Вы находитесь на странице: 1из 3

La sintaxis figurada se refiere a las figuras

Se trata de alteraciones sintácticas que no producen cambios semánticos y


son: hiperbatón, elipsis, pleonasmo, silepsis y traslación.

El hiperbetón consiste en la inversión de las palabras, sin que se pierda la


claridad y el sentido de la comunicación.

Ejemplo de hiperbatón:

Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere
de todo mal.
a) Para que yo los libere de todo mal, cada nueve años entran en la casa
nueve hombres
b) Para que yo, de todo mal los libere, entran en la casa, cada nueve años,
nueve hombres.
c) Nueve hombres, para que yo los libere de todo mal, entran en la casa,
cada nueve años.

La elipsis consiste en la omisión de palabras sintácticamente necesarias,


pero que no entorpecen la fluidez del enunciado.

Ejemplo de elipsis:

Joaquín estudia redacción; Vicente, comunicación.


En la segunda proposición del ejemplo se omitió la palabra estudia; sin
embargo, no se perdió el sentido del enunciado.

El pleonasmo consiste en el empleo de palabras no necesarias, desde el


punto de vista sintáctico, pero que sirven para dar mayor fuerza y colorido al
enunciado.

Ejemplo de pleonasmo:

Lo hice con mis propias manos.


Lo vi con mis propios ojos.

La silepsis es la falta de concordancia sintáctica, que no altera el sentido del


mensaje.

Ejemplo de silepsis:

Su santidad está enfermo


femenino masculino
La traslación consiste en el empleo de un tiempo verbal distinto al que
corresponde en el enunciado.

Ejemplo de traslación:

El profesor viene a examinarnos la semana próxima.


(vendrá)
Aunque el sentido del enunciado está referido a una acción futura, el
verbo viene en presente, indica un tiempo futuro.

El español en Santo Domingo


El castellano llegó a Santo Domingo con los españoles que descubrieron la
isla y al igual que sucedió en los demás países de América Latina, este
nuevo idioma desplazó por completo las lenguas de los aborígenes
(Lengua Taina, Lengua Ciguaya y Lengua

Macorije), hasta hacer que desaparecieran totalmente, del mismo modo que
en pocos años murieron todos los habitantes que los españoles encontraron
en la isla, muchos por enfermedades traídas por los invasores, otros como
resultado de los abusos y maltratos a los que fueron sometidos; los menos
por tristeza y frustración.

Se afirma, según consigna Pedro Henríquez Drena en su obra


El Español en Santo Domingo, escrita entre 1935 y 1961, que "la Española
fue en América el campo de aclimatación donde empezó la lengua
castellana a acomodarse a las nuevas necesidades..." Sin embargo,
conservamos, apenas, algunas palabras con las cuales los nativos
designaban algunos objetos, plantas y frutos desconocidos por los
españoles y que éstos asimilaron, enriqueciendo el castellano. Entre estas
palabras pueden señalarse: ají, arcabuco, batata, bejuco, bija, cabuya,
ceiba, eurí, guama, sabana, yuca, barbacoa, guazábara, hamaca, macana,
anón, caimito, caguasa, corozo, guanábana, guayaba, hobo o jobo, lerén o
lirán, mamei, mamón, maní, papaya (lechosa), jagua.

No se tiene precisión sobre a partir de cuándo puede hablarse de un


español dominicano propiamente dicho, pero, obviamente, los colonizadores
que se establecieron en la isla y asimilaron palabras de las lenguas locales
fueron los que iniciaron el proceso de reacción del dialecto dominicano. Con
el paso del tiempo por evolución natural, adecuación idiomática, influencias
del español de otros países y de otras lenguas, se ha constituido lo que
conocemos como el español dominicano y que Carlisle González Tapia
define como "La modalidad dialectal del español general que se habla eri la
RepúblicaDominicana y que presenta características particulares en el
orden fonético, en las construcciones morfosintácticas y en el vocabulario y
los distintos significados de los vocablos, con relación a los demás dialectos
del español general".

Вам также может понравиться