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Departamento de Humanidades y Educación Media

Programa de Pedagogía en Castellano


Cátedra de Literatura Chilena
Profesor Jorge Ferrada Alarcón

LA CONCEPCIÓN HEROICA DE LAUTARO Y PEDRO DE VALDIVIA EN EL


POEMA ÉPICO LA ARAUCANA DE ALONSO DE ERCILLA.
ESTUDIANTES: ANA Mª GUTIÉRREZ CLAVERO - FRANCISCO A. TAPIA NARVÁEZ.
RESUMEN
En el presente artículo se estudiará la obra La Araucana del autor español Alonso de Ercilla. El
estudio se restringirá a la primera parte de la obra: el Canto I hasta el Canto XV. Desde estos
cantos, se examinará la concepción que héroe de los personajes de Pedro de Valdivia y Lautaro.
El objetivo que se propone, es vislumbrar y reconocer en el texto de Ercilla, las distintas
características representativas de los personajes Pedro de Valdivia y Lautaro, con el propósito de
describir las particularidades heroicas de éstos y señalar bajo qué visión de mundo se manifiesta
su discurso. Se formula como hipótesis que la construcción de los personajes está enfocada
principalmente en destacar los aspectos físicos y morales de estos y que a través de los cantos, se
ostenta una concepción de mundo occidentalizada que representa aspectos enunciativos
enlazados a la tradición greco-latina, todo ello para referirse a lo heroico en ambos personajes,
con la finalidad de generar un discurso favorable para la justificación de la empresa colonizadora
al no victimizar a los indígenas. Todo lo anterior será respaldado mediante distintos enfoques de
estudios críticos y teóricos.
Se concluye finalmente que la concepción heroica está vista desde una concepción occidental, a
partir de la construcción de los personajes con un pensamiento europeizante. En el caso de los
mapuches, un pensamiento europeizado que busca defender al araucano.
PALABRAS CLAVE
Héroe – personaje – retrato – discurso – épica.

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1. INTRODUCCIÓN

Desde tiempos remotos, la construcción de las identidades nacionales se ha realizado por el


ensalzamiento de ciertos símbolos particulares reconocidos, justificados y valorados por las
naciones.

Dentro de estos símbolos, están las imágenes de ciertas personas que de acuerdo a sus
virtudes y/o defectos y de las acciones que realizan, simbolizan ideales positivos que construyen
imaginarios de ellos, permitiendo la creación de una imagen heroica en esta persona.

El presente artículo, se inicia realizándose las siguientes preguntas: ¿cómo apunta el autor
de La Araucana la construcción de los personajes para lograr diferenciar las características
heroicas?, ¿Cuál es la visión de mundo manifiesta en el poema épico? y ¿Qué efectos produce o
pretende producir el autor con la creación de estos personajes?

Para poder responderlas, el objetivo de este trabajo pretende describir las características de
los personajes Pedro de Valdivia y Lautaro para poder reconocer las características heroicas de
estos y bajo qué visión de mundo se manifiesta en su discurso.

Las respuestas hipotéticas para los cuestionamientos antes señalados plantean que en la
obra de Ercilla la construcción de los personajes está enmarcada principalmente en destacar los
aspectos físicos y morales de ellos. A través de los cantos, se manifiesta una concepción de
mundo occidentalizada que refiere aspectos enunciativos ligados a la tradición greco-latina para
referirse a lo heroico en los dos personajes, todo ello, con la finalidad de generar un discurso
propicio para justificar la empresa colonizadora al no victimizar a los indígenas.

Para realizar el análisis de las características de Lautaro y Valdivia, se presentará desde las
consideraciones teóricas una descripción de la dimensión actorial del relato, basado en la
propuesta de Luz Aurora Pimentel (1998); además, se expondrá las características del héroe
desde una concepción mítica clásica, teniendo como referente principalmente a Joseph Campbell
(1959). Dentro de los estudios críticos, se encuentra principalmente los realizados por Hugo
Montes y Miguel Ángel Vega.

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2. CONSIDERACIONES TEÓRICAS

2.1 LA DIMENSIÓN ACTORIAL DEL RELATO

La teoría narrativa, también llamada narratología, procede en estudiar el mundo narrado


desde diferentes perspectivas. Para el análisis de este artículo se tomará la dimensión actorial
para establecer la categorización de los personajes Lautaro y Pedro de Valdivia.

Luz Aurora Pimentel, (citando a Rolad Barthes, 1970), señala que cuando semas idénticos
atraviesan repetidamente el mismo nombre propio y parecen fijarse en él, surge un personaje. Es
decir, el personaje es producto combinatorio de semas más o menos complejos (congruentes o
contradictorios) los cuales producen la “personalidad”.

Pimentel, L. (1998) plantea los diferentes factores discursivos, narrativo-descriptivos y


referenciales que producen ese efecto de sentido llamado personaje, el cual está vinculado con
las diversas formas de articulación ideológica llevadas a cabo en un relato. La autora señala las
siguientes dimensiones:

2.1.1. INDIVIDUALIDAD E IDENTIDAD DE UN PERSONAJE

NOMBRE Y ATRIBUTO

El nombre es el centro de imantación semántica de todos sus atributos, el referente de todos


sus actos, y el principio de identidad que permite reconocerlo a través de sus transformaciones.
Las formas de denominación de los personajes, cubren un espectro semántico muy amplio: desde
la “plenitud” referencial que puede tener un nombre histórico (por ejemplo, Napoleón), hasta el
alto grado de abstracción de un papel temático (Pimentel, 1998, p. 63).

La autora plantea la distinción de personajes que realiza Hamon (1977), quien toma “una
clasificación tripartita del signo lingüístico (signo referencial, deíctico y anafórico)”, y los
distribuye de la siguiente manera: personajes referenciales, quienes remiten a contenidos fijados
por la cultura; personajes-relevo (personnages-embrayeurs), correspondiente a las marcas
textuales de la presencia del autor, lector o delegados de ellos (personajes portavoz); y por
último, personajes-anáforas, encargados de ayudar a recordar, y cuya función es principalmente
organizadora. Sin embargo, la autora rescata sólo la primera clasificación, pues son los
personajes referenciales los que han sido codificados por la tradición, a través de convención

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social y/o literaria. Los nombres son síntesis de una historia ya leída que el relato modifica al
tiempo que la despliega.

