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Con el amor no basta.

Cómo superar malentendidos, resolver conflictos y enfrentarse a los problemas de la pareja


Aaron Beck

Introducción
Al prestar atención a los problemas de las parejas, me encontré con que éstas manifestaban la misma
clase de aberraciones del pensamiento (distorsiones cognitivas) que mis deprimidos y ansiosos pacientes. Al
igual que mis pacientes, tendían a fijarse en lo que estaba mal en sus matrimonios y a descuidar o no querer
ver lo que estaba bien.

La revolución cognitiva en psicología


La terapia cognitiva forma parte de un movimiento más amplio en psicología y psicoterapia denominado
revolución cognitiva​.
La palabra ​cognitivo​, derivada del término latino que implica el “pensamiento”, ​se refiere a la manera
en que los hombres elaboran juicios y toman decisiones y cómo unos interpretan o malinterpretan las
acciones de otros​. ​Esa revolución suministró un nuevo enfoque sobre la manera en que los hombres
usan la mente para resolver los problemas, para crearlos o agravarlos​. ​Nuestro modo de pensar
determina en gran medida si alcanzaremos nuestros objetivos y disfrutaremos de la vida o no.
Aunque las parejas piensen que hablan el mismo lenguaje, lo que dicen y lo que sus compañeros oyen
suelen ser cosas muy diferentes. De modo que los problemas que se originan en la comunicación conduce a
frustraciones y decepciones que aquejan a muchas parejas. Los malentendidos múltiples y reiterados, y el
enojo mutuo resultante, desgastan los cimientos de una relación.
La terapia cognitiva está destinada a ayudar a las parejas a clarificar el pensamiento y la comunicación a
fin de evitar desde el principio los malentendidos.
La terapia cognitiva está destinada a ayudar a las parejas clarificando el pensamiento y la
comunicación a fin de evitar desde el principio los malentendidos.

Disolución de los lazos matrimoniales


¿Por qué no es bastante fuerte el amor para mantener unidas a las parejas?
Desilusiones desmoralizadoras, malentendidos y comunicaciones malogradas actúan tendiendo a agrietar
la relación y los derivados de esto son: el resentimiento y la rabia.
La representación idealizada del matrimonio que ofrecen los medios de comunicación no prepara a las
parejas para hacer frente a las decepciones, frustraciones y fricciones.
A medida que los malentendidos y conflictos se combinan para encender el enojo y el resentimiento, la
persona que antes había sido amante, aliado y compañero es visto ahora como antagonista.

Lo que se necesita para sostener una relación


Hay cualidades especiales como compromiso, sensibilidad, generosidad, consideración, lealtad,
responsabilidad, confiabilidad, que son determinantes para una relación feliz. Los cónyuges deben cooperar,
transigir y proceder con decisiones solidarias. Deben saber adaptarse, reconocer errores y perdonar. Tienen
que ser tolerantes con los defectos, errores y rasgos particulares del otro. Si se cultivan esas “virtudes”, el
matrimonio se desarrolla y madura.
Cuando una pareja está comprometida en una relación duradera, cada uno de sus integrantes
desarrolla ciertas expectativas con respecto al otro​. La intensidad de la relación alimenta ciertos anhelos
de amor, lealtad y apoyo incondicionales. Y las parejas se comprometen mediante sus actos, a satisfacer esas
necesidades. ​Todo lo que haga el cónyuge, está dotado de significados que derivan de esos deseos y
expectativas.

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Debido a la fuerza de los sentimientos y las esperanzas, la dependencia y los significados simbólicos
decisivos que atribuyen a los actos mutuos, los cónyuges son propensos a interpretarlos mal. Cuándo
ocurren los conflictos, a menudo por una mala comunicación, los cónyuges parecen estar más
dispuestos a acusarse mutuamente que a pensar en el conflicto como en un problema que puede
solucionarse. Los cónyuges pierden de vista aquellos aspectos positivos que su pareja les aporta y
representa. En última instancia, llegan a dudar de la propia relación y pierden así la oportunidad de
desenredar los nudos que deforman el mutuo entendimiento.

Desenredo de los nudos


Con mis estudiantes descubrí que podríamos ayudar a esas parejas si corregíamos sus
interpretaciones erróneas, desatábamos los nudos que embrollaban su comunicación y afinábamos su
capacidad de ver y oír con acierto las señales de sus compañeros. Además, descubrimos que podía
serles de gran utilidad aprender cosas sobre la dinámica del matrimonio​, cómo comprender la
sensibilidad y las necesidades de los cónyuges, cómo hacer planes conjuntos y tomar decisiones
compartidas, cómo disfrutar más el uno del otro. El mismo programa puede favorecer a matrimonios que no
estén en dificultades.

