Вы находитесь на странице: 1из 20

MINISTERIO DE EDUCACIÓN

COLEGIO DANIEL OCTAVIO CRESPO

TRABAJO DE ESPAÑOL

TEMA

HISTORIA Y EVOLUCIÓN DEL LIBRO

PERTENECE A
ANDRES GARCÍA

GRUPO 9°A

PROFESOR
EDGARDO C. VARGAS A.

AÑO LECTIVO 2018


Pensamiento

“Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un


amigo que espera; olvidado, un alma que perdona;
destruido, un corazón que llora”. Proverbio hindú.
Índice

Contenido
INTRODUCCIÓN .................................................................................................... 4
ORIGEN DEL LIBRO .............................................................................................. 5
LIBRO EN LA ANTIGÜEDAD................................................................................. 6
EL PAPIRO ............................................................................................................. 7
EL PERGAMINO..................................................................................................... 8
EL LIBRO EN ORIENTE ......................................................................................... 9
EL LIBRO EN LA EDAD MEDIA .......................................................................... 10
EL LIBRO EN LA ERA MECÁNICA ..................................................................... 12
EL FUTURO DEL LIBRO...................................................................................... 14
ESTRUCTURA EXTERNA DEL LIBRO ............................................................... 16
ESTRUCTURA INTERNA DEL LIBRO ................................................................ 17
CONCLUSIONES ................................................................................................. 19
INFOGRAFÍA ........................................................................................................ 20
INTRODUCCIÓN
La comunicación humana comenzó a desarrollarse desde los primeros tiempos a partir de
formas gestuales y formas orales. Ante la necesidad de conservar en la memoria colectiva e
individual todo tipo de información, se fueron generando diferentes fórmulas lingüísticas,
rituales, musicales, pictóricas, etc. y métodos nemotécnicos (cuerdas de colores, nudos,
muescas en palos, tejidos bordados, etc.), que se fueron transmitiendo de generación en
generación hasta que la mayor complejidad de la organización de los grupos y las sociedades
propició la aparición de la escritura.

La aparición del alfabeto constituyó un logro decisivo después de un largo proceso, tratando
de articular las palabras en sonidos simples y sustituir los sistemas de representación de
objetos y símbolos por unidades fonéticas. Los especialistas suelen considerar el alfabeto
fenicio como el primero que se utilizó de forma más generalizada
ORIGEN DEL LIBRO
El libro es entendido hoy en día como negro sobre blanco en papel encuadernado, pero no
siempre fue así. El primer soporte de escritura conocido es la piedra, posteriormente la arcilla,
la madera, papiro (Egipto), seda (China), hueso, bronce, cerámica, escamas, palma seca
(India), papel, soportes electrónicos, piel humana (tatuajes), etc.

Etimológicamente, las palabras biblos y liber tienen, como primera definición, corteza
interior de un árbol. En chino el ideograma del libro son las imágenes en tablas de bambú.

Las tablillas encontradas en Mesopotamia en el 3.000 a.C. fueron antecesoras del cálamo, un
instrumento en forma de triángulo que servía para imprimir los caracteres en la arcilla antes
de ser cocida. A esta escritura le siguió la cuneiforme, utilizada por asirios y sumerios, que
cocían las tablillas para solidificarlas. En Nínive fueron encontradas 22.000 tablillas del siglo
VII a. C., era la biblioteca de los reyes de Asiria que disponían de talleres de copistas y
lugares idóneos para su conservación. Esto supone que había una organización en torno al
libro, un estudio sobre su conservación, clasificación, etc.

El libro más primitivo es el que carece de soporte material, es decir, el libro oral que incluso
existieron antes de la escritura, tomaron formas de poemas, frases con medas rítmicas,
características que facilitaba su memorización. Se utilizó para la transmisión de
cosmogonías, mitos, normas religiosas, códigos legales y poesía, que con la invención de la
escritura algunos fueron trasladados a soportes y han podido llegar hasta nuestros tiempos.

