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Dentro de ese contexto, el art. 168 del mismo Código, dispone las formas de corrección de los
defectos procesales que puedan suscitarse durante la tramitación del proceso, en ese sentido,
establece: «Siempre que sea posible, el juez o tribunal, de oficio o a petición de parte,
advertido el
defecto, deberá subsanarlo inmediatamente, renovando el acto, rectificando el error o
cumpliendo
el acto omitido».
Por su parte, los arts. 169 y 170 del CPP, distinguen los defectos absolutos y los relativos. Los
primeros, no son susceptibles de convalidación y el quebrantamiento de la forma está
vinculado a la
protección de un derecho o garantía constitucional; en tanto que los defectos relativos, son
aquellos
que pueden ser convalidados en los casos previstos expresamente por el precepto.
Entre los defectos absolutos enumerados por el art. 169 del CPP, están: '1) La intervención del
juez y
del fiscal en el procedimiento y a su participación en los actos en que ella sea obligatoria; 2) La
intervención, asistencia y representación del imputado, en los casos y formas que este Código
establece; 3) Los que implique inobservancia o violación de derechos y garantías previstos en
la
Constitución, las Convenciones y Tratados internacionales vigentes y en este Código; y, 4) Los
que
estén expresamente sancionados con nulidad'.
A su vez, los defectos relativos conforme al art. 170 del CPP, son aquellos convalidables: «1)
Cuando
las partes no hayan solicitado oportunamente que sean subsanados; 2) Cuando quienes
tengan
derecho a solicitarlo hayan aceptado expresa o tácitamente, lo efectos del acto; y, 3) Si no
obstante
su irregularidad, el acto ha conseguido su fin con respecto a todos los interesados».
Sobre las referidas normas procesales, la SC 0233/2010-R reiterando lo previsto en la SC
0600/2003-
R de 6 de mayo, señaló lo siguiente: '…del texto de las normas transcritas, se colige que el
nuevo
Sistema Procesal permite la corrección de los actos procesales erróneos subsanando,
renovando o
rectificando, lo que importa un reconocimiento de la existencia de las actuaciones procesales,
los
que al tener defectos subsanables pueden ser corregidos; por lo mismo la norma prevista por el
art.
168 CPP no permite declarar la nulidad de obrados, que conceptualmente es diferente a la
corrección, pues la primera permite al juzgador modificar o reparar todos los defectos o errores
procesales que pudiese advertir durante la tramitación del proceso, en cambio la segunda
importa
retrotraer el proceso hasta el punto original en que se produjo el vicio, implica un
desconocimiento
de los actos procesales realizados por tener vicios absolutos, lo que significa que dichos actos
nunca
nacieron a la vida jurídica, por lo mismo el juzgador no puede subsanarlos y proseguir el
proceso sin
retrotraer el procedimiento; por ello el legislador ha previsto la norma contenida en el art. 169
de la
Ley Nº 1970 en la que se enumeran los defectos absolutos. En consecuencia, la nulidad se
opera
frente a esos defectos absolutos que no son susceptibles de convalidación'.
Con similar razonamiento la SC 0659/2006-R de 10 de julio, refiriéndose a los defectos
absolutos y
relativos determinó que: «El principio regulador de la actividad procesal defectuosa en el
Código de
Procedimiento Penal, se encuentra contenido en el art. 167 del CPP, que establece que no
podrán
ser valorados para fundar una decisión judicial ni utilizados como prepuestos de ella, los actos
cumplidos con inobservancia de las formas y condiciones previstas en la Constitución Política
del
Estado, Convenciones y Tratados Internacionales vigentes y el propio Código, salvo que el
defecto
pueda ser subsanado o convalidado…».
