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Elias EscafT Silva

A r e N c o iiu /\ma

VICTIMOLOGÌA
EL PAPEL DE LA PO LICIA
© LERNER EDITORA
Duarte Quirós 545 - Loe. 2 y 3 - Te!. 4229333
(5000) Córdoba - República Argentina

Oueda hecho el depósito que previene la ley 11. 723


impreso en Argentina - Printed in Argentina
Presentación
La preocupación por la situación traumáti-
ca que produce ei delito en la vida de las perso-
nas asi como la necesidad de una asistencia a las
víctimas del delito comenzó a cristalizarse a tra-
vés de los Symposium Internacionales de Victi-
mología que se realizaron a partir de 1973 y per-
mitieron ei análisis de los distintos y complejos
aspectos de la victimización. En ei año 1985 la
Asamblea General de las Naciones Unidas aprue-
ban "Los Principios Fundamentales de Justicia
para las víctimas del delito y del abuso de poder"
que reconocen que las víctimas y frecuentemente
también sus familiares y testigos sufren graves
consecuencias delictivas y por ello recomiendan
la necesidad de que se adopten medidas naciona-
les e internacionales a fin de garantizar el reco-
nocimiento, respeto universal de los derechos de
las víctimas, puntualizando que las víctimas se-
rán tratadas con compasión y respeto por su dig-
nidad.
En el año 1987 Chile comienza la asisten-
cia a víctimas con la creación del Centro de
_4 -

Asistencia a Víctimas de Atentados Sexuales —


CAVAS- dependiente de la Policía de Investiga-
ciones de Chile. El iniciador de este importante
y transcendente Proyecto, de ios primeros en His-
panoamérica, ei Profesor Lic. Elias Escaff Silva,
experto en prevención de la violencia, forma un
equipo interdisciplinario, altamente capacitado,
en ia atención y ayuda a ias víctimas.
Dos aspectos singulares marcan el trabajo
Victimoiógico inicial de Elias Escaff Silva, en
primer lugar, el hecho de que la ayuda a las vícti-
mas tenga su origen en ei contexto de la Policía
de Investigaciones, comprendiendo, de este modo,
la importancia de que la propia policía, que es la
institución que acude ante el llamado de los ciu-
dadanos que sufren los hechos delictivos, sea la
institución especializada en la atención a vícti-
mas. El CAVAS, entonces se constituye, desde
esos años, en un modelo para los países de la re-
gión. El segundo aspecto, singular y sumamente
destacado, es la actividad que Elias Escaff Silva
ie imprime al Centro de Asistencia a Victimas de
Atentados Sexuales, esto es, capacitando al per-
sonal policial, al personal de otras instituciones
como de salud, educación y sociales, realizando
investigaciones para el conocimiento de las múl-
tiples facetas de los delitos sexuales.
Posteriormente Elias Escaff Silva como
Director del instituto de Criminología de Chile
coordina la labor del CAVAS a nivel nacional lo
- 5-

que permite que ia asistencia victimoíógica se


extendiera a todas las regiones del hermano país.
La valiosa y pionera tarea Victimoíógica
de Elias Escaff Silva ha brindado un Modelo de
Intervención Asistencia! a las victimas, desde la
entrevista psicosociai, psicológica, legal, el diag-
nóstico individual, familiar y social a las vícti-
mas de delitos sexuales; las etapas de interven-
ción y tratamiento. También se destaca el Mode-
lo de su labor Pericial y las metodologías en ia
evaluación de la credibilidad discursiva del rela-
to victimológico.
Elias Escaff Silva es autor de numerosas e
importantes publicaciones de la especialidad, en
Victimología, Criminología y Psicología Jurídi-
ca; es Miembro de la Sociedad Mundial de Victi-
mología y Miembro Honorario de la Asociación
Argentina de Victimología; Director y catedráti-
co del Diplomado de Psicología Jurídica de la Uni-
versidad Diego Portales, en Santiado de Chile,
así como profesor de Cursos de Post-Grados de
Victimología y Criminología en las Universida-
des de Hispanoamérica. Actualmente es Presiden-
te de la Sociedad iberoamericana de Psicología
Jurídica y ha sido nombrado Director en la Divi-
sión Nacional de Atención a Víctimas y Testigos
de la Fiscalía Genera! de la Nación del Ministe-
rio Público de Chile.
Conocemos de las calidades intelectuales
y humanas del Prof. Elias Escaff Si Iva- un Maes-
- 6-

tro de la Criminología- conocemos su solidari-


dad, compromiso ético y social que ha demostra-
do en los encuentros científicos, su constante apo-
yo a los trabajos de ayuda a las víctimas, su per-
manente generosidad y docencia. Cuando hemos
tenido la oportunidad de presentarlo en los Con-
gresos d e Victimología realizados en Córdoba
destacamos su p r o f u n d o humanismo y generosi-
dad intelectual, por ello es un privilegio que el
pensamiento y trabajo de Elias Escaff Silva, uno
de los referentes principales de la Victimología
Latinoamericana, se incorpore a esta Colección
de Opúsculos de Derecho Penal y Criminología.

Hilda Marchiori
Córdoba, 2004.
EL PAPEL DE LA P O L I C Í A ANTE LAS
VÍCTIMAS D E L D E L I T O .
LA E X P E R I E N C I A C H I L E N A
Cualquiera sea el tipo de sociedad exis-
tente, corresponderá a la policía el manteni-
miento del orden, la seguridad y fundamen-
talmente la investigación de los hechos de-
lictivos. Pero si ello es cierto en los lincamien-
tos más gruesos, al momento de precisar el
como se obtiene ese objetivo, es necesario
considerar los factores cambiantes de nues-
tra sociedad, especialmente, en momentos
como hoy, en que las transformaciones ideo-
lógicas, políticas, económicas, culturales,
científicas y técnicas son tan aceleradas y sig-
nificativas que influyen decisivamente en los
papeles que desempeñan los diferentes orga-
nismos.
En la actualidad, el rol de las institu-
ciones policiales se encuentra determinado
- 8-

por múltiples factores. Tres de ellos sin em-


bargo, nos parecen indispensables destacar en
esta oportunidad: a) el sistema democrático,
b) los derechos humanos y c) la creciente
modernización de nuestra sociedad. La situa-
ción y el significado de ellos en una socie-
dad, constituyen elementos determinantes del
rol que asumirá una particular policía.
a) El sistema democrático no es nuevo
por cierto, pero su aceptación de manera ma-
yoritaria por amplios sectores del planeta, así
como la suscripción y difusión de numerosos
tratados internacionales, que lo promueven y
difunden, han determinado recientemente una
percepción diferente de sus alcances. Defini-
do en sus orígenes por la separación de pode-
res y la elección periódica de los gobernan-
tes, hoy aparece incorporado a él, de modo
decisivo, el respeto y la protección de los de-
rechos humanos. En esta perspectiva, las exi-
gencias que se le hacen al aparato público tras-
cienden aquellas que durante décadas se con-
sideraron como suficientes; defensa, justicia
y seguridad.
b) En el ámbito de los Derechos Hu-
manos, tan caro para nuestras sociedades la-
tinoamericanas, ya ni siquiera basta con aque-
-ü_

líos llamados de la primera generación, co-


nocidos también como "derechos de la liber-
tad", con un contenido eminentemente indi-
vidual, inspirados en el pensamiento liberal
y reconocidos desde la Declaración de Inde-
pendencia de los Estados Unidos (1776) y la
Declaración de los Derechos del Hombre y
del Ciudadano (Francia 1789). Los Derechos
Humanos, como toda manifestación social,
constituyen una realidad cambiante. Avanzan-
do en el tiempo y en la evolución de la doctri-
na y de los tratados internacionales sobre la
materia, surgen aquellos conocidos como de
la segunda y tercera generación, los llamados
"derechos de la igualdad" y los "derechos de
la solidaridad". Estos últimos, denominados
así "por cuanto reflejan una cierta concepción
de vida en comunidad y por cuanto requieren
para su realización del esfuerzo conjunto de
todos los componentes de la sociedad" 1 , han
generado nuevas exigencias al sector estatal
(y también al privado por cierto), en el plano
de la asistencia a los seres humanos.

1
Aylwin Oyarzun, José. "Derechos Humanos: Desa-
fíos para un nuevo contexto". Noviembre 1991.
Mimeografiado.
- 10 -

La incorporación del tema de los Dere-


chos Humanos a la problemática social ha
hecho surgir una serie de nuevos requerimien-
tos en el ámbito de ajusticia y la criminali-
dad. Así, la víctima de un delito, es decir, ante
quien falló la "seguridad", ya no se satisface
con la mera "justicia" en los términos tradi-
cionales, hoy exige un apoyo, una ayuda y aún
una reparación a ese Estado que fue incapaz
de protegerla. En este sentido, son ejempli-
ficadores los acuerdos alcanzados en el Sép-
timo Congreso de Naciones Unidas sobre Pre-
vención del Delito y Tratamiento del Delin-
cuente. Allí, en Milán, en el año 1985 se al-
canza un consenso y se emite una "Declara-
ción sobre los principios fundamentales de
justicia para las víctimas de delitos y de abu-
so de poder". En esta declaración, entre otros
aspectos se señala:
"14.- Las víctimas recibirán asistencia
material médica, psicológica y social que sea
necesaria, por conducto de los medios guber-
namentales, voluntarios, comunitarios y au-
tónomos". 2 Y se agrega más adelante,

2
Naciones Unidas. Séptimo Congreso de las Naciones
Unidas sobre prevención del delito y tratamiento
-11 -

"16.- Se proporcionará al personal de


policía, ...capacitación que lo haga receptivo
a las necesidades de las víctimas y directrices
que garanticen una ayuda apropiada y rápi-
da". 3
c) Pero no es sólo por la línea del siste-
ma democrático y de los derechos humanos
que hemos de llegar a una nueva perspectiva
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bito del quehacer policial se ha de traducir en
la capacidad para incorporar los nuevos co-
nocimientos científicos y la tecnología ade-
cuada para el cumplimiento de sus objetivos.
Hacia fines de la década del '40, espe-
cialmente con los trabajos de H. Von Hentig,
y de B. Mendelsohn, surge la víctima real,
concreta, como una preocupación científica
que permite comprender de mejor manera la
génesis del crimen. Posteriormente vinieron
nuevos autores, Wertham, Ellenberger, y los
diversos Symposiums de Víctimología (Israel

del delincuente. "Declaración sobre los principios


fundamentales de justicia para las víctimas de de-
litos y del abuso de poder". Milán. 1985.Conf. 121/
22/ Rev. 1, pág. 51.
3
Idem.
- 12 -

