Cultura y literatura

Antonio Gramsci

Traducción de Jordi Solé-Tura

Ediciones Península

Barcelona, 1968

Citas

“[Gramsci] <¿… Es preferible “pensar” sin tener conciencia crítica de ello, de modo
disgregado y ocasional, es decir, “participar” en una concepción de mundo “impuesta”
mecánicamente por el ambiente externo, o sea, por uno de tantos grupos sociales en que
cada uno de nosotros se encuentra inserto automáticamente desde su entrada en el mundo
consciente (…) o bien elaborar la propia concepción de mundo, consciente y críticamente
y, en conexión con esta actividad mental, elegir la propia esfera de actividad, participar
activamente en la producción de la historia del mundo, ser guía de uno mismo y no aceptar
pasiva y servilmente que nuestra personalidad sea moldeada desde fuera?>” (5)

“Antonio Gramsci nació en Ales (Cerdeña) el 22 de enero de 1891” (5)

“En 1898 la familia Gramsci se había trasladado a Ghilarza, donde Antonio terminó la
escuela elemental” (6)

“En otoño de 1911, terminados los estudios secundarios, ganó una pequeña beca y se
trasladó a Turín, donde ingresó a la facultad de Letras. Bajo la influencia de hombres
como los profesores Cosmo y Bartoli se inclinó pronto hacia los estudios de lingüística.
Pero Turín, la ciudad, pesaba más que la Universidad. Era, en aquel entonces, el centro
industrial más avanzado de Italia, la mayor concentración capitalista y obrera. Las luchas
políticas, sociales e ideológicas adquirían en ella una intensidad y una transparencia
máximas” (6)
“Terminó tomando una decisión clara: abandono los estudios y se dedicó al periodismo
político” (7)

“Junto con sus amigos turineses, el grupo de universitarios que más tarde recibieron el
nombre de <ordinovistas> -Tasca, Togliatti, Terracini, etc.-. Gramsci se convirtió en el
teórico, el animador del movimiento de los Consejos de Fábrica” (8)

“Gramsci se interesó profundamente por el movimiento de la <cultura proletaria>” (8)

“Italia atravesaba una profunda crisis. La I Guerra Mundial había sido la primera prueba
seria para el Estado italiano y para la unidad del país, tan precaria todavía. La guerra
había arruinado las finanzas públicas y provocado la inflación. La pequeña burguesía, las
profesiones liberales, los pequeños proletarios sintieron pronto las consecuencias. Al
mismo tiempo, la guerra había enriquecido a otros grupos” (8-9)

“Mientras tanto, el proletariado industrial había crecido enormemente, luchaba contra las
consecuencias de la inflación y exigia un mejoramiento de sus condiciones de vida. Las
huelgas se multiplicaban y en 1920 los obreros procedían a la ocupación de las fábricas”
(9)

“La crisis era total. Se requería pues una solución radical. Pero las fuerzas populares que
podían imponerla se movían bajo la dirección de organizaciones reformistas: la actividad
obrera y socialista hería, irritaba a la clase dominante, pero no la atacaba en sus
fundamentos” (9)

“La burguesía italiana dejó de confiar en el viejo aparato estatal encarnado por Giolitti y
se lanzó en brazos de los grupos fascistas mussolinianos. Bastó con una <marcha sobre
Roma> más o menos fantasmagórica para que el rey llamase a Mussolini al poder” (9)

“En mayo de 1922, fatigado y enfermo, Gramsci partió hacia Rusia. Pasó más de un año
en dicho país y se casó con una joven rusa, Giulia Schucht, que había pasado muchos años
en Italia, emigrada con su familia. A finales de 1923 se trasladó a Viena y en mayo de
1924, después de haber sido elegido diputado en las elecciones del 6 de abril del mismo
año, regresó a Italia Protegido por la inmunidad parlamentaria. En junio estalla la crisis
Matteotti –el diputado socialista asesinado por los facistas- y los diputados de la oposición
se retiraban al Aventino. El fascismo se endurecía” (10)

“el 8 de noviembre, a las 22:30, fue detenido. Tenía treinta y cinco años. Ya nunca más
recobraría la libertad (10)

“Su estado era tan grave que a finales de 1933 el gobierno concedió su traslado a la
clínica-cárcel de Fornia” (11)

“Su estado era deseperado: enfermedad de Pott, tuberculosis pulmonar, hipertensión a

200, angina de pecho, crisis de gota. El fin parecía inminente. Pero resistió más de lo
previsible y el 27 de abril de 1937 una hemorragia cerebral se lo llevaba definitivamente;
hacía solo seis días que había cumplido su condena” (11)