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¡Encuentre las respuestas a

sus necesidades!
¿Se llena de incertidumbre cuando enfrenta numerosos cambios en su
vida? ¿Siente que las preguntas lo asedian por todos lados?
Usted puede dirigirse hacia el lugar correcto para alcanzar lo mejor que
¡Dios tiene preparado para su vida! Él ya diseñó una senda para que usted
lo escuche y así obtenga las respuestas y la dirección que necesita.
Con más de 40 años en el ministerio, conocida a nivel mundial como
conferenciante y autora, Gloria Copeland le compartirá consejos para saber
cómo escuchar a Dios. Ella lo ayudará a:

DComprender que estar disponible para Dios es más importante que tener
habilidades

DEvitar las distracciones que lo interrumpen para poder escuchar la voz


de Dios

DAprender cómo ser sensible para discernir Sus instrucciones


DComprender cómo puede ser transformado para pensar y actuar como Él
DCrear un estilo de vida en el cual puede escuchar de Dios y ser movido
por Él

¡Ya no complique más su destino! Aprenda cuán simple es conocer la


voluntad de Dios y actuar conforme al camino que Él ha trazado.
Comience a escuchar del cielo ¡ahora!

Kenneth
Copeland
30-0563S Publications
Escuchando del cielo
Reconociendo la voz de Dios

P o r

G l o r i a C o p e l a n d
A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas fueron tomadas
de la Versión Reina Valera 1960.
Las citas marcadas con las siglas NVI fueron tomadas de La Santa
Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI® © 1999 por Biblica, Inc.®
Las citas marcadas con las siglas AMP son traducciones libres del
idioma inglés y fueron tomadas de The Amplified® Bible, Classic Edition
© 1954, 1958, 1962, 1964, 1965, 1987 por The Lockman Foundation.
Las citas marcadas con las siglas Wuest Translation fueron tomadas de
The New Testament: An Expanded Translation by Kenneth S. Wuest, ©
Wm. B. Eerdmans Publishing Co. 1961. Todos los derechos reservados.
Las citas marcadas con las siglas Moffat Translation fueron tomadas de
The Bible: James Moffatt Translation por James A. R. Moffatt, © 1922,
1924, 1925, 1926, 1935 por Harper Collins San Francisco © 1950,
1952, 1953, 1954 por James A. R. Moffatt.
Escuchando del cielo
Reconociendo la voz de Dios
Hearing From Heaven: Recognizing the Voice of God
ePDF ISBN 978-0-88114-356-0 30-8563S
© 2001 Gloria Copeland
© 2011 Gloria Copeland
Traducción autorizada de la edición en inglés. Esta traducción es
publicada y vendida de acuerdo con el permiso de Gloria Copeland,
propietario de todos los derechos para publicar y vender este material.
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Fort Worth, TX 76192-0001
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Copeland, visita es.kcm.org, o llama al 1-800-600-7395 (EE.UU.) ó al
+1-817-852-6000 (Internacional). Nuestros ministros de habla hispana
están esperando tu llamada.
Índice

Introducción..................................................5

1. Fidelidad..................................................7

2. Venciendo la carne................................36

3. El Espíritu Santo es nuestro Ayudador....72

4. Un sacrificio vivo.................................113

5. Debe animarse a sí mismo.................137


Introducción

E l mensaje que compartiré con usted


cambiará su vida, pues transformó la mía
y la de otros que lo han puesto en práctica.
No soy la misma persona que era hace un
año, ni seré quién soy hoy el próximo año;
pues estoy siendo transformada de gloria en
gloria (2 Corintios 3:18). ¡Aleluya!
Kenneth y yo nos comprometimos, tanto en
el área personal como ministerial, a permanecer
con Dios sin importar qué sucediera. Ambos
hemos dejado a un lado todas las cargas de este
mundo, y continuamos avanzando en el Señor.
Estamos apasionados con el ferviente deseo de
Escuchando del cielo

cumplir la voluntad de Dios en la Tierra, y así


¡vamos a continuar!
Oro para que Dios agite su corazón, a fin de
que después de leer este libro, usted no sea el
mismo. Prepárese para recibir la luz de la Palabra
de Dios. Manténgase a la expectativa de cambiar y
crecer. Abra su corazón al Espíritu Santo, déle
libertad para que obre en su vida; Él anhela que
usted sea exitoso. Déjelo obrar en su corazón.
Haga a un lado cualquier problema o
preocupación que haya estado atormentando su
mente y atándola a este mundo. Permita que el
Espíritu Santo le revele el mundo espiritual. Todo
el poder y la sabiduría que necesita para vencer
cada obstáculo y resolver cada problema, se
encuentra disponible hoy en el ámbito espiritual
en Dios. ¡Sólo debe entrar a este Reino! Yo le
enseñaré cómo.

Con amor,
Gloria

—6—
C a p í t u l o 1

Fidelidad

“Porque los ojos del Eterno


recorren toda la Tierra, de arriba
hacia abajo, para manifestar Su
poder a favor de quienes son
devotos hacia Él”.

2 Crónicas 16:9, Moffat


C a p í t u l o 1

Fidelidad

E l fin de los tiempos se aproxima. No es el


tiempo de las tinieblas, sino de ¡la gloria
de Dios! El Cuerpo de Cristo está escribiendo las
páginas finales de la historia de la Iglesia. Estamos
a punto de ser testigos de la demostración más
grande del poder de Dios que alguna vez se haya
manifestado en la Tierra. El Señor le dijo a
Moisés: «Mas tan ciertamente como vivo yo, y mi
gloria llena toda la tierra» (Números 14:21).
Cada generación ha desempeñado un papel
importante en el plan maestro de Dios. Durante la
época de Moisés, el Señor manifestó Su poder a favor
del pueblo de Israel de maneras tan espectaculares
Escuchando del cielo

que éstas demandaron el respeto de los egipcios.


Cuando Moisés lo guió para que saliera de la
esclavitud, lo consideraron verdaderamente como el
pueblo de Dios, debido a la incuestionable
demostración de Su poder sobrenatural sobre éste.
Estoy convencida que nuestra generación
experimentará el mismo privilegio. Llegará el día
en que el Señor levante al Cuerpo de Cristo —la
Iglesia gloriosa— sin mancha y sin arruga. Esta
Iglesia demandará el respeto del mundo porque
¡manifestará el milagroso poder de Dios con
señales y maravillas! A partir de ahora, la iglesia
revelará la gloria del Señor.
Dios necesitaba de la obediencia de Moisés. Su
trabajo era extender su mano sobre la Tierra y
ordenar que la voluntad de Dios se cumpliera. El
Señor tuvo que buscar a alguien que fuera leal y se
atreviera a actuar conforme a Su Palabra. Moisés fue
fiel y cuando él extendió su mano, Dios extendió la
Suya y ¡realizó milagros, señales y maravillas! Él
necesita de personas fieles y obedientes en esta
hora, a fin de que pueda manifestarse una vez más
con poder sobre la Tierra.

—9—
Fidelidad

El Señor se reveló al pueblo de Israel como el


Dios que cumple Su pacto: Jehová. Él realizó toda
clase de señales y maravillas, las cuales fueron
necesarias para sacarlos de la esclavitud de Egipto.
Dios necesitó de Moisés —ellos trabajaron juntos—.
Moisés fue un instrumento de Dios porque conocía
Sus caminos, su corazón era leal para con Dios, y él
estuvo disponible para el Señor: «Sus caminos
notificó a Moisés, y a los hijos de Israel sus obras»
(Salmos103:7). Si Moisés no hubiera sido fiel al
conocer los caminos del Señor, el pueblo de Israel
jamás hubiera visto las obras de Dios.
En la actualidad, el Espíritu de Dios está
tratando con nosotros de muchas maneras, así
como lo hizo con Moisés. Debemos experimentar
un mover en el Cuerpo de Cristo, en cual Dios
nos muestre Sus caminos. Es necesario que
aprendamos a vivir conforme a Su Palabra.
Debemos ser adiestrados para vivir por fe y no
por vista, pues el Señor necesita un grupo de
personas que posean un fundamento sólido en Su
Palabra. Él requiere de aquellos que no sean
movidos de un lado a otro por todo viento de

— 10 —
Escuchando del cielo

doctrina y que la Palabra de Dios sea la autoridad


final en sus vidas. Y que también sepan cómo
depender de Su Palabra, la cual será el fundamento
de este mover del Espíritu.
Estoy convencida de que somos la generación
que anunciará la venida del Señor Jesucristo.
Antes de que Él venga, Dios se manifestará a Sí
mismo de manera más intensa que durante el
tiempo de Moisés. Él derramará de Su Espíritu
sobre toda carne. Analícelo de la siguiente
manera: ¡el Espíritu de Dios revelándose a Sí
mismo a la carne!
Desde la victoria de Jesús en el Calvario, lo
único que Satanás ha podido utilizar en contra
de la Iglesia es la debilidad de la carne. El
enemigo ha tenido que valerse del engaño
utilizando esa debilidad, a fin de ser efectivo en
su trabajo. El poder de Satanás en el reino
espiritual fue destruido de inmediato cuando
Jesús resucitó de entre los muertos, y tomó Su
vida eterna. Legalmente, Jesús le quitó para
siempre a Satanás la autoridad que éste tenía
sobre la humanidad.

— 11 —
Fidelidad

Dios se le ha revelado a nuestra generación en el


espíritu. Hemos aprendido a escucharlo a través de
nuestro espíritu y a conocerlo por medio de Su
Palabra. La mayoría de veces, Dios no se ha
presentado a Sí mismo de una forma en que
podamos verlo, oírlo o sentirlo en el ámbito natural;
hemos tenido que vivir por fe, y no por vista.
Satanás ha reinado en el ámbito de la carne,
ha sido su única forma de reinar. Sin embargo,
Dios en Su misericordia y amor hacia la
humanidad, se manifestará ahora en el reino
natural a través de Su Espíritu con señales y
maravillas. En la final y gran cosecha de almas, Él
tomará el control del reino natural. ¡Satanás ya
no tendrá la oportunidad de proclamar que este
reino le pertenece! Pero Jesús dijo que los falsos
profetas también se levantarían en los últimos
tiempos, y mostrarían señales y maravillas para
engañar a los escogidos. Por esa razón, la Palabra
de Dios debe ser siempre nuestro fundamento.

— 12 —
Escuchando del cielo

Somos hechura de Dios

Dios está derramando de Su Espíritu sobre


toda carne. Nacimos de nuevo para vivir y obrar
conforme al espíritu. Somos hechura Suya,
creados en Cristo Jesús para buenas obras (Efesios
2:10). Tenemos al Espíritu Santo —al mismo
Dios— ¡habitando en nuestro interior! El Señor
ha determinado revelarse y manifestarse en la
Tierra a través del Cuerpo de Cristo.
El Cuerpo de Cristo está conformado por
seres espirituales que viven en un cuerpo físico, y
que pueden manifestar la gloria de Dios. En
Efesios 4:24, se nos explica que hemos sido
creados a la imagen de Dios, en la justicia y
santidad de la verdad. El Señor aún no ha podido
revelarse al nivel que Él desea, pues hemos sido
dominados por nuestra carne.
Por medio de Su Espíritu, Dios nos está
revelando cómo podemos vivir en el espíritu y no
ser controlados por la carne. Cuando sintonicemos
nuestra vida para obedecer los consejos del
Espíritu Santo, el Señor tendrá a Su disposición

— 13 —
Fidelidad

los vasos necesarios para manifestarse a Sí mismo


en la Tierra.
Dios no está buscando habilidad, sino
disponibilidad. Él nos necesita para realizar la
obra, debe contar con personas fieles para llevarla
a cabo. Sin embargo, para Dios ha sido difícil
encontrar personas fieles y dispuestas.
Estamos en medio del más grande
derramamiento del Espíritu Santo que haya existido
en la raza humana. Y de acuerdo con el tiempo de
Dios, hemos llegado al fin de esta época. ¡Es el
momento de la cosecha! El Señor tiene un plan
para esta generación: salvar las almas de esta Tierra,
y trasladarlas al reino de Dios.
Para llevar a cabo esta gran tarea, se necesita
de un poder sobrenatural, así como el que fue
requerido para ¡liberar al pueblo de Israel! El
Cuerpo de Cristo liberará a la humanidad del
poder de las tinieblas por medio del poder del
Espíritu Santo.
Cuando Dios llamó a Moisés, Él escogió a un
hombre que fuera obediente. Moisés cometió

— 14 —
Escuchando del cielo

errores, pero el Señor fue paciente con él y no le


permitió retroceder. Dios lo necesitaba, pues él
contaba con todo lo que se requería para cumplir
la proeza de liberar a Israel: fidelidad.
Hoy en día, nosotros debemos ser fieles. Dios
nos necesita. Él desea usar nuestra vida como usó
la de Moisés. El Señor está demandando que nos
entreguemos por completo a Él. Dios está
buscando manifestarse con fuerza a favor de
aquellos cuyos corazones son perfectos delante de
Él: «Porque los ojos de Jehová contemplan toda la
tierra, para mostrar su poder a favor de los que
tienen corazón perfecto para con él…» (2 Crónicas
16:9). La palabra perfecto en este pasaje bíblico,
no quiere decir que Dios está buscando a aquellos
que jamás cometieron un error. Ésta significa:
“Leal, devoto, dedicado, consagrado y fiel”. En la
versión Moffatt lo encontramos de la siguiente
manera: “Porque los ojos del Eterno recorren toda
la Tierra, de arriba hacia abajo, para manifestar Su
poder a favor de quienes son devotos hacia Él”.

— 15 —
Fidelidad

Dios está buscando a quienes sean devotos,


leales, consagrados y dedicados hacia Él, y hacia
Su plan y Su propósito. ¡Dios quiere el corazón
de las personas!

Niéguese a sí mismo, no a Dios

Ya aprendimos a practicar la fe, ahora Dios


desea enseñarnos a practicar la fidelidad. Jesús
dijo: «Y llamando a la gente y a sus discípulos, les
dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a
sí mismo, y tome su cruz, y sígame» (Marcos 8:34).
Negarse a sí mismo significa despreciar su carne,
sus deseos, ambiciones e intereses.
En Gálatas 5, leemos que el espíritu pelea
contra la carne y viceversa. En otras palabras, los
deseos del ser exterior son contrarios a los del ser
interior. Para seguir al Señor debemos negarnos
a los deseos de la carne —del cuerpo— y seguir
en pos de los deseos de nuestro ser interior
—nuestro espíritu—, el cual ha nacido de nuevo
a la imagen de Dios.

— 16 —
Escuchando del cielo

Esto, pues, digo y requiero en el Señor:


que ya no andéis como los otros gentiles,
que andan en la vanidad de su mente,
teniendo el entendimiento entenebrecido,
ajenos de la vida de Dios por la ignorancia
que en ellos hay, por la dureza de su
corazón; los cuales, después que perdieron
toda sensibilidad, se entregaron a la
lascivia para cometer con avidez toda clase
de impureza. Mas vosotros no habéis
aprendido así a Cristo, si en verdad le
habéis oído, y habéis sido por él enseñados,
conforme a la verdad que está en Jesús. En
cuanto a la pasada manera de vivir,
despojaos del viejo hombre, que está
viciado conforme a los deseos engañosos,
y renovaos en el espíritu de vuestra mente,
y vestíos del nuevo hombre, creado según
Dios en la justicia y santidad de la verdad.
—Efesios 4:17-24

Debemos actuar conforme a nuestro ser


interior, el cual ha sido creado a la imagen de

— 17 —
Fidelidad

Dios; éste nos guiará a la mejor vida y de más alta


calidad que se pueda vivir sobre la Tierra.
Muchos han tratado de andar según la integridad
de la Palabra de Dios sin entregar su corazón en ello.
Desean todo lo bueno —salud, prosperidad, victoria
y bendiciones—, mas no quieren rendirse al Señor
por completo ni tampoco servirle con todo su corazón.
Jesús dijo: «Este pueblo de labios me honra;
mas su corazón está lejos de mí» (Mateo 15:8).
Usted podría confesar la Palabra de Dios todo
el tiempo, desde ahora hasta que Jesús venga;
pero si no actúa de corazón, ésta no dará fruto
en su vida.

Establezca sus prioridades

Dios requiere que establezcamos correctamente


nuestras prioridades. Las cosas de este mundo nos
roban el tiempo y la energía que deberíamos darle
a las cosas del espíritu. Usted puede involucrarse
tanto en utilizar su fe en los afanes de este mundo,
al punto que su corazón se enfocará en obtener las
cosas materiales y no en buscar al Señor.

— 18 —
Escuchando del cielo

Tenga cuidado de los problemas de la vida. En


las Escrituras se declara que los afanes de este siglo, el
engaño de las riquezas y las codicias de otras cosas,
entran y ahogan la Palabra, y ésta se hace infructuosa
(Marcos 4:18-19). Las personas que invierten su
energía y sus pensamientos en satisfacer la carne, no
vivirán conforme al poder de Dios.
Por supuesto que no estoy hablando del
pecado, obviamente no podríamos vivir según el
poder de Dios si hay pecado en nuestras vidas; sino
que me estoy refiriendo a la atención y al afecto
que nuestro corazón le está dando a este mundo
natural y físico, en lugar de dárselo al Señor. Ahora
bien, todo lo anterior significa que sólo podemos
vivir conforme al mundo natural o de acuerdo con
el mundo espiritual.
Algunos han tratado de obtener lo mejor de
estos dos ámbitos. Al vivir de esa manera, quizá
puedan obtener un poco de éxito, pero jamás
experimentarán las bendiciones y el poder de Dios
al nivel que Él desea para sus vidas. El Señor
requiere más de nosotros, ya que contamos con la
revelación del conocimiento de Su Palabra. En

— 19 —
Fidelidad

Lucas 12:48, se nos explica: «…porque a todo aquel


a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará…».
Somos una generación a la cual se le ha dado
mucho. Dios no nos ha instruido en Su Palabra
para que nos ocupemos de nuestros propios
deleites; sino para que estemos equipados y que
vivamos conforme al espíritu mientras habitamos
en un mundo natural y físico. Se nos ha asignado
una tarea. Él nos ha enseñado a utilizar nuestra fe
para cosechar almas.
Debemos aprender a andar en el espíritu para
cumplir el plan que Dios tiene para este tiempo.
Un predicador muy conocido profetizó:

A medida que usted viva con el Señor,


prepare su corazón, aliméntese con Su
Palabra, y esté atento a las instrucciones
del Espíritu de Dios. De esa manera, su
corazón estará dispuesto y su mente
será renovada. Y así, podrá fluir en lo
sobrenatural, de la misma manera que
un ave vuela en el aire y un pez nada en

— 20 —
Escuchando del cielo

el agua. Usted fluirá en lo sobrenatural


de manera tan natural como respirar.

Ni siquiera nos daremos cuenta de que


estamos usando nuestra fe; ya que vivir conforme
al espíritu, ¡será muy normal! No obstante, para
que esto suceda, debemos desligarnos de toda
alianza que tengamos con el mundo natural, pues
éste no ofrece seguridad alguna. Jesús dijo: «Porque
todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el
que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la
salvará» (Marcos 8:35). Si tratamos de aferrarnos
a las cosas naturales, en lugar de servirle al Señor
con todo nuestro corazón, nos perderemos de las
manifestaciones gloriosas del Espíritu Santo.
Cuando Kenneth y yo escuchamos por
primera vez acerca de vivir por fe, atravesábamos
circunstancias muy difíciles. Sólo sabíamos cómo
vivir enfermos y con deudas. Por consiguiente, fue
fácil dedicarnos al estudio de la Palabra, ya que
no teníamos otra salida. Fue la única solución
que encontramos, pues ¡estábamos en quiebra!
Sin embargo, a medida que honramos la Palabra

— 21 —
Fidelidad

de Dios, el Señor también la honró y nos prosperó.


Alcanzamos un nivel en donde ya no nos
sentíamos desesperados en lo económico, sino
que podíamos obtener cualquier bien material
que deseábamos.
Sin embargo, ahora que somos prósperos, se
requiere de más fidelidad de la que teníamos
cuando estábamos en quiebra; a fin de dedicarnos
por completo al servicio de Dios. Hoy le servimos
a Él, no por causa de la desesperación, sino
porque lo amamos y somos obedientes.
Medite en lo siguiente por un momento: Dios
ya cuenta con personas en la Tierra que saben
cómo usar su fe, cómo poner por obra la Palabra
y cómo servirle. Ahora bien, Dios todavía debe
trabajar con algo más en sus vidas: ¡fidelidad!

