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TEORÍA DE LA CULPABILIDAD.
Se critica, por un lado, que es imposible acreditar la libertad del ser humano, pues
siempre estaría conectado a las leyes causales. Además, no se puede probar si el sujeto en el
caso en concreto podía haber actuado de otro modo. Por otro lado se señala que es imposible
medir la libertad y, con ello, se cae la consideración de la culpabilidad como fundamento y
medida de la pena. Estas dificultades han hecho que alguna doctrina renuncie a la
culpabilidad como fundamento y límite de la pena y se recurra solo a exigencias de
prevención o necesidad, o se funde la culpabilidad en dichas exigencias. El merecimiento de
pena es distinto de su necesidad y culpabilidad apunta al merecimiento, en cuanto explica
que una persona sea digna de una sanción penal. Su conducta en si misma explica la
consecuencia, independientemente de que en forma adicional se busquen ciertos fines, como
prevenir la comisión de delitos o reformar el cumplimiento de las normas.
Elementos de la culpabilidad:
Por regla general esta capacidad o aptitud existe, todos son imputables, lo cual se
vincula con facultades para comprender lo injusto de la actuación y para determinarse
conforme a ello, las facultades intelectuales y volitivas. Supone un grado de desarrollo,
madurez y normalidad de tales facultades. Solo por excepción hay sujetos incapaces, a
quienes no puede imputarse el injusto y por eso se les llama “inimputables”. Esta
incapacidad o inimputabilidad se basa en la falta de madurez o de normalidad de las
mencionadas facultades. La regla general es que sean incapaces los locos o dementes y los
menores de 18 años.
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Locura o demencia: art. 10 numero 1 C.P. : La norma penal señala como exentos de
responsabilidad penal al loco o demente, a no ser que hubiere obrado en un intervalo lúcido.
También está exento quien por cualquier causa independiente de su voluntad, se halla
privado totalmente de razón.
Es importante señalar que las expresiones loco o demente no se emplean en el sentido
técnico preciso, por lo que no procedería el criterio de interpretación de quienes profesan esa
ciencia o arte (psiquiatría), sino mas bien se debe entender las palabras en su sentido
natural y obvio.
Se debe señalar también que la ciencia médica ha negado la posibilidad de actuar en
“intervalos lúcidos”, ya que siempre se está actuando en un estado perturbado y esos
periodos son propios de la enfermedad. Además se señala que no solo se incluyen
enfermedades mentales, sino otras alteraciones de cualquier origen, siempre que tenga la
gravedad suficiente, que implique una privación total de razón: ejemplo: esquizofrenia,
demencia senil, etc.
Debe examinarse el nivel de los trastornos, pues si son parciales no excluyen la
imputabilidad y puede afirmarse la responsabilidad penal si se dan los demás elementos de
la culpabilidad, aunque disminuida (art. 11 número 1 C.P.). Se descartan trastornos poco
profundos como la debilidad mental, ciertas anomalías o deficiencias de la personalidad, que
no anulan la decisión última.
b.- Error de prohibición: Este conocimiento falta cuando existe un error de prohibición, esto
es una falsa representación acerca de la prohibición de la conducta. Se cree que se realiza
una conducta lícita o permitida por el Derecho cuando no lo está. No se refiere al
conocimiento de la ley sino a la prohibición de la conducta típica y puede recaer en la
prohibición general de la conducta o en algunas autorizaciones específicas. Se distinguen los
siguientes supuestos:
1.- Creer que la conducta típica está permitida en general y no lo está (ejemplo: creer que
está permitido tener relaciones sexuales consentidas con un menor de edad).
2.- Si se conoce que la conducta está prohibida en general, pero supone que en ese caso está
amparado por una causa de justificación que no existe. (ejemplo eutanasia)
3.- Puede creerse que la conducta está amparada por una causa de justificación que existe,
pero el agente le atribuye efectos más amplios de los que tiene.
4.- Puede existir un error en los presupuestos facticos de causas de justificación existentes.
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circunstancias que rodean al hecho (concomitantes), que si no son normales permiten al
agente determinarse conforme su comprensión, de antijuridicidad, de suerte que será
culpable si obra conforme tal comprensión, porque le era exigible el cumplimiento de la
norma y la infringió. Si las circunstancias son normales es posible exigir una conducta
conforme a Derecho.
El Derecho reconoce la existencia de circunstancias anormales que presionan a voluntad del
sujeto para determinarse según la norma. Si la presión es de tal magnitud que impide al
autor su cumplimiento, no le es exigible hacerlo. La conducta sigue siendo anti- jurídica
porque la norma se infringe, pero el derecho comprende su infracción en esas condiciones
anormales especiales, y no exige otro comportamiento. Debe ser una presión que impida al
agente cumplir la norma, porque si se ejerce una presión que mantiene la decisión y sólo la
dificulta, es posible exigir el cumplimiento de la norma, pero su exigibilidad disminuye y
puede aplicarse alguna atenuante como eximente incompleta.
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En este caso la circunstancia que presiona es la del parentesco. No se trata de una excusa
legal absolutoria, ya que no se dan todos los elementos del delito, toda vez que no se puede
exigir al pariente una conducta distinta del encubrimiento. Incluye tanto el encubrimiento
físico y material, pero no el aprovechamiento.-
REQUISITOS DE PUNIBILIDAD.
Cuando concurren todos los elementos expuestos (conducta típica, antijurídica y
culpable), existe un delito que permite afirmar la responsabilidad penal y aplicar la sanción
que corresponda a tal conducta. Sin embargo existen ocasiones en que se condiciona la
imposición de la consecuencia jurídico penal, a otros requisitos que están fuera de la
conducta delictiva. Ejemplo: El hurto que un hijo realiza a su padre ¿Es punible?
