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Introducción a la edición española

LA «NUEVA LINGÜÍSTICA»

El hecho de que la «Nueva Lingüística» gire en torno a la


americana no constituye novedad alguna. Es la consecuencia
natural de la erosión tan profunda, amplia y agradual sufrida por
el paradigma chomskiano de Estructuras sintácticas y Aspeaos
de la teoría de la sintaxisK Por otra parte, el considerar esta
contribución a la lingüística como una revolución que se ajusia
al modelo kuhniano de La estructura de las revoluciones cientí-
ficas^ no pasa de ser un simple tópico. Que se esté o no de
acuerdo con ello dependerá, en último término, de los avances o
progresos científicos más recientes. De no ser así, podríamos
preguntarnos por qué no representan Katz y Bever una contra-
revolución, o por qué no se considera a Bailey (1971) como el
comienzo de otra^. No obstante,.la respuesta estará condicio-
nada, en parte, por la propia identificación ideológica y, en
parte, por la disposición general de todos para buscar un obje-
tivo común dentro de las actividades tan dispares que la «Nueva
Lingüística» nos deparó entre 1967 y 1974. Esta «Nueva Lin-
güística» se nos presenta, en multitud de aspectos, dividida en
dos grandes dominios. Por un lado, sobresalen las numerosas e
intensas investigaciones sobre la realidad empírica de la lengua
dentro de su contexto social. Es la línea que dibuja Labov\
siguiendo las directrices sociolingüísticas iniciadas entre 1957
y 1%5 por W. Bright, Ferguson, Gumperz, D. H. Hymes, Lam-
bert y Weinreich a quien él reconoce su deuda. Por otro lado,

' Traducción española de C. P. Otero en Aguilar (1970) y Siglo XXI (1974),


respectivamente.
^ En University of Chicago Press (1962). Traducción española en F.C.E.
^ Vid. el artículo de Bailey «Trying to talk in the new paradigm». en Papers
in Linguislics, 4, págs. 312-38.
•• Sobre todo a partir de Tlie Social Stratification of English in Nfiv York
City, Washington D. C, Center for Applied Linguistics. 1966. y «Some
principles of linguistic methodology». Ling. S. i. págs. 97-120.