En definitiva, la autora señala que, la importancia de la construcción del nombre del


personaje está en el grado de estabilidad y recurrencia, en si es más o menos motivado, en su
grado de referencialidad, sus series de atribuciones y rasgos que individualizan su ser y su hacer,
en un proceso constante de acumulación y transformación.

2.1.2. EL SER Y EL HACER DEL PERSONAJE

EL “RETRATO”. LA IDENTIDAD FÍSICA Y MORAL DEL PERSONAJE

La imagen física de un personaje se construye, generalmente de la información que nos


ofrece el narrador u otros personajes del relato. Si la información proviene del narrador, el grado
de confiabilidad depende de la ilusión de “objetividad” logrado a través del retrato, la cual
dependerá del modelo descriptivo utilizado por el narrador: “mientras mejor concuerde con los
modelos cognitivos propuestos por el saber de la época, mayor será la ilusión de que la
descripción no sólo es completa, sino imparcial. Así, un retrato que tenga este grado de
(aparente) neutralidad echará mano de ciertos modelos lógico-lingüísticos que lo organicen.
(Pimentel, 1998: 71).

Por otro lado, la autora nos señala que por medio de la descripción del retrato moral y del
físico, el narrador introduce formas de articulación ideológicas (propias, de los personajes o
incluso del autor) traducidas como juicios y/o prejuicios.

EL ENTORNO, IMPLICACIÓN Y EXPLICACIÓN DEL PERSONAJE

Pimentel (1998), señala que el espacio físico y social es indispensable para la evolución de
los acontecimientos. Es el lugar de convergencia de los valores temáticos y simbólicos del relato,
que sintetizan la significación del personaje. Excluye formas de acción posible, además de
constituir una indicación sobre el destino posible de los personajes.

“El entorno, se desempeña como una prolongación, casi como una explicación del
personaje. De hecho, entre el actor y el espacio físico y social en el que se inscribe,
se establece una relación dinámica de mutua implicación y explicación. El entorno
puede “contarnos” la “heroicidad” de un personaje, al servirle de relieve o de
contraste” (Pimente, 1998: 79).

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Será entonces el espacio físico una forma de caracterizar indirectamente al personaje como
una extensión complementaria de descripción de los rasgos físicos y morales.

2.1.3. EL DISCURSO FIGURAL: FORMAS DE PRESENTACIÓN DEL SER Y DEL HACER DISCURSIVO DE LOS

PERSONAJE

El discurso de los personajes, es un aspecto esencial en la caracterización de los personajes


como fuente de acción, de caracterización y de articulación simbólica e ideológica de los valores
del relato. El discurso figural, no se presenta únicamente en forma directa, como en el caso del
drama, sino que se presenta de diferentes formas para representar el discurso del personaje.

Pimentel, desde una cita de Ginette (1972), plantea que:

“En un relato los acontecimientos son de naturaleza verbal o no verbal; es decir, “el
acontecimiento por narrar puede ser un discurso que se transmite de diferentes
maneras (…), o bien ese acontecimiento puede ser un acto no verbal (oler, correr,
estremecerse, sacar la pistola). No obstante, y dado que es el lenguaje el sistema de
significación por medio del cual se proyecta ese mundo narrado, tanto los
acontecimientos verbales como los no verbales se transmiten por ese medio” (p. 83).

Dentro de la presentación de los acontecimientos verbales, son dos los modos de


presentación del discurso: un modo de acción dramático y un modo de acción narrativo.

DISCURSO FIGURAL DIRECTO: MODO DRAMÁTICO DE PRESENTACIÓN

En esta modalidad, el discurso del personaje se presenta sin intermediarios, es él quien


pronuncia las palabras. Este puede aparecer en una conversación con otro, en un soliloquio,
monólogo, etc.

Este discurso posee las funciones de: relatar una acción en proceso, comunicar, emocionar,
caracterizar y con una función gramática.

DISCURSO FIGURAL TRANSPUESTO Y NARRATIVIZADO: MODO NARRATIVO DE PRESENTACIÓN

En esta modalidad, el discurso queda implicado en un acto de delegación, de apropiación


del discurso del otro.

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La apropiación, se manifiesta de diferentes grados que va desde la transparencia del
discurso, hasta el ocultamiento de las palabras del otro al narrativizarla. “esta operación de
transposición podría ser definida como la convergencia de dos discurso, el del narrador y el del
personaje.” (Pimentel, 1998.91).

2.2. CARACTERÍSTICAS DEL HÉROE

Desde la época clásica hasta nuestros días, la concepción del personaje heroico en la
literatura ha estado presente y en permanente cambio según los paradigmas y visiones de mundo
que cada época manifieste.

Las características del héroe, se desprenden desde sus cualidades físicas y morales, de la
época en la que se presente, como también de su actuar frente al destino propuesto para él.

Joseph Campbell (1959), señala que “el héroe, es el hombre o mujer que ha sido capaz de
combatir y triunfar sobre sus limitaciones históricas personales y locales y ha alcanzado las
formas humanas generales, validas y normales” (p. 26).

La trama de la historia del héroe, nos señala Aristóteles en su Poética, se presenta por “una
serie de probables o necesarias etapas de la desdicha a la felicidad, o de la felicidad a la
desdicha”.

Campbell, plantea que existe una estructura única de las vivencias del héroe, la cual nombra
como Monomito. Para él, el actuar de las personas está determinado por el subconsciente
humano, el cual destina un rol a un sujeto en la sociedad.

Este monomito se construye en tres etapas primordiales en su vida: la primera, es la etapa


de separación o partida, en la que el héroe recibe la llamada a la aventura, perturbando su vida
cotidiana, lo cual puede producir un rechazo a la llamada. Una vez decidió en aventurarse, el
héroe recibe ayuda sobrenatural (según lo requiera) y finalmente cruza el umbral que marca la
división entre su mundo familiar y el desconocido pronto a descubrirse.

