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cha fundamental. La articulación entre luchas parciales y huelga gene- \ gimen oligárquico y en consecuencia no hubo un tiempo suficiente co-
ral no presentaba para ellos, desde el punto de vista teórico, grandes di- C\I mo para medir los resultados de la confrontación. Cuando esta se dé en
ficultades, en la medida que ambos momentos confluían en la perspec- \l;J las nuevas circunstancias creadas después de la ley Sáenz Peña, los Sindi-
tiva de la huelga general insurreccional. 1calistas Revolucionarios, resultarán triunfantes.
También en este terreno la situación de los socialistas era más com- En síntesis: el auge del anarquismo en el período que estudiamos
pleja. La estrategia insurreccional estaba claramente descartada para los aparece avalado por sus posturas frente al Estado y al régimen político
socialistas. Las huelgas parciales tenían objetivos concretos y precisos: ante los cuales preconizaban el rechazo simple y llano; frente a la inte-
mejorar las condiciones en el ámbito de la producción. La huelga gene- gración de los migrantes internacionales, ante la cual respetaban la ten-
ral sólo era aceptable con fines defensivos en determinadas circunstan- dencia a la persistencia de la identidad étnica; y finalmente por su insis-
cias. Una perspectiva insurrecciona! hubiera sido totalmente incompa- tencia en las reivindicaciones económicas y sociales, que terminaban
tible con la estrategia socialista, que descansaba en un transito evoluti- por ser en su accionar las cuestiones fundamentales.
vo hacia. el socialismo y en una concepción de las luchas sociales como
una lucha de clases no antagónica. Las Izquierdas y la Crisis del Régimen Polt'tico
Además, el movimiento sindical era sólo uno de los elementos de
una triple articulación en la lucha por la cuestión social. Los otros dos La importancia de la influencia alcanzada por el anarquismo entre '
eran la acción parlamentaria destinada a conseguir una legislación pro- los sectores populares urbanos y también el crecimiento del Sindicalis-
tectora del trabajo y diversas formas no sindicales de acción social, co- mo Revolucionario hacia el fin del período, revertían a su turno sobre
mo el cooperativismo. la crisis del régimen político y no dejaban de incidir, en alguna medida,
En una sociedad con las características que hemos descripto, la sobre las iniciativas de autorreforma.
tentativa socialista de articular la acción sindical y la acción política Las huelgas y movilizaciones que estos sectores impulsaban, crea-
se presentaba como una tarea difícil. Más aún, el socialismo argentino ban, como ya dijimos, un clima <le agitación social casi constante. El
tendrá a lo largo de su historia, enormes problemas para poder conge- empleo de la represión fuerte y sistemática no otorgaba mayor credibi-
niar ambos elementos. Cada vez que lograban una cierta inserción en los lidad a ia élite gobernante, sino que por el contrario ponía en evidencia
medios obreros e intentaban combinarla con la acción política, se gene- su necesidad de emplear este recurso, carente de cualquier forma de
raban fuertes tensiones, crisis e incluso escisiones. Las luchas internas y consenso entre los sectores populares urbanos.
rupturas de 1897 y 1898-1900; las de 1904-1906, las de 1918-1921 y Además, ia oposición anarquista y las tensiones que esta había ge-
aun las de fines de la década del treinta y del período preperonista, pa- nerado en las filas socialistas, había sido uno de los factores dominantes
recen confirmarlo. En realidad, en la Argentina de la primera mitad del en el fracaso del proyecto de Código <le Trabajo, que tal como analiza-
siglo XX, en lo que concierne a "la integración de los trabajadores", lo mos, constituía un intento <le "integración" de un sector de los trabaja-
político y lo corporativo parecían excluirse mutuamente. Y así lo ex- dores. Posteriormente, los anan¡uistas y los Sindicalistas Revoluciona-
·_presan, de alguna manera, los "exitos" de la acción anarquista, en una rios, continuaron su posición antiestatista, boicoteando y hostigando la
primera época y del Sindicalismo Revolucionario, "corporativista" y tarea del Departamento Nacional de Trabajo y subrayando en su propa-
antipoliticista -aunque no antiestatista- posteriormente. 5anda, las limitaciones y violaciones a la legislación laboral -escasa por
Si el clima político imperante explicaba las ventajas que los anar- cierto- que se fue sancionando desde 190-t.
quistas obtenían respecto a los socialistas en la carrera por conseguir Estas corrientes de izquierda constituían también una amenaza, en
apoyo de los sectores populares, en cambio, tendrán rivales más fuertes la medida que las repercusiones Je! movimiento social parecían sumar-
tR. en lo~..S.!:ndicalistas Revolucionario~. Estos, también pondrán un pro- 5e a los que provenían <le la oposición política. Aunque esta confluencia·
\f"- fundo énfasis en los movimientos reivindicativos y apelarán también a no fue directa, sino indirecta, como en el caso de la aplicación del Esta-
formas de acción directa. :io de Sitio después de la conspiración Radical de 1905, incidía como
Pero, t~~Í~_s.~!:Jre l~~ anarquistas una ventaja adicional. Su cons- un factor adicional de crisis.