La misma Sentencia Constitucional refiere que: '…la diferencia sustancial de los defectos
absolutos y
relativos, radica en que en el defecto absoluto el quebrantamiento de la forma está vinculado a
la
protección de un derecho o garantía constitucional; en cambio, en el defecto relativo existe un
quebrantamiento de forma; por otro lado, de la regulación de la actividad procesal defectuosa
se
tiene que no cualquier defecto es necesariamente invocable, sino sólo aquellos que causen
perjuicio
o agravio a la parte interesada. A esto debe añadirse que las formas procesales precautelan el
ejercicio de los derechos de las partes y las garantías constitucionales; en consecuencia, no se
puede
decretar la nulidad, sino sólo cuando hay un defecto que por haber causado una afectación a
un
derecho o garantía es absoluto; es decir, la nulidad no deriva sólo del quebrantamiento de la
forma,
pues es necesario que ese quebrantamiento haya afectado los derechos de alguna de las
partes y
que ésta haya demostrado el agravio para poder solicitar la anulación del acto defectuoso.
Entre los defectos absolutos, conforme al art. 169 del CPP, se encuentran aquellos
concernientes a la
intervención del juez y del fiscal en el procedimiento y a su participación en los actos en que
ella sea
obligatoria, tales como la participación del juez de sentencia y de los miembros del tribunal de
sentencia durante la audiencia de juicio de manera ininterrumpida según determina en la
primera
parte del art. 330 del CPP, o la presencia del representante del Ministerio Público en el mismo
acto a
efectos de sostener y acreditar su requerimiento acusatorio, si éste se constituye en base de la
fase
esencial del proceso, como resulta ser el juicio oral y público.
Otro defecto absoluto es el concerniente a la intervención, asistencia y representación del
imputado en los casos y formas que el Código establece, el mismo que encuentra su
fundamento en el derecho inviolable a la defensa que tiene el imputado en el juicio conforme
reconoce el art. 16.II de la CPE, ésto implica que un desconocimiento al derecho que tiene el
imputado de ser asistido y a entrevistarse en privado con su defensor (art. 84 del CPP), de
estar asistido por su defensor en sus declaraciones, a exponer su defensa durante el acto de
juicio (art. 346 del CPP) y al derecho a la última palabra que tiene el imputado (art. 356 del
CPP), constituyen entre otros, motivos para ser considerados como defectos absolutos.
Un tercer defecto absoluto conforme el art. 169 inc. 3) del CPP está referido a aquellos que
impliquen inobservancia o violación de derechos y garantías previstos en la Constitución
Política del Estado, las Convenciones y Tratados Internacionales vigentes y el Código de
Procedimiento Penal, entre los que puede mencionarse el incumplimiento a las normas
contenidas en los arts. 11 y 77 del CPP respecto al derecho que tiene la víctima de ser
escuchada antes de cada decisión que implique la extinción o la suspensión de la acción penal
a ser informada sobre sus derechos por los órganos de
la persecución penal y por el juez o tribunal respecto a los resultados del proceso, a recurrir de
las
resoluciones judiciales dictadas conforme la parte in fine del art. 394 del CPP, o desde la
situación
del imputado, cualquier acto que implique un desconocimiento a los derechos a la defensa
material
o técnica.
autoridades ahora demandadas, actuaron dentro del marco legal o en su defecto, vulneraron
derechos fundamentales y garantías constitucionales; así podemos establecer y preguntarnos:
i) Si
efectivamente se acredito perjuicio o agravio; ii) Si dicho perjuicio o agravio refleja relevancia
constitucional; y, iii) Si el agravió o perjuicio alegado, no es fruto de una actitud pasiva y
negligente
de los ahora accionantes.
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A efectos prácticos, la consecuencia directa de todo lo anterior y según la propi jurisprudencia del
Tribunal Constitucional, el principio de non bis in idem se materializa como sigue:
1. Cuando la Administración tiene conocimiento de un acto ilícito antes que lo órganos
judiciales, deberá comunicarlo y abstenerse de resolver, al menos, hasta que no recaiga
resolución judicial al respecto; por cuanto existe una preferencia del órden penal con
respecto del administrativo.