El plan del libro


En mi práctica clínica, primero trato de comprender el problema de la pareja y analizo sus descripciones y
las respuestas a cuestionarios (para determinar la índole de sus problemas). Puedo, entonces, preparar para
cada pareja un perfil cognitivo que destaca el campo particular de la perturbación. Uso toda la información a
mi alcance para hacer un diagnóstico matrimonial.
Una vez obtenido un cuadro claro de las actitudes específicas contraproducentes de una pareja desavenida
y las deformaciones en el pensamiento y la comunicación, les explico la índole de sus problemas.

Los problemas más comunes:


1) cómo las percepciones negativas pueden vencer los aspectos positivos en un matrimonio.
2) de la idealización a la desilusión: por qué la imagen de un cónyuge pasar de ser todo bueno a todo
malo.
3) conflicto de perspectivas: cómo puede ver lo mismo de maneras muy distintas.
4) cómo la establecer normas fijas se llega a la frustración y al enojo
5) cómo dejan de oír lo que se les dice y oyen cosas que no se dijeron
6) los conflictos en la toma de decisiones importantes: como la predisposición personal y la incapacidad
desbaratan su funcionamiento
7) el papel de los pensamientos automáticos que preceden al enojo: cómo el pensamiento negativo
conduce a la provocación y a la rabia.
8) trastornos del pensamiento y prejuicios que están en el corazón del problema: cómo operan las
distorsiones cognitivas.
9) la hostilidad que separa a las parejas

Es importante que las parejas reconozcan que tienen opciones, que no son meras víctimas de una
mala relación. Pueden y deben hacerse responsables de ella.
A menudo, los cambios en uno de los integrantes pueden producir cambios notables en el otro.

Objetivos de un matrimonio ideal:


- Luche por lograr sólidos cimientos de confianza, lealtad, respeto y seguridad.
- Cultive el aspecto afectuoso, tierno de la relación
- Afiance el compañerismo. Desarrolle el sonido de colaboración, consideración y compromiso.

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Filosofía rectora del libro:
- Las parejas pude superar sus dificultades si reconocen que una gran parte de sus frustraciones,
decepciones y enojos no arranca de una incompatibilidad sino de malentendidos fruto de
conversación equivocadas e interpretaciones prejuiciosas.
- EL malentendido es a menudo un proceso activo que se origina cuando uno desarrolla una imagen
distorsionada del otro.
- Cada uno debe asumir la plena responsabilidad de mejorar la relación
- Pueden ayudarse a sí mismos, a cada uno de ellos y a la relación si adoptan una actitud de “ sin culpa
ni reproche”
- Los actos de su pareja que usted atribuye a algún rasgo malévolo se explican mejor en función de la
autoprotección o intentos de prevenir el abandono.

Cap. 1. El poder del pensamiento negativo

Cuando se frustran las grandes expectativas de los cónyuges, estos son propensos a llegar a conclusiones
negativas del estado de ánimo de su pareja y al estado del matrimonio (“ya no le intereso”). Al confiar en lo
que equivale a una adivinación del pensamiento, el cónyuge desilusionado deriva en conclusiones
condenatorias sobre la causa del disgusto.
Como consecuencia de esas explicaciones puede ocurrir que el cónyuge ofendido ataque a su pareja o se
aleje de ella. Es muy probable que ésta a su vez se sienta injustamente castigada y se desquite
contraatacando o retrayéndose, y así empieza el círculo vicioso de ataque y revancha.
Antes de percatarse de que hay un malentendido, inconscientes de que interpretan mal a sus
parejas, los cónyuges les atribuyen en forma equivocada motivaciones viles.
La manera en que un cónyuge percibe e interpreta lo que el otro hace puede ser mucho más
importante para determinar el bienestar matrimonial que los actos mismos.
Para evitar esas ideas falsas, conviene entender cómo funciona la mente cuando nos frustramos o
decepcionamos. ​Nuestro sistema mental nos predispone a malinterpretar o exagerar el significado del
comportamiento de la otra persona, a dar explicaciones negativas cuando estamos decepcionados y a
proyectar una imagen negativa sobre los demás. Entonces actuamos de acuerdo con esas interpretaciones
erradas y atacamos la imagen muy negativa que hemos proyectado.

