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ÉTICA
Daiana De Almeida
Sus primeros escritos tuvieron una inclinación racionalista, mas luego parece
sufrir una crisis intelectual de orientación al empirismo.
Pero Kant, luego de penetrar en lo más hondo de estas corrientes, elabora una
teoría: Filosofía Crítica o Trascendental. Este resume, realiza una especie de confluencia, por
así decirlo, entre racionalismo y empirismo.
Por otro lado, con Kant se da un giro que puede resultar hasta escandaloso
incluso si se quiere, llamado “Giro Copernicano”, en el cual el sujeto de ser
pasivo/contemplativo e inalterable a la realidad pasa a operar sobre ella. Es aquí donde se
construye el ámbito de la objetividad. El sujeto no es receptivo en el acto del conocer, así
pretende Kant que el conocimiento se convierta en una acción, una praxis.
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Conocer, con Kant, quiere decir elaborar el objeto, por lo que el conocimiento
envuelve entonces dos factores: la razón independiente de la experiencia(a priori), pero a su
vez para que la razón pueda operar en este conocimiento requiere un “material modelable”,
que serían las impresiones. Es decir, en esencia, racionalismo y empirismo van de la mano,
sin uno de ellos, el conocimiento se torna imposible, inaccesible.
La razón por otro lado, nos señala que está constituida por el espacio y el
tiempo, que es lo que él llama Formas puras de la sensibilidad, eso por un lado, por el otro
lado, tenemos las categorías tales como substancia, causalidad, etc. Lo que dice es que no se
puede conocer sólo mediante la razón (formas a priori del sujeto) ya que serían sólo formas
vacías, y por ende no se conocería objeto alguno. Es preciso que esos moldes o formas tengan
material al cual aplicarse, y ese material viene sólo de la experiencia, de las sensaciones.
Declara la imposibilidad del pensamiento metafísico, ya que no nos son dados estos objetos
metafísicos (alma, Dios, etc), y los objetos para conocerlos nos tienen que ser dados, lo que
él llama “fenómeno”.
Lo único que nos es dado son impresiones, y nos dice que: “pensamientos sin
contenidos son vacíos” (Adolfo, Carpio; 1995; 233). Por otro lado también dice que a su vez
tampoco puede haber total conocimiento sólo con puras impresiones, ya que hay que dar
forma a dichas impresiones, sino sólo sería material en bruto, caos de sensaciones, y para que
exista conocimiento autentico las impresiones tienen que estar ordenadas, organizadas,
jerarquizadas “racionalizadas” justamente. He aquí la importancia a su vez del sujeto
cognoscente (razón) y aquí cita: “Intuiciones sin conceptos son ciegas” (Adolfo, Carpio;
1995; 233). Lo determinante en el conocer para Kant no es el objeto sino el sujeto. Esta teoría
se la denomina “idealismo”.
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Según Kant, hay que darle forma, sentido a las meras impresiones sensibles
que vistas en bruto no son más que un caos, algo indeterminado. Esto es lo que lo convierte
en objeto.
Por otro lado están los juicios sintéticos a posteriori, en contraposición a los
analíticos. En este caso el predicado no está contenido en el sujeto y sí se recurre a la
experiencia para corroborar su veracidad. Por ejemplo: La mesa está en el salón de clase”,
estos amplían el conocimiento, por eso decimos que son a posteriori.
Pero hay otro que no fue tomado en cuenta o escapó al resto de los filósofos,
y son los llamados Juicios Sintéticos a priori, por ejemplo: 7+5=12, es a priori, universal y
necesario, pero el problema está en intentar dilucidar si es analítico o sintético.
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A lo que Kant dice que este no contiene el resultado sino que hay que realizar
esa suma, pero luego nos da un ejemplo menos evidente que el famoso “7+5” que todos
conocemos y realiza una suma más extensa cuyo resultado desconocemos mentalmente y allí
es cuando se recurre a la experiencia, realizando dicha adición o suma para descubrir el
resultado. Allí se realiza la operación de la síntesis, por esto son juicios sintéticos a priori (a
priori porque sabemos que la suma entre esas cifras da sí o sí un solo resultado universal y
necesario).
