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1.

Embriología de los órganos de los sentidos:


i) Desarrollo de la vista:
La retina es un derivado del prosencéfalo (cerebro anterior) y por tanto forma parte del
sistema nervioso central, mientras que la córnea y el cristalino proceden
del ectodermo superficial.

La retina se forma a partir de dos vesículas ópticas que nacen directamente de la porción
anterior del cerebro primitivo (prosencéfalo), al que están conectadas mediante los tallos
ópticos. Estas dos vesículas se van aproximando poco a poco a la superficie y sufren una
invaginación en la parte anterior, pasando de ser esféricas a tener forma de copa, dando
origen al cáliz óptico que tiene doble pared por el plegamiento sufrido. La pared interna
(que recubre el interior del cáliz óptico), dará lugar a la retina, mientras que la pared
externa formará la lámina de células epiteliales ricas en melanina. El ectodermo
superficial que entra en contacto con la parte anterior del cáliz óptico sufre un
espesamiento, formando la placa cristalina, que se invagina y da origen a la vesícula
cristalina, la cual es el germen del futuro cristalino. A partir de la quinta semana del
desarrollo, la vesícula cristalina pierde contacto con el ectodermo superficial y se dispone
cubriendo el orificio del cáliz óptico. Cuando la vesícula cristalina se separa, esta misma
zona del ectodermo se espesa de nuevo, para formar la córnea.

La pared externa de la copa óptica forma una capa simple de células pigmentadas, y la
pigmentación comienza al final de la semana quinta. La pared interna sigue un proceso
de diferenciación complejo que da lugar a las nueve capas de la retina neural. Los
fotorreceptores (conos y bastones), así como las células bipolares, amacrinas y
ganglionares, y las fibras nerviosas están presentes a partir del séptimo mes. La depresión
macular (la fóvea) empieza a formarse durante el octavo mes y no termina de formarse
hasta aproximadamente 6 meses después del nacimiento (razón por la cual la visión al
nacer es incompleta). A partir del tercer mes, el crecimiento del cáliz óptico origina el
cuerpo ciliar y el futuro iris, que forma una fila doble de epitelio frente al cristalino. El
mesodermo situado externamente forma el tejido conjuntivo del cuerpo ciliar y del iris.
Los músculos dilatador y esfínter de la pupila se desarrollan durante el sexto mes, como
derivados del neuroectodermo de la pared externa del cáliz óptico. El antiguo tallo óptico
desaparece y su lugar es ocupado por el nervio óptico que une el ojo al cerebro. La parte
distal de la arteria y vena hialoidea desaparecen también, aunque persiste su recuerdo en
el conducto hialoideo Sin embargo, la parte proximal de los vasos hialoideos permanecen
como la arteria y la vena centrales de la retina.

ii) Desarrollo del oído:

- Desarrollo del oído externo:


El meato acústico externo se desarrolla del
extremo dorsal del primer surco bronquial
(faríngeo). En el fondo de este tubo,
las células ectodérmicas proliferan en
forma de embudo y constituyen una placa
epitelial sólida, que se llama tapón meatal.
Así posteriormente, en el período fetal, las
células centrales de este tapón se
degeneran, lo que forma una cavidad que se constituye en la parte interna del meato acústico
externo (conducto auditivo externo).

Al nacer este meato acústico es relativamente corto, por ello se debe tener cuidado de no
lesionar la membrana timpánica. El meato acústico externo alcanza su longitud de adulto
hacia los 9 años de edad.

- Desarrollo del oído medio:


La porción distal del tubo timpánico ótico del primer saco faríngeo, se expande y se convierte
en la cavidad timpánica que envuelve los huesecillos auditivos, la parte proximal del receso
tubotimpánico forma la tuba auditiva. Durante el período fetal tardío, las expansiones de la
cavidad timpánica originan el antro mastoideo. Primera bolsa faríngea forma receso tubo
timpánico, su parte proximal forma tuba faringotimpánica. La formación de la bolsa faríngea
se da a partir del endodermo. La porción distal de la bolsa se ensancha y forma la cavidad
timpánica primitiva. Luego la porción próxima se estrecha y forma la trompa de Eustaquio.

