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Capítulos 1-11
INTRODUCCIÓN
Los relatos bíblicos no nacieron en Israel como una revelación llovida del cielo, por
casualidad. Fue, más bien, fruto de una reflexión iluminada por el Espíritu Santo, sobre la
existencia y las experiencias de la humanidad. Estos relatos bíblicos no tratan de dar una
respuesta científica sobre cómo ocurrió la creación. No es la finalidad de la Biblia. Mientras
la ciencia responde a la pregunta cómo suceden las cosas, la Biblia, por el contrario, da
respuestas al porqué y para qué de las cosas, en vistas a la amistad con Dios aquí en la tierra
y la salvación en la eternidad.
OBJETIVO VIVENCIAL: Tomar conciencia de mis orígenes como creatura de Dios y del
plan de Dios para mí.
TESIS: El libro del Génesis no es un libro de historia, sino un libro de fe. Trata de los
orígenes del mundo, del hombre y del pueblo de Israel. Al autor del libro no le interesan los
hechos en sí mismos, sino que usa de los acontecimientos en la medida en que sirven para
enseñar y explicar el Plan divino. Por eso los nombres de los personajes, su edad, sus fechas,
los números...son simbólicos y esconden una verdad revelada por Dios, que sólo
descubriremos desde la fe, ese regalo dado por Dios el día del bautismo.
EXPLICACIÓN DE LA TESIS:
1. La Biblia y la ciencia
La Biblia nos dice que el mundo fue creado en siete días; la ciencia nos dice que se
necesitaron millones de años para el desarrollo del universo. La Biblia nos dice que Dios creó
al hombre del barro, la ciencia afirma que procede por evolución. ¿Hay contradicción?
No. Las dos, la ciencia y la Biblia, miran al mismo problema de los orígenes, pero
desde dos puntos de vista totalmente diversos. La ciencia busca investigar y explicar lo que
realmente pasó al principio. La Biblia, por el contrario, hace una reflexión religiosa sobre la
vida y el hombre frente a Dios.
Así pasó con el problema de los orígenes: el autor del Génesis quiere darnos una
respuesta profunda, inspirada por Dios, a los problemas fundamentales del hombre y
transmite sus respuestas a través de un género literario “sapiencial” o “poético”. Así que la
verdad del Génesis no está en Adán y Eva, como personas reales; en el Edén, como un lugar
preciso; en la serpiente, la manzana, el barro, etc., sino en el mensaje religioso que estas
historias encierran.
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Mito no significa mentira o invención. Mito es una forma de conocer que está siempre en los orígenes
de las culturas y encierra un problema profundamente humano y religioso. El mito es una prefilosofía; por eso,
no busquemos en los mitos la razón, sino el sentido profundo que se esconde detrás de ese mito. El mito es una
forma literaria compleja: es a la vez inteligible e imaginativo, lógico e irracional; no es historia ni fábula ni
novela, aunque participa de elementos de cada uno. ¿Cuál es el origen del mito? En el origen del mito está esa
capacidad de “admirarse” ante las grandes cosas del mundo y ante los grandes problemas de la existencia
humana. Los pensadores de la antigüedad echaron mano del mito cuando la palabra normal era impotente:
realidades sublimes y religiosas, explicación cosmológica de los orígenes del mundo. Por tanto, el mito es ya
una expresión y defensa del misterio y no una falsedad; nos descubre el desequilibrio existente entre el lenguaje
humano y las realidades superiores que sobrepasan nuestro conocimiento natural. Pero, ¿es verdad o no es
verdad el mito? No es la verdad, sino aproximación a la verdad; no es verdad plena, porque el mito es a la vez
sueño y creencia que buscan realidades profundas sin preocuparse de la evidencia racional. Para el filósofo
Jaspers el mito es el lenguaje de la trascendencia que está inmanente en cada corazón humano; el mito viene a
expresar lo divino en nosotros.
que los mitos de Mesopotamia dan una visión de dioses fracasados, egoístas,
opresores del hombre, quien es el juguete de los vicios de los mismos dioses.
Finalmente, el relato bíblico está purificado de toda tentación fantástica y
mitológica: se presenta sobrio y concentrado en la reflexión teológica, en
contraste con las fantasías de los relatos extrabíblicos.
1) Sobre Dios:
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¿Es histórico el diluvio? No cabe duda de que el autor habla de un hecho que él considera realmente
acaecido. Es posible que haya pasado algo extraordinario en tiempos antiguos, que luego las tradiciones
populares hayan engrandecido. ¿Universal? Universal debe entenderse no de toda la tierra, sino de una vasta
zona de la región de Mesopotamia. ¿Cuál es el sentido? Lo importante del diluvio es el sentido espiritual que
hay detrás. El diluvio es ante todo un drama humano: rompemos las compuertas de la propia vida y de los
propios límites y saltan las aguas y las cataratas interiores, destruimos la paz de Dios y nos inundan las olas de
la muerte, en un proceso angustioso de autodestrucción.
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La Torre de Babel no es solamente una creación imaginaria. Corresponde al “Ziggurat”, o torre de
varios pisos, sobre la cual lo habitantes de Mesopotamia colocaban sus templos idolátricos. Babel es con
probabilidad la misma Babilonia. Parece que la intención bíblica sea de condenar el culto idolátrico de
Babilonia, fuente de ambición y división.
que no puede confundirse ni mezclarse con las creencias politeístas y
panteístas entonces existentes y a las que se sentían inclinados los mismos
israelitas. Se insiste mucho en el monoteísmo, es decir, un solo Dios. Las
demás cosas son creaturas y obras de Dios.
d) Dios, lleno de bondad: todo lo hizo bueno. Su bondad le hizo estar cercano al
hombre, dispuesto al perdón, a renovar la alianza. Por eso hizo la promesa de
redención (Gn 3, 15)4. Es lo que se llama el Protoevangelio (primera buena
noticia). Es un versículo esperanzador, en medio de los castigos del pecado
original. La victoria de esta lucha del demonio con el género humano le tocará
a la “Mujer” (es decir, a María), que vencerá el mal, aplastándole su centro
vital: la cabeza. En la palabra “Linaje” se vislumbra ya la figura del Salvador,
y en la mujer los cristianos siempre han visto una figura de María, la Virgen
Madre de Dios.
