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vocales
espacio de arte
Gustavo Aguirre
fundación osde rosario
Liliana Cattáneo
Bv. Oroño 973, 4°, 5° y 6°- piso
Horacio Dillon
Ciudad de Rosario - Santa Fe
Luis Fontana
Tel: (54-341) 420-5000
Daniel Eduardo Forte
www.artefundacionosde.com.ar
Julio Olmedo
Jorge Saumell
Ciro Scotti
Armando, Adriana
La naturaleza de las mujeres : artistas rosarinas entre 1910 y 2010 . - 1a ed.
Buenos Aires : Fund. OSDE, 2010.
112 p. ; 20x15 cm.
ISBN 978-987-9358-48-1
1. Arte. I. Título
CDD 708
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compensatorias para dar lugar a estrategias de análisis más inclusivas aislamientos; el desafío sigue siendo el de los relatos inclusivos.
o bien más radicalizadas en la discusión de preceptos. Por otra parte, Cuarenta y nueve artistas dan lugar a un itinerario de lo diverso, a un
en las últimas décadas el crecido número y la visibilidad de las mujeres recorrido a través de cinco asuntos que atiende las variables históricas
artistas condujo a nuevas preguntas ante un cambiante horizonte esté- pero no las constituye en el foco organizador de la exposición. Las obras
tico7 y una compleja escena de identidades plurales e inestables.8 que aquí se muestran constituyen un pequeño recorte en las trayecto-
Cuando nos situamos en el ámbito de la ciudad de Rosario,9 de su es- rias de sus autoras fundado en el sentido temático de cada apartado, y
cena artística y en particular de las artistas mujeres a lo largo del siglo en algunos casos, corresponden a series realizadas en décadas pasadas
XX, podemos observar una notoria diferencia entre la primera y la se- que permiten una perspectiva sobre las modalidades estéticas vigentes
gunda mitad del siglo dada en principio por el número creciente de en diferentes momentos del arte de la ciudad. Consecuente con este
artistas y por la también creciente visibilidad de sus producciones.10 De recorte las páginas siguientes sólo hacen pequeñas referencias a las
las primeras décadas conocemos casos emblemáticos pero carecemos obras aquí presentadas sin atravesar la totalidad de los derroteros artís-
de esa suerte de inventario al que nos referíamos antes que permitiría ticos de sus autoras.
una enumeración más densa, un conocimiento de las obras y de las
restricciones que las atravesaron. Entre las pocas artistas de comien- Autoimágenes, corporalidades
zos de siglo con proyección pública y el presente, fuertemente activado
La circunstancia que Emilia Bertolé13 sea la primera mujer artista que
por la intervención de numerosas mujeres artistas, queda manifiesta
tuvo en Rosario un gran reconocimiento público y que en su obra fre-
una situación desigual que en parte traduce el significativo peso que
cuentara como pocas su propia representación pictórica y la de otras
en las primeras tuvieron los condicionamientos de género y los roles
mujeres, coloca en primer plano la asociación mujer y feminidad como
deseables para ellas. Entre estos extremos del arco los años cincuenta
cuestión naturalizada. Esta correspondencia debía manifestarse en for-
indican un momento temporal central y una coyuntura prominente para
ma transparente y rebasaba el ámbito de las actitudes o los comporta-
el arte de la ciudad en la que es necesario explorar la intensa actividad
mientos: debía quedar impresa en la obra y así allanar su recepción críti-
artística desplegada por mujeres ya que más allá de las especificidades
ca. De este modo, la feminidad exquisita y sin estridencias que exhalaba
que presenta constituye un precedente de los ajetreados sesenta y de la
Emilia Bertolé y el carácter evanescente o aterciopelado de su pintura,
amplia participación femenina en posiciones centrales sostenida hasta
para usar palabras de sus contemporáneos, constituyó una suerte de
hoy. Lo dicho coloca en un primer plano las dificultades de cualquier
prisma desde donde valorar su obra, anudándola a una esencialidad
narración que pretenda una visión totalizadora, atenta a las presencias
femenina y obturando acercamientos a las intencionalidades plásticas y
y las ausencias, a los diversos condicionamientos y a los modos de par-
artísticas que sí se ponían en juego cuando de artistas varones se trata-
ticipación, a las búsquedas estéticas y a las implicancias de género que
ba. Que en este marco se haya dedicado profesionalmente al arte afir-
pueden manifestar o no las obras de artistas mujeres.
mada en una sólida formación académica y haya hecho vida de artista,
El hecho de reunir aquí un grupo de distintas generaciones, con diferen- resulta singular y sin pares entre las creadoras de las primeras décadas
tes grados de reconocimiento público, con marcadas diferencias esté- del siglo XX en la ciudad. Ahora bien, ella sostuvo y reafirmó las imáge-
ticas, con trayectorias profesionales muy extendidas y también breves, nes que en los ámbitos que frecuentaba la exaltaban como una mujer
continuas y discontinuas, hace de la heterogeneidad un rasgo clave de la bella, femenina, sensible, distinguida y enigmática en tanto facilitaban
exposición. Esa noción de lo heterogéneo permite conexiones flexibles, su presencia en contextos signados por la desigualdad; su opción fue in-
acercamientos que no se fundan en la semejanza ni obturan las diferen- cluso exacerbar esos atributos para franquear su instalación pública sin
cias,11 y sobre todo reniega de cualquier aspiración de totalidad y de la desafiar los órdenes de género imperantes. Esta actitud y su dedicación
pretenciosa idea de que una parte pueda representar el todo. a los retratos con escasas intromisiones en otros asuntos plásticos no
La diversidad de las obras y artistas expresa también que las mujeres se pueden aislar de las circunstancias de su vida y los condicionamien-
no son una categoría unitaria y que una mayor presencia de mujeres en tos de su producción, como el ser soltera y casi único sostén de una
el ámbito del arte no implica necesariamente el encuentro con un arte familia con muchos avatares económicos y emocionales. En este senti-
exclusivamente femenino o feminista. En ocasiones las dificultades del do quizás haya transformado ciertas marcas –fragilidad, extravagancia,
término arte de mujeres han cedido lugar al de arte hecho por mujeres12 rareza, exacerbada sensibilidad– en un material estético a partir del cual
dejando al descubierto las muchas otras mediaciones que el género configurar un personaje de experiencias plurales que parece exceder la
presenta. Se trata de asumir problemas, sin actitudes reivindicativas ni propia obra aunque estén imbricados.
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No hay dudas de que a partir de sus autorretratos y del conjunto de namente en los dominios del pop, Lía Maisonnave, Noemí Escandell,
su obra Emilia Bertolé inaugura en Rosario una larga saga de mujeres Graciela Carnevale y Tito Fernández Bonina convierten sus rostros en
artistas; entre ellas, muchas plasmaron sus propias imágenes, las de calcos y los ubican dentro de un objeto de madera compartimentado y
otras figuras y corporalidades en relación a diferentes contextos. En los concebido para participar en una exposición colectiva de autorretratos,
años recientes, por fuera de cualquier condicionamiento de género y desarrollada en la Galería Espacio de Rosario, en junio de 1967.
situándose en lo revulsivo y perturbador, Nicola Costantino ensaya una La observación del cuerpo humano y sus fragmentos fue un territorio
y otra vez con los cuerpos y su cuerpo, con las imágenes y su imagen a privilegiado por la escultura. Eugenia Paino hizo de sus figuras familia-
través de diferentes secuencias produciendo así una inusitada continui- res un objeto de especulación plástica y participó con ellas de las nuevas
dad de apariciones, ella y sus infinitas personificaciones. Su arremetida formas de representación que caracterizaron los años de entreguerras.
a lo interior visceral plasmada en varias series le permite, cuando de Los nombres de sus yesos, Mi padre y Cabeza de estudio, parecerían
citas a la historia del arte se trata como en Nicola costurera, profundizar indicar la convergencia entre realidad y voluntad de forma, afectividad y
el clima denso pero luminoso de la obra de Antonio Berni convirtiéndola participación activa en la construcción de un realismo moderno.
