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Breve historia de Revista Lugones

Esta revista comenzó a finales de 2010. A principios de ese mismo año, otro
proyecto (menos ambicioso, pero harto más original) comenzó y concluyó al
poco tiempo, dejando el vacío que Lugones vino a llenar. Se trataba de la revista
mural Páginas en Blanco, cofundada junto a Eber Retamar. De edición quincenal,
constaba de una sola página (el índice ofrecía la sección “Todo” y, tras una línea
punteada, la indicación “Página 1”). Compuesta de cuatro páginas A4, o dos
A3, formaba un cartel, que luego salíamos a pegar –balde de engrudo y cepillo
en mano-, a altas horas de la noche, generalmente evitando los fines de sema-
nas, por las calles principales de Hurlingham.
La idea fue plagiada de los muchachos de Prisma. Hacia 1921, un grupo de
jóvenes poetas de vanguardia (entre los que se contaban Enrique González La-
nuza, Oliverio Girondo y Jorge Luis Borges) fundó la primera revista mural del
país.
La publicación de Páginas en blanco duró tres números. Un consuelo leve:
Prisma duró dos.
Cuando un proyecto colectivo muere, rara vez sus integrantes se enteran a
tiempo; las cosas se van debilitando sin que lo notemos; el proyecto ha muerto,
y no nos enteramos hasta mucho después. Quizá por eso fue recién en octubre
de 2010 que el primer número de Lugones fue publicado. A diferencia de Pági-
nas, este proyecto había sido encarado en soledad. Al menos al principio (debe
mencionarse la ayuda de Garpar Casoy y Eber Retamar para la impresión de
números posteriores), la elección de textos, la redacción de notas editoriales, las
traducciones, la edición y corrección, fueron realizadas por la misma mano tor-
pe y desocupada. Tanto Páginas en Blanco como Lugones fueron proyectos lleva-
dos a cabo en el desempleo; es decir, con poquísimos fondos, con muchos sacri-
ficios y con mucho tiempo para trabajar. El resultado fue esperable: no nos leyó
nadie, pero los números eran cada vez mejores y sus páginas cobijaban textos
de valor.

1
Un detalle: ya existió, en los sesenta, en la ciudad de Córdoba, una revista
llamada Lugones. No nos desvelamos; la nuestra es Revista Lugones, y ya.
La publicación fue en papel y digitalizada. La versión física era repartida
por bibliotecas públicas y centros culturales de Hurlingham y, aproximadamen-
te a partir del tercer número, de Capital (debemos a Gaspar Casoy ese alcance).
Duró hasta el séptimo número (su aniversario), de noviembre de 2011. La tirada
mayormente tuvo una regularidad bimensual.
Último manotazo de ahogado: incluimos aquí el octavo número, inédito,
que muy tarde (mayo de 2012) quiso compensar con algunas páginas más la
demora, la ausencia, el abandono.

Hurlingham, enero de 2014


Nicolás Ricci

2
De lejos, el primer número de Páginas en Blanco, enero de 2010.

Segundo número de Prisma, 1922.

3
Lugones
Octubre de 2010 Revista Literaria.- Número 1

Advertencia
Usted tiene en sus manos una revista literaria; es decir, una revista
de literatura. Y “¿qué es la literatura?”, preguntará el atinado lector. Mu-
chos, con mayor o menor fortuna, han planteado ya la cuestión. Bástenos
decir esto: la literatura está en los detalles. No en los delirios calculados
del Ulysses, ni en los mecánicos argumentos de Conan Doyle, ni en los
épicos muros de Troya, ni en las nítidas pesadillas de Kafka, ni en las lar-
gas caminatas de Dante, ni en la estudiada venganza de Emma Zunz. La
literatura no está en los arduos recuerdos de Proust, sino en cada línea de
Proust, en cada frase, en sus cuidadas descripciones, en su prosa cargadí-
sima. No está en la concurrida agonía de Alonso Quijano, sino en las pa-
labras con que Cervantes narra esa agonía.
La literatura busca la belleza. Estas páginas, también.
Escribimos desde lejos, en la más estricta de las soledades. Tras el
dolor de un desengaño, tras el paso de la muerte, tras la visión de la Dio-
sa, escribimos. Y lo hacemos con la triste sensación de vacuidad del litera-
to, del hombre de letras que sabe que vive entre letras. Después de haber-
nos vaciado de nosotros mismos (el símil de Pavese: como un fusil dispara-
do, que aún se sacude y humea), miramos la página acribillada y pensamos
“¿Le gustará a Fulano?”.
Es una tarea dura cambiar el mundo con las letras.
No le faltan a esta edición textos indiscutiblemente grandes: Borges,
Petronio, Chesterton, Bloy… Leopoldo Lugones. No hay ninguna razón
para que usted no lea esta revista. En cuanto a los autores noveles, mu-
chos de ellos albergan auténticas felicidades.

Nicolás Ricci

1
Índice:
Advertencia................................................................................................. 1
Microrrelatos, Gaspar Ariel Casoy ......................................................... 2
Versos del soldado atroz, Eass Laperdian ............................................. 3
Aforismos, Juan Chomnalez ................................................................... 4
Despertar en el parque, Eber Retamar .................................................... 4
Curiosidad literaria .................................................................................. 5
Sobre I, Corintios, 13, 12, Leon Bloy....................................................... 8
El ocaso, Nicolás Ricci .............................................................................. 8
La función del poeta, G. K. Chesterton................................................... 9
El joven poeta, un promedio, Pedro Monroy......................................... 10
Un creyente, George Loring Frost............................................................ 10
Palabradurías, Eriatarka .......................................................................... 11
El lobo, Petronio ........................................................................................ 11
Dos sonetos: Leopoldo Lugones ............................................................. 12
Sin título, Ianthym .................................................................................... 12

MICRORRELATOS
2
Estando por terminar el verano, una hoja caída mostraba por partes,
del centro a las puntas, cómo el verde perdía pigmentos azules hasta
quedar amarillo y el amarillo perdía humedad hasta quedar marrón,
como si el otoño ensayara en una paleta sus colores definitivos.

29
Se buscaban, se veían y no se tocaban, como si fueran alfiles que van
por diagonales de distinto color en un tablero en el que las casillas oscu-
ras no fueron pintadas.

40
Durante unos días de calor, una moneda cayó por descuido y per-
maneció en la calle. Entonces el calor la dejó pegada, algo hundida en el
asfalto, y cada vez que algún transeúnte casual la descubría y se incli-
naba para levantarla, desistía enseguida, la moneda no se podía despe-
gar; y ya nadie imagina en qué se hubiera gastado.

2
61
Soñaba que Cecilia era una de sus hermanas, y entonces podía querer-
la como a una entre ellas, porque Cecilia le había dicho que quería ser su
amiga cuando lo rechazó, y después él no le habló más; entonces sentía
que así culminaba su amor por Cecilia, y se sentía aliviado. Pero termi-
nándose el sueño se daba cuenta de que Cecilia no era su hermana, y
volvía a sufrir por ella. Pero al despertar se olvidó de esa última parte del
sueño, y sólo se acordaba de haber soñado que Cecilia era su hermana.

64
Lo volvió a ver, después de veinte años, con los mismos tics de pen-
samiento de su adolescencia; con sus promesas de pensamiento converti-
das en tics. Sin haber avanzado nada sobre los lugares comunes de su
supuesta intelectualidad, y con la mandíbula más rígida cuando sonreía
autocomplaciente después de repetir alguna de las fórmulas que conside-
raba sus grandes hallazgos.

GASPAR ARIEL CASOY


Aforismos y microrrelatos (2009)

VERSOS DEL SOLDADO ATROZ

Heme aquí, oscuro laberinto de


reglamentaria tosquedad
Insecto y espanto defensor de la ira
Atroz y repugnante soldado
Hosco ser de tinieblas
Jarra y libros de destrucción y dolor
Pan hacia ensartar tu vientre,
Materno o burgués, hijo y cruz de las almas
Y desgarrar tu frágil cuerpo de imborrable paz
Sed de idioteces, veo.

EASS LAPERDIAN
Ojo de buey (1996)

3
AFORISMOS
Cuando decidís plantar una semilla, estás colaborando con el equi-
librio del universo. Cuando decidís matar una hormiga, también.

Más peligroso que acelerar, es la inercia.

Lo que en la claridad parece, en la oscuridad desaparece y lo que
realmente es, aparece.

Todo lo que te interesa está por ahí, en el mundo; y vos, en tu casa.

JUAN CHOMNALEZ

DESPERTAR EN EL PARQUE
Comprendió que no valía la pena y se volvió a sentar en el mismo
banco del que se acababa de incorporar, la miró alejarse hasta que le
resultó imposible identificar su figura en la multitud. Se propuso no
llorar durante algunos minutos más. Sostuvo en su mano izquierda un
arma imaginaria, y se disparó dos veces en la sien, lo que le produjo
gracia, y comenzó a llorar.
Recordó, lo que creía, fue la primera vez que lloró, recordó los bra-
zos de su madre rodeando su torso y equívocamente abrió los ojos
para verla mejor.
Volvió su mirada a la multitud, y no la encontró regresando como
esperaba, durante unos minutos jugó a descubrir su escondite, y se
imaginó a sí mismo observado desde distintos puntos del parque.
Advirtió una mancha en su placa y la limpió, luego despertó, corrió a
la cocina y abrazó a su madre con fuerza.

EBER RETAMAR

4
CURIOSIDAD LITERARIA

Noticia preliminar

A continuación, dos poemas de Borges.


El poema “Las calles” es el primero de su primer libro, Fervor de
Buenos Aires, de 1923. Ha sido beneficiado, como todos los otros poe-
mas de la década de 1920, con correcciones escrupulosas. La versión
que se ofrece aquí fue extraída de una reedición de 1969, en cuyo
prólogo se lee: «He mitigado sus excesos barrocos, he limado asperezas, he
tachado sensiblerías y vaguedades». Sin embargo, algo hay en los versos
de “Las calles” a lo que Borges decidió no resignarse: el poema no
aparece en ediciones posteriores. En la edición definitiva de su Obra
Poética, el primer poema es “La Recoleta”.
El poema en prosa “Los conjurados” es el último poema de su úl-
timo libro, de igual nombre, publicado en 1985, un año antes de su
muerte.
Sesenta y dos años transcurrieron en Borges, entre uno y otro. Se-
senta y dos años, mejorando, cambiando de opiniones, creando al
Borges que amamos. El lector perspicaz podrá advertir una simetría
entre ambos textos: hacia el final, el uso del ojalá, cerrando con inten-
ciones similares.
Considérese la curiosidad, no la selección prudente de los textos.
Los mejores versos de Borges (versos perfectos e inmortales) no son
libres. Aunque estos son muy felices, prometemos otras curiosidades
con un agrado inclusive mayor.
Sabemos de un poema de 1919 llamado “Himno del mar” que
fue publicado en la revista española Grecia, durante su estadía en
Sevilla. No contando con el poema íntegro, nos limitamos a los tex-
tos publicados en libro.

5
LAS CALLES

Las calles de Buenos Aires


ya son mi entraña.
No las ávidas calles,
incómodas de turba y ajetreo,
sino las calles desganadas del barrio,
casi invisibles de habituales,
enternecidas de penumbra y de ocaso
y aquellas más afuera
ajenas de árboles piadosos
donde austeras casitas apenas se aventuran,
abrumadas por inmortales distancias,
a perderse en la honda visión
de cielo y llanura.
Son para el solitario una promesa
porque millares de almas singulares las pueblan,
únicas ante Dios y en el tiempo
y sin duda preciosas.
Hacia el Oeste, el Norte y el Sur
se han desplegado -y son también la patria- las calles;
ojalá en los versos que trazo
estén esas banderas.

JORGE LUIS BORGES


Fervor de Buenos Aires (1923)

6
LOS CONJURADOS

En el centro de Europa están conspirando.


El hecho data de 1291.
Se trata de hombres de diversas estirpes, que profesan
diversas religiones y que hablan en diversos idio-
mas.
Han tomado la extraña resolución de ser razonables.
Han resuelto olvidar sus diferencias y acentuar sus afini-
dades.
Fueron soldados de la Confederación y después merce-
narios, porque eran pobres y tenían el hábito de la
guerra y no ignoraban que todas las empresas del
hombre son igualmente vanas.
Fueron Winkelried, que se clava en el pecho las lanzas
enemigas para que sus camaradas avancen.
Son un cirujano, un pastor o un procurador, pero tam-
bién son Paracelso y Amiel y Jung y Paul Klee.
En el centro de Europa, en las tierras altas de Europa,
crece una torre de razón y de firme fe.
Los cantones ahora son veintidós
El de Ginebra, el último, es una de mis patrias.
Mañana serán todo el planeta.
Acaso lo que digo no es verdadero; ojalá sea profético.
JORGE LUIS BORGES
Los conjurados (1985)

7
Sobre I, Corintios, 13, 12
Per speculum in aenigmate, dice San Pablo. Vemos todas las cosas al
revés. Cuando creemos dar, recibimos, etcétera. Entonces (me dice
una querida alma angustiada) nosotros estamos en el cielo y Dios
sufre en la tierra.
LEON BLOY

EL OCASO

Los pasos de los dos en los jardines,


la acompañada paz de un desdichado
y un verso de Lugones pronunciado
por tu inocente voz en los confines

de una tarde perdida. Lentamente,


allí donde tus ojos descansaban,
allí donde las nubes transitaban,
la luna se asomaba, indiferente.

Que el mundo amargamente te dolía,


en tono confidente me dijiste.
Fue el lento anochecer de un día triste
lo que me hizo saber que te quería.

Deseé ofrecerte un poco de mi pena,


tal vez acompañarte en tu lamento.
Pero no hallé valor para el momento
y desde entonces te he sentido ajena.

NICOLÁS RICCI
Rosas de trapo (2010)
LA FUNCIÓN DEL POETA
La grandeza de Homero consiste en el hecho de que logró que los
hombres sientan, lo que ya estaban bastante preparados para pensar,
que la vida es un extraño misterio en el que un héroe podía equivocarse
y otro héroe podía caer. El poeta hace que los hombres adviertan cuán
grandes son las grandes emociones que ellos, en menor medida, ya han
experimentado. Todo hombre que haya intentado mantener vigente
algo bueno, así sea un pequeño club o periódico o protesta política, toca
las profundidades de su alma al escuchar esa recurrente línea, que sólo
puede ser pronunciada débilmente: «Porque verdaderamente sé en mi
corazón y mi alma que Troya caerá». Todo hombre que evoca tiempos
viejos, para sí y para otros, y advierte los cambios que corrompen algo
en nuestro interior que es inalterable, comprende mejor la inmensidad
de su propio carácter en el sonido de las palabras griegas, que signifi-
can: «Porque, según hemos oído, tú también, anciano, fuiste alguna vez
feliz».
Esas palabras son poesía, y, por lo tanto, nunca han sido traduci-
das. Pero quizá haya gente para quienes hasta las palabras de Shakes-
peare necesitan traducción. De todos modos, lo que un hombre apren-
de de Romeo y Julieta no es una nueva teoría del sexo; es el misterio de
algo mucho más que lo que los sensualistas llaman sexo, y que los ca-
nallas llaman atracción sexual. Lo que aprende de Romeo y Julieta no es
llamar al primer amor “calf-love”; ni llamar “fleeting love” al coqueteo;
sino que comprende que estas cosas, que mucha gente vulgar ha vulga-
rizado, no son vulgares. El gran poeta existe para demostrarle al hom-
bre pequeño cuán grande es. Un hombre no aprende de Hamlet un
nuevo método de psicoanálisis, ni el tratamiento apropiado para luná-
ticos. Lo que aprende es a no despreciar el alma por pequeña; incluso
cuando críticos más bien femeninos dicen que la voluntad es débil.
¡Como si la voluntad fuera lo suficientemente fuerte para las tareas que
confronta en este mundo! El gran poeta es el único lo suficientemente
fuerte como para medir esa quebrantada fuerza que llamamos la debi-
lidad del hombre.
G. K. CHESTERTON
Chaucer (1932)
9
EL JOVEN POETA,
UN PROMEDIO
Es grandilocuente. Dice cosas pequeñas, de un modo pequeño,
con palabras grandes.
Desdeña los metros clásicos, la rima, los epítetos, la corrección de
los textos, la belleza. Carece de toda sensibilidad por las palabras.
Es adolescente. Y esa trágica condición no se deja conmover por
la edad.
Odia a Sarmiento. No ha leído el Facundo.
Es un discípulo de Joyce. Jamás leyó el Ulises.
Va por el mundo con un injustificado aire de superioridad. Aca-
so cree haber inventado el surrealismo.
Jamás ha descendido al Purgatorio.
No reconoció el anterior endecasílabo.
Si alguna vez se preguntó qué era la poesía, se encogió de hom-
bros y siguió.
Confunde la sordidez con la intensidad, ya en una escena, ya en
una palabra.
Se enorgullece de saber que Sócrates no escribió.
Ha ensayado versos en inglés.
Está íntimamente convencido de que su desprecio por el fútbol
es la confirmación inapelable de su destino poético.
De Quincey, para él, es un sonido.
PEDRO MONROY
La decadencia del verso (1985)
UN CREYENTE
Al caer de la tarde, dos desconocidos se encuentran en los oscuros co-
rredores de una galería de cuadros. Con un ligero escalofrío, uno de ellos
dijo: —Este lugar es siniestro. ¿Usted cree en fantasmas? —Yo no —
respondió el otro—. ¿Y usted? —Yo sí —dijo el primero y desapareció.

GEORGE LORING FROST


Memorabilia (1923)
10
Palabradurías
éste es un regalo que tiene precio, cretina realidad que miente tan bien
uno acepta sabiendo que va a perder. cretinos los hombres resignados a creer.
 
los ojos que ven tanto como dicen más se yo por ausente
siempre encuentran por qué callar. que vos por insistente.
 
mas una costilla no es la causa lo inusual,
de tanto delirio contemporáneo. es la catarsis de mi cotidianeidad.

ERIATARKA
EL LOBO

Logré que uno de mis compañeros de hostería —un soldado más valiente
que Plutón— me acompañara. Al primer canto del gallo, emprendimos la mar-
cha; brillaba la luna como el sol a mediodía. Llegamos a unas tumbas. Mi hombre
se para; empieza a conjurar astros; yo me siento y me pongo a contar las colum-
nas y a canturrear. Al rato me vuelvo hacia mi compañero y lo veo desnudarse y
dejar la ropa al borde del camino. De miedo se me abrieron las carnes; me quedé
como muerto: Lo vi orinar alrededor de su ropa y convertirse en lobo.
Lobo, rompió a dar aullidos y huyó al bosque.
Fui a recoger su ropa y vi que se había transformado en piedra.
Desenvainé la espada y temblando llegué a casa. Melisa se extrañó de ver-
me llegar a tales horas. "Si hubieras llegado un poco antes", me dijo, "hubieras
podido ayudarnos: Un lobo ha penetrado en el redil y ha matado las ovejas; fue
una verdadera carnicería; logró escapar, pero uno de los esclavos le atravesó el
pescuezo con la lanza."
Al día siguiente volví por el camino de las tumbas. En lugar de la ropa pe-
trificada había una mancha de sangre.
Entré en la hostería; el soldado estaba tendido en un lecho. Sangraba como
un buey; un médico estaba curándole el cuello.

PETRONIO
Satiricón, cap. LXII (siglo I)

11
Dos sonetos de Lugones
ALMA VENTUROSA EL ÉXTASIS

Al promediar la tarde de aquel día, Dormía la arboleda; las ventanas


cuando iba mi habitual adiós a darte, llenábanse de luz como pupilas;
fue una vaga congoja de dejarte las sendas grises se tornaban lilas;
lo que me hizo saber que te quería. cuajábanse la luz en densas granas.