En principio existe delito, pero la ley excluye la pena cuando existe ese grado de parentesco
por motivos ajenos a la comisión del delito. Este requisito del parentesco aparece como una
“excusa legal absolutoria”.
También existen otros elementos adicionales a la conducta, que se exigen para imponer una
sanción penal, como por ejemplo la efectiva muerte de un sujeto que se suicida para castigar
un comportamiento de lo que se denomina “el auxilio al suicidio”, lo que en definitiva se
denomina “condiciones objetivas de punibilidad”.
Art. 489. Están exentos de responsabilidad criminal y sujetos únicamente a la civil por los
hurtos, defraudaciones o daños que recíprocamente se causaren:
1° Los parientes consanguíneos en toda la línea recta.
2° Los parientes consanguíneos hasta el segundo grado inclusive de la línea colateral.
3° Los parientes afines en toda la línea recta.
4° DEROGADO.
5° Los cónyuges.
Existen circunstancias que no son parte de los elementos del delito, pero que inciden o
influyen en él, ya sea porque aumentan la gravedad del injusto o del reproche o porque la
disminuyen. Estas circunstancias son elementos accidentales del delito, no necesarias para
que existan, pero que si afectan su graduación. Su concurrencia hacen que la sanción
establecida en la ley parezca insuficiente, o por el contrario excesiva, por lo que han de
considerarse al determinar la pena.
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Son circunstancias mas favorables o que hacen que el autor del delito merezca mayor
indulgencia, por lo que la ley considera, en caso de concurrir, dicha responsabilidad sea
disminuida.
El artículo 64 del C.P, señala al respecto: “Art. 64. Las circunstancias atenuantes o
agravantes que consistan en la disposición moral del delincuente, en sus relaciones
particulares con el ofendido o en otra causa personal, servirán para atenuar o agravar la
responsabilidad de sólo aquellos autores, cómplices o encubridores en quienes concurran.
Las que consistan en la ejecución material del hecho o en los medios empleados para
realizarlo, servirán para atenuar o agravar la responsabilidad únicamente de los que tuvieren
conocimiento de ellas antes o en el momento de la acción o de su cooperación para el delito”.
1.- Eximentes incompletas: Art. 11 número 1:” Art. 11. Son circunstancias atenuantes:
1a. Las expresadas en el artículo anterior, cuando no concurren todos los requisitos necesarios
para eximir de responsabilidad en sus respectivos casos”.
Para que se configure la atenuante, pueden faltar uno o más requisitos, pero nunca ha
de estar ausente el elemento esencial o base, como por ejemplo la agresión ilegítima en el
caso de la legítima defensa. También es importante señalar que no todas las eximentes
actúan como atenuantes. Hay algunas que no pueden graduarse, y que por tanto, no caben
como atenuantes. Asi por ejemplo la minoría de edad, por lo que si se tiene menos de 14
años, se es irresponsable penalmente y entre 14 y 18 años se aplica la ley de R.P.A.
2.- Relativas a los móviles del autor: Se refieren a circunstancias pasionales que afectan la
libertad del agente, sin privarla. Entre ellas encontramos:
a.- Provocación o amenaza previa del ofendido: (11 número 3): “3a. La de haber
precedido inmediatamente de parte del ofendido, provocación o amenaza proporcionada al
delito”.
Se considera provocación para estos efectos cualquier conducta o expresión del ofendido que
genere en el ofensor el ánimo de agredir, ira, provocar en términos de irritar, estimular a
alguien con palabras u obras a fin de que se enoje. Por su parte, la amenaza se considera
como un amedrentamiento psicológico por el anuncio de un mal futuro. No debe ser una
amenaza que genere un temor que impida otra actuación, pues sería miedo insuperable.
Tampoco es un amedrentamiento que cause miedo aunque no produzca tal impedimento,
porque si lo hace sería otra atenuante, por eximente incompleta. En este caso ha de ser una
amenaza o anuncio de un mal a modo de incitación. Para serlo debe provenir de la misma
víctima y generar ira o temor suficiente como para motivar la conducta delictiva del agente.
Su voluntad se presiona a través de esos ánimos subjetivos provocados, sin que su liberad
esté totalmente privada. Así, la proporcionalidad de la provocación y la amenaza con el delito
dice relación con la motivación del delito, al facilitar su realización.
b.- Vindicación próxima de una ofensa grave: (11 número 4): “4a. La de haberse
ejecutado el hecho en vindicación próxima de una ofensa grave causada al autor, a su
cónyuge, o su conviviente, a sus parientes legítimos por consanguinidad o afinidad en toda la
línea recta y en la colateral hasta el segundo grado inclusive, a sus padres o hijos naturales o
ilegítimos reconocidos”.
El agente en este caso actúa en venganza de una ofensa grave contra él sus parientes
señalados en la norma legal. Para que se configure la atenuante la respuesta ha de ser
próxima y no remota. De otro lado la “ofensa grave” puede ser cualquier conducta que afecte
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cualquier bien jurídico penal, pero debe ser grave y ha de haberse dirigido al mismo autor del
delito o parientes ya señalados.
c.- Estímulos poderosos que provoquen arrebato u obcecación: (11 número 5): “5a. La
de obrar por estímulos tan poderosos que naturalmente hayan producido arrebato y
obcecación”.