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emerge la semántica generativa en su afanoso in ento de descu- El principal error dc las ortodoxias lingüísticas americanas
brir una teoría gramatical sustancialmente más abstracta que la —concluyen los Currie— radicó en el sistema del conductista.
chomskiana, y que, al mismo tiempo, sea, S'ígún alguno de sus quien, al intentar construir un ciencia físico-psicológica, renun-
impulsores, una teoría de la «pragmática» (- estudio de los ció a describir la experiencia de la misma lengua y a dotarla de
actos y contextos lingüísticos en los que se realiza la lengua). Es una teoría lo suficientemente explícita como para dar cuenta del
la tendencia que han seguido Fillmore, G. L,{,koff y R. Lakoff, fenómeno del lenguaje.
...La opción que proponemos es la del realismo empí-
entre o t r o s í
rico que, en nuestra opinión, fue la posición mayoritaria de la
lingüística anterior a nuestra era. Es decir, presentamos la socio-
LA «SOCIOLINGLJÍSTICA» lingüística en su sentido genérico como una opción a las
ortodoxias americanas. Así, definimos la sociolingüística como el
estudio de las entidades ordenadas del lenguaje en su función
La sociolingüística, término acuñado en 1349 para designar comunicativa en tanto esencia de la sociedad'.
las'nuevas actividades lingüísticas, es un fruto temprano de la
lingüística norteamericana. Según sus progenitores, H. G. Ca- La sociolongüística, dada su naturaleza interdisciplinar, no es
rrie y Currie E. G., esta nueva disciplina fue concebida como en absoluto monolítica. Se puede decir que es un subcampo que
un subcampo de la lingüística y la sociología. Sin embargo, no disfruta de una independencia especial fundada en los modelos
ha alcanzado verdadera entidad hasta las dos últimas décadas lingüístico-teóricos implicados. En este sentido, ya sugirió Wol-
pasadas^. fran hace años, que eran perfectamente delimitables dentro de
El propósito de los Currie era buscar una unión interdiscipli- ella tres campos: «sociología del lenguaje, sociolingüística y
nar de la lingüística y la sociología pues defendían la tesis de una categoría intermedia entre ambas». Hoy, sin embargo, son
que el habla humana es, sobre todo, un acto social dentro de un diferenciables algunas direcciones más. Mats. Thelander en su
contexto también social. En la obra donde vierten estas ideas es obra Grepp och begrepp i spraksociologin logró aislar las si-
asimismo perceptible un leit motiv latente: la acusación o queja guientes: sociolingüística, antropología lingüística, psicolingüís-
de que «las dos ortodoxias lingüísticas americanas son las res- tica social y sociología del lenguaje*; son las que nosotros
ponsables de que la ciencia lingüística no haya progresado más». proponemos más abajo. Sin embargo, hay también autores que
En efecto, la fonética y la fonología bloomfieldiana constituye- expresan la dificultad de situar el dominio de esta nueva cien-
ron un grave obstáculo para el desarrollo de la nueva disciplina,
cia^.
pero no lo fue menos su polo opuesto: «el insurgente estructura-
lismo racional» de N. Chomsky. En realidad, los bloomfieldia-
nos se dejaron absorber tanto por sus críticas contra el menía- HACIA UNA DELIMITACIÓN DEL CAMPO DE LA
lismo, y los chomskianos se centraron tanto en la lengua como SOCIOLINGÜÍSTICA
abstracción ideológica, que apenas les quedó tiempo para estu-
diaria en su contexto social. En la actualidad, el estudio del lenguaje se encuentra repar-
tido entre muy diversas disciplinas"'. Abarca un espectro tan
amplio de actividades comunicativas, desde las más elementales
' Vid. Stalnaker, R. C, «Pragmatics», en Semantics of natural language. hasta las más sofisticadas de los humanos, que se hace prácti-
D. Davidson and G. Harmon (eds.), Dordrecht, Reidel, 1972, págs. 380-97.
R. l-akofT, «Language in context», en Lg 48, págs. 907-27. Vid. Víctor camente inaccesible. Teniendo en cuenta, sin embargo, que
Sánchez de Zavala (AU 166). cada uno es libre a la hora de delimitar un ámbito de estudio,
' Harver G. Currie y Eva García C. Currie, Sociolinguistics and the two hemos querido en esta aproximación esbozar de algún modo el
American linguistic orthodoxies, 2.* ed., Austin, Texas, Regional Research dominio de la sociolingüística. No pretendemos, pues, hacer un
Association 1811 Alameda Dr, 1976.
1949, «The relationship of language to social status: An academic, paper estudio exhaustivo, sino caracterizar, dentro de los límites que
proyecting sociolinguistics.» Presented at Conference of University English
Teachers, Housion.
Murphy, R. P. y Ornsien, J., «Models and approches in sociolinguistic ' Op. cit., pág. 89.
research on language diversity». Anthropological Lingui^'iLS. 1974. «A survey ' Publicado en Lund (Suecia), Student-litteratur, 1974.
of research on language diversity: A partial who's who in sociolinguistics», en ' Vid. Francisco Gracia, Presentación del lenguaje (compilación), Madnd.
P. A. Reich (Ed.). The second l.ACUS Forum. 1976, Columbia, S. C. Horn- Taurus, 1972, págs. 9-24, 419 y ss.
hea Press, pags 423-61. "• Francisco Gracia, op. cit.. ibt'd.
I? 13
toda introducción impone, las más importantes cooperaciones que ambas se interesan por una rama de la sociolingüística en la
interdisciplinares de lo que comúnmente entendemos por socio- medida en que se oponen, en el sentido estricto de la palabra, a
lingüística: la lingüística, entendida tradicionalmente como el estudio de las
estructuras formales de la gramática con exclusión de toda
consideración social.
No obstante, las diferencias existentes entre la lingüística de
Labov y la pragmática son metodológica y teóricamente impor-
tantes. Sociolinguistic Patterns '^ pone de manifiesto que la len-
gua no sólo es heterogénea y está condicionada por factores
"extralingüísticos, sino que está experimentando constantemente
cambio. En consecuencia, podemos inferir que una teoría de la
lengua ha de ser necesariamente dinámica. Y esta parece ser una
idea que no encuentra demasiado eco entre los semantistas
generativos, porque su modelo lingüístico de análisis es funda-
mentalmente estático. En este sentido, el paradigma laboviano
representa una desviación radical de la'contextura transforma-
cional de los años 60, si bien es innegable una dependencia
de origen perceptible en los primeros estudios sociolingüísticos.
Ahora bien, Labov llega a afirmar en Sociolinguistic Patterns
gue no necesitamos «una teoría del lenguaje, sino un nuevo
método de trabajo»'^ Los hechos, si se abordan desde una
perspectiva correcta, es decir, si se replantean «los numerosos
problemas que habían bloqueado el progreso» '=, son de sobra
elocuentes por sí mismos. De ahí, que tanto Labov como más
recientemente Bickerton, no busquen la revolución, sino la
aceptación serena y reflexiva de las implicaciones del estudio
empírico. La lingüística laboviana no pretende ser sino una suma
de los múltiples aspectos del lenguaje. Y, así como una nueva
La sociolingüística de Labov forma de pensar puede seguirse de una nueva forma de hacer
—es el caso chomskiano—, una nueva forma de hacer puede
La lingüística laboviana, y la pragmática parecen hoy dos originar una nueva forma de pensar —es el caso de Labov. Su
polos opuestos filosófica y metodológicamente, a pesar de haber teoría asume necesariamente un nuevo aspecto y, por consi-
nacido dentro del contexto de la semántica generativa. Sin guiente, exige una concepción esencialmente diferente del
embargo, todavía comparten varios principios fundamentales. campo de estudio.
En efecto, las dos se interesan por «el uso de la lengua», Pero, ¿qué significa dentro de una perspectiva general la
Y además, la atención que Labov presta a «la lengua tal como se obra laboviana? Conscientes del riesgo que entraña toda simpli-
usa diariamente dentro de un orden social" es comparable con ficación teórica, la calificaríamos como una__importante contri-
la demanda de una teoría de la semántica generativa que estudie bución al estudio del cambio lingüístico. Es más, la sociolingüística
el lenguaje en todas sus manifestaciones, incluyendo su uso den- laboviana está concebida como una rama de la lingüística histó-
tro de un contexto social y cultural '^ Podemos deducir, por tanto. rica, al menos en lo que atañe a Sociolinguistic Patterns. No
obstante, conviene distinguir las dos concepciones de la lingüís-