Kant dice que esta sensibilidad tiene condiciones, ciertas formas según las
cuales intuye formas que conforman el objeto intuido, estas formas que no dependen de la
experiencia se llaman formas a priori de la sensibilidad o intuiciones puras, que son espacio
y tiempo. Kant define al espacio como “la forma de todos los fenómenos del sentido externo”.
Por otro lado, el tiempo es “la forma del sentido interno, la intuición de
nosotros mismos y de nuestro estado interno”, mediante esto tomamos conciencia de nosotros
mismos. Todos los estados psíquicos están sometidos a la forma del tiempo.
Pero como los fenómenos del mundo exterior se nos dan a través de las
percepciones y estas son fenómenos del sentido interno, el tiempo en esencia también es
forma de todos los fenómenos del sentido exterior.
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acontezca en la naturaleza. Algo que permanece aún en los accidentes, y es lo que se
denomina substancia.
La segunda es la ley de causalidad, que nos desasna diciendo que todos los
cambios en la naturaleza se producen según la ley de causa y efecto. Es decir, en esencia, la
relación entre dos hechos sucesivos tales, que el primero determina necesariamente, produce,
la aparición del segundo.
Luego, Kant, nos va a hablar de una de sus teorías más importantes, que es la
Dialéctica trascendental, como bien se expuso hasta el momento, nuestro autor intentó
explicar el conocimiento o su posibilidad en la ciencia de la naturaleza, pero como bien
vimos, ese conocimiento no alcanza el conocimiento en sí mismo de las cosas, por ende NO
resultan completamente cognoscibles; porque lo que conocemos es el fenómeno, es decir, lo
que se nos aparece, se nos presenta. No captamos las cosas en sí debido a la finitud del
hombre. La experiencia nos otorga un conocimiento condicionado, porque conocemos un
hecho cuando, por ende, tenemos conocimiento de su causa, pero a su vez, esto tiene otra
causa, y así sucesivamente hasta remontarnos al infinito. Nunca hallamos fin dentro del
ámbito de la experiencia y tenemos que ir más allá. Así el entendimiento se ve obligado a ir
más lejos, buscar condiciones cada vez más vastas hasta superar el ámbito de la experiencia.
Cuando se realiza este salto, el entendimiento se convierte en razón.
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nuevos horizontes dicho coloquialmente, para que la tarea de la ciencia no se estanque ni se
detenga en lo ya conocido, sabido, teorizado, porque detenerse en la marcha del conocimiento
seria caer en el dogmatismo, no hay que conformarse con la explicación dada como recién
esbocé, y seguir realizando investigaciones ulteriores, la ciencia debe esforzarse en ir más
allá siempre. Cito: “Las ideas orientan el conocimiento hacia una meta, que es la totalidad
unitaria que la razón busca y nunca termina de hallar; representan el ideal del conocimiento
humano en su marcha incansable e infinita.
Todo esto fue para demostrar Kant que anteriores filósofos han demostrado
que el mundo tiene límites como que no, que hay libertad y no la hay, etc., y todo esto se
trataba de demostraciones varias sin alcance objetivo, debido a que estas tesis ignoran que
sólo hay conocimiento dentro del ámbito de la experiencia, ya que lo único que conocemos,
reitero, son fenómenos, y más allá de eso nos resulta incognoscible. Las dos primeras dice
que son falsas, tanto su tesis como su antítesis, pero las dos últimas pueden ser verdaderas.
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de Dios, y es todo lo contrario, no tiene que arrancarse por el axioma de darse por
sobreentendida la existencia de Dios. Si por ejemplo decimos “Dios no existe”, no es
contradictorio, ahora si decimos “Dios no es omnipotente” sí lo sería, porque la omnipotencia
es una nota conceptual que forma parte de lo que se piensa en el concepto de Dios (o alguna
descripción o característica esencial de Él). Ahora, retomando, el juicio “Dios no existe”, no
es contradictorio, reitero, en absoluto, ya que sólo se niega el sujeto, se lo anula o suprime
(en sí mismo y no una característica que lo describe o define esencialmente). Lo que Kant
demuestra con esto es que es tan válido decir que existe como que no. O será que no se puede
demostrar su existencia ni tampoco su inexistencia desde el conocimiento o gnoseología
humanos, no se puede afirmar ni negar la existencia de Dios. Son temas que escapan al
conocimiento, al igual que el tema de alma, del mundo.