El siervo fiel es bendecido

Dios nos necesita para que llevemos el


evangelio hasta los confines de la Tierra. Así
como Jesús, nosotros también somos la Palabra
hecha carne y somos los portadores de ésta. Si

— 22 —
Escuchando del cielo

este mundo no oye las buenas nuevas de


Jesucristo a través de nosotros, la Iglesia, entonces
nunca las escuchará.
Tenemos la misma oportunidad que tuvo
Jesús de cumplir la voluntad del Padre. El Hijo
dejó la vida en gloria que llevaba junto al Padre
para venir a la Tierra y condenar al pecado en la
carne, a fin de proveer el camino para que
naciéramos de nuevo. Ahora, como seres
espirituales llenos de la vida de Dios en nuestro
interior, podemos manifestar el Espíritu de Dios
en este mundo. Ya no debemos vivir más
conforme a la carne, sino conforme al Espíritu y
obedecerle. Si éste no hubiera sido Su plan,
entonces ¡Él ya habría arrebatado a la Iglesia
desde hace mucho tiempo!
Él vino para establecer Su reino, y lo cumplió.
Ahora podemos entrar a ese Reino por medio de
la gracia, y a través de la fe; y convertirnos en los
mensajeros de la gracia de Dios, a fin de anunciarle
al mundo que también puede nacer de nuevo,
por medio de la fe en Jesucristo.

— 23 —
Fidelidad

Ya aprendimos a vivir por fe, ahora debemos


ser fieles con lo que sabemos y realizar todo lo
necesario para cosechar más almas para Cristo. A
medida que seamos más fieles al Señor que a
nosotros mismos, experimentaremos el poder de
Dios que hemos deseado. En la Biblia, se nos
enseña que si sembramos para el espíritu, entonces
cosecharemos vida y paz; pero si sembramos para
la carne, cosecharemos corrupción y muerte
(Romanos 8:4–14; Gálatas 6:7–8). Ésta es una
generación que sembrará para el espíritu.
El Señor nos está llamando para que
permanezcamos fieles y alertas a las cosas
espirituales. Jesús habló a menudo acerca de la
fidelidad, y en una ocasión dijo: «Por tanto,
también vosotros estad preparados; porque el Hijo del
Hombre vendrá a la hora que no pensáis. ¿Quién es,
pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor
sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?»
(Mateo 24:44–45).
Tomé la decisión de ser fiel. Usted debería
hacer lo mismo. Nadie más puede tomar esa
decisión por usted. Decidí colocar mi nombre en

— 24 —
Escuchando del cielo

este versículo en mi Biblia: «Gloria es una sierva


fiel y prudente». Comprométase a ser un siervo
fiel y prudente. Diga con todo su corazón: Dios, Tú
puedes contar conmigo.
En Mateo 24:46, leemos: «Bienaventurado
aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle
haciendo así». ¿Haciendo qué? Realizando lo que
Él le dijo: ser fiel a su Señor. Jesús no aseguró que
cualquier siervo sería bendecido, sino sólo los
fieles. El siervo perezoso no recibió bendición.
Este último no estaba disfrutando de los beneficios
que recibió el siervo fiel, el cual sí fue bendecido
por su señor.
En Mateo 25, Jesús también mencionó la
parábola de las vírgenes prudentes y de las insensatas.
Él estaba refiriéndose al mismo punto: Son
bendecidos quienes son diligentes y se preparan.

No entierre su talento

Jesús continuó enseñándoles a Sus discípulos


acerca de la fidelidad: «Porque el reino de los cielos
es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus

— 25 —
Fidelidad

siervos y les entregó sus bienes. A uno le dio cinco


talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno
conforme a su capacidad; y luego se fue lejos» (Mateo
25:14–15).
El siervo a quien se le dieron cinco talentos,
ganó otros cinco; asimismo, el que recibió dos,
obtuvo también otros dos. Ambos fueron fieles
con lo que se les dio: «Pero el que había recibido uno
fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su
señor» (Mateo 25:18).
Después de un tiempo, el señor regresó para
realizar cuentas con sus siervos. Todos ellos le
indicaron lo que habían hecho con sus talentos. A
los primeros, quienes habían invertido e
incrementado sus talentos, les dijo: «…Bien, buen
siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te
pondré; entra en el gozo de tu señor» (versículo 21).
Luego, el último siervo se presentó ante él, y
le dijo:
…Señor, te conocía que eres hombre duro,
que siegas donde no sembraste y recoges
donde no esparciste; por lo cual tuve

— 26 —
Escuchando del cielo

miedo, y fui y escondí tu talento en la


tierra; aquí tienes lo que es tuyo.
Respondiendo su señor, le dijo: Siervo
malo y negligente, sabías que siego donde
no sembré, y que recojo donde no esparcí.
Por tanto, debías haber dado mi dinero a
los banqueros, y al venir yo, hubiera
recibido lo que es mío con los intereses.
Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que
tiene diez talentos. Porque al que tiene, le
será dado, y tendrá más; y al que no tiene,
aun lo que tiene le será quitado.

Cuando Jesús ascendió al cielo, nos dejó Su


nombre, Su autoridad y Su poder. Luego nos
asignó nuestras tareas y envió al Espíritu Santo
para que nos dotara con el poder necesario para
cumplir con aquellas asignaciones (Marcos 16:15-
20; Mateo 28:19-20; Hechos 1:8, 2:1-4). Él ordenó
que predicáramos el evangelio a toda criatura,
que echáramos fuera demonios e impusiéramos
manos sobre el enfermo. En Mateo 28:20, Jesús le
indicó a Sus discípulos que les enseñaran a los
convertidos lo siguiente: «…guarden todas las cosas

— 27 —
Fidelidad

que os he mandado;…». El Cuerpo de Cristo está


cumpliendo exactamente las instrucciones de
Jesús. Estamos predicando el evangelio del Reino
y sanando al enfermo (Mateo 10:1-8).
Usted puede analizar la historia de la Iglesia y
darse cuenta que el Maestro le ha dado a esta
generación en particular varios talentos. Él ha
traído un avivamiento tras otro, esperando que la
Iglesia realice lo que el Señor demandó. Hoy día,
estamos entrando al avivamiento de la gloria de
Dios, y el Espíritu está siendo manifestado a toda
carne. Jesús le está dando a esta generación la
responsabilidad de vivir conforme al espíritu, a fin
de que la gloria de Dios sea revelada en nosotros.
Se espera mucho más de nosotros porque
ahora contamos con el fundamento de la
Palabra de Dios, algo que las otras generaciones
no tuvieron. ¿Se dio cuenta que los siervos fieles
entraron al gozo de su Señor? La vida de más
alta calidad —la cual se vive conforme al
espíritu— ¡es donde se encuentra el gozo! Sólo
el fiel la encontrará.

— 28 —
Escuchando del cielo

No importa si usted recibió cinco talentos o


dos. Dios espera que sea fiel ahora,
entoncescomience a crecer en el nivel en el que se
encuentra, y sea fiel en lo que Él le ha asignado.
Sea fiel en lo poco, y Él lo pondrá sobre mucho
(Mateo 25:21).
El siervo malo y negligente no conocía bien
a su señor. No confiaba en él, por esa razón,
sintió temor. Su señor no era un hombre malo
que cosechaba donde no había sembrado, sino
que el siervo negligente no tenía fe en él porque
no lo conocía.
Usted debe ser fiel y diligente en invertir el
tiempo necesario para conocer a Dios. Aparte
tiempo todos los días para tener comunión con Él,
a fin de conocerlo de manera personal. Cuando lo
conozca, confiará en el Señor, y obtendrá la
convicción de que lo recompensará ¡por ser fiel!
Yo no quiero ser mencionada como alguien
infiel, pues a los que se les da más, también se les
demanda más. Las personas que tenemos un sólido
fundamento en la Palabra somos como aquel a

— 29 —
Fidelidad

quien se le dio cinco talentos. No podemos darnos


el lujo de enterrarlos. Si deseamos ser bendecidos
tenemos que usar lo que Dios nos ha dado para Su
gloria, y ser siervos fieles y sabios.
Todo lo que Dios nos está pidiendo e instando
a llevar a cabo es ¡que en realidad gocemos de
una buena vida! Es imposible que nosotros le
obedezcamos, y no nos recompense
abundantemente. Él nos está ofreciendo una vida
de alta calidad, y nos está pidiendo que llevemos
la calidad de vida que el mundo entero desea
encontrar. Ellos la están buscando en las cosas de
este mundo; sin embargo, nunca la encontrarán
porque éste no tiene paz.
Dios está exhortando a los creyentes para que
vivan en este mejor nivel de vida, donde pueden,
de manera absoluta, ¡gobernar las cosas de este
mundo! Cuando seamos fieles, recibiremos la
bendición y el gozo del Señor.
¿Sabía usted que al momento de nacer de
nuevo, de forma automática, se convierte en un
hijo de Dios y no en un siervo? Usted es siervo

— 30 —
Escuchando del cielo

sólo si lo desea. Exprésele a Dios todos los días:


Señor, puedes contar conmigo. Te amo, estoy dispuesto
a servirte y a renunciar a mis propios intereses. Dejo a
un lado los placeres de la vida, y me pongo a Tu
disposición hoy. ¿Qué deseas que realice?
Cuando alcance ese grado de espiritualidad,
llegará a un nuevo nivel con Dios que pensó que sólo
sería posible experimentar ¡en el cielo! El Señor lo
llevará a nuevas alturas y usted quedará asombrado.

¿Está usted disponible?

¿Cómo podemos vivir conforme al espíritu, si


aún estamos en este cuerpo natural? Esto lo
logramos al invertir más tiempo en nuestra
búsqueda de las cosas del espíritu, en lugar de los
deseos de la carne. También será necesario que nos
dediquemos más a la oración, a la comunión con
Dios y a Su Palabra. Asimismo, debemos
disponernos a dejar a un lado la vida ocupada que
nos rodea, a fin de estar a solas con Dios; pues
sólo así Él podrá guiarnos, enseñarnos y
comunicarse con nosotros.

— 31 —
Fidelidad

Si usted pasa tiempo con personas que tienen


personalidad fuerte, ese comportamiento afectará
su vida de forma automática. Al final, empezará a
realizar las mismas cosas que ellos hacen.
Adquirirá sus malos hábitos. No podrá evitarlo,
ocurrirá de manera espontánea. Ahora bien, si
usted pasa el tiempo suficiente con Dios, ¡Él será
quien influya en su vida!
Moisés dijo: «¿Quién soy yo para que vaya a
Faraón…» (Éxodo 3:11).
Y Dios le respondió: «Ve, porque yo estaré
contigo…» (versículo 12). Dios le estaba
expresando a Moisés: “No importa quién seas tú,
lo que cuenta es quién Soy Yo”. Todo lo que
Moisés necesitaba era que Dios estuviera con él.
Sus habilidades naturales no están
determinadas por su eficiencia. Lo único que
necesita es habitar en la presencia de Dios, pues
¡Él sí tiene la habilidad!
Dios no está buscando nuestra capacidad,
sino nuestra disponibilidad. Póngase a Su
disposición a través de la oración en el espíritu,

— 32 —
Escuchando del cielo

la alabanza y la comunión con el Señor. Él


comenzará a manifestar Su carácter, Su
naturaleza, Su gloria y Su Espíritu en su vida.
Eso es lo que Dios desea llevar a cabo. Él vino
para habitar en su interior, a fin de que pueda
resplandecer de ¡adentro hacia fuera! Eso fue lo
que sucedió con Jesús.
Al momento que Jesús estaba en el monte de
la Transfiguración, la gloria de Dios en su
interior se reflejó en su exterior y Él fue
transfigurado: «...resplandeció su rostro como el sol, y
sus vestidos se hicieron blancos como la luz» (Mateo
17:2). Ese mismo acontecimiento sucederá en
nuestros días, pues el Señor jamás cambia Su
manera de obrar. La gloria de Dios surgirá desde
nuestro interior —nuestro ser interno— a medida
que nos rindamos por completo a Él y vivamos
conforme al espíritu. Fuimos predestinados para
vivir a la imagen de Jesús (Romanos 8:29). Dios
mismo se ha reproducido en los creyentes, así que
Él puede manifestarse al mundo a través de ellos.
El Señor desea que Su pueblo llene la Tierra,
pues éste se encuentra lleno de Su gloria. En

— 33 —
Fidelidad

Romanos 8:18, se nos explica que las aflicciones


que experimentamos al renunciar a las cosas
terrenales, no se comparan en nada con la gloria
del Señor que se manifestará en nosotros. Ésta no
sólo vendrá sobre nuestra vida, sino que también
saldrá de nuestro interior porque ¡Dios habita
dentro de nosotros!
Como creyentes, amaremos tanto a Dios que
preferiremos acudir a nuestro lugar secreto de
oración e interceder que disfrutar de los placeres
de este mundo. Y para lograr esto se requiere más
dedicación que para predicar. Pues cuando usted
se encuentra en su lugar secreto de oración,
nadie lo ve sólo Dios.
¿Cuál es el resultado? «No os engañéis; Dios no
puede ser burlado: pues todo lo que el hombre
sembrare, eso también segará. Porque el que siembra
para su carne, de la carne segará corrupción; mas el
que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida
eterna» (Gálatas 6:7–8). Cuando nosotros
sembramos en el espíritu, cosechamos una vida
de alta calidad, ésta incluye: paz, prosperidad y
salud divina; todas las bendiciones de Dios. Ésta

— 34 —
siempre será la recompensa para las personas que le
sirven y le aman con todo su corazón.

— 35 —
C a p í t u l o 2

Venciendo la carne

«Si vivimos por el Espíritu,


andemos también por el Espíritu».

Gálatas 5:25
C a p í t u l o 2

Venciendo la carne

¿S e ha dado cuenta que a veces usted ya


tiene conocimiento de ciertas cosas,
incluso antes de saber lo que la Palabra declara
acerca de ellas? Eso se debe a que el Espíritu
Santo se encuentra en su interior mostrándole la
verdad (Juan 16:13). Usted escucha cosas en su
espíritu, y éstas comienzan a surgir en su mente:
“Necesitas hacer esto. Debes realizar aquello”.
Algunas veces las oye, pero no les presta la debida
atención. Más tarde, vuelve a oírlas y son los
consejos de su espíritu, los cuales surgen a través
del Espíritu Santo.
Escuchando del cielo

A medida que seamos más conscientes de la


presencia del Espíritu de Dios en nuestros asuntos
diarios, más rápido identificaremos y
obedeceremos Sus consejos. Ése es el deseo del
Señor para el Cuerpo de Cristo. El Espíritu Santo
nos revela la voluntad del Padre por medio de
nuestro espíritu.
El Espíritu me ha revelado que debo pasar más
tiempo en oración e intimidad con Dios.
Asimismo, personas de todo el mundo, me han
comentado que también han recibido la misma
instrucción. Creyentes de todas partes han decidido
agradar a Dios, pues el Señor está llamando al
Cuerpo de Cristo a una comunión más íntima con
Él. Nos está llamando para que a diario pasemos
tiempo en oración e intimidad en Su presencia.
Me emociona cuando escucho a otros repetir
lo mismo que Dios me ha dicho. De esa forma,
alcanzaremos la unidad de la fe. El Espíritu del
Señor le habla a los creyentes de todo el mundo.
Cuando usted y yo estemos en acuerdo con el
Señor, de forma automática lo haremos el uno
con el otro.

— 38 —
Venciendo la carne

En una ocasión, un pastor en Detroit me


comentó: «Dios me dijo que mis mañanas le
pertenecían a Él». Y eso mismo me reveló el Señor a
mí. Me di cuenta que era Su voluntad para mi vida,
apartar al menos una hora o dos horas al día para
pasar tiempo con Él en Su Palabra y en oración.
Quizá usted siente que Dios le ordenó lo mismo.
El Señor no nos perseguirá para demandar
nuestra atención. En la Biblia, se nos enseña que
si nosotros lo buscamos, lo encontraremos. En
Santiago 4:8, leemos: «Acercaos a Dios, y él se
acercará a vosotros...». Dios envió a Jesús a la Cruz
para que se restaurara nuestra comunión con Él.
El precio ya fue pagado y el Espíritu Santo ha sido
enviado. Ahora, depende de nosotros tomar lo
que Él ha hecho por y en nosotros para acercarnos
al Señor. Debemos buscarlo.
En obediencia a esos consejos del Espíritu,
comencé a orar en lenguas por lo menos una hora
diaria. Luego, Dios me lo confirmó por medio de
Su Palabra. Por esa razón, estoy absolutamente
convencida de la necesidad de orar por lo menos
una hora al día.

— 39 —
Escuchando del cielo

Al principio no lo hice bien. Aunque me


proponía levantarme temprano para orar sesenta
minutos, ¡me quedaba dormida mientras lo
intentaba! A pesar de que fracasaba, nunca me di
por vencida. Al siguiente día, me volvía a levantar
temprano para orar; y perseveraba hasta que mi
mente y mi cuerpo estuvieran de acuerdo con mi
espíritu. La debilidad de la carne dice: “No te
levantes, mejor hazlo mañana”. La procrastinación
es una verdadera arma del diablo. Debemos
aprender a ser persistentes para ser exitosos, así
como Satanás lo es para hacernos caer.

La carne es débil

A través de las Escrituras, observamos que los


fracasos espirituales se deben a la debilidad de la
carne. La ley fue débil por la carne (Romanos
8:3). El pueblo de Israel y Pedro le fallaron a
Dios a causa de la debilidad de su carne.
En el huerto de Getsemaní, Jesús les dijo a Sus
discípulos: «...¿Así que no habéis podido velar
conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis

— 40 —
Venciendo la carne

en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto,


pero la carne es débil» (Mateo 26:40–41). Siempre
había entendido estos versículos como si Él
estuviera diciendo: “Oren para que no entren en
tentación”. Sin embargo, Jesús les estaba diciendo
que si oraban, cuando la tentación viniera, no
caerían en ésta. En Lucas 22:46, queda aún más
claro: «¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que
no entréis en tentación».
La tentación vendrá. No obstante, si nuestro
espíritu tiene dominio sobre nuestra carne y
mente, no cederemos ante ésta. Necesitamos
dedicarle tiempo a nuestra comunión con Dios
para mantener en orden nuestras prioridades. Ésa
es la clave para vencer la debilidad de la carne.
Sólo unas horas después del incidente en el
huerto de Getsemaní, Pedro fue tentado y negó al
Señor. Si él hubiera orado, es probable que no
hubiera caído en la tentación, ya que su corazón
deseaba seguir a Jesús. Cuando Jesús le advirtió a
Pedro que lo negaría, él dijo: “¡Yo nunca te
negaría! Moriría e iría a la prisión por Ti”. Eso era
lo que decía su corazón.

— 41 —
Escuchando del cielo

Jesús afirmó: «el espíritu…está dispuesto, pero la


carne es débil» (Mateo 26:41). El corazón de Pedro era
correcto, pero la debilidad de su carne lo que lo hizo
caer. Su carne provocó que se rindiera a la tentación.
Nosotros deseamos agradar a Dios y servirle
con todo nuestro corazón, pero debemos vencer
la debilidad de nuestra carne para lograrlo.
Somos seres peculiares. Cuando recibimos la
salvación de Dios, nos convertimos en nuevas
criaturas en Cristo Jesús: seres espirituales
habitando cuerpos naturales. Por tanto, debemos
aprender a través de la revelación de Dios y por
medio de Su Espíritu, cómo debemos obrar según
la manera que Él había predestinado. El Espíritu
Santo nos enseñará cómo vivir conforme al espíritu,
incluso mientras vivimos en un cuerpo natural.
Dios anhela usarnos para que manifestemos
Su vida y para que ministremos el evangelio al
mundo. Mientras vivamos en este cuerpo,
tendremos la habilidad para ministrar a otros que
también viven en un cuerpo natural. De lo
contrario, lo único que nos quedaría sería irnos a

— 42 —
Venciendo la carne

vivir con el Señor, pues en la Biblia se enseña que


estar ausente del cuerpo natural es estar presente
con el Señor —lo cual sería mucho mejor—.
Le permitimos a nuestra carne dominarnos a
través de la falta de conocimiento y de la falta de
comunión con Dios. El Señor nos está llamando
a vivir conforme al espíritu para permitirle a Él
que se manifieste a Sí mismo en este mundo por
medio del Espíritu Santo. Poseemos la habilidad
de conducirnos a través del ámbito espiritual.
Sin embargo, el Cuerpo de Cristo en conjunto,
nunca ha vivido conforme a esa verdad, aunque
ya adquirió el potencial desde el día de Pentecostés.
Algunos están más cerca que otros, pero jamás
han vivido en el espíritu como uno solo de la
forma en que viviremos en nuestros días.
En 1977, un predicador muy conocido
profetizó que la humanidad en esta Tierra viviría
y actuaría como Dios. Él profetizó que las personas
religiosas se burlarían de ellos y dirían: “¡Piensan
que son Dios!”. Pero el Espíritu les respondería:
No, ellos no son Dios; solamente son hijos, agentes y

— 43 —
Escuchando del cielo

embajadores del Señor, quienes han sido enviados para


realizar las obras de Dios.
Usted y yo formaremos parte de ese mover,
pues estaremos en ese lugar y en ese momento, y
todos los demás se quedarán atónitos. Jamás se
imaginarán que sea posible que una persona común
llegue a andar con tanto poder y autoridad. Sin
embargo, para que esto se cumpla en nuestra vida,
debemos poner en práctica lo que el Espíritu Santo
nos está enseñando. A medida que el Espíritu Santo
nos revele el reino espiritual, más actuaremos
conforme a éste: «Si vivimos por el Espíritu, andemos
también por el Espíritu» (Gálatas 5:25).
Primero debemos orar para que no entremos
en tentación. La carne actuará según haya sido
entrenada. Si usted le presta atención al pecado de
este mundo, su carne deseará practicarlo e ir tras el
espíritu del mundo. Pero si la expone a las cosas
de Dios, ésta aprenderá a comportarse bien y a
vivir conforme al Espíritu. En Hebreos 5:14, se nos
enseña que si somos maduros, nuestros sentidos a
causa de la práctica, estarán entrenados para
discernir entre lo bueno y lo malo.