en una escena oscura y nocturna. La misma oscuridad que rodea su in-
Posicionada en una suerte de neofiguración escultórica, Arminda Ulloa
terpretación de la muerte de Ofelia del pintor prerrafaelista John Everett
enfatizó la distorsión de la figura humana a partir de las posibilidades y
Millais. En ambas produce un juego activo de sustituciones: su propia
los límites del bloque de piedra como se ve en la talla Huairapuca. Esta
muerte reemplaza la de Ofelia del mismo modo que su figura acodada y
pieza, realizada a comienzo de los años setenta, forma parte de una se-
melancólica releva la de Paule Cazenave, la esposa de Berni, en Primeros
rie dedicada a los mitos y leyendas del noroeste que, como otras de sus
pasos; finalmente, el vestido que la cubre en Ofelia es el que observa en
obras, revela las marcas de su biografía ligada a la provincia de Salta.
un maniquí que reemplaza a Lily, la hija de Paule y Berni, ensayando un
paso de baile. La mirada sobre los entornos afectivos llevó a varias artistas de las últi-
mas décadas a detenerse sobre los cuerpos, actitudes y expresiones de
Una cita de la historia del arte también actúa como disparador en dos
seres próximos tratando de captar estados de ánimo y situaciones fu-
obras recientes de Paula Grazzini en las que los ritmos curvos de un
gaces pero de penetración emocional. Así por ejemplo, las aguafuertes
famoso grabado japonés, La gran ola de Hokusai, intervienen como
de Roxana Celman integran los personajes a planos muy elaborados y
planos decorativos de un montaje pictórico: en Arcano sueño estas se
diversos que incluyen superficies textiles, animales y flores; de ese clima
yuxtaponen a un enigmático desnudo de espalda y en Rompiente a una
de ricas texturas visuales surgen sus figuras siempre introspectivas e
joven levemente inclinada hacia adelante. Si bien no hay autorepresen-
incluso algunos desnudos de mujeres. En estos últimos revisa las tra-
taciones, su apelación constante a las figuras de mujeres o niños le
dicionales tipologías iconográficas con que los artistas varones mostra-
permite situar experiencias propias en otras corporalidades y abrir así
ron a las mujeres desnudas para indicar sólo momentos de intimidad
un abanico de simbolismos. A través de un realismo fotográfico confie-
cotidiana. En esa intimidad también sitúa sus registros de la niñez, a
re al cuerpo unidad o bien lo quiebra en una sucesión de fragmentos
veces conjugada con el misterio como en Desnudo infantil con rata, con
superponiendo temporalidades; un procedimiento vinculado a los des-
la melancolía en Estefanía y Bárbara o con el encantamiento en Estefa-
doblamientos de otras pinturas donde se insinúan ofrendas y rituales.
nía con flauta dulce. De un modo similar, las pinturas de Rosa Aragone
Las distorsiones violentas de las formas y los cuerpos y el borramien- participan de una clave intimista con personas de su mundo cercano
to de los límites entre figuración y no figuración fueron el nudo de la construidas a partir de un dibujo de líneas muy marcadas, de una paleta
neofiguración y el modo que asumieron muchas de las pinturas en los saturada y de pinceladas pequeñas aplicadas una junto a otra. En su
comienzos del breve e intenso periplo de la vanguardia de los sesen- caso, una figura durmiente o personajes insertos en el paisaje son mo-
ta. Tal el caso de Los viajes de Nanina de Martha Greiner e Imágenes tivo de una especulación sobre texturas y ritmos lineales que constituye
liberadas de Coti Miranda Pacheco, obras que trasladan recursos del uno de los aspectos más medulares y constantes en su obra, así como
abstractismo lírico al campo de las figuras y que integraron un reso- también el ensimismamiento, la expectación o la marcada melancolía
nante acontecimiento: la muestra en la plaza 25 de Mayo. Realizada en que envuelve a los protagonistas de pinturas como Absortos o El camino
octubre de 1965, esa muestra inició la saga de nuevas estrategias para en invierno. Por su parte, la serie de mujeres recostadas pintadas por
intervenir desde el arte en el espacio público y también dio lugar a la Verónica Celman exhiben una buena dosis de extrañamiento en tanto
activa participación de mujeres artistas en los grupos que desafiaban alternan el sueño y las ensoñaciones, las vigilias y los pesares, los inte-
los órdenes establecidos. Más allá de este neofigurativismo, y ya ple- riores domésticos y los paisajes de la imaginación. Se trata de figuras
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etéreas, enfatizadas por un tratamiento pictórico de pantallas planas disminución de las escalas tan marcada que los habitantes de sus cua-
con predominancia de azules y verdes sólo contrastados por rojos o dros a veces parecen flotar y perderse en los delicados campos de co-
amarillos desaturados. Al mismo tiempo, la utilización de una luz clara y lor que los rodea. Resulta igualmente significativa la resolución de esas
uniforme configura atmósferas que trasuntan estados de espiritualidad. figuras con líneas o pequeñas zonas de color que las tornan livianas y
Si bien Sueños en el amanecer guarda un carácter más ambiguo en cuan- transparentes, induciendo al espectador a acercarse hasta penetrar en
to a lo real y lo imaginario, este último aspecto se presenta también en su universo. En otras palabras, una subversión del orden de las cosas
las vistas de las ventanas de Todavía duerme y de La niña está despierta. que a pesar de su apariencia candorosa es el resultado de la misma de-
Situada plenamente en un horizonte de nuevas sensibilidades estéticas, liberación y reflexividad que campea en sus ilustraciones y realizaciones
envuelta en una luz diáfana y en la tersura de sus pinturas, Constanza para el teatro de objetos.
Alberione explora su propia imagen. A veces, en obras como Perica, más Lila Siegrist también repara sobre universos acotados y lo hace, prefe-
que una figura para ser mirada es ella quien observa a los espectado- rentemente, desde el ámbito de la fotografía y el video. Así produce es-
res; en otras, cuando apoya su cabeza en la emblemática estampa de cenas y situaciones con maquetas y miniaturas a las que concibe como
Grace Jones es esta última la que interpela al público. Lo mismo podría micro ficciones que parecen oscilar entre el acecho y el suceso, el orden
decirse cuando pinta a sus amigos varones: enmarcados por planos y la alteración, la calma y el viento, la torpeza y el humor, lo inaudito y
decorativos de finísimas rayas o rodeados de pequeñas guirnaldas de lo corriente. Pequeñas catástrofes localizadas en pintorescos paisajes o
flores, la mirada alerta o decididamente intensa de los modelos es moti- sencillas acumulaciones y dispersiones de partículas coloreadas, libres
vo suficiente para conjurar una contemplación posesiva o simplemente de toda referencia, son algunos de los dispositivos y acciones mediante
reposada. los cuales la artista cuestiona el valor documental atribuido a los sopor-
tes utilizados.
Microcosmos y labores La realización de juguetes y muñecos ocupó a muchos creadores a lo
largo de la historia del arte y varias de las artistas que participan de esta
Aid Herrera condensa con su historia personal el camino que la llevó,
exposición también hicieron incursiones en el tema. Entre otros aspec-
después de una serie de incursiones en otras materias como el canto o
tos de su obra, Flor Balestra se dedicó con asiduidad a la realización de
las artesanías en paño, a establecerse en el ámbito de las artes plásticas
piezas de la más diversa índole que establecen correas de trasmisión
a través de la pintura, el dibujo y el grabado. Apoyada por su esposo, el
entre el arte, el diseño y las artesanías urbanas. Siguiendo una tradición
pintor Juan Grela, se acercó a la pintura y aunque siempre lo ayudó en
constructivista de ensamblados de partes móviles, apela a retazos de
la preparación de las telas y los materiales para los cuadros, estas activi-
madera y de cartón que al estar fuertemente intervenidos por la pintura
dades no le resultaron suficientes. Así en los años sesenta emprendió la
ponen en evidencia un juego de formas y proporciones. Constructivos
tarea de desplegar su prolífico universo de imágenes en el que conviven
y planistas como sus siluetas de perros y pájaros, expresionistas y más
peces, pájaros y flores, canastas y frutas, rostros y corazones, ángeles
dramáticos como lo evidencian sus pequeñas cajas con máscaras y per-
y vírgenes y por supuesto las formas que resultaban de su invención.
sonajes, se trata de objetos siempre atravesados por una mirada lúdica.