El libro antiguo, evidentemente ligado a la tradición oral de los pueblos produjo obras incluso
en la Europa Medieval con los cantares de gesta que eran recitados para el pueblo por los
juglares en las lenguas vernáculas cuando la escritura se utilizaba sólo para el latín en
los libros litúrgicos.
LIBRO EN LA ANTIGÜEDAD
En la antigüedad, cuando aún no había imprentas, los libros se hacían a mano. Era un sistema
complejo y delicado, que requería de enorme pericia y grandes cualidades artísticas, ya que
cada libro que se realizaba era una auténtica obra de arte.
Hasta el año 1200 en Europa se hacían casi exclusivamente libros religiosos, Biblias o
salterios (libros de salmos), y estos eran realizados por monjes, encargados de preservar y
transmitir los textos sagrados, de ahí que su trabajo debiese alcanzar la mayor perfección
posible.

Los monasterios albergaban una biblioteca que contenía cientos de libros realizados a mano,
en su mayoría copias transcritas línea a línea a partir de un original prestado por otro
monasterio.
Un amanuense, o realizador de libros, pasaba por un largo proceso de formación, antes de
recibir cualquier tipo de encomienda. Debía aprender a escribir con el estilo elegante
requerido y ser un experto dibujante, para cumplir satisfactoriamente con su cometido.

