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ANTECEDENTES DE LA DNE:
INTRODUCCIÓN:
1
Para Platón, la escritura como “graphia”, tal como la pintura, no es sino una representación inmóvil,
pasiva, del pensamiento, una aproximación al objeto; en cambio, la expresión oral “agraphia” es algo
interno y constitutivo del propio hombre, que en el diálogo y relación con el otro, admite la pregunta, la
estimulación del oyente y constituye la sabiduría y el conocimiento (Anónimo, 2016); y es entonces que el
lenguaje escrito debe ser auxiliado y completado mediante una ayuda “fuera de sí misma”, a fin de hacerla
inteligible, que la haga “dialogar”. Y es así que, la escritura (“graphia”), es algo externo que a lo sumo puede
servir como recordatorio, pero no es parte constitutiva del hombre ni como bien se sabe, reacciona a
pregunta o cuestión alguna y no puede defenderse naturalmente si se contradice; no es sabiduría, a lo sumo
es opinión.., pero no es conocimiento. La verdadera escritura, es la que se “graba y aprende en el alma”, de
la que la escritura es sólo una imagen. La escritura no es sino el “phármacon”, el remedio, para recordar lo
aprendido antes mediante el coloquio dialéctico. (Platón, 2000)
2
Para Platón “las cosas que él toma en serio (σπουδαῖυς)” sólo pueden surgir en medio de una discusión
verbal amistosa y para nada competitiva y de una vida en común (Quirós, 2001), mientras que las obras
escritas sobre el tema, poseen escaso o ningún valor: “En todo caso, al menos puedo decir lo siguiente a
propósito de todos los que han escrito y escribirán y pretenden ser competentes en los que yo me intereso, o
pmpetentes en las materias Sin duda, tengo la seguridad de que, aunque recibieron mis enseñanzas o de
otros o porque lo descubrieron personalmente; en mi opinión, es imposible que hayan comprendido nada de
la materia. Desde luego, no hay ni abrá nunca una obra mía que trate de estos temas; no se pueden en
efecto, precisar cómo se hacen con otras ciencias, sino que después de una larga convivencia con el
problema y después de haber intimado con él, de repente, como la luz que salta de la chispa, surge la verdad
en el alma y crece ya espontáneamente. o de escrito como de viva voz, nadie podría exponer estas materias
mejor que yo; pero sé también que, si estuviera mal expuesto, nadie se disgustaría tanto como yo. Si yo
hubiera creído que podían expresarse satisfactoriamente con destino al vulgo por escrito u oralmente, ¿qué
otra tarea más hermosa habría podido llevar a cabo en mi vida que manifestar por escrito lo que es un
trascendental de lo oral sobre lo escrito y su intención de no
escribir sobre las cuestiones centrales y más abstractas de su
filosofía. Teniendo muy en cuenta, como referencia irrefutable
a su pensamiento, lo plasmado en los brillantes Diálogos
conocidos del mismo autor, encontramos en nueve de sus
conocidos diálogos referencias a lo “no escrito”3. Por su parte,
su discípulo Aristóteles, lo menciona muy explícitamente en
la Física4 (Libro IV 2 209 b 14-15)5, ya concretamente como
“ágraphia dógmata” y en otros pasajes del mismo libro en
cuestión6; así como en su misma Metafísica (Libro V 11, 1018
b 37 - 1019 a 4)7 y en sus Éticas8. No menos, hallamos diversas
noticias bajo la forma de “testimonia platónica” en diversos
autores, como comentarios a las obras del mismo Aristóteles o
en referencias directas a ciertas obras de Platón como
resultado de sus propias autorias9.
supremo servicio a la humanidad y sacar a la luz en beneficio de todos la naturaleza de las cosas?”. (Platón,
1992)
3
Las referencias hechas por el mismo Platón a la “Doctrina no escrita” las podemos encontrar en:
Protágoras, 356 E 8 - 357C 1; Menón, 76 E 3 - 77B 1; Fedón, 107 B 4-10; República, 506 D 2 - 507A 2 y 509 C
1-11, Parménides, 136 D 4 - E 3; Sofista, 254 B 7 - D 3; Político, 284 A 1 - E 8; Timeo, 48 C 2 - E 1 y 53C4-D7, y
finamente, en Leyes, 894 A l-5 (Kramer, 1996).