1973, U.S.A. 1976, R.F. A 1979, Tokio 1982,


Zagreb 1985, etc). De este modo, la Victimo-
logia se empieza a desarrollar como discipli-
na científica y a entregar sus aportes al desa-
rrollo social y al mejoramiento de la calidad
de vida de todas las personas.
Los servicios policiales deben recoger
estos desafíos, incorporando los nuevos co-
nocimientos científicos que se van generan-
do, y haciendo suyos los requerimientos ciu-
dadanos, como única manera de mantenerse
vigentes, como cualquier institución pública
al servicio de la comunidad.
Una policía debe estar inspirada hacia
dar satisfacción a las necesidades que la so-
ciedad tiene, respecto a su seguridad perso-
nal y resguardo de sus bienes materiales. Debe
velar por restituir cualquier rompimiento o
quiebre que se produzca en el ámbito de la
seguridad ciudadana y su preocupación fun-
damental debe ser cumplir con las demandas
de la víctima de hechos delictivos. Es preci-
samente ésta, la víctima, el motivo primor-
dial de la existencia de una Policía.
En la medida que un organismo poli-
cial se aleje de las expectativas ciudadanas,
sea por la ineficiencia en la investigación po-
- 13 -

licial o por la incapacidad de restituir a la víc-


tima sus situación material, emocional o psi-
cológica previa al delito, deja de ser una ins-
titución de servicio público. Por otra parte,
este distanciamiento aumenta la probabilidad
de que la comunidad se vea expuesta a la pro-
liferación de la delincuencia y por lo tanto, a
la generación de un clima inadecuado para la
calidad de vida de una sociedad.
En este orden de ideas, una Policía debe
ser considerada eficiente, no sólo cuando de-
tiene a u n alto número de personas infracto-
ras de la ley. Habitualmente, a este generali-
zado criterio, deberían incorporarse otros con-
tenidos para evaluar su rendimiento, y uno
de éstos es, precisamente, el nivel de satis-
facción de las expectativas de las víctimas.
Ahora bien, la multiplicidad de delitos
genera también una multiplicidad de víctimas
y todas ellas requieren un trato digno y una
reparación justa. ¿Por qué entonces sólo las
víctimas de delitos sexuales.
Desde un comienzo enfocamos el tra-
bajo de creación de este Centro hacia la vícti-
ma de la agresión sexual. Desde luego, los
recursos, siempre escasos en nuestros subde-
sarrollados países, no permitían generar una
- 14 -

cobertura de atención generalizada. Más aún,


esta experiencia de asistencia a víctimas, sur-
ge entre las dudas de algunos y las esperan-
zas de otros, por lo que era indispensable aten-
der sólo a algunas de ellas.
Existe una multiplicidad de delitos y
como consecuencia una multiplicidad de víc-
timas, pero no todas ellas reciben el mismo
impacto con la comisión del hecho ilícito que
las victimiza. En múltiples casos el daño pue-
de adquirir características graves, pero en la
específica situación de las víctimas de agre-
siones sexuales, nos parecía que era más ur-
gente esta atención. El daño, podía traducirse
en un costo psicosocial irreparable no sólo
para la víctima y su familia, sino para la so-
ciedad toda. Pero además, en estas situacio-
nes, la víctima no tenía donde recurrir. En
nuestro país no había -y no hay, fuera de no-
sotros- organismos especializados en la aten-
ción interdisciplinaria y global de los proble-
mas derivados de una agresión sexual. Por lo
demás, la gran mayoría de ios casos que par-
cialmente habíamos atendido, derivados de
la Brigada de Delitos Sexuales, correspondía
a menores de escasos recursos, lo que hacia
aún más inaccesible para ellos las posibili-
- 15 -

dad de un tratamiento adecuado. Por otra par-


te, el ya mencionado Congreso de Milán pa-
recía darnos la razón: "Al proporcionar ser-
vicios y asistencia a las víctimas, se prestará
atención a las que tengan necesidades espe-
ciales por la índole de los daños sufridos..." 4
Estas razones son algunas por las cua-
les un Centro de Asistencia a las Víctimas del
delito se justifica plenamente dentro de un
Instituto de Criminología, en el contexto de
una policía.
Más aún, el hechos que el CAVAS, Cen-
tro de Asistencia a Víctimas de Atentados
Sexuales, pertenezca a un organismo policial
nos ha facilitado llevara cabo un conjunto de
acciones, internas como externas a la institu-
ción, que han redundado en una mejor aten-
ción, aceptación y consideración a la víctima
de atentados sexuales.
En el ámbito institucional, la labor del
CAVAS inicialmente, estuvo dirigida a sen-
sibilizar a los funcionarios policiales de los
diferentes niveles, en relación a la problemá-
tica de la víctima de un delito. La existencia
de este organismo, (al principio quizás resis-

4
ídem.
- 16-

tida, por no constituir en apariencia una acti-


vidad propia de carácter policial), hoy pode-
mos señalar con gran satisfacción, constituye
no sólo una realidad plenamente aceptada,
sino que las autoridades hacen esfuerzos por
dotarlo de los recursos necesarios para dar
satisfacción a los requerimientos de las vícti-
mas.
Por otra parte, también en el plano ins-
titucional, se han ejecutado diversos cursos
tendientes a especializar a los coordinadores
policías que se desempeñan en el área del
delito sexual, en las diferentes regiones del
país. Los contenidos de esta actividad docen-
te están ligados al manejo de la entrevista ini-
cial, a la obtención de la información, al lo-
gro de una relación facilitadora con la vícti-
ma, la comprensión de su conducta y el ma-
nejo de situaciones de crisis, la capacitación
para derivar a la afectada al organismo ade-
cuado, así como habilitación para efectuar
labores preventivas en el ámbito de la comu-
nidad.
Fuera de la institución, pero dentro del
sistema penal, el hecho de que el CAVAS esté
inserto en una policía, le ha facilitado desa-
rrollar una serie de actividades de coordina-
- 17-

ción con otros organismos que cumplen mi-


siones ligadas a fenómeno delictivo.
Con el Servicio Médico Legal, estable-
cimiento dedicado, entre otras funciones, a la
ejecución de la pericia gineco obstetra, se ha
logrado un intercambio periódico de conoci-
mientos, y una agilización en la atención de
la víctima, al ser derivadas de un organismo
a otro, para las diferentes intervenciones.
Con el Poder Judicial se han desarro-
llado acciones en distintos niveles. Con los
jueces se ha establecido una comunicación
directa, que implica un reconocimiento mu-
tuo de la importante labor que desarrolla cada
cual. De este modo, cada vez con mayor fre-
cuencia, los magistrados nos solicitan peri-
cias, tendientes a establecer los daños psico-
sociales en la víctima, consecuenciales al he-
cho delictivo; como asimismo, consultan una
opinión profesional destinada a determinar el
grado de veracidad, de las afirmaciones he-
chas por ella en el tribunal. Por otro lado, el
CAVAS, consciente de la necesidad de no in-
terferir en la tramitación del proceso penal,
ha intercedido por algunas víctimas con im-
portantes trastornos de orden psíquico deri-
vados del delito, obteniendo la postergación
- 18 -

de careos y otras diligencias, ordenadas por


el tribunal, y, que aparecen en ese momento
contraindicadas desde el punto de vista tera-
péutico.
En esta misma área, el Poder Judicial,
el CAVAS ha efectuado una importante cola-
boración a la formación y especialización de
ios funcionarios, que sin ser abogados, se
encuentran encargados de efectuar las entre-
vistas de la víctima y ios partícipes de delito.
Al respecto, personal del CAVAS ha dictado
cursos a los Actuarios y, en la actualidad, exis-
te un trabajo conjunto, tendiente a lograr una
plena coordinación entre todos los organis-
mos que intervienen directamente con la víc-
tima.
La experiencia adquirida por el CAVAS,
a observar reiteradamente las dificultades que
planea la legislación, con respecto a la posi-
bilidad que tiene la víctima para aportar prue-
bas legales al proceso, ha permitido a sus in-
tegrantes participar en diferentes comisiones,
junto a otros organismos, se han elaborado
proyectos de ley, para lograr las modificacio-
nes pertinentes y ser enviadas al Poder Le-
gislativo, para su aprobación, de manera que
los Tribunales cuenten con una herramienta
- 19 -

justa, apropiada a las exigencias actuales de


a comunidad.
Para el CAVAS, también ha sido un ele-
mento facilitador el pertenecer a una organi-
zación policial, cuando requiere ejecutar di-
versas acciones de orden social, en pro de las
víctimas, en Municipios, Centros Hospitala-
rios, organizaciones gubernamentales y no gu-
bernamentales. Lo mismo ocurre en la reali-
zación de su misión preventiva, destinada a
reducir en la población el riesgo de ser victi-
mizada, cuando se concurre a establecimien-
tos educaciones, centros comunitarios o ju-
veniles.
Chile es un país que cuenta hoy con una
población cercana a los trece y medio millo-
nes de habitantes. Para formarse una idea glo-
bal del delito, puede señalarse que la Policía
de Investigaciones, que es el organismo que
habitual mente ejecuta la investigación del
delito, recibe alrededor de 170.000 órdenes
de investigar al año, emanadas de los dife-
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consecuencia de denuncias que han sido for-
muladas por la población.
Los delitos denunciados que atentan
contra el "orden de la familia, moralidad pú-
-20 -

