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¿Por qué los humanos no podemos ser veganos?

Por Abelardo Martínez, D.V.M., Ph.D.

La próxima vez que esté en el baño, parado junto al espejo, abra la boca y examine
sus dientes. ¿Se ven lisos? ¿La superficie es plana y hay un espacio entre los dientes
de adelante y las muelas? ¿O tal vez se ven filosos y con colmillos grandes y
puntiagudos?
Si no ve ni una ni otra cosa, sino sólo ve unas muelas con superficie ligeramente
irregular, con unos colmillos de tamaño moderado y unos dientes delanteros (incisivos)
ligeramente delgados, usted no es ni un herbívoro ni un carnívoro. Usted es un
omnívoro.
Todos los humanos somos omnívoros. Es decir, tenemos que ingerir una dieta
balanceada que incluya alimentos de origen animal y alimentos de origen vegetal. Eso
es precisamente lo que nos ha permitido evolucionar intelectualmente y desarrollar una
capacidad mental superior a la de todos los demás seres vivientes de la tierra.
Esa es la razón por la que los humanos no podemos ser veganos. Nuestro
organismo no es capaz de sintetizar todos los nutrientes necesarios para las grandes
demandas metabólicas que nos impone nuestro cuerpo, en especial nuestro cerebro.
Esos nutrientes tampoco los podemos obtener de los alimentos de origen vegetal. En
otras palabras, si no comemos alimentos de origen animal nuestra capacidad mental,
entre otras funciones, se verá gravemente mermada.
Tomemos como ejemplo de esto simplemente a la vitamina B12. Ningún alimento
de origen vegetal contiene esta vitamina del complejo B, también conocida como
cianocobalamina. En numerosos estudios científicos, realizados en los últimos 75 años,
se ha comprobado que la vitamina B12 permite el desarrollo intelectual y la capacidad
cognoscitiva de los niños. La falta de ingestión de vitamina B12 produce idiotismo y
retraso en el crecimiento. Asimismo, esta carencia provoca deterioro mental en los
adultos y acelera el envejecimiento en los ancianos.
El hombre primitivo se procuraba una dieta balanceada en sus actividades de caza
y recolección de bulbos, tubérculos y frutos. Pero con una población actual de 7,500
millones de habitantes en el mundo, si todos nos volviéramos cazadores y recolectores
nos acabaríamos todas las fuentes de alimento en menos de una semana.
Es por eso que, para procurarse una dieta balanceada, el hombre civilizado
desarrolló la agricultura y la ganadería, destacando, entre estas actividades, la
producción de leche, que es la forma más fácil de obtener un alimento rico en proteína
y vitaminas sin importar la edad de las personas. Una persona adulta requiere
diariamente 56 gramos de proteína para cubrir sus requerimientos de nutrientes. Pero
esta proteína no puede ser cualquier clase de proteína, sino que tiene que contener las
cantidades y proporciones correctas de los aminoácidos esenciales que su organismo
no puede sintetizar.
Una de estas proporciones, que es crítica para los humanos, es la proporción entre
dos de estos aminoácidos, la lisina y la metionina. La proporción de lisina a metionina
en la dieta debe ser de 3:1. Si no se cumple con este requisito en las cantidades
necesarias, el organismo no podrá sintetizar las proteínas, hormonas, enzimas y
muchas otras substancias necesarias para mantenerse sano.
No se deje engañar, los veganos tienen que tomar numerosos suplementos para
mantenerse más o menos sanos (toman o se inyectan grandes cantidades de vitamina
B12) y su esperanza y calidad de vida son inferiores a las de una persona que ingiere
una dieta balanceada todos los días.

El autor es fundador de Hoard’s Dairyman en español.

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