NORMAS y LÍMITES

Cada vez son más los padres y madres que se quejan de no saber qué hacer para controlarles, de la
falta de obediencia y de la inseguridad sobre si estarán educando correctamente a sus hijos.

La dificultad de muchos padres y madres para poner límites firmes y eficaces a sus hijos e hijas
desde sus primeros demasiado autoritario de padres, los límites y las normas no tienen buena
prensa pues es muy extensa la idea de que si llevamos la contraria a los niños y niñas éstos se
pueden “traumatizar” el día de mañana.

Nada es más cierto, poner límites y normas equivale a poner orden, imaginemos por un instante
que en las carreteras no hubiera ningún cartel que nos dijera a qué velocidad conviene circular,
cuándo es más conveniente adelantar y cómo y cuándo debemos ceder el paso a los demás
vehículos, ahora que nos hemos imaginado nuestro desasosiego a la hora de conducir añadimos
otra imagen, la de unos guardias civiles que nos penalizan según los días y sus estados de ánimo.
¿De verdad creemos que esto no sería más traumático que saber que cuando circulo a más de 120
Km./hora por una autopista me arriesgo a un multa, pero que si me dicen que para determinada
curva no conviene ir más rápido de cierta velocidad es porque es peligrosa?

Los niños no saben lo que es bueno para ellos y necesitan a alguien que les enseñe cómo aprender
rutinas y buenos hábitos de higiene, convivencia, respeto, auto-regulación, etc.

Las normas les aportan seguridad y protección:

• El niño no puede sentirse protegido por unos padres que no están seguros.

• Permiten predecir la reacción de los padres.

• Son una referencia que ayuda al niño a tener claros los criterios sobre las cosas.

• Enseñan al niño a saber renunciar a sus deseos, y ello le fortalece la tolerancia a la

frustración.

LA DISCIPLINA POSITIVA implica utilizar nuestra experiencia para guiarles y ayudarles a

desarrollar su capacidad de elegir entre varias alternativas, tomar decisiones y asumir
responsabilidades… Para ello hay que crear un buen clima familiar, de afecto y cariño
PERO también de pautas que le orienten en su conducta, emociones y manera de entender el
mundo.

Para establecer límites, normas y objetivos o hábitos saludables para sí mismos y la convivencia
familiar, nos conviene saber:
3 Tener claro el esfuerzo que habrá que desarrollar durante el tiempo necesario para
que los niños las interioricen.
3 Si establecemos demasiados límites, o demasiado estrictos, agobiamos al niño y
también a nosotros mismos. Las normas marcadas han de ser claras y realmente
necesarias, y, por tanto, no han de ser excesivas, pues ello acabaría por convertirlas
a todas en ineficaces.
 3 Conviene estar convencidos de su necesidad e importancia. Si no estás convencido,
no lo intentes.
3 Tenemos que intentar comportarnos de forma coherente a lo exigido, pues con el
ejemplo también se enseña; por tanto, han de ser consecuentes con el modo
habitual de hacer en casa.
3 Evitar las amenazas vacías y no ceder ante las presiones. Si no estás seguro de
cumplir la amenaza no la hagas, si no perderás tu credibilidad.
3 Evitar sermonear. La regañina con sermón representa para los niños un monólogo
repetitivo y monótono, por lo que muy pronto dejarán de escuchar.
3 Es normal y habitual que el niño quiera probar, con su actitud y con su conducta,
hasta dónde puede llegar y cuál es la reacción de los padres si se sobrepasa el
límite. Por lo que las consecuencias del incumplimiento de estas normas
también deben explicitarse y ser objeto de acuerdos familiares. Es en ese
momento, cuando hay que mostrarse firmes, pues si se cede, después costará
mucho más retomar nuevamente el respeto de esas normas.
3 Debe procederse paso a paso. Esto implica definir conductas intermedias hasta
llegar a una más compleja. Es mucho más productivo todos estemos encantados con
pequeños signos de progreso a desilusionarnos por no cumplir expectativas
demasiado exigentes:

recoger los juguetes

Ordenar recoger los juguetes + guardar el material escolar
su = recoger los juguetes + guardar el material escolar + poner la ropa sucia a
cuarto lavar
recoger los juguetes + guardar el material escolar + poner la ropa sucia a
lavar + guardar la ropa en el armar

Cada hábito adquirido implica un paso más para desarrollar su autonomía. De esta forma iremos
definiendo nuevas normas y límites. Y comprobaremos que tanto nosotros como el niño nos
sentimos mejor y hay más armonía en el clima familiar.

El comportamiento se aprende, y por lo tanto, se enseña.

Algunos ejemplos de normas

Al establecer las normas, y después de comentadas con sus hijos y aceptadas por ellos, dejen
constancia escribiéndolas, junto con los límites de tiempo establecidos y los castigos
correspondientes.

Pongan una copia en el cuarto de sus hijos, y otra quédensela ustedes.

Ejemplos de normas (a modificar según circunstancias concretas –edad, situación personal, etc.-):

• Sacar la basura. Hay que sacar la bolsa de la basura de la cocina y

llevarla hasta el contenedor.
Hay que cerrarla bien pues no debe caer basura en ningún momento. Poner una bolsa nueva en el
cubo. Hay que cerrar el contenedor.

• Hora de acostarse. Hay que estar en la cama a las nueve (o a la hora que
se fije). A las nueve se apaga la luz y no se vuelve a encender, salvo necesidad
justificada.

• Limpiar el cuarto. El cuarto estará limpio sin ropa tirada por el suelo, o
debajo de la cama o encima de los muebles. La ropa limpia hay que colgarla
en el armario o meterla en los cajones según corresponda; la ropa sucia hay que
dejarla en el cesto de la ropa sucia. Hacer la cama. Recoger papeles, etc.
• Contestar. Cada vez que repliques a mamá o papá te enviaremos a tu
habitación, durante media hora. También podrás colaborar y decidir tú mismo
qué entendemos por “ser respondón”, para comportarte en consecuencia.
• Peleas entre hermanos. Si nos parece que estás discutiendo y peleando
demasiado y resulta molesto para nosotros, para vosotros o para el resto de la
casa, te lo advertiremos diciendo:

“Si dentro de cinco minutos seguís discutiendo de este modo tan molesto, os mandaremos a…”
(elijan el lugar donde puedan estar separados).