Tu alma, sin comprenderlo, ya sabía... La estrella que conoce por hermanas


con tu rubor me iluminó al hablarte, desde el cielo tus lágrimas tranquilas,
y al separarnos te pusiste aparte brotó, evocando al son de las esquilas,
del grupo, amedrentada todavía. el rústico Belén de las aldeanas.

Fue silencio y temblor nuestra sorpresa, Mientras en las espumas del torrente
mas ya la plenitud de la promesa deshojaba tu amor sus primaveras
nos infundía un júbilo tan blando, de muselina, relevó el ambiente

que nuestros labios suspiraron quedos... la armoniosa amplitud de tus caderas,


y tu alma estremecíase en tus dedos y una vaca mugió sonoramente
como si se estuviera deshojando. allá, por las sonámbulas praderas.

LEOPOLDO LUGONES
Los crepúsculos del jardín (1905)

días como hoy La revista Lugones BUSCA con


en los que sos desesperación narradores. Cual-
como un imán
partido en dos
quier comentario o colaboración,
aquí:
corres a los pies
de la humanidad
esperando encontrar revistalugones@gmail.com
quien te rearme
días como hoy Colaboradores:
dibujas infiernos con los ojos Gaspar Ariel Casoy, Eber
y los derramas sobre la gente Retamar, Eass Laperdian,
y yo, sentada aquí Eriatarka, Ianthym, Juan
no encuentro forma Chomnalez, Pedro Mon-
ni modo alguno roy, Nicolás Ricci.
de despertarte.
A Dante Alejandro Ricci
IANTHYM INCIPIT VITA NOVA
12
Lugones
Noviembre de 2010 Revista Literaria.— Número 2

Prólogo

No debe confundirse la posibilidad de un código general y


permanente, con la posibilidad de leyes. Tal vez la Poética y
la Retórica de Aristóteles no sean posibles; pero las leyes exis-
ten; escribir es, continuamente, descubrirlas o fracasar.
Adolfo Bioy Casares

Hace algunos años (y aún quedan vestigios de esas épocas), los responsa-
bles de publicaciones como ésta escribían manifiestos. Largos, a veces ilegi-
bles textos donde presentaban sus intenciones y principios. Hostiles por re-
gla, también buscaban enemigos. Frecuentemente, a lo largo de siglos de “vi-
da cultural”, hubo artistas que se declaraban enemigos de los grandes para
contagiarse algo de su grandeza. El mecanismo se basaba en que, en la mente
del público, la imagen de los manifestantes subiera a la altura de sus enemi-
gos.
Todas las vanguardias sucumbieron al uso del manifiesto. Surrealistas,
cubistas, dadaístas, ultraístas, Florida y Boedo…
He aquí el problema de los manifiestos: pretenden adoctrinar. Nosotros
no queremos más que insinuar hacia dónde sentimos que la literatura ha de
conseguir mayores felicidades. Podemos indicarlo con una mirada cómplice o
con un epíteto oportuno; las señales están ahí, en los textos. Yo quisiera seña-
lar los Aforismos de Casoy, aquí publicados. En ellos hay indicios de lo que
hablo. El nombre de esta revista (que no es Bukowski, que no es Tzara) tampo-
co es inocente de señales.
He resistido la tentación (que me entregaría para siempre a las tinieblas
del ingenio insuficiente) de titular este prólogo Manifiesto anti-manifiestos.

Nicolás Ricci
Índice:
Prólogo ................................................................................................... 1
Estatura de los personajes, Ernesto Sabato ...................................... 2
Aforismos, Gaspar Ariel Casoy .......................................................... 3
Magos, Alejandro Dolina..................................................................... 5
Curiosidad literaria ............................................................................. 6
El buitre, Franz Kafka .......................................................................... 8
El cometa inferior, Diego Barletta ...................................................... 9
Ayer, Nicolás Ricci ................................................................................ 9
Justo destino, Eriatarka........................................................................ 10
Protesta, Eass Laperdian..................................................................... 10
El mundo, David Hume ....................................................................... 10
El gesto de la Muerte, Jean Cocteau ................................................... 11
Final para un cuento policial, Eber Retamar.................................... 11
Dos sonetos: Enrique Banchs.............................................................. 12
Nocturno suicidio, Silvana D’Antoni................................................. 12

ESTATURA DE LOS PERSONAJES

Si es cierto que los personajes novelísticos salen del propio co-


razón del creador, nadie puede crear un personaje más grande que
él mismo, y si lo toma de la historia lo bajará hasta su propio nivel.
El teatro y la narrativa están atiborrados de Cleopatras y Napoleo-
nes que no son más altos que sus culpables.
Al revés, modestos seres son levantados hasta la estatura de sus
grandes creadores. Es probable que Laura y Beatriz hayan sido mu-
jeres triviales; pero ya nunca lo sabremos, pues las que conocemos
fueron levantadas hasta la cumbre de Petrarca y de Dante. El poeta
hace con sus mujeres lo que en escala humilde hace todo enamora-
do con su amada.

ERNESTO SABATO
El escritor y sus fantasmas (1963)
2
AFORISMOS

18
La inspiración comienza al percibir en algo una singularidad inasible;
pero una respiración poética se completa exhalando con palabras aque-
llo que, por considerarlo inexpresable, el no poeta renuncia desde un
principio a expresar.

19
Si un buen lector puede evaluar a un escritor leyendo una sola de sus
frases es porque, como si fuera una célula, en cada frase está todo el
código genético del pensamiento.

20
La literatura más original nunca deja de ser un tráfico de influencias
entre los predecesores de un autor y sus continuadores.

37
Toda literatura valiosa duda del yo, lo niega o lo limita. La mala lite-
ratura lo afirma con ansiedad.

44
Hay escritores que justifican todas las licencias del gusto narrando en
primera persona según un personaje que escribe mal.

52
Entre el buen escritor y el pretencioso no hay una diferencia de natu-
raleza sino de grado, una diferencia en la etapa de maduración alcan-
zada; porque el estilo pretencioso es un estilo que expresa un intenso
deseo de escribir bien sin conseguirlo aún, y muy difícilmente se lo
consiga sin antes desearlo mucho infructuosamente, como prueban las
obras primerizas de Borges o de Proust. Un escritor mediocre, en cam-
bio, puede no caer en un estilo pretencioso, manteniéndose siempre
llano por no haberle interesado nunca escribir con intensidad expresi-
va.
3
53
El escritor que sea mejor escritor que lector tendrá facilidad y carecerá
de gusto; sólo no se conformará con resultados mediocres el escritor que 3
sea mejor lector que escritor. Por eso Borges no se enorgullecía de lo que
había escrito sino de lo que había leído.
61
La dificultad de evaluar literariamente los escritos propios se debe a
que la fuerza emotiva de las imágenes no verbales que motivaron la
escritura impone al juicio la falsa evidencia de que imágenes y palabras
se corresponden entre sí, y que entonces las palabras son claras y sufi-
cientes. La lectura autocrítica exige que el juicio no atienda estas emo-
ciones; pero más fácil que no atenderlas es olvidarlas dejando pasar un
tiempo, un tiempo que Horacio aconsejaba prolongar nueve años.
63
Suele ocurrir que cuando un escritor es capaz de ver y sentir como ar-
tista, todavía no sabe escribir como tal, pero una vez que lo consigue, ya
no ve ni siente; entonces sólo puede reescribir indefinidamente sus pri-
meras intuiciones.
67
En la tendencia al autoplagio, coinciden la ilusión de originalidad de
los proyectos literarios y la resistencia a cotejar con lo ya publicado.
73
Hay defensores de filósofos o escritores incomprensibles que acuden al
argumento de que para juzgarlos hay que leerlos en sus idiomas origina-
les, para así descalificar a quienes los juzgan y dilatar la defensa el tiem-
po de estas nuevas pruebas. Pero los verdaderos clásicos universales no
quedaron incomprendidos al traducirse. Porque el argumento de la
intraducibilidad es sólo una variante más del argumentum ad hominem.
106
La literatura universal es, por definición, siempre traducible; si no fue-
ra traducible, no sería universal.
GASPAR ARIEL CASOY
Aforismos y microrrelatos (2009)
4
MAGOS

Hsu Tang y Chao Ping tenían el poder de obrar prodigios.


Una mañana se encontraron a orillas de un arroyo, en la región de
Mingchong.
En el primer recodo de la conversación, Hsu Tang enfatizó un
pensamiento ordenando al arroyo que dejara de fluir. El agua se de-
tuvo inmediatamente. Chao Ping le retrucó entonces disponiendo el
inmediato florecimiento de un sauce. El árbol se apresuró a cumplir.
Los dos magos se entusiasmaron con aquel contrapunto y entre ri-
sas y vino siguieron demostrando su poder durante todo el día.
Al llegar la noche, la región de Mingchong se había transfor-
mado enteramente. Los lugareños no reconocieron su propia tierra
y pensaron que alguna fuerza mágica los había alejado de ella. In-
mediatamente, emigraron en busca de su hogar. Sólo algunos, de-
seosos de experiencias nuevas, permanecieron allí.
El maestro Wu Chang contó esta historia a sus alumnos. Al
terminar el relato, les preguntó si habían entendido algo.
Uno respondió que la vida era un sueño de cambios vertigino-
sos y que nadie era nadie.
Otro, mientras se alejaba al galope, gritó que sólo podía regre-
sarse hacia adelante.
El más joven recitó:
—Quien quiera volver al primer amor deberá buscarlo en otras
mujeres.
Wu Chang dijo entonces:
—Me voy para siempre. —Y se sentó en silencio.

ALEJANDRO DOLINA
Bar del Infierno (2005)

5
CURIOSIDAD LITERARIA

Noticia preliminar
En 1960 fue publicado El hacedor —el primer libro de versos
indiscutiblemente grande de Borges—, que contiene la primera
versión del poema “Límites”. Está en verso libre y bajo nombre
supuesto. El libro concluye con un Museo, donde el autor simula
hacer públicos ciertos descubrimientos literarios y rescatar auto-
res injustamente olvidados. El poema está adjudicado al libro
«Inscripciones, de Julio Platero Haedo (Montevideo, 1923)». Libro,
autor, ciudad y fecha son falsos. (He encontrado, documentán-
dome, gente que creía todos esos datos; otros, que sabían que los
versos eran de Borges pero creían que efectivamente correspondí-
an a 1923.)
La segunda versión, la perfecta, fue publicada en La Nación en
marzo de 1958. Luego, fue recogida en el libro El otro, el mismo, de
1964. Los versos son rigurosamente pulidos. La idea llega a des-
arrollarse por completo. Y cierra con uno de los endecasílabos
más hermosos de la lengua española...
Releo la página. Todo este caos de fechas, de títulos, estos pá-
rrafos de narrativa titubeante, podrían reemplazarse con estas
palabras, infinitamente mejores, que Borges le decía a Bioy Casa-
res, en 1948: «El libro es la sombra de algo que está en la mente del au-
tor y que el autor no conoce claramente: esa sombra llega a ser y lo otro
desaparece. La obra llega a ser lo real y la idea va quedando como vesti-
gio de la obra, progresivamente más irreal. Al ver los poemas tempranos
de Yeats —buenos al cabo de veinte años, tras muchas correcciones—, he
pensado que los escribió para llegar a esta forma: son poemas que han
necesitado toda la vida del autor para llegar a la forma perfecta».

6
LÍMITES
Hay una línea de Verlaine que no volveré a recordar.
Hay una calle próxima que está vedada a mis pasos,
hay un espejo que me ha visto por última vez,
hay una puerta que he cerrado hasta el fin del mundo.
Entre los libros de mi biblioteca (estoy viéndolos)
hay alguno que ya nunca abriré.
Este verano cumpliré cincuenta años;
la muerte me desgasta, incesante.
JORGE LUIS BORGES
El hacedor (1960)

LÍMITES Para siempre cerraste alguna puerta


y hay un espejo que te aguarda en vano;
De estas calles que ahondan el poniente, la encrucijada te parece abierta
una habrá (no sé cuál) que he recorrido y la vigila, cuadrifronte, Jano.
ya por última vez, indiferente
y sin adivinarlo, sometido Hay, entre todas tus memorias, una
que se ha perdido irreparablemente;
a Quién prefiera omnipotentes normas no te verán bajar a aquella fuente
y una secreta y rígida medida ni el blanco sol ni la amarilla luna.
a las sombras, los sueños y las formas
que destejen y tejen esta vida. No volverá tu voz a lo que el persa
dijo en su lengua de aves y de rosas,
Si para todo hay término y hay tasa cuando al ocaso, ante la luz dispersa,
y última vez y nunca más y olvido quieras decir inolvidables cosas.
¿quién nos dirá de quién, en esta casa,
sin saberlo, nos hemos despedido? ¿Y el incesante Ródano y el lago,
todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino?
Tras el cristal ya gris la noche cesa Tan perdido estará como Cartago
y del alto de libros que una trunca que con fuego y con sal borró el latino.
sombra dilata por la vaga mesa,
alguno habrá que no leeremos nunca. Creo en el alba oír un atareado
rumor de multitudes que se alejan;
Hay en el Sur más de un portón gastado son lo que me ha querido y olvidado;
con sus jarrones de mampostería espacio y tiempo y Borges ya me dejan.
y tunas, que a mi paso está vedado
como si fuera una litografía. JORGE LUIS BORGES
El otro, el mismo (1964)

7
EL BUITRE

Había un buitre que me picoteaba los pies. Zapatos y medias


estaban desgarrados ya; ahora picoteaba los pies. Después de cada
picotazo volaba en inquietos círculos a mi alrededor y proseguía
su obra. Un señor que pasaba, me observó por unos instantes y me
preguntó por qué soportaba al buitre.
—Es que estoy indefenso —le respondí —. El buitre llegó y
comenzó a picotearme; lo quise ahuyentar y hasta intenté estran-
gularlo. Pero estos animales son muy fuertes. Quiso saltarme a la
cara. Por eso preferí sacrificar los pies. Ahora están casi deshechos.
—¡Cómo puede permitir que lo atormente en esta forma! —
dijo el hombre—. Un tiro y el buitre se acabó.
—¿Le parece? —pregunté—. ¿No podría encargarse usted de
hacerlo?
—Con mucho gusto —dijo el señor—; iré a mi casa en busca
del fusil. ¿Podrá aguantar media hora más?
—No sé —respondí, y por un instante me quedé paralizado
de dolor—. De todos modos inténtelo, se lo ruego —añadí.
—Está bien —dijo el señor—; me apresuraré.
El buitre se había detenido para escuchar el diálogo; su mira-
da erraba entre el hombre y yo. Pude comprobar que había enten-
dido todo: levantó vuelo, se echó atrás para cobrar suficiente im-
pulso y, como un atleta que lanza la jabalina, disparó su pico a tra-
vés de mi boca hasta penetrar profundamente en mis entrañas.
Mientras caía de espaldas, me sentí liberado; mi sangre, al colmar
todas las profundidades e inundar todas las riberas, ahogaba irre-
misiblemente al buitre.

FRANZ KAFKA
Beim Bau der Chinesischen Mauer (1920)
8
EL COMETA INFERIOR
así como la fricción del fósforo
trae al mundo una llama
el carraspeo de mi creador
me engendra y me amasa
nazco y trepo blanda hogaza
acaricio mi ímpetu elástico
vestido de tenue espuma
compenetrado en mi parábola
me abalanzo verdoso
unto ignoto una baldosa
mi creador se aleja silbando
el tiempo me hace costra

DIEGO BARLETTA

AYER
Aquí, en las tardes últimas, persiste
el eco del ayer de mi memoria,
que nunca ha de ser parte de la Historia
que el hombre escribirá. ¡Me mira triste
un niño desde el fondo de un retrato,
pidiéndome perdón! Secretamente
se fue transfigurando en el doliente
que escribe la elegía que dilato.
No puedo enumerar los desconsuelos,
las lágrimas vertidas, los desvelos.
¿No ves que mi pasado me da miedo?
Y no soy otra cosa que pasado.
Soy un ayer fugaz, desconsolado,
un verso de Francisco de Quevedo.
NICOLÁS RICCI
Rosas de trapo (2010) 9
JUSTO DESTINO PROTESTA

Existió una vez No soy trascendente


la princesa de lo pobre, Aprieto un poco, y ya
con un séquito de nadies
y no tan lejos de ella, Me vi viendo elaborar
un juglar de las verdades. Hasta tener que ocultarme
Busco la cuna,
Ella inmersa en su pobreza,
Cuna de manos,
recibía y daba nada
Y manos tuyas, cuna
Y de quien contaba lo sincero
Que me marque, pero
no supo ver salvedades.
Que incida en mí
Ignorante juglar, infeliz princesa De una vez y no sólo
que justo el destino, Insinúe este oro tan
ella tenía todo, o nada Difícil de servir, que
él solo la mente de realidad colmada. Escapa entre los sacos
Infeliz princesa, acaso feliz juglar Y el tiempo, y que me
sin saber ella lo que él podía dar Deje tener un compás,
terminó su reinado Un ritmo en tus manos,
de pobreza incesante Por lo menos tus manos, cuna
con la corona de los necios, Ya que no soy trascendente
con la victoria de los nadies.
EASS LAPERDIAN
ERIATARKA Ojo de buey (1996)

EL MUNDO
El mundo es tal vez el bosquejo rudimentario de algún Dios in-
fantil, que lo abandonó a medio hacer, avergonzado de su ejecución
deficiente; es obra de un dios subalterno, de quien los dioses superio-
res se burlan; es la confusa producción de una divinidad decrépita y
jubilada, que ya se ha muerto.

DAVID HUME
Dialogues Concerning Natural Religion, V. (1779)
10
EL GESTO DE LA MUERTE

Un joven jardinero persa dice a su príncipe:


—¡Sálvame! Encontré a la Muerte esta mañana. Me hizo un gesto
de amenaza. Esta noche, por milagro, quisiera estar en Ispahán.
El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el prín-
cipe encuentra a la Muerte y le pregunta:
—Esta mañana ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de
amenaza?
—No fue un gesto de amenaza —le responde— sino un gesto de
sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahán esta mañana y debo tomarlo
esta noche en Ispahán.

JEAN COCTEAU
Le Grand écart (1923)

FINAL PARA UN CUENTO POLICIAL

El ruido de llaves lo distrajo de su lectura y levantó la vista, las lla-


ves golpearon la cerradura de su puerta; sólo tuvo tiempo de sospechar
de los anteriores inquilinos del departamento, mientras la puerta se
abría, ¿quién más tendría la llave? Un muchacho de no más de 20 años
aparece tras la puerta y se sorprende al verlo ahí sentado, de entre sus
ropas asoma un revólver, sin embargo no lo vio cuando lo apuntaba, se
detuvo en sus lentes oscuros y se le quedó mirando mientras terminaba
de identificar como un silenciador al responsable de que su muerte no
pueda ser advertida, el disparo no sería escuchado por su mujer, que a
pocos metros, en otra habitación se encontraba durmiendo, volvió su
mirada al arma de fuego y dejó caer el diario, no sintió el disparo, pero
sí su muerte, incapaz de pronunciar una sola palabra.

