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Fin de los tiempos

feudales
Crisis del siglo XIV
Guerra de los 100 años
El poder real y los primeros avances
En medio de todo el movimiento provocado por los nuevos tiempos*
que transcurrían, a partir del siglo XII, las monarquías comenzaron a
reaccionar ante la pérdida de su poder. Poco a poco, los reyes lograron
colocarse nuevamente en la cima de la pirámide social. En este nuevo
resurgir de las monarquías, los burgueses jugaron un rol fundamental:
ellos se aliaron a los monarcas en contra de los señores feudales
brindándoles su apoyo financiero y político. A cambio, como ya leíste,
los reyes les otorgaban a las ciudades las cartas de libertades y el
derecho al autogobierno.
El poder real y los primeros avances

La administración de justicia, el reclutamiento de los ejércitos y


el cobro de tributos fueron algunas de las atribuciones que los
reyes debieron recuperar.
La concentración del poder que estaban llevando adelante
algunos monarcas no fue pareja en todas las regiones sino que,
por el contrario, fue un largo proceso que tuvo diferencias
locales. Por ejemplo, en lo que serían las futuras España,
Francia y Gran Bretaña se fueron fortaleciendo las monarquías,
en tanto que en los territorios de Italia y Alemania siguió
predominando la fragmentación.
CRISIS DEL SIGLO XIV
Causas y consecuencias
A mediados de 1300, la gran expansión ocurrida en Europa
llegó a su límite. Ya no se realizaban roturaciones, por lo que la
superficie cultivada dejó de crecer. Como la población era muy
numerosa, pronto comenzaron a escasear los alimentos.
Además, la falta de abono en el uso del sistema de rotación
trienal provocó un rápido agotamiento del suelo, agravando aun
más la escasez de alimentos. A esta complicada situación se
sumó una sucesión de sequías e inundaciones. Las cosechas,
por lo tanto, fueron muy malas: el fantasma del hambre, que se
creía desterrado en el período anterior, había reaparecido.
A causa de la debilidad provocada por el hambre, los habitantes
resultaron una presa fácil para las enfermedades y las epidemias. De
hecho, a mediados del siglo XIV, se produjo una serie de enfermedades
que atacaron a la población europea que no podía oponer resistencia.
Entre todas las enfermedades, la peste negra o bubónica fue la más
devastadora. Esta peste se difundió con mucha rapidez por todo el
continente ya que, desde el momento de la infección, en pocos días la
gente moría irremediablemente. Cuando las personas se enteraban de
que se había registrado algún caso de infección, huían hacia otros
pueblos, propagando aun más la enfermedad. En las ciudades,
caracterizadas por el hacinamiento y las malas condiciones higiénicas, la
peste hacía estragos.
Durante esta época, además, Europa atravesó por conflictos
bélicos como la Guerra de los Cien Años. Estos conflictos,
sumados a las enfermedades, tuvieron como consecuencia un
fuerte descenso de la población. Si bien los datos de la época
no son confiables, se habla de hasta 25.000.000 de muertos.
Fueron tantas las muertes que Europa recuperó su población
anterior a la crisis, ¡recién tres siglos después! Y no era fácil salir
de la situación: los fallecimientos, sobre todo de campesinos,
disminuían cada vez más la mano de obra en el campo y esto, a
su vez, provocaba una mayor escasez de alimentos, seguida de
un nuevo ciclo de hambres y, por lo tanto, de pestes.
A pesar de que la crisis afectaba principalmente a los campesinos, los
señores también sufrieron las consecuencias. Para mantener su alto
nivel de vida, tenían dos opciones. La primera era incrementar la
presión sobre los campesinos que aún permanecían en sus dominios,
corriendo el riesgo de que estos se sublevaran y escaparan; la segunda,
ofrecerles mejoras como incentivo para trabajar y para evitar su huida.
En la mayoría de los sitios en que se optó por presionar a los
campesinos, se produjeron levantamientos populares, como la
Jacquerie, en Francia; en otros lugares, sin embargo, se optó por la
segunda opción: muchos señores comenzaron a ofrecer salarios a los
campesinos para que trabajasen las tierras.
GUERRA 100 AÑOS
Uno de los conflictos más importantes durante este período fue la
Guerra de los Cien Años, entre Inglaterra y Francia. El conflicto se inició
en 1337 y concluyó en 1453, pero debido a lo dificultoso y costoso que
resultaba mantener a los ejércitos, este largo período tuvo etapas de
tregua.
¿Y cuáles fueron las causas de tan extenso conflicto? Fue un conflicto
sucesorio y feudal. El problema principal era la presencia de dominios
feudales ingleses en territorio francés (la región de Guyena) que
convertía al monarca inglés en vasallo del rey francés. Además, ambas
naciones rivalizaban económicamente en la región de Flandes.
A pesar de la superioridad numérica de los franceses, la guerra
comenzó a favor de los ingleses. ¿Por qué? Por un lado, muchos
señores feudales franceses apoyaron al enemigo; por otra parte, el rey
de Francia tuvo grandes dificultades para organizar de manera eficiente
sus ejércitos y, finalmente, los ingleses adoptaron una innovación
técnica de gran importancia. ¿Cuál fue esa innovación?
Durante la Guerra de los Cien Años, los ingleses introdujeron el uso
masivo de arqueros dotados con arcos de gran alcance: eran armas de
origen galés, capaces de acertar a un blanco a más de doscientos
metros de distancia. La infantería, a la que pertenecía la población
urbana, fue adquiriendo cada vez mayor importancia, mientras que iba
decayendo la de la caballería feudal.
¿Cómo terminó el conflicto, después de tantas idas y vueltas? ¡Con la
victoria de Francia! Es que los franceses aprendieron de sus errores y
utilizaron, cada vez más, las milicias urbanas y contrataron tropas
mercenarias. Pero además, en los últimos años de la guerra apareció
una joven campesina llamada Juana de Arco, que reavivó los
sentimientos nacionalistas de los franceses. Ella aseguraba que había
sido llamada por Dios para encabezar los ejércitos reales y tanto insistió
que fue puesta a la cabeza de las mencionadas tropas y derrotó a las
fuerzas enemigas que sitiaban la ciudad de Orléans (por eso se la llama
"la princesa de Orléans").
Tiempo después Juana fue tomada prisionera, acusada de brujería y
condenada a morir en la hoguera, sentencia que se cumplió en 1431.
Años después fue canonizada y se convirtió en un símbolo del
nacionalismo francés.
CONSECUENCIAS
FIN DEL ORDEN FEUDAL

CONSOLIDACION DE LOS CENTRO URBANOS

PODER REAL POR ENCIMA DEL PODER FEUDAL

EJERCITOS NACIONALES/SENTIMIENTOS
NACIONALISTAS

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