" William Labov, Sociolinguistic Patterns (Conduct and Communication,


4), Philadelphia, University of Pennsylvania Press, 1972, pág. Xiii. Págs. 206-07.
" Vid. R. Lakoff, Language in... (op. cil.) y G. Lakoñ, Discussing lan- ídem, op. cil., págs. 207-208.
guage. La Haya Mouton. ídem, op. cil., págs. 259 y ss.
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tica histórica, resumidas en diacronía y cambio anguistico. El Lc psicolingiilstica social


concepto saussureano de diacronía, en tanto oput.sto a sincronía,
ha implicado una separación estricta entre los aspectos dinámico Es una triste realidad comprobar cómo los psicoiingüistas se
y estático de la lengua. Es verdad que la dicoto ría rue objeto de muestran algo reticentes a la hora de tomar en consideración los
numerosas críticas desde su nacimiento, y que ;e ¡legó a supe- factores sociales pese a estar de moda en lingüística. Del mismo
rar, especialmente en la Escuela de Praga, .s:n embargo han modo, los sociolingüistas han sido poco propensos a estudiar ios
persistido ciertas ideas asociadas como éstas: lazos de unión existentes entre esta y sus disciplinas. Y, como
es presumible, la investigación interdiscipiinar aparece aquí den-
a) Que un cambio ocurre cuando el sistema cambia. El tro de los confines de un enorme velo. No obstante, cabe
problema radica en determinar el sistema de quién. Las destacar el esfuerzo de algunos estudiosos por propiciar la
gramáticas basadas en idiolectos parecen sugerir que se realidad interdiscipiinar que promete ser la sociolingüística. Nos
trata del sistema individual más que del sistema de la referimos evidentemente a la encomiable labor realizada durante
comunidad (Weinreich, Labov y Herzog). los últimos quince años por especialistas en sociología y psico-
b) Que Ja única forma de estudiar el cambio es comparar logía. Gracias a ellos, se ha fomentado una corriente unitaria de
estadios sincrónicos de sistema sucesivos. los estudios lingüísticos empíricos o basados en datos concretos
c) Que el cambio no es observable en su curso. con un gran influjo de la orientación metodológica de las cien-
cias sociales. Muchas de estas investigaciones, aunque no todas,
El concepto laboviano de cambio lingüístico, por el contrario, se refieren a las actitudes que los hablantes muestran hacia una
estu'dia el fenómeno del cambio como un caso especial de varia- lengua concreta, o variedad lingüística. Incluso se pueden identi-
bilidad dentro de un sistema que es por naturaleza variable y ficar algunas corrientes principales.
dinámico, y que posee una potencial direccionalidad.
El estudio de las reacciones valorativas individuales o colec-
Todo esto implica una pregunta, ¿qué es el cambio? La tivas hacia la lengua o variedad fue iniciado hacia 1960 por
contestación inequívoca de Labov es: «La lengua'cambia sola- Lambert y sus colegas de la Universidad de McGilJ. Desde
mente cuando un grupo de hablantes usa un modelo lingüístico entonces, parece haberse centrado principalmente en dos pro-
diferente para comunicarse con los demás» '^. Ello supone que ia
dicotom.ía tradicional origen-propagación del cambio resulta blemas recurrentes:
inútil, porque «el origen de un cambio es su "propagación" o su 1) ¿Afectan o no a las actitudes estereotipadas los juicios
aceptación por los demás»'^ «El cambio ocurre cuando una del oyente en una situación lingüística dada, y cómo las
variable concreta se desplaza en una dirección predictible» '*, es afectan en el caso afirmativo? '^.
decir, cuando llega a asumir un significado particular dentro de 2) El carácter dimensional de los juicios sujetivos-".
la comunidad.
Todas estas ideas de Labov han abierto muchas puertas
imprevistas: las de un mundo de variabilidad tan estmcturado y " En una edición de Roger W. Shuy y Ralph Fasold, Language attitudes:
current trends and prospects, Washington, D. C, Georgetown University
tan extenso que removió muchas de nuestras formas más fami- Press, 1973, se pueden consultar los aspectos siguientes:
liares de pensar. Su lingüística es más una invitación a explorar F. Williams, «Some research notes on dialect attitudes and stereotypes»,
nuevas perspectivas que un reto. páginas 113-28.
Bruce Fraser, «Some "unexpected" reactions to various American-English,
dialects», págs. 28-55.
" ídem, op. cir, pág.277; en relación con la variabilidad, puede consultarse E. B. Ryan «Subjective reactions toward accented speech», págs. 960-73.
C. J. N. Bailey, «The patterning of language variation», en Varieties of presenl-
day English, Nueva York, Macmillan, 1973, págs. 158-86. A. Palmer, «A preliminare report on a study of the linguistic correlates of
D. Hymes, Lannuage in ciiltur,- and society, Nueva York, Harper y raters judgements of non-native English speech», págs. 41-59.
Row, 1964. ^° De este tema se han ocupado Alison d'Anglejan y G. R. Tucker,
«Sociolinguistic correlates to speech style in Quebec», págs. 1-27.
— Pidginization and creolizilion of languages, Londres, Cimbridge Univer- Jackeline Sachs, F. Lieberman y Donna Erickson, «Anatomical and cultural
sity Press, 1971.
determinants of male and female speech», págs. 74-84.
U. Weinreich, Languages in contact, Nueva York, Publicetion. of Linguistic Wolfgang Wolck, «Attitudes toward Spanish Quechua in bilingual Perú»,