11
Dos sonetos de Banchs
8.
En la fosca y solemne cumbre crece NOCTURNO SUICIDIO
el leucerón; la nieve es su sustento;
y en el hospitalario valle el viento Escuché el grito de la sangre, no
las campanitas del muguete mece.
el mío.
La flor que en el radioso encumbramiento Sentí el calor del torrente,
solitaria y sufrida languidece que me mojaba las manos
no se puede juntar con la que ofrece
que brotaba de mi cuello
al llano azul su perfumado aliento.
para perderse en un hilo.
Y sin embargo, al fin, las dos cortadas, Y me vi, muerto
en una misma copa se marchitan
con el silencio incrustado en el
en sombrías alcobas, olvidadas...
cuerpo,
Inútil nos separa opuesta suerte, sin sombra,
y en vano los orgullos nos evitan:
dormido.
nos hallaremos juntos en la muerte.

84. SILVANA D’ANTONI


Vuelve la vagabunda luna al cielo,
vuelve a la rama la temprana flor, Cualquier comentario o colabo-
al dolorido ser vuelve el consuelo
y del consuelo en pos vuelve el dolor. ración, aquí:
Vuelve la nave de latina vela revistalugones@gmail.com
al puerto en que dejó un mentido adiós,
vuelve el Recuerdo al cementerio y vela
lo que ha sido mirada, beso y voz...
Pero no vuelve el día en que te he visto Colaboradores:
por la primera vez, ni vuelve el día
Gaspar Ariel Casoy, Eber
en que te pude hablar y no te hablé;
Retamar, Eriatarka, Silvana
pero no vuelve al pecho que contristo D’Antoni, Eass Laperdian,
el mal que daba vida cuando hería,
Diego Barletta, Nicolás Ricci.
ni el tiempo de esperar lo que esperé.

ENRIQUE BANCHS
12
La urna (1911)
Lugones
Febrero de 2011 Revista Literaria.- Número 3

Dicebamus hesterna die...


(Prólogo)

Después de un retraso por vacaciones ajenas, volvemos. Es preci-


so decir alguna cosa sobre esta revista:
Es mensual. Su ciudad de origen es Hurlingham. Es gratuita… de
hecho, es tan gratuita, tan lejos estuvieron sus responsables de aso-
ciarla con la idea de dinero, que en los anteriores dos números ni si-
quiera se dice que lo es.
El lector que haya reincidido en su condición, habrá advertido al-
gunas reapariciones, algunas insistencias. Las “Curiosidades litera-
rias” y los finales “Dos sonetos” son secciones estables. El último ca-
so no necesita mayor elucidación: dos sonetos de un autor distinto
cada número. Las “Curiosidades” buscan una recompensa especial
(entre las muchas recompensas que nos depara la lectura), la del des-
cubrimiento inesperado. Indagaciones ociosas nos ofrecen una gran
cantidad de curiosidades. Compartimos con ustedes el placer de esos
hallazgos.
Con actitud cosmopolita, festejamos la inclusión del polígrafo es-
pañol Julio Lams y del escri-
Colaboradores: tor y cineasta mexicano Da-
Gaspar Ariel Casoy, Eriatarka, niel González Dueñas.
Eber Retamar, Eass Laperdian,
Copass Garay, Daniel González Nicolás Ricci
Dueñas, Julio Lams, Ianthym,
Silvana D’Antoni, Nicolás Ricci.

1
Índice:
Dicebamus hesterna die ......................................................................... 1
Cuatro reflexiones, Franz Kafka .......................................................... 2
Yendo y siendo, Eriatarka ...................................................................... 3
Clamores, Julio Lams ............................................................................. 3
Soliloquio de Ecclebaum, Eass Laperdian........................................... 4
Tres poemas breves, Ianthym................................................................ 4
Aforismos, Gaspar Ariel Casoy ............................................................ 5
CURIOSIDAD LITERARIA ................................................................ 6
Celeste II, Copass Garay........................................................................ 8
El arte y la belleza Adolfo Bioy Casares............................................. 8
A Sócrates, Nicolás Ricci ....................................................................... 9
Galateanas, Daniel González Dueñas................................................. 9
La fuerza de la imaginación, Michel de Montaigne .......................... 10
El juramento del cautivo ....................................................................... 10
Cuento, Eber Retamar ............................................................................ 11
Ming Tang, Arthur Walley .................................................................... 11
DOS SONETOS: Francisco de Quevedo............................................ 12
El espejo, Silvana D’Antoni................................................................... 12

CUATRO REFLEXIONES
Leopardos irrumpen en el templo y beben hasta la última gota los cáli-
ces del sacrificio; esto sucede muchas veces; finalmente, se cuenta con ello y
forma parte de la ceremonia.
Los cuervos afirman que un solo cuervo podría destruir los cielos. Indu-
dablemente, así es, pero el hecho no prueba nada contra los cielos, porque
los cielos no significan otra cosa que la imposibilidad de los cuervos.
Los perros de caza están jugando en el patio, pero la liebre no escapará,
por velozmente que ahora esté huyendo por el bosque.
Les dieron a elegir entre ser reyes o correos de los reyes. Como niños,
todos eligieron ser correos. Y así ahora hay muchos correos, se afanan por el
mundo y, como no quedan reyes, se gritan sus insensatos y anticuados men-
sajes. Con alivio darían fin a sus vidas miserables, pero no se atreven, por el
juramento profesional.

FRANZ KAFKA
Reflexiones sobre el pecado, el dolor, la esperanza y el verdadero camino (1919)
2
YENDO Y SIENDO
vas y vas, y de cara al sol.
se te evaporan miles risas y sonrisas,
y por atrás se asoman nuevas y hambrientas
otras miles más.
tus pies están autónomos hoy,
y tu voluntad te hace una fiesta de propuestas.
yendo y yendo, y cayendo, y sin querer siendo feliz.
empujando a tu ser, a ser...y a nada más que eso.
ir, por ir, y que nada importe,
y que el sol no sólo evapore las sonrisas y se alimente de vos,
que también te acaricie la cara y la tiña de todos los colores...
estar y estar, al pie de todo y de todos,
y en todo momento sentirme parte del mundo,
en la plenitud de las percepciones...
cuesta arriba mi olfato, hasta oler las estrellas,
cuesta abajo mis manos hasta convertirse en raíces.

ERIATARKA

CLAMORES
Sólo una vez estuve donde no había estado nunca: en la Nada. Allí
volveré, pero –claro– ya no será lo mismo.

Hace algún tiempo que vivo emocionalmente al día. No es fácil en-
contrar todos los días algo por qué vivir.

Dios duele. Unamuno y Spinoza lo sabían.

¡Que desconsuelo descubrir que las profundidades de nuestras al-
mas están expuestas en las primeras quince páginas de cualquier in-
troducción a la psicología!
JULIO LAMS
3
SOLILOQUIO DE ECCLEBAUM
«Este afiebrado día irrumpe y retumba en mi cráneo como un águila
de trueno. Tengo en mis manos una lluvia tan suave y la idea de exorci-
zar, de regenerarme y exorcizarlo todo. Los hombres me han quitado la
piel.
«Ellos piensan así. Todo se acaba con la piel. Y se equivocan tanto,
como los relojes a veces, y se ve que son sólo inconcluso.
«Sigo aquí. Mi piel la tienen ellos, pero yo estoy, soy una presencia
asida al metal del viento. Y puedo ver al pasar, cómo se abren los días.
Es mi única necesidad.
«Yo abría los días para espantar a los hombres, para despertarlos,
para forzarlos a mirar, a concluir hacia algo. Ellos se llevaron mi piel:
decían que yo era el mal que los aquejaba, odiaban mi interrupción y
atroz removimiento del orden que tienen, que no es más que la negación
misma de la vida, como hecho trascendente y no meramente circunstan-
cial.
«Pero no han podido con mi sangre, y aún comprendo la función de
los días y aún observo al abredías romper, y es mi idea de exorcizar, y es
lo que debo hacer, y alguna vez lo verán los hombres».

EASS LAPERDIAN
Ojo de buey (1996)

TRES POEMAS BREVES


Cuerpo de lunas

y soles Hoy
fugaces. es el suicidio del sol en tu vientre.
El fuego azul de tus ojos.
Danzante sobre la tierra. Mi corazón verdeagua despierto.

La tierra salpica tu nombre de muertes. 


Naciente.
Y mientras tu muerte baila
Que espera.
junto a tus piernas
tu boca grita en el vientre su nombre. Juego.
Tu nombre.
IANTHYM
4
AFORISMOS

16
Remotos en el tiempo y en el espacio, no distinguimos la lejanía
de los primeros recuerdos ni de las estrellas, sólo su magnitud contra
un fondo de misterio.

42
La rutina alarga los días y acorta los años, demora las horas de
cada día en pos del final de la jornada y hace de todos los lunes un
lunes, de todas las semanas una semana, de todos los años un año.

48
Cada vez que repetimos una acción realizada infinidad de veces,
la atención se atrofia y cuesta cada vez más diferenciar un momento
de todos los momentos idénticos superpuestos. La repetición hace
hábitos, los hábitos van cubriendo los días y los días se igualan entre
sí.

60
Emitimos tiempo como si emitiéramos moneda, y cuanto más
tiempo llevamos emitido, menos vale, más rápido se nos va.

115
Para la niñez, la muerte es una idea inasimilable, que no puede
integrarse al presente, una idea informe, indivisible y oscura. La ve-
jez, en cambio, acepta la idea de la muerte, que ya se hubo repartido
en el presente: en las enfermedades, el cansancio, en la muerte de
familiares y amigos. La muerte está por delante, pero ya dejó rastros
en todas las direcciones.

GASPAR ARIEL CASOY


Aforismos y microrrelatos (2009)
5
CURIOSIDAD LITERARIA

Borges / Porchia
En 2006, se publicó el libro Borges, de Bioy Casares, en el que se
recogen las notas de sus diarios, referidas a Borges. El libro abarca
desde 1931 hasta 1989, y abunda en anécdotas y diálogos. Pero se
destaca el pensamiento, el juicio literario, la crítica aguda e imparcial.
A lo largo del libro advertimos que Borges es especialmente severo
con sus contemporáneos. En las 1660 páginas del volumen, Porchia
(o Voces, su único libro) sólo es nombrado dos veces. Y una de ellas,
al pasar. Tomemos, pues, la otra mención. En la página 952, se lee:

BORGES: «Si Porchia fuera un escritor antiguo sería uno de


los mejores poetas del mundo. Le ganaría a Heráclito en su te-
rreno». BIOY: «Y nosotros sabríamos poemas suyos de memo-
ria». […] BORGES: «Pero no es antiguo. Uno lo olvida. Si te
preguntan por los mejores escritores argentinos, la lista olvida
a Porchia».

La conversación corresponde a la entrada del viernes 27 de septiem-


bre de 1963. Un poco después, en la entrada del día siguiente, sába-
do 28, leemos:

BORGES: «A veces pienso que yo hubiera tenido mucho gusto


de estar con las personas que encontré en un cocktail. Pero si
hay diez personas, hay una décima parte de cada una; si hay
cincuenta, una cincuentava parte de cada una. Salgo de los
cocktails tristísimo, como si me hubieran escupido.»

Esta reflexión (o más bien su forma) es una consecuencia innega-


ble de este aforismo de Porchia:

6
Cien hombres, juntos, son la centésima parte de un hombre.

Nadie menciona el aforismo: ni Borges, ni Bioy Casares, ni el edi-


tor. No por malicia, desde luego. Simplemente nadie ha reconocido
la conexión.
Julio Lams me ha escrito recientemente sobre el asunto: «En el
sueño, nuestra mente trabaja en integrar conocimientos. A veces, sa-
cudiendo el polvo en algún rincón oscuro de la memoria, encuentra
algo que creíamos olvidado. No ha mucho, me desperté recitando
este verso:
Then can I drown an eye, unus'd to flow
Tardé en reconocerlo: pertenece al soneto XXX de Shakespeare, que
yo no había leído últimamente.
Conjeturo que Borges mencionó a Porchia, elogiándolo, un vier-
nes. Esa noche durmió y recobró el aforismo en cuestión. No lo re-
conoció en seguida; el sábado se habrá dicho “Qué buena idea, ten-
go que comunicársela a Bioy”».
La conjetura de Lams no me parece desacertada.
Diré también que, en 1977, Borges prologó una edición francesa
de las Voces. Allí, el tono no se acerca a la calidez del elogio.

Curiosidad anexa
Recién escrita esta nota, he dado con ecos de la frase de Porchia
en Gaspar Casoy. He aquí su aforismo 96:

La inteligencia se divide por el número de personas con quien se está, y


la locura se multiplica por el tiempo en que se piensa solo.

Bibliografía
GONZÁLEZ DUEÑAS, Daniel: “Borges y Porchia: el aquí y el ahora”,
en Revista de la Universidad de México. Nueva Época, núm. 48, febrero de
2008; pp. 15-22.
BIOY CASARES, Adolfo: Borges. Editorial Destino; 2006.
CASOY, Gaspar Ariel: Aforismos y microrrelatos. Photon Press; 2009.

7
CELESTE II
Coqueta y al teléfono, Celeste,
te me negás al tacto y a la vista,
para que cuando ansioso yo te insista,
aplaces nuestra cita y no proteste.
Mas muta los sentidos el deseo;
porque cuando me hablás en un llamado,
se hace mi oído un tacto prolongado
por el latir aéreo del ondeo
material de tu voz, que son caricias
sonoras de tu orgánica armonía.
Si me elude tu dulce lejanía,
tomo tus elusiones por ficticias,
que tímpanos tu voz hace mis huesos
y conversando me cubrís de besos.

COPASS GARAY

EL ARTE Y LA BELLEZA

Los grandes artistas del pasado quisieron lograr la belleza. Des-


pués, los imitadores lograron una belleza más deliberada y amanerada
que auténtica y se desacreditaron. Los artistas llamados modernos des-
cubrieron que en la fealdad sin normas estaban a cubierto de críticas. El
propósito perseguido no era tan evidente como en quienes buscaban la
belleza, y los censores no sabían señalar deficiencias (señalarlas parecía
una ingenuidad). El futuro gran artista competirá con los clásicos, en el
sentido de que logrará una belleza que sin ser la de ellos no sea menos
manifiesta.

ADOLFO BIOY CASARES


Descanso de caminantes (2001)

8
A SÓCRATES
Escucha, mi lejano confidente,
la más profunda de mis muchas penas:
Quisiera proceder valientemente,
como tú procediste, allí en Atenas.

Este infeliz su vida te tributa,


leyendo a tus discípulos, pensando
en lo penoso del momento cuando
bebiste, imperturbable, la cicuta.

NICOLÁS RICCI
Rosas de trapo (2010)

GALATEANAS
a Paloma, Alondra y Rama

1 2 3
Luego de terminada La mano moldea grifos Las gárgolas esperan
la escultura posa y no inventa: recuerda a que el libro de piedra
para que el modelo La piel todo ha tocado despierte en los ojos
esculpa al escultor hasta el día del exilio catedrales dormidas

4 5 6
La marea terminó Dos ciudades, dos tiempos Cuando el viento moldea
por esculpir la luna Las estatuas no yacen los huecos, la escultura
Ciertos seres arriban posan con parsimonia pendiente se reanima
tras una larga espera para seres de luz El mundo caracol

7
La selva canta
El silencio puede rastrearse
porque sólo él deja DANIEL GONZÁLEZ DUEÑAS
huellas sonoras Para reconstruir a Galatea (1989)
9
LA FUERZA DE LA IMAGINACIÓN

En el Vitry francés vi a un sujeto a quien el obispo de Soissons


había confirmado con el nombre de Germán; todas las personas de la
localidad le conocieron como mujer hasta la edad de veintidós años, y
le llamaban María. Era, cuando yo le conocí, viejo, bien barbado y
soltero, y contaba que, habiendo hecho un esfuerzo al saltar, apare-
cieron sus miembros viriles. Aún hoy hay costumbre entre las mu-
chachas del Vitry de cantar unos versos que advierten el peligro de
dar grandes brincos, que podría exponerlas a verse en la situación de
María-Germán.

MICHEL DE MONTAIGNE
Les Essais, I, 20 (1580)

EL JURAMENTO DEL CAUTIVO

El Genio dijo al pescador que lo había sacado de la botella de co-


bre amarillo:
—Soy uno de los genios heréticos y me rebelé contra Salomón,
hijo de David (¡que sobre los dos haya paz!). Fui derrotado; Salomón,
hijo de David me ordenó que abrazara la fe de Dios y que obedeciera
sus órdenes. Rehusé; el Rey me encerró en ese recipiente de cobre y
estampó en la tapa el Nombre Muy Alto, y ordenó a los genios sumi-
sos que me arrojarán en el centro del mar. Dije en mi corazón: a quien
me dé la libertad, lo enriqueceré para siempre. Pero un siglo entero
pasó, y nadie me dio la libertad. Entonces dije en mi corazón: a quien
me dé la libertad, le revelaré todas las artes mágicas de la tierra. Pero
cuatrocientos años pasaron yo seguía en el fondo del mar. Dije enton-
ces: a quien me dé la libertad, yo le otorgaré tres deseos. Pero nove-
cientos años pasaron. Entonces, desesperado, juré por el Nombre
Muy Alto: a quien me dé la libertad, yo lo mataré. Prepárate a morir,
oh mi salvador.

El Libro de las Mil y Una Noches, noche tercera.


10
CUENTO
Ver el paisaje reflejado en sus pupilas se le hacía más ameno. No podía
esperar a estar con ella en donde había ocurrido su tan lejana infancia.
Llegaron a Retiro cerca del mediodía y a El Palomar, una hora más tar-
de. Luego de diecisiete años de no recorrer aquellas calles, temía perderse,
pero nada había cambiado.
En cada esquina, él, la tomaba de la mano, meditaba en silencio obser-
vando las tres, o tal vez cuatro alternativas, luego señalaba con la mirada
hacia alguna dirección, tiraba fuertemente de su brazo y luego la volvía a
soltar; ella lo seguía a cada paso.
El despiadado sol de enero consiguió cansarlo, desprendió sus brazos
de los bolsos en una vereda que le pareció familiar, como todas las otras,
solo que esta vez estaba cansado.
Ella se sentó a su lado, y también agotada le confesó estar sedienta.
Él recordó haber pasado por un almacén hacía pocas cuadras. Se incor-
poró de un salto y le pidió que lo esperara ahí, que no tardaría más de diez
minutos.
Unos pocos minutos después de pasadas dos horas, cargó los bolsos y
salió en su búsqueda.
No lo volvió a encontrar, tampoco encontró aquel almacén.
Olvidó lo que era un almacén y también su propio nombre. Jamás re-
cordó que traía unos bolsos ni dónde los había dejado. Olvidó que tendría
frío el próximo invierno y recostada en alguna vereda empapada de Julio,
el paisaje se reflejó en sus pupilas por última vez.

EBER RETAMAR

MING TANG
El Ming Tang era un edificio mágico, que aseguraba poder sobre el
Universo y tenía su forma. Según los libros antiguos debía ser una choza,
con techo de paja. La emperatriz Wu Hou no se resignó a tanta humildad, y
levantó un Ming Tang enorme y suntuoso, que desagradó al cielo.