El método cognitivo
La terapia cognitiva demostró que los cónyuges pueden aprender a ser más razonables el uno con
respecto al otro: si adoptan una actitud más humilde, menos segura en cuanto a la exactitud de la
lectura de los pensamientos y a las conclusiones negativas resultantes; si controlan la precisión de
dicha lectura y si consideran algunas explicaciones posibles de lo que hace su pareja.
Ambos deberían darse cuenta de que sus conclusiones podrían ser incorrectas y su cólera
injustificada o al menos exagerada.
Los principios cognitivos que la terapia cognitiva incorpora son:
● Nunca podemos conocer el estado de ánimo, las actitudes, los pensamientos y sentimientos de los
otros.
● Confiamos en señales, a menudo ambiguas, para que nos informen acerca de las actitudes y deseos
de los demás.
● Usamos nuestro propio sistema de códigos, que puede ser defectuoso, para descifrar dichas señales.
● Al confiar en nuestro propio estado de ánimo en un momento particular, podemos equivocarnos en
nuestro método de interpretar la conducta de los demás, es decir, en nuestra forma de descifrar.
● El grado en que creemos en nuestra exactitud para adivinar los motivos y actitudes de otras personas
no está en relación con la verdadera precisión de nuestra opinión.

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La terapia cognitiva se concentra en el modo en que los integrantes de la pareja se comprenden el uno al
otro, lo hacen mal o dejan de hacerlo, así como en el modo en que se comunican. El método cognitivo está
previsto para remediar esas distorsiones y el déficit en el pensamiento y en la comunicación.
La esencia de la terapia cognitiva matrimonial consiste en investigar, con las parejas en conflicto,
las expectativas irreales, las actitudes contraproducentes, las explicaciones negativas injustificadas y
las conclusiones ilógicas.

Adivinación del pensamiento


La adivinación del pensamiento puede generar predicciones inexactas que produzcan un trastorno
innecesario o algo que revelaría un falso sentido de seguridad. Lo que se dice o hace puede ser ambiguo o
erróneo, por lo tanto no siempre es fácil juzgar cuál es el sentir para con nosotros o cuales son las
motivaciones.

El pensamiento invisible
Nuestro juicio sobre lo que siente la gente respecto a nosotros, debe basarse por lo común en hechos que
no son observables en forma directa. Dado que esos estados internos están fuera del alcance de nuestros
sentidos, confiamos en nuestras suposiciones sobre lo que podemos observar tanto en nuestras inferencias
(nuestra lectura del pensamiento ajeno) como en lo que observamos directamente. Automáticamente
consideramos las conjeturas como hechos. Lo adecuado es verificar las suposiciones preguntando el otro
qué siente.
Cuando estamos trastornados o emocionados, es probable que las interpretaciones de los
pensamientos y sentimientos de otras personas se basen más en nuestros estados internos, nuestros
miedos y expectativas, que en una evaluación razonable del otro ser.
​Muy a menudo nuestro modo de pensar en la vida diaria es similar al que se descubre en
trastornos emocionales como la depresión y la ansiedad: llegamos a un juicio repentino basado en el
leve hilo de una prueba o de ninguna.
El modo de pensar de la gente se embrolla cuando esta pasa de la interpretación específica a las
generalización por ejemplo: de---> está enojado conmigo a -----> siempre está furioso conmigo.
Lo que comienza como una inferencia se transforma en un hecho tan real como la observación
original.

Por qué interpretamos mal


Si pudiéramos evaluar todos los hechos en una situación dada antes de llegar a una conclusión,
sería menos probable que cometiéramos esos errores​. Sin embargo, rara vez tenemos el tiempo. Tenemos
que confiar en una rápida interpretación, leer las señales.
Las señales son en realidad porciones de datos que traducimos en una información utilizable. A fin de
transformar lo que vemos en algo comprensible, debemos aplicar nuestro sistema de códigos. Si la
impresión es incorrecta o nuestro sistema de códigos contiene errores, entonces tendremos como resultado
una mala información y, por supuesto, una conclusión errónea.
Desarrollamos nuestro sistema de códigos interpersonal al principio de nuestra vida. Este nos brinda los
significados de las observaciones, como el tono de voz de una persona, su expresión facial o sus gestos. Por
el contexto, y otras observaciones, entretejemos los significados para llegar a una conclusión. ​Confiamos en
las conclusiones a las que podemos llegar más de lo que los hechos justifican.
Las señales constituyen una clase de signos que se emplean en la comunicación. ​El contexto es decisivo
para interpretar las señales.
Algunas personas están más predispuestas que otras a asignar significados simbólicos a ciertas
situaciones específicas. En las relaciones estrechas somos menos flexibles en el uso de nuestro sistema de
códigos que en situaciones impersonales. Cuanto más intensa sea la relación mayor es el malentendido. El

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matrimonio, más que cualquier otro vínculo íntimo, presenta oportunidades constantes para que se produzca
una mala lectura de las señales.