society of America, 1953.
" Idem, op. cit.. pág. 277. páginas 129-47.
" Idem, pág. 162. Walt Wolfram, «Objective parameters of language assimilation among second
generation Puerto Ricans in East Harlem», págs. 170-194.
Susan M. Ervin-Tripp parece ser la psicóioio más distin- de la lengua materna. Cuan lejos se pueda ir en este continuo
gufda de este dominio de la sociolingüística. B len testimonio de dependerá de las circunstancias sociales; no obstante, el con-
lo que decimos es su libro Language acquisition aid communi- cepto de motivación resume una parte importante de las condi-
cative choice: essays by'^K Sus investigaciones se centran fun- ciones determinantes. Es más, Lambert advirtió que, cuando el
damentalmente sobre tres subtemas: el bilingüismo, la adquisi- equilibrio lingüístico está desplazándose a favor de una lengua,
- ción del lenguaje y la sociolingüística. Aunque su contribución algunos aprendices sufren anonie, una especie de pérdida de
"fundamental a la psicolingüística consistió en haher sugerido el su sentido de identificación social. ¿Qué importancia tiene,
estudio de la diversidad lingüística desde su persp;ttiva discipli- pues, la motivación en la predicción del cambio lingüístico indivi-
nar, a lo que habría que sumar su intento de unir teóricamente dual o incluso en el de niveles mayores? En la medida en que
los campos de la psico-lingüística y la socioling-Jís'ica, sin embar- estas actitudes afectan a todas las opciones de elección de lugar
go lo que mejor resume su labor científica es la investigación de la de residencia, de lecturas y relaciones personales, resulta difícil
hipótesis de que existen unas reglas psicolingüijticas que no sólo negar su importancia. En algunos casos tan dramáticos como el
gobiernan la estructura del habla, sino también la forma que del renacimiento del hebreo como lengua de comunicación exis-
toma el discurso dependiendo en último término ee las distintas tió un gran acto de voluntad colectiva. Y una de las aportacio-
circunstancias sociales. La trascendencia de fcstas ideas fue nes de Lambert ha sido precisamente la delimitación de los tipos
enorme, aunque menor de la que cabría esperar si muchos de moti^vación, que implican consecuencias diferentes según el
científicos no persistieran en su actitud claustrofílica dentro de medio, un punto este que puede enriquecerse sistemáticamente
sus torres de marfil. Con todo, su obra está ahí como un paso si se exploran en el futuro las diversas funciones de la segunda
notable en esta dirección interdisciplinar. lengua en las distintas comunidades lingüísticas.
Muy conocida es la linea que sigue W._E. Lambert. Su Todas estas consideraciones nos llevan a configurar a Lam-
interés por el bilingüismo y aprendizaje de una segunda lengua^^. bert como un investigador de primera fila porque no sólo
quedó ya sutlcientemente demostrado en su tesis doctoral, debemos contar su obra, sino también el mérito de haber divul-
donde experimentó varias formas de medir el predominio de una gado la importancia de los temas sociales. Y ello es tanto más
lengua sobre otra y la inlerrelación de los sistemas en las relevante cuanto durante décadas los investigadores americanos
personas bilingües. El hecho de que criterios diferentes no se estuvieron atizando el fuego de tal manera que acabaron derri-
correspondieran perfectamente le proporcionó el punto de par- tiendo la olla, al descubrir que los niños bilingües tenían un
tida para jndagar^la estructura del proceso lingüístico de los coeficiente intelectual inferior al de los monolingües. Los edito-
bilingües. Entre sus aportaciones al estudio de la actitud y moti- riales incluso aconsejaron a los padres que prescindieran de la
vación del aprendizaje de las lenguas se cuenta el. método enseñanza de las lenguas minoritarias. Pero Lambert, un firme
speech guise, que resultó muy útil a los estudios de Labov creyente del pluralismo, se opuso tenazmente a tan sorprenden-
sobre la reacción sujetiva. Según esta técnica, un hablante tes hallazgos. En vez de comparar los hablantes de la cultura
cifraría por separado en las dos lenguas, o acentos, y de ahí que dominante con los bilingües inmigrados, pues tropezaba con el
conserve ciertas propiedades básicas de alguna de las dos, sobre obstáculo de su pobreza y diferencias culturales de un medio
todo, en voces aisladas. Pero quizás más interesante que este escolar dominante, eligió para verificarlo un campo de investi-
método sea su teoría explicativa de la adquisición de una se- gación franco-canadiense. Allí, Peal y Lambert compararon los
gunda lengua. Lambert lo concibe como un proceso continuo. bilingües franco-canadienses con los monolingües francófonos.
Es decir, dadas ciertas condiciones favorables', como el interés Las conclusiones fueron totalmente opuestas: los niños
personal, un hablante llega a entender una segunda lengua; el bilingües eran mucho más brillantes en los tests verbales y no
paso subsiguiente es pronunciar algunas palabras de esa lengua, verbales que los monolingües. Con ello, dejaron esclarecido que
para aprender a continuación los distintos grados de destrezas. ^bilingüismo no influía sobre la inteligencia, sino que la favore-
Todo esto, según demostró ya Fishman, conduciría a la pérdida cíaü.