hlica y la libertad sexual", son aproximada-


mente un cuatro por ciento del total de la cri-
minalidad en el país. De ellos, la mitad ocu-
rre en la Región Metropolitana, que corres-
ponde a Santiago. Los delitos más comunes
son la violación y ios abusos deshonestos,
especialmente en menores de edad.
En Santiago, cerca de un tercio de las
denuncias hechas por agresiones sexuales son
atendidas terapéuticamente en el CAVAS,
entendemos con plena satisfacción por parte
de las víctimas, al observarse, en pocas se-
siones, una importante recuperación de su
estado psíquico y adaptación social.
Existe una proyecto de ampliación del
CAVAS a otras regiones, no obstante, los re-
cursos insuficientes han impedido dar paso a
este nuevo desafío.
En Santiago, a raíz de las relaciones con
otras organizaciones gubernamentales y co-
munitarias, surgió una importante coopera-
ción con el Servicio Nacional de La Mujer,
SERNAM, que con gran esfuerzo, en marzo
de 1991, inauguró un "Centro de Atención en
Violencia Doméstica", con una organización
profesional y modelo de asistencia semejan-
te al implementado por CAVAS y que a la
- 21 -

fecha ha alcanzado importantes logros en esa


área. 5
Las acciones efectuadas por CAVAS, en
los planos terapéutico y preventivo, junto a
otras actividades planificadas por el actual
gobierno, como la creación del Instituto de la
Juventud, los estudios de modificación de
planes y programas en educación, la campa-
ría i=>l ^irl-j pif liírn imr»lír*í»Ho £>1 orí mí( c
consecuencias en el comportamiento de la
población en general y en el delito sexual en
especial.
Hoy se observa un importante cambio
de actitud por parte de la comunidad espe-
cialmente en los jóvenes, respecto al tema de
la sexualidad, se discute la manera de incor-
porarlo a los planes y programas educacio-
nes, se generan foros respecto a la importan-
cia de la formación de los padres para la en-
trega de información, etc. Del mismo modo,
hemos observado una actitud más asertiva,
por parte de las mujeres, en la defensa de sus
derechos y asunción de roles más activos fren-
te a su libertad sexual.
5
Centro de Atención en Violencia Doméstica. Sernam-
1. Municipalidad de Santiago. "Acerca de quienes
somos".
-22 -

Por otra parte, si bien el delito sexual


en Chile ha permanecido estable en términos
cuantitativos, en Santiago se ha observado un
importante aumento de las denuncias. Dicho
aumento lo interpretamos, en parte, debido al
hecho que la población se encuentra más in-
formada de sus derechos y asume una actitud
más adaptativa frente a la agresión. En térmi-
nos criminológicos, podemos hablar de una
reducción de la cifra negra del delito sexual,
considerad por diversos autores, entre las más
altas.
El proceso de transformaciones que
vive la humanidad toda, así como aquellos
cambios específicos de nuestra patria, y den-
tro de ellos, muy especialmente el conjunto
de actividades tendientes a responder a las ex-
pectativas de la víctima del delito, nos obliga
a continuar nuestro desafío de estar vigente,
y de responder a los diversos requerimientos
sociales. Pero continuar en esta senda no es
un problema del azar, ni sólo de obtención de
recursos. Es fundamentalmente un Aproblema
de opción, de perspectiva, de filosofía de vida.
Es preciso sentirse comprometido con el ser
humano como tal, pero además, con la op-
ción de "servicio público" que hemos esco-
gido como funcionarios públicos.
- 23 -

El Centro de Asistencia a las Víctimas


de Atentados Sexuales (CAVAS), hoy, parte
del Departamento de Victimología del Insti-
tuto de Criminología de la Policía de Investi-
gaciones de Chile, organismo científico-téc-
nico dedicado a la investigación de delito y a
satisfacer los requerimientos de las víctimas,
se encuentran orgullosos en esta nueva etapa.
Si el esfuerzo mancomunado de los in-
tegrantes del equipo interdisciplinario del
CAVAS, permite lograr la readaptación psí-
quica y social de una víctima de la agresión
sexual, esa dedicación no ha sido en vano.
Una persona al menos ha visto restituida en
parte el daño ocasionado por la acción delic-
tiva y se ha reincorporado como un ciudada-
no útil y productivo a la sociedad.
LA V Í C T I M A F R E N T E AL SISTEMA
.JURÍDICO PENAL

I. Introducción.
Los orígenes de la Victimología, como
es sabido, se remontan a mediados de este
siglo cuando, por una parte, se conocen los
trabajos de B. Mendelsohn 1 relativos a la
víctima, que venía haciendo desde la década
del '40 y, por otra, Hans Von Hentig 2 publi-
ca un texto en donde da a conocer los dife-
rentes comportamientos de la víctima en re-
lación al autor y propone una clasificación de
las víctimas que hasta nuestros días tiene vi-
gencia.
1
Mendelsohn, Benjamín. Publica varios artículos so-
bre Victimología.
2
Von Hentig, Hans. El criminal y su Víctima. Univer-
sidad de Yale. 1948.
Desde sus comienzos, los objetivos fun-
damentales de ella fueron investigar los fac-
tores asociados a la existencia de víctimas,
examinar su posible aporte al delito, descri-
bir sus diferentes sufrimientos y pretender una
reducción de los riesgos de ser victimizado.
Como se recordará, la Criminología
había hecho importantes esfuerzos por enten-
der el fenómeno delictivo, sin embargo des-
de sus inicios, 1876 con C. Lombroso 3 , toda
la preocupación se había centrado en la per-
sona del delincuente. Por más de 60 años se
elaboraron teorías y propuestas que se mo-
vieron en un eje que se desplazaba desde una
perspectiva marcadamente biologicista y de-
terminista, hasta pretender explicar la exis-
tencia del delito sólo a través de la influencia
del medio.
Sin duda, la gran olvidada en todos es-
tos análisis y elaboraciones teóricas, fue la
víctima del acto delictivo.
En la actualidad, la Victimología cons-
tituye un importante quehacer para innume-
rables estudiosos, provenientes de distintas

3
Lombroso, César. "El hombre delincuente en rela-
ción con la antropología criminal. 1876.
- 27 -

esferas del saber, que han encontrado en esta


área, la satisfacción de producir interesantes
aportes, para una comprensión más integrati-
va y real del fenómeno criminal.
Existen algunas discrepancias respecto
si constituye una ciencia autónoma o depen-
diente de la Criminología, concordamos con
el pensamiento del destacado autor Elias Neti-
man, que sostiene la necesidad de dejar de
lado estas discusiones bizantinas. 4
Históricamente la Yictimología se ha
preocupado por determinar el papel que ha
desempeñado la víctima, tanto en la génesis
como en el desarrollo del delito; de la reali-
zación de estudios de victimización, como una
manera de conocer la criminalidad real; de
examinar los temores experimentados por
grupos minoritarios victimizados; por lograr
alguna forma de indemnización, asistencia
jurídica, social y psicológica de las víctimas; 5
y, elaborar políticas de prevención ciudada-
na.

4
Neuman, Elias. "La Yictimología". 1989, citado de
Las Penas de un penalista, págs. 62 y siguientes.
5
Landrove Díaz, Gerardo. Victimología. 1990, pág.
21.
- 28 -

No obstante todo lo anterior, existe un


tópico que tiene notoria vigencia y debe inte-
resar a toda la comunidad, por cuanto lo que
cada uno haga al respecto, tendrá una influen-
cia decisiva en los daños psíquicos o sociales
que se le hayan ocasionado a la víctima, como
en la persistencia de los trastornos derivados
de la acción delictiva. Se trata, pues, del trato
o atención aueA le hemos dado a ella con J.nos-
terioridad al delito.
En términos conceptuales, se ha llama-
do "segunda victimización", o "victimización
secundaria" al sufrimiento que experimenta
la víctima en su paso por las diferentes ins-
tancias del sistema penal. La victimización
secundaria se deriva de las relaciones de la
víctima con el sistema jurídico-penal, con el
aparato represivo del Estado 6 . Esta experien-
cia resulta, por desgracia, en muchas ocasio-
nes más perj udicial y negativa que la propia
acción delictiva.
Desde el punto de vista teórico y prác-
tico, la "segunda victimización" no es un pro-
blema que atañe sólo a los afectados por el
delito. De hecho, tiene una reconocida in-

6
Idem. Fág. 44.
fluencia en la llamada "cifra negra", en cuan-
to es habitual que las víctimas de un delito
aduzcan, precisamente, no denunciar a la au-
toridad respectiva porque les resulta incómo-
do pasar por tanto trámite judicial. Más aún,
debemos considerar que el desconocimiento
de la criminalidad real por parte de los orga-
nismos gubernamentales, puede significar el
diseño de políticas de prevención del delito
que resulten inapropiadas.
Pero ¿qué es lo que efectivamente siente
una víctima de un delito sexual, cuando se ve
enfrentada a la instancia de denunciar un de-
lito, o sea, simplemente, defender sus dere-
chos?.
A continuación, se pretenderá ir desen-
trañando, desde la propia perspectiva de la
afectada, esta terrible realidad. Previamente,
se dará a conocer en forma muy general, los
trastornos más comunes que se experimen-
tan luego de un abuso sexual. Esta breve des-
cripción permitirá tener una apreciación del
estado psíquico en que la víctima se encuen-
tra cuando debe realizar todas las diligencias
procesales.
- 30 -

II. Sintomatoíogía Derivada de una


Agresión Sexual.
Resulta muy difícil describir, de mane-
ra exhaustiva, los diferentes síntomas conse-
cuenciales a una agresión sexual. Son tantas
las áreas afectadas y tan particulares los sen-
timientos que se evocan, que cada caso tiene
una connotación especial. Sin embargo se ha
destacado que en ello influyen, de manera
decisiva, la edad, sexo, el tipo de agresión, la
cantidad de agresores y la calidad de éstos,
las experiencias previas en la sexualidad, la
concepción que se tenga de ésta, el tiempo de
exposición al delito y el apoyo que ha brinda-
do el grupo familiar. 7
El episodio mismo del acto delictivo es
descrito habitualmente como "estar cerca de
la muerte", y, sin dudas, para aquella persona
que ha estado cerca de la muerte, la vida no
sigue siendo la misma. A partir de este acon-
tecimiento, la vida adquiere un significado
distinto para el futuro, que en el caso de las
víctimas sexuales, ha perdido su sentido real.