También aprendió a elaborar finamente los colores en concordancia con
Para María Gabriela di Franco los muñecos de tela se transformaron en
las enseñanzas de Grela, pero una vez que estaban preparados los apli-
el último tiempo en el sector más visible de su producción: un prolífico
caba directamente sin dibujo previo. Lo mismo hacía con los grabados:
catálogo de seres con apariencias animales conocidas pero que siempre
trazaba una línea y simplemente se dejaba llevar, de modo que el gusto
brindan sorpresas. Se trate de jirafas, perros, cocodrilos o lo que fuese,
por lo imprevisible y lo espontáneo constituyeron una parte verdadera-
todos usan variedades de accesorios y atuendos así como colores in-
mente activa en su proceso de trabajo. Con igual actitud coloreó con
tensos con rayas o lunares, también son mórbidos, suaves y se pueden
lápices las xilografías y aguafuertes que tanto identificaron su obra grá-
acomodar y reacomodar según las circunstancias, son desprejuiciados
fica y cuando se dedicó a los pasteles, no los usó de un modo cubriente
y desopilantes. Pero no hay que ser incautos, suelen tener ojos saltones
sino dejando que aparezca el soporte y las huellas del grafismo.14 En
y atentos o dientes gigantes y amenazadores, parecen advertir que pue-
los cuadros de Aid, los seres y las formas se entrelazan mediante líneas
den ser rudos. Su materialidad remite a las añosas manualidades de
suaves y ondulantes, una da lugar a otra salvaguardando la armonía y la
paño y a las labores de costura tradicionalmente asignadas a las muje-
serenidad de ese microcosmos.
res, procedimientos heredados pero revisados y actualizados como una
Una de las estrategias de Silvia Lenardón es la miniaturización cada vez opción estética, en este caso eficaz para el diseño.
más enfática de personas, animales y objetos en relación al soporte: una
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Una biografía relacionada con madres, abuelas o tías dedicadas a la cos- “savage attack against a toba woman” en sintonía con trozos de noti-
tura como parte de las virtudes y destrezas femeninas en los espacios cias policiales pegadas al vestido y con los agujeros que lo atraviesan
domésticos, frecuentemente moldeó sensibilidades y predisposiciones multiplican los sentidos de estas obras. La alusión al pop y la cultura
hacia lo textil. La obra de Michele Siquot tiene esas huellas a las que de masas a través de iconos como la Coca-Cola o el comic no es aquí
suma su indagación en las experiencias de aquellas mujeres que como un acto de celebración de la sociedad de consumo, sobreimpreso está
Gunta Stölzl hicieron de lo textil un modo de expresión en el arte mo- un llamado de atención sobre la violencia de género y étnica; con estas
derno. Vivencias familiares y sugestiones estéticas precisas son las que indicaciones adquieren una dimensión pública que no las amarra al uni-
estructuran un conjunto de collages donde la yuxtaposición de trozos verso íntimo aunque surjan de él.
de telas antiguas y pequeñas maderas, de costuras y bordados da lugar
a una gama sutil de formas, texturas y colores. Con procedimientos y re-
Los seres y las plantas, el río y el campo
cursos análogos también organizó la serie El viento los amontona, cuya
composición y cromatismo se inspiran en obras de María Laura Schia- El Bestiario grabado de Mele Bruniard se inició como casi toda su obra
voni y Juan Grela, Alberto Pedrotti y Luis Ouvrard; pero las referencias con una vivencia personal intensa: la visión cuando era niña y tomada
a las labores domésticas, a una artista y docente de la Bauhaus o a los de la mano de su padre de un enorme yacaré en el río Paraná cerca de
pintores rosarinos indican un horizonte de afinidades siempre mediado Reconquista, su ciudad natal. El impacto que le produjo lo expresó en
por la búsqueda de su “camino estético”. un grabado de 1992 que dio inicio a una larga serie con la cual un par
de años después celebró sus cuarenta años con el grabado y que siguió
Al hacer referencia a la fascinación que le producían los estampados,
multiplicándose para componer un prolífico inventario de seres, su so-
bordados y tejidos que inundaban las revistas de labores femeninas o
ñado bestiario.15 Al desplegarlos hoja por hoja Mele cuenta las historias
al caracterizar esas actividades como prácticas casi rituales trasvasadas
de cómo aparecieron, de sus detalles y formas, recupera los sonidos de
de madres a hijas, Marina Gryciuk transparenta las improntas familiares
las palabras que ha impreso y su interés por las diversas lenguas y los
y de género que acompañan su obra. El diseño de piezas textiles y de
diccionarios, un fluir constante de imágenes que recargan su sentido a
accesorios es un campo de su producción que la mantiene vinculada a
través de la oralidad como si de antiguos códices mexicanos se tratase.
esas marcas biográficas en paralelo a los estímulos que le suscitan los
Formas y palabras que revelan entonces una apropiación personal de
materiales industriales o adocenados. Sus flores de papel entramado
los seres de la naturaleza, en realidad los seres de su imaginación, que
sintetizan su gusto por las plantas y también por las labores, aunadas
jamás precisa ubicar en sus escenarios naturales porque ellos son parte
quizás, en la evocación de una colcha tejida por su madre como un ver-
de un espacio fundado en la cultura y las letras. Todos, serpientes, pá-
dadero jardín multicolor. La seducción por las revistas y la ilustración de
jaros, ratones, lechuzas, dromedarios o renos –cualquier enumeración
moda motivó a Evelyna Callegari a realizar una serie de collages al modo
aquí resulta insuficiente– ejecutan acciones cotidianas y triviales a la par
de una colección personal de modelos con sus vestidos y accesorios,
que expresan un sentido profundo de la existencia, tienen misiones tras-
sus poses y actitudes, pero materializada en siluetas bidimensionales,
cendentes y misterios infinitos. Por fuera del grabado Mele los registra
pequeñas, blandas y liberadas de sus soportes. Para lograrlo recorta
con poesía como en el pequeño epígrafe de Rana de los Meloë: “desde
imágenes de revistas, le adiciona fragmentos de telas u otros materiales
la piedra donde descansas, ves pasar los camalotes río abajo, mientras
y sobre ellas inscribe ritmos lineares con puntadas de hilo, bordea las
sueñas con la estrella que en la noche te pinta de azul los ojos”.
figuras, separa texturas; en fin, dibuja a través de la máquina de coser.
Solas o en conjunto, por sus formas y movimientos, podrían integrar la Las sugestiones literarias fueron un fundamento importante de las se-
escena de algún comic, ya que ellos constituyen una palpable referencia, ries temáticas que Clelia Barroso desarrolló en los años setenta y ochen-
trazando así inesperadas conexiones para las labores de aguja. ta, a veces con tintas, otras con collages pero la mayor parte de las veces
con grafitos. Textos de García Lorca, de Marcel Proust o simplemente
Siluetas de mujeres planas, gráciles y despojadas de corporalidad, re-
una copla de Antonio Machado como “La primavera ha venido. Nadie
sueltas a través del collage de papeles y fragmentos metálicos integran
sabe cómo ha sido” junto a su atenta e incesante visita a la historia del
una extendida serie de trabajos de Claudia del Río. Algunas están priva-
arte dieron lugar a una versión particular de la naturaleza. Un mundo
das de rostro y otras se combinan con la imagen de la ratona Minnie
de follajes y pájaros que envuelven, ocultan o dejan entrever partes de
pero todas tienen incrustaciones de prolijos recortes de latas de Coca-
la figura humana y una naturaleza indisociable de la corporalidad y el
Cola que resaltan por su color, brillo y materialidad. La inclusión de tex-
pensamiento. Un mundo, también, de exteriores que irrumpen en los
tos como “misterioso deceso de una bella mujer”, “alguien miente” y
interiores o que se superponen y confunden, de climas cargados de se-
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cretos, angustias y silencios; todo sostenido a partir de la modulación al Realismo Mágico: “cuerpos excesivamente grandes, yaciendo con pe-
de grises y del entretejido denso de líneas que, de todos modos, deja sadez de bloques sobre un raquítico césped; objetos que no pretenden
ver las huellas de los trazos del lápiz y del gesto personal. Olga Vitábile moverse lo más mínimo y que, sin embargo, resultan inauditamente
orientó buena parte de sus preocupaciones plásticas hacia las líneas y reales”.16 Polaridades que parecen ensayadas sobre esta obra en la que
los ritmos, hacia las posibilidades de las pinceladas incluso como cali- curiosamente las vacas, resueltas a partir de apuntes fotográficos y con
grafías y a las imbricaciones de la pintura con la poesía. Una serie de tin- volúmenes rigurosamente modelados, contrastan con un fondo plano
tas realizadas en los años setenta permite ver esa predisposición a los salpicado de hierbas dispersas.