La segunda etapa Campbell la denomina etapa de iniciación: en esta, el personaje, ya


enmarcado en una causa trascendental para su vida, se enfrenta a un camino de pruebas en el que
vive enfrentamientos con fuerzas sobrenaturales, debe superar sus impulsos sexuales al ser
acosado por una imagen femenina, entre otras hazañas que generan triunfos decisivos para él o el
encuentro con la muerte, según el destino que se le depare. En esta etapa.
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Como última etapa, está el regreso, en donde el héroe vuelve a su forma habitual de vida,
trayendo consigo la experiencia y vivencias del viaje. En este retorno, el héroe manifiesta sus
hazañas a un colectivo, permitiendo la glorificación de éste; además, de acuerdo a la historia,
puede verse envuelto en posibles reiteraciones de pruebas que retomen nuevamente el viaje.

Sin embargo, Campbell señala que la travesía del héroe mitológico es un


"fundamentalmente interior, en profundidades donde reviven fuerzas olvidadas y perdidas por
largo tiempo que se preparan para la transfiguración del mundo" (Campbell, 1959: 34).

Bompiani (1988), por su parte, señala que en la literatura clásica el héroe en su llegada
afianza el apego a su nación, en el sentido que las hazañas cometías en su viaje, responde a los
intereses de su pueblo, de su rey o de un dios en particular.

En definitiva, Campbell resume estas tres etapas, de la siguiente manera:

“La aventura del héroe, ya sea presentada con las vastas, oceánicas imágenes del
oriente, o en las vigorosas narraciones de los griegos, o en las majestuosas leyendas de la
Biblia, normalmente sigue el modelo de la unidad nuclear descrita; una separación del
mundo, la penetración a alguna fuente de poder, un regreso a la vida para vivirla con más
sentido” (pp. 39 y 40).

Aguirre (2009), hace referencia a la dimensión valórica del héroe. Cada héroe presente en
una sociedad, es reconocido como tal porque la sociedad lo califica de esa manera. Los valores
que manifiesta el personaje se corresponden con los valores sociales. El héroe es la encarnación
de ideales según la forma de entender el mundo de cada época.

3. METODOLOGÍA

El corpus a trabajar en este artículo es La Araucana de Alonso de Ercilla. El análisis a


realizar en este artículo se basará, desde un enfoque cualitativo, en la descripción, de los
personajes (Lautaro y Valdivia), según los ejes entregados en las consideraciones teóricas con
respeto a la dimensión actorial del relato. Esto nos permitirá establecer características que se
vinculen a las ideas de héroe, también establecidas en las consideraciones teóricas. El análisis de

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cada personaje se realizará de forma individual, para luego establecer las comparaciones entre
ambos. Se debe destacar además que antes de comenzar el análisis, se establecerá una breve
contextualización previa que recogerán elementos relacionados al autor y su contexto, como del
texto mismo a analizar.

4. CONTEXTUALIZACIÓN PREVIA

Alonso de Ercilla, nació en Madrid el 7 de Agosto de 1533. Fue el sexto y último hijo de
don Fotún García de Ercilla y de doña Leonor de Zúñiga. Perteneció por la rama paterna a una
noble familia de Vizcaya y por la materna a un hogar excelso linaje.

Ercilla aprendió las primeras letras y algo de latín junto a su madre. Estos conocimientos
los perfecciono en la Corte donde recibió lecciones de los maestros de los pajes de don Felipe.
Puede sostenerse que Ercilla poseyó una mediana cultura humanista. La lectura de La Araucana
revela que conoció a Lucano, Virgilio, Ariosto, Dante, Petrarca, Boccaccio, Sannazzaro,
escritores en boga en la Edad de Oro Española, y que le fueron familiares, entre los poetas
hispanos, Garcilaso y Boscán.

Otro gran maestro que ayudo a la formación espiritual e intelectual de Ercilla, fue la vida,
la dura realidad, que palpó en múltiples viajes por mar y tierra. Este aprendizaje lo expresó el
poeta con elocuencia superior en las últimas octavas de La Araucana. (Vega, M. 1970, 23-24)

En 1556 llega al Perú y acompaña a García Hurtado de Mendoza, el recién nombrado


Gobernador y Capitán General de Chile, donde se habían sublevado los araucanos.

Un día el paje de finas facciones y ensortijados cabellos se transmuta, de súbito, en soldado


aventurero, y abandonando los muelles halagos de la Corte, se viene a Chile donde la vida es
áspera, azarosa… Tenía veinticuatro años.

El breve tránsito del muchacho madrileño por nuestra tierra –en Chile permaneció
únicamente diecisiete meses- estaba llamando, por otra parte, a dejar en ella indeleble rostro. Si
Chile tuvo la virtud de hacer poeta a don Alonso, don Alonso tuvo el poder de convertir a Chile
en una creación ercillesca.

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El poema vio la luz en Madrid, en tres secciones que se publicaron con intervalos de diez
años, poco más o menos (1569-1578-1589). Pero, en parte, había sido compuesto en Chile.

Cada una de las tres partes o libros tiene sus caracteres distintivos, el primero es el ms
extenso y, en general, puede equipararse a una mera crónica. A pesar de que el autor narra
hechos acaecidos antes de su arribo a Chile, esta parte en la que posee, probablemente, mayor
rigor histórico. Los otros dos libros son, en cierto modo, una especie de diario poético de
campaña. Ercilla, si hemos de dar crédito a sus palabras, ocupa la noche en referir lo ocurrido
durante el día, pero cansado de materia tan áspera y de poca variedad, introduce algunos
episodios ajenos a la guerra de Arauco, inspirados en la historia europea contemporánea, o bien,
dejándose llevar de la fantasía, inventada sucesos de índole sentimental en que actúan como
personajes de los propios indígenas. El poeta parece haber olvidado los propósitos con que dio
comienzo al libro.