7
Escaff Silva, Elias. "Superando el trauma de la vio-
lación". Revista institucional de la Policía de In-
vestigaciones. 1988.
-31 -

Los trastornos de la víctima podríamos


dividirlos, para hacerlos más comprensibles,
en aquellos que afectan su relación con el
medio y los intrapsíquicos.
En el ámbito de lo intrapsíquico, lo más
característico es una depresión reactiva, donde
predominan los síntomas ansiosos, trastornos
del sueño, percepción negativa del futuro, con-
7iiT-ii/í.'\¿'
LV-1 11 V 1 V V.' ¿iV^iCttX
i-'i 1 ii V
,•/-.LÍO
t • »-oí
l fí di»
M JCH.I VO CA OUV}.*1-' I WW IV.-
mática, autoestima disminuida, aparición de te-
mores específicos y trastornos en la esfera de la
sexualidad. En el caso de la violación sodomí-
tica, a ello debe agregarse una profunda duda
sobre la propia identidad sexual e inseguridad
de dar cumplimiento a su rol masculino.
En el área de la relación de la víctima
con su medio, aparece una serie de trastor-
nos. En la violación heterosexual se obser-
van —incluso frente a la pareja, novio o cón-
yuge- reticencia, temores variados y pérdida
de confianza en la imagen global de hombre.
En la violación sodomítica, a lo anterior, se
agrega una evidente inseguridad frente al con-
tacto con seres de su propio sexo y un cierto
estigma frente a la comunidad en general.
Asimismo, cualquiera sea la identidad
sexual de la víctima, existirá una tendencia
- 32 -

natural a generalizar las experiencias, lo que


implica asumir un comportamiento desconfia-
do general hacia todas las personas, incluidas
sus amistades y hasta su propio grupo familiar.
Sus relaciones familiares, sociales y,
muy especialmente, las afectivas se ven fuer-
temente perturbadas. Habitualmente Ja vícti-
ma asume una actitud sensitiva, defensiva y
autorreferente, que la hace perder su espon-
taneidad y contacto social. También es fre-
cuente una baja en su rendimiento, escolar o
laboral, por cuanto pierde sentido para ello
esforzarse para alcanzar algo en la vida.
Los cambios conductuales observados
son múltiples. En alguna medida, la víctima
intenta ocultar su propia sintomatología, sin
embargo, evitar la expresión social del daño
constituye una tarea muy difícil. De allí que,
la Dra. Marchiori, señale que "el sufrimiento
de una persona que ha sido víctima de un deli-
to significa una situación social especial, la víc-
tima es humillada y sufre física, psicológica y
social mente a consecuencia de la agresión". 8

8
Marchiori, Hilda. "La víctima del delito". Victimolo-
gía 1. Centro de Asistencia a la Víctima del Delito.
Ministerio de Gobierno. Córdoba. Argentina.
-33 -

Si bien estos síntomas no se encuen-


tran permanentemente presentes en la vícti-
ma, existen algunos momentos claves para
ella, que van a ser decisivos para ia persis-
tencia o extinción futura de su ansiedad y sin-
tomatología general. Los momentos claves
más característicos son: actitud inmediata
posterior de la familia y seres afectivos; con-
tacto que establece con la Policía en el mo-
mento de la denuncia; manejo que haga el
empleado judicial o actuario en la ratificación
de denuncia; atención brindada en la pericia
médico-legista; diligencia de careo en el tri-
bunal; y, manejo de la situación de reconoci-
miento del autor -en los organismos policia-
les o tribunal- cuando éste es desconocido
para 1a víctima.
Por otra parte, la intervención asisten-
cial más apropiada para una víctima de una
agresión sexual, sin dudas, corresponde a la
prescripción de un tratamiento ínterdiscipli-
narío. 9 Son tan amplias y variadas las altera-
ciones que surgen como consecuencia del

9
Escaff Silva, Elias. "Esquemas terapéuticos en Asis-
tencia de Atentados Sexuales". Victimoiogía 4.
Centro de Asistencia a la Víctima del Delito. Mi-
nisterio de Gobierno de Córdoba. Argentina.
-34 -

delito, que un solo profesional es insuficien-


te para corregir todas las consecuencias de un
abuso sexual.
III. Percepción de la Víctima de los
Organismos que Intervienen en el Proce-
so Judicial, Penal y Policial.
Nuestra experiencia en el CAVAS 1
luego de prestar asistencia a más de 2.000
víctimas de distintas edades, mujeres y hom-
bres, de diferentes estratos sociales y por di-
ferentes figuras delictivas, nos permite expre-
samos con cierta base sobre esta temática.
Para sintetizar la percepción que tiene la víc-
tima, nos referiremos a una serie de aspectos
que se consideran esenciales para la compren-
sión de su estado y vivencias que experimen-
ta.
Pudiera parecer superficial, pero sin
embargo la víctima en forma reiterada se re-
fiere a la imagen física de los tribunales. Ellos
se le presentan como viejos, sucios, malolien-
tes, incómodos, grises. Esta percepción, la

10
C.A.V.A.S. Sigla que representa al Centro de Asis-
tencia a Víctimas de Atentados Sexuales, depen-
diente de la Policía de Investigaciones de Chile,
creado en 1987.
-35 -

primera respecto de los tribunales, puede lle-


gar a ser determinante en la imagen que se
forma la víctima de todo el poder judicial y
de las actitudes que va a asumir frente a él.
A veces, luego de una larga espera, la
víctima descubre que no podrá ser atendida,
por cuanto los antecedentes de su caso no han
llegado al tribunal. Ello le reporta inmediata-
lllWlltW i 1 ' ' )lillCA^V^ll
i>~i!>rl tii Cillcl J iiT]íiiinVJ/W
. ? :UVJCU
i /)^cnH i i i !'ii>-, An .mjv.i
LIVUIUV^IUII H ' JIVO
diferentes elementos del sistema penal, que
debilita su expectativa inicial.
En muchas ocasiones, la víctima ha sido
citada a declarar, conjuntamente, con el incul-
pado y hacen antesala juntos en el tribunal, si-
tuación que se presta para que la víctima en
algún modo se sienta amedrentada o para que
familiares del inculpado la amenacen o bus-
quen hacerla desistir de la denuncia.
Cuando debe entregar su declaración,
es recibida por un funcionario que la hace in-
gresar a una sala amplia, de carácter común,
donde se están practicando otras entrevistas,
de lo que deduce que será sometida ai mismo
procedimiento, a pesar de lo privado que es-
tima su denuncia.
La entrevista la efectúa un desconoci-
do, con frecuencia del sexo opuesto, que asu-
-36 -

me por lo general una actitud fría, imperso-


nal, rutinaria, sin hacer ningún esfuerzo por
empatizar con su interlocutor y que, además,
le exige una descripción pormenorizada de
los hechos, adoptando habitualmente una ac-
titud de duda acerca de la veracidad de su re-
lato. Se le pregunta el por qué no se defen-
dieron más enérgicamente del ataque, o si el
abuso ha sido reiterativo en el tiemDO.
1 7 i.Dor X.
aué
sólo ahora desea hacer su denuncia. Parece
que existiera una incapacidad de entender los
momentos de ansiedad y temor que experi-
menta cualquier víctimas ante un hecho de-
lictivo.11
Frecuentemente el actuario es percibi-
do como una persona todopoderosa, omnipo-
tente dentro del proceso judicial, situación que
en alguna medida se genera por el tipo de
contacto ya descrito. Esta percepción suele
acrecentarse por los comentarios que escu-
cha en los pasillos acerca de éste y por las
propias expresiones o insinuaciones del mis-
ino, en relación a sus posibilidades de mane-
jo de la causa.

11
Viano, Emilio. Opúsculos de Derecho Penal y
Criminología N° 28. "Violencia, victimización y
cambio social". Págs. 66 y siguientes.
-37 -

Terminada la entrevista la víctima sale


llena de dudas e interrogantes sin saber qué
vendrá más adelante en relación a ella y al
victimario.
Por lo demás, es conocido el temor que
experimenta una persona cuando se relacio-
na, en cualquiera de sus formas, con los or-
ganismos vinculados a la administración de
1
i| Hí'fi
Li L1/ ' íí.
" 111^
l n 1,1j.n/Víiri Í1J11V. n1I L W
ríaU^
ili II)U.1C•; i 1, i 11-| i\ IK^l
tIJ IV i i ,11 1)
haga la denuncia, demanda o querella, siem-
pre se está sintiendo el "peso" de no tergiver-
sar los hechos o, de tener la intención de ha-
cerlo, de no ser sorprendido por la autoridad.
Dentro de las imágenes que es necesa-
rio destacar está la del juez. Por lo general,
este aparece como un sujeto lejano, distante,
inaccesible, que no interviene en absoluto en
su proceso y que, por lo tanto, nada hace para
solucionarle su problema o satisfacer sus ex-
pectativas.
Un último aspecto, que suele coronar
una mala percepción de la justicia se da en
aquellos casos en que la víctima puede iden-
tificar a su agresor y éste, por diferentes ra-
zones, no es detenido o logra su libertad de
inmediato. Esto, para mayor desconcierto de
la afectada, se produce sin que medie expli-
- 38 -

cación alguna o, al menos, una exposición de


motivos procesales que impidan otra actua-
ción por parte del tribunal.
Cabe citar al respecto, una investiga-
ción empírica realizada en el año 1990, por
los Profesores González y Muñoz, en proce-
sos penales instruidos por violación entre los
años 1986 y 1989. El estudio reveló que en
202 casos, que indiscutiblemente correspon-
dían a violación, sólo 2 terminaron con sen-
tencia condenatoria. 12
La percepción que tiene la víctima de
su paso por el tribunal, en síntesis, es que a
ella no se le ha hecho justicia. Desde sus ini-
cios se ha cuestionado su declaración y se le
ha incomodado con preguntas que manifies-
tan cierta morbosidad.
Más aún, la víctima percibe que en todo
este período ha incrementado su angustia, ha
perdido confianza en sí misma y se ha llena-
do de sentimientos de culpa por efectuar 1a.
denuncia.