ritmos lineares, de curvas y suaves ondulaciones, y su acercamiento a Del período de entreguerras aludido a propósito de la cita de Realismo
las formas vegetales y a paisajes apenas insinuados. Paisajes que tienen Mágico, son dos pequeñas obras de María Angélica Junquet. Una figura
una marca biográfica, evocación de los relatos de su padre sobre las gru- que nos vuelve a los años veinte y a las artistas que participaban en
tas y el paisaje volcánico de Nápoles y Sicilia, y una estela surrealizante los salones luego de haber transitado por alguna de las academias de
que también alcanza a sus desarrollos de formas vegetales. Así como pintura que funcionaban en la ciudad a partir del establecimiento de
las artistas del surrealismo se habían apropiado de la identificación de pintores y decoradores europeos. Había asistido a las clases de Salva-
la mujer con la naturaleza, en estas obras reverberan aquellas ideas so- dor Zaino, un artista italiano imbuido de las perspectivas luministas y
bre la correspondencia entre la fecundidad de la tierra y las mujeres, de espiritualistas que caracterizaron el tránsito del siglo XIX al XX, pero a
modo que las arborescencias, corolas y paisajes resultan metáforas de diferencia de su maestro, sus pinturas parecen responder a un enfoque
crecimiento ligadas al universo femenino. más perceptivo al traducir plásticamente ciertas condiciones de luz y
La consideración de la naturaleza como parte de las opciones para pro- de atmósfera como la claridad atenuada después de una lluvia o los
ducir obras está extendida en el tiempo y en franca sintonía con los efectos del sol sobre el río. Sin embargo, una observación más atenta de
climas de época. Desde sus comienzos en los años noventa Fabiana los grises aterciopelados y de los destellos anaranjados que dominan en
Imola constituyó a las flores, ramas y follajes en un punto de partida de una u otra de sus obras, parece develar esa segunda perspectiva del arte
sus experiencias plásticas, muchas con un carácter tridimensional e in- finisecular: el profundo subjetivismo y la emoción espiritual que suelen
cluso ambiental. Las formas de esos elementos la fue llevando hacia un emanar de la naturaleza. A comienzos de los años treinta la pintura de
dibujo orgánico y caligráfico que se espacializó hasta abarcar diferentes María Laura Schiavoni indica también una predisposición a captar de
zonas de la arquitectura y conformar piezas que se articulan de manera la naturaleza aquello que agita o conmueve el espíritu, pero será en la
escultórica. Sus ramajes al extenderse ploteados sobre un vidrio o di- extensa serie elaborada en el último tramo de la década del cuarenta
bujados con tinta china sobre un papel de algodón asumen un carácter donde despliega una visión nítida y cabal de esa captación, diferenciada
tecnólogico o más arcaico y oriental, resultan mínimos o profusos, in- de sus paisajes anteriores que tenían a las impresiones como punto de
vasivos o serenos, y dan cuenta de cómo soluciones formales distancia- partida. Una luz que no es de este mundo ni del orden de lo natural, una
das estremecen de modos diferentes pero con igual eficacia. luz blanca y fría, trasmuta sus figuras y paisajes en visiones místicas;
Aunque resulte demasiado obvio afirmar que la naturaleza no es algo una faceta esotérica que formaba parte de su personalidad y proyectó en
dado, las fotografías de Laura Glusman tienen la capacidad de activar el los títulos de sus cuadros como lo muestra el conjunto de obras presen-
extrañamiento frente a lo identificable o conocido. Uno de sus caminos tadas en 1949 en Amigos del Arte. Justamente un óleo sobrecogedor,
es la envoltura de misterio a través de sombras, de entramados de ve- Esotérica, iniciaba dicha exposición que cerraba con Geórgica y entre sus
getación o de cavidades que resultan abismales. Por tal motivo, cuando deshabitadas naturalezas, Subconciencia reiteraba el motivo de los sen-
se trata del río, de un interior, o de aquellas cosas sobre las que desea deros que tanto simbolismo tenían en su obra. Para Montes i Bradley
detenerse, siempre manifiesta una cuidadosa atención sobre las formas esos caminos, como el que aparece también en el centro de Fuga son
y los colores en relación a la especificidad de la fotografía. Un conjunto sendas “inmateriales” y como toda la serie revela que “allí Natura no es
de estrategias formales, no exentas de pictoricidad, que sin embargo Natura, el panorama no es panorama, el aire no es aire”.17
nunca se repliegan sobre si mismas sino que están deliberadamente Entre las mujeres artistas que participaron del Salón de Artistas Rosa-
conectadas con el sentido y los climas expresivos que busca plasmar. La rinos organizado en 1926 por el Grupo Nexus, Ana Caviglia fue quien
sensación de asombro frente a lo real también está presente en la pin- presentó un gran jarrón con crisantemos. El tema de las flores ocupó
tura de Jorgelina Toya. Sobrevuela su obra, en este caso un enorme friso un sitio privilegiado en su obra, a veces las integró a otros elementos,
de vacas en el campo, las oposiciones señaladas por Franz Roh en torno como en la naturaleza muerta del Salón de Otoño de 1935, donde un
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ramo de calas asociado a cuadros, libros e instrumentos musicales po- 1968, una acción de Graciela Carnevale desarrollada en el marco del
dría interpretarse como una alusión a las artes y a la cultura, plausible Ciclo de Arte Experimental fue registrada minuciosamente a través de
en una pintora formada y viajera. Los estudios que realizó con Leonnie una secuencia fotográfica. La idea de encerrar a un grupo de personas
Matthis le posibilitaron otro registro de obras, dibujos coloreados con en un local comercial y retirarse a la espera de sus reacciones, implicaba
una factura más suelta y abocetada como las escenas de sitios tan dis- un fuerte llamado de atención sobre las condiciones impuestas por el
tantes como el noroeste argentino, Trinidad, México o Nueva York. Pero régimen autoritario imperante. Al mismo tiempo, la autora convertía la
las flores fueron, como lo muestran claramente sus exposiciones de los violencia en material estético de una experiencia radical; uno de los epi-
años treinta y cuarenta, una suerte de constante que le permitía afianzar sodios más controvertidos entre aquellos cuestionamientos artísticos
y experimentar sobre las variables del lenguaje plástico. Una estrategia y políticos llevados adelante por los grupos de vanguardia cuando una
que en ella se manifiesta no sólo en el juego de los colores y de las for- transformación profunda de la sociedad parecía posible e inminente.
mas sino en los trazados geométricos que atraviesan el soporte; líneas La visita incesante a esa década, ha sido uno de los gestos más cons-
y planos sin otra función que el logro de equilibrios eminentemente tantes desde la instalación de la democracia en los años ochenta hasta
plásticos. el presente. Inicialmente, encontrar ciertas claves históricas de nuestro
pasado, alentar la utopía democrática y más adelante conjurar los cons-
Trasfondos urbanos tantes giros de nuestra conflictiva vida política, quizá sean algunos de
los motivos de estas frecuentaciones por parte de muchos artistas. Las
Un aspecto de la mirada sobre lo urbano y lo público involucra los fenó-
intervenciones sobre objetos primero y luego en espacios públicos que
menos ligados a la modernización y se concentra en ellos con un énfa-
ha realizado Graciela Sacco, abrevan en estas historias y enlazan con
sis que los sitúa a veces como únicos protagonistas de una ciudad des-
estas actitudes de recuperación o remisión a ese pasado vanguardis-
habitada o inexistente. Así, Andrea Ostera ha convertido el abigarrado
ta. Sus prácticas artísticas que comenzaron en el campo de la gráfica
cableado urbano en motivo autónomo de una composición abstracta
experimental, derivaron en un uso sistemático de técnicas como la he-
mediante procedimientos fotográficos; si bien el punto de partida estu-
liografía, procedimiento que utilizó intensamente para señalar y denun-
vo en una serie de tomas realizadas en intersecciones de calles céntri-
ciar mediante escenas o fragmentos del cuerpo humano muchas de las
cas, el paso contundente que siguió fue el borramiento de la ciudad. De
situaciones vividas en los últimos años.