Cada trabajo era una gran hazaña. Pasaban horas y horas del día y de la noche, encorvados
en las mesas de trabajo, gastando la vista e ignorando el dolor de espalda y el cansancio que
se presentaba en su vientre, su pecho y sus brazos, para hacer algo que fuera realmente digno.
Los amanuenses terminaban por convertirse en gente jorobada y de vista desgastada.
La realización de un libro nunca corría a cargo de una sola persona, siempre intervenían en
su elaboración un equipo, generalmente de monjes. Los amanuenses más experimentados
eran capaces de transcribir hasta cuatro caras de texto en un día. Siempre escritas en letra
gótica. Después las hojas pasaban a manos del ilustrador, quien llenaba los espacios que le
habían dejado, para poner esos hermosos dibujos y letras garigoliadas que tanto realce le dan
a estas obras. Por ello cada tomo le llevaba meses de trabajo a un equipo.
EL PAPIRO
Papiro (del latín papyrus, y este del griego πάπυρος) es el nombre que recibe el soporte de escritura
elaborado a partir de una planta acuática, muy común en el río Nilo, en Egipto, y en algunos lugares
de la cuenca mediterránea, una hierba palustre de la familia de las ciperáceas, el Cyperus papyrus.
La palabra papiro proviene del término griego πάπυρος papiros, que en latín es papyrus (el plural es
papyri), utilizado por los egipcios antiguamente. Está tomada del antiguo término egipcio, que
significa 'flor del rey', pues su elaboración era monopolio real. También es el origen de la palabra
papel.
Papiro con textos jeroglíficos.
El uso del papiro no comenzó a ser universal hasta la época de Alejandro Magno (siglo IV a. C.). Su
uso decayó al declinar la antigua cultura egipcia, y fue sustituido como soporte de escritura por el
pergamino. Disminuyó en el transcurso del siglo V y desapareció del todo en el siglo XI. La mayoría
de las grandes bibliotecas de Europa poseen manuscritos en papiro.
Elaboración del papel papiro
Detalle de láminas de papiro dispuestas horizontal y verticalmente.
Primero, el tallo de la planta de papiro se mantenía en remojo entre una y dos semanas; después se
cortaba en finas tiras llamadas phyliae y se prensaban con un rodillo, para eliminar parte de la savia
y otras sustancias líquidas; luego se disponían las láminas horizontal y verticalmente, y se volvía a
prensar, para que la savia actuase como adhesivo; se terminaba frotando suavemente con una concha
o una pieza de marfil, durante varios días, quedando dispuesto para su uso.
La unidad de medida del papiro era la plagula (hoja). Se solían fabricar rollos de papiro de unas veinte
plagulas que se pegaban entre sí, con un tamaño medio total de cinco metros. El mayor papiro
encontrado es el Papiro Harris I que mide más de 41 metros.
Uso
El volumen se guardaba en un estuche de pergamino teñido a veces de rojo con el jugo del arándano
(vaccinium). Un trozo de pergamino (titulus, index) se unía al rollo y llevaba escrito en ocasiones con
tinta roja, el título de la obra. El lector sujetaba el volumen con su mano derecha, y lo iba
desenvolviendo con la izquierda; esta misma le servía para enrollar la parte del libro ya leído; de aquí
las expresiones evolvere, explicare, ad umbilicum pervenire, para significar que se había llegado hasta
el final del texto.
EL PERGAMINO
El pergamino (Del latín tardío pergamīnum, y este del griego bizantino pergamēnḗ; literalmente "de
Pérgamo", porque en esta ciudad se preparaban las pieles para escribir.) es un material hecho a partir
de la piel de cordero o de otros animales, especialmente fabricado para poder escribir sobre él. La
piel sigue un proceso de eliminación de la epidermis, de la hipodermis, dejando sólo la dermis, y de
estiramiento, al final del cual se consiguen las hojas con las que se elabora un libro, una filacteria o
los rollos que se conocían de la Antigüedad.
El origen de su nombre es la ciudad de Pérgamo, donde se cree que existía una gran productividad de
gran calidad, aunque realmente su existencia se remonta a una época anterior a la ciudad de Pérgamo.
En la actualidad se considera que entre los manuscritos más antiguos en pergamino que se conservan
es el Rollo de Isaías o 1Qlsa (también llamado el Gran Rollo de Isaías), datado entre el año 150 al
año 100 a. C.
Desde la Antigüedad se utilizó este material para escribir textos literarios y sagrados. Con
anterioridad al pergamino se utilizaba el papiro que era un material más frágil e incómodo tanto
para el copista como para el lector. El pergamino acabó sustituyendo al papiro por sus ventajas
materiales, por ser un soporte más fácil de conseguir que el papiro, mucho más duradero y de mejor
calidad. Pérgamo se convirtió en la ciudad productora por excelencia, dando su nombre a este
material. Los volúmenes de la Biblioteca de Pérgamo pasaron a copiarse en pergamino, en
sustitución del papiro. Una leyenda sin fundamento histórico cuenta que este cambio fue debido a
que la ciudad de Alejandría, rival de la ciudad de Pérgamo en cuanto a construcción de bibliotecas y
producción de textos, dejó de abastecer a Eumenes de material de papiro, material cuya distribución
tenía monopolizada, pero lo cierto es que ya se venía utilizando el pergamino en Egipto desde
el ii milenio a.C1, además de que también en estas regiones de Asia se cultivaba el papiro.
El pergamino destinado a la confección de libros y documentos se fabricaba con pieles de animales
jóvenes (cordero, ternero o cabrito) porque los individuos adultos proporcionaban una membrana
recia y basta que dificultaba el cosido de los cuadernos. De las tres partes que componen una piel, el
pergamino se fabrica solo con la dermis, debía eliminar la epidermis y el hipo para que sólo quedara
la dermis durante el proceso de manufactura. Para facilitar su separación, las pieles se sumergen en
una solución de cal que permitirá efectuar el pelado y el descarnado.
Existe un falso pergamino fabricado en la actualidad y llamado ‘papel de pergamino’, que se usa entre
otras cosas para hacer pantallas de lámparas y manualidades. Se fabrica con el papel ordinario,
sumergido en una solución de dos partes de ácido sulfúrico concentrado por una parte de agua.
Después de unos segundos en esta solución se neutraliza el ácido. Se utiliza en lugares turísticos como
restaurantes.
EL LIBRO EN ORIENTE
Probablemente, los primeros libros del Lejano Oriente estaban escritos sobre tablillas de bambú o
madera, que luego se unían entre sí. Otro tipo de libros eran los constituidos por largas tiras de una
mezcla de cáñamo y corteza inventada por los chinos en el siglo II d. C. Al principio, estas tiras se
incidían con plumas o pinceles de junco y se envolvían alrededor de cilindros de madera para formar
un rollo. Más adelante, se comenzaron a plegar en forma de acordeón, a pegarse en uno de los lados
y a colocarles portadas hechas de papel fino o tela. Los sabios y funcionarios que sabían escribir se
esforzaron especialmente en dotar a sus escritos de estilos distintivos de caligrafía, que era
considerada como una de las bellas artes, lo cual no es de extrañar, pues tanto el chino como el japonés
y el coreano, lenguas habladas en la actualidad por unos 1.500 millones de personas, utilizan para su
escritura los llamados kanji o ideogramas, caracteres que representan no sílabas, como los de los
alfabetos occidentales, sino conceptos, y son unos dibujos esquemáticos que se pueden escribir
utilizando gran cantidad de estilos más o menos creativos o artísticos.