Estímulo es cualquier elemento o agente que desencadena una reacción. La circunstancia
exige que sea lo suficientemente poderoso como para desencadenar naturalmente arrebato y
obcecación. El arrebato apunta la alteración en el control de los propios actos, que suele
referirse al dominio de los propios actos. No debe ser una pérdida total de control, pues se
estaría en el supuesto de privación de razón (locura temporal), que se vincula también con
una enajenación mental. Por eso aquí se agrega copulativamente la obcecación como
descontrol vinculado con la conciencia o reflexión, una ofuscación persistente, que tampoco
debe ser total. Ambos efectos aluden al dominio de sí mismo, aunque una se refiera a los
actos y la otra a la reflexión. Existe además otra diferencia en términos de alcance, al
arrebato se presenta repentinamente y es momentáneo, en cambio la obcecación, aunque
puede aparecer también súbitamente, es persistente, se mantiene.
d.- Celo de la justicia: (11 número 10): “10a. El haber obrado por celo de la justicia”.
El celo apunta a un cuidado, diligencia o esmero exagerado fundado en la realización de la
justicia.
4.- Relativas a la conducta posterior del agente: Se trata de circunstancias que buscan
facilitar la persecución y comprobación del delito, motivando la cooperación del agente.-
a.- Reparar con celo el mal causado: (11 número 7): “7a. Si ha procurado con celo reparar
el mal causado o impedir sus ulteriores perniciosas consecuencias”.
Esta norma pretende contener la extensión de la perturbación provocada con el delito. Los
términos que a ley emplea suponen que se haya causado un mal. Se discute su aplicación e
los llamados “delitos de peligro”, pues aunque implican un mal, este no es palpable.
Esta atenuante contempla 2 hipótesis:
- Procurar con celo reparar el mal causado, que implica intentar diligentemente
remediar o enmendar el mal que se causó. No es necesario que se haya efectivamente
remediado, pero que sí se haya buscado con esmero y diligencia.
- Procurar con celo impedir las ulteriores y perniciosas consecuencias: Basta intentar
evitar consecuencias dañinas posteriores y no requiere lograrlo efectivamente, pero su
que se intente de manera diligente.
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CIRCUNSTANCIAS AGRAVANTES DE RESPONSABILIDAD PENAL.
1.- Premeditación conocida o emplear astucia, fraude o disfraz (12 número 5): “5a. En
los delitos contra las personas, obrar con premeditación conocida o emplear astucia, fraude o
disfraz”.
Contempla 2 grandes circunstancias y ambas se limitan a los delitos contra las personas. La
primera alude a la premeditación conocida, la cual se configura como una especial
meditación o reflexión previa que permite considerar diversos aspectos para lograr la efectiva
realización del delito. Para determinarla se han dado diversos criterios: cronológico,
psicológico, reflexivo e ideológico. El criterio cronológico desarrollado por los prácticos apunta
al transcurso de cierto lapso de tiempo entre el momento en que el agente toma la decisión
de realizar un delito y en que lo ejecuta. La resolución delictiva permanece en el tiempo.
Revela mayor gravedad.
Se entendió que esta permanencia no era suficiente para hablar de premeditación y aparece
el criterio psicológico según Carrara. Además del transcurso de cierto tiempo entre la
resolución delictiva y la comisión del delito, el autor debe tener “un ánimo frío y tranquilo”,
una frialdad al actuar. Un elemento adicional se incorpora para configurar esta agravante. El
criterio reflexivo precisa que, junto con el transcurso del tiempo y al ánimo frío y tranquilo,
es necesario que en ese lapso de tiempo el sujeto haya reflexionado sobre la comisión del
delito, que haya calculado su comisión, ideando un plan. Esta planificación revela mayor
odiosidad, pues busca facilitar la comisión del delito, esto es que la víctima tenga menor
posibilidad de defensa.
A señalar la norma que debe actuar con “premeditación conocida”, se refiere a que debe
acreditarse esta mayor reflexión durante ese tiempo y la tranquilidad y frialdad al actuar. De
este modo la premeditación no se presume, no es comunicable ni puede considerarse como
agravante en los tipos penales que la incluyan como el caso del homicidio calificado.
La segunda parte de la agravante esto es “emplear astucia, fraude o disfraz”, es una
circunstancia objetiva, siendo comunicable a los demás autores del hecho (art. 64 C.P.).
Esta circunstancia tiene que ver con el ocultamiento físico, formas de engaño a la víctima
como lo sería por ejemplo la astucia y fraude. Cualquier artificio o habilidad para esconder la
comisión del delito y engañar a la víctima. El disfraz es un engaño particular, cualquier
medio material que esconda la identidad del sujeto.
2.- Abuso de confianza: (12 número 7): “7a. Cometer el delito con abuso de confianza”.
Tiene una redacción objetiva, pero es una circunstancia personal y subjetiva. Alude a la
especial relación que existe entre agente y víctima. La víctima confía en el agente y éste
abusa de esa confianza para cometer el delito. La confianza suele considerarse en un doble
sentido, con relación a la fe depositada en una persona y respecto a las relaciones de familia
entre 2 personas, debiendo existir un vínculo entre víctima y victimario que implique esa fe.
El abuso por tanto está en quebrantar esa confianza, aprovecharse de ella para ejecutar el
delito. Para que sea agravante debe facilitar su ejecución.
3.- Carácter público del culpable: (12 número 8): “8a. Prevalerse del carácter público que
tenga el Culpable”.
También es una circunstancia personal, distinguiéndose acá 2 requisitos:
1.- Que el autor tenga carácter público.
2.- Que se valga de él para cometer el delito.
Prevalerse implica aprovecharse, hacer uso en beneficio de algo, en este caso en la ejecución
de un delito. El aprovechamiento del carácter público aparece para lograr la realización del
delito fácilmente, para procurar su ejecución o su impunidad. Esta no se toma como
agravante si es parte del tipo, como en el caso de los delitos cometidos por funcionarios
públicos.