esa decisión surge una obra donde los cables son sólo ritmos de líneas
negras que flotan en un despojado soporte blanco, una imagen límpida Las miradas sobre los barrios y los lindes de lo urbano se pueden pre-
e incorpórea que conceptualmente está en las antípodas de su referente sentar como alternativas a la modernización, y en ese sentido, Ada
inicial. Referente que conlleva una realidad de doble filo ya que el ca- Tvarkos elige el suburbio como una locación que había sido transitada
bleado es tanto un factor de contaminación visual como de conexiones por muchos artistas en las primeras décadas del siglo XX. Un extra-
y comunicaciones imprescindibles; pero también un objeto cotidiano muros asociado a su maestro, Luis Ouvrard, y a las salidas que este
devenido extraño: la supresión del contexto posibilita su conversión en realizaba con sus alumnos en los años cuarenta y cincuenta buscando
motivo de una obra de abstracción contemporánea y como tal distinta motivos para pintar. Las viejas paredes y las construcciones precarias
de sus antecesoras del siglo XX. Por su parte, las fotografías de Luján transcriptas en clave sintética y con colores de medida saturación fue-
Castellani de la serie que llamó No quiero ver muestran imágenes de la ron las soluciones formales elegidas por la artista en Motivo para mi
ciudad a partir de una de sus emanaciones, las luces. Son haces de luz barrio, un cuadro realizado sugestivamente en un momento de francas
que bordean arquitecturas o simplemente círculos que destellan en la expansiones del modernismo en el trazado de la ciudad y en el campo
oscuridad y se independizan de toda referencialidad exterior; lo demás del arte.
está apenas insinuado, confuso o ausente; revela una ciudad de luces A fines de la década del setenta, Liliana Gastón observó los avances in-
pero inquietante y desierta. Inmersa plenamente en lo urbano y tecno- contenibles de las nuevas construcciones a partir de una serie de agua-
lógico, su obra explora desde ese lugar los bordes de lo corriente y lo fuertes cuyos protagonistas no eran otros que los ejemplares arquitec-
ajeno, lo conocido y lo inverosímil, expresando productivas adhesiones tónicos que aun poblaban los barrios e incluso el centro de la ciudad;
a los climas metafísicos. más específicamente, las terrazas de las viejas casas impregnadas de
El trasfondo urbano y la modernización atraviesan obras que desafiaron presencias fantasmales y recuerdos, colmadas de serenidad y misterio.
el statu quo o señalaron situaciones políticas, sociales o económicas Los colores atenuados, la contención de las formas y cierta atmósfera
en momentos distanciados de la historia reciente. En el agitado año de nostalgia traducen una visión del paisaje sumergido en la quietud y
16 17
alejado de todo vértigo. Mecanismos de relojería, maquinarias y engra- tos no figurativos y geométricos. Desde fines de los años sesenta pero
najes, aislados de sus entornos y agigantados, no exentos de enigmas y fundamentalmente en las décadas siguientes desarrolló largas series
alusiones temporales, constituyen el tema de muchas pinturas de Elba pictóricas y serigráficas donde exploraba incansablemente, median-
Nalda Querol. En Testigo silente como en otras versiones de paisajes te desplazamientos y rotaciones, cambios en los tonos y valores, las
industriales, los rezagos metálicos y la chatarra le permiten señalar lo posibilidades de una forma poligonal. Sin embargo, esa economía de
que la ciudad expulsa. Quizás también una alusión a aquello que los recursos no se mantuvo invariablemente; la proliferación cada vez más
procesos de modernización, al parecer inevitablemente, segregan a los marcada de atmósferas cromáticas y texturas, de formas cada vez más
bordes del mundo social. libres y asimétricas, la condujeron a nuevas series donde el riguroso
orden de los elementos gravita tanto como la imaginación.
Romina Garrido y Cristina Rodríguez trabajan a partir de materiales su-
mamente cotidianos y producidos masivamente a los que dotan de una A comienzos de los años sesenta el expresionismo abstracto norteame-
nueva funcionalidad en el campo del diseño y el objeto. La inclinación ricano y el informalismo europeo parecían arrasar con todas las formas
por las geometrías y las formas puras, por los elementos transparen- de expresión y en ese sentido debe comprenderse la inscripción de Lía
tes y translúcidos, por los colores claros y las superficies pulidas, llevó Martha Baumann en una versión de la abstracción gestual y matérica,
a Romina Garrido a la realización de construcciones y piezas gráficas expresiones que luego aplicaría a una forma de figuración y un paisajis-
cuyo correlato funcional fue una colección de lámparas realizadas con mo muy sintéticos potenciados por todos estos recursos en el ámbito
envases y recipientes plásticos: sugestivas corolas y cálices, esferas y del Grupo Taller. No obstante, aunque comprometida con las moda-
columnas luminosas, se despliegan a partir de sutiles intervenciones y lidades informalistas, cuadros como Invernal y Con azules y blancos
variaciones de una forma. muestran una estructura de base ortogonal sobre la que aplica profusas
cargas de materia.
Cristina Rodríguez hizo de la exhuberancia y aun del exceso una de sus
marcas más reconocibles. Con pequeñas cuentas y piezas diminutas Desde sus comienzos en los tempranos años setenta, Angela Barr ex-
puede cubrir las superficies y los objetos de usos más diversos convir- perimentó con amplias configuraciones cromáticas. Su pintura basada
tiéndolos en flores increíbles o joyas gigantescas para usar y disfrutar. en los campos de color limitados por gruesos contornos negros, tuvo
Pero también, como si la vida fuese siempre una aventura, puede con- en el paisaje del litoral un protagonista fundamental. Aunque siempre
jugar esa euforia con la realización de formas puras y despojadas, con- manifestó un ordenamiento ortogonal que combinaba con una realiza-
formando un bosque de conos multicolores como la maqueta de una ción libre, sus cuadros se fueron tornando más sintéticos hasta alcanzar
instalación donde el espectador podría deambular y perderse. en los últimos años un despojamiento cercano a la geometría concreta.
Así, el color deliberadamente plano y aplicado por finísimas capas has-
ta delimitar zonas reductibles a formas geométricas simples, habilitan
La razón y los sentimientos tanto la lectura formalista como una renovada remisión al paisaje ele-
Mas allá de algunos antecedentes protagonizados por miembros del mental del río y el campo.
Grupo Litoral a fines de los cuarenta como los escarceos abstractos El ámbito geográfico también fue uno de los fundamentos del trabajo
de Herrero Miranda, corresponde a Susana Zinny ser, junto a Eduardo escultórico de Susana Hertz. En una entrevista de 1966 expresó una en-
Serón y a Jorge Vila Ortiz, una de las iniciadoras de un arte basado en fática concepción del color reveladora de sus preferencias pero también
los elementos plásticos puros como lo acredita la muestra de conjunto de cierto carácter normativo y telúrico que había asumido buena parte
celebrada en 1956. Resulta curioso, si prescindimos del contexto moder- del arte local desde los años cincuenta: “En este litoral en que vivimos la
nizador de los años cincuenta, que sus inicios se hayan dado en el ámbi- fuerza de esa tierra es tal que no sólo apaga los colores, sino que es ca-
to de la vieja Agrupación de Artistas Plásticos Refugio. De todos modos, paz de aquietar nuestras pasiones, por eso el arte que nace aquí es casi
su recorrido fue breve y puntual e inevitablemente atravesado por la sin color, estático, desgarrador, siempre dando la sensación de paciente
cuestión de género. Más allá de algunas referencias del concretismo su espera.”18 Largamente su obra se había centrado sobre la fauna y la flora
obra tiene un aspecto lírico muy marcado: el uso de planos de texturas de los campos y las riberas que representó con un acendrado lenguaje
visuales, cierto carácter táctil y escritural, que escapa a toda ortodoxia abstracto para desembocar a fines de la década del sesenta en una se-
geométrica y que por momentos la acercan a las fronteras de una pers- rie impactada por los viajes espaciales. Esferas lisas y bruñidas, óvalos
pectiva americana y “primitivista” muy en boga en esos años por cierto. erizados de espinas metálicas y elipses esmaltadas son parte de estas
María Suardi es una de las artistas que más perseveró en los aspec- configuraciones cerámicas que reúnen la futuridad y el sentido “primiti-
18 19
vo” de las formas que siempre fascinó al modernismo y la vanguardia. reitera con mínimas variaciones en series modulares como Estridente
y vibrante, de ritmos curvos con predominancia de azules y naranjas,
Surgidos en los años sesenta los relieves de Noemí Escandell, sinto-
siempre en la clave del asombroso vitalismo que la identifica.
nizan con las nuevas formas de la abstracción y una sensibilidad que
progresivamente se alineó con dos estéticas igualmente frías, el pop y
el minimalismo. Diámetros y Vector, dos grandes relieves policromados
de 1966, corresponden a un momento de expansión de la pintura hacia
el espacio y a indagaciones personales sobre los ordenes matemáticos.