2. Cuando la Autoridad Judicial conoce, enjuicia y decide sobre un asunto antes que la
Administración, ésta deberá respetar el planteamiento fáctico del órgano judicial así
como la cosa juzgada de la resolución que hubiera dictado, por cuanto las autoridades
administrativas no pueden sancionar unos hechos que un tribunal ha declarado inexistentes
o no probados.
Por ende, volviendo al ejemplo expuesto al principio del presente artículo, dicho conductor no
podría, para ser justos, ser sancionado tanto por la vía administrativa como por la vía penal, sino que,
en virtud de la preferencia del orden penal, la Administración debería inhibirse hasta que no hubiera
resolución judicial al respecto. No obstante, en la práctica puede suceder que se dé dicha duplicidad
de sanciones, desgraciadamente por la falta de conexión y comunicación entre los Juzgados y la
Administración.
Por ello, resulta imprescindible que el perjudicado alegue dicho principio para finalizar con la doble
sanción, que a fin de cuentas no supone sino una intrusión enteramente evitable. En este sentido, a
fin de que prospere la alegación será preciso acreditar que concurren las circunstancias necesarias
para su aplicabilidad, es decir la llamada triple identidad:
- Identidad de sujeto
Por tanto resulta imprescindible, caso que nos encontremos en un supuesto como el
referido, analizar la concurrencia del principio "non bis in ídem", y en consecuencia, averiguar
si se da la triple identidad requerida para contemplar la posible lesión al non bis in ídem material,
para caso de ser eso cierto evitar la injusticia de tener que soportar doble represalia por un solo
hecho.
No obstante lo anterior, ello no impide en modo alguno que, habiendo existido una sanción
administrativa previa al proceso judicial, el proceso judicial continúe. Ello es así por cuanto el
propio Tribunal Supremo ha considerado que, de existir una previa sanción administrativa, lejos
de proceder la suspensión del procedimiento penal procede una subsanación del exceso punitivo, de
forma que, bien se procede a la nulidad del acto administrativo, bien se computa en ejecución
de sentencia penal la sanción satisfecha ante Administración, con lo que se descontaría la
sanción administrativa ya efectuada. Con ello se consigue frenar la picaresca de que muchos
afectados atiendan a la sanción administrativa con el fin de eludir la vía penal, como se intentó en
alguna que otra ocasión, siendo que ello finalmente no permite esquivarla y a su vez no se lesiona el
referido principio, no existiendo por ende vulneración alguna susceptible de ser alegada.
En último término, y sin perjuicio de lo hasta aquí referido, conviene precisar que
existen situaciones en las que SI procede la doble sanción, penal y administrativa, por unos
mismos hechos:
a) Cuando las sanciones se basan en diferentes motivos aunque nazcan de unos mismos hechos
(por la necesaria concurrencia de los tres requisitos simultáneamente).
b) Delitos y faltas cometidos por los funcionarios con motivo de la especial relación de
lealtad que estos deben a la Administración.
En definitiva, para poder alegar la vulneración del principio non bis in ídem es preciso, por un lado
que efectivamente concurra la triple identidad referida (sujeto, objeto y fundamento), y por el otro,
no encontrarse en especial relación de lealtad para con la Administración; lo que en último término
conlleva el respeto a los principios constitucionales de legalidad y tipicidad de las infracciones, y por
ende, a la misma Constitución.
A efectos prácticos, la consecuencia directa de todo lo anterior y según la propi jurisprudencia del
Tribunal Constitucional, el principio de non bis in idem se materializa como sigue:
2. Cuando la Autoridad Judicial conoce, enjuicia y decide sobre un asunto antes que la
Administración, ésta deberá respetar el planteamiento fáctico del órgano judicial así
como la cosa juzgada de la resolución que hubiera dictado, por cuanto las autoridades
administrativas no pueden sancionar unos hechos que un tribunal ha declarado inexistentes
o no probados.