12
Marco A. González y Eduardo Muñoz. Facultad de
Derecho. Universidad de Chile. "Un estudio sobre
las violaciones en Chile".
-39 -

Estima que el proceso ha sido lento,


engorroso, le ha significado perder tiempo,
dinero y, al final, no ha conseguido nada.
Por lo descripto, parece inútil un con-
junto de diligencias procesales —algunas de
ellas vejatorias- si el resultado final del jui-
cio es un sobreseimiento a una absolución.
De allí la pregunta que se hace Elias Neu-
rvr»», - "W'i 1 ! i 1jpdici
iiicin., ^Vciiv^ y-| n. in icinnciiici
.i Y.t »>-'1 í'1mr'iu ítvir»»-tiíí ono» Át,
y Vr
victimización en aras del logro del inseguro
hallazgo de la culpabilidad penal?. 13
Por otra parte, la percepción que tiene
de la Policía, no siempre es la deseada. En
reiteradas ocasiones, vemos que las víctimas
se refieren a ella, con expresiones que repa-
ran en la eficiencia, carencia de profesiona-
lismo y, más concretamente, en el desinterés
por detener al inculpado y dar solución a su
problema.
Su paso por el Servicio Médico Legal,
tampoco parece ser muy afortunado. De he-
cho al local lo identifican con el nombre de
"la morgue", pretendiendo señalar de alguna
manera que allí se examinan a los muertos.
Existe la percepción en las víctimas, de que

13
Neuman, Elias. "Victimológía". 1989. Cit. Pág. 190.
-40 -

allí nuevamente se le interroga acerca de los


hechos, situación que contrasta con sus ex-
pectativas, por cuanto ella ha concurrido sólo
para un examen médico. El tener que repetir
en cada una de las instancias su relato, indu-
dablemente acrecienta su sintomatología an-
siosa.
Existe otra consideración además. La
\ rír»+i m o r»rv tnf ArmomÁr» o 1 í"íi mo
ivuinu llw i v u i u u mivniia^iviJi aig,uiia aV^wvu
de la pericia médico-legal, y ante sus requeri-
mientos se le señala que sus resultados serán
enviados directamente al Tribunal, situación
que la desconcierta, por cuanto ella desea te-
ner un mayor conocimiento en relación a lo
que le está sucediendo, para asumir un rol más
activo frente a su propio problema.
Por otra parte, la víctima suele percibir
que su familia, amistades y, en general, la
sociedad tampoco le ha brindado el apoyo que
esta estima merecer. Las actitudes compasi-
vas, interrogativas, sugerentes o de franco
cuestionamiento, provenientes del medio don-
de se desenvuelve la víctima, constituyen un
gran conflicto para ella. Por lo general, esta
situación descripta se complica más, consi-
derando la aparición de actitudes autorrefe-
rentes, en el sentido de que cualquier aseve-
-41 -

ración o expresión que provenga de su alre-


dedor, la asume como dirigida de manera
agresiva hacia sí misma.
Es perfectamente deducible que toda
esta tramitación es ansiógena y de alguna
manera frustrante, porque lo habitual en no
encontrar un resultado positivo con todas es-
tas gestiones. La víctima se pregunta, enton-
V/Wj /uv/
~\ c*iiiauvjiu
m o n o r o ív/jtuiuuu,
ri o ooí
i vi/ojiÁ
a n v alo
Cx r\Apo
p-oliu lu« x
to desgaste psíquico para nada.
IV. Hacia una Mayor Consideración de la
Víctima.
Las dificultades de la víctima, sus sen-
timientos y expectativas, hoy constituyen
motivo de preocupación para todos los que
de alguna manera se encuentran vinculados a
la administración de justicia. Para ser preci-
so, en la actualidad se observan algunos ade-
lantos, al parecer, un mejor contacto interper-
sonal y una mayor sensibilización frente a los
daños que se pueden ocasionar por impruden-
cia o desconocimiento.
Sin embargo resta mucho por hacer en
este ámbito. Ya es difícil, para la víctima, so-
brellevar el daño psíquico y social que oca-
siona la acción delictiva, en la cual de alguna
-42 -

manera han fallado los controles sociales, para


que además, ella deba sufrir el paso por las
diferentes instancias policiales y judiciales.
Difundir esta problemática, en el senti-
do de conocer con objetividad los sufrimien-
tos de la víctima, y proponer un conjunto de
acciones tendientes a disminuir su daño, im-
plica acercarnos a la solución. Y ésta, por su-
j^juvoiu, niiu
n v-o
<ao íqpi l i/o
xuvii, j u umui pc imt rvUiuviu
c n / ^ f o ao fIA/^rvc
vuuj
los participantes en el proceso penal, y ade-
más, exige una rigurosa coordinación que, por
naturaleza y funciones de los diferentes orga-
nismos, resulta compleja.
Es difícil señalar, de manera genérica,
cuales son las modificaciones necesarias en los
ámbitos administrativos, jurídicos o simplemen-
te pretender la reestructuración de algunos há-
bitos que podría permitir un mejoramiento de
la situación de la víctima. Ello, principalmente,
porque cada país tiene sus propias legislaciones
y costumbres que posibilitan, dentro de estas
consideraciones globales, algunas variantes en
al
V'i trofn /uip ca x\-/
UUIU V^U^ lo rio o lo
ua U lti \rú»ftr»-íO
V lVtlllltl.
Sin embargo, en este plano, debemos
proponer soluciones que impliquen un real
avance en la humanización de los procedi-
mientos. No es posible continuar "adminis-
-43 -

trando j usticia" si no se tienen en considera-


ción algunos tópicos que son fundamentales
desde la perspectiva de la víctima.
Por una parte, es esperable una actua-
ción más acertada de quienes rodean a la víc-
tima. Por lo general la sociedad, con su acti-
tud, tiende a estigmatizarla. Cada uno de los
actores deben adoptar la posición apropiada
oro m m 1A n n cnr»o/-)o T7o nooooo»1 ponrijir
Paxa v^uv/ v n v II\J ouvyvua. J_;O w o a i 1 v ov^^uil
creando conciencia entre el público, de es la
manera, como señala Viano, se "contribuye a
establecerlo como parte de la constelación de
temas sobre los cuales hay que hacer algo". 14
Por otro lado, resulta imprescindible
bregar por el desarrollo creciente de los dere -
chos de la víctima y, naturalmente, dárselos a
conocer, porque como indica la Dra. Marcnio-
ri "la víctima generalmente ignora sus dere
chos porque precisamente nadie le proporcio
na información legal, ignora por lo tanto si
puede acudir a un abogado, a un médico". '

14
Viano, Emilio. Opúsculos de Derecho Penal y
Criminología lsl° 28. "Violencia, victimización y
cambio social". Pág. 47.
15
Marchiori, Hilda. Opúsculos de Derecho Penal y
Criminología N° 34. ¿Conoce el juc/, las coir.c
cuencias del delito? Pág. 45.
-44 -

Cabe recopilar, entonces algunos de estos de-


rechos, que resultan indispensables para lo-
grar un trato digno, en un marco de respeto y
privacidad.
1) Derechos de la víctima en los organis-
mos policiales:
Por lo general las víctimas inician su
denuncia en uno de estos organismos. Es ésta
la primera impresión a lo que estará enfrenta-
da al ejecutar la denuncia, por lo que tendrá
un valor decisivo en su percepción de la jus-
ticia y su disposición a colaborar con ella. En
este ámbito debemos recordar la necesidad
de:
- Atención inmediata de su de-
nuncia, en recinto privado y adecuado.
- Recepción de antecedentes del
delito por parte de personal especiali-
zado, en especial, cuando se trate de
menores o víctimas de delito sexual.
2) Derechos de la víctima durante el proce-
so:
Las mayores dificultades que enfrenta
la víctima corresponden a su paso por los Tri-
bunales, de allí que, resulta necesario consi-
derar:
-45 -

- La protección de ia víctima fren-


te a posible agresión o amenaza del in-
culpado.
- Exigencia de un trato deferente,
acorde a su calidad de víctima.
- Evitar la instancia de careo en
menores de edad.
- Derecho a contar siempre con
asesoría legal.
3) Derechos de acceso a la información:
Resulta imprescindible que en las dis-
tintas instancias por las que pasa la víctima
se le informe sobre el sentido de la diligencia
en la que participa y de las actividades futu-
ras que se van a desarrollar en relación con
su problema. Esto es válido para:
- Organismos policiales.
- Pericias médico ginecológicas.
- Tribunales de Justicia.
4) Derechos pecuniarios o compensatorios
de la víctima:
Se debe buscar la fórmula para brindar
algún tipo de resarcimiento económica a las
afectadas, en atención ai daño físico y moral
que le ha causado el delito. Además, siempre
-46 -

se deben considerar los gastos propios que le


genera la participación en el proceso.
Es posible pensar, que además de bus-
car fórmulas compensatorias para la víctima,
estas imposiciones podrían ampliar el efecto
preventivo o disuasivo de la pena.
5) Derechos asistenciales de la víctima:
Es un derecho consagrado y reconoci-
do que hoy la víctima debe tener acceso a un
tratamiento asistencial, cuando por efectos del
delito, se encuentre afectada psíquica o rao-
ralmente. Si el sujeto activo del delito no dis-
pone de los recursos económicos que deman-
de el tratamiento, sin dudas, es el Estado quien
debe asumir esta tarea.
La plena vigencia de estos derechos y
la implementación de medidas para su regu-
lación, podrían significar a la víctima un me-
jor trato y consideración.
Es tarea de todos los que de una u otra
manera están vinculados a la administración
de justicia, realizar ios esfuerzos necesarios
para que el paso de la víctima por las distin-
tas instancias del proceso judicial, no consti-
tuya verdaderamente un trauma que acrecien-
te, aún más, los efectos habituales que oca-
siona un delito.
-47 -

