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Técnicas de la Investigación lingüística

La Metodología de la investigación lingüística ofrece un análisis del valor


formativo de la investigación en el campo educativo como proceso riguroso,
reflexivo, cuidadoso, metódico y sistematizado en el que se intenta resolver
problemas de modo que se obtenga el conocimiento organizado de la realidad
objeto de estudio. Pretende contemplar de una manera integrada los contenidos,
poniendo énfasis no tano en la adquisición de conocimientos puramente
conceptuales sino en la capacitación del estudiantes para la realización concreta
de las tareas que le introduzcan en el método científico indicándoles el camino que
ha de realizar para llevar a cabo la indagación y las técnicas que precisa para
recorrerlo. Así mismo es necesario seguir unas fases, ya conocidas, estas son:

1) Planteamiento del problema,

2) Formulación de la hipótesis

3) Validación de la hipótesis

4) Generalización de los resultados a través de, ejemplo, tratamientos estadísticos


o descripción y explicación de los datos a través, x ejemplo, de un análisis de
contenido

5) Planteamiento de nuevos problemas.

Así en concordancia con las tendencias actuales de los métodos de investigación,


se prepara al estudiante para que sea capaz de dominar cada una de las técnicas
de investigación para saber decidir en cada caso la más óptima y habituarse a
trabajar con las herramientas básicas de las que dispone el investigador.

La Metodología de la investigación lingüística constituye una reflexión teórica


sobre la actividad propia de la ciencia lingüística y los productos resultantes de
esta actividad tanto desde un punto de vista sincrónico como diacrónico
Biografía de María Josefa Mujia

María Josefa Mujia nació en Chuquisaca


(Bolivia) en 1812 y falleció en 1888. Se la
considera una de las primeras mujeres que
cultivó la poesía romántica en su tierra y su
obra se encuentra enmarcada en lo que se
conoce como Romanticismo en el siglo
XIX.
Su nombre se encuentra a la altura de otros
prestigiosos como el de Néstor Galindo,
Ricardo Mujía, Adela Zamudio y Nataniel
Aguirre.
Una de las cosas por las que se la ha valorado más ha sido su fortaleza para
continuar escribiendo pese a las innumerables complicaciones a las que debió
enfrentarse; cabe mencionar que en Bolivia se la conoce como la Alondra del
dolor. Cuando tenía sólo 14 años quedó ciega; pese a ello, cultivó un mundo
exquisito y bello que supo mostrar al mundo a través de sus poesías.

Biografía de Adela Zamudio

(La Paz, 1854 - Cochabamba, 1928)


Poetisa boliviana. Como homenaje y
reconocimiento a su labor en pro de la
igualdad de géneros, Bolivia celebra el
día de la mujer en la fecha de su
nacimiento (el 11 de octubre). La
constante evocación de su activismo, sin
embargo, no ha llegado a oscurecer el
valor intrínseco de su obra poética, que
se sitúa en la transición del romanticismo
al modernismo

Entre su dedicación a la enseñanza y su actividad literaria, Adela Zamudio


desarrolló una significativa labor sociocultural en pro de la emancipación
intelectual y social de la mujer. Dirigió la primera escuela laica de Bolivia en La
Paz, y fundó asimismo la primera escuela de pintura para mujeres (1911) y
posteriormente para niños, en uno de los arrabales de la capital.

Junto su actividad docente, repartida entre el magisterio y la pintura, a las que


dedicó numerosos estudios y conferencias, Adela Zamudio luchó con firmeza por
la emancipación social e intelectual de la mujer, por dar prestigio a la idea de
feminidad; y aunque su rebeldía estuvo inextricablemente ligada a unos altos
principios cristianos, fue combatida de forma feroz tanto por las autoridades
eclesiásticas como por las civiles, hasta suscitar una célebre polémica nacional en
la pacata sociedad boliviana que le valió el solidario apoyo de gran parte de los
mayores escritores de su país.

Sus inicios creativos fueron la publicación de algunos poemas bajo el seudónimo


de «Soledad», con una lírica fluida en la que aparecían la naturaleza y los
sentimientos como temas principales, elementos que después terminaron por ser
fundamentales en su obra, donde supo expresarse sirviéndose de todos los
géneros y formas retóricas. Las primicias poéticas de la autora, al igual que las de
la poetisa cubana Juana Borrero, sorprenden por su precocidad: a los dieciséis
años había publicado su primer poema, titulado Dos Rosas (1860).
El lugar más destacado entre la producción poética de Zamudio lo ocupa la
obra Ensayos poéticos, publicada en Buenos Aires en 1887, con un prólogo de
Juan José García Velloso. En las veinticuatro composiciones contenidas en este
poemario aparecen reflejados todos los temas recurrentes de la escritora -la vida,
la naturaleza, las cuestiones filosóficas, los sentimientos y la mujer-, expresados
en el estilo armonioso y espontáneo que caracterizaron una escritura entre tierna y
pesimista, aunque también altiva y rebelde. Su siguiente libro de
poemas, Ráfagas, se publicó en París en 1913.
Como culminación de su trayectoria literaria, la poetisa fue reconocida como «la
más elevada exponente de la cultura femenina» por el presidente de la República,
en un homenaje celebrado en 1926; muchos de sus poemas merecieron también
el honor de ser musicados y cantados por el pueblo. Obtuvo así el reconocimiento
que también alcanzaron, en un periodo de la lírica hispanoamericana sumamente
fértil en voces femeninas, otras poetisas como la dominicana Salomé Ureña, la
argentina Alfonsina Storni, la salvadoreña Claudia Lars y las uruguayas María
Eugenia Vaz Ferreira, Delmira Agustini y Juana de Ibarbourou.

El año 1926 el gobierno la coronó en justo reconocimiento a su obra literaria.

Adela Zamudio, murió en Cochabamba (Bolivia), el 2 de junio del año 1928 a la edad de 74
años

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