Por ende, volviendo al ejemplo expuesto al principio del presente artículo, dicho conductor no
podría, para ser justos, ser sancionado tanto por la vía administrativa como por la vía penal, sino que,
en virtud de la preferencia del orden penal, la Administración debería inhibirse hasta que no hubiera
resolución judicial al respecto. No obstante, en la práctica puede suceder que se dé dicha duplicidad
de sanciones, desgraciadamente por la falta de conexión y comunicación entre los Juzgados y la
Administración.
Por ello, resulta imprescindible que el perjudicado alegue dicho principio para finalizar con la doble
sanción, que a fin de cuentas no supone sino una intrusión enteramente evitable. En este sentido, a
fin de que prospere la alegación será preciso acreditar que concurren las circunstancias necesarias
para su aplicabilidad, es decir la llamada triple identidad:
- Identidad de sujeto
- Identidad de objeto o hecho.
Por tanto resulta imprescindible, caso que nos encontremos en un supuesto como el
referido, analizar la concurrencia del principio "non bis in ídem", y en consecuencia, averiguar
si se da la triple identidad requerida para contemplar la posible lesión al non bis in ídem material,
para caso de ser eso cierto evitar la injusticia de tener que soportar doble represalia por un solo
hecho.
No obstante lo anterior, ello no impide en modo alguno que, habiendo existido una sanción
administrativa previa al proceso judicial, el proceso judicial continúe. Ello es así por cuanto el
propio Tribunal Supremo ha considerado que, de existir una previa sanción administrativa, lejos
de proceder la suspensión del procedimiento penal procede una subsanación del exceso punitivo, de
forma que, bien se procede a la nulidad del acto administrativo, bien se computa en ejecución
de sentencia penal la sanción satisfecha ante Administración, con lo que se descontaría la
sanción administrativa ya efectuada. Con ello se consigue frenar la picaresca de que muchos
afectados atiendan a la sanción administrativa con el fin de eludir la vía penal, como se intentó en
alguna que otra ocasión, siendo que ello finalmente no permite esquivarla y a su vez no se lesiona el
referido principio, no existiendo por ende vulneración alguna susceptible de ser alegada.
En último término, y sin perjuicio de lo hasta aquí referido, conviene precisar que
existen situaciones en las que SI procede la doble sanción, penal y administrativa, por unos
mismos hechos:
a) Cuando las sanciones se basan en diferentes motivos aunque nazcan de unos mismos hechos
(por la necesaria concurrencia de los tres requisitos simultáneamente).
b) Delitos y faltas cometidos por los funcionarios con motivo de la especial relación de
lealtad que estos deben a la Administración.
En definitiva, para poder alegar la vulneración del principio non bis in ídem es preciso, por un lado
que efectivamente concurra la triple identidad referida (sujeto, objeto y fundamento), y por el otro,
no encontrarse en especial relación de lealtad para con la Administración; lo que en último término
conlleva el respeto a los principios constitucionales de legalidad y tipicidad de las infracciones, y por
ende, a la misma Constitución.
RESULTANDO
I.1. Antecedentes
I.1.2. Petitorio
II.2. Sentencia.
(…)
II.3. Apelación.
QUE, asimismo los datos del proceso nos informan que el Art. 407 del
CPP establece claramente que el recurso de apelación restringida solo
será admisible si el interesado ha reclamado oportunamente su
saneamiento o ha efectuado reserva de recurrir, cuyo requisito el
acusado no ha cumplido en este caso, ya que con su memorial de
complementación y enmienda pretende hacer caer en error a este
Tribunal al indicar que habría hecho reserva de recurrir, situación que no
se da en el presente caso, ya que se la hizo de forma extemporánea al
juicio oral y al incidente mismo que él argumenta.
QUE, por otra parte el recurrente argumenta que ha sido juzgado por el
delito de apropiación indebida como base del juicio oral, y en ningún
momento por el delito de abuso de confianza, y que el Juez inferior de
oficio habría insertado el Art. 44 del CPP de manera ultrapetita; esa
afirmación resulta incorrecta y errónea, toda vez que el abogado de la
defensa, en el acta de audiencia de juicio oral de fs. 152 a 156 vlta.
asume defensa, exposición de la misma sobre la base de los delitos de
apropiación indebida y abuso de confianza previstos en los Arts. 345 y
346 del CP, manifestando la existencia de ambos delitos, en ese
entendido el Art. 44 del CP establece claramente que cuando con una
sola acción se violan disposiciones legales que no se excluyan entre sí,
será sancionado con la pena del delito más grave; por lo que el Juez
inferior en ningún momento ha actuado ultrapetita.