Preocupaciones que seguramente siguieron siendo operantes como lo
Notas
revelarían sus incursiones tridimensionales bajo la forma de estructuras
primarias que se desplazaban en los espacios reales, estimulando las
percepciones e instando a los espectadores a participar activamente.
La pintura de Bacon y otras propuestas igualmente emocionales y vio-
1
Cfr. David Batchelor, “Esta libertad, este orden: el arte en Francia después de la Primera
Guerra Mundial” en Briony Fer, David Batchelor, Paul Wood, Realismo, Racionalismo,
lentas como la neofiguración argentina fueron los fundamentos del Surrealismo. El arte de entreguerras, Madrid, Akal, 1999, pp. 15-16.
neoexpresionismo que caracterizó gran parte de la década del ochenta 2
Cfr. Whitney Chadwick, Women Artist and the Surrealist Movement, New York,
y en el cual se sitúan las obras de Silvia Chirife. Con estas referencias Thames&Hudson, 2002, particularmente el capítulo 4 “The Female Earth: Nature and the
Imagination”, pp. 141-180; también Roberta Ann Quance, Mujer o árbol. Mitología y moder-
estéticas realizó una extensa serie de obras protagonizadas por el color, nidad en el arte y la literatura de nuestro tiempo, Madrid, A. Machado Libros S.A, 2000.
que aplicado por campos y con escaso movimiento indica una alter- 3
Juan Vicente Aliaga, Orden fálico. Androcentrismo y violencia de género en las prácticas
nativa más serena dentro del renacimiento de estilos expresionistas e artísticas del siglo XX, Madrid, Akal, 2007, p. 137.
informales. El extremo subjetivismo y el placer de pintar, si considera-
4
Cfr. Pierre Bourdieu, La dominación masculina, Barcelona, Anagrama, 2007.
5
Una síntesis de las primeras estrategias feministas en el campo del arte puede verse en
mos dos expresiones en boga durante esos años, también permiten asir Whitney Chadwick, Mujer, arte y sociedad, Barcelona, Destino, 1992 y Patricia Mayayo,
en buena medida los trabajos de Verónica Prieto. Formas flamígeras y Historia de mujeres, historias del arte, Madrid, Cátedra, 2003.
pinceladas gestuales, grafismos y chorreaduras, definen Ya estaba en 6
Cfr. Michelle Perrot, Mi historia de las mujeres, Buenos Aires, FCE, 2008.
llamas cuando me acosté y Rosas verdes, pinturas de grandes formatos
7
Cfr. Hal Foster y otros, Arte desde 1900. Modernidad, antimodernidad, posmodernidad,
Madrid, Akal, 2006, pp. 570-575.
donde las referencias a la historia del arte y la recuperación del oficio 8
Cfr. Judith Butler, El género en disputa, Buenos Aires, Paidós, 1990 y Cuerpos que importan.
propias del transvanguardismo resultan tan efectivas como su mirada Sobre los límites materiales y discursivos del “sexo”, Buenos Aires, Paidós, 2008.
dramática y desprejuiciada sobre el mundo. 9
Cfr. Adriana Armando, “Mujeres y revistas culturales: algunas expresiones en torno a los
años veinte”, V Jornadas Nacionales “Espacio, Memoria e Identidad”, Rosario, UNR, 2008 y
Lejos del modernismo estético, aunque utilicen muchos de sus proce- “Artistas mujeres, la gráfica y las artes decorativas: el caso de tres revistas de Rosario, XII
Jornadas del Área Artes del CIFFyH, Córdoba, UNC, 2008.
dimientos y rasgos estilísticos, se ubican las obras de Eladia Acevedo y
10
Con esta cuestión iniciaba el texto del catálogo de la exposición Figuras de Mujeres.
Silvana Scerra. Más allá de sus posibles similitudes con algunas de las Imaginarios masculinos. Pintores rosarinos de la primera mitad del siglo XX realizada en la
formas de la abstracción clásica, no proceden de sus relecturas sino de Fundación OSDE de Rosario en 2009. La naturaleza de las mujeres. Artistas rosarinas entre
1910 y 2010 constituye la contracara de aquella que tenía a las mujeres como objeto de la
una profunda sintonía con elementos que provienen del entorno co- representación masculina.
tidiano y el diseño. Eladia Acevedo recupera un trabajo manual como 11
En torno a la consideración de que lo heterogéneo al proceder por articulaciones se inscri-
el corte de angostas tiras de papel y las convierte en trozos seriados y be en una continuidad mientras que el fragmento juega con la discontinuidad y la ruptura
puede verse Francois Laplantine y Alexis Nouss, Mestizajes. De Arcimboldo a zombi,
precisos, ordenados a través de sutiles variaciones de color y valor. Su Buenos Aires, FCE, 2007, pp. 356-365.
disposición en cajas vidriadas las torna una copiosa trama en movi- 12
Cfr. Uta Grosenik, “Un mundo de mujeres” en Mujeres Artistas de los siglos XX y XXI, Colo-
miento sugiriendo dos sensaciones disímiles y simultáneas: la de una nia, Taschen, 2005, pp. 12-15.
13
Retomo aquí algunas cuestiones planteadas en el artículo “Mujeres y revistas culturales…”
repetición que conduce a un panorama inabarcable y la de un espacio antes citado. En relación a su biografía véase Nora Avaro, “Vida de artista” en Emilia Berto-
cercado que demanda una mirada microscópica. Imponen una necesi- lé. Obra poética y pictórica, Rosario, Editorial Municipal de Rosario, 2006, pp. 13-59.
dad de distancia y generan un impulso de acercamiento. Silvana Scerra 14
Adriana Armando y Guillermo Fantoni, “Fragmentos de una entrevista a Aid Herrera”, en
catálogo exposición Aid Herrera Aguafuer-color, Rosario, Miró Artes Plásticas, setiembre de
con frecuencia apela en sus pinturas a diseños próximos a los patrones 1983.
decorativos textiles, los papeles estampados o los revestimientos cerá- 15
Mele Bruniard, Bestiario Grabado, Rosario, Kunst Grupo Editor, 1999, p. 48.
micos para representar objetos usuales y figuras con imágenes planas y 16
Franz Roh, Realismo Mágico. Post Expresionismo. Problemas de la pintura europea más
reciente, Madrid, Revista de Occidente, 1927, p. 37.
de gran saturación, aunque su placer por los contrastes la llevó también 17
R.E. Montes i Bradley, “La catarsis plástica de María Laura Schiavoni” en Boletín de Cultura
a los blancos y negros rotundos. A veces aísla motivos, los despliega y Intelectual, Año 5, N° 52/54, julio-setiembre de 1947, p. 38.
18
Pedro Giacaglia, “Reportaje a Susana Hertz”, Rosario, 18 de enero de 1966, manuscrito.
20 21
OBRAS
AUTOIMÁGENES, CORPORALIDADES
MICROCOSMOS Y LABORES
TRASFONDOS URBANOS
22 23
EMILIA BERTOLÉ EMILIA BERTOLÉ
Cora, 1927
Pastel s/cartón,
103 x 79,9 cm
Adolescente, 1927
Óleo s/tela,
84 x 70 cm
Autorretrato, 1915
Pastel s/cartulina montada
en bastidor,
100 x 65,5 cm
24 25
NICOLA COSTANTINO NICOLA COSTANTINO
26 27
PAULA GRAZZINI PAULA GRAZZINI
28 29
MARTHA GREINER MARTHA GREINER
30 31
COTI MIRANDA PACHECO ARMINDA ULLOA
32 33
EUGENIA PAINO LÍA MAISONNAVE, NOEMÍ ESCANDELL Y GRACIELA CARNEVALE
Autorretratos, 1967
Objeto,
102 x 40 x 12 cm
34 35
ROXANA CELMAN ROXANA CELMAN
36 37
ROSA ARAGONE ROSA ARAGONE
38 39
VERÓNICA CELMAN VERÓNICA CELMAN
Sueños
en el amanecer, s.f.