La ultima parte, que es la más breve, se distingue además por cierto marcado carácter
autobiográfico. Habla ahí el autor de la prisión que, de orden de don García, sufre en Chile, y
luego de la postergación y olvido de que se cree víctima, después de su regreso a España.

5. ANÁLISIS CRÍTICO

5.1. PEDRO DE VALDIVIA

NOMBRE Y ATRIBUTO

La denominación de los personajes cubre un aspecto amplio, ya que integra aspectos


referenciales hasta el papel temático que cumplen. En el caso de Pedro de Valdivia, su nombre
se refleja en la obra como el personaje que debe ser recordado, ya por sus glorias en el campo de
batalla, ya por ser el hombre que llego a Chile con “una espada y capa solamente”.

“A solo el de Valdivia esta victoria


con justa y gran razón le fue otorgada,
y es bien que se celebre su memoria,
pues pudo adelantar tanto su espada;
éste alcanzó a Arauco aquella gloria

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que nadie hasta allí fuera alcanzada” (…) (14).

Con respecto a la clasificación tripartita del signo lingüístico, planteado por Hamon (1977),
lo que respecta a los personajes referenciales, el nombre de Pedro de Valdivia, forma parte de la
tradición histórica, ya que es la imagen viva que representa al conquistador y fundador de Chile.
Ercilla nombra a Valdivia, presentándolo como parte importante de la historia que está pronto a
narrar, por lo tanto expresa un grado de estabilidad y recurrencia a la hora de nombrarlo y
describir sus peripecias.

EL “RETRATO”. LA IDENTIDAD FÍSICA Y MORAL DEL PERSONAJE

En relación a la identidad física y moral de Valdivia, Ercilla lo cita en primer lugar como el
hombre que vino a Chile (como se menciono anteriormente) con “una capa y espada solamente”,
quien tras participar de un largo y crudo camino, en donde sufrió hambre, sed, y frio “puso al
trabajo el animoso pecho”, es decir, muestra primeramente a un hombre aventurero, derecho
hacia sus objetivos, quien fuertemente enfrenta los peligros y desventuras que acontecieron en
los diversos enfrentamientos con los Araucanos:

“Después entro Valdivia conquistando


con esfuerzo y espada rigurosa,
los promaucaes, gente belicosa;
y el Maule y raudo Itata atravesando,
llego al Andalïén, do la famosa
cuidad fundó de muros levantada,
felice en poco tiempo desdichada”.

“(…) la ley, derecho, el fuero y la justicia


era lo que Valdivia había por bueno,
remiso en graves culpas y piadoso,
y en los casos livianos riguroso”. (16)

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Como señala Pimentel, por medio de la descripción del retrato moral y del físico, el
narrador introduce formas de articulación ideológicas las cuales se manifiestan mediante
adjetivos que enfocan juicios y/o prejuicios.

En cierta estrofa, el narrador dibuja la poderosa y valiente figura de Valdivia en un ser


despreciable, perezoso y negligente, que solo iba en busca de riquezas sin importar más nada:

Valdivia, perezoso y negligente,


incrédulo, remiso y descuidado,
hizo en la Concepción copia de gente,
más que en ella, en su dicha confiado;
el cual, si fuera un poco diligente,
hallaba en pie el castillo arrüinado. (…) (37).

Se debe destacar sin embargo, que esta estrofa pertenece a cierto acontecimiento en
particular: la pérdida de una batalla en donde Valdivia fue parte importante de la derrota. Por
tanto, la manera de referirse al militar, responde a un enojo, por tanto no se contradice con las
características planteadas en las estrofas anteriores.

EL ENTORNO, IMPLICACIÓN Y EXPLICACIÓN DEL PERSONAJE

El espacio físico y social influye directamente a la hora de desenvolverse las diversas


características de los personajes.

En el caso particular de Valdivia, el espacio físico forma parte primordial al instante de


narrar sus hazañas, enalteciendo su figura hasta adjetivarlo como el héroe que gracias a su valor,
pero también a su codicia, obtiene desarrollar con existo sus objetivos, a pesar de tener la certeza
de que esa lucha significaría un gran peligro:

“Una batalla tuvo aquí sangrienta,


donde a punto llegó de ser perdido;
pero Dios le acorrió en aquella afrenta,
que en todas las demás le había acorrido:
otros dello darán más larga cuenta,
que les está este cargo cometido (…)”. (15)
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Por otro lado, se destaca constantemente la grandeza de Valdivia, tras aventurarse a nuevas
tierras y conquistarlas, lo cual exalta la gallardía con que se desplegaba este personaje, resaltando
además la gran aptitud de conquistador y estratega en las nuevas tierras descubiertas:

“De allí llegó al famoso Biobío


el cual divide a Penco del Estado,
que del Nibiquetén, copioso río,
y de otros viene al mar acompañado;
de donde buena y escuadrón formado
pasó de Andalicán la áspera sierra,
pisando la araucana y fértil tierra. (15)

En definitiva, la descripción espacial, es primordial para Valdivia en su construcción


como personaje importante dentro de la obra puesto que refiere a su avance colonizador.

EL DISCURSO FIGURAL: FORMAS DE PRESENTACIÓN DEL SER Y DEL HACER DISCURSIVO DE LOS PERSONAJE

A lo largo de la obra, se puede observar que el narrador relata de forma directa e indirecta
los sucesos que dan vida a la narración, es decir, hay casos en que el propio personaje relata los
acontecimientos y acciones, por lo tanto el narrador da vida al personaje haciendo que este se
desarrolle individualmente dentro de la obra y pronuncie sus propias palabras:

Valdivia aquí paró y dijo: “¡Oh constante


española nación de confianza!
Por tierra está el castillo tan pujante,
que en él solo estribaba mi esperanza:
el pérfido enemigo veis delante,
ya os amenaza la contraria lanza;
en esto mas no tengo que avisaros,
pues sólo el pelear puede salvaros”. (43).

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Las palabras de Valdivia en este fragmento, se enmarcan en un discurso propio de hombre
de conquista, ya que se hace notoria la idea de no rendirse frente a las adversidades de la batalla
contra los araucanos, y así continuar con el propósito que es apoderarse de aquellas tierras y
hacerse dueño y señor de ellas. Así alienta a sus compatriotas a no bajar la escuadra y luchar
contra el araucano ejército.