ARTHUR WALLEY
Li Po (1959)
11
Dos sonetos de Quevedo
SALMO XIX
¡Cómo de entre mis manos te resbalas! EL ESPEJO
¡Oh, cómo te deslizas, edad mía!
¡Qué mudos pasos traes, oh, muerte fría, Quiero curarme el dolor
pues con callado pie todo lo igualas! de la vida transcurrida.
Hoy me brotaron nostalgias
Feroz, de tierra el débil muro escalas, y me quedé sin sonrisa.
en quien lozana juventud se fía;
mas ya mi corazón del postrer día Y mi cuerpo un poco tieso
atiende el vuelo, sin mirar las alas. desgastado por los años,
se detuvo en el espejo
¡Oh, condición mortal! ¡Oh, dura suerte! no tan viejo y demacrado.
¡Que no puedo querer vivir mañana
sin la pensión de procurar mi muerte! Tersas y hábiles manos
en mi cuerpo de otros días,
Cualquier instante de la vida humana rígidos dedos delgados
es nueva ejecución, con que me advierte en el final de mi vida.
cuán frágil es, cuán mísera, cuán vana.
A ROMA SEPULTADA EN SUS RUI RUINAS Entonces estando juntas
me instalé en sus pupilas.
Buscas en Roma a Roma, ¡oh, peregrino!, Yo no veía sus lágrimas
y en Roma misma a Roma no la hallas; mis mejillas las sentían.
cadáver son las que ostentó murallas, Sus cabellos eran rubios
y tumba de sí proprio el Aventino. mis cejas, canas y finas.
Yace donde reinaba el Palatino; No era yo la del espejo
y limadas del tiempo, las medallas no era yo, a quién veía.
más se muestran destrozo a las batallas Me sorprendió la joven dama,
de las edades que blasón latino. mi apariencia alicaída.
Sólo el Tibre quedó, cuya corriente, Y frente a mí, en el espejo
si ciudad la regó, ya, sepoltura, ella,
la llora con funesto son doliente. joven,
sonreía.
¡Oh, Roma!, en tu grandeza, en tu hermosura,
huyó lo que era firme, y solamente SILVANA D’ANTONI
lo fugitivo permanece y dura.

FRANCISCO DE QUEVEDO CONTACTO:


revistalugones@gmail.com
12
Lugones
Abril de 2011 Revista Literaria.- Número 4

Índice:

Dedicatoria ................................................................................. 2
Historia de Cecilia, Cicerón ..................................................... 3
Dos poemas, Iamthym............................................................... 3
Celeste III, Copass Garay.......................................................... 4
En el insomnio, Virgilio Piñera ................................................ 4
Yo, Alicia, Eriatarka................................................................... 5
Todo río es instantáneo, Daniel González Dueñas............... 5
CURIOSIDAD LITERARIA.................................................... 6
Prestigieux, Sans Doute, Aguirre Acevedo............................ 8
El hijo, Nicolás Ricci .................................................................. 8
Los dos consolados, Voltaire ................................................... 9
Microrrelato 72, Gaspar Ariel Casoy ...................................... 10
Paradoja de Tristram Shandy, Bertrand Russell................... 11
Hombre abierto y puntos, Eass Laperdian ............................. 11
DOS SONETOS: Jorge Luis Borges........................................ 12
Secretos, Silvana D’Antoni ....................................................... 12

Revista dirigida y editada por Nicolás Ricci


Hurlingham, Buenos Aires
Dedicatoria

Acaso arbitrariamente (movido por mis últimas lecturas), dedico este nú-
mero cuarto de Lugones al Dr. Johnson. A Samuel Johnson, quien ha sido
injustamente olvidado, al menos en este tiempo, en este lugar –quiero suponer
que las generaciones inglesas siguen leyendo a su más grande hombre de
letras. A él, que ha escrito las mejores páginas de crítica en lengua inglesa; a
quien he debido leer casi íntegramente en esa lengua, ya que escasean traduc-
ciones de su obra.
Johnson es autor de un maravilloso prólogo a las obras de Shakespeare, de
las Vidas de los poetas ingleses (en las que la biografía se mezcla con la crítica), de
una corta “novela filosófica” titulada Rasselas, príncipe de Abisinia (las primeras
páginas de Johnson que leí, gracias a Gaspar Casoy). Fue un hombre genial del
siglo XVIII, encarecido por esta particularidad: es el hombre de quien se ha
escrito la mejor biografía. James Boswell, su amigo, escribió la Vida de Samuel
Johnson con tal perfección, que me asombra que no haya sido suficiente para
protegerlo del olvido. (En 2006 se publicó Borges de Bioy Casares, el primer
libro acaso equiparable con el de Boswell en su género.) La Vida de Samuel
Johnson es la mejor de las biografías y ha sido la más famosa; con todo, busqué
durante tres años hasta dar con un ejemplar. ¿Cómo se explica el olvido de
alguien tan cercano, de un hombre de letras que ha sabido deleitar a todos los
escritores argentinos de los últimos siglos?
Creo estar entreviendo la clave para entender este descuido colectivo. La
crítica es el último de los géneros a los que el lector llega (antes se llega, inclu-
sive, al tratado filosófico). Porque para llegar a la crítica es necesario profundi-
zar arduamente en la literatura, ese universo tan desmesurado y tan lleno de
misterio que suele crear la idea falsa de que en él no hay reglas.
Publicar esta revista me brinda la dicha de poder ofrecer a la admiración
general escritores que el público ha decidido desdeñar (por ejemplo, los sone-
tos de Enrique Banchs en el segundo número). Ésta es la primera nota editorial
que escribo en la primera persona del singular, y de la que me hago único
responsable; prueba, si bien no de coraje, del carácter elemental de las observa-
ciones expuestas.
Nicolás Ricci

2
HISTORIA DE CECILIA

He oído a Lucio Flaco, sumo sacerdote de Marte, referir la histo-


ria siguiente: Cecilia, hija de Metelo, quería casar a la hija de su her-
mana y, según la antigua costumbre, fue a una capilla para recibir un
presagio. La doncella estaba de pie y Cecilia sentada y pasó un largo
rato sin que se oyera una sola palabra. La sobrina se cansó y le dijo a
Cecilia:
—Déjame sentarme un momento.
—Claro que sí, querida —dijo Cecilia—; te dejo mi lugar.
Estas palabras eran el presagio, porque Cecilia murió en breve y
la sobrina se casó con el viudo.

CICERÓN
De divinatione, I, 45 (45 A.C.)

DOS POEMAS
Has de creer, niña de fugas,
que aquí en esta tierra no hay lugar para ti
ni para tu ensordecido corazón
latiente.
Has de creer, nube de estrellas,
que este cielo se ha tejido fuera de ti.

Y es mentira tu casa, tu hogar, tu calor.
Es mentira tu cuerpo
que cubre y espanta.
Es mentira tu pelo, tu risa, tu color de madre.
Es mentira tu vientre
y su seno.
Ya.
IANTHYM
3
CELESTE III
El gozo y el dolor se dan parejos,
y si alcanzan sus límites se igualan.
Mas no gozan los ojos cuando salan
lágrimas que remedan los espejos.
El llanto hace llorando sus semillas,
que gotas dolorosas y saladas
regresan a su fuente inalteradas
sorbidas por las manos y mejillas.
Pero hacer nuestros llantos dos vapores
es hacer nuestros rostros dos umbrales,
mezclar de nuestros ojos los humores,
abrir frotando pómulos canales,
para que se nos sequen los dolores,
para que se combinen nuestras sales.

COPASS GARAY

EN EL INSOMNIO
El hombre se acuesta temprano. No puede conciliar el sueño. Da
vueltas, como es lógico, en la cama. Se enreda entre las sábanas. Enciende
un cigarrillo. Lee un poco. Vuelve a apagar la luz. Pero no puede dormir.
A las tres de la madrugada se levanta. Despierta al amigo de al lado y le
confía que no puede dormir. Le pide consejo. El amigo le aconseja que
haga un pequeño paseo a fin de cansarse un poco. Que en seguida tome
una taza de tilo y que apague la luz. Hace todo esto pero no logra dormir.
Se vuelve a levantar. Esta vez acude al médico. Como siempre sucede, el
médico habla mucho pero el hombre no se duerme. A las seis de la ma-
ñana carga un revolver y se levanta la tapa de los sesos. El hombre está
muerto pero no ha podido quedarse dormido. El insomnio es una cosa
muy persistente.
VIRGILIO PIÑERA
Cuentos fríos (1956)
4
YO, ALICIA
no hay sombrero más profundo,
locura sutil,
locura de colores,
locura en fin.
ni un hoyo con relojes dejando flotar el tiempo,
ni casas de tamaños raros,
ni flores que cantan,
ni conejos al borde del delirio.
una taza de té, unas palabras deshilachadas
una sonrisa ida,
un sinfín de alegrías retorcidas.
de tu mundo,
sólo lo que me querés dar.
de tu locura,
sólo lo que mi cordura me limita a comprender.
de mi mundo,
mi infancia, toda tuya,
por unos minutos de ilusiones imborrables,
por unos minutos de lecciones incomprendidas.

ERIATARKA
TODO RÍO ES INSTANTÁNEO

Lo común y corriente no es sino la excepción cuando se reitera.


Pero este reiterarse es tan falso como el eco que nos hace hablar de
dos sonidos o el reflejo que nos hace decir dos cuerpos. Lo común y
corriente es un eco que olvidó el grito, un reflejo que intenta des-
hacerse del cuerpo, una corriente que no quiere saber que todo río
es instantáneo.
DANIEL GONZÁLEZ DUEÑAS
Ónfalo (2004)
5
CURIOSIDAD LITERARIA

Algunas muertes, según Bioy


La relación de Bioy Casares con Borges es harto conocida. Compar-
tieron una amistad feliz durante más de cincuenta años. Esa amistad
está documentada en los últimos libros de Bioy (de diarios y memorias).
Trabajaron juntos, escribiendo, comentando y recopilando libros; de
esas colaboraciones han salido algunas de las antologías más importan-
tes de la literatura, que alimentan continuamente a esta revista con su
vasta erudición.
Menos conocida es la relación de Bioy con Cortázar. Se leyeron mu-
tuamente, ambos con placer. Aunque era Cortázar el que más admiraba
al otro. No eran amigos, pero se elogiaban habitualmente. Alguien ha
señalado que el cuento “La puerta condenada” de Cortázar y “Un viaje
o El mago inmortal” de Bioy, bien mirados, son el mismo cuento. Pero
ésa es una curiosidad que no trataremos, por falta de espacio.
Cortázar muere en 1984. Borges, en 1986. Bioy Casares escribe sobre
ellos en su diario. Los siguientes textos son tomados de Descanso de ca-
minantes, de 2001:

Domingo, 12 de febrero de 1984. Muerte de Cortázar. Vlady


me previno: "Escribile pronto. Está enfermo. Va a morir". Como
siempre, me dejé estar. Yo quería agradecerle la extraordinaria ge-
nerosidad de referirse a mí, tan elogiosa, tan amistosamente en su
admirable "Diario de un cuento". La carta era difícil. ¿Cómo expli-
car, sin exageraciones; sin falsear las cosas, la afinidad que siento
con él si en política muchas veces hemos estado en posiciones en-
contradas? Es comunista, soy liberal. Apoyó la guerrilla; la aborrez-
co, aunque las modalidades de la represión en nuestro país me
horrorizaron. Nos hemos visto pocas veces. Me he sentido muy
amigo de él. Si estuviéramos en un mundo en que la verdad se co-

6
municara directamente, sin necesidad de las palabras, que exageran
o disminuyen, le hubiera dicho que siempre lo sentí cerca y que en
lo esencial estábamos de acuerdo. Pero, ¿la política no era esencial
para él? Voy a contestar por mí. Aunque sea difícil distinguir el
hombre de sus circunstancias, es posible y muchas veces lo hace-
mos. Yo sentía cierta hermandad con Cortázar, como hombre y co-
mo escritor. Sentí afecto por la persona. Además estaba seguro de
que para él y para mí este oficio de escribir era el mismo y lo prin-
cipal de nuestras vidas. No porque lo creyéramos sublime; simple-
mente porque fue siempre nuestro afán.

Sábado, 14 de junio de 1986. Almorcé en La Biela, con Fran-


cis. Después decidí ir hasta el quisco de Ayacucho y Alvear, para
ver si tenía Un experimento con el tiempo. Quería un ejemplar para
Carlos Pujol y otro para tener de reserva. Un individuo joven, con
cara de pájaro, que después supe que era el autor de un estudio
sobre Eddas que me mandaron hace meses, me saludó y me dijo,
como excusándose: "Hoy es un día muy especial". Cuando por se-
gunda vez dijo esa frase le pregunté: "¿Por qué?". "Porque falleció
Borges. Esta tarde murió en Ginebra", fueron sus exactas palabras.
Seguí mi camino. Pasé por el quiosco. Fui a otro de Callao y Quin-
tana, sintiendo que eran mis primeros pasos en un mundo sin Bor-
ges. Que a pesar de verlo tan poco últimamente yo no había perdi-
do la costumbre de pensar: "Tengo que contarle esto. Esto le va a
gustar. Esto le va a parecer una estupidez". Pensé: "Nuestra vida
transcurre por corredores entre biombos. Estamos cerca unos de
otros, pero incomunicados. Cuando Borges me dijo por teléfono
desde Ginebra que no iba a volver y se le quebró la voz y cortó,
¿cómo no entendí que estaba pensando en su muerte? Nunca la
creemos tan cercana. La verdad es que actuamos como si fuéramos
inmortales. Quizá no pueda uno vivir de otra manera. Irse a morir
a una ciudad lejana… tal vez no sea tan inexplicable. Cuando me he
sentido muy enfermo a veces deseé estar solo: como si la enferme-
dad y la muerte fueran vergonzosas, algo que uno quiere ocultar".

7
PRESTIGIEUX, SANS DOUTE
El enmascarado subía la escalera. Sus pasos retumbaban en la
noche. Tic, tac, tic, tac.
AGUIRRE ACEVEDO
Fantasmagorías (1927)

EL HIJO
Ayer fue una abstracción, una promesa,
un leve porvenir que no venía.
Ayer la luz del sol desconocía,
así como lo suave y la aspereza.
Ayer la realidad le era negada
(no le era permitida cosa alguna).
Después le fue otorgado, por fortuna,
el súbito rescate de la Nada.
Mañana sentirá invariablemente
el llanto de los siglos en su llanto;
ha de sentir amor, sentirá tanto…
Será un hombre feliz o uno doliente.
Mañana ha de regirlo una conciencia:
el roce del cristal contra la arena.
Mañana cumplirá con la condena
del hombre en libertad, que es la existencia.
Hoy es, como nosotros, del presente,
del vértigo del río, del instante
que fluye sosegado e incesante.
Hoy es fragilidad indiferente.
Hoy que su condición de imaginario
abandonó, que ingresa al universo,
acaso contribuya con el verso
que siempre está faltándole al poemario.

NICOLÁS RICCI
Rosas de trapo (2010)

8
LOS DOS CONSOLADOS

Decía un día el gran filósofo Citofilo a un dama desconsolada, y


que tenía sobrado motivo para estarlo: “Señora, la reina de Inglate-
rra, hija del gran Enrique IV, no fue menos desgraciada que vos; la
echaron de su reino, casi perece en el Océano en un naufragio, y pre-
senció la muerte del rey su esposo en un patíbulo”. “Mucho lo sien-
to”, dijo la dama, y volvió a llorar sus desventuras propias.
“Acordaos”, dijo Citofilo, “de María Estuardo, que estaba hon-
radamente prendada de un guapo músico que tenía excelente voz de
bajo. Su marido mató al músico, y luego su buena amiga y parienta,
la reina Isabel, que se decía doncella, le mandó cortar la cabeza en un
cadalso colgado de luto, después de haberla tenido dieciocho años
presa”. “¡Cruel suceso!”, respondió la señora, y se entregó de nuevo a
su aflicción.
“Bien habréis oído mentar”, siguió el consolador, “la hermosa
Juana de Nápoles, que fue presa y ahorcada”. “Una idea confusa ten-
go de eso”, dijo la afligida.
“Os contaré”, añadió el otro, “la aventura sucedida en mi tiempo
de una soberana destronada después de cenar, y que ha muerto en
una isla desierta”. “Toda esa historia la sé”, respondió la dama.
“Pues os diré lo sucedido a otra gran princesa, mi discípula de fi-
losofía. Tenía su amante, como le tiene toda hermosa y gran princesa:
entró un día su padre en su aposento y cogió al amante con el rostro
encendido y los ojos que como dos carbunclos resplandecían, y la
princesa también estaba muy acalorada. Disgustó tanto al padre el
rostro del mancebo, que le sacudió la más enorme bofetada que hasta
el día se ha pegado en toda su provincia. Cogió el amante las tenazas
y rompió la cabeza al padre de la dama, que estuvo mucho tiempo a
la muerte, y aún tiene la señal de la herida; la princesa desalentada se
tiró por la ventana y se estropeó una pierna, de modo que aún el día
de hoy se le conoce que cojea, aunque tiene hermoso cuerpo. Su
amante fue condenado a muerte por haber roto la cabeza a tan alto
9
príncipe. Ya podéis pensar en qué estado estaría la princesa cuando
sacaban a ahorcar a su amante; yo la iba a ver con frecuencia cuando
estaba ella en la cárcel, y siempre me hablaba de sus desdichas”.
“¿Pues por qué no queréis que me duela yo de las mías?”, le dijo
la dama. “Porque no es acertado dolerse de sus desgracias, y porque
habiendo habido tantas principales señoras tan desventuradas, no
parece bien que os desesperéis. Contemplad a Hécuba, contemplad a
Niobe”. “¡Ah!”, dijo la señora, “si hubiese vivido yo en aquel tiempo
o en el de tantas hermosas princesas, y para su consuelo les hubierais
contado mis desdichas, ¿os habrían acaso escuchado?”.
Al día siguiente perdió el filósofo a su hijo único, y faltó poco
para que muriese de dolor. Mandó una señora hacer una lista de to-
dos los monarcas que habían perdido a sus hijos y se la llevó al filó-
sofo, el cual la leyó, la encontró muy puntual y siguió llorando. Al
cabo de tres meses se volvieron a ver, y se pasmaron de hallarse muy
contentos. Levantaron entonces una hermosa estatua al Tiempo con
esta inscripción:
A aquel que consuela.
VOLTAIRE
Les Deux Consolés (1756)

MICRORRELATO 72
Días antes de morir, de a ratos, su conciencia se limitaba a sentir
oleadas de fiebre en la cabeza, y después, pasado el dolor, recordaba los
días de su niñez en que la idea de la muerte lo abrumaba. Pero ahora
vivía la posibilidad de la muerte sin la desesperación que pensaba que
sufriría el día que supiera que ya no viviría mucho más. Aquella deses-
peración provenía del deseo de vivir que todos los niños tienen, y que-
daba superpuesta sobre su resignación presente, pero sin que sufriera,
porque tanto aquel niño como el deseo ya no existían.
GASPAR ARIEL CASOY
Aforismos y microrrelatos (2009)3
10
HOMBRE ABIERTO Y PUNTOS
Habrá que proteger los cristales;
llueve como piedras

Los campos han llegado al mundo,


y los pasos son de terremoto

Todo el día hay que sorprenderse;


se va la hora, tenue como líneas

Ah, esa gota que cae no tiene remedio

Si me abrís todo
Cuando me das tu amor

EASS LAPERDIAN
Ojo de buey (1996)

PARADOJA DE TRISTRAM SHANDY

Tristram Shandy, como todos sabemos, empleó dos años en his-


toriar los primeros dos días de su vida y deploró que, a ese paso, el
material, se acumularía invenciblemente y que, a medida que los años
pasaran, se alejaría más y más del final de su historia. Yo afirmo que si
hubiera vivido para siempre y no se hubiera hartado de su tarea, nin-
guna etapa de su biografía hubiera quedado inédita. Hubiera redacta-
do el centésimo día en el centésimo año, el milésimo día en el milési-
mo año, y así sucesivamente. Todo día, tarde o temprano, sería redac-
tado. Esta proposición paradójica, pero verdadera, se basa en el hecho
de que el número de días de la eternidad no es mayor que el número
de sus años.