En este escenario, el art. 169 del CPP, sobre los defectos absolutos
señala que no pueden ser subsanados aquellos que se encuentran
relacionados a la protección de un derecho o garantía de carácter
constitucional, indicando que: No serán susceptibles de convalidación los
defectos concernientes a: 1) La intervención del juez y del fiscal en el
procedimiento y a su participación en los actos en que ella sea
obligatoria; 2) La intervención, asistencia y representación del imputado,
en los casos y formas que este Código establece; 3) Los que impliquen
inobservancia o violación de derechos y garantías previstos en la
Constitución, las Convenciones y Tratados internacionales vigentes y en
este Código; y, 4) Los que estén expresamente sancionados con nulidad.
Por otra parte el art. 170 del CPP, establece que los defectos relativos
quedarán convalidados, en los siguientes casos: a) Cuando las partes no
hayan solicitado oportunamente que sean subsanados; b) Cuando
quienes tengan derecho a solicitarlo hayan aceptado, expresa o
tácitamente, los efectos del acto; y, c) Si no obstante su irregularidad, el
acto ha conseguido su fin con respecto a todos los interesados.
Ahora bien, partiendo del criterio de que el objeto del proceso penal es el
hecho penal, esto es: las acciones u omisiones delictivas sometidas a
juicio, o lo que es lo mismo, los hechos enjuiciados en cuanto son
decisivos y sobre las consecuencias penales que de éstos derivan para
los sujetos inculpados según expone Almagro Nosete, se tiene que el
juicio se desenvolverá sobre la acusación de los hechos y no de los tipos
penales; implicando que durante la sustanciación del juicio oral luego de
producirse todas las pruebas testificales, literales, periciales y otros,
pueda evidenciarse que el hecho acusado se subsume en alguno de los
tipos previstos en la norma sustantiva, motivo por el cual conforme el
art. 362 del CPP, el imputado no puede ser condenado por un hecho
distinto al atribuido en la acusación o su ampliación; incluso, siendo
posible con base al principio iura novit curia que pueda existir una
Sentencia que en la labor de subsunción considere una calificación
jurídica distinta a la contenida en la acusación, pero dentro de los límites
de la misma familia de delitos, conforme fuera desarrollado en el Auto
Supremo 085 de 28 de marzo de 2013, que si bien declaró infundado el
recurso de casación que fuera planteado, precisó lo siguiente: “El
principio de congruencia está referido a la imprescindible
correspondencia que debe existir en materia penal, entre los hechos
acusados por la acusación pública y/o particular, con los hechos por los
que se condena en sentencia, estando reconocido en el art. 362 del CPP,
que prescribe: `(Congruencia). El imputado no podrá ser condenado por
un hecho distinto al atribuido en la acusación o su ampliación´, norma
que guarda concordancia con el art. 342 de la misma Norma Procesal, al
establecer que en ningún caso los juzgadores pueden incluir en el auto
de apertura de juicio, hechos no contemplados en alguna de las
acusaciones.
Esta facultad conocida en la doctrina como principio iura novit curia (El
juez conoce el derecho), no implica vulneración alguna del principio de
congruencia, ya que el legislador, si bien ha prohibido al juzgador la
modificación o inclusión de hechos no contemplados en las acusaciones;
empero, no así la calificación legal que se traduce en el trabajo de
subsunción desarrollado en la fundamentación jurídica de la Sentencia.
La Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia, con la facultad conferida por el
art. 42.I.1 de la LOJ y lo previsto por el art. 419 del CPP,
declara INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Javier Capobianco
Saravia.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Firmado