- Desarrollo del oído interno:


En el endodermo medio la placoda auditiva se desarrolla a la tercera semana. Al inicio de la
cuarta semana, aparece el desarrollo de una capa engrosada de ectodermo superficial a cada
lado del rombencéfalo, llamada placodaótica estas se invaginan rápidamente y forman las
vesículas óticas o auditivas
(otocistos), cada vesícula se divide en
un componente ventral que da origen
al sáculo y el conducto cóclear y un
componente dorsal que forma
el utrículo, los conductos
semicirculares y el conducto
endolinfático; éstas membranas
constituyen el laberinto membranoso.
El mesénquima que rodea al otocisto
se condensa y diferencia en cápsula
ótica cartilaginosa. Conforme crece el
laberinto membranoso, aparecen
vacuolas en la cápsula óptica
cartilaginosa y, seguidamente entran en coalescencia para formar espacio perilinfático
relacionado con el conducto coclear convirtiéndose en 2 divisiones: la escala timpánica y la
escala vestibular. La cápsula ótica cartilaginosa se osifica para formar el laberinto óseo del
oído interno. En la octava semana, el mesenquima involuciona en un retículo que da lugar al
espacio periótico además el sacuolo se evagina en su polo inferior, el conducto coclear que
se introduce en el mesenquima que, al término de la octava semana, ha completado dos
vueltas y media. El mesenquima que rodea al conducto coclear se diferencia en el cartílago.
En la décima semana, este cartílago experimenta vacuolización y se forman dos espacios
perilinfaticos: la rampa vestibular y la rampa timpánica, el conducto coclear queda separado
de la rampa vestibular por la membrana vestibular y, la timpánica, por la membrana basilar.
Las células epiteliales forman la cresta interna y la cresta externa (hileras de células ciliadas).
Las células sensitivas y la membrana tectoria constituyen el órgano de Corti, los impulsos
que recibe son trasmitidos al ganglio espiral y luego al sistema nervioso por las fibras del
nervio auditivo.

iii) Desarrollo de la nariz:


En la formación de las fosas nasales participan las placodas nasales originadas del
neuroectodermo y los procesos nasales medial y lateral. Durante la VI semana, el
ectodermo de la placoda se invagina concomitantemente con el crecimiento de los
procesos nasales, situación que resulta en la formación de una depresión, la fóvea (fosita)
nasal; inicialmente estas fositas se encuentran muy separadas debido a la prominencia
del proceso frontonasal pero posteriormente los primordios nasales se acercarán a la línea
media. Las fositas olfatorias se profundizan en el mesodermo subyacente, de modo que
estos sacos de ectodermo encuentran transitoriamente separadas del estomodeo por la
membrana buconasal. Hacia finales de la VI semana, las membranas buconasales
desaparecen y las fositas nasales comunican ahora con la cavidad oral, comunicación
conocida como coana primitiva y que está dispuesta por detrás del paladar primario. El
desarrollo ulterior del paladar secundario reposicionará a las coanas definitivas entre
fosas nasales y nasofaringe.

Hacia el tercer mes de VIU se forman en la pared lateral de las fosas nasales unos relieves
óseos, las conchas superiores, media e inferior. A partir de esta fecha, comienzan a
formarse evaginaciones del epitelio de la fosa nasal que se extienden hacia los huesos
maxilar (III mes), etmoides (V mes), esfenoides (V mes) y frontal (VI mes) formándose
así los primordios de los senos perinasales; cavidades que completan su desarrollo en la
adolescencia. Por último, algunas células de las placodas olfatorias se diferencian para
formar el epitelio neurosensorial olfativo, tejido que se ubica en la región dorsal (techo)
de las fosas nasales; este diferenciación ocurre tempranamente durante la V semana de
desarrollo y la prolongación central de estas células atraviesan las cápsulas nasales
(futura lámina cribosa del etmoides) formando los nervios olfatorios.

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