— 44 —
Venciendo la carne

Si usted es perezoso, se debe a que ha estado


practicado la pereza. Si es diligente, es porque ha
practicado la diligencia. Cada uno enfrenta
obstáculos que nos impiden andar en el espíritu;
si esto no fuera así, entonces todos seríamos
exactamente como Jesús.
Uno no se vuelve adicto al cigarrillo la primera
vez que fuma, sino que tiene que hacerlo varias
veces para que se convierta en un hábito. Se
ingiere alcohol a causa de la debilidad de la carne,
aun cuando alguien ya ha nacido de nuevo y lo
sepa muy bien. El alcoholismo es el resultado de
la práctica. Una persona no se hace adicta la
primera o la segunda vez que bebe. Sin embargo,
si lo practica, esto se convertirá en hábito. De la
misma manera con las drogas, el adulterio o
cualquier otra obra de la carne (Gálatas 5:19-21).

Confrontando el pecado

De acuerdo con la Palabra de Dios, como


creyentes nacidos de nuevo es importante que

— 45 —
Escuchando del cielo

enfrentemos el pecado y la debilidad de la carne.


Dios le ha indicado a Kenneth que comparta con
el Cuerpo de Cristo la importancia de quitar el
pecado de nuestra vida. ¿Por qué? Porque si los
ministros no desaprueban el pecado, las personas
se sentirán libres de seguir cometiéndolo.
El Señor nos está llamando a que vivamos en
santidad —es decir, consagrados y dedicados
delante de Él—. Debemos despojarnos de todo
peso y del pecado que nos asedia para vivir con
Dios (Hebreos 12:1). ¡Es momento de andar
conforme a la gloria de Dios!
¿Cuáles son los pecados que fácilmente nos
asedian? El mundo categoriza el adulterio y el
asesinato como pecados; sin embargo, le presta
poca atención a la infracción de la ley del amor.
No obstante, ambos tipos de pecado serán un
obstáculo en su vida.
En 1 Juan 3:4, encontramos: “Cualquiera que
comete (practica) pecado es culpable de romper
la ley; pues pecar es infringir la ley (es decir,
quebrantar o violar la ley de Dios por medio de la

— 46 —
Venciendo la carne

transgresión o negligencia —al no ser restringido


ni regulado por Sus mandamientos y Su
voluntad—)” (AMP).
Pecar es revelarse contra las leyes de Dios. La
envidia, los celos y la contienda son pecados.
Ellos le cierran la puerta a las bendiciones de Dios
y se la abren al diablo.
Vivir en pecado podría causarle muerte
prematura, pues el pecado destruye al pecador.
Por ejemplo, la falta de perdón trae enfermedad y
el adulterio es un asesino. Hemos estado
sumergidos en el ministerio lo suficiente para
darnos cuenta de los efectos que causa el adulterio
en las personas. Hemos visto a niños morir
porque sus padres adulteraron. Dios no lo hizo,
sino el pecado. Usted no puede hacer que el
pecado obre a su favor, pues: «...la paga del pecado
es muerte…» (Romanos 6:23).
Si usted está viviendo en pecado, venza su
carne obedeciendo a su espíritu. Si está cometiendo
adulterio, lo más probable es que su corazón esté
roto por esto. Nadie quiere que los deseos de la

— 47 —
Escuchando del cielo

carne tomen el control de su vida. ¡Gracias a Dios,


puede salir de esa situación rápidamente! Pues
usted tiene un abogado con el Padre —Jesucristo
el Justo—; y Satanás tiene que aceptarlo. El
enemigo puede tentarlo si usted se lo permite,
pero no puede mantenerlo en la tentación.
Cuando usted decide cambiar, confiesa sus
pecados y se arrepiente; entonces de inmediato es
perdonado (I Juan 1:9).

Practique la santidad

El mundo entero a nuestro alrededor está


presionándonos para que pequemos. La televisión
y la radio están impulsando la inmoralidad y el
adulterio. La voz del mundo incita a su carne para
que siga el pecado. El diablo insta a su carne para
que usted vaya por el camino del mundo. El
mundo trata de convencerlo de que lo están
privando de toda la diversión y gloria del pecado.
Si usted se expone a las cosas de este mundo, su
cuerpo lo dominará. Sin embargo, ¡no debe
conformarse a este mundo!

— 48 —
Venciendo la carne

En Gálatas 5:17, encontramos que los deseos


de la carne están en contra del espíritu y los del
espíritu en contra de la carne. En el idioma griego,
la palabra deseos significa: “Anhelar o un fuerte
deseo”. El cuerpo tiene un fuerte deseo de gobernar
al espíritu. El hombre interior, o espíritu, desea
controlar el cuerpo. Practicar las cosas del espíritu
causará que éste venza los deseos de la carne y la
domine. Usted puede vivir sin sentir la presión de
la lucha interna entre su carne y su espíritu. Sin
embargo, para lograrlo simplemente debe exponer
su carne a las cosas de Dios, en lugar de ponerla a
disposición del mundo. Por ejemplo, las personas
se vuelven adictas al tabaco y al alcohol porque se
exponen a éstos. Y de la misma manera funciona
con la santidad, por tanto, practíquela. En
Romanos 8:6, se nos enseña: «…el ocuparse del
Espíritu es vida y paz».
Mientras usted se adiestra de nuevo a sí mismo,
se dará cuenta que sus deseos impuros comienzan
a menguar. Como puede observar, esto funciona
en ambas situaciones. Si usted continúa exponiendo
su carne a Dios —con su mente y su corazón—

— 49 —
Escuchando del cielo

cumplirá las cosas del Señor, en lugar de las del


enemigo. Desarrollará nuevos hábitos y alcanzará
un nivel donde su estilo de vida será vivir conforme
a las cosas de Dios en lugar de las del mundo.
Usted deseará al Señor y no al pecado. Los caminos
de Dios se convertirán en su forma natural de vivir.
El Señor nos ha dejado algunas cosas muy
claras en Romanos 6-8. Estos capítulos tratan de
la debilidad de la carne y la fuerza del espíritu.
En Romanos 6:11–14, leemos:

Así también vosotros consideraos muertos


al pecado, pero vivos para Dios en Cristo
Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el
pecado en vuestro cuerpo mortal, de
modo que lo obedezcáis en sus
concupiscencias; ni tampoco presentéis
vuestros miembros al pecado como
instrumentos de iniquidad, sino
presentaos vosotros mismos a Dios como
vivos de entre los muertos, y vuestros
miembros a Dios como instrumentos de

— 50 —
Venciendo la carne

justicia. Porque el pecado no se


enseñoreará de vosotros; pues no estáis
bajo la ley, sino bajo la gracia.

Si ya nació de nuevo, ya no debe ser dominado


por el pecado. Pues ha sido recreado para habitar
en el reino espiritual de Dios. Usted puede vivir
conforme al espíritu mientras more en esta Tierra.
En el versículo 16 leemos: «¿No sabéis que si os
sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois
esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado
para muerte, o sea de la obediencia para justicia?».
Usted vive conforme al espíritu al someterse y
al obedecer los avisos de su propio espíritu, quien
es instruido por el Espíritu Santo (versículo 19).
La mayoría de personas se rinde a las
circunstancias que los rodean porque es la forma
más fácil de comportarse. Sin embargo, vivir en lo
espiritual es actuar en oposición directa al mundo
que nos rodea. Si le permitimos a éste que nos
entretenga a través de sus programas de televisión,
periódicos y revistas; entonces será muy fácil
andar conforme a la carne.

— 51 —
Escuchando del cielo

Por otro lado, si decidimos pasar tiempo en la


Palabra de Dios y en oración, será fácil para
nosotros seguir al espíritu.

Venciendo a través de la obediencia

Dios creó una forma para que lleváramos una


vida exitosa y santa. Si aprendemos a vivir en el
espíritu, entonces ganaremos la guerra entre la
carne y el espíritu. Aunque todavía habrá ocasiones
para caer en la tentación, no cederemos ante ésta.
En Romanos 6:20-22, 7:5-6, se nos enseña
lo siguiente:

Porque cuando erais esclavos del pecado,


erais libres acerca de la justicia. ¿Pero qué
fruto teníais de aquellas cosas de las
cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin
de ellas es muerte. Mas ahora que habéis
sido libertados del pecado y hechos
siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la
santificación, y como fin, la vida eterna...
Porque mientras estábamos en la carne,

— 52 —
Venciendo la carne

las pasiones pecaminosas que eran por la


ley obraban en nuestros miembros
llevando fruto para muerte. Pero ahora
estamos libres de la ley, por haber muerto
para aquella en que estábamos sujetos, de
modo que sirvamos bajo el régimen
nuevo del Espíritu y no bajo el régimen
viejo de la letra.

El pecado lleva el fruto para muerte. Por


tanto, si le servimos a Dios con la misma diligencia
que lo hicimos con el pecado, el resultado será la
santidad. No podemos servirle a Dios y al pecado
al mismo tiempo.
Como creyentes, no estamos en la misma
condición de cuando le servíamos al pecado.
Hemos sido libres del pecado y ahora le servimos
a Dios. Y le servimos a Él cuando obedecemos los
avisos de nuestro espíritu por medio del Espíritu
Santo que se encuentra en nuestro interior. Ya no
debemos servirle a los deseos de la carne ni seguir
los caminos de este mundo natural. Somos
nacidos de nuevo y somos espíritu; así como Dios

— 53 —
Escuchando del cielo

es Espíritu. Por consiguiente, debemos vivir


conforme a nuestro nuevo ser interior y no según
nuestro cuerpo natural.

En cuanto a la pasada manera de vivir,


despojaos del viejo hombre, que está
viciado conforme a los deseos engañosos,
y renovaos en el espíritu de vuestra
mente, y vestíos del nuevo hombre,
creado según Dios en la justicia y santidad
de la verdad. Por lo cual, desechando la
mentira, hablad verdad cada uno con su
prójimo; porque somos miembros los
unos de los otros. Airaos, pero no pequéis;
no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni
deis lugar al diablo. El que hurtaba, no
hurte más, sino trabaje, haciendo con sus
manos lo que es bueno, para que tenga
qué compartir con el que padece
necesidad. Ninguna palabra corrompida
salga de vuestra boca, sino la que sea
buena para la necesaria edificación, a fin
de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis

— 54 —
Venciendo la carne

al Espíritu Santo de Dios, con el cual


fuisteis sellados para el día de la
redención. Quítense de vosotros toda
amargura, enojo, ira, gritería y
maledicencia, y toda malicia. Antes sed
benignos unos con otros, misericordiosos,
perdonándoos unos a otros, como Dios
también os perdonó a vosotros en Cristo.
—Efesios 4:22-32

En Romanos 7:14-23, el apóstol Pablo


comentó el dilema que enfrenta un creyente. Él
hizo referencia a un hombre nacido de nuevo, un
espíritu hecho a la imagen de Dios, viviendo en
un cuerpo natural. Su cuerpo deseaba vivir
conforme a los caminos del mundo; sin embargo,
su ser interior se deleitaba en los de Dios. Él dijo:
“¡Qué situación tan difícil enfrento! Deseo hacer
el bien, sin embargo, no sé cómo lograrlo o cómo
vivir conforme a ello!”.
¿Acaso esa ilustración no nos describe a
nosotros en cierta manera? Antes de que
naciéramos de nuevo, teníamos el hábito de seguir

— 55 —
Escuchando del cielo

al mundo. Y éste sigue al diablo, pues él es su dios


(2 Corintios 4:4). El mundo lo está siguiendo,
yéndose directo a la muerte y al infierno.
Cuando nacemos de nuevo, nuestro cuerpo
no cambia; pues aún desea practicar sus viejos y
malos hábitos.
La razón por la cual yo no era fiel para
levantarme a orar cada mañana, no era porque yo
no quisiera; pues mi corazón siempre ha anhelado
realizar todo lo que le agrada a Dios. Era mi
cuerpo el que deseaba quedarse en la cama y
dormir. ¡Éste jamás quería levantarse a las 5:30 de
la mañana para orar! Sin embargo, entre más lo
hacía, más fácil era levantarme. En Romanos
7:24–25, 8:1–4, encontramos por qué:

¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de


este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios,
por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo
mismo con la mente sirvo a la ley de Dios,
mas con la carne a la ley del pecado.
Ahora, pues, ninguna condenación hay

— 56 —
Venciendo la carne

para los que están en Cristo Jesús, los que


no andan conforme a la carne, sino
conforme al Espíritu. Porque la ley del
Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha
librado de la ley del pecado y de la muerte.
Porque lo que era imposible para la ley,
por cuanto era débil por la carne, Dios,
enviando a su Hijo en semejanza de carne
de pecado y a causa del pecado, condenó
al pecado en la carne; para que la justicia
de la ley se cumpliese en nosotros, que no
andamos conforme a la carne, sino
conforme al Espíritu.

Comprendí que era un ser espiritual en un


cuerpo natural. No hay juicio en mi contra
cuando vivo conforme al espíritu. Cuando lo
hago, ¡soy un ser espiritual que vive en un cuerpo
natural, el cual está siendo entrenado para seguir
al Señor!

— 57 —
Escuchando del cielo

Recreado

Cuando usted vive según los consejos del


espíritu, lo hace conforme al nuevo hombre en su
interior. La ley del Espíritu de vida, la cual
proviene del nuevo hombre, lo hará libre de la ley
del pecado y de la muerte. La esclavitud ya no
podrá atarlo. La ley del espíritu de vida en Cristo
Jesús es más poderosa que la ley del pecado y de
la muerte. De lo contrario, usted jamás habría
nacido de nuevo.
En el momento que decidió aceptar a Jesús
como el Señor de su vida —y actuar conforme a
ello— usted nació de nuevo. Ningún demonio
en el infierno podía impedirlo. La ley del Espíritu
de vida que está en Cristo Jesús lo hizo libre.
Usted fue recreado y se convirtió en una nueva
criatura en Cristo Jesús (2 Corintios 5:17). Las
cosas viejas pasaron y todas fueron hechas
nuevas. Ahora, debe vivir conforme a esas cosas
nuevas. Mientras todavía se encuentre en este
cuerpo y viviendo en un mundo que va en
dirección opuesta, usted puede parecerse y actuar

— 58 —
Venciendo la carne

al igual que Dios al rendirse a Su Espíritu. Dios


le dio Su Espíritu Santo para que usted sea santo
así como Él lo es.
Dios nos está llamando para que lo sigamos. Él
revelará Su gloria en la Tierra, a través de nosotros.
Él desea que vivamos conforme al mismo ¡dominio
y unción que Jesús experimentó en la Tierra!
Eso no significa que Jesús no se hizo carne,
pues Él vivió aquí en un cuerpo físico. En la Biblia
se declara que Él fue tentando en todo, así como
nosotros somos tentados hoy; sin embargo, Él no
pecó (Hebreos 2:16-18).
Jesús venció al pecado en la carne. Él dominó
Su cuerpo a través de Su espíritu y estuvo en
comunión con Dios. Jesús comenzó Su ministerio
después de 40 días de ayuno, ejerciendo autoridad
sobre Su carne desde el comienzo. Él vivió en
sumisión a Dios por medio del conocimiento
que tenía de la Palabra, también se encontraban
en acuerdo con los consejos de Su ser interior y a
través del Espíritu Santo.

— 59 —
Escuchando del cielo

En las Escrituras leemos que la vida de oración


de Jesús fue absolutamente maravillosa. Él oraba
por las personas durante el día. Luego oraba
durante la noche, en comunión con el Padre. En
Marcos 1:35, se nos enseña que Él se levantaba
muy de mañana, o antes del amanecer, para orar.
Jesús mantuvo Su carne bajo sumisión al orar y al
invertir tiempo con Su padre. Ésa es la instrucción
que les dio a Sus discípulos: «…orad para que no
entréis en tentación» (Lucas 22:46).
¿Por qué vino Jesús en un cuerpo físico?
Porque la humanidad continuaba pecando.
Vivíamos en un cuerpo pecador con una
naturaleza pecaminosa. No había redención para
nosotros, ni tampoco escapatoria de esa difícil
situación. Alguien debía tomar nuestro lugar y
pagar el precio por nuestro pecado. Entonces
Jesús vino, pagó el precio y condenó el pecado en
la carne. Él nos liberó, tanto a usted como a mí,
libres del poder del pecado.
Fuimos liberados del pecado en la carne. En
Gálatas 5:16, encontramos que si andamos en el
espíritu, ¡no satisfaremos los deseos de la carne!

— 60 —
Venciendo la carne

La gente religiosa le ha impuesto una gran


cantidad de reglas al creyente y le ha dicho:
“Usted no puede hacer esto ni aquello”. Las leyes
son débiles a cusa de la debilidad de la carne. En
la Biblia no leemos: “Limpie su vida y luego viva
conforme al espíritu”. Al contrario, ahí aprendemos
que si vivimos conforme al espíritu, entonces no
satisfaremos los deseos de la carne.

Venciendo a través de la dedicación

Ahora bien, usted podría preguntarse: “Si vivir


en el espíritu es la clave, ¿cómo empiezo?”. En
Romanos 8:5-13, encontramos la respuesta.

Porque los que son de la carne piensan en


las cosas de la carne; pero los que son del
Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque
el ocuparse de la carne es muerte, pero el
ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por
cuanto los designios de la carne son
enemistad contra Dios; porque no se
sujetan a la ley de Dios, ni tampoco

— 61 —
Escuchando del cielo

pueden; y los que viven según la carne no


pueden agradar a Dios. Mas vosotros no
vivís según la carne, sino según el Espíritu,
si es que el Espíritu de Dios mora en
vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu
de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está
en vosotros, el cuerpo en verdad está
muerto a causa del pecado, mas el espíritu
vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu
de aquel que levantó de los muertos a
Jesús mora en vosotros, el que levantó de
los muertos a Cristo Jesús vivificará
también vuestros cuerpos mortales por su
Espíritu que mora en vosotros. Así que,
hermanos, deudores somos, no a la carne,
para que vivamos conforme a la carne;
porque si vivís conforme a la carne,
moriréis; mas si por el Espíritu hacéis
morir las obras de la carne, viviréis.

Si se enfoca en las cosas de este mundo,


vivirá conforme a la carne. Es posible que no
deseee ese estilo de vida, sin embargo, si pasa el

— 62 —
Venciendo la carne

tiempo suficiente entretenido en las cosas de este


mundo, hacia esa clase de vida se dirigirá. Si
continúa en pecado, éste lo dominará. Se
convertirá en esclavo de cualquier espíritu al que
usted de continuo se someta (Romanos 6:16). Es
su decisión, ¿desea seguir su carne o al espíritu?
La recompensa de seguir las cosas del espíritu es
vida y paz. El mundo entero está buscando
satisfacción; sin embargo, la está buscando en las
cosas de este mundo. Ellos no gozan de paz porque
tienen una mentalidad carnal. No encontrarán paz
y plenitud en los deseos de la carne. .
Una mentalidad carnal es la que no se somete
a la ley de Dios. En la versión The Amplified Bible,
leemos que el pecado es: “Infringir la ley (es decir,
quebrantar o violar la ley de Dios por medio de la
transgresión o negligencia —al no ser restringido
ni regulado por Sus mandamientos y Su
voluntad—)” (1 Juan 3:4). La persona con
mentalidad carnal piensa igual al mundo. En
cambio, quien tiene mentalidad espiritual piensa
conforme a los pensamientos de Dios. Pues
enfoca su mente en las cosas del espíritu y ajusta

— 63 —
Escuchando del cielo

su forma de pensar a la Palabra de Dios. La única


forma para disfrutar de vida y paz se logra al
poseer una mentalidad espiritual y sujeta a Dios
(Romanos 8:5-6).
Cuando rinde su mente y su cuerpo a la
manera de Dios, la vida del Señor surgirá desde su
interior y vivificará su cuerpo mortal. Su ser
espiritual se levantará y tomará el control. La voz
de su carne perderá fuerza y usted vencerá el mal
con el bien.
Se dará cuenta que en el Nuevo Testamento, el
apóstol Pablo de continuo les escribía a las
iglesias instruyéndolos para que hicieran morir
las obras de la carne por medio del Espíritu.
En Romanos 8:13-14, encontramos algo
similar: «Porque si vivís conforme a la carne, moriréis;
mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la
carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el
Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios». ¿Guiados
para qué? ¡Para hacer morir las obras de la carne!
El Espíritu Santo lo motivara y lo guiará para que
haga morir las obras de su cuerpo.

— 64 —
Venciendo la carne

Escuche al Espíritu Santo

Usted no puede vivir en pecado, y estar a la


espectativa de recibir las bendiciones de Dios. A
medida que invierta su tiempo y su atención en
las cosas espirituales —la Palabra de Dios, la
oración y la comunión con el Señor— escuchará
al Espíritu Santo. Escuchará Sus consejos y Él le
enseñará cómo vivir conforme al espíritu; sin
embargo, usted debe consagrarse a Dios,
enfocarse en Él y sembrar para el espíritu: «No os
engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que
el hombre sembrare, eso también segará. Porque el
que siembra para su carne, de la carne segará
corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del
Espíritu segará vida eterna» (Gálatas 6:7–8).
Si ha pensado de la siguiente forma: “Necesito
invertir más tiempo orando”, “ver televisión todo
el día, no es bueno para mi vida espiritual”, “no
puedo seguir hablando de las personas de la
forma que lo hago…”. Entonces eso significa que
su espíritu está escuchando los consejos del
Espíritu Santo. Él está tratando de alejarlo de las

— 65 —
Escuchando del cielo

cosas del mundo, a fin de enseñarle cómo darle


el control de su vida a Dios.
Una vez que usted responda a Su voz, y
obedezca esos consejos, se percatará que la
dirección que proviene del Señor es cada vez más
audible y más fácil de discernir. La voz de su
carne perderá fuerza.
El Espíritu Santo en su interior le da
testimonio a su espíritu que usted es un hijo de
Dios y un coheredero con Jesucristo (Romanos
8:16-17). Eso significa que como creyente nacido
de nuevo, ahora posee la vida y la naturaleza de
Dios en su espíritu. Observe que ese testimonio
se encuentra en su espíritu, no en su mente.
Usted posee la habilidad de andar en la
libertad gloriosa del espíritu en esta Tierra. No
debe esperar hasta que se vaya al cielo para vivir
libre del mal. Pues Jesús no oró para que el
Padre nos quitara del mundo, sino para que
nos guardara del mal, mientras habitamos esta
Tierra (Juan 17:15).

— 66 —
Venciendo la carne

En Romanos 8:21, se nos enseña: «Porque


también la creación misma será libertada de la
esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los
hijos de Dios». Esa “libertad gloriosa” se refiere a
¡vivir conforme al espíritu!; por tanto, debe
hacer un compromiso de vivir conforme a éste.
No puede comprometerse a medias, sino que
debe entregarse por completo a Dios y darle
todo su corazón.

¿Cómo vencer?
Porque sabemos que toda la creación
[cada criatura] gime a una, y a una está
con dolores de parto hasta ahora; y no
sólo ella, sino que también nosotros
mismos, que tenemos las primicias del
Espíritu, nosotros también gemimos
dentro de nosotros mismos, esperando
[conocer] la adopción, la redención de
nuestro cuerpo. Porque en esperanza
fuimos salvos; pero la esperanza que se
ve, no es esperanza; porque lo que alguno

— 67 —
Escuchando del cielo

ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo


que no vemos, con paciencia lo
aguardamos.
–Romanos 8:22–25

Se acerca el día en que ya no tendremos este


cuerpo de carne, sino un cuerpo glorificado y
seremos inmortales. ¡Seremos seres espirituales
en cuerpos espirituales! No habrá más contienda
entre nuestro espíritu y nuestra carne.
¿Entonces qué haremos mientras esperamos
por la redención de nuestro cuerpo?
Clamaremos desde nuestro interior, en el
espíritu, esperando que ese día llegue. En
Romanos 8:26, encontramos la forma de vencer
la debilidad de nuestra carne y andar conforme
al espíritu, aun cuando vivamos en este cuerpo
natural. Esta revelación ha cambiado mi vida, y
la de muchas personas más:
“Así también el [Santo] Espíritu viene a
ayudarnos en nuestra debilidad; porque no
sabemos qué oración ofrecer, ni ofrecerla como
es debido, el Espíritu mismo se une a nuestras

— 68 —
Venciendo la carne

súplicas y ruega a favor nuestro con gemidos tan


profundos que no se pueden describir” (Romanos
8:26, AMP).
¿Cómo nos ayuda el Espíritu Santo en
nuestra debilidad? Dándonos poder para orar
en el espíritu. Orar en el espíritu causa que su
espíritu domine su carne. Orar en el espíritu
hace que la carne reciba la influencia del Espíritu.
Cuando usted ora en el espíritu, clama la
voluntad perfecta de Dios. Su oración no conoce
límite alguno. Es Dios, el Espíritu Santo,
hablándole a través de su espíritu a Dios Padre,
en el nombre de Dios Hijo. Ésa es la oración que
no puede ser derrotada.
En la versión King James se utiliza la palabra
enfermedades en lugar de debilidades. Quizá
hemos pasado por alto lo que en realidad
significa, pues este término en el original griego
aparece en singular. Por tanto, debió haberse
traducido como debilidad.
En los capítulos del 6 al 8 de Romanos, se
nos enseña acerca de la debilidad de la carne y

— 69 —
Escuchando del cielo

de la fuerza del espíritu. Dios no ha cambiado


las instrucciones. Él aún continúa hablando de
cómo vencer la debilidad de la carne.
Él envió al Espíritu Santo quien es nuestro
Consolador, Consejero, Ayudador, Intercesor,
Abogado, Fortalecedor y pronto Auxilio (Juan
14:16). Su ministerio consiste en ayudarnos,
apoyarnos y fortalecernos. Dios sabía que el
ser humano era débil debido a su carne, por
eso dijo:

Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu


nuevo dentro de vosotros; y quitaré de
vuestra carne el corazón de piedra, y os
daré un corazón de carne. Y pondré dentro
de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis
en mis estatutos, y guardéis mis preceptos,
y los pongáis por obra.
—Ezequiel 36:26–27

Dios no espera que usted venza la debilidad


de la carne por sí mismo, ni siquiera que lo logre
con su propio espíritu nacido de nuevo. Por esa

— 70 —
Venciendo la carne

razón, le envió a Su Espíritu para que le ayude y


le fortalezca (Efesios 3:16).

— 71 —
C a p í t u l o 3

El Espíritu Santo es nuestro Ayudador

“Y de igual manera, el Espíritu


nos brinda una mano de ayuda en
nuestra debilidad, en relación a la
oración específica que debemos
realizar, de acuerdo con la
necesidad y la naturaleza del caso,
la cual por nosotros mismos
ignoramos por completo”.

Romanos 8:26, Wuest.


C a p í t u l o 3

El Espíritu Santo es nuestro Ayudador

E l Espíritu Santo lo fortalecerá con poder


en su ser interior para que venza la
debilidad de vivir en un cuerpo natural: «Y si el
Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús
mora en vosotros, el que levantó de los muertos a
Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos
mortales por su Espíritu que mora en vosotros»
(Romanos 8:11).
Sin embargo, el Espíritu no realiza por Sí solo la
obra de fortalecernos. Por supuesto, Él viene para
auxiliarnos, pues es nuestro Ayudador. Y cuando
oramos en otras lenguas, el Espíritu de Dios nos
ayuda en la debilidad de nuestra carne —la parte de
Escuchando del cielo

nuestro ser que es natural y terrenal— y nos trae la


respuesta de Dios en relación a la situación o al
problema que enfrentamos.
A causa de la obra del Espíritu Santo en
nuestro interior, ya no somos esclavos del mundo
natural. No obstante, a nosotros nos corresponde
darle Su lugar a Él y luego rendirle el control de
nuestra vida. Esto permite que el poder
sobrenatural de Dios fluya a nuestro favor para
que Su voluntad se cumpla. Cuando le damos
lugar al Espíritu Santo y le obedecemos, le estamos
permitiendo a Dios ser Dios de nuestra vida.
En la Biblia, se nos enseña: «El que habla en
lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que
profetiza, edifica a la iglesia» (I Corintios 14:4). La
frase: «…a sí mismo se edifica...» quiere decir: “A sí
mismo se fortalece”. En el versículo 14, se nos
explica: «Porque si yo oro en lengua desconocida, mi
espíritu ora… ». Orar en el espíritu consiste en
hablar en otras lenguas. Cuando lo realizamos, le
permitimos al Espíritu Santo que exprese Su
voluntad a través nuestro. Considero que después
de nacer de nuevo, lo más importante que

— 74 —
El Espíritu Santo es nuestro Ayudador

debemos llevar a cabo es darle al Espíritu Santo el


control sobre nuestra vida. En Judas 1:20, se nos
explica que nosotros —los amados— debemos
edificarnos sobre nuestra santísima fe, orando en
el Espíritu Santo.
Sin importar qué debilidad enfrente en la
carne, el orar en el espíritu —hablar en otras
lenguas— le ayudará a vencer la debilidad y le
dará la victoria. Si usted invierte tiempo orando en
el espíritu todos los días, se dará cuenta que la
esclavitud de este mundo ya no puede dominarlo.
La ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús lo hará
libre de la ley del pecado y de la muerte, pues el
mismo Espíritu Santo está ejecutando su liberación.
«Porque si yo oro en lengua desconocida, mi
espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto» (I
Corintios 14:14). Orar en otras lenguas es dar
gemidos indecibles tan profundos que no
podemos articularlos en nuestro propio lenguaje.
No podemos pronunciar en nuestro propio
idioma aquellas cosas tan profundas para nuestro
entendimiento. Pero cuando oramos en el espíritu
—en lenguas— no lo estamos haciendo según

— 75 —
Escuchando del cielo

nuestro propio entendimiento, o conocimiento


limitado, sino de acuerdo con la sabiduría y el
conocimiento ilimitado de Dios. Entonces de esa
forma, podemos orar más allá de nuestro
entendimiento. ¡Gracias a Dios podemos orar en
otras lenguas! Pues esto vencerá nuestra falta de
conocimiento y de comprensión espiritual.
Si después de habernos convertido, nos
hubieran enseñado a darle su debido lugar al
Espíritu Santo, por medio de orar en otras
lenguas todos los días; y a estar a la expectativa de
escuchar Sus intrucciones y obedecerlas, nuestra
vida como cristianos sería muy diferente. Pues
orar en el Espíritu Santo y obedecer los avisos de
nuestro espíritu, nos hubieran permitido vivir
sujetos al Espíritu Santo, mientras renovábamos
nuestra mente con la Palabra de Dios.
Los creyentes, a quienes Pablo les estaba
enseñando, en la epístola a los Romanos, no
contaban con la Palabra de Dios escrita en un
libro, así como nosotros la tenemos ahora. Ellos
sólo recibieron una carta de Pablo. No se les
presentó por completo la Palabra de Dios como a

— 76 —
El Espíritu Santo es nuestro Ayudador

nosotros. Sin embargo, ellos podían alcanzar la


perfección —la madurez espiritual— por medio
de la obra del Espíritu Santo. Aunque nosotros
contemos con la Palabra escrita como nuestro
manual de vida, no debemos fallar en obedecer al
Espíritu Santo. Tanto en el Antiguo como en el
Nuevo Testamento, Dios siempre se ha dispuesto
a comunicarse con Su pueblo; no sólo por medio
de estatutos y ordenanzas escritas, sino también
por medio de Su voz. Dios le recordó al pueblo
de Israel que si permanecía en Su Palabra y
obedecía Su voz, Él se convertiría en el Señor de
sus vidas (Éxodo 19:5; Jeremías 7:23). Por
ejemplo, cuando ellos llegaron a los muros de
Jericó, fue la voz del Señor la que les dio la
victoria, en lugar de la derrota.
También existe otra parte que debe tomarse
en cuenta. Si Israel no hubiera permanecido en
los estatutos y las ordenanzas que estaban escritas,
entonces no hubieran podido escuchar la voz de
Dios que les trajo liberación. Debemos aprender
a seguir ambas cosas, tanto la Palabra como la
dirección del Espíritu Santo.

— 77 —
Escuchando del cielo

Orar en el espíritu es una de las armas de


nuestra milicia, la cual es poderosa (sobrenatural)
en Dios para la destrucción de fortalezas (2
Corintios 10:4).
Dios desea que la Iglesia de Jesucristo lance
un ataque contra las fortalezas del enemigo, y las
destruya. Debemos quitarle a Satanás el control
sobre esta Tierra. Pedro citó Salmos 110:1, el día
de Pentecostés, diciendo: «…Dijo el Señor a mi
Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus
enemigos por estrado de tus pies» (Hechos 2:34–35).
Jesús continuará sentado a la diestra del Padre
hasta que Sus enemigos estén bajo la planta de
Sus pies. ¿Quién los pondrá bajo Sus pies? El
Padre exclamó: «…Hasta que [YO] ponga a tus
enemigos por estrado de tus pies». Dios, por medio
de Su Espíritu, a quien envió desde el día de
Pentecostés para habitar dentro de quienes
nacieran de nuevo, las nuevas criaturas en Cristo
Jesús, pondrá a los enemigos de Jesús ¡bajo la
planta de Sus pies! Y el postrer enemigo que será
destruido es la muerte (1 Corintios 15:25–26). La
Iglesia de Jesucristo, por medio del poder y bajo

— 78 —
El Espíritu Santo es nuestro Ayudador

el control del Espíritu Santo, derrotará a la


muerte, así como también a cada uno de los
enemigos de Dios. En la Biblia, aprendemos que
la Iglesia le quitará a Satanás el control del
mundo. La Tierra ya le pertenece a Jesús, pues Él
dijo: «Toda potestad (autoridad) me es dada en el
cielo y en la tierra» (Mateo 28:18).
¿Por qué ha tenido Satanás el control, aun
cuando no tiene autoridad alguna? Porque la
Iglesia ha tenido una mentalidad carnal y no
espiritual. Por esa razón, Dios nos está demandando
que cambiemos nuestra forma de pensar.

La voluntad de Dios para la humanidad

Tenemos un tarea que realizar. Debemos


poseer de nuevo esta Tierra, no le pertenece a
Satanás, pues Dios es el dueño del cielo y de la
Tierra. Esta labor sólo puede llevarse a cabo por
medio del Espíritu Santo. El Señor tomará el
control de este mundo cuando los que hemos
nacido de nuevo, las nuevas criaturas como usted

— 79 —
Escuchando del cielo

y yo, le permitamos al Espíritu de Dios ¡tomar el


control de nuestra vida!
Algunas personas lo malinterpretan diciendo:
“Bien, Dios puede realizar todo lo que desee. Él
no necesita de la humanidad para tomar el
control de la Tierra; pues Él es Dios”.
Sí, Dios puede realizar todo lo que Él desee;
sin embargo, Su anhelo es que la humanidad
controle la Tierra a través de Él. Adán debía
dominar y sojuzgar la Tierra por medio de su
obediencia a Dios. El plan del Señor para aquellos
que han nacido de Él es que gobiernen el mundo
a través de Su amor y Su verdad. Esas nuevas
criaturas que viven, hablan y actúan como Su
Padre tienen que ser controladas por Su Espíritu
Santo y Su amor.
Dios anhela a la humanidad y desea que
nosotros también lo anhelemos a Él. Cuando
Dios se ha relacionado con los seres humanos, Su
postura siempre ha sido: “Deseo que me anhelen”.
Él ha dicho: “Búsquenme y me hallarán.
Hónrenme y Yo los honraré”. Esto le permite a Él

— 80 —
El Espíritu Santo es nuestro Ayudador

ser Dios entre nosotros y le da la bienvenida a Su


presencia en la Tierra. El Señor siempre ha
deseado estar en medio de Su pueblo. Usted
puede observar esto en el huerto de Edén y a
través de la forma en que se relacionó con el
pueblo de Israel; en especial, lo que se registra en
el libro de Éxodo. Y Su sueño se hará realidad
(Apocalipsis 21:3-7), pues habitará entre Su
pueblo. No obstante, los cobardes e incrédulos,
los abominables y homicidas, los fornicarios y
hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos
serán removidos de la Tierra y ésta será el hogar
de Dios (Apocalipsis 21:8).

Escuche al Espíritu

Conocemos el principio y el final del plan de


Dios para la humanidad. Ahora bien, es necesario
que aprendamos cómo llevarlo a cabo a través
del Espíritu de Dios. Es importante que
aprendamos a vivir conforme al espíritu un paso
a la vez, así como aprendimos a caminar en lo
natural. Cuando invertimos tiempo orando en el

— 81 —
Escuchando del cielo

espíritu, le damos a éste la oportunidad de obrar


la perfecta voluntad de Dios sobre nuestra vida.
Quizá no tengamos idea alguna de cuál es Su
perfecta voluntad; por tanto, no podemos orar
eficazmente con nuestro entendimiento. Sin
embargo, el Espíritu Santo sabe con exactitud
qué orar para que la voluntad de Dios se cumpla
en nosotros.

Y de igual manera, el Espíritu nos brinda


una mano de ayuda en nuestra debilidad,
en relación a la oración específica que
debemos realizar, de acuerdo con la
necesidad y la naturaleza del caso, la
cual por nosotros mismos ignoramos
por completo
—Romanos 8:26, Wuest

El Espíritu nos da sonidos, los cuales se basan


en Su conocimiento absoluto, pues Él va directo a
la raíz del problema:

— 82 —
El Espíritu Santo es nuestro Ayudador

Y Dios es quien escudriña los corazones


de los hombres, sabe qué hay en la
mente del [Santo] Espíritu [cuál es Su
propósito] porque Él intercede y ruega
[delante de Dios] por los santos, de
acuerdo y en armonía con la voluntad
de Dios.
—Romanos 8:27, AMP

A causa del conocimiento limitado que tenemos


de las cosas espirituales, a menudo sólo podemos
ver el resultado de alguna actitud equivocada que
estemos realizando. La mejor manera de explicarlo
es con un ejemplo: Quizá le esté pidiendo a Dios
que sane su cuerpo. Usted cree que el problema es
la enfermedad, pero en realidad ésta sólo es el
resultado de algo más serio. Es posible que el
Espíritu Santo le haya estado advirtiendo a su
espíritu, diciéndole: “Deberías perdonar a tu
cuñada”. Sin embargo, usted no le presta atención a
ese aviso porque la enfermedad en su cuerpo es
más importante, y su cuñada se encuentra en el
último lugar de su lista de prioridades.

— 83 —
Escuchando del cielo

El Espíritu Santo va directo a la raíz. Él está


intentando detener el problema desde su origen.
Quizá reciba su sanidad, pero si continúa con ese
pecado, entonces otro problema ocurrirá. La falta
de perdón es pecado. Para el Señor, la prioridad
más importante es que vivamos en amor, lo cual es
un mandato de Él para la Iglesia.
El Espíritu Santo seguirá dirigiéndolo hacia el
perdón. Entonces si se determina a vivir conforme
al espíritu, invertir su tiempo orando en otras
lenguas y buscar la voluntad de Dios para su vida,
le pondrá atención a Su dirección. Obedecerá,
aún sin percatarse de que su sanidad dependía de
su obediencia. Si busca a Dios y a Su voluntad,
aprenderá a realizar de forma rápida los ajustes
necesarios en su vida, a fin de que su voluntad se
alinee a la del Señor.
Todos los días, mientras le cree a Dios por la
sanidad de su cuerpo, también ore en el Espíritu,
déle a Él el lugar y el control de su vida. Cuando le
esté pidiendo sanidad, lo cual es simplemente algo
secundario, Él estará declarando la perfecta voluntad
de Dios a través de usted en este asunto: ¡que viva

— 84 —
El Espíritu Santo es nuestro Ayudador

en amor con su cuñada! Con su cooperación, Él


vencerá su debilidad. Usted escuchará Su voz, la
obedecerá y perdonará; y es hasta ese momento
que vuelve a estar en acuerdo con Dios. La
enfermedad pierde su fuerza, usted recibe la victoria
y el Espíritu Santo ¡tiene el control de su vida!

Permítale a su espíritu que hable a través


del Espíritu Santo

Porque el que habla en lenguas no


habla a los hombres, sino a Dios; pues
nadie le entiende, aunque por el Espíritu
habla misterios.
—1 Corintios 14:2

Un misterio es algo que no sabemos —algo


que va más allá de nuestro entendimiento—. Los
misterios se encuentran en el reino descrito en
Efesios 3:20, el cual va más allá de lo que podemos
pedir o entender. En la Biblia, se nos enseña que en
parte sabemos y en parte profetizamos, es decir, no
somos tan sabios como a veces creemos.