BERTRAND RUSSELL
Mysticism and Logic (1917)

11
Dos sonetos de Borges
LO PERDIDO
¿Dónde estará mi vida, la que pudo SECRETOS
haber sido y no fue, la venturosa
o la de triste horror, esa otra cosa Niña de polen, niña de papel
que pudo ser la espada o el escudo
en tus cabellos se entretejen sueños
y que no fue? ¿Dónde estará el perdido en tu pálido y fugaz silencio
antepasado persa o el noruego, el sol está por nacer.
dónde el azar de no quedarme ciego, Ríos y cascadas brotan,
dónde el ancla y el mar, dónde el olvido un suspiro de viento entre tus ropas,
de ser quien soy? ¿Dónde estará la pura nubes grises en los pliegues de tu
noche que al rudo labrador confía falda
el iletrado y laborioso día, el murmullo del rocío en tu espalda.
Dime qué sutil secreto es el que guar-
según lo quiere la literatura? das
Pienso también en esa compañera en las caricias que acompasan tus
que me esperaba, y que tal vez me espera. cabellos.
PARA UNA VERSIÓN DEL I KING Astillas de tiempo, sólo recuerdos
arrebujados en las telas de tu cuerpo.
El porvenir es tan irrevocable
En tu jovial resplandor, allí ocultas
como el rígido ayer. No hay una cosa
que no sea una letra silenciosa un amor, un beso, una caricia,
de la eterna escritura indescifrable y los árboles, y los campos y las rocas
son testigos inmutables y sin bocas.
cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja Entrecerrados tus ojos cuales rosas
de su casa ya ha vuelto. Nuestra vida pimpollos que esconden tus silencios,
es la senda futura y recorrida. niña de nieve, oh mi niña, dime…
El rigor ha tejido la madeja.
¡Qué secretos esconden tus cabellos!
No te arredres. La ergástula es oscura,
La firme trama es de incesante hierro, SILVANA D’ANTONI
pero en algún recodo de tu encierro
CONTACTO:
puede haber una luz, una hendidura.
El camino es fatal como la flecha. revistalugones@gmail.com
Pero en las grietas está Dios, que acecha.
JORGE LUIS BORGES In memoriam E. S.
12
Lugones
Junio de 2011 Revista Literaria.- Número 5

Advertencia

Q
uien se condena a publicar en fecha fija frecuente-
mente llevará a su tarea una atención disipada, una
imaginación abrumada, una memoria perpleja, una
mente que se aflige en la angustia y un cuerpo que langui-
dece en la enfermedad; se afanará en un asunto estéril, has-
ta que sea tarde para cambiarlo; o, en el albor de la inven-
ción, prodigará sus pensamientos en un exuberante desor-
den y el apremio de la publicación no tolerará que el juicio
los revise o los modere.
SAMUEL JOHNSON
en el último número de The Ramler (1752)

Colaboradores:
Gaspar Ariel Casoy, Augusto Enrrique, Eass Laperdian, Ianthym,
Copass Garay, Daniel González Dueñas, Julio Lams, Hugo Mortz.

Revista dirigida y editada por Nicolás Ricci


Hurlingham, Buenos Aires

1
Índice:
Advertencia, Samuel Johnson ..........................................................1
El diario a diario, Julio Cortázar .....................................................2
Fe, alguna fe y ninguna fe, Robert L. Stevenson ............................3
Temor de cólera, Ah-med el Qalyubi .............................................4
Descabellera imborrable, Eass Laperdian ......................................5
Verbigracia, Hugo Mortz..................................................................5
CURIOSIDAD LITERARIA ...........................................................6
Baobab, Daniel González Dueñas ...................................................8
Cuento, Adolfo Bioy Casares............................................................8
Sententia Nominum, E. Anderson Imbert ....................................9
La luna I, Copass Garay....................................................................9
La siesta, Julio Lams .........................................................................10
Sin título, Ianthym ............................................................................10
Microrrelato 54, Gaspar Ariel Casoy ..............................................11
Una transacción, Robert Graves......................................................11
DOS SONETOS: Lope de Vega ......................................................12
El verso de tu boca, Augusto Enrrique ...........................................12

EL DIARIO A DIARIO

Un señor toma un tranvía después de comprar el diario y ponér-


selo bajo el brazo. Media hora más tarde desciende con el mismo
diario bajo el mismo brazo. Pero ya no es el mismo diario, ahora es
un montón de hojas impresas que el señor abandona en un banco
de la plaza. Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas im-
presas se convierte otra vez en un diario, hasta que un muchacho
lo ve, lo lee, y lo deja convertido en un montón de hojas impresas.
Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se
convierte otra vez en un diario, hasta que una anciana lo encuentra,
lo lee, y lo deja convertido en un montón de hojas impresas. Luego
lo lleva a su casa y en el camino lo usa para lo que sirven los dia-
rios después de estas excitantes metamorfosis.

JULIO CORTÁZAR
Historias de cronopios y de famas (1962)
2
FE, ALGUNA FE Y NINGUNA FE

En los antiguos días tres hombres salieron en peregrinación; uno


era un sacerdote, otro una persona virtuosa y el tercero un vagabun-
do con su hacha.
En el camino, el sacerdote habló de los fundamentos de la fe.
—Hallamos las pruebas de nuestra religión en las obras de la na-
turaleza —dijo y se golpeó el pecho.
—Así es —dijo la persona virtuosa.
—El pavo real tiene una voz áspera —dijo el sacerdote— como
nuestros libros siempre lo atestiguaron. ¡Qué alentador! —exclamó
como si llorara—. ¡Qué edificante!
—No requiero de tales pruebas —dijo la persona virtuosa.
—Luego, su fe no es razonable —dijo el sacerdote.
—¡Grande es la justicia y prevalecerá! —gritó la persona virtuo-
sa—. Hay lealtad en mi alma; no dudéis que hay lealtad en la mente
de Odín.
—Esos son juegos de palabras —replicó el sacerdote—. Compara-
do con el pavo real, un saco de tal hojarasca no vale nada.
Pasaban entonces frente a una granja y había en ella un pavo real
posado en una valla; y el pájaro cantó con la voz de un ruiseñor.
—¿Qué me dice ahora? —preguntó la persona virtuosa—. Sin em-
bargo a mí no me afecta. Grande es la verdad y prevalecerá.
—Que el demonio se lleve ese pavo real —dijo el sacerdote y, du-
rante una milla o dos, anduvo cabizbajo.
Pero luego llegaron a un santuario, donde un faquir hacía mila-
gros.
—Ah —dijo el sacerdote—. He aquí los verdaderos fundamentos
de la fe. El pavo real no era otra cosa que un adminículo. Ésta es la
base de nuestra religión.
Y se golpeó el pecho y gimió como si padeciera de cólicos.
—Para mí —dijo la persona virtuosa— todo esto es tan insignifi-
cante como el pavo real. Creo porque veo que la justicia es grande y
3
debe prevalecer; y este faquir podría seguir con su prestidigitación
hasta el día del juicio final y no embaucaría a un hombre como yo.
Al oír esto el faquir se indignó tanto que le tembló la mano y, ¡mira!
en la mitad de un milagro se cayeron los naipes de su manga.
—¿Qué me dice ahora? —preguntó la persona virtuosa—. Y sin em-
bargo a mí no me afecta.
—Que el diablo se lleve al faquir —exclamó el sacerdote—. Real-
mente no veo la ventaja de seguir con esta peregrinación.
—¡Valor! —exclamó la persona virtuosa—. Grande es la justicia y
prevalecerá.
—Si está usted seguro de que prevalecerá... —dijo el sacerdote.
—Le doy mi palabra —dijo la persona virtuosa.
Entonces el otro prosiguió con mejor ánimo.
Finalmente llegó uno corriendo y les dijo que todo estaba perdido;
que los poderes de las tinieblas habían sitiado las Mansiones Celestiales
y Odin iba a morir y el mal triunfaría.
—He sido burdamente engañado —exclamó la persona virtuosa.
—Ahora todo se ha perdido —dijo el sacerdote.
—¿No será muy tarde para pactar con el diablo? —dijo la persona
virtuosa.
—Esperemos que no —dijo el sacerdote— “Y en todo caso podemos
intentarlo... ¿Pero qué está haciendo con su hacha?” —le dijo al vaga-
bundo.
—Yo voy a morir con Odin —dijo el vagabundo.
R. L. STEVENSON
Fabulas (1896)

TEMOR DE CÓLERA
En una de sus guerras, Alí derribó a un hombre y se arrodilló sobre su
pecho para decapitarlo. El hombre le escupió en la cara. Alí se incorporó
y lo dejó. Cuando le preguntaron por qué había hecho eso, respondió:
-Me escupió en la cara y temí matarlo estando yo enojado. Sólo quiero
matar a mis enemigos estando puro ante Dios.
AH'MED EL QALYUBÍ
4
DESCABELLERA IMBORRABLE
Somos huestes que avanzan
Unos con sigilo, intuidos
Unos más solemnes
Unos con risas y violeta
Unos desde el sur de Francia
Unos como aquí, guantes envolviendo
Unos y otros más dictados
La velocidad sin duda llega
Trepa
EASS LAPERDIAN
Ojo de buey (1996)

VERBIGRACIA

Cuando niño —tendría yo siete años—, creía que el término "ver-


bigracia" se utilizaba para aclarar que lo que se acababa de decir era,
ante todo, literatura. Una metonimia, un anacoluto, una hipálage o
cualquier otra figura retórica. Estaba convencido de que servía para se-
ñalar que un epíteto era exagerado. Que un verbo era, en rigor, falso.
Hasta había sospechado (en mi ignorancia infantil) una etimología:
verbi, palabra; gracia, artificio, sortilegio.
Por ejemplo, alguien está escribiendo sobre la opinión de unos
hombres enérgicamente estúpidos: estos señores argumentan (verbigracia)
que el arte debe imitar a la naturaleza. Eso sería una hipérbole.
Así, uno podía manifestar que el afán de literatura lo llevaba a de-
cir: "Lámparas estudiosas" (John Milton), "Altos benteveos" (Jorge Luis
Borges) o "Escote atrevido" (un señor en una peluquería); de suerte tal
que el lector no huyera por las calles alertando a sus vecinos de una
próxima revolución de lámparas que habían leído a Maquiavelo, bente-
veos de dos metros y medio y escotes capaces de decir piropos a las vie-
jas.

HUGO MORTZ
Diccionario autobiográfico (1994)
5
CURIOSIDAD LITERARIA

Edición especial
(microcuriosidades)

I. Axaxaxas Mlö
En el cuento “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” (el primero de Ficcio-
nes), Jorge Luis Borges analiza tres naciones ficticias. El énfasis está
en Tlön. Borges nos dice, acerca de su particular lenguaje: «Surgió la
luna sobre el río se dice hlör u fang axaxaxas mlö». El cuento concluye y
luego, conforme avanzamos en el libro, llega “La biblioteca de Ba-
bel”. Aquí, el narrador describe una biblioteca infinita, o poco menos,
que “incluye todas las estructuras verbales, todas las variaciones que
permiten los veinticinco símbolos ortográficos”. Hacia el final, se lee:
«Inútil observar que el mejor volumen de los muchos hexágonos que
administro se titula Trueno peinado, y otro El calambre de yeso y otro
Axaxaxas mlö».

II. Topografía repetida


En “El evangelio según Marcos” (El informe de Brodie, 1970) se lee:
«Curiosamente, extrañaba lugares a los que no iba nunca y no iría:
una esquina de la calle Cabrera en la que hay un buzón, unos leones
de mampostería en un portón de la calle Jujuy, a unas cuadras del
Once, un almacén con piso de baldosa que no sabía muy bien dónde
estaba».
Y en “El congreso” (El libro de arena, 1975): «Extrañaba los leones
de un portón de la calle Jujuy, cerca de la plaza del Once, o la luz de
cierto almacén de imprecisa topografía, no los lugares habituales».

6
III. Carriego
Evaristo Carriego fue amigo de la familia Borges. En 1930, Borges
publica su libro Evaristo Carriego, en el que analiza la obra del poeta y
los temas de los que trata: el Tango, Palermo, los compadritos, el
Truco. Hoy, Carriego, es para muchos una invención más de Borges,
un personaje más. Macedonio Fernández y, acaso, Xul Solar corren la
misma suerte.
Pocos conocen el poema “Vulgar sinfonía”, que Carriego dedicó,
allá por 1909, a la madre de Borges, Doña Leonor Acevedo. En la úl-
tima estrofa, se refiere a él:

Y que tu hijo, el niño aquél


de tu orgullo, que ya empieza
a sentir en la cabeza
breves ansias de laurel,
vaya, siguiendo la fiel
ala de la ensoñación,
de una nueva anunciación
a continuar la vendimia
que dará la uva eximia
del vino de la Canción.

IV. Autoplagio
Esta curiosidad ha sido advertida por Gaspar Casoy.
Leemos en “El Sur” (Ficciones, 1944): «En el suelo, apoyado en el
mostrador, se acurrucaba, inmóvil como una cosa, un hombre muy
viejo. Los muchos años lo habían reducido y pulido como las aguas a
una piedra o las generaciones de los hombres a una sentencia».
Y en “El hombre en el umbral” (El Aleph, 1949): «A mis pies, in-
móvil como una cosa, se acurrucaba en el umbral un hombre muy
viejo. Diré cómo era, porque es parte esencial de la historia. Los mu-
chos años lo habían reducido y pulido como las aguas a una piedra o
las generaciones de los hombres a una sentencia».
7
BAOBAB
el árbol, pirotecnia silenciosa
es parte del secreto que me cuentas:
en las pupilas un festejo múltiple
suave virginidad que no te gusta:
basta frotar apenas con el dedo
triangular contigo entre cohetes
entonces la corteza cede un tanto
y muestra su bosque interno, el mundo
donde somos espora y carnaval
—cuando la rama toca el cielo,
primero se oye la luz
y luego se escucha el silencio—
(baobab: invernadero que enraíza en asteroides
cuando estalla un planeta
y disemina sus semillas
a mitad de la fiesta)

DANIEL GONZÁLEZ DUEÑAS


Apuntes para un retrato de Alejandra (1987)

CUENTO
El padre le dice al hijo: "Debemos querer la vida". Juntos la reco-
rren, mientras recorren el mundo, y en todas partes encuentran mal-
dad, estupidez, avaricia, avidez, mezquindad, gobiernos despóticos,
ricos vanidosos y egoístas, pobres envidiosos y crueles. El padre muere
en brazos del hijo, que le pregunta:
—Padre, ¿por qué debo querer esta vida?
—Porque no hay otra.
ADOLFO BIOY CASARES
Descanso de caminantes (2002)
8
SENTENTIA NOMINUM

Verano de 1116. Casa del canónigo Fulbert, en París.


Pierre Abélard ve acercarse a Héloïse. Va a abrazarla pero ella lo
detiene diciéndole:
—No te equivoques. Sólo soy la imagen que llevas en tu corazón.
Abélard replica:
—Según eso, yo seré la imagen que Héloïse lleva de mí en su cora-
zón. Da lo mismo, pues.
Y las imágenes se tendieron sobre la alfombra y se juntaron.

ENRIQUE ANDERSON IMBERT

LA LUNA I
En un tiempo hubo noches y hubo luna,
y la luna era lumbre de las noches,
y las noches de luna no eran noches
sino noches y rayos de la luna.

El nombre de la luna no era luna


en tiempos que la luna no era un nombre
sino luz y figura sin un nombre
que los hombres veían en la luna.

Mas supieron los hombres que era una


la luna que veía cada hombre,
y entonces a la luna dieron nombre,
y el nombre de la luna fue la luna.

Y quisieron los hombres que la luna


fuera voz y sonido para el hombre,
y entonces a la luna cantó un hombre,
y cantaron los hombres a la luna.

COPASS GARAY
9
LA SIESTA

El sueño se parece a la muerte y el hombre sensato es enemigo de


la muerte. Odia perder tiempo de su vida durmiendo. No se entrega
al sueño servilmente. El sueño lo vence, lo rompe. El hombre sensato
se duerme todos los días con una tenue tristeza: otro día ha pasado y
todo sigue igual.
No es sorprendente, entonces, que abomine de la siesta (conside-
rándola como un acto voluntario). Se niega a ella con todas sus fuer-
zas. La siesta es al sueño lo que el suicidio a la muerte.

JULIO LAMS
Reflexiones dispersas (2003)

SIN TÍTULO

Yo era de esos pequeños


soñadores capaces de todo,
de enfrentarse con furia al Dios mundo
por el solo hecho de hacerlo.

Yo era de esos pequeños


partícipes de la gloria
derramando el cuerpo de a golpes
en la vorágine de la historia.

Yo era de esos pequeños


salvajes tiros de bronca
que imaginaban quebrar y hacer trizas
un orden de mugre y de pena.

Yo era de esos pequeños


que a la patria con su vida enamoran.

Madre mía, querida Argentina,


¿Dónde me dejé abandonada?

IANTHYM
10
MICRORRELATO 54

Estaba Juan cada noche con una mujer distinta. A veces, apenas se
acostaba con alguna, comprendía que atravesaba sus velos tan rápido
que ni tiempo le daban de desear su caída. Consumado todo, lo ador-
mecía la placidez de un goce sin resistencias; pero durante el sueño
su memoria no dejaba de trabajar la imagen de esa mujer. Sólo rete-
nía de ella rasgos aislados, como la curva de los párpados o de los
labios, mientras todo el resto se componía con fragmentos de mujeres
anteriores, y a veces su sueño se interrumpía para mirarla. Otras ve-
ces no dormían juntos, apremiados por una despedida tan fugaz co-
mo el encuentro; entonces, atravesando las calles para volver a su
casa, todos sus rasgos se diluían entre la muchedumbre de mujeres
de la ciudad y su avidez se renovaba.

GASPAR ARIEL CASOY


Aforismos y microrrelatos (2009)

UNA TRANSACCIÓN

Quiero agregar algo más acerca de la sibila y sus profecías. Ya he


dicho que en Cumas, cuando muere una sibila la sucede otra, pero
que algunas son más famosas que las demás. Hubo una muy famosa,
Demófila, a quien Eneas consultó antes de su descenso al infierno. Y
más tarde hubo otra, Hierófila, quien visitó al rey Tarquino y le ofre-
ció una colección de profecías a un precio superior al que él quería
pagar. Cuando se negó a abonar el precio, según dice la historia, ella
quemó una parte y le ofreció lo que quedaba por el mismo dinero,
pero él continuó negándose. Luego la sibila quemó otra parte y le
ofreció lo que restaba, siempre al mismo precio… que él, por curiosi-
dad, pagó al fin.

