento de los textos del Corpus Iuris como argumentos de autoridad. Pero frente a
esta concepción metodológica (el denominado mos Italicus), se contrapuso una nueva de tintes
eruditos, que trataba de usar los textos del Corpus Iuris como fuentes de conocimiento para la
reconstrucción de la historia jurídica romana, dentro del marco de otras fuentes, como pueden ser
las literarias o las arqueológicas (mos Gallicus).

Influencia e importancia

El derecho romano se considera un excelente medio de educación jurídica. Los grandes


jurisconsultos romanos, principalmente de la época clásica (entre el 130 a. C. y el 230 d. C.)
brillaron por su capacidad creadora de nuevas instituciones, con su plasmado pragmático sobre el
edicto pretorio, buscando siempre la consecución del ideal de justicia procedente de la filosofía
griega del suum cuique tribuere (dar a cada uno lo suyo). Leibniz los comparaba con los
matemáticos que aplicaban sus principios como fórmulas algebraicas. Asimismo, el derecho
romano es indispensable para comprender la historia y literatura romanas, ya que los ciudadanos
romanos estaban iniciados para la práctica del derecho y tenían una inclinación natural hacia su
estudio.
El derecho romano es la base e inspiración del derecho civil y comercial en muchos países:

La Common law estaba originalmente basada en el derecho romano, antes de convertirse en una
tradición en sí misma en Inglaterra, de donde se expandió hacia el Reino Unido (con excepción de
Escocia), los Estados Unidos y gran parte de las antiguas colonias británicas.

En contraste, los llamados sistemas de derecho continental se encuentran basados más


directamente en el derecho romano; el sistema legal de la mayoría de los países en la Europa
continental y Sudamérica caen en esta categoría, a menudo a través del Código Napoleónico. Estos
son generalmente llamados sistemas latinos.

El derecho privado de nuestro tiempo tiene su antecedente remoto en este derecho, donde se
originaron casi todas las instituciones existentes en la actualidad. En Occidente, la estructura del
derecho civil todavía responde a directivas y criterios del derecho romano, con mayor intensidad
en los relacionados con la regulación de los derechos patrimoniales, en especial las obligaciones.
Son, asimismo, como subraya Antonio Fernández de Buján, múltiples y variadas las enseñanzas
que depara el estudio de los principios y normas constitucionales, administrativas, fiscales,
penales e internacionales en el ámbito del derecho Público, ius publicum, romano.

No sucede lo mismo con el derecho de familia, donde la influencia romana es mucho menor,
siendo reemplazada por algunas valoraciones indicadas por la Iglesia Católica. También posee poca
influencia en las ramas del derecho privado como el derecho comercial, y prácticamente no influye
en el derecho penal ni en las demás ramas del derecho público.

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