Errores en la lectura de las señales


El significado de la comunicación, si bien es claro para el emisor, es a menudo confuso para el receptor.
Decodificar el mensaje es, en el fondo, leer el pensamiento del emisor. Sin embargo, tenemos a menudo
maneras peculiares de decodificar un mensaje; por lo tanto, nos equivocamos. Además, las señales pueden
ser ambiguas. Asimismo, leemos a veces significados ocultos, donde no los hay.
Una vez que se asigna un significado a un suceso, es probable que se acepte como válido sin confirmar su
exactitud. Las parejas deberían verificar su lectura del pensamiento y formular preguntas directas o efectuar
más observaciones de los actos del compañero.
La terapia cognitiva enriquece el conocimiento que tienen las personas sobre la manera en que llegan a
esas conclusiones y eso las anima a pensar en otras explicaciones posibles. Esta clase de terapia investiga los
signos y símbolos que son objetos típicos de una mala interpretación y ayuda a extraer conclusiones más
precisas.

Los símbolos y el significado


Las interpretaciones de los sucesos están modeladas por las creencias. Cuando un suceso evoca en
forma constante significados muy personalizados, se convierte en un símbolo. Cuando una persona
asigna un significado simbólico (amor, rechazo, libertad) a un suceso, su reacción puede ser
exagerada, distorsionar una situación y llevar a significado múltiples.
Hay dos clases principales de sucesos que desencadenan reacciones exageradas: uno gira en torno al
interés y el desinterés (del afecto, amor y consideración a rechazo y falta de comprensión); el otro al tema
del orgullo (del respeto al desprecio)
A fin de comprender sus hipersensibilidades y reacciones exageradas, las parejas deben darse
cuenta de los significados simbólicos ​de los sucesos específicos que producen las reacciones negativas
exageradas.

Prejuicios
Algunos de los malentendidos que acosan a los matrimonios tienen sus raíces en el modo rígido de pensar
que sirve de base a toda clase de prejuicios. Las expectativas, observaciones y conclusiones preconcebidas
que forman un prejuicio reflejan una estructura mental conocida técnicamente como ​tendencia cognitiva
negativa​. El prejuicio puede torcer no solo nuestras interpretaciones de los demás, sino también de nosotros.
Las parejas pueden ser razonablemente objetivas con respecto a las motivaciones que atribuyen a otras
parejas, pero en las mismas situaciones atribuyen erróneamente móviles negativos a sus propias parejas.
Reaccionan entre sí como si tuvieran un trastorno psíquico. EN sus pensamientos acerca del otro aparece la
suspicacia, como la que se observa en ansiosos o depresivos.
Según ellos, sus creencias son reales, sus mentes están abiertas. En realidad tienen la mente cerrada y una
visión cerrada en lo que al compañero se refiere.
Los hostiles por ejemplo no se dan cuenta de que su visión del compañero puede estar distorsionada por
el estado de ánimo y las ideas de los dominan.
Las creencias para ellos no son una mera conclusión sino la realidad.
Los cónyuges pasan de una predisposición positiva en los comienzos a una negativa. Entonces lo que
hace cualquiera de los dos se interpreta en un aspecto negativo.
Lo que más distingue a los matrimonios desavenidos de los satisfactorios no es tanto la ausencia de
experiencias agradables sino la gran cantidad de experiencias desagradables o las que se interpretan como
tales. Las mejoras vienen acompañadas mas por una reducción de encuentros desagradables que por un
aumento de los sucesos desagradables.

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Del mismo modo que una terapia cognitiva puede ayudar a los pacientes que sufren de ansiedad clínica o
depresión a comprender su forma errónea de pensar, los mismos principios pueden contrarrestar los
malentendidos y prejuicios en matrimonios desavenidos. Pero primero importa comprender la base de esos
problemas del pensamiento y aprender a identificarlos. Luego, las parejas pueden examinar sus
interpretaciones y sus mutuas opiniones, y corregirlas conforme a eso, antes de permitir que los
pensamientos negativos estropeen su felicidad.

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