Por otro lado, se observa que el propio narrador toma la voz de los personajes y relata las
acciones de estos, es decir se apropia del discurso del otro:

“¡Oh Valdivia, varón acreditado,


cuánto la verde plática sentiste!
No solías tú temer como soldado,
Mas de buen capitán ahora temiste:
vas a precisa muerte condenado,
que como diestro y sabio la entendiste;
peor quieres perder antes la vida
que sea en ti una flaqueza conocida”. (42)

El autor manifiesta en esta cita, el completo manejo de los rasgos característicos de


Valdivia, conoce de cerca aquellos sentimientos y emociones que surgen del personaje, sus
fortalezas y debilidades, las cuales las relata como narrador omnisciente, quien además compara
las fortalezas demostradas al inicio de la empresa en contraste con la bajeza de temer como un
soldado común y corriente la muerte que se hacía latente.

El narrador, propone mediante estas palabras, la importancia ideológica que posee la


imagen del conquistador, aquella imagen que debe estar siempre sobre el más alto pedestal, sin
nunca decaer.

CARACTERÍSTICAS DEL HÉROE

La concepción del héroe ha estado presente dentro en la literatura a lo largo del tiempo,
desde diversas perspectivas y contextos.

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La épica, es el género literario que ha desarrollado esta invención, la cual se destacó en
profundidad en España, ciudad natal del autor de La Araucana, en el renombrado y famoso Siglo
de Oro. Estas obras se dedicaban a relatar distintos acontecimientos dentro de un mundo en el
cual se desenvolvían innumerables sucesos relacionados a un personaje en particular, que daba
vida a toda la obra: el héroe.

La literatura épica “debía dar cuenta al mundo entero del esfuerzo de los navegantes y de
los soldados. Tenía una función que iba mas allá de la estética: en sus manos la poesía es
comunicación de actos ejemplares cuyo olvido habría sido imperdonable injusticia” (Montes, H.
1966: 66).

La característica principal que posee el héroe, es aquella idealización que enaltece cada una
de sus acciones, conmemorándolo como un ser especial que merece toda atención y admiración.
Para este propósito, dentro de la narración se debe jugar un papel primordial, que busque llegar
al lector desde la perspectiva de desarrollar una historia que se acerque dentro de lo posible a lo
verosímil. En este caso, Ercilla juega con los elementos adquiridos mediante lo visto y lo vivido,
siendo este su máximo respaldo para aseverar que sus personajes tenían un peso histórico, que
fueron parte de una realidad verdadera:

“ (…) queda con darse a vos favorecida:


es relación sin corromper, sacada
de la verdad, cortada a su medida (…)”.

El autor destaca firmemente al inicio de la obra, que lo que contará proviene de una
historia verdadera. Montes, H. (1966), señala que Ercilla “justifica todo el poema diciendo que
sin la Araucana se agravaría a algunos españoles suyas hazañas quedarían en perpetuo silencio”
(p. 66). Por lo tanto, teniendo en cuenta lo expresado anteriormente, en La Araucana, se
observan elementos propios de una herencia e influencia cultural adquirida por Ercilla, es decir,
en la obra se hace notoria la integración de elementos idealizantes para los personajes que se
desarrollan dentro de un mundo real.

Si nos enfocamos en Pedro de Valdivia, podemos sin esfuerzo asimilar su figura al famoso
juglar español, como lo es Mío Cid, pero en este caso, reflejado en la figura del conquistador, quien
es presentado primeramente como el hombre valeroso, fiel súbdito de la corona española, hombre
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de agallas que no teme ni a la guerra ni a la muerte, aquel que constantemente arriesga su vida por
“el engrandecimiento de su respectiva patria, un servicio a la humanidad y a la iglesia” (Montes, H.
1966,p. 65). Bompiani (1988), por su parte, señala que en la literatura clásica el héroe afianza el
apego a su nación, en el sentido que las hazañas cometidas en su viaje y que responde a los intereses
de su pueblo, de su rey o de un dios en particular (p. 552), por lo tanto, da cuenta que dicho héroe es
capaz de dar hasta la vida por el servicio:

(…) que como diestro y sabio la entendiste;


peor quieres perder antes la vida
que sea en ti una flaqueza conocida”. (42)

Estas frases, dan cuenta que el retrato que se dibuja del personaje, se relaciona con lo
`planteado por Pimentel (1998) sobre lo que respecta a la identidad física y moral del personaje,
ya que siguiendo a la autora, Pedro de Valdivia, fue capaz de verse incluido en diversos
acontecimientos tanto positivos como negativos para alcanzar su cometido que era la conquista y
gloria, demostrando ser aquel héroe que sufre desventuras, aquel que pasa hambre, frio y sed,
pero que aun así, es capaz de olvidar tales desdichas y luchar y hasta dar la vida por su
obligación de conquistar nuevas tierras para su rey.

Sin embargo, ya más adentrado en los sucesos narrados, esta figura heroica va perdiendo
poco a poco su peso y valor; el narrador se apropia del discurso del personaje (discurso figural),
con el propósito de deteriorar aquella idealización propuesta desde los inicios de la obra,
guiándose hacia el camino de la decadencia del personaje, lo cual es representado como el
hombre codicioso, que persigue mezquinamente sólo su propia grandeza, mediante la
adquisición de riquezas y meritos del rey, convirtiéndose finalmente en el antihéroe, despreciado
como un ser que sólo se preocupa por sus intereses propios:

“A Valdivia mirad, de pobre infante


si era poco el estado que tenía,
cincuenta mil vasallos que delante

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le ofrecen doce marcos de oro al día:
esto y aún mucho más no era bastante,
y así el hambre allí lo detenía:
codicia fue la ocasión de tanta guerra
y perdición total de aquesta tierra”. (39)

Debilita la fuerza con que emprendió inicialmente su empresa:

“Valdivia iba siguiendo su jornada


y el duro disponer del hado duro,
no con la furia y prisa acostumbrada,
presago y con temor del mal futuro:
sospechoso de bárbara emboscada,
por hacer el camino más seguro,
echo algunos delante para prueba (…)”.