— 85 —
Escuchando del cielo

Cuando usted ora en el espíritu, el Espíritu


Santo revela los misterios del Padre en la Tierra.
Interceder en el espíritu no es orar “parcialmente”,
sino causar que la perfecta voluntad de Dios
interrumpa el curso natural de este mundo. En
esta época, es vital que oremos e intercedamos en
el espíritu, pues el Señor anhela hacer cosas en la
Tierra que ni siquiera nos hemos imaginado, ni
mucho menos las hemos pedido.
Permita que su espíritu hable a través del Espíritu
Santo, a fin de que se establezca en esta Tierra la
magnífica etapa del plan de Dios que Él desea
manifestar en estos últimos días.
Dios no hará nada en la Tierra, a menos que
la humanidad le dé la oportunidad de hacerlo. Si
las personas no oran ni le piden al Señor
respuestas, entonces nada sucederá. El Espíritu de
Dios no se mueve en el reino natural, a menos
que la gente clame y utilice su autoridad sobre
este mundo. En Éxodo 3:7-8, Dios declaró: «…he
oído su clamor…y he descendido para librarlos…».

— 86 —
El Espíritu Santo es nuestro Ayudador

En 1 Corintios 2:6-7, se nos explica: «Sin


embargo, hablamos sabiduría entre los que han
alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni
de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas
hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría
oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para
nuestra gloria».
Ahora realicemos una comparación del
versículo 7 en la versión The Amplified Bible:

Pero ahora andamos en la sabiduría de


Dios, la cual estaba oculta [del
entendimiento humano] y ahora nos
ha sido revelada por Dios [esa sabiduría]
la cual Él diseñó y decretó antes de los
siglos para nuestra gloria [para llevarnos
hacia la gloria de Su presencia].

En el versículo 8, se continúa explicando: «La


que ninguno de los príncipes de este siglo conoció;
porque si la hubieran conocido, nunca habrían
crucificado al Señor de gloria».

— 87 —
Escuchando del cielo

Dios tiene un plan, de hecho siempre lo tuvo.


Comenzó a trabajar en Su plan antes de la
fundación del mundo, y jamás se ha desviado de
éste (Efesios 1:4). Dios tiene una estrategia para
que las personas vuelvan a tener comunión con
Él. En la Palabra se explica que el Señor sabe
cómo librar a los santos de la tentación (2 Pedro
2:9). Él tiene preparado el camino para que la
Iglesia de Jesucristo se levante gloriosa, pura y sin
mancha. Él nos revela Su plan a medida que nos
sumerjamos en el espíritu. Hay algunas cosas que
conocemos acerca de Su plan (Efesios 1-2); sin
embargo, con frecuencia, tenemos falta de
conocimiento de cómo llevar a cabo los detalles
de nuestro diario vivir. El Espíritu Santo nos
dirige hacia toda verdad y nos muestra las cosas
que sucederán, pero sólo por medio de obedecerlo,
día a día, podremos cumplir Su voluntad en
nuestras vidas.
El Espíritu Santo nos revela la sabiduría de
Dios —sabiduría oculta—, la cual el Señor
predestinó antes de la fundación del mundo (1
Corintios 2:7). Cuando nosotros —la Iglesia—

— 88 —
El Espíritu Santo es nuestro Ayudador

escuchemos y obedezcamos esa sabiduría, ésta


removerá manchas y arrugas, a fin de que la
gloriosa Iglesia sea santa y sin mancha.

Ore la voluntad de Dios

Debido a que usted solamente puede cumplir


la voluntad de Dios paso a paso, entonces necesita
descubrir cada día cuál es Su voluntad. En 1
Corintios 2:7, se nos enseña lo siguiente: «Mas
hablamos sabiduría de Dios en misterio…». Cuando
oramos en lenguas —es decir, en el espíritu—
estamos hablando misterios, decretando el plan
de Dios, los cuales no entendemos ni sabemos
con nuestra mente natural. Y debido a que somos
seres espirituales, confiamos en la Palabra de Dios
y oramos según el Espíritu Santo nos indique.
Aunque, en nuestra mente natural, no sepamos
qué estamos orando, sabemos que es algo bueno,
pues cuando hablamos en lenguas expresamos la
perfecta voluntad de Dios.
Si todos comenzáramos a orar la voluntad de
Dios, Su obra en la Tierra se haría rápidamente.

— 89 —
Escuchando del cielo

¿Acaso no fue eso lo que Jesús les dijo a Sus


discípulos que oraran?: «…Hágase tu voluntad,
como en el cielo, así también en la tierra» (Mateo
6:10). Debemos orar Su voluntad. A medida que
oremos en el espíritu, Él podrá usar nuestra boca
y nuestra autoridad, incluso cuando en nuestra
mente no sepamos qué estamos orando (1
Corintios 14:13-14). Estamos declarando los
misterios de Dios dándole lugar para que
demuestre y manifieste Su gloria, y cumpla Su
plan para poseer de nuevo la Tierra.
Mientras oramos Su voluntad en el espíritu, el
Espíritu Santo comienza a revelarle a nuestra
mente lo que Dios está realizando y también nos
muestra cómo encajamos de forma individual en
ese plan. El entendimiento sobrenatural viene a
nuestra mente.
Dios conoce con exactitud cómo liberar a Sus
hijos. Así como supo liberar al pueblo de Israel de
la esclavitud de Egipto, sabe cómo liberarnos a
nosotros. ¿Ha analizado alguna vez cómo liberó
Dios al pueblo de Israel? ¿Se ha percatado de que
la Biblia no sólo es un libro de historias? Se

— 90 —
El Espíritu Santo es nuestro Ayudador

requirió de mucho esfuerzo para lograrlo, pero ¡en


realidad sucedió! Lea el libro de Éxodo con el
entendimiento de que su Dios y Padre fue quien
los liberó. ¡Aquel que vive en usted!
Mejor le hubiera sido al faraón cuidarse
cuando Dios se preparó para liberar a Su Pueblo;
pues él con todo su esplendor y su gloria, tuvo que
humillarse cuando Dios los liberó. El Señor sabía
exactamente cómo liberarlos y también sabe cómo
llevarnos, a usted y a mí, a un nivel en donde
podemos ser la Iglesia sin mancha ni arruga. ¡Él
sabe con exactitud cómo lograrlo! ¡Y lo hará!
Me emociono cuando pienso acerca de todos
nosotros llegando ante el Señor, orando los
misterios de Dios en la Tierra. Si nos
sumergiéramos, viviéramos, oráramos e
intercediéramos en el espíritu, haríamos que los
misterios de Dios se manifestaran en nuestra vida.
Dios nunca nos ha pedido que hagamos algo que
no podemos llevar a cabo. Jamás nos ha obligado
a ser más espirituales de lo que nos ha capacitado.
Cada uno de nosotros puede orar en el espíritu
—en otras lenguas— todos los días. Ni siquiera

— 91 —
Escuchando del cielo

tendríamos que ser los más inteligentes para orar


en el espíritu, sólo debe llenarnos del Espíritu.
Si somos obedientes a Dios, el diablo no
tendrá oportunidad alguna de tocarnos. Cuando
andamos conforme al espíritu, estamos en común
acuerdo con nuestro Padre. Si usted y yo estamos
de acuerdo con Dios, de forma automática, lo
estaremos los unos con los otros. Por medio del
espíritu de Dios, la unidad de nuestra fe se
convierte en realidad. Estamos aprendiendo a
estar en acuerdo con el Señor en Su espíritu.

Dios se revela por medio de Su Espíritu

Antes bien, como está escrito: cosas que


ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en
corazón de hombre, son las que Dios ha
preparado para los que le aman. Pero
Dios nos las reveló a nosotros por el
Espíritu; porque el Espíritu todo lo
escudriña, aun lo profundo de Dios.
—1 Corintios 2:9-10

— 92 —
El Espíritu Santo es nuestro Ayudador

Con nuestra mente natural, no entendemos


las hermosas y maravillosas cosas que Dios ya ha
preparado para aquellos que lo aman. La
traducción libre de Weymouth nos lo enseña de la
siguiente manera: “Todo lo que Dios tiene
preparado para aquellos que lo aman”. En la
versión The Amplified Bible se define aquellos que
lo aman como quienes: “…se acercan a Él con
reverencia y devoción, que le obedecen con
prontitud y con agradecimiento reconociendo
los beneficios que Él ha derramado sobre ellos”.
Los ojos naturales no pueden verlas y los
oídos naturales no pueden percibirlas. Sin
embargo, Dios nos ha revelado esas maravillosas
cosas a través de Su Espíritu —el Espíritu Santo—,
quien procede directamente del Padre. Él revela
esas profundas cosas en nuestro espíritu, al habitar
en nosotros y al guiarnos hacia toda verdad.

Porque ¿quién de los hombres sabe las


cosas del hombre, sino el espíritu del
hombre que está en él? Así tampoco

— 93 —
Escuchando del cielo

nadie conoció las cosas de Dios, sino el


Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos
recibido el espíritu del mundo, sino el
Espíritu que proviene de Dios, para que
sepamos lo que Dios nos ha concedido.
—1 Corintios 2:11-12

Nosotros hemos recibido al Espíritu, quien


proviene de Dios, para que podamos conocer lo
que el Señor nos ha dado por gracia. El Espíritu
Santo nos revela los pensamientos del Padre, a fin
de que podamos comprenderlo y vivir para Él,
mientras habitamos esta Tierra. Dios nos ha dado
Su Espíritu para que habite en nosotros, dándonos
la capacidad de conocer al Padre antes de que
vayamos al cielo. Conocemos, comprendemos y
entendemos a Dios en la medida que se manifiesta
a nosotros a través de Su Espíritu. Si usted entiende
una parte de esta maravillosa verdad, con gusto
ofrecerá el resto de su vida terrenal para desarrollar
una relación personal con el Padre.
lo cual también hablamos, no con palabras
enseñadas por sabiduría humana, sino

— 94 —
El Espíritu Santo es nuestro Ayudador

con las que enseña el Espíritu, acomodando


lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre
natural no percibe las cosas que son del
Espíritu de Dios, porque para él son
locura, y no las puede entender, porque se
han de discernir espiritualmente.
—1 Corintios 2:13-14

Si usted no invierte tiempo en la Palabra y en la


oración, no comprenderá las palabras y las
enseñanzas del Espíritu Santo. Entonces la sabiduría
de Dios lo confundirá, en vez de darle vida. Ahora,
leamos el versículo anterior en la versión Weymouth:

No en lengua que la sabiduría humana


nos enseña, sino en la del Espíritu,
adaptando las palabras espirituales con
las verdades espirituales. El hombre carnal
rechaza las enseñanzas del Espíritu de
Dios, pues para Él son insensatas y no las
puede entender, porque no puede evaluar
lo espiritual.

— 95 —
Escuchando del cielo

¿Ya observó cuán ilimitados somos en el reino


espiritual? Las personas pensarán que lo sabemos
todo, pero en realidad es el Espíritu de Dios quien se
encuentra en nuestro interior el que lo ¡sabe todo!
«Pero el hombre natural no percibe las cosas que
son del Espíritu de Dios, porque para él son locura…».
Las personas carnales no pueden hablar en otras
lenguas. Ellas piensan que es la tontería más
absurda que jamás hayan escuchado. No perciben
las cosas que vienen del Espíritu de Dios. Sin
embargo, viven desesperadas. Desconocen las
respuestas para sus problemas; y no saben cuál es
el siguiente paso que deben dar. Pero si usted
empezara a vivir la vida del Espíritu delante de
ellas, notarían que Dios está formando parte de su
diario caminar, y comenzarían a decir: “Esto es lo
que necesito, yo debería tener la vida de Dios en
mí. Estas personas son diferentes, se encuentran
llenas de gozo y viven en amor. Debo obtenerlo”.
Aunque para el mundo las cosas de Dios
parecen locura, esa vida llena de paz se convertirá
en algo deseable para otros, y se le acercarán a usted
para descubrir cómo vivir bajo el poder de Dios.

— 96 —
El Espíritu Santo es nuestro Ayudador

En la Biblia, se enseña que si usted ora en


otras lenguas, tendrá que orar por la interpretación
(1 Corintios 14:13). Aunque en esa escritura se
refiere a la interpretación ante la congregación, yo
creo que también podemos estar a la expectativa
de recibir la interpretación en nuestros
devocionales a solas. Quizá usted ha hecho esto
sin darse cuenta. En nuestro tiempo privado de
oración, muchas veces oramos en otras lenguas y
luego damos la interpretación en español sin
darnos cuenta que estamos haciendo ambas
cosas. Sólo aprenda a seguir al Espíritu Santo y
fluya en éste, ¡Él es el Maestro!
Si usted lo interpreta, el mismo Espíritu Santo
que ora la voluntad de Dios sobre usted en lenguas,
también puede hacerlo en su idioma natural.
Dicha interpretación vendrá a su espíritu —no a
su mente— en el lenguaje del Espíritu, acomodando
lo espiritual a lo espiritual (1 Corintios 2:13).
A medida que usted invierte tiempo para orar
a diario en el espíritu, se tornará más fácil
escuchar la dirección del Espíritu Santo, mientras
que Él le revele Su voluntad a su espíritu.

— 97 —
Escuchando del cielo

“Así que ahora no servimos por [obediencia a]


los antiguos códigos de reglamentos escritos, sino
[por obediencia a los avisos] del Espíritu en la
nueva vida…” (Romanos 7:6, AMP). Aunque ya
no estamos obligados a obedecer los reglamentos
escritos, todavía debemos servir con obediencia al
respetar los avisos de nuestro espíritu renacido, el
cual es controlado por el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo se comunica con su espíritu,
pues habita en su interior. Cuando usted está
aprendiendo a vivir conforme al espíritu, considero
que esta afirmación puede ser un área de confusión.

Aprenda a escuchar

La mayoría de cristianos maduros haría


cualquier cosa que Dios les ordenara, si
estuvieran seguros de que la orden en realidad
proviene de Él —sólo si lo escuchan y lo ven
con sus oídos y ojos naturales—. Sin embargo,
la mayoría de veces, Dios no trata con usted de
esa manera. Él envía a Su Espíritu para que viva
dentro del suyo, a fin de enseñarle, guiarlo y

— 98 —
El Espíritu Santo es nuestro Ayudador

dirigirlo. Es necesario que aprenda a escucharlo


en su espíritu.
Tengo una pregunta para todos los creyentes
del mundo: Cuando cree que Dios lo está
dirigiendo hacia algo, ¿dice usted: “¿Eres Tú,
Señor, o soy yo?”? Creo que esa inseguridad es la
mayor desventaja para seguir a Dios a través de
nuestro espíritu, el cual es dirigido por el
Espíritu Santo.
Creo que el siguiente ejemplo lo ayudará a
comprenderlo mejor. Mientras el Señor me
estaba instruyendo al respecto, me hizo saber
que la mayoría de veces escuchaba a mi propio
espíritu hablándole a mi alma, la cual incluye
mi mente, mi voluntad y mis emociones.
Existe la voz audible del Señor, sin embargo,
muy rara vez la escuchamos en nuestras vidas.
Casi cada dirección que usted reciba en su
diario vivir será a través de un aviso, una
impresión, un pensamiento, un testimonio
interno, una instrucción o una unción que
provenga de su espíritu.

— 99 —
Escuchando del cielo

Esa voz suena como la suya porque en


realidad lo es. El Espíritu Santo se comunica
con su espíritu, y éste aconseja o ilumina su
mente: “Sin embargo, la persona que se une al
Señor se convierte en un solo espíritu con Él”
(1 Corintios 6:17, AMP). La palabra clave es
unir, la cual en griego significa: “Adherirse con
pegamento o cemento”. Jesús declaró: «…El que
me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le
amará, y vendremos a él, y haremos morada con él»
(Juan 14:23). Este versículo se refiere a estar
unido o adherido al Señor.
Cuando usted inicia su día al orar la voluntad
de Dios a través del Espíritu Santo, la mayoría de
veces ya habrá orado en relación a las situaciones
que enfrentará durante el día. Por tanto, percibirá
una interpretación, una instrucción, una
impresión, una palabra o una oración que lo
iluminará y le dará la respuesta a situación. Esto
será algo tan natural que ni siquiera se dará cuenta
que fue el Espíritu Santo quien lo guió y se reveló
a Sí mismo en su vida. Las cosas que antes lo
habían detenido, las manejará con mayor

— 100 —
El Espíritu Santo es nuestro Ayudador

facilidad al escuchar y obedecer la voluntad de


Dios, según el Espíritu Santo le indique.
Aprenda a obedecer de forma instantánea la
voz de su espíritu. La única manera de cultivar
una comunión entre el Espíritu Santo y su espíritu,
entre su espíritu y su mente, es dedicándole
tiempo a la oración y a la Palabra de Dios.
En la Palabra, leemos que el Espíritu Santo
nos enseña comparando lo espiritual con lo
espiritual. En Hebreos 4:12, se nos explica:
«Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más
cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta
partir el alma y el espíritu…».
La Palabra de Dios es la única que puede
distinguir o diferenciar entre el alma y el espíritu.
Su alma depende del conocimiento natural para
formar su propia opinión, hasta que el
conocimiento natural se reemplaza por el
conocimiento sobrenatural de Dios. En Romanos
12:2, al proceso de reemplazar los pensamientos
carnales por los de Dios se le denomina: “La
renovación de la mente”.

— 101 —
Escuchando del cielo

Quizá usted se está preguntando: “¿Cómo


puedo notar la diferencia y estar seguro de cuándo
es Dios o soy yo?”. Puede lograrlo cuando empiece
a buscar las cosas de Dios. En las Escrituras, leemos
que si buscamos al Señor lo encontraremos. Las
cosas espirituales no vienen sin un esfuerzo serio.
En Hebreos 11:6, encontramos lo siguiente: «Pero
sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario
que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es
galardonador de los que le buscan». Sabemos que
tenemos que acercarnos a Dios en fe —aunque no
veamos evidencia alguna en el ámbito natural—.
Usted nunca podrá encontrar evidencia física en
las cosas espirituales, tendrá que aprender a vivir
sin ésta en el ámbito natural. Es necesario que
aprendamos a creer en Él sin verlo. En este
versículo, también encontramos otra clave para
conocer a Dios: Él es galardonador de aquellos que
son diligentes en buscarlo; los cristianos perezosos
nunca maduran espiritualmente porque la
diligencia es necesaria para crecer en Dios.
Yo no puedo enseñarle siete pasos para que
aprenda cómo vivir en el espíritu. Sólo puedo

— 102 —
El Espíritu Santo es nuestro Ayudador

guiarle y compartirle las verdades que he aprendido,


las cuales están obrando en mi vida. Y aún estoy
aprendiendo. No encontrará una forma fácil y
egoísta que le permita vivir conforme a los caminos
de Dios, mientras habite en la Tierra y en su cuerpo
natural. Deberá hacerlo a la manera de Dios, pues
no existe otro modo. Y ésta consiste en que le
sirvamos con todo nuestro espíritu, alma y cuerpo.
Debemos permitirle a Él ser Dios en nuestra
vida si deseamos vivir conforme al espíritu. Es
necesario que cambiemos nuestros pensamientos,
nuestras opiniones y nuestras acciones, a fin de
que éstos se alineen a los de Él. Tenemos que
madurar en lo espiritual día a día. Dios anhela
que vivamos el resto de nuestra vida conforme a
Su voluntad, no bajo la voluntad humana ni bajo
la nuestra. Cuando nos colocamos en una posición
de obediencia, le otorgamos a Dios la libertad
para vencer las circunstancias naturales de esta
vida con Su poder sobrenatural.
Según el nivel de desacuerdo que tengamos
con los caminos de Dios, así disminuirá Su
presencia en nuestra vida.

— 103 —
Escuchando del cielo

Según el nivel de acuerdo que tengamos con


Sus caminos, así le daremos la bienvenida a Su
presencia en nuestra vida.

¡Madure!

Su espíritu nacido de nuevo, guiado por el


Espíritu Santo, debería ejercer dominio sobre su
ser. Su espíritu es recreado en Cristo Jesús para
gobernar su alma (mente) y su cuerpo (la carne).
Mientras usted aprende, a través de la
experiencia, a vivir conforme al espíritu; recuerde
que la Palabra de Dios viene a nuestras vidas de
dos maneras: (1) Por medio de la Palabra escrita,
y (2) por medio del Espíritu de Dios hablándole a
nuestro espíritu. Empezamos a vivir de esta forma
con la plena seguridad que la Palabra escrita de
Dios es nuestra palabra segura. El Espíritu Santo
jamás nos guiará en contra de la Palabra escrita. Si
recibe una instrucción opuesta a las Escrituras,
sabrá que no proviene del Espíritu de Dios.
Sólo pídale al Espíritu Santo que le enseñe
cómo seguirlo. Entréguele el control de su vida y

— 104 —
El Espíritu Santo es nuestro Ayudador

Él le revelará la voluntad de Dios paso a paso.


Pues Él sabe cómo guiarlo para que alcance la
madurez. Y lo único que Él demanda de usted es
su atención y su obediencia.

Permitan que la paz (la armonía del


alma, la cual proviene) de Jesús gobierne
(actúe como un árbitro continuamente)
en sus corazones y sean agradecidos.
—Colosenses 3:15, AMP

Éste fue uno de los primeros versículos que el


Señor me reveló hace años en relación a tomar una
decisión. ¡Permita que la paz sea su árbitro! He
aprendido a examinar si tengo o no paz en mi
corazón. Si me encuentro agitada en mi espíritu
acerca de algo, no hago nada hasta que eso cambia.
Antes de llevar a cabo algo, espero hasta sentir paz
en mi espíritu. Siga preguntándole al Señor hasta
que sepa Su voluntad.
Otro pasaje bíblico que me ayudó fue
Proverbios 16:3, (AMP):

— 105 —
Escuchando del cielo

Pongan sus obras en las manos del Señor


[entréguenselas y confíenselas por completo
a Él; Él hará que sus pensamientos se
alineen a Su voluntad, y] entonces, ¡sus
planes se establecerán y tendrán éxito!

Echo mi ansiedad sobre el Señor y estoy a la


expectativa de que mis pensamientos sean conforme
a Su voluntad. Permanezco a la expectativa de que
Él me dé el deseo y el poder de hacer las cosas por
Su buena voluntad (Filipenses 2:13).
«Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te
apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos
tus caminos, y él enderezará tus veredas. No seas sabio
en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del
mal» (Proverbios 3:5-7). Éste también es un
pasaje bíblico muy importante para recibir
dirección. Estos tres versículos me ayudaron
mientras maduraba en el Señor. Dios fue muy fiel
al revelarme estas simples instrucciones al
comienzo de mi vida cristiana.
¡Él no le pedirá que abra el Mar Rojo el primer
día que comenzó a vivir como cristiano! Usted

— 106 —
El Espíritu Santo es nuestro Ayudador

sólo debe empezar en el nivel espiritual donde se


encuentra. Si es un bebé en la fe y aún no ha
madurado en lo espiritual, tendrá que empezar
por ¡los rudimentos! (Si usted aún no es como
Jesús, entonces no ha madurado por completo).
El Espíritu Santo empezará a revelarle qué
áreas en su vida necesita corregir. Él no lo enviará
a alguna misión para cambiar al mundo sin antes
ayudarlo a madurar. Primero, lo guiará para
vencer las obras de la carne para que pueda vivir
conforme al poder de Dios. En Romanos 8:13-14,
leemos: «porque si vivís conforme a la carne, moriréis;
mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la
carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el
Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios». Los hijos de
Dios crecen hasta convertirse en personas
maduras, a través de su obediencia al Espíritu
Santo en todo lo que respecta a sus vidas.
Quizá desde el principio de su vida cristiana
ha recibido dirección del Espíritu Santo,
indicándole que necesita realizar cambios
específicos en su vida. Sin embargo, muchas
veces a los creyentes no les interesa mucho

— 107 —
Escuchando del cielo

escuchar lo que Dios les quiere impartir en ese


nivel —sin darse cuenta que es ahí donde inicia
su vida en el espíritu—. Ellos quieren escuchar
algo GRANDE de parte del Espíritu Santo, por
ejemplo: “Ve a China”. No obstante, si usted no
atiende al Espíritu Santo en el área que necesita
corregir en su vida, se volverá una persona de
poca ayuda para Dios, ¡cuando vaya a China!
Muchas veces somos como Pedro en el huerto
de Getsemaní. Él estaba dispuesto a morir por
Jesús, así como también ir a la cárcel. Estaba listo
para realizar algo grande e importante. ¡Cualquier
cosa! ¡Ninguna otra cosa hubiera sido lo
suficientemente grandiosa!
Jesús declaró: “Velen y oren”. Sin embargo,
Pedro no obedeció: “No, Señor, eso no es lo que
tengo en mente”. Él no siguió la voluntad de su
maestro en algo simple, Jesús sólo quería que
orara para que pudiera vencer la tentación.
Pedro no acató la instrucción de Dios para
orar; entonces cuando surgió la presión, no pudo
ser fiel; y como resultado, sufrió una gran derrota.

— 108 —
El Espíritu Santo es nuestro Ayudador

Jesús no deseaba que él muriera, tampoco que


fuera a la cárcel ni siquiera quería que fuera a
China; sólo deseaba que él orara.
No existe ni una sola instrucción del Espíritu
Santo que sea insignificante. Si proviene de Dios,
es una prioridad.
Debemos tomar una actitud de mansedumbre:
Padre, nada de lo que me pidas será demasiado grande
o pequeño. Sólo revélame Tu voluntad, y la cumpliré.

Hacedores de la Palabra

«Por lo cual, desechando toda inmundicia y


abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la
palabra implantada, la cual puede salvar vuestras
almas. Pero sed hacedores de la palabra, y no tan
solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos»
(Santiago 1:21-22).
La Palabra implantada recibida con
mansedumbre puede salvar su alma (su mente, su
voluntad y sus emociones). Recuerde que la
Palabra de Dios distingue entre el alma y el

— 109 —
Escuchando del cielo

espíritu, y al recibirla con mansedumbre su alma


estará de acuerdo con su espíritu, mientras que
éste es guiado por el Espíritu Santo. En 1 Pedro
1:22, se nos enseña que su alma es purificada por
la obediencia a la verdad, a través del Espíritu.
Recibir la Palabra con mansedumbre significa
que después de haber obtenido revelación de la
Palabra, debemos estar dispuestos a obedecerla y
convertirnos en hacedores de ésta. Cuando sólo la
escuchamos, pero fallamos en llevarla a cabo, nos
engañamos a nosotros mismos. Si no obedecemos
la Palabra, no podemos vivir conforme al espíritu
por medio del Espíritu Santo.
¿Desea usted engañarse a sí mismo o desea
vivir como un hijo de luz? ¿Invertirá tiempo en la
oración y en la Palabra o en los placeres de este
mundo? Sólo usted puede tomar esa decisión.

Vele y ore

Jesús vivió por encima de la debilidad de Su


carne al vivir conforme al Espíritu, y nos dio la
clave espiritual para que podamos actuar igual:

— 110 —
El Espíritu Santo es nuestro Ayudador

«…orad para que no entréis en tentación» (Lucas


22:46). Además, Él nos indicó en Lucas 21:35-36:
«Porque como un lazo vendrá sobre todos los que
habitan sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues, en
todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de
escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en
pie delante del Hijo del Hombre».
La clave para lograr escapar del mal de este
mundo es: Velar y orar.
En otra versión, leemos: «Estén siempre vigilantes,
y oren para que puedan escapar de todo lo que está por
suceder…» (Nueva Versión Internacional).
En el huerto de Getsemaní, no fue el corazón
de Pedro el que le falló a Dios. Si hubiera orado,
es probable que no le hubiera fallado, y al venir
la tentación no habría caído en ésta.
¿Qué hay en su corazón? ¿Quiere vivir libre
del pecado? ¿Anhela agradar a Dios? ¿Quiere ser
un creyente incondicional en quien Dios pueda
confiar y que Él pueda hallarlo fiel? Si es así, el
deseo de su corazón es ser un siervo fiel y prudente.

— 111 —
Escuchando del cielo

Cuando oramos en el espíritu, Él toma lo que


hay en nuestro corazón y manifiesta la perfecta
voluntad de Dios en nuestra vida. Orar en el
espíritu logra que la voluntad de nuestro corazón
se manifieste. Así también que la voluntad del
espíritu domine a la voluntad de la carne; dándole
a nuestro espíritu el control sobre nuestra carne.
La clave es orar, déle el diezmo de su tiempo
al Señor. Tome a diario una hora para orar en el
espíritu y otra para escudriñar la Palabra, y su
vida cambiará.
Escuche el consejo del Espíritu Santo en cada
circunstancia y obedezca Sus instrucciones. Esto
causará que el ámbito espiritual se convierta en
una realidad para usted. Entréguele al Espíritu
Santo el control de su vida, y empezará a vivir
conforme al espíritu y no según la carne.

— 112 —
C a p í t u l o 4

Un sacrificio vivo

«Así que, hermanos, os ruego por


las misericordias de Dios, que
presentéis vuestros cuerpos en sacrificio
vivo, santo, agradable a Dios, que es
vuestro culto racional».

Romanos 12:1
C a p í t u l o 4

Un sacrificio vivo

E l tiempo de la cosecha es ¡ahora! Esta ola


de gloria es para segar la cosecha de almas
de esta Tierra para el reino de Dios.
Debemos ser muy diligentes en aprender a
vivir conforme al espíritu, así como aprendimos
a vivir por fe. La gloria de Dios no se manifestará
en una Iglesia perezosa y carnal. Si estamos muy
ocupados sirviendo a nuestros propios deseos,
como para buscar al Señor y escuchar Su voz, no
formaremos parte del mover del Espíritu Santo. Él
quiere mostrarnos las cosas que vendrán y cómo
vivir ¡en Su gloria! Es tiempo que vivamos en el
reino de lo sobrenatural.
Escuchando del cielo

El papel del Espíritu Santo es manifestar la


presencia de Jesús en el Cuerpo de Cristo. Él
habita en nosotros para que manifestemos la
imagen de Cristo. Pero nuestros pensamientos y
acciones carnales le impiden manifestarse. Dios
no quiere que seamos conforme a este mundo,
sino que seamos transformados al renovar nuestra
mente para que actuemos y pensemos como Él.
Dios nos está llamado para que actuemos
conforme al ámbito espiritual.
La manifestación del poder de Dios en la
Iglesia se relaciona de forma directa con la
santidad del Cuerpo. Él no se manifiesta cuando
Su pueblo desobedece y vive en pecado. Si no nos
apartamos de las cosas del mundo y le damos
nuestra atención a las cosas espirituales, nunca
podremos vivir en la gloria que Dios desea
revelarnos. Necesitamos estar dispuestos a
cambiar nuestras actitudes y prioridades, a fin de
complacer al Padre.
El Espíritu Santo obra en nuestro interior
llevando nuestros pensamientos —consciencia—
al ámbito espiritual. Por otro lado, Satanás

— 115 —
Un sacrificio vivo

trabaja en el exterior para mantenernos atados a


este mundo.
En 2 Timoteo 2:21, se nos enseña que cualquier
persona que se limpie de iniquidad, será vaso de
honra, dispuesto para toda buena obra. Observe
que quien debe limpiarse es la persona misma:

¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios


y los ídolos? Porque vosotros sois el templo
del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré
y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos
serán mi pueblo… tenemos tales promesas,
limpiémonos de toda contaminación de
carne y de espíritu, perfeccionando la
santidad en el temor de Dios.
—2 Corintios 6:16, 7:1

No se aleje

Cuando alguno es tentado, no diga que


es tentado de parte de Dios; porque Dios
no puede ser tentado por el mal, ni él
tienta a nadie; sino que cada uno es

— 116 —
Escuchando del cielo

tentado, cuando de su propia


concupiscencia es [alejado] atraído y
seducido. Entonces la concupiscencia,
después que ha concebido, da a luz el
pecado; y el pecado, siendo consumado,
da a luz la muerte.
—Santiago 1:13-15

En esta escritura, se nos explica que somos


tentados cuando nos alejamos. ¿Nos alejamos de
quién? De Dios. Como nuevas criaturas en Cristo
Jesús, nuestro ser interior quiere cumplir la
voluntad de Dios y nuestros corazones están
dispuestos a agradarlo y hacer lo correcto ante Sus
ojos. No obstante, tenemos que enfrentar las
tentaciones de la carne.
A menudo, la palabra más asociada con la
carne es el término lujuria. En nuestros
pensamientos asociamos este término con sexo
o inmoralidad; sin embargo, en el griego, lujuria
sólo significa: “Un fuerte deseo”. La lujuria de la
carne es simplemente el fuerte deseo de seguir
los caminos del mundo, en lugar de los de Dios.

— 117 —
Un sacrificio vivo

Por ejemplo, la lujuria al dinero puede alejarlo


de Él.
Es aceptable desear ser exitoso, obtener una
buena educación, una carrera universitaria o ser
reconocido en su profesión. Estos “anhelos” son
permisibles si las personas tienen su perspectiva
en Dios. Sin embargo, siempre debemos ser
cautelosos para que estas cosas no nos alejen del
Señor y que tampoco nos impidan seguir Su
voluntad en nuestra vida. Nuestro anhelo más
profundo debe ser buscarlo a Él.
El Padre quiere que seamos exitosos. Pero
Jesús hizo una aclaración al respecto: «Porque
¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo,
y perdiere su alma?» (Marcos 8:36).
Los deseos de la carne no deben dominarnos,
y mucho menos alejarnos de Dios. Nosotros
podemos vivir y actuar en el mundo sin formar
parte de éste (Juan 17:16). Como creyentes, ya
somos ciudadanos del reino de los cielos, no
somos de este mundo.

— 118 —
Escuchando del cielo

Sea sensible al Espíritu Santo

Antes éramos deudores a la carne. Sin


embargo, ahora Dios nos está llamando para que
pongamos nuestra mirada en las cosas de arriba.
Él quiere que nos enfoquemos en las cosas del
espíritu para que podamos dominar con el amor
y el poder de Dios al mundo que nos rodea. Él ha
esperado pacientemente a la Iglesia. Y ahora es el
tiempo para que Su poder y Su gloria se manifiesten
como nunca antes.
El Señor le reveló a Kenneth tres cosas que
debemos hacer para fluir en el Espíritu Santo:
1) Tenemos que purificarnos de todo pecado,
2) debemos interceder y 3) estar listos para
las críticas.

Y si el Espíritu de aquel que levantó de los


muertos a Jesús mora en vosotros, el que
levantó de los muertos a Cristo Jesús
vivificará también vuestros cuerpos
mortales por su Espíritu que mora en
vosotros. Así que, hermanos, deudores

— 119 —
Un sacrificio vivo

somos, no a la carne, para que vivamos


conforme a la carne; porque si vivís
conforme a la carne, moriréis; mas si por
el Espíritu hacéis morir las obras de la
carne, viviréis. Porque todos los que son
guiados por el Espíritu de Dios, éstos son
hijos de Dios.
—Romanos 8:11-14

En el Antiguo Testamento, los hijos de Dios


eran muy cuidadosos con respecto al lugar donde
el Espíritu de Dios moraba. Debemos ser
conscientes de ¡quién mora en nosotros! Somos
templos ¡vivientes del Espíritu Santo! El Señor
declaró: “Seré su Padre, habitaré en ellos y
caminaré entre ellos”.
El mismo Espíritu que resucitó a Jesús de los
muertos, lo resucitará a usted de la esclavitud de
su cuerpo mortal. Él trajo a la vida el cuerpo
mortal de Jesús y hará lo mismo con el nuestro a
través de Su Espíritu. Sin embargo, tenemos que
darle Su lugar, debemos ser sensibles a Él y ser
siempre conscientes de Su presencia.

— 120 —
Escuchando del cielo

El Espíritu Santo no es un dictador, sólo obra


cuando nos rendimos a Él. El Espíritu Santo es
quien nos fortalece, y el único llamado a estar a
nuestro lado para ayudarnos. No nos puede
ayudar si no nos involucramos con Él en el
ámbito espiritual. Debemos ser conscientes de Su
presencia y cooperar con Él.

Ofrézcase a sí mismo

Así que, hermanos, os ruego por las


misericordias de Dios, que presentéis
vuestros cuerpos en sacrificio vivo,
santo, agradable a Dios, que es vuestro
culto racional. No os conforméis a este
siglo, sino transformaos por medio de
la renovación de vuestro entendimiento,
para que comprobéis cuál sea la buena
voluntad de Dios, agradable y perfecta.
—Romanos 12:1-2

En este pasaje bíblico, se nos enseña que


debemos crucificar las obras de la carne, al igual

— 121 —
Un sacrificio vivo

que en Gálatas 5:24-25: «Pero los que son de Cristo


han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si
vivimos por el Espíritu, andemos también por el
Espíritu». Aquí se nos insta a ofrecer nuestro
cuerpo como sacrificio vivo, debemos hacer a un
lado nuestros deseos naturales para cumplir los
deseos de Dios. En otra versión, leemos que
debemos: “Rendir nuestros cuerpo a disposición
de Dios…” (Romanos 12:1, Wuest).
Entonces de acuerdo con la Biblia, éste es
sólo nuestro culto racional —aunque para
algunos pueda parecer una demanda ilógica—.
¿Por qué es éste nuestro culto racional? Porque
Jesús dio Su cuerpo como sacrificio vivo por
nosotros. Hemos sido comprados por precio, y
debemos glorificar a Dios con nuestro cuerpo y
espíritu (1 Corintios 6:19-20).
En el griego la palabra traducida como Señor
significa: maestro o dueño. Jesús se convirtió en
su nuevo propietario cuando lo aceptó como el
Señor de su vida. La mayoría de creyentes desea
nacer de nuevo, pero no permiten que Jesús sea
su Señor. Ellos quieren seguir viviendo en las

— 122 —
Escuchando del cielo

tinieblas de este mundo, aunque ya podrían vivir


en la luz de Dios.
“[El Padre] nos ha liberado, y nos ha sacado
del control y del dominio de las tinieblas, y nos
ha trasladado al reino de Su Hijo amado”
(Colosenses 1:13, AMP). Hemos sido transferidos
al reino de Dios, y nuestro cuerpo y nuestra
mente se encuentran bajo Su autoridad;
permitiendo que el Espíritu Santo nos enseñe
cómo vivir bajo el dominio del Señor.
El sacrificio de nuestro cuerpo debe ser santo
y agradable (aceptable). El término griego thusia,
significa: sacrificio, el cual quiere decir: “acto de
ofrendar”. Debemos hacer de nuestro cuerpo
una ofrenda. Somos la ofrenda que Dios desea,
Él quiere que nuestro cuerpo, el cual se encuentra
entregado a las cosas de este mundo, sea
consagrado al mundo espiritual.
¿Cómo podemos lograrlo? Por medio de la
renovación de nuestra mente. En el Diccionario
Expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo
Testamento W.E. Vine, se define la palabra renovar

— 123 —
Un sacrificio vivo

como: “El ajuste de la moral, de la visión espiritual


y del pensamiento a la mente de Cristo”. Es
nuestro deber ajustar nuestros pensamientos a la
mente de Cristo. El Espíritu Santo nos instruye a
pensar como Dios y actuar como Él. A medida
que realizamos esos ajustes, la expresión externa
de nuestro cuerpo empezará a alinearse a la
imagen interna de Jesús. Por consiguiente,
comenzaremos a vivir en la buena, agradable y
perfecta voluntad del Señor.
Ofrézcase como sacrificio vivo a Dios. Rinda
sus propios deseos con el propósito de cumplir
los de Él. Dios no le pide que realice algo ilógico,
sino que sólo le dé su culto racional, pues usted
ha sido comprado con un alto precio. Jesús lo
compró a usted crucificando Su propia carne y
derramando Su sangre para redimirlo. Él se
convirtió en un sacrificio vivo por usted; por
tanto, lo menos que puede hacer es entregarle su
cuerpo, pues usted no es dueño de sí mismo (1
Corintios 6:19-20).
Usted debe tomar una decisión: Servirle a a
sus propios intereses o al Señor Jesús. Yo creo que

— 124 —
Escuchando del cielo

decidirá ofrecerse como sacrifico vivo. Y cuando


lo haga, descubrirá que no es necesario pelear la
batalla entre la carne y el espíritu; pues su espíritu,
controlado por el Espíritu Santo, detendrá la
guerra. A medida que le obedezca, la ley del
Espíritu de vida en Cristo Jesús lo hará libre de la
ley del pecado y de la muerte.

Entrene su carne para que obedezca

Antes de que usted experimentara el nuevo


nacimiento, su cuerpo estaba entrenado para
llevar a cabo prácticas perversas, ya que era
dominado por influencias externas. Sin embargo,
a medida que se someta a Dios, más disciplinará
su carne para que haga las cosas del Señor
(Romanos 6:16-23).
«Y todo aquel que participa de la leche es inexperto
en la palabra de justicia, porque es niño; pero el
alimento sólido es para los que han alcanzado
madurez, para los que por el uso [o la práctica] tienen
los sentidos [cuerpos] ejercitados en el discernimiento
del bien y del mal» (Hebreos 5:13-14).

— 125 —
Un sacrificio vivo

Al principio no es sencillo, pero a través de la


práctica su cuerpo discernirá la diferencia entre lo
bueno y lo malo. No es una situación donde tenga
que luchar. Si usted vive conforme al espíritu,
entonces cuando surjan tentaciones, el Espíritu
Santo lo guiará para que haga morir las obras de
su carne y resistirá la tentación. Entre más descubra
acerca de qué es vivir conforme al espíritu, su
cuerpo será influenciado y obedecerá a Dios.
El Espíritu tendrá un efecto sobre su cuerpo
natural. En Proverbios 4:20-22, se nos confirma
eso, afirmando que la Palabra de Dios es: «…vida
a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo».
En Hebreos 4:12, leemos: «…la palabra de Dios
es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos
filos…». Su Espíritu reside en la Palabra, trayendo
salud a su cuerpo. La Palabra y el Espíritu de Dios
vivificarán —levantarán y darán vida a— su carne.
Jesús expresó: «…las palabras que yo os he hablado
son espíritu y son vida» (Juan 6:63).
En Proverbios 4:23, leemos: «Sobre toda cosa
guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la

— 126 —
Escuchando del cielo

[fuerza de] vida». Cuando las siguientes fuerzas


emanan de su espíritu renacido, a través de su
voluntad, ésta crucificará los deseos de la carne
sometiéndola a la obediencia a Dios: amor, gozo,
paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre y templanza (Gálatas 5:22-23).
¿Acaso el amor, el gozo y la paz no son de
beneficio para usted físicamente? Estas fuerzas del
espíritu vivificarán su cuerpo mortal y lo
entrenarán, a fin de cumplir el llamado de Dios y
no rechazarlo.
Una vez que nos entreguemos por completo a
Dios, ¿cómo alcanzamos el nivel en el cual
nuestro espíritu sea esa fuerza dominante? En mi
opinión, considero que hoy en día 1 Pedro 4:1-2
es una palabra específica para nosotros:

Por tanto, ya que Cristo sufrió en la carne


por nosotros, por ustedes, ármense con el
mismo pensamiento y propósito [pacientes,
aunque pueda significar un sufrimiento, lo
cual es mejor que no agradar a Dios].