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4.- Reincidencia: (12 número 14, 15 y 16): 14a. Cometer el delito mientras cumple una
condena o después de haberla quebrantado y dentro del plazo en que puede ser castigado por
el quebrantamiento.
15a. Haber sido condenado el culpable anteriormente por delitos a que la ley señale igual o
mayor pena.
16a. Haber sido condenado el culpable anteriormente por delito de la misma especie”.
La reincidencia es una circunstancia personal, pues apunta a la relación del autor con la
ejecución del delito. Es reincidente quien vuelve a cometer un delito después de haber sido
condenado anteriormente por el mismo delito u otro (a diferencia de la reiteración, lo cual es
cometer varios delitos, sin que exista condena entre ellos).
La reincidencia puede ser de 3 tipos:
b.- Genérica: Es aquella señalada en el número 15 del art. 12, ya que se refiere a condenas
de delitos en general. Puede ser cualquier delito, siempre que sean 2 o mas, y que tengan
asignada igual o mayor pena al delito del cual se está juzgando.-
c.- Específica: Es aquella señalada en el número 16 del art. 12, ya que se refiere a condenas
de delitos de la misma especie. A diferencia de la anterior, requiere la comisión de un solo
delito.
¿Qué es un delito de la misma especie?
Según Labatut debe considerarse la naturaleza del bien jurídico penal protegido y el móvil del
autor. (ejemplos robos en lugar habitado- robo con violencia- homicidios, etc.)
Esta circunstancia alude a los medios empleados, teniendo presente que el Código utiliza la
expresión “mediante”, de modo que esta circunstancia es objetiva, la cual se comunica a
todos los participantes, al referirse a medios, se aplica tanto al que encarga como al que
ejecuta o comete materialmente el delito.
Precio y recompensa son 2 formas de una misma idea: Obtener una retribución. El precio
supone una retribución económica y la recompensa puede incluir una retribución de otro
orden.
“3a. Ejecutar el delito por medio de inundación, incendio, veneno u otro artificio que pueda
ocasionar grandes estragos o dañar a otras personas”.
También se refiere a los medios de comisión, por lo que se trata de una circunstancia
material u objetiva. En general se refiere al empleo de medios catastróficos, cualquier medio
que pueda ocasionar grandes estragos o dañar a otras personas. Llama la atención que en
este número se incluya el veneno. Se ha entendido que debe tratarse de un empleo
catastrófico de él. Hay que precisar que si estos medios son parte de un tipo o son inherentes
a él, no se consideran para agravar la pena según el art. 63 C.P.
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4.- Ignominia: (12 número 9): “9a. Emplear medios o hacer que concurran circunstancias
que añadan la ignominia a los efectos propios del hecho”.
La ignominia es la deshonra o vergüenza pública que se añade a los efectos del delito, que no
es necesaria para su consumación. Se suman males innecesarios en relación con la honra (se
habla de “ensañamiento moral”). A diferencia del ensañamiento, esta circunstancia se
describe sólo en términos objetivos, la ley habla de emplear medios o hacer que concurran
circunstancias que añadan la ignominia. No alude a alguna motivación especial. Esta
circunstancia no se considera en los delitos contra el honor (art. 63 C.P.).
5.- Cometerlo con ocasión de incendio, naufragio, sedición, etc. (12 número 10):
10a. Cometer el delito con ocasión de incendio, naufragio, sedición, tumulto o conmoción
popular u otra calamidad o desgracia.
6- Cometerlo con auxilio de gente armada o personas que proporcionen impunidad. (12
número 11):
11a. Ejecutarlo con auxilio de gente armada o de personas que aseguren o proporcionen la
impunidad.
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13a. Ejecutarlo en desprecio o con ofensa de la autoridad pública o en el lugar en que se halle
ejerciendo sus funciones.
Contempla 2 circunstancias objetivas: ejecutar el delito con ofensa o desprecio de la
autoridad pública o cometerlo en el lugar donde la autoridad pública se halle ejerciendo sus
funciones. Se añade al delito circunstancias ofensivas o que manifiestan valoraciones
negativas directamente a quien detenta la calidad de autoridad pública o el delito se lleva a
cabo en el lugar donde la autoridad se desempeña, que supone una ofensa. No se requiere de
un ánimo especial, sí que las conductas impliquen ofensas a la autoridad pública por ser
quien es, adicionales al delito. Estas circunstancias no se pueden considerar en los delitos
que conlleven ofensas a la autoridad.
10.- Ofensa o desprecio del respeto que merece el ofendido, o en su morada o cuando él
no haya provocado el suceso. (12 número 18):
18a. Ejecutar el hecho con ofensa o desprecio del respeto que por la dignidad, autoridad, edad
o sexo mereciere el ofendido, o en su morada, cuando él no haya provocado el suceso.
Contempla 2 circunstancias materiales: cometer el delito con ofensa o desprecio del respeto
que merecen determinadas personas por su dignidad, autoridad, edad o sexo y cometer el
delito en la morada del ofendido a quien se debe respeto, siempre que él no lo haya
provocado. Se entiende que se trata del hogar domestico, donde mora la víctima y que ha de
ser diverso del que ocupa el autor.
11.- Fractura o escalamiento de lugar cerrado. (12 número 19):
19a. Ejecutarlo por medio de fractura o escalamiento de lugar cerrado.
La fractura y el escalamiento son circunstancias materiales que aluden al medio empelado.