Este cambio rotundo se debe al reemplazo del foco heroico de la obra, ya que al momento
en que Lautaro, servidor de Valdivia traiciona a su amo pasándose al bando araucano, lo cual
acrecienta la valentía del adversario indígena consiguiendo como resultado la derrota de los
españoles. Esto quiere decir que Ercilla comienza a enfocarse más bien hacia el héroe colectivo
representado por araucanos, para así terminar con la vida de el gran conquistador, fundador de
numerosas ciudades, vencedor de inagotables enfrentamientos bélicos, situándolo bajo una
descripción negativa reafirmada de fuertes adjetivos calificativos:

Valdivia, perezoso y negligente,


incrédulo, remiso y descuidado (…)

Sin embargo la bajada heroica que el narrador establece en Valdivia, se relaciona a lo que
plantea Aristóteles en su Poética, que el héroe de desarrolla bajo “una serie de probables o
necesarias etapas de la desdicha a la felicidad, o de la felicidad a la desdicha”. Por lo tanto y

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siguiendo a Pimentel, el nombre de Valdivia, a pesar de que el narrador lo sitúa bajo
características contradictorias: el pasar de aquella figura, noble y súbdita, a aquel despreciable
hombre que sólo se encamina hacia sus propios intereses, da cuenta que fuera lo uno o lo otro, el
nombre Pedro de Valdivia, se guía hacia una concepción de un personaje que por sobre todas sus
deficiencias, es el gran conquistador y vencedor de muchos conflictos bélicos y fundador de
innumerables ciudades, dejando inevitablemente su legado en la historia colonial de Chile. Por
ello es importante el entorno físico y social que rodea al personaje en cuestión, ya que tanto el
paisaje chileno y sus nativos araucanos, dan vida al legado de Valdivia; sin estas intervenciones,
no se concebiría la imagen del héroe en él, pues no se habrían narrado los diversos
acontecimientos referidos en el primer apartado de la obra, son estos elemento hubiese sido un
personaje más de la obra.

Por otra parte, si nos referimos a la última aventura realizada por Valdivia, la cual lo lleva a
la muerte, observaremos que manifiesta explícitamente la concepción del héroe que entrega su
vida a lo que él considera correcto defender. En las estrofas siguientes, se manifiesta que
sabiendo que estaba en peligro, sigualmente va a luchar:

Viendo los nuestros ya que al plazo puesto


los tardos corredores no volvían,
unos juzgan el daño manifiesto,
otros mpedimentos les ponían:
hubo consejo y parecer sobre esto,
al cabo en caminar se resolvían,
ofreciéndose todo a una suerte,
a un mismo caso y a una misma muerte
A esta estrofa, se agrega la siguiente que relata emotivamente la visión del narrador sobre
la dicisión que tomó Valdivia:

¡Oh Valdivia, varón acreditado,


cuánto la verde placa sentiste!
No solías tú temer como soldado,
más de buen capit án ahora temiste:
vas a precisa muerte condenado,
que como diestro y sabio la entendiste;
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peor quieres perder antes la vida
que sea en ti una flaqueza conocida
En definitiva, la visión heroica de Valdivia se manifiesta desde la estructura del monomito:
hay una separación o partida de su madre patria en busca de fama y riquezas. En América se ve
enfrentado a la segunda etapa de iniciación, en donde se ve enfrentado primero a los problemas
de intereses de poder en Perú, y luego en Chile, a los enfrentamientos con el pueblo mapuche. En
su aventura también se encuentra la presencia de una mujer que puddiese simbolizar la lujuria,
Ines de Suarez (pero sobre este tema no entraremos a abordarlo), el regreso de Valdivia, como
eapa final, no se lleva a cabo, pues como se manifestó anteriormente, muere a mano de los
indígenas.

5.2. LAUTARO

5.2.1. INDIVIDUALIDAD E IDENTIDAD DE UN PERSONAJE

NOMBRE Y ATRIBUTO

El nombre del indígena Lautaro o Leftraru, proviene de la lengua mapudungun, que


significa en castellano aguilucho veloz. Su nombre, de acuerdo a la tradición de su pueblo,
responde a la relación que tiene con la naturaleza y sus fenómenos, además de ser un vínculo
entre el origen del nombre y sus ancestros. Por tanto, se puede considerar el nombre de Lautaro,
como un calificativo con una cierta motivación entre significado y significante.

Pr otro lado, Lautaro Es un nombre con plenitud referencial, debido a que es éste, un sujeto
humano, un personaje histórico para la historia de Chile. Consecuentemente, adquiere un valor
de signo referencial (siguiendo a Pimentel, 1998), pues su descripción se resignifica según los
contenidos de nuestra cultura. El nombre Lautaro, pertenece a la tradición histórica, de acuerdo a
su actuar en el proceso de conquista que vivió Chile y a la tradición literaria, porque se reconoce
la existencia de éste en la obra de Ercilla como un actante importante para el conflicto de la obra.

En definitiva, Lautaro es un nombre que aparece de forma reiterativa (es el segundo


indígena que en más ocasiones aparece. El primero es Caupolicán), tiene implicancia en la obra a
través del desarrollo de los argumentos y por sobre todo tiene rasgos propios que lo
individualizan, los cuales estamos pronto a referir.

5.2.2. EL SER Y EL HACER DEL PERSONAJE

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EL “RETRATO”. LA IDENTIDAD FÍSICA Y MORAL DEL PERSONAJE

“Fue Lautaro industrioso, sabio presto,


de gran consejo, término y cordura,
manso de condición y hermoso gesto,
ni grande ni pequeño de estatura;
el ánimo en las cosas grandes puesto,
de fuerte trabazón y compostura,
duros los miembros, recios y nervosos,
anchas espaldas, pechos espaciosos. (…) (p.118)

A través de esta estrofa, se puede rescatar elementos del carácter físico y moral de Lautaro:
Presenta una imagen corporal de hombre fuerte, con un entrenamiento físico que se reconoce
principalmente en los versos séptimo y octavo. Si se realiza una lectura intertextual, las
características físicas son similares a las de un atleta o un titán griego. Con respecto al aspecto
moral, se manifiesta una elevación de los aspectos cognitivos de Lautaro al retratarlo como un
sujeto sabio, ingenioso, cuerdo, etc.