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tante_reclamo. de la unidad obrera no dejará de generar simpatías entre
J~.s ~rabajl!d2_re~. Sus propuestas de "Pactos de Solidaridad" y de fusión
de las federaciones obreras, irán acompañadas de una propaganda desti-
Por ei contrario,_l~~.so~füta~ -si bien no serán escatimados por
los "desbordes" de la represión en ciertas ocasiones- cy.an. c.onsiderados_
como una e\·entual oposición "legal". En todo caso, no obstante sus
nada a qenunciar el sectarismo anarquista 24 • De todas maneras, la apari- críticas al conjunto <le! régimen oligárquico, su actitud era más "posi-
ción como corriente autónoma se dio casi hacia final del período dei ré- 1 ~-
tiva" que la de los Radicales. Pero, se rraraba de "un círculo vicioso",
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S. V&sc nuestro trabajo Los orlP'fes... ed. cit.
porque eran las caractensticas mismas del reg1men político las que im-
6. Ibidem p. 98.
pedían que los socialistas se convirtieran en una oposición aceptada con
7. lb ldem p. 128.
peso suficiente como para incorporar ai juego político a un sector im-
8. La Vanguardia, 1 de agosto de 1896.
portante de los trabajadores.
9. Remitimos a nuestro artículo: "Lucha de tendencias ... " loe. cit.
Pese a las circunstancias señaladas y en una marcha con altibajos,
10. Ibídem.
los socialistas habían logrado una presencia política indudabic, por lo
11. La Vanguardia, 25 de agosto de 1904.
menos en el ámbito de la Capital Federal. Pero, recién darán "el salto"
12. PARTIDO SOCIALISTA ARGENTINO, Movimiento Socialista y Obrero, Bs.As. P. S.,
con la ampliación del régimen político. Pero, entonces enfrentarán un 1910, p. 119.
nuevo rival: el Radicalismo abandona la abstención y se lanza de lleno 13. Para los orígenes del anarquismo en Argentina, existen también varios trabajos; en par-
al juego político disputando exitosamente a los sociali~.tas una franja ticular: ABAD DE SANTILLAN, DIEGO, El movimiento anarquista en la Argentina,
importante de las emergentes clases medias y de los sectores populares. Bs. As., Argonauta, 19 30 y OVED, IAACOV, El anarquismo y el movimiento obrero en
Argentina, México, Siglo XXI, 1978.
En el caso Je los anarquistas y también en cí de los Sindicalistas 14. CASTRO, ALBERTO y GARCIA BALSAS, C. Críticas al proyecto González, Bs.As.,
Revolucionarios, su poder de convocatoria también presentaría límites. edición del Grupo La Aurora, s/f.
En ciertas circunstancias revelaban una indudable capacidad para gene- 15. La Acción Socialista, 1 de julio de 1905.
rar la adhesión de importantes sectores de trabajadores en la lucha por 16. La concepción de los Sindicalistas Revolucionarios sobre la huelga general se encuentra
reivindicaciones sociales y democratizantcs. Pero, como ocurrió en par- expuesta en ntunerosos arrículos, en las páginas de La Acción Socialista, particularmente
en los años 1905, 1906 y 1907.
ticular en el caso de la huelga general de 191 O, esta adhcsiém tendría
17. La Organización Obrera, septiembre 1909.
límites precisos. Ambas tendencias pretendieron darle a ese mo\'imiento
18. Véase, OVED, IAACOV, El anarquismo ... ed. cit.
un caracter de cuestionamiento político abierto "al sistema" y de atro-
19. CORNBLIT, OSCAR, "Inmigrantes y empresarios en la polftica argentina" en Desarro-
pellar los símbolos que la burguesía había montado en torno al Cente- llo Económico, vol. 6, nº 24, enero-marzo 1967.
nario. Los trabajadores los siguieron en los primeros momentos de la 20. Véase, por ejemplo, El Obrero Constructor de Rodados, julio 1911.
huelga, pero luego los militantes quedaron librados a su suerte frente 21. Un ejemplo, encontramos en el artículo titulado "Deplorable", aparecido en LA Van·
a la represión más dura que habían debido soportar hasta entonces. guardia del 26 de octubre de 1901 y en el cual se afirmaba que el caracter cosmopolita
.,,i,t La huelga general de 191 O terminó en un;i profunda derrota para de ia clase obrera argentina constituye un obstdcu/o para su organización política y eco·
nómica. Agregaba que la existencia de diferencias culturales y de nacionalidad era un
el 1110\'Ímiento obrero. Lo que cst;iba c\•idcnciando cr;in los límites que elemento negativo y criticaba ia organización sobre bases de ese tipo o incluso "religio-
tenía ia táctíc;i de la huelga general en la situ;ición de la época. Esa de- sas", como en e! caso de los Círculos Obreros Católicos o de ia Sociedad de Obreros Is·
rrota marca el momento de la iniciación de! declinio de los anarquistas raelitas.
-aunque los síntomas más claros se harán visibles tiempo después- y el 22. Nos referimos en el caso de Gálvez a "El Diario de Gabriel Quiroga" y en él de Ro·
jas a "La Restauración Nacionalista" y "Blasón de Plata", entre otras producciones del
comienzo del viraje de posiciones de los Sindirnlistas Revolucionarios.
momento.
Y creó también, ciertas condiciones que facilitaron el proceso de tránsi-
23. Nos referimos a autores como Jorge Abelardo Ramos, Rodolfo Puiggros, Juan José Her·
to que significó la sanción de la Ley Sácnz Per1a. nández Arregui, entre otros.
24. La Acción Socialista 15 de setiembre de 1907.
NOTAS
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