La víctima espera una pronta res-


puesta. Una respuesta que sea acorde con
su calidad de ser humano. Humanidad que
íe ha sido esquiva en su transcurrir tras la
búsqueda de la justicia. Devolvámosle su
dignidad, levantémosle su cara y ofrezcá-
mosle nuestro apoyo.
H A C I A UN M O D E L O T E R A P É U T I C O
PARA V Í C T I M A S A D O L E S C E N T E S
DE VIOLACIÓN P O R DESCONOCIDO

Elias Escaff Silva •''


Juan M. Galvez V.
Christian Frez C. ("J

I. Introducción
El tema de la violación cobra cada día
mayor importancia en nuestra sociedad. El
actual conocimiento que se tiene acerca de
las repercusiones que ésta tiene en la condi-
ción psicológica de la víctima, corno de las
consecuencias sociales y familiares que de ella
se derivan, hacen de este delito un motivo de

n
Psicólogo, Director Instituto de Criminología. Poli-
cía de Investigaciones de Chile.
(
"> Egresados Escuela de Psicología, Universidad Cen-
tral. Departamento de Victimología, Instituto de
Criminología.
-50 -

especial preocupación. De allí que en los di-


ferentes ámbitos científicos, y muy especial-
mente en las publicaciones recientes, se ob-
serve un manifiesto interés de los profesio-
nales del área clínica por enfrentar la condi-
ción de la víctima, con elementos terapéuti-
cos efectivos que permitan un restablecimien-
to social y psíquico.
La proposición de este estudio "Hacia
un Modelo Terapéutico para Adolescentes
Víctimas de Violación Por Desconocido" sur-
ge, precisamente, de la necesidad de esque-
matizar una estrategia terapéutica, que invo-
lucre integrar un conjunto de técnicas psico-
lógicas orientadas a la disminución de los sín-
tomas postraumáticos de estas pacientes.
La violación es un problema social que
requiere de una cuidadosa atención en térmi-
nos de la investigación, la apropiada aplica-
ción teórica y la experticia terapéutica (Kil-
patrick y otros, 1981). ! Para abordar este fe-
nómeno, se hace necesario conocer su inci-
dencia en la población femenina, sus reper-
cusiones psicológicas y sociales.
1
Kilpatrick, D.; Resick, R & Veronen L.: Effects of
Rape Experience: A Longitudinal Study. Journal of
Social Issues, Vol. 37, N° 4, 1981.
-51 -

Se reconoce las dificultades de dimen-


sionar, de manera objetiva, los delitos de ca-
rácter sexual que ocurren en una población.
Al respecto, se estima que por cada delito que
toman conocimiento los organismos oficia-
les, debieran ocurrir efectivamente entre 5 y
7 casos. En atención a este antecedente, las
estadísticas resultan poco confiables.
Smsr» omkorrrrv lo sA a* nr> /^an+t-/^ rj ¿i
w n u c u ^ v , íci viCavIOn u«^ un v^viiuu uv
Víctimas de Agresiones Sexuales (C.A.V.A.S.)
ha permitido acceder a un cúmulo de informa-
ción respecto de la incidencia del problema, de
las consecuencias psicológicas y sociales pre-
sentadas por las víctimas y la importancia que
conlleva la búsqueda de una estrategia terapéu-
tica que permita un adecuado restablecimiento
de las víctimas de asalto sexual.
El C.A.V.A.S., organismo dependiente de
la Policía de Investigaciones —hoy un Departa-
mento del Instituto de Criminología- fue crea-
do en Noviembre del año 1987 con la finalidad
de, por una parte, asistir integralmente a las víc-
timas sexuales y, por otra, preparar a la pobla-
ción para asumir una actitud preventiva más
eficiente y con ello evitar ser victimizada.
En conformidad a estos objetivos, el
C.A.V.A.S. ha atendido, desde su creación a
- 52 -

Septiembre de 1993, un total de 2.295 casos,


de los cuales, el 43,2% pertenecen a víctimas
que sufrieron el delito de violación.
Estudios realizados en otros países, se-
ñalan que sólo el 1% de la población femeni-
na ha sido violada en algún momento de su
vida 2 ; Kilpatrick, Veronen y B e s t 3 , por su
parte, arrojan resultados que son más preocu-
pantes; ellos realizaron 2.004 entrevistas a
mujeres de una comunidad, de éstas, el 4%
indicó un intento de violación y un 5% seña-
ló que había sido violada vaginalmente; de
este porcentaje, sólo el 29% reportó este in-
cidente a las autoridades, lo que permite su-
poner una cantidad significativa de casos que
conforman la "cifra negra".

' Katz & Mazur: Underestanding the Rape Victim. N. Y.


Wiley, i979.
' Kilpatrick, Veronen & Best: Factors Predicting
Psychological Distress Armony Rape Victims. En
C.R. Figley. Trauma and it's Wake. Pp. 133-134.
N.Y. Braunner Mozel, 1985.
- 53 -

II. Definición de los Conceptos

L- Violencia y Violencia Sexual.


Para abordar estos conceptos debemos
delimitar su materialidad y sus distintas for-
mas de expresión (Avendaño y Vergara, 1922)4.
Desde su materialidad la violencia es
una respuesta que tiene como meta el daño a
un organismo vivo, donde se ejerce presión,
se busca impedir realizar ciertas acciones, se
excluye, se establecen límites cuestionables
y se pretende ejercer influencia a través de
procedimientos inadecuados. La violencia
como una forma de acción social, es habitual-
mente voluntaria y consciente. Así, existirían
distintas formas de violencia: contra sí mis-
mo, social, política.
La imagen pública de la violencia en
general y de la violencia sexual en particular
no contribuyen a su reconocimiento, magni-
tud e importancia. En términos globales, al
fenómeno de la violencia, se le reconoce como

4
Avendaño, C. & Vergara, J.: Estudio de Violencia
Sexual en Chile. Dimensiones: Colectiva, Cultural
y Política. Pontificia Universidad Católica de Chi-
le. Santiago, Chile, 1992.
-54 -

un hecho marginal, lo que obstaculiza la pre-


sencia de otras formas de violencia como la
violencia intrafamiliar y la violencia sexual.
La violencia sexual es más específica,
se práctica implica el ejercicio de la sexuali-
dad del agresor contra la sexualidad de la víc-
tima; una relación en la cual esta última o no
tiene la capacidad de discernimiento respec-
ín
tV^ '.-H-
i .-i»^OliS^Jllil
ArtMnan+tr \Jr-\HKJ
n í iICÍ
í i i-n! /1: > i /s 11-pWl/i j- 11,1
lV^lCtV^UJii 1 ft
nor de edad o tener alteradas sus facultades
mentales perturbadas transitoria o permanen-
temente- o bien no ha consentido de manera
alguna el contacto sexual.
Lo que caracterizaría primordialmente
a la violencia sexual sería una relación de
poder en donde la sexualidad es manipulada,
agredida e interrumpida por el hechor.
Según el Código Penal chileno la con-
ducta de violación queda definida por el uso
de fuerzas o intimidación, cuando la mujer es
privada de razón o sentido por cualquier cau-
sa y cuando es menor de 12 años cumplidos. 5
Para efectos de este modelo, conside-
raremos una acepción amplia del concepto de

5
Código Penal: Código Penal de la República de Chi-
le. Ed. Jurídica de Chile. Santiago, Chile, 1983.
- 55 -

violación, es decir se referirá a las relaciones


sexuales con otras personas, obtenidas a tra-
vés de la fuerza física, la amenaza o la inti-
midación (Didier, 1985) 6
III. Síntomas Asociados
Una experiencia de violación inmedia-
tamente produce efectos disruptivos profun-
dos en el estado de ánimo y en otras áreas
funcionales de las víctimas mujeres.
Siguiendo a la violación, estudios rea-
lizados señalan que los efectos a corto y lar-
go plazo posibles de encontrar se agrupan en
trastornos de orden general y de orden espe-
cífico. Dentro de los síntomas generales se
agruparían trastornos afectivos y trastornos
ansiosos.
En un estudio longitudinal de los efec-
tos de la violación sobre mujeres y su subse-
cuente funcionamiento psicológico, hubo
mediciones objetivas del estado de ánimo y
distrés psicológico, donde fueron obtenidas
en 4 intervalos de 46 víctimas recientes de
violación y 35 no víctimas. La respuesta ini-

6
Didier, M.: Cuadernos de Psicología. Universidad
Católica de Chile. Santiago, Chile. 1985.
- 56 -

eial a la violación fue caracterizada por un


dolor generalizado intenso, tres meses y seis
meses después, este dolor disminuyó, mos-
trando problemas residuales de miedo y an-
siedad (Kilpatrick y otros, 1979) 7 . Más ade-
lante, los autores confirman lo encontrado
anteriormente, se compararon víctimas de
violación y no-víctimas, las reacciones de las
asaltadas, aparecían, en ¡a evaluación, más
ansiosas, más miedosas y desconfiadas que
en el grupo de las no víctimas después del
asalto (Kilpatrick y otros, 1981). 8
En otro estudio, noventa víctimas de
violación fueron evaluadas durante cuatro
semanas y se pudieron evidenciar sintomato-
logías depresivas y desórdenes depresivos
mayores. Los resultados indican que el 43%
de los sujetos evaluados con el RDC (Crite-
rio de Investigación Diagnóstica) presentan
desórdenes depresivos mayores, trastornos del

7
Kilpatrick, D.; Veronen, L & Resick, R: The
Aftermath of Rape: Recent Empirical Findings.
Amer. J. Orthopychiatry. 49. October 1979.
8
Kilpatrick, D; Resick, R & Veronen,L.: Effects of
Rape Experience: A Longitudinal Study. Journal of
Social issues, Vol. 37. N° 4, 1981.
- 57 -

sueño y disforia, como síntomas mas frecuen-


tes. Los sujetos víctimas de agresiones sexua-
les aumentan sus puntuaciones en desórde-
nes depresivos, luego del asalto. Mediciones
posteriores revelan una disminución del sín-
toma depresivo después de los 3 primeros
meses de iniciada la medición y se estabiliza
a los 6 y 12 meses. Las víctimas de violación
presentan como secuela al ataque, reacciones
de miedo y ansiedad. Las investigaciones se-
ñalan la presencia de síntomas depresivos des-
pués del asalto sexual. Estudios realizados
señalan que el 24% de los sujetos manifiesta
desórdenes depresivos mayores a las 4 sema-
nas del asalto, a éstos se unen el miedo y la
ansiedad. Se describe que la sintomatología
depresiva no se presenta inmediatamente des-
pués del asalto, sino también un axio después
del asalto (Frank & Dufíy, 1984). 9 Siguien-
do con este estudio se encontró que el 56%
de los sujetos aparecía con rasgos depresivos
moderados o severos, el 20% con depresión
media y el 24% sin depresión. Con respecto a