En esta estrofa, se manifiesta la intención del narrador de enaltecer al personaje para


manifestar su importancia en el relato, como también en la realidad histórica de Chile.
Obviamente, el adjetivar de esta manera a Lautaro, tiene un propósito enunciativo que como ya
se ha estudiado antes, pretende alzar al indígena, para rescatar aún más la gran empresa lograda
por el español al haber conquistado esta tierra de tan bravos indios. A pesar de esto, causa
curiosidad la manera que enaltece los aspectos morales antes señalados, pues como dijimos, las
características se refieren principalmente a aspectos cognitivos intelectuales, manifestando una
contradicción con respecto al imaginario del bárbaro que de los indígenas se tenía y que el
mismo Ercilla manifiesta en cada uno de sus cantos.

Otra característica de Lautaro refiere a sus proezas bélicas. En los siguientes versos, se
desprenden juicios valóricos ligados a la valentía, al coraje frente a una batalla próxima, como
también las ansias de Lautaro por adquirir reconocimiento de los demás por sus acciones:

“Lautaro, en lo acetar no perezoso,

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Escogiendo una escuadra suficiente,
Marcha con toda priesa,
Codicioso de ganar opinión entre la gente. (…) (p. 119)

EL ENTORNO, IMPLICACIÓN Y EXPLICACIÓN DEL PERSONAJE

Chile, fértil provincia y señalada


en la región antártica famosa,
de remotas naciones respetada
por fuerte, principal y poderosa:
la gente que produce es tan granada
tan soberbia, gallarda y belicosa
que no ha sido por rey jamás regida
ni a extranjero dominio sometida. (…) (p.61)

Esta estrofa, expresada en el canto primero, alude a la caracterización del territorio chileno.
En ella se muestra al país como una tierra inhóspita, fértil y poderosa. De acuerdo a esto, se
puede desprender que el carácter de las personas está ligado al contexto en el que viven; por
ejemplo, si el lugar es remoto, entendido como de difícil acceso y de condiciones geográficas
adversas, tiene como consecuencia que las personas que deben adaptarse a este territorio deben
manifestar características físicas que permitan su subsistencia; de ahí, que se infiere las
características físicas de los individuos como seres gallardos y belicoso. Por lo demás, que en
esta estrofa manifieste la libertad de los individuos al no estar regidos por una monarquía que los
someta, afianza aún más el argumento de autonomía de la raza indígena.

De acuerdo a lo anterior entonces, observaremos que el personaje de Lautaro está inmerso


de estas características (referido en mayor profundidad en el apartado anterior), posibilitando la
coherencia entre contexto histórico y características del personaje.

5.2.3. EL DISCURSO FIGURAL: FORMAS DE PRESENTACIÓN DEL SER Y DEL HACER DISCURSIVO DE LOS

PERSONAJE

El discurso planteado por Lautaro, tiene como argumento principal el defender a su pueblo
del avance español en su empresa de conquista. Será este argumento el que se manifieste e el

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discurso figural directo como en el indirecto, aunque en este último, al ser emitido por el
narrador o por personajes, puede contradecir la intención de Lautaro.

DISCURSO FIGURAL DIRECTO: MODO DRAMÁTICO DE PRESENTACIÓN

Como enunciado propio de Lautaro, con el fin de relatar su accionar dentro del poema épico, se
puede observar la siguiente estrofa, e una interacción con Marcos Veas:

“marcos, de ti me espanto extrañamente,


y de esa tu inorante compañía,
que sin razón y seso, ciegamente
penséis así de mi opinión mudarme,
y ser bastantes todos a enojarme

¿Qué intento os mueve o qué furor insano


que así queréis tiranizar la tierra?
¿no veis que todo agora está en mi mano:
el bien vuestro y el mal, la paz, la guerra?” (…) (pp. 192 y 193)

A través de este discurso, se puede manifestar que Lautaro posee la entereza y os


argumentos suficientes para debatir a su interlocutor; además de confrontarlo y amenazarlo
porque es él quien posee el poder en ese entonces.

Este discurso es en su mayoría de carácter emocional puesto que manifiesta principalmente


el enojo y la altivez de Lautaro.

DISCURSO FIGURAL TRANSPUESTO Y NARRATIVIZADO: MODO NARRATIVO DE PRESENTACIÓN

En este modo discursivo, las ideas de Lautaro se traducen principalmente en los


enunciados que el narrador realiza. Así, desde la presentación del personaje, cuando se enfrenta a
su primera batalla, hasta el momento de su muerte.

En la apropiación del discurso por parte del narrador es de suma importancia que la
creación discursiva de Lautaro se enmarca desde una perspectiva occidental: en su estilo directo,
es capaza de utilizar un acervo lingüístico propio de un europeo culto, no se manifiesta un léxico

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mapudungun. Es decir, plantea en el personaje un modo de pensar y expresarse a manera de un
español.

CARACTERÍSTICAS DEL HÉROE

Como se observó en la descripción física y moral de los personajes, las características de


Lautaro referían a un personaje con características físicas y en especial morales que se
encausabla en ideales aceptados por la sociedad de su época, los cuales el narrador estaba pronto
a reafirmar. Por lo tanto, como plantea Aguirre (2009) el personaje se corresponden con los
valores sociales. El héroe es la encarnación de ideales según la forma de entender el mundo de su
época, y en particular de acuerdo a la visión de mundo que manifiesta el autor de la obra.