" (Selected introduced by Aiiward S. Dil.) Stanford, Ctlifornia, Stan-


ford University Press, 1973.
" Bilingual education oj children. The Si. Lambert experiment, es un " Vid. Susan Ervin-Tripp, Language in societv. vol. 3. num. 2, pági-
estudio realizado con Tucker en 1972, Rowley. Massachusetts, Newbury House. nas 305-309.
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[ La antropología lingüística que él llama antropología o etnografía. El estudio de la lengua
debe ser interdisciplinar. Esto exige que se esclarezcan más los fun-
En 1964 Gumperz y Hymes^^ empezaron a interesarse, al damentos de la lingüística. Lo primero conduce a lo segundo; lo
menos de una forma sistemática, por la antropología lingüística segundo requiere lo tercero. Y lo explica de la forma siguiente:
con la publicación de The ethnography of communication.
Era un jntento de estimular y de atraer la investigación empírica
sobre el tema lengua-sociedad. Hoy el progreso tanto teórico El problema del «estructuralismo»
como técnico en el campo es ya inmenso.
El objetivo teórico de este tipo de sociolingüística fue ilustrar Hymes distingue entre «lingüística estructural y funcional,
la noción de competencia comunicativa: lo que el hablante sabe entre habla como forma y habla como función, o uso_. El término
—son sus capacidades inherentes— y cómo se comporta en la estructural tal como lo emplea Hymes posee una mayor exten-
práctica. Sin embargo, mientras los estudiosos de la competen- sión, pues abarca la lingüística posterior a 1957, fundándose en el
cia lingüística explican estos aspectos de la gramática como hecho de que Chomsky no pudo deshacerse de la preocupación
comunes a todos los humanos independientemente de sus condi- de la forma, a pesar de haber semantizado la lingüística estructu-
cionamientos sociales. Jos estudiosos de la competencia comu- ral y haber desarrollado intereses prioritarios de los universales
nicativa describen a los'hablantes como miembros de una comu-~ lingüísticos. La continuidad entre el bloomfieldianismo y el
hidad y como poseedores de funciones sociales. Por consi- chomskysmo es una faceta rara vez o' apenas advertida. Esto
guiente, tratan de explicar su uso de la lengua como instrumento quiere decir quejChomsky no superó en realidad el bloomfiel-
de autoidentificación y regulación de las actividades. En suma, dianismo, sino que simplemente lo ha mentalizado. Evidente-
Ta teoría lingüística considera la capacidad de gensrar oraciones mente supone un notable cambio, pero no es tan drástico como
gramaticalmente aceptables como la noción central; la perspec- ordinariamente se establece. En efecto, utilizando palabras de
tiva antropológica de la sociolingüística, por el contrario, se Dick^^, Chomsky hubo de buscar una estructura profunda, en
centra en la contextualidad de los mensajes vt-rbales o su última instancia, porque su estructura superficial era todavía
aceptabilidad en el más amplio sentido de la palabra. muy bloomfieldiana, salvo en el caso en que se hacía la estruc-
tura superficial objeto de juicios intuitivos de los hablantes y
Hymes no intenta tanto una lingüística estructural cuanto una nativos, tales como aceptabilidad, inaceptabilidad, etc. La
cienciafuncional del lenguaje en la que las dimensiones sociales estructura superficial no comporta significado alguno, a no ser el
estén plenamente asumidas. Y el sintagma c'encia funcional que le viene dado por la estructura profunda, ya de por sí
tiene poco o nada que ver con las funciones lingüísticas de abstracta e inaccesible a la interpretación experimental. Por
principios de siglo (Wundt, Marty, Husserl, Horn) o del periodo, consiguiente, lo que es experimental se convierte en una forma
de Bühler (con Reichling, Dempe, Stern, Duyk^r, Langeveld, lingüística cotícreta y arbitraria, mientras que lo que se supone
Kainz, Ipsen, Gardiner, Stutterheim). Todo este constituyó un que es por entidad propia significativo y esencial no puede
aparato teórico con mucha inspiración filosofea y poca prác- interpretarse experimentalmente. Lo que viene a poner de mani-
tica, aun cuando no todo haya sido inservible El funcionalismo fiesto que la lengua está tratada como una mera forma. Por lo
de Hymes representa un esfuerzo por acercar la li igüística a los tanto, Hymes piensa que si el estructuralismo mentalista no
problemas sociales de hoy, por forjar una omuiiidad humana guperó' a su análogo el conductista, lo contrario también es
mejor, por terminar con el aislamiento de la ciencia respecto a la verdad. Consideremos el párrafo siguiente:
vida en sus numerosas formas no académicas, por impedir que
las teorías olviden la vida y la praxis. Hyme.s piensa que la
descripción lingüística debería incluir «la organización de la con- A grammatical description (...) sets forth principles by
which one can generate any number of utterances in the lan-
ducta comunicativa de una comunidad». Esto sentaría eviden-
guage; in this sense, it is operationally comparable to the struc-
temente las bases para una aproximación a la sociolingüística ture of that portion of h'.'man being which enables him to