ROBERT GRAVES
I, Claudius (1934)

11
Dos sonetos de Lope de Vega
SONETO 70
Quiero escribir, y el llanto no me deja,
pruebo a llorar, y no descanso tanto,
vuelvo a tomar la pluma, y vuelve el llanto, EL VERSO DE TU BOCA
todo me impide el bien, todo me aqueja.
Que mis labios
Si el llanto dura, el alma se me queja, te rocen la piel
si el escribir, mis ojos, y si en tanto cuando el beso
por muerte o por consuelo me levanto, se haya ido de viaje
de entrambos la esperanza se me aleja.
Ve blanco al fin, papel, y a quien penetra como el fuego
el centro deste pecho que me enciende quemando la madera
le di (si en tanto bien pudieres verte), de tu vientre
que haga de mis lágrimas la letra,
Calma desolada
pues ya que no lo siente, bien entiende,
que cuanto escribo y lloro, todo es muerte. espacio de compañía
belleza tranquila
SONETO 18
¿Qué tengo yo que mi amistad procuras? Beso el verso
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío, de tu boca
que a mi puerta, cubierto de rocío, la estrella de tu sonrisa
pasas las noches del invierno escuras?
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras, La realidad
pues no te abrí! ¡Qué estraño desvarío se hizo un sueño dulce
si de mi ingratitud el yelo frío como la miel
secó las llagas de tus plantas puras!
AUGUSTO ENRRIQUE
¡Cuántas veces el ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía!» CONTACTO:
¡Y cuánta hermosura soberana: revistalugones@gmail.com
«Mañana le abriremos», respondía ···
para lo mismo responder mañana! Próximamente
FÉLIX LOPE DE VEGA sitio web
12
Lugones
Agosto de 2011 Revista Literaria.— Número 6

Índice:
Prólogo ................................................................................................. 2
Microrrelatos, Gaspar Ariel Casoy .............................................. 2
El árbol del orgullo, G. K. Chesterton.......................................... 3
II Copass Garay.............................................................. 4
La luna II,
Meditación sobre una escoba, escoba Jonathan Swift ............................. 4
destino Adolfo Bioy Casares............................................. 5
Justo destino,
poemas, Ianthym ....................................................................... 5
Dos poemas,
CURIOSIDAD LITERARIA................................................................. 6
La vida es sueño, Blaise Pascal ...................................................... 8
La imperturbabilidad de la tortuga Hash, Eass Laperdian ..... 8
Dar, Daniel González Dueñas ................................................... 9
Dar,
Misceláneas, Miriam Rebeca Díaz.............................................. 9
Estación Silvana D’Antoni........................................................... 10
Estación,
poema, Augusto Enrrique...................................... 10
Sacerdote del poema,
DOS SONETOS: Luis de Góngora y Argote.............................. 11
RECORTES .......................................................................................... 12

Revista dirigida y editada por Nicolás Ricci


Hurlingham, Buenos Aires
Prólogo
Comentemos alguna novedad de índole editorial:
Desplazando los ya habituales “Dos sonetos” a la página 11, hemos
hecho lugar para una nueva sección, los “Recortes”. Se trata de frag-
mentos provenientes de diversas fuentes. Y en esa diversidad está su
valor. Tareas de recopilación, como ésta, requieren horas de lectura
consciente. Ésta consiste en leer con un lápiz en la mano; en releer, para
buscar diferentes elementos (Kant decía que los libros de Rousseau de-
bía leerlos más de una vez porque la belleza del estilo lo distraía de las
ideas que contenía); en ejercitar la memoria para encontrar ecos de lec-
turas anteriores.
Salimos a los libros como el cazador sale de cacería, para ofrecer aquí
nuestros mejores hallazgos.

Nicolás Ricci

MICRORRELATOS
10
Pocos psicólogos aparentaban un carácter tan distinto del propio
como el licenciado López. Por la tensión de los párpados y la mirada
vuelta sobre sí, algunos de sus pacientes lo creían un filósofo o un
artista; pero esos rasgos expresivos se debían a la incomodidad ocular
de unos lentes de contacto duros.

80
Se despertó de un sueño en el que escuchaba música en un teatro que
frecuentaba. Para que no se le disiparan las imágenes del sueño, todas
penumbrosas, no encendió ninguna luz y caminó despacio por su casa
a oscuras; ya disipadas, repasó la música recostado, poseído por la
delicia de un encanto que recién más tarde pudo definir: la conversión
en nostalgia de un pasado reciente.

GASPAR ARIEL CASOY


Aforismos y microrrelatos (2009)
2
EL ÁRBOL DEL ORGULLO

Si bajan a la Costa de Berbería, donde se estrecha la última cuña de


los bosques entre el desierto y el gran mar sin mareas, oirán una extraña
leyenda sobre un santo de los siglos oscuros. Ahí, en el límite crepuscu-
lar del continente oscuro, perduran los siglos oscuros. Sólo una vez he
visitado esa costa; y aunque está enfrente de la tranquila ciudad italiana
donde he vivido muchos años, la insensatez y la trasmigración de la le-
yenda casi no me asombraron, ante la selva en que retumbaban los leo-
nes y el oscuro desierto rojo. Dicen que el ermitaño Securis, viviendo
entre árboles, llegó a quererlos como a amigos; pues, aunque eran gran-
des gigantes de muchos brazos, eran los seres más inocentes y mansos;
no devoraban como devoran los leones; abrían los brazos a las aves. Ro-
gó que los soltaran de tiempo en tiempo para que anduvieran como las
otras criaturas. Los árboles caminaron con las plegarias de Securis, como
antes con el canto de Orfeo. Los hombres del desierto se espantaban
viendo a lo lejos el paseo del monje y de su arboleda, como un maestro y
sus alumnos. Los árboles tenían esa libertad bajo una estricta disciplina;
debían regresar cuando sonara la campana del ermitaño y no imitar de
los animales sino el movimiento, no la voracidad ni la destrucción. Pero
uno de los árboles oyó una voz que no era la del monje; en la verde pe-
numbra calurosa de una tarde, algo se había posado y le hablaba, algo
que tenía la forma de un pájaro y que otra vez, en otra soledad, tuvo la
forma de una serpiente. La voz acabó por apagar el susurro de las hojas,
y el árbol sintió un vasto deseo de apresar a los pájaros inocentes y de
hacerlos pedazos. Al fin, el tentador lo cubrió con los pájaros del orgullo,
con la pompa estelar de los pavos reales. El espíritu de la bestia venció al
espíritu del árbol, y éste desgarró y consumió a los pájaros azules, y re-
gresó después a la tranquila tribu de los árboles. Pero dicen que cuando
vino la primavera todos los árboles dieron hojas, salvo este que dio plu-
mas que eran estrelladas y azules. Y por esa monstruosa asimilación, el
pecado se reveló.

G. K. CHESTERTON
The Man Who Knew Too Much (1922)
3
LA LUNA II
Aunque ahora las luces ciudadanas
oscurecen los rayos de la luna,
todas se desvanecen si la miro,
diciendo al cielo: "Luna, luna, luna".

Aunque ya se nombraron y midieron


los cráteres y mares de la luna,
encuentro un solo nombre que la llame,
diciendo al cielo: "Luna, luna, luna".

Aunque ya la pisaron y volvieron


los hombres que viajaron a la luna,
la miro como adonde nadie llega,
diciendo al cielo: "Luna, luna, luna".

Y aunque en todas las lenguas que haya habido


cantaron los poetas a la luna,
no sé de más sonidos que la digan,
diciendo al cielo: "Luna, luna, luna".

COPASS GARAY

MEDITACIÓN SOBRE UNA ESCOBA

A este palo, que ahora contempláis tumbado vergonzosamente en


ese rincón olvidado, lo conocí alguna vez en estado floreciente en un
bosque: lleno de vigor, lleno de hojas y lleno de ramas. Pero ahora, en
vano pretende la atareada destreza humana competir con la naturale-
za, amarrando a su tronco sin savia ese marchito manojo de ramas
secas. Con lo que tenemos si acaso lo opuesto de lo que era: un árbol
patas arriba, con las ramas en la tierra y la raíz al aire.

JONATHAN SWIFT
4
JUSTO CASTIGO

Los demonios me contaron que hay un infierno para los sentimenta-


les y los pedantes. Ahí los abandonan en un interminable palacio, más
vacío que lleno, y sin ventanas. Los condenados lo recorren como si bus-
caran algo y, ya se sabe, al rato empiezan a decir que el mayor tormento
consiste en no participar de la visión de Dios, que el dolor moral es más
vivo que el físico, etcétera. Entonces los demonios los echan al mar de
fuego, de donde nadie los sacará nunca.

ADOLFO BIOY CASARES


Guirnalda con amores (1959)

DOS POEMAS

Tengo miedo.
Esta vez es por mí.
Dejo de correr.
***
Acá estoy. Acá está lo que soy.
Tu angustia de vida y de muerte juntas.
Y este sentimiento no es mío, no.

Soy en tu alma.
Error
Castigo.
Consecuencia.

En tu vientre, mi ser penetrado sin ser


aún.
Punzante.

Huída.

IANTHYM

5
CURIOSIDAD LITERARIA
Noticia preliminar

Todos saben que las costumbres literarias son cambiantes. A través


del tiempo podemos apreciar cómo vanguardias y heterodoxias se han
ido transformando en lugares comunes. Y opuestamente, lo que antes
fue fórmula y ortodoxia hoy podría sorprendernos. Nadie utiliza ya las
kenningar, y alguna vez –en el siglo XII– pudieron aburrir.
Una de estas costumbres casi perdidas es la de la imitación. Ésta se
basaba en la libre reescritura de un poema ilustre, cambiando ligera-
mente su temática y agregando nuevas observaciones. Como cabe
imaginar, el resultado era un poema nuevo, con una leve referencia al
anterior. Nada cuesta sospechar que las generaciones actuales podrían
censurar con injusticia dicho procedimiento, tachándolo de ilícito.

AJEDREZ

En su grave rincón, los jugadores


rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.
Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.
(“Ajedrez I”)
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y de blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?
(“Ajedrez II”)
JORGE LUIS BORGES
6
De un modo análogo, Borges observaba que, cuando decía a sus
alumnos que un escritor se parecía a otro, ellos pensaban que no tenía
ningún valor, que se copiaba.
Samuel Johnson escribió, hacia 1738, un poema titulado London, a
Poem, in Imitation of the Third Satire of Juvenal. Según Boswell, su primer
gran poema. Boileau había escrito, tiempo antes, una imitación de esa
misma sátira, consagrándola a París (como Johnson a Londres, como
Juvenal a Roma). Casi todos los poetas de Siglo de Oro español y mu-
chos de los poetas ingleses, entre ellos Alexander Pope, practicaron
felizmente la imitación.
Hoy compartimos un texto esperanzador. El soneto “Escondida” de
Gaspar Casoy, imitación de Borges (los cuartetos se corresponden con
los de “Ajedrez I” y los tercetos con los de “Ajedrez II”).

ESCONDIDA

Con su aguda visión, el vigilante


hurga los escondites. La requisa
lo apresura hasta el véspero en la risa
de la fuga amistosa y fascinante.

Transforma cada umbral en un semblante;


los sitios: puerta ubicua, sombra lisa,
árbol redondo, retráctil cornisa,
cama invertida y armario sudante.

La búsqueda infinita de este juego


(el teorema es de Cantor) sigue luego
con el hombre, su vida y su quimera,

en su afán de poeta o de monarca


que entreteje su velo; mas la Parca
lo descubre, lo mata y lo libera.

GASPAR ARIEL CASOY


7
LA VIDA ES SUEÑO

Si soñásemos todas las noches la misma cosa, afectaría tanto como


los objetos que vemos todos los días. Y si un artesano estuviera seguro
de soñar cada noche, doce horas seguidas, que era rey, yo creo que sería
casi tan feliz como un rey que soñara todas las noches, durante doce
horas, que era un artesano.
Si soñamos todas las noches que somos perseguidos por enemigos, y
agitados por estos fantasmas penosos, y pasásemos todos los días en
diversas ocupaciones, como cuando se viaja, sufriríamos casi tanto como
si aquellos sueños fuesen verdaderos, y se temería dormir como se teme
despertar cuando se tiene miedo de encontrarse con aquellas desgracias
en la realidad. En efecto, padeceríamos poco menos los mismos males
que si fuesen reales.
Pero pues los sueños son todos diferentes, y uno mismo se diversifi-
ca, lo que en ellos se ve afecta mucho menos que lo que se ve despertan-
do, a causa de la continuidad, aunque se cambie también, pero menos
bruscamente, si no es como cuando se viaja; y entonces se dice: «Me
parece estar soñando». Porque la vida es un sueño, algo menos incons-
tante.
BLAISE PASCAL
Pensées, II, 380 (1669)

LA IMPERTURBABILIDAD DE LA TORTUGA HASH

Vampira y Exótica Imperturbabilidad


Esencia misma de la sombra que es.
Hay allí un terrible dolor que se exime
Y diluye en ese ser que paga.

EASS LAPERDIAN
Ojo de buey (1996)
8
DAR

a Roberto Juarroz

Da el que recibe sin apropiarse del que da. Recibe quien da sin quedar-
«« ZX

se con el receptor a cambio de lo que le da.


Sólo da quien nada tiene salvo el gesto de dar. Sólo recibe quien lo tie-
ne todo en el acto de recibirlo.
Pero quien ofrece sin darse arrebata un don que no le es dado, y quien
recibe sin recibirse impone las cadenas que le brotan entonces.
Así, darse en el gesto mudo del que acepta, y recibirse en la algarabía
del que da.
Porque el universo le es dado a quien se vuelca, y el que recibe para
tener menos, da todo lo que el Todo puede dar.

DANIEL GONZÁLEZ DUEÑAS


Ónfalo (2004)

MISCELÁNEAS

De algún modo estamos en nuestras cunas de la infancia, miran-


do los juguetes colgantes, suspendidos en un arriba que nunca al-
canzamos.

Los vicios gustan pasar temporadas en las casas de los virtuosos.

No conozco otro modo de ser que siendo otro. No hay más ver-
dad que la fabricada con ficciones y simulacros.

La sombra, ese eco de la piel, ese acecho de la muerte, esa lamida
del diablo, ese gemelo desconocido, ese abrigo de lejos.

MIRIAM REBECA DÍAZ

9
ESTACIÓN

Siento la tarde otoñal


de ramas pálidas, desnudas,
de alientos descascarados por el viento.
El frío sol se enrosca en los árboles
sus rayos se arremolinan, delgados, somnolientos.
La melancolía se enrosca en sus raíces.
Amo el otoño,
el canto de la hojarasca
la humedad del aire
el imperceptible golpeteo de las hojas en el viento,
la ausencia de los grillos alocados del verano.
Amo el otoño
la sonrisa imperceptible de la noche
las nubes ennegrecidas del firmamento
las estrellas mudas, inmóviles.
Amo el otoño
y el misterio que acarrea su silencio.

SILVANA D’ANTONI

SACERDOTE DEL POEMA

Fui a la última misa en el altar del patio


y quedé temblando como una hoja en el viento

oyendo la oración de las palabras


y lamiendo la carne del verbo delicioso

sacerdote del poema


dejaste sujeta y predicada
a la belleza

AUGUSTO ENRRIQUE
10
Dos sonetos de Góngora
DESCAMINADO, ENFERMO, PEREGRINO
Descaminado, enfermo, peregrino,
en tenebrosa noche, con pie incierto
la confusión pisando del desierto,
voces en vano dio, pasos sin tino.
Repetido latir, si no vecino,
distinto, oyó de can siempre despierto,
y en pastoral albergue mal cubierto,
piedad halló, si no halló camino.
Salió el Sol, y entre armiños escondida,
soñolienta beldad con dulce saña
salteó al no bien sano pasajero.
Pagará el hospedaje con la vida;
más le valiera errar en la montaña
que morir de la suerte que yo muero.
DE LA BREVEDAD ENGAÑOSA DE LA VI
VIDA
Menos solicitó veloz saeta
destinada señal, que mordió aguda;
agonal carro por la arena muda
no coronó con más silencio meta,
que presurosa corre, que secreta,
a su fin nuestra edad. A quien lo duda,
fiera que sea de razón desnuda,
cada Sol repetido es un cometa.
¿Confiésalo Cartago, y tú lo ignoras?
Peligro corres, Licio, si porfías
en seguir sombras y abrazar engaños.
Mal te perdonarán a ti las horas:
las horas que limando están los días,
los días que royendo están los años.
LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE
11
···············RECORTES
Agesilao repuso a alguien que consideraba dichoso al rey de Persia por
haber subido muy joven al trono: «Sí, en efecto; pero Príamo a esa edad
tampoco era desgraciado».
Montaigne, Les Essais
……………………………………….

—Coffee or tea?
—Hamlet, I think, said that better.
Tradición sueca
……………………………………….

Historia. Un cronopio pequeñito buscaba la llave de la puerta de calle en


la mesa de luz, la mesa de luz en el dormitorio, el dormitorio en la casa, la
casa en la calle. Aquí se detenía el cronopio, pues para salir a la calle precisa-
ba la llave de la puerta.
Julio Cortázar, Historias de cronopios y de famas
……………………………………….

EPITAFIO DE EVA, por ADAN


Donde ella estaba, estaba el Edén.
Mark Twain, Eve's Diary
……………………………………….

He that runs against Time has an antagonist not subject to casualties.


[Quien corre contra el Tiempo tiene un adversario no sujeto a imprevistos.]
Samuel Johnson, Lives of the Poets, “Pope”
……………………………………….

Omnes vulnerant, ultima necat. [Todas hieren, la última mata.]


Inscripción en los antiguos relojes europeos.

CONTACTO: revistalugones@gmail.com

12
Lugones
Noviembre de 2011 Revista Literaria.- Año II, Nº 7

Primer aniversario
Prólogo
No sin dificultad, hemos cumplido un año. Que en el mundo vir-
tualizado y despreocupado de las artes en el que vivimos una revista
literaria gratuita e independiente —que no cede sus páginas a la pu-
blicidad— persevere durante tanto tiempo, no es poca cosa. Obstácu-
los incontables, tan numerosos como aburridos, atentaron contra
nuestra permanencia y diezmaron nuestro afán de crecer (mayor fre-
cuencia, más páginas). Pero Lugones sigue; para usted, lector.
La cuestión es que éste es un número aniversario y, como tal, no
podía ser simplemente uno más, sin particularidades. Yo (permíta-
seme hablar en primera persona) tengo para mí que Lugones ha en-
contrado su lector ideal en el muchacho de letras. El joven que aspira
a hombre de letras, que se desvela en lecturas ávidas y cada vez más
conscientes, que descubre los arcanos de este oficio con la prueba y el
error, y siempre con asombro y gratitud. El joven cargado de dudas y
perplejidades literarias. Este número ha sido dedicado (salvo única-
mente por los “Dos sonetos”) a textos que tratan sobre la labor litera-
ria. El tema es abordado, felizmente, desde distintos ángulos: el texto
ensayístico, el verso, la ficción. Las “Curiosidades” de la página cen-
tral no constituirán una sorpresa especial, pues siempre han desarro-
llado este mismo tópico.

Nicolás Ricci
1
Índice:
Prólogo .................................................................................................1
Arte poética, Antonio Machado ...................................................2
Literatura, música y pintura, Samuel Butler..............................3
Fragmento, Samuel Johnson..........................................................3
literatura, Marco Denevi .....................................................4
La literatura,
Poética, Pedro Monroy ..................................................................5
Poética,
Génesis, Nicolás Ricci.....................................................................5
CURIOSIDAD LITERARIA .........................................................6
Claustrofónica, Augusto Enrrique ................................................8
El pacto, Miriam Rebeca Díaz .....................................................8
poema Daniel González Dueñas ...............................9
Antes del poema,
De la lectura, Lord Bacon ..............................................................9
Aforismos, Gaspar Ariel Casoy.....................................................10
Aforismos,
DOS SONETOS: Almafuerte .................................................... 11
RECORTES.......................................................................................12

ARTE POÉTICA
(Mairena en su clase de
Retórica y Poética.)

—Señor Pérez, salga usted a la pizarra y escriba: “Los eventos


consuetudinarios que acontecen en la rúa”.
El alumno escribe lo que se le dicta.
—Vaya usted poniendo eso en lenguaje poético.
El alumno, después de meditar, escribe: “Lo que pasa en la ca-
lle”.
—No está mal.

ANTONIO MACHADO
Juan de Mairena (1936)
2
LITERATURA, MÚSICA Y PINTURA

Las artes de un músico, de un pintor y de un escritor son esen-


cialmente la misma. Cuando se compone una fuga, luego de haber
expuesto el tema, que no debe ser demasiado extenso, se introduce
un episodio, o episodios, que deben surgir del tema. Lo grandioso es
que todo debe ser nuevo, y nada nuevo, al mismo tiempo; los detalles
deben servir a los efectos principales y no oscurecerlos; en otras pala-
bras, debes tener un tema, desarrollarlo y no desviarte demasiado de
él. Esto es tan cierto para la literatura y la pintura como para todo
tipo de arte.
Nadie debe intentar siquiera aludir a la mayor parte de lo que ve
en su tema, y casi no hay límite para lo que puede omitir. Es preciso
que diga lo que quiere decir discretamente; que sea rápido para ver la
esencia de una cuestión, y exponerla concisamente sin ninguna proli-
jidad o restricción de palabras.