Uno de los propósitos que incitan al héroe a embancarse en una aventura épica, es hacerlo
por beneficiar a un sujeto superior, en el caso de Lautaro, se sabe que el pueblo araucano no
poseía rey; sin embargo, estaba Caupolicán, el capitán electo en el concejo de caciques, a quien
en la siguiente estrofa, el indígena le dirige unas palabras:

“Invicto capitán, yo he estado atento


a lo que estos varones han propuesto,
y no sé figurarte el gran contento
que me da ver su esfuerzo manifiesto;
si de servirte tengo sano intento,
mis obras por las tuyas dirán esto;
pues para ser del todo agradecidas,
será poco perder por ti mil vidas.”

Por medio de esta estrofa podemos señalar desde el modelo discursivo dramático del
personaje, su manera de entender los acuerdos propuestos para la guerra por el concejo de
caciques, además de extraer la idea del héroe que lucha por defender las ideas de alguien. Este
aspectos, como se señaló en el análisis de Valdivia, responde por ejemplo a un modelo similar al
Cid que lucha por su Rey y por su nación.

Otro elemento importante que caracteriza a Lautaro como héroe, es lo relacionado con la
idea de Campbell cuando nos dice que “el héroe, es el hombre o mujer que ha sido capaz de
combatir y triunfar sobre sus limitaciones históricas personales y locales y ha alcanzado las

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formas humanas generales, validas y normales” (p. 26). En el caso del personaje en cuestión al
momento de abandonar a Valdivia, lo importante de esto es que el abandono responde no sólo a
un cambio espacial y temporal, sino que es un abandono de una dependencia mental hacia un
poder hegemónico, en este caso Valdivia, para reivindicarse con su pueblo, luchar por él y lograr
así una forma de ser humano con ideales claros para su futuro. Será este abandono, el que de
inicio a la aventura del mapuche hacia la lucha contra los conquistadores.

Al igual que Valdivia los acontecimientos que vive Lautaro como un personaje heroico,
también se adhieren a la estructura del monomito: como se dijo anteriormente, la aventura parte
con el abandono de Valdivia, y el asesinato de este como la primera prueba que sortea el
indígena, luego, logra vivir la aceptación de sus pares y se le otorga la confianza de ser quien
lidere una batalla, la aparición de Guacolda en el poema, manifiesta también un elemento
importante dentro de la segunda etapa del monomito: representa la idea del amor que logra
experimentar el personaje y por el cual lucha por perpetuar. Con su muerte, también se
manifiesta la última etapa de terminar su aventura, en la cual se presenta el sentido a la manera
de morir que manifiesta todo héroe en su actuar.

6. CONCLUSIONES

Lautaro y Valdivia, ambos personajes de la historia de Chile, son presentados en la obra de


Ercilla, como personajes heroicos, cada uno con sus proyectos partiulares. Como pudimos darnos
cuenta, el primero de estos, tenía como fianlidad principal defender su tierra del español
colonizador; Valdivia por su parte, se manifiesta como el antagonista a Lautaro, es el símbolo del
español colonizador en Chile, con características particulares que también pueden ser
consideradas para valorarlo como un héroe dentro de la obra.

Desde la descripción actancial de ambos personajes, se puede rescatar como similitudes la


manera en que son presentados los personajes: ambos son idealizados en su aspecto físico y
moral, a través de sus habilidades bélicas, el valor para luchar aún en desventaja, el tener un
propósito digno (según su manera de entender la realidad) por el cual pelear. El contexto físico
en el cual están inmersos ambos personajes ayudó también en la construcción del héroe en el
sentido de que ambos tomaron partido del espacio para emprender el viaje, valerse del contexto
para realizar sus estrategias de guerra y atacar. En el caso de Lautaro es muy interesante que el
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contexto físico, puesto que permitió darle fortalezas por su adecuación a estas tierras tan
inhóspitas.

Con respecto a las preguntas realizadas en un principio, como a la respuesta tentativa, se


concluye finalmente que la concepción heroica está vista desde una concepción occidental, a
partir de la construcción de los personajes con un pensamiento europeizante. En el caso de los
mapuches, un pensamiento europeizado que busca defender al araucano. Ercilla, se apoya en la
tradición greco latina para referirse al héroe, al caracterizar a Lautaro como un sujeto semejante
físicamente a un titán o a un héroe de un poema épico de Homero. En el primer canto hace
alusión a la manera en que los niños (mapuches) son entrenados para la guerra, logrando
similitud, en la forma de entrenamiento que los antiguos griegos entrenaban a los infantes.

Por otra parte, se debe destacar que ambos personajes manifiestan en el desarrollo de los
argumentos la estructura prototípica del monomito como manera de identificar las proezas del
héroe. Dentro de este viaje que ambos realizan tienen momentos de encuentro que son claves
para desatar los conflictos.

Alonso de Ercilla, inicia su proyecto literario con el propósito de enaltecer las cualidades
indígenas araucanas para demostrar que el español, conquistador y colonizador de América, era
capaza de someter a este pueblo guerrero y poderoso. Si bien logra su propósito, de elevar al
español, el proceso de ficcionalización que logra relatar del pueblo mapuche es de tan
envergadura que logra crear un imaginario del araucano que se sostiene aun en nuestros días.

BIBLIOGRAFÍA
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CORPUS

- Ercilla, A. (1977). La Araucana. Buenos Aires: Editorial Francisco de Aguirre. S.A.

ESTUDIOS CRÍTICOS

Montes, H. (1966). Estudios sobre la araucana. Chile. Universidad Católica de Valparaíso.

Vega, M. (1970). La araucana de Ercilla. Chile: Editorial Orbe.

ESTUDIOS TEÓRICOS

- Bompiani, (1988): Diccionario Literario. España: Editorial Hora S.A.

- Campbell, J. (1959). El héroe de las mil caras: psicoanálisis del mito. México: Fondo de
cultura económica.

- Pimentel, L. (1998). El relato en perspectiva. Estudio de la teoría narrativa.


México: Siglo Veintiuno Editores.

- Rank, O. (1989). El mito del nacimiento del héroe. México: Paidós

PÁGINAS WEB

- Aguirre, J. (2009): Héroe y sociedad: el tema del individuo en la literatura decimonónica.


Extraido el 01 de noviembre de 2009 en
http://www.ucm.es/info/especulo/numero3/heroe.htm

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