Óleo,
55 x 80 cm
La niña
está despierta, 1985
Óleo,
66 x 98 cm
40 41
CONSTANZA ALBERIONE CONSTANZA ALBERIONE
Leo, 2006
Acrílico s/madera,
42 x 64,50 cm
Leandro, 2008
Acrílico s/ mdf
45 x 40 cm
42 43
AID HERRERA AID HERRERA
44 45
SILVIA LENARDÓN SILVIA LENARDÓN
46 47
LILA SIEGRIST MARÍA GABRIELA DI FRANCO
48 49
FLOR BALESTRA FLOR BALESTRA
Maderas Cajas
policromadas, s.f. policromadas, 1990 - 91
50 51
MARINA GRYCIUK EVELYNA CALLEGARI
Collages, 2004/2010
Materiales varios,
medidas variables
S/T, 2009
Papel entramado
52 53
MICHELE SIQUOT MICHELE SIQUOT
54 55
CLAUDIA DEL RÍO CLAUDIA DEL RÍO
56 57
MELE BRUNIARD MELE BRUNIARD
58 59
CLELIA BARROSO CLELIA BARROSO
La gota, 1977
Grafito s/papel,
36,5 x 33 cm
El Follaje, 1980
Grafito s/papel,
41 x 37 cm
60 61
OLGA VITÁBILE OLGA VITÁBILE
Arbóreo, 1976
Lápiz grafito y de color,
48,50 x 34 cm
Presagio, 1975
Lápiz grafito y de color,
24,5 x 30,5 cm
62 63
FABIANA IMOLA FABIANA IMOLA
S/T, 2009
Ploteo de corte
en vinilo s/vidrio.
2 piezas de
51 x 80 x 3 cm
y 45 x 52 x 3 cm
S/T, 2006
Dibujo, aguada de
tinta china s/ papel
de algodón,
300 x 100 cm
64 65
LAURA GLUSMAN LAURA GLUSMAN
S/T, 2006
Fotografía,
80 x 100 cm
S/T, 2007
Fotografía,
80 x 100 cm
Cueva, 2007
Fotografía,
100 x 130 cm
66 67
JORGELINA TOYA JORGELINA TOYA
Una mirada
sobre el campo, 2005
Óleo s/lienzo,
140 x 300 cm
68 69
MARÍA ANGÉLICA JUNQUET DE ARCAL MARÍA ANGÉLICA JUNQUET DE ARCAL
70 71
MARÍA LAURA SCHIAVONI MARÍA LAURA SCHIAVONI
S/T, 1947
Óleo,
48 x 68 cm
Subconciencia, 1947
Óleo,
48 x 68 cm
Fuga, 1947
Óleo, 48 x 68 cm
72 73
ANA CAVIGLIA DE CALATRONI ANA CAVIGLIA DE CALATRONI
74 75
ANDREA OSTERA ANDREA OSTERA
76 77
LUJÁN CASTELLANI LUJÁN CASTELLANI
De la serie De la serie
“No quiero ver”, 1998 “No quiero ver”, 1998
Fotografía, Fotografía,
75 x 120 cm 75 x 120 cm
78 79
GRACIELA SACCO GRACIELA CARNEVALE
80 81
ROMINA GARRIDO CRISTINA RODRÍGUEZ
Conos, 2010
Objetos
82 83
ADA TVARKOS ELBA NALDA QUEROL
84 85
LILIANA GASTÓN LILIANA GASTÓN
86 87
SUSANA ZINNY SUSANA ZINNY
S/T, 1975
Óleo,
63 x 72 cm
88 89
MARÍA SUARDI MARÍA SUARDI
De la serie de
“Los desprendimientos”, 1991
4 acrílicos s/tela,
80 x 80 cm
90 91
LÍA MARTHA BAUMANN LÍA MARTHA BAUMANN
92 93
ANGELA BARR ANGELA BARR
S/T, 2007
S/T, 2007
Acrílico sobre tela,
Acrílico sobre tela,
80 x 80 cm
80 x 80 cm
94 95
SUSANA HERTZ SUSANA HERTZ
S/T, c. 1968
Cerámica,
33 x 40 x 20 cm
S/T, c. 1968
Cerámica,
40 x25 x25 cm
96 97
NOEMÍ ESCANDELL NOEMÍ ESCANDELL
98 99
SILVIA CHIRIFE SILVIA CHIRIFE
100 101
VERÓNICA PRIETO VERÓNICA PRIETO
102 103
ELADIA ACEVEDO ELADIA ACEVEDO
104 105
SILVANA SCERRA SILVANA SCERRA
De la serie
“Estridente y vibrante”,
2004/2010
3 módulos de 50 x 25 cm
5 módulos de 50 x 30 cm
Acrílicos sobre tela
106 107
listado de obras
108 109
Absortos, 1987 Leandro, 2008 Admirando la plaza, 1971 Retrato con vuelo 2, 2008 Michele Siquot Eni Aewekë-Koio, 1994 De la serie “Quién llora en Colección particular
Óleo, 60 x 80 cm Acrílico s/ mdf Pastel, 45,5 x 57 cm Tinta y lápiz s/papel, (1964) Xilografía s/papel, los pasillos?”, 1984 Laura Glusman
45 x 40 cm 30 x 21 cm 40 x 40 cm Grafito s/papel, (1971)
Colección particular Colección particular
De la serie “El viento los 70 x 50 cm
Colección particular Colección particular Colección particular
amontona”: Cueva, 2007
Colección particular
Figuras en el paisaje, 1995 Juan, 2009 Fotografía,
Óleo, 60 x 50 cm Pepino, 2006-7 El canasto de flores, 1971 Kun-Huilka.Coya, 1993
Tela bordada y lápiz, 100 x 130 cm
Acrílico s/mdf Pastel, 45,5 x 53 cm Lila Siegrist Xilografía s/papel,
Colección particular 31 x 62 cm Colección particular
17 x 21 cm (1976) 40 x 40 cm Olga Vitábile
Colección particular María Laura, 2009
(1934)
Colección particular Colección particular
El camino en invierno, Palette, 2009 Tela bordada y lápiz, S/T, 2006
1995 Silvia Lenardón Video monocanal, 31 x 62 cm Arbóreo, 1976 Fotografía,
Óleo, 60 x 50 cm Leo, 2006 (1975) duración 2’ 41’’ Colección particular Brecciato en el oasis, 2001
Lápiz grafito y de color, 80 x 100 cm
Acrílico s/madera, Xilografía s/papel,
Colección particular Colección particular 48,50 x 34 cm Colección particular
42 x 64,50 cm Cara, 2008 40 x 40 cm
De la serie “El anhelo Colección particular
Colección particular Tinta y lápiz s/papel, Colección particular
María Gabriela de Gunta Stölzl”:
Verónica Celman 18 x 14,5 cm S/T, 2007
Di Franco 5 piezas, 2010 Presagio, 1975
(1948-1997)
Colección particular Tela, bordado, lápiz y Fotografía, 80 x 100 cm
(1980) Dulce Señor de Lápiz grafito y de color,
madera Colección particular
Sueños en el amanecer, s.f. Microcosmos Noviembre, 1990 24,5 x 30,5 cm
Autorretrato 2, 2006 Muñecos, 2010 Colección particular
Óleo, 55 x 80 cm y labores Xilografía s/ papel, Colección particular
Tinta y lápiz s/papel, Tela y materiales varios 40 x 40 cm Jorgelina Toya
Colección particular
15 x 21 cm Colección particular Claudia del Río (1975)
Aid Herrera Colección particular
(1957) Paisaje mediterráneo,
Colección particular
La niña está despierta, 1985 (1905-1993) 1976
Flor Balestra Una mirada sobre el
Óleo, 66 x 98 cm Arbor-Áristos, 1990 Lápiz grafito negro
Apareció el sol, 1974 (1959) campo, 2005.