Son alternativas, por lo que ambas por separado son agravantes. Fractura apunta al
rompimiento de un lugar cerrado. Normalmente se entiende que el ingreso que produzca tal
rompimiento puede ser por cualquier medio violento. La doctrina estima que ambos se han
de emplear antes o durante la comisión del delito. La ley los describe como medios de
comisión, por lo que no requiere que sea para entrar del lugar cerrado como en el caso del
delito de robo.
El escalamiento está definido en el artículo 440 número del C.P. (“1° Con escalamiento,
entendiéndose que lo hay cuando se entra por vía no destinada al efecto, por forado o con
rompimiento de pared o techos, o fractura de puertas o ventanas”).
Se discute por parte de la doctrina si la definición señalada se aplica en el caso de la
agravante o no. Echeberry y Cury entienden que su sentido no se limita al que contempla esa
norma y ha de tomarse como lo decía Pacheco: Saltar por encima de la pared o barrera que
oponga resistencia. Mientras que la fractura sí sería abrir por medios violentos, con
rompimiento o destrozo. Se ha de recordar que estas circunstancias no se consideran como
agravantes en el robo, pues el legislador ya lo hizo (art. 63 C.P.).
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víctima, el engaño en las intenciones, o el ocultamiento material. Es por ello que Etcheberry
considera que esta circunstancia tiene una naturaleza mixta, por lo tanto no se comunican.
2.- Ensañamiento(12 número 4):
Es el aumento deliberado del mal del delito casando otros males innecesarios para su
ejecución. Es una circunstancia objetiva porque requiere que efectivamente se causen mas
males que los necesarios para realizar el delito, y también subjetivas al exigir una especial
motivación del autor: el mayor mal innecesario que debe ser causado “deliberadamente”
IV.- Circunstancia agravante del art. 12 número 21: Motivaciones ideológicas (ley
Zamudio).
21ª. Cometer el delito o participar en él motivado por la ideología, opinión política, religión o
creencias de la víctima; la nación, raza, etnia o grupo social a que pertenezca; su sexo,
orientación sexual, identidad de género, edad, filiación, apariencia personal o la enfermedad o
discapacidad que padezca.
Según Pacheco en los delitos contra las personas o donde se afectan bienes directamente
relacionados con ellas, agrava la responsabilidad. En los demás casos, se toma para atenuar
la responsabilidad como por ejemplo en los delitos contra la propiedad.
ITER CRIMINIS.
Corresponde al proceso de ejecución de ejecución del delito el cual reconoce distintas
etapas o fases, esto es desde la idea del delito hasta su agotamiento. En el estudio del
“camino del delito”, se determinará qué se sanciona, cuando y cómo.
Para lo anterior, en la comisión de un delito debemos distinguir 2 fases:
a.- Una interna, la cual va desde la ideación del ilícito hasta la resolución delictiva.
b.- Una externa, la cual comienza con la manifestación exterior de la voluntad criminal y
culmina con la ejecución total de la conducta punible, su consumación que puede llegar a su
agotamiento. El agotamiento es posterior a la consumación y tiene que ver con la
consecución de aquello que el agente se proponía con la realización del delito, si logró su
finalidad.
Este proceso (iter criminis), solo se puede dar en los delitos dolosos, pues ellos
implican conductas que se dirigen a la realización de tipos penales. Las penas contempladas
en la ley se establecen para la realización completa del supuesto de hecho descrito en la ley,
su consumación, siempre que se den todos los supuestos previstos en ella. Puede existir dolo
sin que la conducta descrita se complete. Se cumple el tipo subjetivo pero el objetivo no
totalmente. La ejecución puede interrumpirse, en este caso se habla de forma imperfectas de
realización del delito.
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la ejecución de éstos antes de principiar a ponerlos por obra y de iniciarse procedimento
judicial contra el culpable, con tal que denuncie a la autoridad pública el plan y sus
circunstancias”.
2.- Actos preparatorios: Son aquellos que se realizan para llevar a efecto el delito, preparan
las vías del delito, pero no son actos de ejecución aún. La preparación del delito no se castiga
por regla general, ya que son previos a la ejecución del delito y no repercuten aún en el objeto
de la norma (ejemplo la compra de un cuchillo para cometer un homicidio).
Sin embargo, el legislador de todas formas castiga ciertos actos preparatorios, ya no como
tal, sino que como delitos propiamente tal ejemplo: 445 - 481 C.P.
3.- Tentativa y frustración: El artículo 7 del C.P., define lo que es tentativa al señalar que
Hay tentativa cuando el culpable da principio a la ejecución del crimen o simple delito por
hechos directos, pero faltan uno o más para su complemento.
También define la frustración al señalar que: Hay crimen o simple delito frustrado cuando el
delincuente pone de su parte todo lo necesario para que el crimen o simple delito se consume y
esto no se verifica por causas independientes de su voluntad.
A partir de estas definiciones, se distinguen elementos objetivos y subjetivos de la tentativa y
la frustración a pesar de ser formas imperfectas de ejecución de algún tipo penal al cual se
vinculan.
Para comprenderlas mejor se debe definir lo que es el delito consumado, el cual existe
“cuando se dan todos los elementos del tipo”.
El delito agotado existe no solo cuando se realiza el tipo, sino que como ya se señaló, cuando
el agente cumple el propósito de realizar el tipo.
Desistimiento y arrepentimiento.