9
Frank & Duffy: Depressive Symptoms in Rape
Victims. A Revisit. Journal of Affective Disorders,
7. pp. 77-85, 1984.
-58 -

síntomas específicos, los disturbios del sue-


ño y elementos depresivos fueron los sínto-
mas más frecuentes (70 y 60% respectivamen-
te), disturbio del apetito 53%, bajo interés en
sus actividades normales un 51%, disminu-
ción de energía un 47%, el 45% reportó dis-
turbio psicomotor y el 27% reportaron ideas
suicidas. El 43% de las víctimas en el RDC
presentó desórdenes mayores en la evaluación
inicial.
Los síntomas más encontrados son: áni-
mo disfórico, alteraciones del apetito, altera-
ciones del sueño, disminución de la energía,
problemas de concentración, ideas suicidas,
disturbios psicomotores, culpa, además de tí-
picos miedos y desórdenes depresivos mayo-
res. Siguiendo lo anterior, los sujetos repor-
taron disforias y distrés con un mínimo de dos
semanas de duración y cinco de los nueve sín-
tomas clasificados en el criterio depresivo
mayor.
Otro aspecto que debe considerarse en
las personas agredidas sexualmente es el ajus-
te social. Se investigó el ajuste social de víc-
timas de violación por un año seguido des-
pués del asalto. Noventa y tres víctimas fue-
ron vistas aproximadamente 1, 2, 4, 8 y 12
- 59 -

meses después del asalto. Un grupo de con-


trol, constituido por no-víctimas fue visto en
los mismos intervalos. Todos los participan-
tes completaron una escala de ajuste social la
cual comprendía las siguientes subescalas de
ajuste: trabajo, economía, social y tiempo li-
bre, marital, parental, unidad familiar y fami-
lia extendida. Las víctimas mostraron ruptu-
ra en el ajuste social y en otras sub-escalas en
los primeros meses siguiendo al asalto. Que-
da claro, en este estudio, que después de la
violación las víctimas experimentan problc
mas de ajuste social.
Otros autores 1 investigaron las reac
ciones de miedo de las víctimas de violación
después del asalto sexual. Observaron 11 5
víctimas aproximadamente 2 semanas des
pués del asalto y 1, 2, 4, 8 y 12 meses de s
pués. Todos los participantes completaron el
Modified Fear Survey Schedule (MFS), que
indican miedos diversos y que son medidos
en seis subescalas: miedo a ser violada, .i l<>.

10
Atkeson, B.; Calhoun, K; Resick A. & l ili ., M
Victims of Rape: Repeated Assesmente ol I )i-pi< i
ve Symptoms. Journal fo Consulting and < linn il
Psychology. Vol. 50, N° 1, pp. 96-103, I'M I
-60 -

animales, clásicos, a las relaciones interper-


sonales y sociales y miedos diversos. Después
del asalto las víctimas mostraban más miedo
que las no víctimas, esto era indicado por el
MFS en sus subescalas. Aunque el miedo
mayor declinaba y se estabilizaba luego de
dos meses después del asalto, estas víctimas
reportaban más miedos que las no víctimas
12 meses después del asalto. Las subescalas
de miedo a ser violada y miedos clásicos con-
tribuyeron más a esa elevación en la escala
del MFS. Se evidenció que el miedo y la an-
siedad son las reacciones más comunes al
asalto sexual. Se observaron ideas de muerte
o daño y pensamientos de terror, pérdida de
control y extrema vulnerabilidad. Las vícti-
mas reportan frecuentemente pesadillas, mie-
do a estar solos, ansiedad generalizada o mie-
dos a sitios asociados con el asalto. El DSM-
IIIR clasifica la reacción del asalto sexual
como estrés postraumático, que puede ser
agudo o crónico.
Otras secuelas que se han observado en
pacientes mujeres de un grupo de psicotera-
pia en los temas de abuso familiar, es que es-
tas reportaban niveles altos de depresión y
ansiedad. En un esfuerzo por identificar los
- 61 -

efectos posteriores negativos a largo plazo,


se encontró que mientras más joven al tiem-
po del primer abuso sexual o incidente, un
envolvimiento sexual más extensivo durante
el abuso sexual y un número más grande de
incidentes de abuso durante la vida, estaban
asociados con niveles comentes de afliccio-
nes o penas reportadas acerca del abuso.
Uiin E ^ s + oC4- lorrtn
V1WLV iUlgU »-»1 or7r\ rirxciKlí»
^Ji.(XJL,\J pvJOlUlU rio
V-IV^ Vil"
contrar en las víctimas es la depresión. Atken-
son y otros 11 investigaron síntomas depresi-
vos en víctimas violadas, por un año después
del asalto. 115 víctimas fueron vistas aproxi-
madamente 2 semanas después y a 1, 2, 4, 8 y
12 meses de la violación. Todos los partici-
pantes completaron el Inventario de Depre-
sión de Beck y se les administró la Escala de
Clasificación Psiquiátrica de Hamilton para
depresión. Los síntomas depresivos fueron
significativamente más altos en víctimas de
violación que en no víctimas, luego del asal-
to.

" op. Cit.: Victims of Rape: Repeated Assesmente of


Depresive Symptoms. Journal of Consulting and
Clinical Psychology. Vol. 50, N° 1, pp. 96-102,
1982.
-62 -

IV. Trastornos por Estrés Postraumático


El trastorno por estrés postraumático
abarca las consecuencias psicológicas tanto
inmediatas como a largo plazo de experien-
cias traumáticas. Ayuso12 cita estudios del si-
glo pasado donde se reporta una serie de sín-
tomas posteriores a un accidente ferroviario
encontrándose los siguientes: ansiedad, repre-
sentaciones mentales relacionadas con el ac-
cidente, insomnio y desinterés por el entorno
del sujeto. Experiencias bélicas implican que
muchas personas estén expuestas a diversos
agentes traumáticos que se expresan en fac-
tores físicos crónicos como deficiencia ali-
mentaria, fatiga, privación del sueño.
Ha habido interés por este tipo de tras-
torno cuyo desarrollo se ha visto influido por
la preocupación de impacto en la violencia
infantil, las reacciones diferidas de estrés en
los veteranos de guerra, el conocimiento de
las consecuencias psicológicas de la tortura
por móviles políticos en Chile y la preocupa-
ción prestada por el movimiento feminista a
las consecuencias de la violación y el inces-
to. La experiencia acumulada permite afirmar
que los síntomas centrales son constantes en
una variedad de agentes estresores. El DSM-
-63 -

II introduce, dentro de los trastornos de an-


siedad, una categoría que recoge las respues-
tas humanas ante sucesos vitales que desbor-
dan el ambiente de la experiencia cotidiana.
La condición para que se produzca el
impacto de un trauma y que genere estos sín-
tomas psicológicos puede referirse, según
Ayuso, a: desastres naturales, desastres acci-
dentales y acciones deliberadas (como sería
el caso de la violación). 13
El síndrome por estrés postraumático
presenta el siguiente cuadro clínico, que que-
da definido por tres síntomas básicos: evoca-
ción reiterada e involuntaria del acontecimien-
to traumático, reducción general de respues-
ta a los estímulos cotidianos, aumento del
estado de vigilia.
El individuo recuerda desagradable-
mente el evento traumático, que se manifies-
ta como pesadillas terroríficas que interrum-
pen el sueño y que lo obligan a conductas al-

12
Ayuso, J.: Trastornos de Ansiedad. Ed. Martínez de
Roca. Barcelona, España, 1988.
13
op. Cit.: Trastornos de Ansiedad. Ed. Martínez de
Roca. Barcelona, España, 1988.
-64 -

ln nativas para evitar este síntoma; recuerdos


i] ne persisten a pesar de la intención por olvi-
dar el suceso; estados disociativos que se ex-
periencian como si el suceso traumático vol-
viera a ocurrir.
Esta evocación displacentera surge
cuando el sujeto se expone a actividades o
situaciones que simbolizan o se asemejan al
«•_'. 1 IPPCAoouuoaiitv.
puTl-foorinío u uCcsapiv/via
oriro^i ouunnao rarliiA/^i
en la capacidad de sentir y responder al me-
dio, se altera la memoria, en especial la de
fijación; dificultades para concentrarse e in-
capacidad para realizar cualquier tarea y en
;ilgunas ocasiones se acompaña de amnesia
completa del trauma. A ésta se agrega, en al-
l',unos casos, síntomas depresivos como la
reducción del impulso, del ánimo, de la libi-
do y del apetito (DSM-II R, 1987). 14
Una experiencia de violación inmedia-
tamente produce efectos disruptivos profun-
dos en el estado de ánimo y, en otros, altera-
ciones en los funcionamientos psicológicos

14
DSM-IIR: Diagnostic and the Emotioanl of Mental
Disorders. Third Edition Revised. American
Psychiatric Association, 1987.
-65 -

de las víctimas mujeres (Kilpatrick y otros,


¡979)15

V. Hacia un Modelo Terapéutico


A partir de la sintomatología antes ex-
puesta, algunos autores han planteado mode-
los teóricos para explicar la presencia de ésta.
Kilpatrick, Veronen y Resick, en 1979, seña-
lan que en el modelo de la teoría de aprendi-
zaje las respuestas de miedo y ansiedad son
clásicamente condicionadas por una experien-
cia de violación. Estímulos como: personas,
situaciones o eventos, asociados con estímu-
los incondicionados, adquieren la capacidad
de evocar miedo y ansiedad. Se observa, ade-
más que esta respuesta puede ser generaliza-
ble a otros estímulos similares a los que estu-
vieron presentes en la situación del asalto.
Para efectos del tratamiento, en vícti-
mas de asalto sexual, Kilpatrick & Calhoun,
en 1988 16 han encontrado resultados más

