La estrategia jurídica del Universalismo impulsado por Illia se ve reflejada en la disposición
transitoria de la Carta de la OEA. En esta disposición, el gobierno argentino va a cerciorarse de que las Islas Malvinas sean tenidas en cuenta como un territorio que se encuentra disputado por dos estados, con lo cual, ni la Asamblea General de ONU ni la OEA, podrían decidir sobre el status de colonia de las islas. Esto se debe a que, Reino Unido podría confirmar el carácter de colonia, si se reconocía a las Islas como parte del continente, y de esta forma, este país podría mantener su control a través del Comité Especial de Descolonización. Es por esto que, con la disposición transitoria, Argentina va a conseguir que la “pelea” territorial tenga que ser tratada en las Naciones Unidas para que se resuelva la situación. Lo anterior se ve con claridad en el logro que resultó ser la aprobación de la Resolución 2065, donde se invitaba a las partes proseguir con las negociaciones para encontrar una solución pacífica, antes de que se decida cuál sería el status colonial de las islas. Esto puede entenderse como un triunfo por parte del gobierno de Illia, ya que logra respaldarse de los avances de UK con un organismo de gran importancia como la ONU y de la OEA. Además, Illia también contaba con el apoyo de los miembros del Movimiento de Países No Alineados por su acercamiento con esta agrupación, los cuales, también eran nuevos miembros en la ONU y podrían llegar a ampararlos en esta organización con una gran cantidad de votos.