La diferencia entre ambos está en la magnitud de la conducta que debe realizar el agente
para conseguir la interrupción, detenerse o actuar de modo de impedir el resultado. Se
discute su naturaleza jurídica. Para algunos es una excusa legal absolutoria, por lo cual no
se penan por razones de política criminal, a pesar de que se realicen formas imperfectas del
art. 7 C.P. Otros entienden que son causas de atipicidad, ya que no se daría el tipo de
tentativa y frustración (en su caso es mas claro, ya que requiere que el resultado no se
produzca por causas independientes a su voluntad. Si se considera también necesaria para
la tentativa, sería también causal de atipicidad). Desde un punto de vista subjetivo es mas
evidente la atipicidad, ya que se caería por insuficiencia del dolo. Ambas circunstancias
requieren actuar voluntariamente y de modo eficaz.
Tentativa y frustración en el caso de faltas: Art. 9° Las faltas sólo se castigan cuando han
sido consumadas.
Exc. Art. 494 bis del C.P., que castiga el hurto falta (hurtos menores a media U.T.M.),
permite su castigo frustradas.
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Antijuridicidad del delito frustrado y la tentativa: ¿Porqué se castiga la conducta si no se
cumple el tipo? En principio sería atípica, pero se relaciona con el peligro que se provocó al
bien jurídico tutelado.
Par comprender en este caso la antijuridicidad, en especial de la tentativa, debemos
diferenciarla de los actos preparatorios. De ella surgen 2 teorías para responder a esta
interrogante:
Las teorías objetivas, quienes señalan que se debe mirar los fines del autor. Carrara defiende
lo que se denomina “postura pragmática”, al señalar que los actos preparatorios son
equívocos pues pueden conducir indistintamente al delito o a conductas inofensivas, en
cambios los actos de ejecución (tentativa), son unívocos, esto es, conducen a la comisión del
ilícito (crean en definitiva el peligro).
Las teorías subjetivas consideran los propósitos del autor para determinar si son actos
preparatorios o de ejecución.
De lo anterior se debe tener presente que los actos de ejecución se hacen en base a la
situación de peligro que generan, es por ello que no se castigan lo que se denomina la
“tentativa inidónea”, esto es, aquel acto de ejecución el cual carece de la aptitud suficiente
para poner en peligro el bien jurídico protegido (ya sea porque la conducta se dirige a un bien
jurídico inexistente o emplea medios no idóneos).
AUTORIA Y PARTICIPACION.
1.- Los autores: Desde el punto de vista estricto, es quien realiza o ejecuta el tipo
penal, esto es el que realiza la conducta descrita en la ley.
La ley considera autores formas de participación que no tienen que ver con la
realización de hechos descritos por el tipo, esto es a inductores y cooperadores o cómplices
necesarios, siendo la principal consecuencia en este caso la aplicación de la misma pena
para todos, ya que se entiende que todos cometen el delito, sin embargo es necesario
determinar quien es autor en sentido estricto y quien es considerado como tal para efectos de
pena, ya que existen otras formas de participación que se castigan con menor pena como lo
es el cómplice o encubridor.
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Determinación de la calidad de autor: Existen diversas tesis para precisar quiénes son
autores de un delito.
La teoría causal señala que serían autores todos quienes pusieran una condición, esto
es una acción que se pudiera vincular causalmente con el resultado. No se distingue la clase
de autor, por lo cual solo se puede dar en los delitos de resultado material por acción,
excluyéndose por tanto los delitos de mera actividad y los delitos omisivos.
La teoría de la imputación objetiva que determina como autores a todos aquellos que
han creado un riesgo jurídicamente prohibido que se haya concretado en la afectación de la
norma. Esta tesis sirve para precisar al autor del injusto, que colabora con la noción estricta
de autor, pero que ha de pasar por la descripción del tipo y las reglas generales que él
permita.
La teoría “del dominio del hecho”, la cual señala como autor al sujeto que es el señor
de su acción, esto es aquel que conduce su acción hacia la realización del tipo. Se considera
la realización de hechos externos típicos y una finalidad dirigida a ellos. Actualmente esta
teoría ha precisado señalando que debe mirarse la posición que el agente ocupa del efectivo
dominio del hecho, siendo autores quienes pueden decidir sobre la consumación del delito,
quienes tienen en sus manos las “riendas”, de la conducción de la acción, por lo que a través
de esta teoría se puede considerar autores no solo al autor de propia mano, sino también a
quien ejecuta el delito utilizando a otro como instrumento (autor mediato) y al coautor, en
cuanto realiza una parte necesaria del hecho delictivo dentro del plan (dominio funcional del
hecho).
Clases de autores:
a.- autor material ejecutor o inmediato: Esta contemplado en el art. 15 número 1 del CP.,
el cual considera como autores a los que toman parte en la ejecución del hecho, sea de una
manera inmediata y directa, sea impidiendo o procurando impedir que se evite.
En este sentido solo la primera parte de la norma aludida se refiere en si al autor
material, esto es aquel toma parte en la ejecución del hecho de manera inmediata y directa.
El autor material es quien realiza materialmente los hechos descritos por el tipo, de
propia mano, siendo ellos los que cumplen los tipos penales, si son varios la ejecución se
divide entre ellos, compartiendo todos el dominio del hecho, lo comparten, se trata de la
conducción de la conducta en cuanto puede atribuírsele como suya desde la norma. La
conducta pertenece al agente, pues le puede ser imputada por la ejecución directa de hechos
típicos qe implican un riesgo prohibido realizado en el resultado. No se limita a una dirección
final hacia la ejecución del tipo, sino que también lo existe de tipos imprudentes y de
omisión.
Si existen varios autores materiales se aplica lo que se denomina “principio de
convergencia de voluntades”, esto es, todos aquellos que participan de un mismo hecho han
de tener conciencia de que es una obra común, que la conducta es una y todos toman parte
de ella. La voluntad de todos converge para la realización conjunta del hecho punible, existe
por tanto una voluntad común (en este caso solo se limita a los tipos dolosos).