En el siglo VI a. C., en China ya se imprimían textos utilizando pequeños bloques de madera con
caracteres incisos, aunque el más antiguo de los libros impreso de este modo de que se tenga noticia,
el Sutra del diamante, data del año 868. El Tripitaka,otro texto budista, que alcanzaba las 130.000
páginas, fue impreso en el 972. Por supuesto, imprimir libros a partir de bloques reutilizables resultaba
más rápido y cómodo que tener que escribir las distintas copias del libro a mano, pero se necesitaba
mucho tiempo para grabar cada bloque, y se podía utilizar para una sola obra. En el siglo XI, los
chinos inventaron también la impresión a partir de bloques móviles, que podían ensamblarse y
desensamblarse entre sí para componer distintas obras. Sin embargo, hicieron muy poco uso de este
invento, debido a que el enorme número de caracteres (kanji o ideogramas) del chino —unos 7,000—
hacía prácticamente inabordable la utilización de este sistema.

El papel fue inventado en el norte de China entorno al 150 a.C. y, aunque las mejores fibras para su
fabricación eran el cáñamo y el algodón, los chinos acabaron utilizando principalmente el bambú, la
morera, el yute, el lino y los tallos de arroz; debido a la gran demanda de las dos primeras para la
producción textil. Desde su invención, pasaron más de mil años hasta su introducción en Europa por
dos vías. Una de ellas fue la española a través de los árabes, que instalan el primer molino de papel,
traído desde Fez, en Játiva (1150); la otra fue a través de Italia donde el papel, procedente de
Egipto, llegó hasta Montefano y Venecia (1276
EL LIBRO EN LA EDAD MEDIA
En la Edad Media, la Iglesia fue la institución que desempeñó el papel predominante en cuanto a
transmisión y conservación de la cultura. Los monasterios fueron los auténticos centros culturales
donde se promovía la lectura, la copia y conservación de manuscritos. Estos centros religiosos,
funcionaban como comunidades autosuficientes produciendo todo cuanto necesitaban, por ejemplo,
el pergamino a partir de sus propias reses. La producción de códices en los monasterios se realizaba
en una gran sala llamada escriptorio (scriptorium) donde se sentaban los amanuenses o pendolarios
(péndola, pluma de ave empleada en la escritura) para copiar los manuscritos, a partir de otros
anteriores o al dictado de un lector situado en un estrado. La copia del códice era dirigida por el
magíster, se copiaba la parte del texto convenida y se dejaban en blanco los espacios destinados a la
iluminación (iniciales, títulos, orlas, viñetas, etc.). Los miniaturistas trazaban las figuras e
ilustraciones y los iluminadores daban el color y, puesto que eran imágenes explicativas, la “luz” al
texto.

Al principio, los copistas realizaban el trabajo sobre sus rodillas, utilizando una tabla como soporte,
pero pronto dispusieron de pupitres y herramientas propias (plumas, tintas, lápiz de grafito, etc.) para
garantizar una mayor rapidez y calidad en sus trabajos. Las encuadernaciones, más o menos lujosas,
consistían en un conjunto de cuadernos o pliegos que eran cosidos y después cubiertos por un cuero
grueso o unas tapas de madera, que podían incluir telas e incrustaciones de piedras preciosas,
orfebrería en oro y plata, marfil y otros elementos decorativos.