SAMUEL BUTLER
Note—Books (c. 1902)

FRAGMENTO

Como corresponde a la poesía describir la Naturaleza y la Pasión,


que son siempre iguales, los primeros escritores se adueñaban de los
objetos de descripción más impactantes, y los hechos más probables
en la ficción, y no dejaban nada a los que los seguían, sino la trans-
cripción de los mismos acontecimientos, y combinaciones nuevas de
las mismas imágenes. Sea cual fuese el motivo, por lo común se ob-
serva que los escritores primitivos son dueños de la naturaleza, y sus
seguidores del artificio; que los primeros sobresalen en el vigor y la
invención, y los posteriores en elegancia y refinamiento.

SAMUEL JOHNSON
The History of Rasselas, Prince of Abissinia (1759)

3
LA LITERATURA

En la corte de Alcinoo, rey de los reacios, un aedo de nombre


Demódoco canta las hazañas de los griegos de Troya.
Los jóvenes escuchan. Cuando Demódoco termina su relato, co-
mentan en voz alta:
—Los versos, bien medidos.
—Las metáforas, brillantes y vigorosas.
—El lenguaje, adecuado a las situaciones.
—Esto, en cuanto a la forma. Analicemos ahora el fondo.
—Sobresaliente, a mi juicio, el retrato de Agamenón.
—Gracioso el episodio de Tersites.
—Inverosímil, en cambio, el ardid del caballo de madera.
—La muerte de Patroclo me hizo llorar.
—La sobrepasa en patetismo la de Héctor.
—Pues, ¿y la lamentación final de Príamo?
Entre los oyentes hay un extranjero que permanece silencioso.
Nadie sabe quién es. Es Ulises.
Y Ulises piensa: “¿Qué es lo que ha cantado Demódoco? ¿A qué
Troya se ha referido, a qué griegos? No he reconocido a nadie. Aque-
llos sudores, aquellas lágrimas, aquellos olores, aquellas voces, aquel
fuego, aquel dolor, aquel miedo, ¿dónde están? Ha balbuceado una
estúpida parodia. Ahora sabrán estos jóvenes lo que fue Troya”.
Ulises comienza a hablar. Pero en seguida el auditorio lo inte-
rrumpe de mal talante:
—Cállate, extranjero, y cesa de farfullar ese galimatías. Tu guerra
de Troya se parece más a una riña de gallos que a una contienda en-
tre héroes. Luego del divino canto de Demódoco, ¿pretendes tú emu-
larlo con semejante ristra de disparates?

MARCO DENEVI
Falsificaciones (1966)
4
POÉTICA

Unos papeles Cuesta la vida


y un hombre que desangra erigir una obra.
sin una herida. Vas desgastándote.
Una tormenta Línea tras línea
concentrada en el pulso se nos agota el tiempo,
de una palabra. pacientemente.
En una copa, Y acaso mueras
gotas de miel y sangre. sin ver un solo verso
Una elegía. que te refleje.

PEDRO MONROY

GÉNESIS
Un sueño, un desengaño, una esperanza,
golpean en tu pecho entristecido;
la pluma aguarda el vértigo furioso
de sílabas, de metros y eufonías.
El gran caudal de voces ya comienza
a abrirse paso; el pulso se acelera.
Ya pueden verse las primeras líneas.
Ya va tomando forma tu poema.
Así como las aguas contenidas
por un dique se escapan por las grietas;
así te vaciarás sobre un papel.
La vida te ha cargado de emociones
que buscan la palabra inalcanzable,
ésa que nos cautiva desde lejos.
Creíste haber llegado hasta el poema.
Creíste haber llegado y fracasaste.

NICOLÁS RICCI
5
CURIOSIDAD LITERARIA

Citas malogradas
Bioy Casares anota que le irritaba que Borges, cuando componían las
obras de Bustos Domecq, insistiera en corroborar las citas; pensaba que
entorpecía el trabajo con caprichos. También anota que “casi infalible-
mente” la enciclopedia le daba la razón a Borges. A lo largo de la histo-
ria de la literatura, son numerosos los casos de citas mal citadas, ya en la
fuente, ya en el contenido. Enumeremos algunas.

Herman Melville inicia Moby Dick con una copiosa antología de citas
con un sensato factor común: la ballena. Más de cuarenta citas, que
abarcan desde la Escritura hasta discursos políticos de aquellos años.
Cita una frase del Pilgrim's Progress (1678) de John Bunyan. En realidad,
la frase pertenece a otra obra de Bunyan, The Holy War (1782). El error
podría explicarse porque Melville la tomó, ya citada, de otro libro: The
Whale and his Captors de Henry T. Cheever.
Más adelante, Melville cita esta hermosa frase: «España… una gran
ballena encallada en las orillas de Europa». La fuente está anotada de
este modo: «Edmund Burke (en algún lugar)».

Sarmiento abre sus Recuerdos de provincia con esta cita: «Es éste un
cuento que, con aspavientos y gritos, refiere un loco y que no significan nada».
La atribuye a Hamlet, aunque de hecho pertenece a Macbeth (act. V, esc.
5ª). Nótense los “aspavientos y gritos”, que no son otra cosa que el sound
and fury de Faulkner.
También su Facundo está maculado. En la “Advertencia del autor”,
figura la frase «On ne tue point les idées», atribuida erróneamente a For-
toul. Esta cita no sólo no pertenece a él, sino que no se ha dado con su
autor. Alguien ha conjeturado que sea una paráfrasis de una frase de
Diderot: «On ne tue pas de corps de fusil aux idées».

6
Luego, en el primer capítulo, se lee un largo epígrafe en francés atri-
buido a Francis Head, aunque en realidad pertenece a Alejandro von
Humbolt.

Borges comienza el memorable cuento “La intrusa” con el siguiente


epígrafe: «II Reyes, 1, 26». Cualquier lector puede consultar –
infructuosamente– el capítulo primero del Segundo libro de los Reyes y
advertirá que consta de dieciocho versículos. Adam Elbanowski corrigió
esa cita. Debería ser «II Samuel, 1, 26». (Recordemos la leve trama del
cuento: dos hermanos se enamoran de la misma mujer; la comparten; el
mayor la mata, para que no los distancie). La cita de Borges, pues, sería:
«Angustia tengo por ti, hermano mío, que me fuiste muy dulce: más
maravilloso me fue tu amor, que el amor de las mujeres».
Borges cita el Alcorán en dos cuentos (“Abenjacán el bojarí, muerto
en su laberinto” y “El milagro secreto”); en el primero, confunde la sura
40 con la 41 (la correcta); en el segundo, la 261 con la 259 (la correcta).

Podemos leer en la Vida de Samuel Johnson, de Boswell, una hermosa


conversación entre Johnson y el poeta satírico Richard Owen Cambrid-
ge, llevada a cabo el 9 de abril de 1778. Johnson observa que cierto arro-
yo visitado por Horacio —en el 37 A.C.— aún permanece sin cambios, y
se asombra de que haya resistido al paso del tiempo. Cambridge comen-
ta: «Un escritor español expresó esa idea en un poema. Al observar que
la mayoría de las estructuras sólidas de Roma han desaparecido total-
mente, mientras que el Tíber sigue igual, agrega:
Lo que èra Firme huió solamente,
Lo Fugitivo permanece y dura.»
El “escritor español” es Quevedo y los versos que recita (cuya grafía
puede ser adjudicada menos a Cambridge que a Boswell) deberían ser:
Huyó lo que era firme, y solamente
lo fugitivo permanece y dura.
Pertenecen al soneto “A Roma sepultada en sus ruinas”, que el lector
puede encontrar en el tercer número de Lugones (febrero de 2011).

7
CLAUSTROFÓNICA

Encerrada en el silencio se encuentra la palabra


tímida, profunda, distante, brillante
Encerrada en el sonido se encuentra la palabra
En la cárcel de las bocas se encuentra la palabra
Vayamos a liberarla y construyamos el verbo

AUGUSTO ENRRIQUE

EL PACTO

Rondando las esquinas se encuentra tabaco y alcohol, primeras


sustancias necesarias para hacer nacer otras. Cuatro paredes húme-
das y pájaros en los pies, es todo lo que se necesita cuando el papel
espera. Hay que escribir con los líquidos del cuerpo, vaciarse hasta la
sequía, agotarse hasta la ruina.
Se me rompen los dientes de tanto repetir el mismo pedido, pero
aquí hay trampa y no se puede pedir lo que ya se tiene.
El papel espera con la boca abierta y nuestras plumas aún están
secas. Goteamos azúcar para deshacernos de lo inútil. Convertimos
las piernas en rieles y los dedos en trenes descarrilados. El alcohol se
cobija en los huecos, se revuelca y hace hervir los coágulos atraganta-
dos.
Todo es un espanto, pero aquí estamos con el cuerpo entero, apre-
tando la rabia, endureciendo las manos. Aquí estamos limpiándonos
de pudores y cocinando la tinta. Hay un lugar al que siempre se pue-
de volver, un pacto que firmamos alguna vez, una escalera que des-
pliega su lengua de teclas, un piso de madera rota, una soga a la que
nos atamos voluntariamente.

MIRIAM REBECA DÍAZ

8
ANTES DEL POEMA
En el principio
fue hacer transcurso la boca
para beberte
Y sin saberlo
casi de inmediato
hubo también que hacerte palabra
Transcurrirte es pronunciar
aquel ahora sin tiempo
que sólo ahora existe
Antes que caricia somos verbo
una voz que si bien parece oído
es ojo que tocándote se gusta
Si callamos para fructificar
el fruto habla
por nosotros
Hablemos de tú al silencio
digamos esta boca es mía
casi de mañana
Antes del poema
no queda nada
por decir

DANIEL GONZÁLEZ DUEÑAS


Para reconstruir a Galatea (1989)

DE LA LECTURA
No leáis para contradecir y refutar; no para creer y presuponer; no
para encontrar tema para conversar y discurrir; sino para pesar y
examinar. Algunos libros han de gustarse, otros han de devorarse y
unos pocos han de rumiarse y digerirse; esto es, de algunos libros han
de leerse sólo partes; otros se leerán, pero sin curiosidad y unos pocos
hay que leer por completo y con diligencia y atención.
LORD BACON
9
AFORISMOS

Lo que muchas veces en un escritor se llama holgazanería es en


realidad un incesante esfuerzo por rechazar todas las estupideces que
se le cruzan por la cabeza.

El estilo sentimentaloide es el correlato literario del apego del escri-


tor a los deseos de sus personajes, a los que todavía no imagina sin
confundirse con ellos, y el estilo pretencioso es el correlato literario
del apego del escritor a su deseo de escribir bien. “El origen del su-
frimiento es el deseo” (Buda, segunda noble verdad), y también el de
la mala literatura.

Mayúsculas, comillas, negritas, muecas tipográficas que no saben


decir lo que se ilusionan con expresar y lo señalan como histriones
sobre un escenario.

Hay escritores que empiezan haciendo alarde de sus influencias


para terminar disimulando sus plagios.

Una de las tentaciones más engañosas y peligrosas para un escri-


tor es la de convertir la imaginación en oficio; es decir, algo equiva-
lente a vender la imaginación a cambio de una máquina de escribir
con la que se podrían crear obras con solamente desearlo.

Así como el arquitecto somete su obra a la prueba de la gravedad,


el escritor la prueba con el oído literario; lo que permite, al ser una
instancia menos evidente y más arbitraria, la proliferación impune de
malos escritores que, fascinados por el ruido de las imprentas, que-
dan sordos al desmoronamiento de sus frases.

GASPAR ARIEL CASOY

10
Dos sonetos de Almafuerte
¡PIÚ AVANTI!
No te des por vencido, ni aun vencido,
no te sientas esclavo, ni aun esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y arremete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido,
que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo;
no la cobarde intrepidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios que nunca llora,
o como Lucifer, que nunca reza,
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora...
¡Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo tu cabeza!

¡VERA VIOLETTA!
En pos de su nivel se lanza el río
por el gran desnivel de los breñales;
el aire es vendaval, y hay vendavales
por la ley del no—fin, del no—vacío;
la más hermosa espiga del estío
no sueña con el pan en los trigales;
el más noble panal de los panales
no declaró jamás: Yo no soy mío.
Y el sol, el padre sol, el raudo foco
que fomenta la vida en la Natura,
por fecundar los polos no se apura,
ni se desvía un ápice tampoco...
¡Todo lo alcanzarás, solemne loco,
siempre que lo permita tu estatura!
ALMAFUERTE
11
················RECORTES
«Muchos autores viven en el temor de que sus escritos sean demasiado
fuertes y el peligro inevitable es que sean demasiado débiles».
J. L. Borges, en Borges de A. Bioy Casares
……………………………………….

«Lo que me agrada en este novelista —dijo, aludiendo a Dios— es el tra-


bajo que se toma con los personajes secundarios».
G. K. Chesterton, en Gilbert Keith Chesterton de Maisie Ward
……………………………………….

La literatura se aprende leyendo la mejor literatura, es decir la de Gre-


cia y de Roma, y leyendo por placer. No hay otra forma. Las escuelas de
Literatura, los exámenes y todo eso deberían ser abolidos.
Andrew Lang
……………………………………….

Como curioso comentario sobre la verosimilitud que Swift infundía en


su relato, recordaré que un obispo de Irlanda declaró que por su parte no
estaba dispuesto a creer todas las patrañas que el viajero historiaba.
Adolfo Bioy Casares
……………………………………….

Si nos llega dinero por nuestra obra, está bien. Pero escribir para ganar
dinero es una abominación. Esa abominación se paga con el abominable
producto que se engendra.
Ernesto Sabato, El escritor y sus fantasmas
……………………………………….

Quien no sepa limitarse, nunca sabrá escribir.


Gustave Flaubert

CONTACTO: revistalugones@gmail.com

12
Lugones
Mayo de 2012 Revista Literaria.— Año II, Nº 8

Índice:
Prólogo.................................................................................................... 2
Fracaso primero del Quijote, Miguel de Cervantes ........................ 3
Definiciones, Ambrose Bierce ............................................................. 4
El estudio de la belleza, David Hume............................................... 4
La parte más pura, Eass Laperdian ...................................................... 5
Nocturno, Nicolás Ricci ...................................................................... 5
Fragmento, Fernando Pessoa .............................................................. 6
Vos, Eriatarka ......................................................................................... 7
El fin del mundo según los kai de Nueva Guinea,
Alejandro Dolina .................................................................................... 7
CURIOSIDAD LITERARIA ............................................................. 8
Sin título, Ianthym .............................................................................. 10
Aforismos, Georg C. Lichtenberg ....................................................... 10
Medievo, Daniel González Dueñas ..................................................... 11
La naturaleza imita al arte, Ernesto Sabato ................................... 11
La música, Gaspar Ariel Casoy ............................................................. 12
La interpretación del horror, Victor Hugo .................................... 12
Electronauta, Augusto Enrrique........................................................ 13
Misceláneas, Miriam Rebeca Díaz ...................................................... 13
Oliver Sacks, Sebastián Faccio ............................................................ 14
La mentira, Sigmund Freud ................................................................. 14
El pródigo, Agustín Bonaveri............................................................... 14
DOS SONETOS: Miguel de Unamuno.............................................. 15
RECORTES ........................................................................................... 16

Revista dirigida y editada por Nicolás Ricci


Hurlingham, Buenos Aires
Prólogo

Despachemos pronto algunos pormenores editoriales, para luego po-


der hablar de literatura, que es lo que en verdad nos importa. Volvemos
luego de una larga ausencia: el número anterior fue publicado a finales de
2011. Quizá lo prudente sería proceder como Fray Luis, que regresó a su
salón de clases después de una ausencia de cinco años diciendo «Decía-
mos ayer». Pero nosotros elegimos un gesto patético, una compensación
insuficiente; como quien, no pudiendo abrir una puerta, abre otras cien,
enfatizando la frustración de la puerta cerrada.
La cuestión es que hemos añadido cuatro páginas a la revista, dando
lugar a más textos de divulgación y a más autores noveles, aunque a estos
últimos —increíblemente— cuesta encontrarlos.
Cambiemos ya de tema.
Todos saben que para la correcta apreciación de un texto literario, au-
tor y lector deben compartir experiencias y conocimientos (Jorge Wag-
gensberg va más lejos y habla de un sistema binario en el cual el autor y
el lector se parecen íntimamente). Para entender el inciso salió, es necesa-
rio tener el concepto de adentro y de afuera. Para entender “El hacedor”
de Borges es necesario estar anoticiado de la existencia de Homero. Todos
los libros exigen de nosotros conocimientos previos, pero algunos consi-
derablemente más. La lectura de los Cuentos de la selva de Horacio Quiro-
ga requiere el manejo del español. La lectura (la correcta lectura) de Del
sentimiento trágico de la vida de Unamuno exige una base sólida de cono-
cimientos ontológicos.
De esto se deduce que cuanto más se exija de los lectores, cuanto más
compleja sea la obra, menos serán los que la puedan disfrutar. Nada cues-
ta suponer las inconveniencias comerciales de ese hecho.
¿Qué conocimiento exigirá la correcta apreciación de estas páginas?
Algunos datos ociosos de cultura grecorromana; algún pormenor bíblico;
ciertos arcaísmos españoles; el obituario de Borges a un compadrito de
Fray Bentos; las palabras de un príncipe danés; la certeza de que estamos
solos y las estrellas no nos dan ninguna señal.

Nicolás Ricci
2
FRACASO PRIMERO DEL QUIJOTE

Y, en diciendo esto, arremetió con la lanza baja contra el que lo había


dicho, con tanta furia y enojo que, si la buena suerte no hiciera que en la
mitad del camino tropezara y cayera Rocinante, lo pasara mal el
atrevido mercader. Cayó Rocinante, y fue rodando su amo una buena
pieza por el campo; y, queriéndose levantar, jamás pudo: tal embarazo
le causaban la lanza, adarga, espuelas y celada, con el peso de las
antiguas armas. Y, entretanto que pugnaba por levantarse y no podía,
estaba diciendo:
—¡Non fuyáis, gente cobarde; gente cautiva, atended!; que no por
culpa mía, sino de mi caballo, estoy aquí tendido.
Un mozo de mulas de los que allí venían, que no debía de ser muy
bien intencionado, oyendo decir al pobre caído tantas arrogancias, no lo
pudo sufrir sin darle la respuesta en las costillas. Y, llegándose a él,
tomó la lanza, y, después de haberla hecho pedazos, con uno dellos
comenzó a dar a nuestro don Quijote tantos palos que, a despecho y
pesar de sus armas, le molió como cibera. Dábanle voces sus amos que
no le diese tanto y que le dejase, pero estaba ya el mozo picado y no
quiso dejar el juego hasta envidar todo el resto de su cólera; y,
acudiendo por los demás trozos de la lanza, los acabó de deshacer sobre
el miserable caído, que, con toda aquella tempestad de palos que sobre
él vía, no cerraba la boca, amenazando al cielo y a la tierra, y a los
malandrines, que tal le parecían.
Cansóse el mozo, y los mercaderes siguieron su camino, llevando
qué contar en todo él del pobre apaleado. El cual, después que se vio
solo, tornó a probar si podía levantarse; pero si no lo pudo hacer cuando
sano y bueno, ¿cómo lo haría molido y casi deshecho? Y aún se tenía por
dichoso, pareciéndole que aquélla era propia desgracia de caballeros
andantes, y toda la atribuía a la falta de su caballo, y no era posible
levantarse, según tenía brumado todo el cuerpo.

MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA


El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1605)

3
DEFINICIONES

Decidir, v. t. Sucumbir a la preponderancia de un grupo de


influencias sobre otro grupo de influencias.
Egoísta, s. Persona de mal gusto, que se interesa más en sí mismo
que en mí.
Filántropo, s. Anciano caballero, rico y generalmente calvo, que
ha aprendido a sonreír mientras su conciencia le roba los bolsillos.
Reloj, s. Máquina de gran valor moral para el hombre, que mitiga
su preocupación por el futuro al recordarle cuánto tiempo le queda.
Respetabilidad, s. Fruto amoroso de una calva y una cuenta
bancaria.
Teléfono, s. Invención del demonio que suprime algunas de las
ventajas de mantener a distancia a una persona desagradable.

AMBROSE BIERCE
El diccionario del Diablo (1911)

EL ESTUDIO DE LA BELLEZA

Nada es tan bueno para mejorar el temperamento como el estudio


de las bellezas, sea de poesía, de la elocuencia, de la música o de la
pintura. Ellas conceden una cierta elegancia de sentimiento que el resto
de la humanidad no conoce. Las emociones que excitan son suaves y
tiernas. Apartan al espíritu de los afanes de los negocios y de los
intereses, fomentan la reflexión, disponen a la tranquilidad, y
producen una agradable melancolía que, de todas las disposiciones del
espíritu, es la más adecuada para el amor y la amistad.

DAVID HUME
Essays (1744)
4
LA PARTE MÁS PURA
Triunfaré solamente
Cuando haya muerto
La parte más pura y más idiota
De mi adentro rojo

Contaré mis hazañas


A mis nietos pequeños y exaltados

Pero no besarán
Mi frente agrietada

Todos están muertos


Que Dios reconozca a los suyos

EASS LAPERDIAN

NOCTURNO
Acaso hubo una ofensa involuntaria.
O no. Quizá los dos querían hallarse.
El vino los había envilecido,
también aquella música en guitarras.

Previeron el placer de la contienda


y el caprichoso honor los hizo fuertes.
Los hombres se miraron y entendieron,
y vieron su futuro victorioso.

Tuvieron que agenciarse algún puñal


y abandonar su alcohol y sus mujeres.
Salieron a la noche indiferente

con paso lento y firme, sin hablarse.


Alguno de los dos murió contento.
Los dos dieron allí con su destino.

NICOLÁS RICCI

5
FRAGMENTO

La literatura, que es el arte unido al pensamiento y la realización, sin


el estigma de la realidad, se me impone como el fin hacia el que debería
tender todo esfuerzo humano, si fuese verdaderamente humano, y no
mera exterioridad animal. Creo que decir una cosa es preservar su virtud
y despojarla del terror que, por desconocida, ella puede inspirar. Más
verdes son los campos en el enunciado que lo dice que en su verdor
objetivo. Las flores, si fueran descriptas con frases capaces de nombrarlas
en el aire de la imaginación, ostentarían colores de una permanencia de la
que la vida celular reniega.
Moverse es vivir, decirse es sobrevivir. No hay nada real en la vida
que no lo sea por el hecho de que ha sido descripto. Los críticos de aliento
corto suelen señalar que tal o cual poema, de amplia respiración rítmica,
no quiere, finalmente, decir otra cosa que el día está lindo. Pero decir que
el día está lindo es difícil, y el día lindo como tal, transcurre. Debemos,
pues, conservar lo lindo del día en una memoria florida y prolífica, y
crear de tal modo una constelación de nuevas flores y nuevos astros que
perpetúe los campos y los cielos de la exterioridad vacía y pasajera.
Todo es lo que somos, y todo será, para quienes vengan detrás de
nosotros en la sucesión tan variada del tiempo, conforme con la
intensidad con que nosotros lo hayamos imaginado, o sea, según el fervor
con que verdaderamente lo hayamos encarnado, metiendo en nuestro
cuerpo la imaginación. No creo que la historia sea, en su gran despliegue
mortecino, otra cosa que un flujo de interpretaciones, consenso confuso
de testimonios distraídos. Novelistas somos todos y narramos cuando
vemos, porque ver es tan complejo como todo.
Estoy en este momento a merced de tantos pensamientos
fundamentales, de tantas cosas verdaderamente metafísicas que expresar,
que me canso de repente, y decido no escribir más, no pensar más, y dejar
que la fiebre que me impulsa a decirme me adormile, y yo me ponga a
acunar, con los ojos cerrados, como se acuna a un gato, todo cuanto
podría haber dicho.

FERNANDO PESSOA
Livro do Desassossego (p. 1982)
6
VOS
¿en qué lugar del mundo dejaste tus ojos?
¿qué color te viste hoy?
de qué material hiciste tus sueños, que ya ni el tacto de mi imaginación
llega a ellos.
no parece que hice yo todas las canciones,
y al imperio de mis palabras le falta el pilar de tus delirios.
este ejército que peleaba por parecer auténtico
hoy perece en nombre de la moral, en nombre de lo que debe ser.
mejoré mi manera de huir a las situaciones cómodas...
me instalo mejor en los problemas, casi, casi siendo yo la que los causa.
y aunque cada vez hay más arena en los zapatos de un mar que nunca
vimos,
camino mejor que cuando estaba descalza.
si faltó el aire en algún momento, no fui yo la que dejó de respirar.
si notaste que el frío se sentía más, no fui yo quien no se abrigó.
si no ves nada que llene tu alma, si se te nubla la vista,
no soy yo quien cierra los ojos en el intento de no llorar.
hoy soy yo quien te abre las ventanas,
no soy yo quien te abriga las libertades,
no voy a ser yo quien te seque las lágrimas,
prefiero ser yo quien te las cause.
y aun así, sigo caminando mejor con arena en los zapatos.

ERIATARKA

EL FIN DEL MUNDO SEGÚN LOS KAI DE NUEVA GUINEA


Después de cumplir con su burocracia demiúrgica, el Creador
Mâlengfung se retiró a un rincón lejano del cosmos y allí se durmió. Cada
vez que esta divinidad se da vuelta se producen terremotos o erupciones
volcánicas. Un día, Mâlengfung se levantará de su siesta y hará caer el cielo.
La catástrofe pondrá fin a toda vida. El sueño del dios es liviano y
particularmente sensible al ruido que hacen los pecados de los hombres, lo
que significa que el fin está cerca.
ALEJANDRO DOLINA
Cartas marcadas (2012)
7
CURIOSIDAD LITERARIA

Ireneo Funes

El hallazgo que intentaré comunicar es prodigioso, pero tan sutilmente


prodigioso, que corre el albur de ser recibido con liviandad por un lector
apurado o, lo que es harto más probable, malogrado por un divulgador
incompetente. Ojalá te llegue, lector, algo de su magia.
Sin más, hagamos referencia a la publicación del libro Borges en Sur
(Sudamericana, 1999), que reúne un centenar de textos que Borges publicó en la
revista de Victoria Ocampo entre 1931 y 1980. Allí se encuentra un “Fragmento
sobre Joyce”, publicado originalmente en el número 77 de Sur. El ensayo o nota
bibliográfica comienza con las siguientes palabras: «Entre las obras que no he
escrito ni escribiré […] hay un relato de unas ocho o diez páginas cuyo profuso
borrador se titula Funes el memorioso y que en otras versiones más castigadas se
llama Ireneo Funes». Borges propone a Funes como el lector ideal de Joyce.
Consultamos fechas y descubrimos que “Funes el memorioso” fue publicado
por primera vez en 1942, en La Nación, y esta nota, en febrero de 1941. Todo
lector sensible leerá esto con la esperanza de estar frente a algún prodigio.
Borges es generoso con nuestra esperanza. Toda la primera página está
dedicada a ese borrador y los pormenores de su argumento. Daré cuenta paso a
paso de los datos del borrador y los cotejaré con los del relato ulterior.
Se nos dice (y éste es el primer regalo) que Funes es un compadrito “de Fray
Bentos o de Junín”; en la versión terminada, se sabe, la acción transcurre en el
primero. De la madre de Funes sabemos, por ambos textos, que era
planchadora. Al padre lo llama “problemático”, y dice que tal vez ha sido
rastreador. En el cuento, el padre es una figura más compleja, aunque no menos
secundaria y lateral; allí leemos: «Algunos decían que su padre era un médico
del saladero, un inglés O'Connor; y otros un domador o rastreador del partido
del Salto».
Otro dadivoso detalle lo encontramos más adelante, al leer: «Del compadrito
mágico de mi cuento cabe afirmar que es un precursor de los superhombres, un
Zarathustra suburbano y parcial». En la versión final, la misma línea aparece,
enriquecida: «Pedro Leandro Ipuche ha escrito que Funes era un precursor de
los superhombres, "un Zarathustra cimarrón y vernáculo"».

8
Una frase demasiado extensa aparece casi idéntica en ambos textos, siendo
las diferencias demasiado menores como para transcribirla aquí (por ejemplo, el
inciso «todas las hojas y racimos que comprende una parra» aparece en el
cuento como «todos los vástagos y racimos y frutos que comprende una parra»).
El segundo mayor regalo (dejamos el mayor para el final) está en una escena
descripta en la nota, que nunca llegó al cuento: «En la niñez, lo han expulsado
de la escuela primaria por calcar servilmente un par de capítulos, con sus
ilustraciones, mapas, viñetas, letras de molde y hasta con una errata». La
imagen es feliz y en seguida se verá por qué Borges debió eliminarla.
En el cuento final, Funes, aunque ya era un muchacho singular, consigue su
memoria perfecta luego de un accidente a caballo (y a causa de él), que lo deja
tullido. Pero Borges tardó mucho en dar con ese detalle que resuelve y cierra el
cuento. En el borrador se nos informa de una ridiculez: «Es increíblemente
haragán, ha pasado casi toda la vida en un catre, puestos los ojos en la higuera
del fondo o en una telaraña». El catre, la higuera y la telaraña llegan al cuento,
pero como una digna consecuencia del accidente, no de una haraganería
caprichosa. Sin duda, el dato del accidente es lo último que Borges imaginó y
sin él no tendríamos ningún Funes, excepto el de este perfil borroneado en una
nota sobre un escritor irlandés. Por eso la expulsión de la escuela primaria fue
eliminada de su semblanza: porque la memoria infalible no llega hasta después
del accidente, siendo un muchacho de diecinueve o veinte años. También nos
enteramos en el borrador de que nadie comprende a Funes hasta su velorio, en
el que los vecinos conversan sobre el difunto y “alguien facilita la explicación”.
En el cuento, el velorio no es mencionado.
Los creadores de ficciones obran de un modo misterioso. Unas líneas
generales empiezan a serles evidentes. Las trabajan y las ordenan, las ubican en
tiempo y lugar, las enriquecen con detalles circunstanciales. Pero a veces el
relato no se cierra, a veces hay problemas en la estructura del argumento.
Luego, a lo mejor, en la desprevenida mañana o entre sueños, los asalta la
solución de todos los problemas de su historia. Y la historia nace.
No puedo no copiar unas líneas de Samuel Johnson, escritas en su Vida de
Milton: «Interesa contemplar las grandes obras en estado de simiente, preñadas
con las posibilidades latentes de la futura excelencia; y no podría haber mayor
deleite que seguir su gradual crecimiento y expansión, observar cómo a veces
adelantan inesperadamente, gracias a rasgos fortuitos, y otras veces en cambio
progresan con lentitud, merced a una meditación constante».

9
SIN TÍTULO
La noche se abre y muestra su centro
su adentro
que tiembla.

Brilla la noche y despliega sus brazos


sus piernas.

Lleva en su vientre a la luna


sedienta del paso del tiempo.
Su madre, la noche, salvaje
se ha escapado del sol.

Cómo hará la luna naciente


las horas se han detenido.
Busca a su padre perdido

ha olvidado cómo nacer.

IANTHYM

AFORISMOS

Autobiografía: no olvidar que una vez escribí la pregunta: ¿Qué es la


aurora boreal?, la deslicé en la bohardilla de Graupner, con esta dirección: A
un ángel, y al día siguiente por la mañana me deslicé temerosamente en
busca de mi esquela. ¡Oh, si hubiera habido algún farsante que la
contestara!

Para darse perfecta cuenta de lo que el hombre podría hacer si quisiera,


basta pensar en las personas que se han escapado o han querido escaparse
de una prisión. Con un simple clavo han hecho tanto como si hubieran
tenido un ariete.

GEORG CHRISTOPH LICHTENBERG


Vermischte Schriften (c. 1799)
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««ZX

LA NATURALEZA IMITA AL ARTE

Una persona admirable engendra a su alrededor multitud de


imitaciones. Pero los héroes literarios engendran más encarnaciones
que los héroes reales, por la mayor pureza e intensidad que suelen
alcanzar. Werther produjo infinitos Werthers.
Este proceso no tiene fin: Dostoievski crea un personaje que se
inspira en un ser real como Napoleón, pero a su vez Raskolnikov
produce en la realidad una multitud de pequeños Raskolnikov.
Proust pinta a cierto género de snobs que de alguna manera eran
existentes, pero esos snobs se multiplican entre los lectores y
admiradores de Proust, que terminan por convertirse en personajes
proustianos. Los que a su vez son descritos por otro artista, ya que el
arte se hace sobre todo a partir del arte.
Y así ad infinitum.

ERNESTO SABATO
El escritor y sus fantasmas (1964)

MEDIEVO
a Roberto Behar
El verdadero castillo
era el foso alrededor
la secreta cuna donde duermen
la Biblioteca que nadie buscó
y el fuego del atanor de piedra
No vemos ahí sino negrura
porque la Media Edad es un espejo
El puente levadizo no desciende
porque es también el fiel de la balanza

DANIEL GONZÁLEZ DUEÑAS


Para reconstruir a Galatea (1989)

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LA MÚSICA

La música es a los hombres lo que el viento es a las flores.



A diferencia de la música clásica, apenas se imprime en partituras
la música que escuchan los enamorados y rechazan los oídos
instruidos. Esta música desaparece junto con la generación que para
alimentar sus emociones la escucha una y otra vez, porque el corazón
es menos duradero que una partitura como registro.


La música que se escucha durante los primeros años forma el
tejido asociativo de la memoria, y cuando se la vuelve a escuchar
después de mucho tiempo, regenera impresiones añejas. Así, a cada
generación, en cada edad que atraviesa, le corresponde una música
con la que se irán renovando los recuerdos de entonces. Habrá
quienes la coleccionen ansiosos, temiendo no volver a escucharla.
Pero poseerla y repetirla la vacía de imágenes, porque la música
acumula imágenes en silencio.

GASPAR ARIEL CASOY


Aforismos y microrrelatos (2009)

LA INTERPRETACIÓN DEL HORROR


La tiniebla es un espejo sombrío donde el condenado ve sus
delitos; en todas partes su remordimiento se yergue; a lo largo del
lúgubre camino, cada cual ve su crimen (y lo demás es quimera); el
mismo espectro hace decir a Nerón: «Madre mía», y gritar: «Hermano»,
a Caín.
VICTOR HUGO
La Légende des siècles (1883)
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ELECTRONAUTA
I

Un latido
««ZX

otro latido
corazón monocorde
Camina lento el desgano
hacia la última visión de los pasos
Respiro
La atmósfera aletarga los sentidos
El visor cristaliza la mirada
oprime el pensamiento de los ojos
observa la opresión del pensamiento

AUGUSTO ENRRIQUE

MISCELÁNEAS

Buscarán los motivos sin advertir que las cosas se hacen porque
pueden hacerse. No hay órdenes en la naturaleza para nuestros
actos.
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Resonamos en las máscaras que son nuestros rostros, resonamos
en un eco que repite la misma cosa: no soy yo.

Los obstáculos pueden ser ocasión de angustia y depresión o
pueden ser puertas para entrar a lugares propios que desconocemos.

¿Qué hay detrás de los ropajes de las falsas enfermedades? La
enfermedad genuina.

MIRIAM REBECA DÍAZ


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OLIVER SACKS
Tomo las llaves
Saco la basura
Tiro las llaves
Abro la puerta con la basura
Cierro la basura
Dejo la puerta en el llavero

SEBASTIÁN FACCIO

LA MENTIRA

Dos judíos se encuentran en un vagón de ferrocarril en una estación


de Galitzia. «¿Adónde viajas?» pregunta uno. «A Cracovia», es la
respuesta. «Mira que eres mentiroso —se enfada el otro—. Dices que vas
a Cracovia, para que yo crea que viajas a Lemberg. Pero ahora sé que
viajas realmente a Cracovia. Así pues, ¿por qué mientes?».

SIGMUND FREUD
Der Witz und seine Beziehung zum Unbewußten (1905)

EL PRÓDIGO
Un pródigo extraviado
en un jardín de orquídeas
un estanque escondido
con perlas y con sueños
en el fondo de un sueño.

Un pródigo encontrado
recortando los tallos
regalando las flores.
Las perlas ya no están
y los sueños son sueños.

AGUSTÍN BONAVERI
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Dos sonetos de Unamuno
LA ESFINGE
Te arrancaron, Esfinge de granito,
las alas, y tu cuerpo las arenas
cubrieron, y de entonces nos condenas
en la senda que lleva al infinito
marcándonos fatal el postrer hito,
á clavar nuestra planta en las almenas
de tu frente, perdiéndose entre penas
de vanidad de anhelo nuestro grito.
En torno tuyo el abrasado yermo
contempla al cielo de simunes cálido
que sañudo te azota sin piedad,
mientra en rezago el peregrino enfermo
muere de sed y sobre el pecho inválido
ve á la muerte trayendo libertad.

LA MUERTE
Eres sueño de un dios; cuando despierte
¿al seno tornarás de que surgiste?
¿Serás al cabo lo que un día fuiste?
¿Parto de desnacer será tu muerte?
¿El sueño yace en la vigilia inerte?
Por dicha aquí el misterio nos asiste;
para remedio de la vida triste,
secreto inquebrantable es nuestra suerte.
Deja en la niebla hundido tu futuro
ve tranquilo a dar tu último paso,
que cuanta menos luz, vas más seguro.
¿Aurora de otro mundo es nuestro ocaso?
Sueña, alma mía, en tu sendero oscuro:
“¡Morir... dormir... dormir... soñar acaso!".

MIGUEL DE UNAMUNO
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········RECORTES
Ocurre con los libros lo que con los hombres: un número muy
reducido tiene gran importancia; los demás andan confundidos entre la
multitud.
Voltaire, Dictionnaire, “Libros”
……………………………………….

«¿La penúltima puerta? Qué buen título. Mallea tiene una notable
capacidad para elegir buenos títulos. Es una lástima que se obstine en
añadirles libros».
J. L. Borges, en Borges de A. Bioy Casares
……………………………………….

'Tis with our Judgments as our Watches, none


go just alike, yet each believes his own.
[Sucede con nuestros juicios lo mismo que con nuestros relojes, no
hay dos que marchen a la par, y sin embargo cada uno cree en el suyo.]
Alexander Pope, An Essay on Criticism (1711)
……………………………………….

La música nos crea un pasado que hasta entonces desconocíamos y


nos llena del sentimiento de penas que fueron robadas a nuestras15
lágrimas.
Oscar Wilde, The Critic as Artist
……………………………………….

¿Merece la pena vivir? Ésta es una pregunta para un embrión, no


para un hombre.
Samuel Butler, Note—Books
……………………………………….

Todo conduce a un libro.


Mallarmé

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