La segunda parte de la norma considera autores a quienes toman parte en la ejecución
del hecho “impidiendo o procurando impedir que se evite”. En este caso los autores impiden
que el delito se frustre o procuran impedir que su comisión se evite.
Es fundamental la relación entre el autor mediato y el sujeto del que se sirve para la
realización del hecho típico. La imputación del hecho como suyo no radica en el ejecutor
material, o no solo en él, sino en el sujeto que se sirve de su conducta para realizarlo. Para
considerar como autor al sujeto de atrás (mediato), debe crear circunstancias o aprovechar
las que existan para realizar el hecho punible a través de otro. Esta relación ha de ser de tal
intensidad que sea suficiente como para invertir la posición que posibilite considerar el hecho
como “obra suya”.
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Fuerza: Supone una presión un estímulo muy poderoso que afecta la voluntad, anulándola o
limitándola según sea absoluta o compulsiva. En este caso se entiende que el legislador al
hablar de que “otro lo ejecuta”, sería éste quien actúa, y por tanto la presión no anule su
voluntad, tratándose de una fuerza compulsiva que debe ser suficiente como para superar o
doblegar la libertad como posibilidad concreta de decisión. El sujeto del que se sirve no se
considera autor, al menos no autor culpable.
Inducir: es nacer en otro la voluntad de delinquir. Para que el inductor se considere autor y
proceda el castigo es necesario que el ejecutor exteriorice su conducta, al menos en grado de
tentativa. Puede adoptar cualquier modalidad para lograr esa voluntad, ofreciendo premios u
otras formas de convencimiento. En estos casos el ejecutor conoce y debe responder
penalmente si se dan los demás elementos del delito, por lo tanto habría 2 autores (15
números 1 y 2).
Se ha entendido que para que exista autor inductor, debe haberse aprovechado del ejecutor y
para considerar al sujeto de atrás como autor debe haber creado condiciones para lograr la
conducta típica del autor o aprovechar las circunstancias con ese fin. En este caso solo cabe
la autoría mediata dolosa.
3° Los que, concertados para su ejecución, facilitan los medios con que se lleva a efecto el
hecho o lo presencian sin tomar parte inmediata en él.
Son coautores todos los sujetos que intervienen conjuntamente y concertados o con mutuo
acuerdo en la realización de un hecho punible. Todos comparten el dominio del hecho, siendo
fundamenta el concierto previo pues allí se dividen la conducta y se reparten roles y tareas.
En el caso del art. 15 número 3, se refiere a aquellos que facilitan los medios o simplemente
lo presencian sin tomar parte inmediata en él. Se ha señalado más bien que esta conducta de
cooperación corresponde a la conducta de un cómplice, sin embargo se ha sancionado como
autores por ese concierto previo que implica que debía contarse con ese aporte. La conducta
corresponde a lo que en doctrina se denomina “cooperación necesaria”.
La principal diferencia entre el autor del 15 número 3 y el cómplice está en el acuerdo previo,
rigiendo por tanto el principio de convergencia de voluntades.
2.- Participación:
No realizan pate alguna del hecho típico, solo coopera o colaboran con su materialización.
Ejecutan actos que no son parte de la conducta típica, pero están orientados a su ejecución
(como los actos de cooperación).
a.- Cómplices: (art. 16 del C.P.): Art. 16. Son cómplices los que, no hallándose comprendidos
en el artículo anterior, cooperan a la ejecución del hecho por actos anteriores o simultáneos.
Es la forma mas clásica de participación, esto es la colaboración o cooperación con el hecho
típico ajeno, siendo fundamental que intervengan dolosamente en el hecho típico ajeno.
b.- Encubridores: (art. 17 CP.): Art. 17 Son encubridores los que con conocimiento de la
perpetración de un crimen o de un simple delito o de los actos ejecutados para llevarlo a cabo,
sin haber tenido participación en él como autores ni como cómplices, intervienen, con
posterioridad a su ejecución, de alguno de los modos siguientes:
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1° Aprovechándose por sí mismos o facilitando a los delincuentes medios para que se
aprovechen de los efectos del crimen o simple delito.
2° Ocultando o inutilizando el cuerpo, los efectos o instrumentos del crimen o simple delito para
impedir su descubrimiento.
3° Albergando, ocultando o proporcionando la fuga del culpable.
4° Acogiendo, receptando o protegiendo habitualmente a los malhechores, sabiendo que lo son,
aun sin conocimiento de los crímenes o simples delitos determinados que hayan cometido, o
facilitándoles los medios de reunirse u ocultar sus armas o efectos, o suministrándoles auxilio
o noticias para que se guarden, precavan o salven.
Están exentos de las penas impuestas a los encubridores los que lo sean de su cónyuge o de
sus parientes legítimos por consanguinidad o afinidad en toda la línea recta y en la colateral
hasta el segundo grado inclusive, de sus padres o hijos naturales o ilegítimos reconocidos, con
sólo la excepción de los que se hallaren comprendidos en el número 1° de este artículo.
La norma legal citada es criticable ya que no implica realmente una forma de participación
que exija intervención en el hecho ajeno. No existe intervención para la materialización o
ejecución de este hecho, pues se actúa después. Se apoya esta crítica en que estos supuestos
afectan un bien distinto al de la conducta injusta encubierta, es decir a la administración de
justicia. Por ello que en otras legislaciones se les considera derechamente como un delito
independiente.