Ramita de peral, 2007 De la serie “Vest”, y de color,
Colección particular Xilografía s/papel,
Témpera, 32,6 x 40,2 cm 2004/2005 Óleo s/lienzo,
Tinta, témpera y lápiz Maderas polícromadas, s.f. 40 x 40 cm 26,5 x 34,5 cm
140 x 300 cm
Colección particular s/papel, 28 x 40,5 cm 8 collages s/papel, Colección particular
Colección particular Colección particular
Todavía duerme, 1988 Medidas variables Colección particular
Colección particular
Óleo, 64 x 113 cm Colección particular
Todos somos unidos, 1973 Clelia Barroso Corola ancestral, 1977
Colección particular Cajas polícromadas, 1990-91 María Angélica
Témpera, Cada casa es un mundo, Lápiz grafito y color,
Colección particular Junquet de Arcal
39,3 x 50 cm 2007 La gota, 1977 47,50 x 33 cm (1893-1975)
La ilusión de Patricia, 1985 Colección particular Tinta, lápiz y témpera s/ Los seres y las Grafito s/papel, Colección particular
plantas, el río
Óleo, 55,5 x 92,5 cm papel, 58 x 78,5 cm Marina Gryciuk 36,5 x 33 cm
y el campo Paisaje, 1925
(1967)
Colección particular Los pájaros tienen Colección particular Colección particular
Fabiana Imola Óleo, 24 x 34 cm
alegría, 1973 S/T, 2009 Mele Bruniard (1967) Colección particular
Constanza Alberione Témpera, 36,5 x 49 cm Naturaleza muerta con (1930) El Follaje, 1980
Papel entramado
(1979) Colección particular retrato, 2008 Grafito s/papel, S/T, 2009
Colección particular Después de la lluvia, 1923
Tinta y lápiz s/papel, Damero para un bestiario, 41 x 37 cm Ploteo de corte en vinilo
58 x 94 cm 2000 Óleo, 15,50 x 30 cm
Junto a Grace, 2008 Colección particular s/vidrio. 2 piezas de
Racimo de uvas, 1969 Evelyna Callegari
Colección particular Xilografía s/tela, 51 x 80 x 3 cm Colección particular
Acrílico s/ mdf, 61 x 80 cm
Óleo, 34,5 x 54,5 cm (1974) y 45 x 52 x 3 cm
Colección particular 82 x 82 cm
Colección particular De la serie “Quién llora en
Colección particular Colección particular María Laura
Retrato con vuelo 1, 2008 Collages, 2004/2010 los pasillos?”, 1984
Schiavoni
Perica (autorretrato), Tinta y lápiz s/papel, Materiales varios, Grafito s/papel,
Pájaros y flores, 1971 S/T, 2006 (1912-1988)
2008 30 x 21 cm Medidas variables Hipo-Pyrum-Skiá, 1997 70 x 50 cm
Óleo, 39 x 49 cm Dibujo, aguada de
Acrílico s/ mdf 45 x 40 cm Colección particular Colección particular Xilografía s/papel, Colección particular Fuga, 1947
Colección particular 40 x 40 cm tinta china s/ papel
Colección particular de algodón, Óleo, 48 x 68 cm
Colección particular 300 x 100 cm Colección particular
110 111
Subconciencia, 1947 De la serie “Paraguay”: Secretaría de Cultura y Elba Nalda Querol S/T, 1975 Susana Hertz Acrílico s/tela, 110 x 110 cm
Óleo,48 x 68 cm Artefacto 7 (Córdoba Educación, Municipalidad (1927) Óleo, 63 x 72 cm (1919-2004) Colección particular
1600), 2010 de Rosario.
Colección particular Colección particular Rosas verdes, 1985
Impresión en gelatina Testigo silente, 2004 S/T, c. 1968
Sin título, 1947 Acrílico s/tela, 150 x 150 cm
de plata, 52 x 62 cm Ada Tvarkos Acrílico s/tela, Cerámica,
Óleo, 48 x 68 cm 150 x 120 cm María Suardi Colección particular
Colección particular 40 x 25 x 25 cm
Colección particular (1937)
Motivo de mi barrio, Colección particular Colección particular
c.1950 Eladia Acevedo
De la serie “Paraguay”: De la serie de “Los
Ana Caviglia Óleo, 51 x 86 cm (1960)
Artefacto 6 (Paraguay Romina Garrido desprendimientos”, 1991 S/T, c. 1968
de Calatroni
y Tucumán), 2010 Colección Museo (1975)
(1899-1981) 4 acrílicos s/tela, Cerámica, S/T (V4), 2009
Impresión en gelatina Municipal de Bellas Artes
80 x 80 cm 33 x 40 x 20 cm Cartulina cortada
de plata, 52 x 62 cm “Juan B. Castagnino”, Serie de lámparas, 2010
Gladiolos, 1938 Secretaría de Cultura y Colección particular Colección particular manualmente/ madera
Colección particular Colección particular
Educación, Municipalidad esmaltada
Óleo, 82 x 66 cm
de Rosario. 110 x 37 x 0,07 cm
Colección Museo Lía Martha Baumann Noemí Escandell
Luján Castellani Cristina Rodríguez Colección particular
Municipal de Bellas Artes (1926-1997) (1942)
(1966) (1948)
“Juan B. Castagnino”, Liliana Gastón
Secretaría de Cultura y (1950) Invernal, 1961 Diámetros, 1966 S/T (V5), 2009
De la serie “No quiero Conos, 2010
Educación, Municipalidad
ver”, 1998 Óleo, 61x 86 cm Esmalte sintético y Cartulina cortada
de Rosario. Objetos
De la serie de “Las madera, 113 x 112 x 10 cm manualmente/ madera
Fotografía, 75 x 120 cm Colección particular
terrazas”: Los cucos de las Colección particular esmaltada
Reconstrucción:
Colección particular terrazas, 1981 110 x 37 x 0,07 cm
Flores, s.f. Carpintería Dámico
Aguafuerte/aguatinta, Con azules y blancos, 1962
Óleo, 80 x 70 cm Colección particular Colección particular
De la serie “No quiero 49 x 35 cm Óleo, 61x 91 cm
Colección particular La razón y los
ver”, 1998 Colección particular sentimientos Colección particular
Vector, 1966 Silvana Scerra
Fotografía, 75 x 120 cm (1959)
Esmalte sintético y
Colección particular De la serie de “Las Susana Zinny S/T, s.f. madera, 115 x 124 x 10 cm
Trasfondos terrazas”: Se vende…con (1908-1982) De la serie “Estridente y
Óleo, 87 x 68 cm Reconstrucción:
urbanos cucos y todo, 1981 vibrante”, 2004/2010
Graciela Carnevale Colección particular Carpintería Dámico
(1942) Aguafuerte/aguatinta, S/T, s.f. 5 módulos de 50 x 30 cm3
Colección particular
Andrea Ostera 49 x 35 cm Óleo, 40 x 50 cm módulos de 50 x 25 cm
(1967) El Encierro, 1968 Angela Barr
Colección particular Colección particular Acrílicos sobre tela
(1935) Silvia Chirife
Acción, 40 fotografías
(1958) Colección particular
De la serie “Paraguay”: documentales
De la serie de “Las S/T, s.f. S/T, 2007
Artefacto 2 (Paraguay y
Colección particular terrazas”: No toque
San Luis), 2010 Óleo, 48,5 x 55 cm Acrílico sobre tela, S/T, 1985
timbre…pase, 1981
Impresión en gelatina Colección particular 80 x 80 cm Acrílico, 100 x 100 cm
Graciela Sacco Aguafuerte/aguatinta,
de plata, 52 x 62 cm Colección particular Colección particular
(1956) 49 x 35 cm
Colección particular S/T, s.f.
Colección particular
Cuerpo a cuerpo, Óleo, 58 x 58,5 cm S/T, 2007 S/T, 1985
De la serie “Paraguay”: 1996/2000. Colección particular Acrílico sobre tela, Acrílico, 100 x 80 cm
De la serie de “Las
Artefacto 3 (Paraguay De la serie “Presencias 80 x 80 cm
terrazas”: Ojo con la Colección particular
y San Juan), 2010 Urbanas”
competencia, 1981 Colección particular
S/T, s.f.
Impresión en gelatina Heliografía s/madera,
Aguafuerte/aguatinta, Óleo, 62 x 42 cm Verónica Prieto
de plata, 52 x 62 cm 22 piezas, 183 x 150 x 2 cm
49 x 35 cm (1958)
Colección particular Colección Museo Colección particular
Colección particular
Municipal de Bellas Artes
“Juan B. Castagnino”, Ya estaba en llamas
cuando me acosté, 1985
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AGRADECIMIENTOS
CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS DE
OBRAS REPRODUCIDAS
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Se terminó de imprimir en el mes de septiembre de 2010
En los talleres Borsellino Impresos S.R.L Ovidio Lagos 3562/78
Rosario, Provincia de Santa Fe, República
Contratapa:
Argentina
Tirada 400 ejemplares.
emilia bertolé
Cora(detalle),
1927
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