A medida que avanzaba la Edad Media se iba cuidando más el acabado y la presentación de los
códices, se perfeccionó la caligrafía, las ilustraciones y los motivos ornamentales. La mayoría de los
textos eran de temas religiosos: misales, cantorales, evangeliarios, libros de horas (Horarium), etc.
Muestras ejemplares de textos iluminados son las copias de la obra “Comentarios al Apocalipsis de
San Juan” (776), también denominados Beatos por ser obra del monje Beatus del monasterio de
Liébana. En la actualidad se conservan 34 Beatos enteros con fantásticas ilustraciones de gran formato
y colores brillantes, dotadas de una gran fuerza expresiva y que constituyen verdaderas obras maestras
de la miniatura mozárabe y románica. Otro ejemplo destacado es el Libro de Kells, un evangeliario
realizado en Irlanda en el siglo IX de gran belleza y perfección técnica.
En el siglo VIII surgió en Francia la escritura carolina, procedente de una de las academias fundadas
por Carlomagno; constituía una muestra más del afán de este monarca por la unificación cultural de
Europa. Este tipo de escritura se fue imponiendo poco a poco, comenzando por los documentos
oficiales, y fue sustituyendo las llamadas “escrituras nacionales” europeas (merovingia, lombarda,
visigótica, etc.), que se utilizaban desde el siglo VI. La letra carolina, de formas redondas y elegantes,
fue la más usada hasta el siglo XII. A partir de entonces, sus rasgos comenzaron a hacerse más
angulosos y fue evolucionando hacia la escritura gótica que apareció en el siglo XIII.
En los siglos XI y XII se asiste a un importante crecimiento económico en toda Europa que hizo
prosperar un gran número de ciudades en las que se instalaron artesanos, comerciantes y diversos
profesionales. La demanda de libros se fue haciendo cada vez mayor para el desempeño de diferentes
funciones (burocráticas, notariales, comerciales, pedagógicas, etc.), comenzó crecer su
comercialización y a ser objeto de préstamo o alquiler. Dos hechos fundamentales para el libro tienen
lugar a partir estos siglos: la introducción en Europa del papel y las primeras universidades.
A medida que avanzaba la Edad Media se iba cuidando más el acabado y la presentación de los
códices, se perfeccionó la caligrafía, las ilustraciones y los motivos ornamentales. La mayoría de los
textos eran de temas religiosos: misales, cantorales, evangeliarios, libros de horas (Horarium), etc.
Muestras ejemplares de textos iluminados son las copias de la obra “Comentarios al Apocalipsis de
San Juan” (776), también denominados Beatos por ser obra del monje Beatus del monasterio de
Liébana. En la actualidad se conservan 34 Beatos enteros con fantásticas ilustraciones de gran formato
y colores brillantes, dotadas de una gran fuerza expresiva y que constituyen verdaderas obras maestras
de la miniatura mozárabe y románica. Otro ejemplo destacado es el Libro de Kells, un evangeliario
realizado en Irlanda en el siglo IX de gran belleza y perfección técnica. En el siglo VIII surgió en
Francia la escritura carolina, procedente de una de las academias fundadas por Carlomagno; constituía
una muestra más del afán de este monarca por la unificación cultural de Europa. Este tipo de escritura
se fue imponiendo poco a poco, comenzando por los documentos oficiales, y fue sustituyendo las
llamadas “escrituras nacionales” europeas (merovingia, lombarda, visigótica, etc.), que se utilizaban
desde el siglo VI. La letra carolina, de formas redondas y elegantes, fue la más usada hasta el siglo
XII. A partir de entonces, sus rasgos comenzaron a hacerse más angulosos y fue evolucionando hacia
la escritura gótica que apareció en el siglo XIII.
EL LIBRO EN LA ERA MECÁNICA
Los siglos XIX y XX supusieron, como consecuencia directa de la revolución industrial, que el libro
alcanzara un desarrollo desconocido hasta entonces. Los avances técnicos y su aplicación a los
procesos productivos cambiaron definitivamente los métodos artesanos de tiempos pasados por
sistemas mecanizados más rápidos y efectivos. Por otro lado, el libro dejó de ser patrimonio de
minorías privilegiadas ya desde comienzos del siglo XIX y fue llegando a todos los sectores de la
población en el siglo XX, gracias a la generalización de la educación y al auge del periodismo, que
fomentó enormemente el interés por la lectura. Entre los avances técnicos que consolidaron la
mecanización de la imprenta en el siglo XIX podemos destacar: la utilización de la pasta de papel y
la fabricación de la hoja de papel continuo, los nuevos procedimientos de composición mecánica de
textos (linotipia y monotipia), las nuevas prensas (prensa de vapor y prensa rotativa) y las técnicas de
ilustración (litografía, linotipia y fotograbado). En el siglo XX todos estos descubrimientos fueron
mutando hacia nuevas formas cada vez más perfeccionadas que permitieron aumentar el ritmo de
producción y abaratar los costes. Las máquinas impresoras y encuadernadoras se fueron
automatizando gracias a la tecnología informática.
La linotipia y monotipia del siglo anterior son sustituidas por la fotocomposición y ésta, a su vez, por
la autoedición. Los siguientes adelantos técnicos, como consecuencia de la aplicación combinada de
herramientas informáticas y telemáticas, fueron la técnica conocida como computer to film, que
permitía el envío de la imagen desde el ordenador a la superficie de una película (fotolito); y la técnica
que superó a ésta, actualmente en uso, conocida como computer to plate, que permite pasar
directamente la imagen desde el ordenador a la plancha de impresión. La impresión digital parece el
siguiente paso lógico en esta evolución; no obstante, la producción mediante esta técnica es
normalmente baja y se utiliza en tiradas pequeñas, constituye la llamada “impresión bajo demanda”
(print on demand). Otro fenómeno de este periodo es la comercialización masiva del libro y los
cambios que tuvieron lugar en la empresa editorial, sobre todo, por el efecto combinado de tres
aspectos claves: los adelantos en el campo de las artes gráficas, que permitieron el abaratamiento del
producto, haciéndolo más accesible; la educación, cada vez más generalizada; y el auge de la cultura
en todos los ámbitos sociales.
En el siglo XX la función del editor se independizó de la del impresor y el librero. Para atender a la
gran demanda de libros, aparecieron importantes editoriales que impulsaron nuevas vías y modernos
métodos de comercialización y distribución de los libros. Algunos de estos métodos son los clubes
del libro, la venta por correo y el libro de bolsillo. Actualmente, las ediciones de bolsillo siguen
teniendo gran éxito, su origen se remonta al año 1935, con la colección Penguin Books del inglés
Allen Lane.

