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Andrea Thodd

Betzy Medina

LA ESPERMATOGÈNESIS
Es el proceso mediante el cual se forman los espermatozoides, que son los
gametos masculinos, es decir, las células sexuales del hombre.
La espermatogénesis ocurre continuamente en los hombres adultos y, para que
se realice un ciclo completo de espermatogénesis, son necesarios
aproximadamente de 75 a 90 días en la especie humana.
Para que este proceso sea posible, es necesario un específico control hormonal
del eje hipotálamo-hipófisis-testicular que favorezca la producción de los
espermatozoides. Esto ocurre por primera vez con el inicio de la pubertad en el
hombre. A partir de ese momento, los testículos producirán espermatozoides
continuamente gracias al inicio de la cascada hormonal.
• La espermatogénesis está regulada hormonalmente por un feedback negativo
(retroalimentación negativa) en el que intervienen el hipotálamo, la hipófisis y
los testículos. Las hormonas implicadas en el control del proceso de formación
de espermatozoides son:
• Testostererona Es secretada por unas células situadas en el testículo
denominadas células de Leydig o intersticiales. Entre otras muchas funciones en
el organismo, la testosterona se encarga de activar genes que promueven la
diferenciación de las espermatogonias.
• FSH Es una hormona folículoestimulante. La secreta la hipófisis y actúa sobre el
testículo. En concreto, ejerce su función sobre las células testiculares conocidas
como células de Sertoli o nodrizas, encargadas de nutrir a los espermatozoides y
favorecer su desarrollo y maduración.
• LH Es una hormona luteinizante También la secreta la hipófisis. Su función
principal es activar la liberación de testosterona por parte de las células de
Leydig.
• Inhibina Es liberada por las células de Sertoli. Ejerce su función sobre la
hipófisis, inhibiendo la liberación de FSH y, por tanto, deteniendo la
espermatogénesis.
Existen 3 etapas básicas durante la formación de los
espermatozoides:

Fase Proliferativa
Fase Meiótica:.
Se divide en 2 subetapas:
Meioisis I:.
Meioisis II:
Espermiogénesis
• Fase Proliferativa: También llamada fase espermatogónica. Se
conoce como fase proliferativa a la multitud de mitosis que se
producen. El principal objetivo es formar muchas células
precursoras de espermatozoides, es decir, muchos espermatocitos.
• Fase Meiótica: También conocida como espermatocitogenésis,
es la etapa en la que se inicia un nuevo tipo de división celular, la
meiosis, que reduce la información genética a la mitad. Gracias a
ella, se producen unas células haploides denominadas
espermátidas. Podemos dividir la meiosis en dos subetapas:

• Meioisis I: Donde cada espermatocito primario da lugar a dos


espermatocitos secundarios haploides.
• Meioisis II: donde de cada espermatocito secundario se producen dos
espermátidas, por lo que, en total, de cada espermatocito primario
(diploide), obtenemos cuatro espermátidas (haploides).
Fase en la cual las espermátidas se convierten en espermatozoides; para ello, se
reduce el citoplasma, el núcleo de la célula se alarga, queda en la cabeza del
espermatozoide generando la forma puntiaguda característica de este tipo de
células y finalmente se forma el flagelo que permite el movimiento.
Por tanto, se trata de la última fase de la espermatogénesis, en la que tiene
lugar la maduración de las espermátidas hasta adquirir las estructuras
morfológicas del espermatozoide
El hecho de que tras la eyaculación se produzca una elevada pérdida de
espermatozoides, junto con un número bastante elevado de
espermatozoides malformados, convierte este mecanismo en un
proceso redundante e ineficaz, ya que, de toda la capacidad
espermatogénica potencial del testículo, tan sólo un 25% consigue
evitar la pérdida por apoptosis o degeneración. A su vez, la mayoría
son malformados, motivo por el cual únicamente un 12% de las células
iniciales son potencialmente útiles.

A pesar de todo lo anterior, un varón fértil es capaz de producir


eyaculados con 150 millones de espermatozoides varias veces por
semana.
La ineficacia de la espermatogénesis es debida fundamentalmente a la
ausencia de presión selectiva en la especie humana, y por ello los
factores externos afectan mucho los parámetros seminales. La
evolución ha impuesto que a mayor presión selectiva mayor eficacia
presenta la espermatogénesis.

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