A partir de lo que señala el art. 17 del CP., el encubridor debe tener conocimiento de la
perpetración de un crimen o simple delito o de los actos realizados para llevarlo a cabo. Esta
segunda idea se explica frente a los casos de tentativa y frustración. Se debe señalar que no
existe encubrimiento en el caso de las faltas.
Modalidades:
Todos los encubridores se castigan con 2 grados menos que el autor de acuerdo a la norma
del art. 52 del CP., por regla general.
Exceptúanse de esta regla los encubridores comprendidos en el número 3° del artículo 17, en
quienes concurra la circunstancia 1ª del mismo número, a los cuales se impondrá la pena de
inhabilitación especial perpetua, si el delincuente encubierto fuere condenado por crimen y la
de inhabilitación especial temporal en cualquiera de sus grados, si lo fuere por simple delito.
También se exceptúan los encubridores comprendidos en el número 4° del mismo artículo 17, a
quienes se aplicará la pena de presidio menor en cualquiera de sus grados.
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1.- Principio de exterioridad: Para que los participes sean sancionados es necesario que el
autor haya exteriorizado la conducta criminosa, aunque sea en grado de tentativa. Debe
existir al menos un principio de acción, no bastando con la realización del hecho típico, sino
que debe ser antijurídico. Si no hay afectación de la norma penal, no hay participación
penalmente relevante.
2.- Principio de accesoriedad: La punibilidad de los partícipes es accesoria a la del autor,
pues ellos intervienen en su hecho, no realizándolo pero si cooperando en su realización.
Para ser castigado es necesario que el autor realice una conducta punible. La discusión
radica en la clase de conducta que se exige al autor ¿Se requiere que realice una conducta
típica, un injusto o un delito?
La tesis de accesoriedad mínima señala que el autor realice a lo menos un hecho típico
La tesis de accesoriedad media supone que el autor ejecute un in justo, pues la participación
en un hecho permitido no puede ser relevante.
La tesis de accesoriedad máxima, exige que el autor realice un delito para sancionar a los
participes. En general el CP., no acoge esta tesis, ya que habla de hecho y no de delitos en los
art. 15 y 16., siendo la tesis mayoritaria la accesoriedad media.
3.- Principio de comunicabilidad: ¿Las calidades especiales del autor se comunican a los
participes o viceversa?.
De acuerdo al art. 64, se entiende que las calidades personales no se comunican, solo se
consideran en quienes concurren.
Sin embargo la norma legal citada se refiere a las circunstancias modificatorias de
responsabilidad penal.
La doctrina ha discutido el tema.
Novoa: Señala que las calidades personales siempre se comunican entre autores y
participes, siguiendo la teoría de comunicabilidad extrema. Estima que debe ser así ya que
un mismo hecho no puede ser calificado jurídicamente de distinta forma. (se comunica)
CONCURSOS.
CONCURSO MATERIAL DE DELITOS: Existe cuando una misma persona realiza varios
hechos y cada uno constituye un delito distinto, no relacionados. No existe conexión entre
ellos y no debe haber mediado una condena. Son varios hechos que constituyen varios
delitos que se juzgan en un mismo proceso.
Este tipo de concurso está señalado en el art. 74 del Código Penal, al señalar que: “Al
culpable de dos o más delitos se le impondrán todas las penas correspondientes a las diversas
infracciones.
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El sentenciado cumplirá todas sus condenas simultáneamente, siendo posible. Cuando no lo
fuere, o si de ello hubiere de resultar ilusoria alguna de las penas, las sufrirá en orden
sucesivo, principiando por las más graves o sea las más altas en la escala respectiva, excepto
las de confinamiento, extrañamiento, relegación y destierro, las cuales se ejecutarán después
de haber cumplido cualquiera otra penas de las comprendidas en la escala gradual número 1.
CONCURSO IDEAL DE DELITOS: Existe cuando un sujeto realiza un hecho que configura
delitos diferentes. En general, la unidad de hecho implica un solo delito, pero
excepcionalmente puede existir una valoración múltiple. En este sentido cuando un solo
hecho genera varios delitos, se aplica la regla señalada en el art. 75 del C.P., la cual señala
que: La disposición del artículo anterior no es aplicable en el caso de que un solo hecho
constituya dos o más delitos, o cuando uno de ellos sea el medio necesario para cometer el
otro.
En estos casos sólo se impondrá la pena mayor asignada al delito más grave.
La norma citada incluye 2 hipótesis: la realización de un hecho que configura 2 o mas
delitos, (que seria un concurso ideal propiamente tal) y la ejecución de uno como medio para
cometer el otro ( lo que se denomina concurso real).
En ambos casos, tanto en el concurso ideal como real, se aplica la norma del art. 75, esto es
de concurrir, solo se impone la pena mayor asignada al delito mas grave. Esta regla más
benigna, en el caso en concreto puede no ser así, pero se explicaría por la necesidad que
existe entre los delitos cometidos, es decir no se puede realizar uno sin la existencia del otro.
Hecha aquella distinción, después se aplicarán las demás reglas que concurren para la
determinación de penas, como la consideración de atenuantes y agravantes.
Para solucionar el problema del concurso de leyes es básico examinar el objeto de la norma,
el bien protegido que se afecta. Si el bien es el mismo en los diversos delitos, no hay concurso
de delito, sino concurso de leyes, pero si existen diversos bienes jurídicos afectados, se habla
de concurso de delitos.
Para solucionar el tema se aplican los principios de especialidad (ley especial prima sobre la
general), y el de consunción (esto es se aplica la ley que al establecer la pena ya haya tomado
en cuenta la gravedad de otra conducta, esto es se debe aplicar la disposición que contemple
la infracción principal, que absorbe a las demás).
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