— 127 —
Un sacrificio vivo

Quienquiera que haya sufrido en la carne


[teniendo la mente de Cristo], ha terminado
[intencionalmente] con el pecado [ha
dejado de agradarse a sí mismo y al mundo,
y ahora agrada a Dios]. Así que no puede
pasar el resto de su vida natural bajo [sus]
apetitos y deseos, sino [que vive] bajo la
voluntad de Dios (AMP).

Como creyentes, hemos sido llamados a


formar parte de los padecimientos de Cristo (1
Pedro 4:13). La tradición religiosa ha enseñado
que estos sufrimientos se refieren a: las pruebas,
la enfermedad, las dolencias, la pobreza, etc.; sin
embargo, en la Biblia se establece que Jesús fue
nuestro sustituto. Cuando Él pagó el precio por el
pecado, nos redimió de toda la maldición de la
ley (Gálatas 3:13; Deuteronomio 28:15-68).
En 1 Pedro 4:1, se nos enseña que necesitamos
armarnos de este mismo pensamiento: “Preferiría
sufrir en la carne antes que fallar en agradarle a
Dios”. Tener esta manera de pensar, le permite al
Espíritu Santo darnos el poder y la fuerza para

— 128 —
Escuchando del cielo

vencer. Nuestra voluntad le permite a Él que nos


imparta lo que tiene para nosotros. Debemos
decidir si nos agradaremos a nosotros mismos o
al Padre: «…pues quien ha padecido en la carne,
terminó con el pecado». Esta persona ha dejado de
agradarse a sí misma y al sistema del mundo, a fin
de agradar a Dios. Ése es el llamado del Señor
para nuestra vida. Él nos pide que nos rindamos
por completo y que le sirvamos.
Jesús afirmó: «Si alguno me sirve, sígame; y donde
yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno
me sirviere, mi Padre le honrará» (Juan 12:26). Usted
no puede servirse a sí mismo y a sus propios
intereses, y al mismo tiempo servirle a Jesús. Debe
tomar una decisión: “¿A quién le serviré? ¿Le
serviré a mis propios intereses e iré tras las cosas
del mundo, siguiendo mi deseo carnal? ¿O le
serviré al Señor Jesús, quien me compró?”.
«Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la
carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento;
pues quien ha padecido en la carne, terminó con el
pecado, para no vivir el tiempo que resta en la carne,
conforme a las concupiscencias de los hombres, sino

— 129 —
Un sacrificio vivo

conforme a la voluntad de Dios» (1 Pedro 4:1-2).


Éste es el lugar donde debemos vivir: en la
voluntad de Dios.
Ser partícipes de Sus sufrimientos significa
dejar los deseos de la carne, con el propósito de
vivir conforme al espíritu. Jesús declaró: «…Si
alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,
y tome su cruz, y sígame» (Mateo 16:24). Sería
preciso afirmar: niéguese a la carne y a su egoísmo.
Tomar nuestra Cruz es negarnos a vivir para
agradar a la carne. Debemos dejar a un lado
nuestros propios intereses y deseos, a fin de vivir
conforme al espíritu y permitir que Dios sea el
Señor de nuestra vida.
Jesús sufrió cuando vino a la Tierra y vivió en
un cuerpo humano, como el suyo y el mío. Fue
tentado en la debilidad de la carne; sin embargo,
nunca pecó. Él sufrió a través de Su obediencia.

Porque ciertamente no socorrió a los


ángeles, sino que socorrió a la
descendencia de Abraham. Por lo cual

— 130 —
Escuchando del cielo

debía ser en todo semejante a sus


hermanos, para venir a ser misericordioso
y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se
refiere, para expiar los pecados del
pueblo. Pues en cuanto él mismo
padeció siendo tentado, es poderoso
para socorrer [del griego: ayudar, liberar,
auxiliar] a los que son tentados.
—Hebreos 2:16-18

Somos tentados en la carne, y ésa es la forma


en que sufrimos; y de esa misma manera Jesús
sufrió cuando vivió en la Tierra.
Nosotros sufrimos la crucifixión de nuestra
carne cuando la sometemos a la obediencia de
Dios, haciendo posible que Su gloria pueda
revelarse en nosotros.
El pequeño sufrimiento de someter nuestra
carne a la obediencia, no se compara en nada a la
gloria que nos será revelada (Romanos 8:18).
Sólo tenemos que deshacernos de las cosas que
traen muerte a nuestra vida. La paga del pecado es
muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna. La

— 131 —
Un sacrificio vivo

muerte no tiene aguijón cuando el pecado ha sido


quitado de nuestra vida. En 1 Corintios 15:56, se
nos revela que el pecado es el aguijón de la
muerte. El pecado le da lugar a la muerte
En 1 Corintios 15:24-26, leemos: «Luego el fin,
cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando
haya suprimido todo dominio, toda autoridad y
potencia. Porque preciso es que él reine hasta que
haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.
Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte».
“Sino alégrense al ser partícipes de los
sufrimientos de Cristo. Para que en la revelación
de Su gloria [esplendor y brillo] ustedes también
se regocijen [con júbilo]” (1 Pedro 4:13, AMP).
Dios quiere revelar Su gloria ¡a través de usted!
Todos estos versículos declaran lo mismo:
debemos rendir nuestra carne en obediencia a
Dios, a fin de que podamos conocerlo a Él y al
poder de Su resurrección. El apóstol Pablo explicó:

[Porque mi firme propósito es] que logre


conocerlo a Él [a fin de que pueda de
forma progresiva relacionarse de una

— 132 —
Escuchando del cielo

manera más profunda e íntima con Él,


percibiendo, reconociendo y comprendiendo
las maravillas de Dios mismo a plenitud y
con claridad], y que de esa misma manera
pueda yo conocer el poder que fluye de
Su resurrección [el cual se encuentra en
los creyentes], y además que pueda
compartir Sus padecimientos, así como
ser transformado de manera continua [en
Su espíritu a Su semejanza, incluso] hasta
en Su muerte, [en la esperanza] si es
posible que yo pueda alcanzar la
resurreción [espiritual y moral] [que me
levanta] de entre los muertos [mientras
estoy en este cuerpo]… Así que los que
son maduros espiritualmente piensen de
esta manera y aférrense a estas
convicciones; y si en algo no están de
acuerdo, Dios se los aclarará también.
—Filipenses 3:10-11, 15, AMP

La manifestación de la gloria de Dios en


nuestra vida, depende de cuánto sometamos

— 133 —
Un sacrificio vivo

nuestra carne a la obediencia. Si no tenemos


control sobre nuestra carne, entonces tampoco el
Espíritu Santo lo tendrá:

…porque si vivís conforme a la carne,


moriréis; mas si por el Espíritu hacéis
morir las obras de la carne, viviréis… Pues
no habéis recibido el espíritu de esclavitud
para estar otra vez en temor, sino que
habéis recibido el espíritu de adopción,
por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El
Espíritu mismo da testimonio a nuestro
espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si
hijos, también herederos; herederos de
Dios y coherederos con Cristo, si es que
padecemos juntamente con él, para que
juntamente con él seamos glorificados.
Pues tengo por cierto que las aflicciones
del tiempo presente no son comparables
con la gloria venidera que en nosotros ha
de manifestarse.
—Romanos 8:13, 15-18

— 134 —
Escuchando del cielo

A medida que el Espíritu Santo nos ayude a


hacer morir los deseos de nuestro cuerpo y a
obedecer, creceremos para convertirnos en hijos
maduros de Dios. Podemos vivir aquí en la Tierra
así como Dios lo anhela. Jesús declaró que el
Reino de los cielos se encuentra en nuestro
interior. Podemos gozar de la vida de alta calidad
que Él enseñó. Podemos vivir en una posición en
la cual Espíritu Santo fluya a través nuestro hacia
el mundo, y se revele a Sí mismo a ellos. Éste es
nuestro llamado.

Transformados a Su imagen

«Porque a los que antes conoció, también los


predestinó para que fuesen hechos conformes a la
imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito
entre muchos hermanos» (Romanos 8:29).
Permita que el Espíritu Santo influya tanto en
su vida que pueda vivir aquí en la Tierra como si
ya estuviera en el cielo. No se acomode al sistema
del mundo, sino que parézcase y actúe ¡como
Jesús! En el cielo no hay pecado, enfermedad o

— 135 —
Un sacrificio vivo

escasez. Usted posee el reino ilimitado del espíritu


en su interior. Dios habita y vive en usted, Él
quiere que Su pueblo sea el vaso donde derrame
Su gloria para manifestarse al mundo entero.
En 2 Corintios 4:6-7, leemos: «Porque Dios,
que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz,
es el que resplandeció en nuestros corazones, para
iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en
la faz de Jesucristo. Pero tenemos este tesoro en vasos
de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios,
y no de nosotros».
Dios quiere que la Iglesia sea transformada a
la imagen de Jesús. Anhela que tomemos el
control y el dominio del mundo que nos rodea.
Cuando usted presente su cuerpo como sacrificio
vivo, Él se revelará en usted.
¡Hoy es el día! Antes que haga cualquier otra
cosa, haga a un lado este libro y levante sus
manos a Dios. Presente su cuerpo como un
sacrificio vivo, santo y agradable a Él. ¡Nunca
volverá a ser el mismo!

— 136 —
C a p í t u l o 5

Debe animarse a sí mismo

«Mas tan ciertamente como vivo


yo, y mi gloria llena toda la tierra».

Números 14:21
C a p í t u l o 5

Debe animarse a sí mismo

«P ero los que son de Cristo han crucificado la


carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos
por el Espíritu, andemos también por el Espíritu»
(Gálatas 5:24-25). No podemos darnos el lujo
de permitir que las cosas espirituales se alejen
de nosotros. Debemos oír la Palabra,
determinarnos a creerla, avivar el fuego en
nosotros y ser dedicados. Debemos aprender a
mantener ese fervor. Al orar en el espíritu e
invertir tiempo con el Padre viviremos
consagrados; esto mantendrá el fuego encendido
en nuestro interior y nos guiará siempre hacia el
lugar correcto: hacia Dios.
Escuchando del cielo

Yo aprendí algo que quiero compartir con


usted hoy. Kenneth y yo lo hemos experimentado
desde hace mucho tiempo. La primera vez que
escuchamos el mensaje de fe, sentíamos un fervor
tan intenso por Dios que ninguna otra cosa en
este mundo atraía nuestro interés en este mundo.
Sabíamos que la revelación de la integridad de la
Palabra de Dios era lo que estábamos buscando
en nuestra vida cristiana. Aprendimos que
podíamos depender de la Palabra, de la misma
manera en que confiaríamos en la palabra de un
amigo. Por ejemplo, aprendimos a depender de la
Palabra escrita que afirma que por Sus llagas
fuimos nosotros curados, como si el mismo Jesús
se nos hubiera aparecido en carne y hueso, y nos
hubiera llamado por nuestro nombre.
Nos sentíamos tan hambrientos por descubrir
qué se nos enseñaba en la Palabra de Dios que
nos dedicamos a ella. No teníamos tiempo para
algo más. Tenía a mis dos pequeños hijos, Kellie
de tres años y John de nueve meses. Cuidaba a
mis hijos, a mi esposo y me dedicaba al estudio
de la Palabra; no iba de compras (de todos

— 139 —
Debe animarse a sí mismo

modos no tenía ¡dinero para gastar! Debía orar


en lenguas para comprar los abarrotes del mes).
Dejé de hacer muchas cosas, pero eso no me
importaba. No había nada más importante para
mí que la ¡Palabra del Dios viviente! Estaba
realizando lo que deseaba hacer.
Kenneth había empezado a predicar en algunas
reuniones, y a veces él se iba hasta tres semanas.
Permanecía tanto tiempo fuera porque debía tomar
dos semanas y media para que las personas se
enteraran de que él estaba en la ciudad. Después de
eso, las reuniones duraban ¡sólo tres días! Nadie lo
conocía y a nadie le interesaba. Él daba inicio con
unas cuantas personas, y este número iba
aumentando, llegando a tener unas 200 personas.
En las reuniones más grandes, al final de tres
semanas, llegaban a reunir 300 personas. Él debía
predicar en dos servicios al día durante 21 días.
Al principio, no teníamos dinero para que yo
pudiera ir, entonces me quedaba en casa con los
niños. Y ahí experimenté uno de los avivamientos
más grandes que este mundo haya visto, y lo viví
a solas. Además de cuidar de mi familia, lo único

— 140 —
Escuchando del cielo

que hacía era invertir tiempo en la Palabra. Tenía


tanta hambre de Dios y de Su Palabra que los
buscaba de día y de noche.
Leía las Escrituras y libros concernientes a la
Palabra de Dios y también escuchaba enseñanzas,
me dediqué por completo a ello. Difícilmente
pensaba en algo más, pues estaba interesada sólo
en la Palabra.
Sin embargo, después de algunos años,
empecé a perder la pasión que tenía al principio.
Creo que esto le ha ocurrido a muchos que han
empezado a vivir por fe. Y es posible que le haya
sucedido a usted. Cuando descubre por primera
vez la realidad de la Palabra, de manera
espontánea, se emociona. Son tan buenas noticias
que no desea otra cosa que estar en la Palabra.
Todo lo que usted desea se alinea a la voluntad de
Dios, sin ningún esfuerzo.
Pero después de un tiempo, es fácil comenzar
a alejarse y a enfriarse. Ahora bien, aunque a
muchos les suceda, no significa que deba ocurrirle
a usted. Todo comienza cuando nuestros intereses

— 141 —
Debe animarse a sí mismo

se vuelven hacia otras cosas, entonces se empieza


a perder el deseo y el hambre por la Palabra de
Dios. Se siente como si la revelación ya no viniera
tan rápido como antes, y la Palabra ya no parece
tan emocionante. Se comienza a pensar: “Ya sé
todo eso”. Eso me sucedió, y perdí el entusiasmo
que alguna vez tuve por la Palabra.
No había notado en mí esa falta de interés,
pues era muy disciplinada y seguía invirtiéndole
tiempo a la Palabra. Además, ya había aprendido
que sin mi estudio de la misma, no podía vivir en
salud ni bajo la bendición. Todavía escudriñaba la
Palabra, sin embargo, no me sentía tan
emocionada ni hambrienta por ella como al
principio de mi vida como creyente.
No obstante, el Señor me corrigió, me instruyó
y me disiciplinó, a través de una profecía que
escuché en 1977 (lea 2 Timoteo 3:16-17; Hebreos
12). Por medio del Espíritu Santo, el predicador
empezó a enseñar acerca del poderoso y gran
ejército del Señor. Él expresó: «Hay personas sobre
la Tierra que vivirán, hablarán y actuarán como
Dios. Pues vivirán conforme al poder de Dios,

— 142 —
Escuchando del cielo

impulsados por el poder del Señor y por Su


Espíritu». Luego, al final del mensaje, el profeta
de Dios declaró: «De hecho, muchos de ustedes
forman parte de ese ejército. Ustedes también
pueden unirse a éste si en realidad lo desean.
Propongan en su corazón que no serán perezosos,
ni volverán atrás, ni se detendrán o se quedarán
sentados; sino que se levantarán, marcharán hacia
delante y avivarán el fuego que hay en ustedes».

A medida que él hablaba por inspiración


del Espíritu, pensé: Eso me ha ocurrido a mí. Ya no
tengo hambre de Dios como antes, pues me interesan
más otras cosas. Incluso he tenido que esforzarme
para invertir tiempo en la Palabra de Dios.

Hubo un tiempo en mi vida, en el cual sólo me


interesaba la Palabra. Creo que hasta que el
Espíritu Santo me habló aquella noche, pude
darme cuenta que había empezado a enfriarme.

Vale la pena ser sinceros con Dios. Nunca


podrá madurar espiritualmente, si no es sincero
con usted mismo ni con Dios cuando la Palabra
viene a disciplinarlo. En el momento en que lo

— 143 —
Debe animarse a sí mismo

discipline, y ésta penetre en su corazón; no


empiece a excusarse, diciendo: “Bueno, en
realidad no soy así”. Sea sincero, permita que el
Espíritu Santo abra su corazón y le revele qué
necesita cambiar. Reconozca sus errores, y haga
lo necesario para cambiarlos.
Luego pensé: La verdad es que permtí que mi
vida espiritual se entibiara. En realidad no estaba
haciendo nada que fuera pecado, sin embargo,
no me encontraba en el nivel espiritual donde
debía estar. Usted puede continuar buscando
al Señor de manera mecánica, pero, eso no es
lo que Él quiere. Dios anhela ¡todo su corazón!
Todo su ser: ¡su espíritu, su alma y su cuerpo!
El espíritu es la parte de su ser que ha sido
recreada y hecha a la imagen de Dios. Su alma
está conformada por su mente, su voluntad y sus
emociones. En 1 Pedro 1:22, leemos que su alma
es purificada por la obediencia a la verdad, a
través del espíritu. En Hebreos 4:12, se nos enseña
que la Palabra es como una espada de dos filos
que penetra hasta separar el alma del espíritu.
Esto fue lo que me sucedió a mí.

— 144 —
Escuchando del cielo

Usted tiene que estar dispuesto a permitir que


el Espíritu Santo lo cambie, con el propósito de
estar de acuerdo con el Señor. El Espíritu de Dios
cambió mi mente, mi voluntad y mis emociones
para que dejara de estar enfocada en las cosas
naturales; a fin de que mi atención se concentrara
en las cosas de Él.

Los deseos de su alma irán tras cualquier cosa


en la que usted invierta su tiempo. Se lo
comprobaré mostrándole un ejemplo del ámbito
natural: Si un golfista deja de jugar durante un
tiempo, quizá ya no piense en el golf durante
meses. Pero cuando vuelve a jugar, su deseo por
éste regresará. De la misma forma, ocurre en el
ámbito espiritual.

Si usted deja de orar e invertir tiempo en la


Palabra, su deseo por las cosas del Señor empezará
a menguar día tras día. Sus deseos irán tras donde
haya enfocado su atención, ya sea bueno o malo.
Quizá esté enfocado en un pasatiempo, lo cual
no está mal. El punto radica en que no es correcto
desear más las cosas naturales que las espirituales.

— 145 —
Debe animarse a sí mismo

Anhele que su corazón y alma tengan un


ferviente deseo por las cosas de Dios. Es usted
quien debe llevarlo a cabo, yo no puedo hacerlo
por usted. Recuerde que donde ponga su atención,
eso determinará su deseo. Su motivación seguirá
su atención.
Yo estaba trabajando para el Señor, no
obstante, mi corazón, mis sentimientos (alma) y
mi atención se encontraban en otro lado. Dios
desea que nos entreguemos por completo a Él.
Aquella noche, creo que el Espíritu de Dios
me estaba explicando el siguiente pasaje bíblico:

Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea:


He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero,
el principio de la creación de Dios, dice
esto: Yo conozco tus obras, que ni eres
frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o
caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no
frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.
Porque tú dices: Yo soy rico, y me he
enriquecido, y de ninguna cosa tengo
necesidad; y no sabes que tú eres un

— 146 —
Escuchando del cielo

desventurado, miserable, pobre, ciego y


desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de
mí compres oro refinado en fuego, para
que seas rico, y vestiduras blancas para
vestirte, y que no se descubra la vergüenza
de tu desnudez; y unge tus ojos con
colirio, para que veas. Yo reprendo y
castigo a todos los que amo; sé, pues,
celoso, y arrepiéntete. He aquí, yo estoy a
la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y
abre la puerta, entraré a él, y cenaré con
él, y él conmigo. Al que venciere, le daré
que se siente conmigo en mi trono, así
como yo he vencido, y me he sentado con
mi Padre en su trono. El que tiene oído,
oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
—Apocalipsis 3:14-22

Mi alma creía que no le hacía falta nada, pero


mi espíritu reflejaba una persona desventurada,
miserable, pobre, ciega y desnuda. Sólo la Palabra
puede mostrar con claridad lo que se ve en el
alma y lo que se ve en el espíritu.