Esta bondad de Dios la demostró también con Noé, que alcanzó el favor de Dios, por
ser hombre religioso, justo y recto (cf. Gn 6, 8). Y Dios hizo una promesa de vida con la
humanidad: “Ya no volverá a existir diluvio que destruya la vida...” (Gn 9, 9-15).
2. Sobre el hombre:
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“Pongo enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo; éste te aplastará la cabeza y tú le
acecharás el talón”. Conforme a lo que vimos del sentido de la Biblia, diremos acerca de este texto:
a) El sentido literal: la mujer es Eva y el linaje es la descendencia de Eva.
b) El sentido pleno: la mujer es la humanidad y el linaje son los hombres en general.
c) El sentido típico: la mujer es María y el linaje es Cristo y los cristianos.
El sentido literal es conocido por el autor bíblico y sus lectores. Los otros dos sentidos, el pleno y el
típico están sólo en la mente de Dios, pues contienen un anuncio oculto. Ya cuando se realizó la profecía,
podemos descubrir estos dos últimos sentidos.
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Léase Levítico 19, 18; Jeremías 22, 15-16
b) El hombre es dueño del mundo: dueño, en cuanto Dios le ha dado el mundo
como “casa”, y él organiza y disfruta de las cosas. Dueño, en cuanto tiene que
custodiarlo y cultivarlo, como algo encomendado. El hombre es administrador
sabio que cumple y realiza la voluntad de su amo6. Para realizar esta misión,
Dios le concedió el don de la palabra para que pusiera nombre a todo (cf. Gn
2, 19-20). Poner nombre es levantar un acto de dominio. No domina por la
fuerza material, en virtud de una potencia irresponsable y ciega; sino en virtud
de la palabra o pensamiento. Gracias a la palabra y el pensamiento, el hombre
puede discernir, sopesar, encontrar la verdad de las cosas, y llevar adelante la
técnica y la ciencia. El hombre se dignifica en el trabajo y mediante el trabajo
continúa transformando el mundo y mejorándolo.
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Léase Génesis 2, 15-16
g) El hombre, instigado por Satanás, se deja llevar por la soberbia y
desobedece a Dios, pecando contra Él y contra el plan que Dios le había
marcado: quiere el hombre hacer su vida, al margen de Dios. El hombre no
acepta las limitaciones inherentes a su propia naturaleza. Y se rebela. Tal
rebeldía acarrea malas consecuencias al hombre y a su familia, sufrimientos,
peleas, diluvios, muerte. El hombre y la mujer, con el pecado, pierden los
privilegios de santidad y justicia originales, pierden la intimidad con Dios.
Pero el castigo no es definitivo, Dios es misericordioso y promete al hombre
un Redentor que triunfará sobre el pecado y el mal. De esta realidad del
pecado, destacamos unos rasgos:
Quedó rota la hermandad entre los hombres; así Caín mata a Abel (cf. Gn 4, 1-16) y
nace el reinado de la violencia y la ley del más fuerte, simbolizada en las amenazas de Lamec
(cf. Gn 4, 23). El hombre se encuentra dominado por el mal y la tierra está llena de violencia,
hasta el punto que Dios permitió el diluvio (cf. Gn 6-9)7. La torre de Babel (cf. Gn 11, 1-9)
es el último eslabón de esta cadena de pecado que se desparrama sobre la tierra.
Frente a esto, está la historia de Dios, que teje la primera alianza de salvación con
Noé, como primicia de las alianzas con los patriarcas. Hay almas buenas que fieles a Dios
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Si leemos el diluvio con los ojos de este siglo en que vivimos tenemos que constatar que también nos
hallamos amenazados por otros diluvios: el riesgo de la polución ambiental, la guerra atómica y nuclear... Dios
ha confiado en nuestras manos la existencia de los cielos y la tierra. ¿Qué haremos? Allí donde el pecado nos
derrumba, se derrumbarán también los principios de todo lo creado.
cumplen sus preceptos y Él tiene piedad y misericordia de ellas. La justicia de estas almas
buenas beneficia a toda la humanidad.
CONCLUSIÓN: A modo de resumen, las enseñanzas del Génesis son éstas: Dios es el
creador de todo cuanto existe; el hombre fue creado por Dios para vivir en amistad con Él y
fue colocado en un estado de felicidad; los creó hombre y mujer para que compartieran el
amor y continuaran el género humano; por instigación del demonio el hombre pecó por
soberbia, y por el pecado sobrevino el dolor, la muerte y todas las inclinaciones malas que
todo hombre lleva consigo en su corazón; a la primera falta o pecado siguieron otros pecados
de la humanidad; pero Dios no abandonó al hombre sino que le brindó su auxilio lleno de
misericordia, continuamente, y le prometió mandarle un Salvador, que sería su propio Hijo,
Jesucristo.
ORACIÓN: Señor, hoy como antes, los hombres nos olvidamos de ti. Permite que
recordemos que Tú solo eres el dueño de todo cuanto existe y nuestro verdadero Señor. Que
te obedezcamos y te amemos, como te mereces. Así sea.