Estos temas no pueden serles indiferentes al hombre, así Kant busca solución
y trata de resolver a lo que parece una contradicción.
Kant entonces como dije, busca solución a la actividad metafísica del hombre,
pero no lo hace ni por medio de la razón; ni por el conocimiento sensible, sino que busca en
el campo de la moral, lo cual llama: razón práctica. La conciencia moral significa una especie
de presencia de algo absoluto en el hombre. La conciencia moral es la del deber. Se obra sólo
por deber, y no por determinado fin o por algún tipo de conveniencia o pasión o sentimiento.
La conciencia moral dice que debemos hacer algo sólo porque es nuestro deber hacerlo.
Por otro lado tenemos la buena voluntad; nos dice que ella es buena en sí
misma; por el simple hecho de querer. Pero el deber no es sólo la buena voluntad. El hombre
no es un ser meramente racional, sino que al convivir nosotros con el mundo sensible e
inteligible nuestras acciones también están determinadas por inclinaciones (de amor, odio,
placer,etc) o inclinación mediata o inmediata. Así que la buena voluntad entra en una guerra
o puja interna con dichas inclinaciones. De aquí se nos presentarán diferentes tipos de actos;
algunos determinados por las inclinaciones; otros malos; otros neutros y por último los
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limpios y purificados de toda inclinación y los puramente buenos; los que son por deber; por
acto pura y exclusivamente de la voluntad; y sólo esos son moralmente buenos.
Luego Kant nos expone acerca del imperativo categórico en el que, en primera
instancia, nos habla de máximas, estas son un principio en el que nos vamos a basar para
obrar y que este principio se convierta en ley universal.
“Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se
torne ley universal” (Adolfo, Carpio; 1995; 284).
El hombre es capaz de obrar de manera que se inicie una nueva cadena causal
sin ser determinado por ello. La libertad es una suposición necesaria para pensar la conciencia
moral como dije anteriormente. Siempre que hablamos de conciencia moral o hacemos
juicios morales, tácitamente hablamos de libertad porque es en el ámbito en que se puede dar
únicamente como bien dijimos. En la naturaleza no hay libertad, sólo hay relaciones causales.
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Por otro lado, hablando en cuanto a belleza, Kant cede mayor privilegio a la
belleza natural que a la artística. Le da mayor importancia a lo que llama “belleza pura”. Esta
no presupone concepto de lo que el objeto deba ser. A esta contrapone la belleza adherente
como ser el retrato de un humano que presupone un concepto. La facultad de juzgar lo bello
no enfatiza sin embargo, sobre las cosas mismas, sino sobre nuestros propios juicios acerca
de la belleza o fealdad, de nuestras representaciones. Kant distingue cuatro momentos de
estos juicios: cualidad, cantidad, relación y modalidad.
Esto nos dice que en la naturaleza encontramos una finalidad objetiva (atañe
al objeto mismo) y material (en cuanto supone un fin natural en los seres vivos
((autoconservación))).
Los seres vivos son causa y efecto de sí mismos, poseen fuerza motriz y
formadora, son organizados y organizantes. En ellos se da una causalidad recíproca entre las
partes y el todo, las partes son para el todo y éste da sentido a las partes.
“No hay duda alguna de que todo nuestro conocimiento comienza con la
experiencia” (Adolfo, Carpio; 1995; 235).
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“El espacio no es otra cosa que la forma de todos los fenómenos del sentido
externo, es decir, la condición subjetiva de la sensibilidad, bajo la cual tan sólo es posible
para nosotros intuición externa” (Adolfo, Carpio; 1995; 248).
“El tiempo no es algo que exista por sí o que convenga a las cosas como
determinación objetiva y, por lo tanto, permanezca cuando se hace abstracción de todas las
condiciones subjetivas de su intuición” (Adolfo, Carpio; 1995; 248).
“Precisamente en ello estriba el valor del carácter moral, del carácter que, sin
comparación, es el supremo: en hacer el bien, no por inclinación, sino por deber” (Adolfo,
Carpio; 1995; 282).
BIBLIOGRAFÍA
-Adolfo P. Carpio (1995) Principios de Filosofía. Buenos Aires. Glauco. 5ta. Reimp.
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