'* D. Hymes, Foundations in utciolinguistics: An etnographic aproach,


University, Pennsylvania Press, 1974; J. J. Gumperz, Language in social " Dick, S. C. (1969), «Oppervlaktestruktuuren dieptestruktuur», Foram der
groups. Standard University. I'ress, 1971. Letleren, 10, págs. 19-41. ,
->c\ •)1
' *«• ^p
produce utterances in a language (...) A grammatical description pone notable énfasis, porque no es sólo un problema terminoló-
is an operational parallel to part of a speakar'5 internal appara- gico lo que separa la dimensión comunicativa de la «situacio-
tus". nal»;'hay algo más.
¿No parece una frase propia de algiin generativista de los
primeros años, que todavía no ha superado la etapa conductista? La promesa de la «sociolingüística»
En efecto, hemos encontrado un testimonio temprano del es-
tructuralismo mentalista en Ch. E. Hockett (1954). La evolución Resulta palpable una nueva corriente de humanismo integral.
del conductismo al mentalismo no fue tan abrupta como se En el «post-scriptum» de su obra, Kuhn^^ distingue entre teoría
piensa y quizás necesite una reconsideración. y matriz disciplinar. Esta se llama «disciplinar» porque «se
En suma, el problema de la lingüística «estructural» es bási- refiere a la posesión común de los que se consagran al estudio
camente un problema de formalismo. Es evidente que la forma- de una disciplina concreta», y «matriz» porque se compone de
lización en lingüística es hasta cierto punto necesaria, pero no elementos ordenados de varias clases, cada uno de los cuales
sólo como un medio para analizar las frases que de otra forma exige especialización mayor». Una matriz disciplinar es más
resultarían demasiado imprecisas y embarazosas. La lingüística amplia que una teoría; se conformare muchas teorías, muchos
de hoy está definitivamente en deuda con Chomsky (y otros) por componentes, de los que Kuhn sólo nombra tres: generalizacio-
haber aprendido cómo usar este medio. Por consiguiente, si nes simbólicas, paradigmas metafísicós y valores.
Hymes piensa que «el formalismo puede agotarse muy pronto», La matriz disciplinar de la sociolingüística en el sentido de
quizás se deba a esa extraña proclividad racionalista a confundir Hymes es tan abierta que no se puede predecir cuándo se
el método con el objeto. autoliquidará en favor de un nuevo paradigma. Sabemos que
falta mucho camino por recorrer hasta llegar al objetivo para el
b) El problema de la socioUngüistica que se ideó. Por consiguiente, la sociolingüística es, para Hy-
mes, un término redundante como lo ha sido siempre para
«Los lingüistas —escrite Hymes— han prescindido del conte- Labov.
nido del habla, los sociólogos de su forma, y ambos de la
estructura del uso»". La lingüística tendrá, pues, que cambiar La sociología del lenguaje -J
de perspectiva si quiere encontrarse en el umbral de una con-
cepción sociolingüística de sí misma. Y las personas más ade- La sociología del lenguaje es, quizá, el campo interdisciplinar
cuadas para realizar este cambio de orientación no son los que mejor y más delimitado ofrece su dominio. Ello es así, en
sociólogos, sino los propios lingüistas por su competencia lingüís- parte, debido al esfuerzo de sociólogos como Fishman, Befstein
tica. Para ellos el calificativo de socio- resultaría redundante y y Einar Haugen.
la sociología del lenguaje no sería sino una ciencia auxiliar en La sociología del lenguaje —término preferido por Fishman
_vez de una ciencia de igual rango en el esfuerzo común: «La al de sociolingüística— se define como «la interacción de estos
concepción bloomfieldiana de que el progreso de la semántica dos aspectos de la conducta humana: el uso del lenguaje y la /
requería el análisis previo de cada cosa denotada se ha confir-
organización social de la conducta lingüística»^". Esto parece un
mado como errónea. (...) Es del mismo modo equivocado pensar
que la descripción sociolingüística debe partir o implicar una corolario de la concepción neobloomfieldiana del lenguaje. Es
sociología completa» 2*, Es este un punto sobre el que Hymes decir, si la lengua es una manifestación de la conducta humana,
la lingüística es el estudio de este comportamiento, y no es, por
sí mismo, un estudio de la organización social o de las estructu-
ras sociales, ya que caería, en el último caso, bajo la considera-
" Charles F. Hockett, «Two models of grammatical description», Word, 10,
páginas 210-31.
Vid. ed. Martin Joos, Reading in Linguistics. The devilopnenl of descriptive
linguistics in America since 1925, 3.» ed., Nueva York, Amencan Council of " Op. cit.. págs. 174-210.
Learned societies, 1963. '" Fishman, Sociología del lenguage, cap. I.
" Op. cit., págs. 126 y 172. B. Berstein, class, code,and control; vol. 1: Theoretical studies towards a
^ Op. cit., pág. 173. sociology of language, Londres, Routled y Kegan Paul, 1971.
22
ción de otra disciplina. Es más, esta concepción se puede que emplean por separado dialectos, registros, o variedades
también comparar con la saussureana, en tanto la lengua com- lingüísticas funcionalmente diferenciadas». Es cierto que.Gum-
porta una vertiente u organización social que sería objeto de la perz contribuyó mucho a elaborar el «aparato conceptual» del
lingüística. En este sentido, la sociología del lenguaje de Fish- que se sirven los investigadores de comunidades multilingües
man sería muy semejante a la «lingüística externa» de Saussure, para diferenciar las estructuras sociales que gobiernan el uso de
y su principal cometido consistiría en el estudio de la variación, una variedad más que el de otra, pero, por otro lado, el artículo
interacción, interferencia, coexistencia, etc., entre los diversos original de Ferguson «Diglosia», Word, 15, 325-40, 1959, trata
códigos o registros. Evidentemente, Fishman habla de sociología precisamente de la diglosia entre dos variedades de la misma
descriptiva del lenguaje, pero su atención se centra principal- lengua, no de formas lingüísticas genéticamente diferentes. " ^
mente sobre las situaciones bilingües y diglósicas en la medida Por otro lado, no creemos que se pueda hablar de bi-
en que no parece existir una sociología de un lenguaje homogé- lingüismo sin diglosia, pero mucho menos de diglosia sin bilin-
neo ni siquiera dentro de una sociedad unilingü,e. Por consi- güismo. Lo que parece que Fishman intentaba demostrar era
guiente, su estudio del bilingüismo es externo, es decir social, y que la diglosia no es una subclase de bilingüismo y que el
en este sentido opuesto al clásico estudio del bilingüismo indivi- bilingüismo no es una subclase de diglosia, es decir, que no son
dual de U. Weinreich'". interdependientes. Esta es una precisión muy importante porque
La sociología del lenguaje de Fishman constituye una exce- ya empezaba a entenderse erróneamente la diglosia como un
lente aproximación a la sociolingüística, o sociología del len- tipo especial de bilingüismo. Sin embargo, concluye que bilin-
guaje. La obra se inicia con unos capítulos introductorios, donde güismo y diglosia son simplemente dos fenómenos de clase
define el objeto material, la terminología y métodos sociolingüís- diferente. Desde una perspectiva saussureana, podemos decir
ticos. En el capítulo IV encontramos un examen tipológico del que,bilingüismo, como conocimiento de dos lenguas o siste-
bilingüismo social y un análisis de las relaciones entre micro- y mas, pertenece a la Langue. Por el contrario, la diglosia, en
macro- sociología. Muchas de las ideas vertidt s aquí habían apa- tanto se refiere al uso de las dos lenguas, pertenece a la.parole.
recido en su famoso Bilingualism in the Barrio (1971), que consi- En este sentido, no podemos imaginar bilingüismo sin algún
deramos como la principal contribución a la teoría sociolingüís- grado por lo menos de diglosia, pero tampoco lo podemos ima-
tica. Es, por tanto, una parte que se debe leer, según la opinión ginar de diglosia sin bilingüismo al menos si entendemos por bi-
de los críticos, con suma atención dada su tianscendencia para lingüismo la posesión de dos registros diferentes aun pertenecien-
el desarrollo de la sociología del lenguaje. tes a lo que los lingüistas y antropólogos consideran una misma
lengua. En consecuencia, pensamos que bilingüismo y diglosia
El capítulo V lo consagra al estudio di la diferenciación van juntos, aun cuando sus grados varíen independientemente
social y del rango del repertorio. No tiere una importancia uno de otro. No obstante, Fishman tiene razón cuando niega
intrínseca tan considerable como el anterior. Sin embargo, nos ^uejjno sea una subclase de otro^^.
parece fundamental para comprender toda la exposición ulterior.
Nuevamente topamos en el capítulo VI con una parte teó^ El capítulo IX sobre sociología aplicada del lenguaje es un
rica y metodológica de gran interés: el bilingüismo social. Fish- breve análisis de las aplicaciones prácticas de los conceptos
man distingue entre bilingüismo social estable y transitorio. En discutidos en otros capítulos. Es aplicación en tanto teoría del
realidad, se trata de una revisión de su artículo (1967) sobre conocimiento; también se refiere a los usos de la sociolingüística
«Bilingüismo con y sin diglosia, y diglosia con y sin bilingüismo». en la lingüística aplicada, creación de sistemas de escritura,
Esta investigación marcó un hito de referencia en el estudio de planificación de lenguas, reformas ortográficas, etc., para con-
la diglosia. Por eso es sorprendente, según Pedro José Roña, el cluir con un addendum para no lingüistas y lingüistas.
hecho de que se atribuya a Gumperz la afirmación de que «la
diglosia existe no sólo en las sociedades multilingües que reco- LA SOCIOLOGÍA DEL LENGUAJE EN EL MUNDO HISPÁNICO
nocen oficialmente varias lenguas, y én las sociedades
que usan variedades clásicas y vernáculas muy divergentes e Desde antiguo se ha reconocido la importancia que tiene la
incluso genéticamente diferentes, sino también en las sociedades estructura vertical de las lenguas como reflejo de la