— 147 —
Debe animarse a sí mismo

En las Escrituras, se nos enseña que nos


deleitemos en el Señor, y entonces Él concederá
los deseos de nuestro corazón. Yo lo leí de la
siguiente forma: “Deléitate a ti mismo en el
Señor y las cosas que en realidad anhelas en tu
corazón, Él te las concederá”. Sin embargo,
considero que esta escritura es más profunda:
“Deléitate a ti mismo en el Señor, y el deseo que
tendrás en tu corazón será Dios”. Ése debe ser
nuestro anhelo: que nuestros deseos sean para Él.
¡Ésa es una vida de alta calidad!
Al percatarme de mi condición, me propuse hacer
algo al respecto. La palabra del Señor fue: “Levántate,
avanza, avívate. No seas perezosa, no te reprimas y no
vuelvas atrás”. Tenía el suficiente entendimiento
espiritual para saber qué debía realizar. Necesitaba
levantarme de nuevo en lo espiritual, invertir más
tiempo en la Palabra y en las cosas de Dios; y eso fue
justo lo que hice. Dejé a un lado lo que me estaba
robando el tiempo, y me enfoqué en las cosas del
Señor —donde siempre debí enfocarme—.
Se requirió de tiempo para que el fuego se
avivara de nuevo en mi corazón y para que

— 148 —
Escuchando del cielo

resurgiera mi fuerte deseo por las cosas de Dios,


en lugar de las naturales.
Si usted se encuentra hoy en esa misma
condición, le ayudará saber que no es la única
persona que ha enfrentado algo así. Todos atraviesan
la etapa donde pueden perder su pasión por Dios.
Entonces si no se mantiene apasionado por el
Señor, empezará a entibiarse. Y si no hace nada por
salir de esa condición, tendrá mayores problemas.
Si yo no hubiera escuchado al Espíritu Santo y
no le hubiera permitido a la Palabra de Dios
corregirme, cada vez me hubiera enfriado más y más.
A Jesús no le agradan las personas tibias. Él
aseguró: “Si eres tibio, te vomitaré de Mi boca,
preferiría que fueras frío o caliente” (Paráfrasis del
autor). Al Señor no le agrada que sea tibio.
¿Por qué? Porque si es tibio, significa que el
Espíritu Santo le ha ofrecido algo, pero usted no
lo ha recibido.
Si es tibio, quiere decir que ha recibido poca
Palabra y poco conocimiento. El Espíritu de
Dios ha tratado con su vida, de no ser así no

— 149 —
Debe animarse a sí mismo

sería tibio, pues ha tenido la oportunidad de


avivar el fuego en su interior. Por esa razón, ser
tibio es desagradable.
No debemos tomar esa actitud. Depende de
nosotros si continuamos y avanzamos, si nos
levantamos y nos avivamos; o si permanecemos
tibios, lo cual con el tiempo nos hará enfriarnos.
No es el momento de ser cristianos tibios, pues
estamos viviendo tiempos en los que el poder de
Dios se manifestará. Y las personas tibias
experimentarán una época muy difícil. Aquellos
que se encuentren sentados en la banca, serán
movidos. Cuando el Espíritu del Señor venga
como diluvio, éste los arrastrará. Lo mejor sería
levantarse de esa banca, y avivarse por Dios e
¡ingresar al campo del ejército del Señor!
Comencé a cambiar mi enfoque, y me volví
más diligente. Sabía que debía cambiar mi
corazón si deseaba formar parte de ese ejército.
Esa noche, Jesús tocó la puerta de mi corazón.
Escuché Su voz y le abrí la puerta. ¡Ése es un
ejército vencedor! Esa noche me ofrecí como
voluntaria ¡y me enlisté! Y me siento muy

— 150 —
Escuchando del cielo

contenta por haberlo realizado. Ofrecí mi cuerpo


como sacrificio vivo.
¿Qué hice? Encendí mi pasión por Dios a
propósito. Ésa fue la actitud de Daniel (lea
Daniel 9). Él se levantó para acercarse a Dios. En
la Palabra leemos: «Acercaos a Dios, y él se acercará
a vosotros…» (Santiago 4:8).
Si su pasión por Dios se apagó, necesitará
encender de nuevo esa pasión. Debe hacerlo por
medio del reino espiritual. Comience a orar, ore
en el espíritu, edifíquese en su santísima fe,
empiece a estudiar la Palabra como si nunca
antes lo hubiera hecho. Crea y actúe conforme a
todo lo que el Padre le indique. Usted podrá
actuar igual que yo. Propóngase en su corazón
que no será perezoso en las cosas espirituales. Si
usted lo es, no podrá vivir conforme al espíritu
ni en victoria: «Porque los que son de la carne
piensan en las cosas de la carne; pero los que son del
Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse
de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es
vida y paz» (Romanos 8:5-6). ¡No hay nada
mejor que gozar de vida y paz!

— 151—
Debe animarse a sí mismo

Primero, debemos ofrecer nuestro cuerpo


como sacrificio vivo. Esto significa que ya no
viviremos para satisfacernos a nosotros mismos,
sino para agradar a Dios.

Viviendo conforme al Espíritu

«Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas


si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne,
viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu
de Dios, éstos son hijos de Dios» (Romanos 8:13-14).
Ya hemos estudiado acerca de las aflicciones.
Las mismas aflicciones que Jesús experimentó
cuando fue crucificado, también debemos sufrirlas
en nuestro cuerpo. Debemos crucificar nuestra
carne. para hacer morir los deseos de ésta, y
someterla mientras seguimos al Señor.
Tenemos el poder para vencer el pecado en la
carne a causa de la obra de Jesús en la Cruz.

Porque Dios ha hecho lo que la ley no


pudo hacer, [su poder] fue debilitado por

— 152 —
Escuchando del cielo

la carne [toda la naturaleza humana sin el


Espíritu Santo]. Enviando a Su hijo en
semejanza de cuerpo de pecado y como
ofrenda por éste, [Dios] condenó al
pecado en la carne [lo eliminó, lo venció
y le quitó la autoridad sobre todos
aquellos que aceptaron este sacrificio].
—Romanos 8:3, AMP

En el versículo 18, leemos: «Pues tengo por


cierto que las aflicciones del tiempo presente no son
comparables con la gloria venidera que en nosotros ha
de manifestarse». Esa aflicción —crucificar la carne
y hacer morir sus obras— se relaciona en las
Escrituras con la gloria de Dios. ¿Por qué? Porque
el Señor no puede manifestarse a Su pueblo si
vive según la carne y no conforme al Espíritu.
Dios obra en el ámbito espiritual. Conforme
obedezcamos al Espíritu, Él obrará en nuestra
vida. Debemos dejar a una lado las cosas naturales
y tomar las cosas espirituales. Mientras andemos
en el Espíritu, la gloria de Dios, la cual irradia el
rostro de Jesucristo, comenzará a reflejarse en

— 153—
Debe animarse a sí mismo

nosotros. La crucifixión de la carne y la gloria de


Dios revelada en nuestra vida se encuentran
conectadas en diversos pasajes de la Biblia.
Dios anhela que alcancemos el nivel donde
vivamos y andemos en esta Tierra en la libertad
gloriosa que preparó para nosotros, desde la
fundación del mundo. En Romanos 8:21, leemos:
«porque también la creación misma será libertada de
la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de
los hijos de Dios». El Señor creó a la humanidad
para que viviera en Su gloria. Por esa razón,
coronó a Adán de gloria y honra (Salmos 8:5).
Tenía la gloria del Señor sobre él, se parecía a
Dios. Portaba una vestidura de luz, y tenía el
mismo poder, autoridad y apariencia del Señor.
Era la imagen de Dios: Su semejanza exacta.
Por esa razón, no se había percatado de que
estaba desnudo hasta que pecó. Cuando pecó
contra el Señor, perdió su vida espiritual;
entonces la muerte espiritual se apoderó de él. La
gloria que lo cubría desapareció. Observe que
todas la criaturas de Dios, excepto los seres
humanos, tienen su propia vestidura. Las aves

— 154 —
Escuchando del cielo

están cubiertas con plumas que surgen de su


mismo cuerpo, y lo mismo ocurre con otros
animales que se cubren con pelaje.
Los cuerpos de Adán y Eva estaban cubiertos
con una vestidura de gloria, la cual provenía de
sus mismos cuerpos (World Studies in the Greek
New Testament, Volume III). La vida de Dios
irradiaba Su gloria a través del cuerpo de Adán.
El pecado provoca que la humanidad se aparte
de la gloria de Dios. Cuando Adán le desobedeció
al Señor, perdió el poder que provenía de su
interior para producir y manifestar esa gloria. Él ya
no contaba con la vida de Dios en su interior para
manifestarla. Entonces la muerte espiritual entró a
su interior y sólo tinieblas podían reflejarse en él.
Ya no había más gloria en Adán. Éste fue un golpe
muy devastador para la humanidad, la cual ¡Dios
había creado a Su imagen! El Señor le dijo a
Moisés: «Mas tan ciertamente como vivo yo, y mi
gloria llena toda la tierra» (Números 14:21). El plan
de Dios en la actualidad todavía es llenar toda la
Tierra de Su gloria. Y Su gloria se revela a través de
nosotros, la Iglesia de Jesucristo.

— 155 —
Debe animarse a sí mismo

El Padre nos quiere dar una libertad


gloriosa, la cual encontramos al vivir conforme
al espíritu, y no según la carne. Ésta la hallamos
en el ámbito espiritual, pues usted y yo somos
seres espirituales, aunque vivamos en cuerpos
naturales. Somos extrañas y peculiares criaturas,
espíritus que habitan en cuerpos naturales.
Dios quiere que seamos dominados por Su
Espíritu, y que nuestros cuerpos mortales estén
bajo Su control.
La Iglesia llegará al punto donde caminará
con Dios, así como Enoc. En la Biblia, se nos
relata: «Caminó, pues, Enoc con Dios, y
desapareció…» (Génesis 5:24). Y en Hebreos
encontramos que Enoc fue traspuesto por fe,
pues daba testimonio de agradar al Señor. Un
día, él alcanzó un nivel espiritual tan alto que
jamás regresó al ámbito natural. En la Palabra,
se nos explica que no vio muerte.
¿Acaso no sucederá eso con la Iglesia que
busca parecerse a Dios? Seremos arrebatados y nos
encontraremos con el Señor en el aire. No veremos
muerte, pues el apóstol Pablo declaró: «He aquí, os

— 156 —
Escuchando del cielo

digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos


seremos transformados» (1 Corintios 15:51).

Creo que el día de Su Segunda Venida se


acerca. En la Palabra, se nos enseña cómo se verá
la Iglesia cuando Jesús nos reciba: «para santificarla,
habiéndola purificado en el lavamiento del agua por
la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una
iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni
cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha»
(Efesios 5:26-27).

¡Una Iglesia gloriosa! ¡Una que se encuentre


llena de la gloria de Dios! ¡Una Iglesia sin
mancha ni arruga; es decir, santa e intachable! El
Señor anhela que aprendamos cómo escuchar al
Espíritu Santo, a fin de que Él pueda guiarnos a
toda verdad y pueda enseñarnos cómo quitar las
manchas y las arrugas. Él desea revelar Su gloria
en nuestras vidas.

A causa de las circunstancias adversas, los


creyentes de Rusia (antes de los últimos cambios
en Europa del Este) tuvieron que confiar más en
el Espíritu Santo, de lo que nosotros confiamos en

— 157 —
Debe animarse a sí mismo

Él en la actualidad. Las iglesias clandestinas tenían


sus reuniones en secreto, y los miembros de éstas
se reunían en bosques y en diferentes lugares
(debía ser en secreto o serían atacados). Un
ministro de una iglesia subterránea, me contó que
en cierta oportunidad se dio cuenta de que había
un espía entre ellos; pues adondequiera que iban,
la KGB (policía secreta) los encontraba.

Por esa razón, tomaron una decisión: “Bien,


si ustedes quieren venir a nuestra siguiente
reunión; tendrán que pedirle información al
Espíritu de Dios”. Ellos debían orar y escuchar al
Señor para saber el lugar donde se reunirían. En
la siguiente reunión, todos llegaron, excepto uno;
entonces se dieron cuenta quién era el culpable.

Vivir conforme al espíritu es algo real.


Escuchar al Espíritu Santo es el estilo de vida que
debemos desarrollar, a fin de cumplir con el
propósito que hemos sido llamados a realizar en
estos últimos días.

Tenemos la misma habilidad de escuchar a


nuestro espíritu, pero en lugar de escucharlo,

— 158 —
Escuchando del cielo

dependemos de una carta mensual que nos dice


dónde nos reuniremos. No hemos tenido que
depender de la dirección del Espíritu Santo, así
como nuestros hermanos y hermanas de Rusia
dependieron de Él. No obstante, ¡el Espíritu
Santo sigue estando disponible para nosotros!
Muchos de ellos no tenían Biblias, entonces
debían ser guiados por su espíritu.

Las personas descritas en el Nuevo Testamento


tampoco tenían Biblias para leer; por tanto, también
debían ser guiadas por su espíritu. Pablo les aconsejó
que oraran en el espíritu para que su mente
estuviera sintonizada con su espíritu. Esas personas
en Rusia debían sintonizar su mente con el Espíritu,
de lo contrario no podían asistir a la iglesia.

Gracias a Dios, vivimos en un territorio


libre. Sin embargo, debemos aprender a vivir en
obediencia al Espíritu, ejerciendo nuestro libre
albedrío, no por obligación. Escojamos entonces
las cosas del espíritu, en lugar de las del mundo.

Dios está levantando un pueblo llamado:


“Iglesia gloriosa”, el cual puede escuchar la voz de

— 159 —
Debe animarse a sí mismo

Su Espíritu y obedecer Sus instrucciones. ¿Cómo


puede usted saber cuál es la voz del Espíritu? Al
renovar su mente con la Palabra de Dios, al orar
en el espíritu, al ser sensible a Él y al rendir su
vida, sus pensamientos y su enfoque a Él.

Si no se aleja de las cosas del mundo ni toma


tiempo para escuchar a Dios, no reconocerá la
dirección del Espíritu Santo; se perderá de las
cosas maravillosas que el Señor tiene para su
vida. El tiempo para estar frío y tibio se terminó.
Es el momento de levantarse y encender su
pasión por Dios y ¡permanecer firme!

Propóngase en su corazón no ser perezoso


y que no volverá atrás ni será ocioso ni se
quedará de brazos cruzados. Al contrario,
propóngase en su corazón levantarse,
avanzar y apasionarse por el Señor.

— 160 —
Oración para recibir salvación y el
bautismo del Espíritu Santo
Padre celestial, vengo a Ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra
dice: «Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será
salvo» (Hechos 2:21). Jesús, yo te invoco y te pido que vengas a
mi corazón y seas el Señor de mi vida de acuerdo con Romanos
10:9–10: «Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y
creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás
salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la
boca se confiesa para salvación». Yo confieso ahora que Jesús es
el Señor, y creo en mi corazón que Dios le resucitó de entre los
muertos.
¡Ahora he nacido de nuevo! ¡Soy cristiano, hijo del Dios
todopoderoso! ¡Soy salvo! Señor, Tú también afirmas en Tu
Palabra: «Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas
dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial
dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?» (Lucas 11:13).
Entonces te pido que me llenes con Tu Espíritu. Santo Espíritu,
engrandécete dentro de mí a medida que alabo a Dios. Estoy
plenamente convencido de que hablaré en otras lenguas, según
Tú me concedas expresar (Hechos 2:4). En el nombre de Jesús,
¡amén!
En este momento, comience a alabar a Dios por llenarlo
con el Espíritu Santo. Pronuncie esas palabras y sílabas
que recibe, no hable en su idioma, sino en el lenguaje que el
Espíritu Santo le da. Debe usar su propia voz, ya que Dios
no lo forzará a hablar. No se preocupe por cómo suena,
pues ¡es una lengua celestial!
Continúe con la bendición que Dios le ha dado, y
ore en el espíritu cada día. Ahora, usted es un creyente
renacido y lleno del Espíritu Santo. ¡Usted nunca será
el mismo!
Busque una iglesia donde se predique la Palabra de
Dios valientemente, y obedezca esa Palabra. Forme parte
de la familia cristiana que lo amará y cuidará, así como
usted ame y cuide de ellos.
Necesitamos estar conectados unos con otros, lo cual
aumenta nuestra fuerza en Dios, y es el plan del Señor
para nosotros.
Adquiera el hábito de ver el programa de televisión
La voz de victoria del creyente, y vuélvase un hacedor de la
Palabra. Usted será bendecido al ponerla en práctica (lea
Santiago 1:22–25).
Acerca de la autora

Gloria Copeland es una destacada autora y ministra del evangelio,


cuya misión de enseñanza es conocida a nivel mundial. Los
creyentes de todas partes del planeta la conocen por medio de las
convenciones de creyentes, las campañas de victoria, artículos de
revistas, audios y videos de enseñanzas, y a través del programa de
televisión La voz de victoria del creyente que se transmite de lunes a
viernes y los domingos. Ella presenta el programa junto a su esposo
Kenneth Copeland. Gloria es conocida también por La escuela de
sanidad que inició en 1979 en las reuniones de KCM. Enseñando así
cada año la Palabra de Dios a millones de personas, y compartiendo
las claves de una vida cristiana victoriosa.

Gloria es la autora del libro God’s Master Plan for Your Life,
el cual es el best seller del New York Times, así como también de
numerosos libros entre los cuales se incluyen: God’s Will for You
[La voluntad de Dios para usted], Walk With God, God’s Will is
Prosperity [La voluntad de Dios es la prosperidad], Hidden Treasures
y To Know Him. Ella y su esposo han sido coautores de diversos
materiales entre los que figuran: Family Promises [Promesas para
la familia], Healing Promises [Promesas de sanidad] y el best seller
devocional diario From Faith to Faith [Crezcamos de fe en fe: Una
guía diaria para la victoria] y Pursuit of His Presence [En búsqueda de
Su presencia].

Gloria tiene un doctorado honorífico de Oral Roberts University.


En 1994, recibió la distinción de Mujer cristiana del año, un
reconocimiento que se otorga a mujeres cuyo ejemplo de liderazgo
cristiano es excepcional. También es cofundadora y vicepresidenta
de los Ministerios Kenneth Copeland de Fort Worth, Texas.

Adquiera más información acerca de los Ministerios Kenneth


Copeland, visitando nuestra página web kcm.org
Material que le ayudará a
recibir su sanidad
Por Gloria Copeland
Libros

Y Jesús sanaba a todos


La prescripción de Dios para la salud divina
La voluntad de Dios para su salud
Cosecha de salud
Cuando el SEÑOR le indicó a Kenneth y Gloria
Copeland que iniciaran la revista La voz de victoria
del creyente...
Les dijo: Ésta es su semilla. Envíensela a todo el que responda a su
ministerio, y ¡jamás permitan que alguien pague por una suscripción!
Por casi 40 años, ha sido un gozo para los Ministerios Kenneth Copeland llevarles
las buenas nuevas a los creyentes. Los lectores disfrutan las enseñanzas de ministros
que escriben acerca de vidas en comunión con Dios, y testimonios de creyentes que
experimentan la victoria en su vida diaria a través de la Palabra.
Hoy, la revista LVVC es enviada mensualmente por correo, llevando ánimo y
bendición a los creyentes de todo el mundo. Incluso muchos de ellos la utilizan como
una herramienta para ministrar, se la obsequian a otras personas que ¡desean conocer a
Jesús y crecer en su fe!
Solicite hoy una suscripción GRATUITA para recibir
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Escríbanos a: Kenneth Copeland Ministries, Fort Worth, TX 76192-0001.
También puede suscribirse llamándonos al 1-800-600-7395 (Sólo en EE.UU.)
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Su crecimiento en la PALABRA de Dios y su victoria en Jesús son el centro


mismo de nuestro corazón. Y en cada área en que Dios nos ha equipado,
le ayudaremos a enfrentar las circunstancias que está atravesando para que
pueda ser el victorioso vencedor que Él planeó que usted sea.
La misión de los Ministerios Kenneth Copeland, es que todos nosotros
crezcamos y avancemos juntos. Nuestra oración es que usted reciba el
beneficio completo de todo lo que el SEÑOR nos ha dado para compartirle.
Dondequiera que se encuentre, puede mirar el programa La voz de victoria
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Nuestro sitio web: kcm.org, le brinda acceso a todos los recursos que
hemos desarrollado para su victoria. Y, puede hallar información para
comunicarse con nuestras oficinas internacionales en África, Asia,
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Estados Unidos de América.
Cada oficina cuenta con un personal dedicado, preparado para servirle y
para orar por usted. Puede comunicarse con una oficina a nivel mundial más
cercana a usted para recibir asistencia, y puede llamarnos para pedir oración
a nuestro número en Estados Unidos, 1-817-852-6000, ¡las 24 horas del día,
todos los días de la semana!
Le animamos a que se comunique con nosotros a menudo y ¡nos permita
formar parte de su andar de fe de cada día!

¡Jesús es el SEÑOR!

Kenneth y Gloria Copeland

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