E*> vp. vil...• iAvilwi


ff»rriqfK nf jlvu-^/v.
ilacii vx T? Popianf ijiupiilvui
ivvvviii. Pmrii'rmíll
Findings. Amer. J. Orthosyachiat. 49, October,
1979.
15
Kilpatrick & Calhoun: Early Behavioral Treatment
for Rape Trauma — Efficacy or Artifact. Behavior
Therapy. Vol. 19, Iss 3, pp 421-427, 1988.
- 66 -

efectivos utilizando técnicas basadas en mo-


delos teóricos conductuales-cognitivos.
Una característica importante de la te-
rapia de la conducta, a partir de Bandura en
el año 1969, ' 7 es la consideración de los as-
pectos cognitivos mediacionales en el apren-
dizaje y modificación del comportamiento. La
teoría del aprendizaje social reinterpreta los
procedimientos de condicionamiento clásico
y operante en términos de procesos cogniti-
vos. Se evoluciona desde un concebir que las
asociaciones clásicas operan automáticamente
a un reconocer que las cogniciones influyen
en la adquisición y extinción clásico. Por otro
lado, en el condicionamiento operante, las in-
vestigaciones han mostrado que el sujeto no
responde a refuerzos y castigos "objetivos"
sino a su interpretación subjetiva de lo que
significan ios estímulos (Opazo, 1983). 18
La terapia cognitiva es un procedimien-
to activo, directivo, estructurado y de tiempo
17
Bandura, A.: Principies of Behavior Modifícation.
New York: Hot Reinhart and Winston, 1969.
18
Opazo, R.; Andreani, A. & Alliende, F.: La Terapia
Cognitiva de Beck en la Depresión y sus Relacio-
nes con la Teoría de la Autoeficacia de Bandura.
Terapia Psicológica. Año 2, N° 2, 1083.
-67 -

limitado que se utiliza para tratar distintas al-


teraciones psicológicas (por ejemplo: la de-
presión, la ansiedad, las fobias, problemas re-
lacionados con el dolor, etc.). Se basa en el
supuesto teórico subyacente de que los afec-
tos y la conducta de un individuo están deter-
minados en gran medida por el modo que tie-
ne dicho individuo de estructurar el mundo
(Beck, 1983). 19
Un evento traumático de las caracterís-
ticas de la violación, provoca en el ser huma-
no, a nivel de cognición e imaginería, repre-
sentación simbólica de eventos externos y
codificación verbal de la experiencia, cam-
bios significativos. La terapia cognitiva en
términos de eficacia, ha resultado exitosa en
los trastornos afectivos y trastornos por an-
siedad (Beck, 1983) 2 además en las disfun-
ciones sexuales (Becker & Abel en 1981). 21
19
Beck, A.: Cognitive Therapy and Emotional
Disorders. New York.: Internationa! Universities
Press, 1976.
20
op. cit.: Cognitive Therapy and Emotional Disorders.
N.Y.: International Universities Press, 1976.
21
Becker, J. & Abel, G.: Behavioral Treatment of
Sexual Assault. En S.M. Turner, K. Calhoun y
Adams. Ed. Hanbood of Clinical Behavior Therapy.
Pp. 347-379, 1981.
-68 -

Dado lo anterior, un enfrentamiento te-


rapéutico de esta índole resulta necesario para
abordar los problemas de depresión y ansie-
dad en pacientes víctimas de violación. La
estrategia cognitiva apunta a identificar y con-
trolar pensamientos automáticos negativos;
reconocer cognición y afecto; identificar evi-
dencia a favor o en contra de estos pensamien-
tos negativos; y, a sustituir por apreciaciones
positivas realistas estas distorsiones a través
de la reestructuración cognitiva.
En el presente trabajo se describe una
aproximación estratégica de tratamiento para
adolescentes mujeres víctimas de violación.
Se aproxima al paciente mediante la
aplicación de una terapia breve, que implica
la reducción del número de sesiones, además
de una mayor esquematización de las activi-
dades y tareas a realizar en cada etapa. Asi-
mismo, apunta a la modificación de conduc-
tas lo mas rápidamente posible. Ello conlle-
va la idea que los procesos terapéuticos de-
ben tender a ser breves; de esta forma se de-
sea un ideal de autonomía e independencia,
basada en la convicción de que la gran mayo-
ría de las personas cuenta con los recursos
suficientes para funcionar, por sí mismas, si
se tiene la oportunidad.
-69 -

Por el contrario, la elección de una te-


rapia prolongada, en un centro de atención
cuya asistencia y recepción de pacientes es
elevada, implicaría la no disponibilidad del
terapeuta para otras personas, la inversión
emocional y de tiempo del paciente y la posi-
bilidad de que considere que todos sus logros
se deben a la terapia (Hirsch, Rosarios,
1987)2 2, En lo inmediato, se pretende rehabi-
tuar al paciente en la realización de sus acti-
vidades cotidianas, especialmente en lo rela-
cionado al área laboral, educacional y fami-
liar.
Esta intervención implica que la fun-
ción básica del terapeuta es influir sobre los
consultantes, de modo directivo, para que el
cambio se produzca.
La presente estrategia está inserta en un
modo cognitivo conductual, el cual ha demos-
trado su efectividad en el enfrentamiento de
los síntomas asociados a eventos traumáticos.
Para el efecto de la evaluación de esta
estrategia terapéutica, se mide en el paciente

22
Hirsh, H. & Rosarios, H.: Estrategias Psicoterapéu-
ticas Institucionales (La Organización del Cambio).
Nadir Editores. Argentina, 1987.
- 70 -

el desarrollo de los síntomas, a través de ins-


trumentos psicométricos específicos que per-
miten observar la evolución del paciente en
el proceso terapéutico. Las mediciones se rea-
lizan al inicio y al final de la terapia.
El tratamiento que se debe llevar a cabo
frente a una mujer que ha sufrido una violación
está relacionado con la edad de la víctima, las
características de personalidad, violencia en el
desarrollo del acto delictivo, experiencia sexual
previa (Escaff, 1989) 2 3. En el transcurso de la
labor terapéutica, el psicólogo debe asumir fren-
te a la paciente una actitud de cordialidad, com-
prensión, respeto por los conflictos que está vi-
viendo, generando de esta manera una atmós-
fera favorable para el cambio.
La terapia aquí planteada pretende que
la afectada logre identificar y corregir sus
ideas y pensamientos irrealistas que la llevan
a conclusiones erróneas sobre ella y los de-
más. El terapeuta ayuda a diseñar formas de
manejar más efectivamente los problemas
reales y cotidianos.

23
Escaff Silva, E.: Superando el Trauma de la Viola-
ción. Revista Institucional de la Policía de Investi-
gaciones de Chile. N° 69, pp. 64-79, 1989.
- 71 -

En general, se intenta con el paciente


aceptar plenamente su estado ansioso e iden-
tificar los signos que de él emanen; enfren-
tando cognitivamente las distorsiones más
frecuentes, tales como:
1) Los pensamientos todo o n a d a : las
pacientes tienden a evaluar sus ideas o con-
cepciones como extremas, en categorías de
blanco o negro, por ejemplo, "nadie me acep-
tará como mujer". Esta forma de evaluar no
es realista, pues fuerza sus experiencias futu-
ras en categorías absolutas.
2) Sobregeneralizaciones: habitual-
mente se aprecia en las víctimas conclusio-
nes arbitrarias, en el sentido que si algo le
ocurrió una vez, le sucederá nuevamente, por
ejemplo, "si fui violada esto me ocurrirá otra
vez".
3) Filtro mental: es común que elijan
un detalle negativo en cualquier situación y
se detengan en éste, por lo tanto, se percibe
que toda la situación es negativa. A modo de
ejemplo, "la noche está hecha para delinquir".
4) Descalificación de lo positivo: por
lo general las pacientes tienden a transformar
experiencias neutrales o positivas en negati-
vas, por ejemplo, "estoy totalmente podrida
- 72 -

por dentro, yo soy la peor persona en el mun-


do. Sería imposible que yo le gustara a al-
guien ni por un momento".
5) Razonamiento emocional: también
se observa que se toman las emociones como
vivencias de verdad. Por ejemplo, "no tengo
ganas de hacer nada por lo tanto me quedo en
la cama".
6) Debarizaciones: entendidas como
afirmaciones con significación de deber, és-
tas paradójicamente terminan porque la per-
sona se sienta apática y poco motivada. Se
escuchan aseveraciones como "siento que hoy
ya debería sentirme mejor que antes y no es
así, esto me produce culpa y frustración".
7) Personalización: es de alta recurren-
cia la asunción de responsabilizarse, arbitra-
riamente, de un evento negativo cuando no
hay base objetiva para eilo. Es común que se
concluya que lo ocurrido se debe a la propia
culpa. Se dice así, por ejemplo, "nunca debí
haber pasado por la plaza a esa hora".
8) Catas troflcar: periódicamente se
aprecia una tendencia a magnificar, despro-
porcionadamente, situaciones o eventos. En
esta forma se percibe un desastre total como
el resultado más probable. A modo de ejem-
-73 -

pío, "no soy capaz de salir de la casa porque


me puede pasar lo peor".
ÍNDICE

EL PAPEL DE LA POLICIA ANTE LAS


VÍCTIMAS DEL DELITO.
LA EXPERIENCIA CHILENA

LA VICTIMA FRENTE AL SISTEMA


JURÍDICO PENAL 2
I. Introducción 2
II. Sintomatoiogía Derivada de una
Agresión Sexual 3
III. Percepción de la Víctima de los
Organismos que Intervienen en el Proceso
Judicial, Penal y Policial 3
IV. Hacia una Mayor Consideración de la
Víctima 4
1) Derechos de la víctima en los
organismos policiales: 4
2) Derechos de la víctima durante el
proceso 4
3) Derechos de acceso a la información .. 4
4) Derechos pecuniarios o
compensatorios de la víctima: 4
5) Derechos asistenciales de la víctima . 4

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