" Fishman, «Bilingualijm with and without diglossia; diglossia with and
Op. cii.. 1953. without bilingualism», Journal of social issues, 23, 2, págs. 29-38.
Ti
y^\

compleja estructuración sociaF^ Entre nosotros, esta idea pa-


rtía fue desde el principio connatural a las presuposiciones
científicas de la «Escuela de Madrid». En efecto, en 1926
aparecía la primera edición de Orígenes del español, conside-
rada como la obra cumbre no sólo de la filología española, sino
también de la europea por su riqueza de soluciones y por su
importancia metodológica. En esta obra, don Ramón Menéndez
Pidal, el último de los grandes reformadores de la lingüística
romance, abrió nuevos caminos a la lingüística diacrónica,
reemplazando la visión esquemática de la gramática histórica
por una verdadera historia de la lengua, y anticipándose en no
pocas soluciones a la lingüística actual. Por aquellas mismas
fechas, escribía el hoy venerable lingüista Vicente García de
Diego, refiriéndose al castellano histórico, que era el resultado
de «u/ia vastísima complejidad de dialectos mutuamente influi-
dos y... una superposición de dialectos sociales»^'*. Esta intui-
ción sería confirmada más tarde por una ingente cantidad de
estudios, sobre todo, dialectales. Sin embargo, sólo reciente-
mente lo ha sido de una forma adecuada. Nos referimos a la
obra que Manuel Alvar consagró al estudio de los Niveles
socioculturales del habla de Gran Canaria. En nuestra opinión,
esta investigación marcó un hito importante en la trayectoria de
la lingüística española actual. En cierto modo, significó la supe-
ración de una etapa de geografía dialectal para afirmar una
concepción sociológica del lenguaje. En este mismo sentido se
debe considerar la meritoria labor que vienen realizando nume-
rosos lingüistas en el área hispánica, entre otros, Germán de
Granda", Alonso Montero, Lluis V. Aracil, Rafael L. Ninyoles,
Vallverdú, Catalina Waunerman, Fontanella de Weinberg, Ru-
bin, Lastra de Suárez, Uribe Villegas, B. R. Lavandera, etc. Por
consiguiente pensamos que la traducción de Sociología del
lenguaje de Joshua. A. Fishman llega, aunque algo tarde, en el
momento oportuno, cuando muchas de sus ideas son conocidas
o resultan casi familiares. No obstante, no deja de sorprender
que, en un país tan diversificado lingüística, social y cultural-
mente como el nuestro, no se haya prestado la debida atención a
la interacción de estos dos aspectos de la conducta humana: el_
uso del lenguaje y la organización social del comportamiento
lingüístico.
— '" RAMÓN SARMIENTO

" Diego Catalán Menéndez Pidai, •inguísíicü Iberorrománica, M e , d,


Credos, págs. 30'' y ss.
" M. Alvar, Eslrucluratismo, geografía lingüi'slica y dialectología actual,
Madrid, Credos, pág. 56.
" Esludios sobre un aren dialectal hispanoamericana de población negra.
ICC, Bogotá, 1977 (primeros capíiulos). Vid. bibliografía en Epílogo.

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