4
N. de T.: “Aunque encontramos referencias a ellos en múltiples lugares, éste es el único lugar del corpus
donde se menciona los ágrapha dógmata con tal nombre”. (Aristóteles, 1995)
5
Aristóteles, Física (Libro IV 2 209 b 14-15): “Por ello Platón dice en el Timeo que la materia y el espacio son
lo mismo, pues aquello que puede recibir una determinación y el espacio son uno y lo mismo, Allá habla de lo
que puede recibir una determinación de otro modo que en las llamadas “doctrinas no escritas”; sin
embargo, caracterizó el lugar y el espacio como lo mismo. Por cierto que todos afirman que el lugar existe,
pero él (Platón) es el único que trato de decir qué es”. (Aristóteles, 2001)
6
Física, IV 2, 209 b 11 -17 y 209 b 33 - 210 a 2.
7
Aristóteles, Metafísica, IV 2, 1003 b 33 - 1004 a 2; IV 2, 1004 b 27 - 1005 a 2; X 3, 1054 a 20 – 32; XI 3,
1061 a 10-15.
8
Aristóteles, Ética a Nicómaco, I 4, 1095 a 30 - b3 y I 4, 1096 a 17-19; Ética a Eudemo I 8, 1218 a 1-8.
9
Según Hans Kramer: Aristoxeno, Elementos de armonía, II 39-40 Da Ríos; Simplicio, Comentario a la
“Física” de Aristóteles, p. 151,líneas 6-19, p. 453, líneas 22-30, p. 247, línea 30 - 248, línea 15 y p. 453, línea
30- 455, línea 11 ed. Diels; Teofrasto, Metafísica, 6 a 15-b 17; Alejandro de Afrodisia, Comentario a la
“Metafísica” de Aristóteles, pp. 55, línea 20-56, línea 35 y p. 262, línea 18 sg; Pseudo Alejandro, Comentario
a la “Metafísica” de Aristóteles, p. 615, líneas 14-17 y pp. 642, línea 29 - 643, línea 3; Sexto empírico, Contra
los matemáticos, X 248-283; Alejandro, Comentario a la “Metafísica” de Aristóteles, p. 250, línea 13-20
(Kramer, 1996).
El testimonio de Aristóteles y otros platónicos no deja lugar
a dudas sobre la existencia de tales enseñanzas platónicas. El
problema que los intérpretes se han planteado es el valor de
tales doctrinas, es decir si constituyen sólo una fase más, la
última, del pensamiento platónico o si forman, como algunos
estudiosos han propuesto, su núcleo central, presente ya en
los años de madurez, en base al cual deben leerse los diálogos
de ése y del sucesivo período. En este caso los diálogos no
quedarían invalidados, pero tendrían que ser completados
para su cabal entendimiento con la teoría de los principios y
ser considerados, en consecuencia, no la exposición completa
del pensamiento platónico, sino como una síntesis en cierto
modo velada para quienes no hubieran frecuentado la
enseñanza oral. Los diálogos hablarían de modo diverso a
unos lectores y a otros; si para los lectores ajenos a la
Academia eran el instrumento propedéutico y educativo que
les disponía al diálogo filosófico real, a la dialéctica, quienes ya
conocían las doctrinas expuestas oralmente por Platón
encontrarían en los diálogos múltiples referencias y reenvíos a
lo no escrito, alusiones a la exposición y discusiones
mantenidas en la Academia sobre las doctrinas que Platón
consideraba de más valor y no susceptibles de ser transmitidas
por escrito.
EL ALMA EN PLATÓN: