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Neurociencias y Educación

Neurociencia educativa y consideraciones para neuroeducadores

En la actualidad, la NE es considerada una subdisciplina de la ciencia básica de la


neurociencia cognitiva (Bruer, 2016). Su objetivo general es elucidar qué estructuras y
funciones neurales se asocian con los procesos de aprendizaje y enseñanza. En tal
sentido, la NE puede contribuir con ideas acerca de cómo enriquecer tales procesos,
pero no puede indicar aún al educador o al diseñador de políticas educativas cómo
aplicar esas ideas en contextos educativos específicos (Howard-Jones y otros, 2016).
Podría afirmarse que el valor de esta joven subdisciplina reside en cómo considerar el
conocimiento sobre el funcionamiento cerebral en un contexto educativo, aunque es
importante tener en cuenta que la caracterización de los correlatos neurales de las
operaciones mentales per se -incluso de la plasticidad neural asociada con las
intervenciones educativas- no provee una guía directa sobre cómo implementar las
prácticas de enseñanza en clase (Gabrieli, 2016). Una parte importante de estas
limitaciones reside en la distancia que se genera entre los marcos epistémicos de la
neurociencia cognitiva y de la educación (Benarós y otros, 2010; Howard-Jones, 2011)

Citando a Anna Lucia Campos, en La Neuroeducación: descartando neuromitos y


construyendo principios sólidos: La neurociencia educacional es un campo científico
emergente, que está reuniendo la biología, la ciencia cognitiva (psicología cognitiva,
neurociencia cognitiva), la ciencia del desarrollo (y neurodesarrollo) y la educación,
principalmente para investigar las bases biológicas de los procesos de enseñanza y
aprendizaje.

Según Bruer (1997, 2006), lo primero a ser considerado es tratar de cerrar la brecha
entre las investigaciones en laboratorios y la práctica pedagógica. Lo segundo, no
menos importante que el primero, es empezar a tender puentes conciliadores e
interactivos entre Neurociencia, Educación y Psicología Cognitiva y sus
investigaciones, para lograr comprender de forma integrada el funcionamiento del
cerebro evitando caer en los mitos y en tendencias a simplificar este acercamiento con
generalizaciones erróneas.

La prudencia de todo un trabajo previo que se tiene que hacer antes de la


consolidación de una nueva ciencia - y en este caso nos referimos a la neurociencia
educacional – obliga a una dinámica transdisciplinaria para crear referentes éticos que
puedan darle validez y sostenibilidad. No podemos hablar de esta nueva ciencia sino
vamos cruzando los enfoques “inter y multi” para acceder a la transdisciplinariedad.
Neurociencias y Educación
Imagen1: Camino hacia la neurociencia educacional (Anna Lucia Campos, La
Neuroeducación: descartando neuromitos y construyendo principios sólidos)

En Estados Unidos, un hito histórico llama la atención: la Cumbre de Educación


convocada por la Sociedad para la Neurociencia de Estados Unidos, del 22 al 24 de
junio del año 2009 en Irvine. El neurocientífico Kenneth Kosik abre la plenaria
brindando información a más de 42 investigadores de la neurociencia, de las Ciencias
de la Educación, a educadores y políticos, colocando en evidencia qué investigaciones
actuales en Neurociencia podrían ser relevantes para la educación con el fin de
catalizar nuevas medidas de colaboración entre las partes. Nace en este momento,
desde la Sociedad para la Neurociencia de Estados Unidos, en las palabras de su
presidente, el compromiso de impulsar a un nuevo campo: la neuroeducación.

En este sentido, la Neuroeducación entonces, pasa a ser entendida como línea de


pensamiento y acción que promueve rigurosa formación interdisciplinaria para
fomentar la unión entre investigación y práctica educativa, entre investigadores y
profesionales de la educación, para contribuir significativamente con los procesos de
aprendizaje, enseñanza y desarrollo humano. Hoy, podemos considerar a la
Neuroeducación como el primer paso para darles a los educadores los conocimientos
científicos que necesitan para empezar a entablar una conversación con los
neurocientíficos. Si recordamos la consideración de Bruer (1997, 2006), para que
podamos tender los puentes de interacción y tener un verdadero diálogo, el educador
en primer lugar debe tener el mínimo de conocimiento sobre el funcionamiento del
cerebro para que pueda encontrar los puntos de intersección entre las ciencias y
transformar teoría en práctica. La neuroeducación sería la formación inicial para los
educadores, donde desde los aportes de la Psicología Cognitiva se podrán conformar
peldaños seguros por los cuales podrán subir los educadores hacia el conocimiento
neurocientífico. (Anna Lucia Campos. La Neuroeducación: descartando neuromitos y
construyendo principios sólidos)

Imagen 2: Componentes de la neuroeducación


Neurociencias y Educación
¿Cuáles son los conocimientos básicos para los neuroeducadores?

El cerebro es determinado socialmente: de las especies neoténicas, la humana, es la


especie que depende completamente de un otro social para su desarrollo biológico y
psicológico, pasando un largo periodo de infancia en el cual el cerebro es
completamente maleable e indeterminado.

La búsqueda de significado es propia del cerebro: El cerebro surgió para permitirle a la


especie sobrevivir, y dicho acto depende en gran medida de la capacidad que se tiene
de asignarle un sentido o significado a la experiencia.

El aprendizaje involucra a muchos sistemas, circuitos y redes cerebrales: Para


aprender, el cerebro utiliza varios recursos y tiene varias estrategias. De una manera
simplificada, podemos decir que el cerebro empieza por captar la información
sensoperceptiva, activas el sistema de atención y experimentar con la información,
como algunas de las tareas básicas para abrir paso a un aprendizaje.

Aprender implica procesos consientes e inconscientes, gran parte de la experiencia y


del procesamiento perceptivo ocurre bajo el nivel consiente, por tanto la enseñanza
debe reconocer esta particularidad para proponer actividades metacognitivas, de
pensar sobre lo pensado y hacer visible lo invisible.

La capacidad plástica del cerebro: El cerebro es el único órgano del cuerpo humano
que tiene la capacidad de aprender y a la vez enseñarse a sí mismo. Además, su
enorme capacidad plástica le permite reorganizarse y reaprender continuamente.

El sueño es esencial para el aprendizaje: Investigaciones relacionadas a los periodos


de sueño y vigilia demuestran la enorme importancia del sueño para el buen
funcionamiento del cerebro. Ayuda al cuerpo a recuperarse fisiológicamente, el sueño
está relacionado con los procesos de consolidación de los aprendizajes.

Cada persona y cada cerebro son únicos e irrepetibles: A pesar de que nuestros
cerebro se parezcan en cuento anatomía, funcionalidad. Todos de forma individual
pensamos diferente, aprendemos y evocamos la información de la forma en que nos
guste.

Varios factores influyen en el cerebro y, por ende en el aprendizaje: El neurodesarrollo,


que se inicia a partir de la tercera semana después de la concepción, esta
genéticamente programado, así también, los procesos biológicos como la mielinización
de las neuronas y las llamadas “podas neuronales”.

La capacidad del cerebro para guardar información es ilimitada y maleable: La


habilidad de adquirir, formar, conservar y recordar la información depende de factores
endógenos y exógenos (por ejemplo: experiencia y metodología de aprendizaje
utilizada por el educador). El cerebro tiene diferentes sistemas de memoria que
pueden almacenar desde una pequeña cantidad de datos hasta un número ilimitado
de los mismos.

Las emociones matizan el funcionamiento del cerebro: los estimulantes emocionales


interactúan con las habilidades cognitivas. Los estados de ánimo, los sentimientos y
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las emociones pueden afectar la capacidad de razonamiento, la toma de decisiones, la
memoria, la actitud y la disposición para aprender.

El aprendizaje se potencia por el desafío y se inhibe ante la amenaza, el cerebro se


activa ante entornos desafiantes y cambiantes que permitan asumir el riesgo, con la
percepción de que se está acompañado. Sin embargo, si percibe amenaza actuará de
manera poco creativa y primitiva.

Cuerpo y cerebro comprometidos con el aprendizaje, con las emociones y con la


cognición: Es importante mencionar que ni el cerebro ni el cuerpo son autónomos;
cada uno necesita del otro para funcionar. Ambos aprenden de forma integrada: el
movimiento, la exploración por medio de los órganos sensoriales y las experiencias
estimulas el desarrollo de los sistemas sensoriales y motores.

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