La prensa

La escritura pasó a ser el instrumento de difusión de la información bien de carácter general o bien
científico. Así aparecen las publicaciones periódicas.

La política fue una de las obsesiones de la época. Los periódicos se fueron abarataron y sus ventas
aumentando.
Según Marie-Eve Thérenty, doctora en Letras Modernas por la Université Paris 7, “el periódico se
insertó en la sociedad en el siglo XIX. A principios del XIX la prensa estuvo restringida a las élites,
pues la suscripción de un periódico durante un año costaba 80 francos y el salario de un obrero era de
2,50 francos diarios. Pero con la caída de Napoleón III en Francia, la crónica dejó de ser para las élites
y se popularizó. Por ejemplo, en 1863 surge el periódico Le Petit Journal (El Periodiquito), que
costaba 5 centavos”. Entrevista completa de Jaimeduardo García “El siglo XIX, inicio de la era
mediática”.

El contenido del libro

El libro dejó de ser para una minoría culta y poderosa. El contenido del libro cambió.
El siglo empezó con la literatura romántica que mira hacia atrás idealizando el pasado. Es época
del romanticismo histórico impulsado por François-René de Chateaubrian y Walter Scott. Incluso
autores y autoras que reniegan del romanticismo clásico, como Jane Austen, hacen de las relaciones
sentimentales el centro de sus libros, como por ejemplo en Sentido y sensibilidad.

Por otro lado, surgieron obras influenciadas por el progreso científico y por las leyendas
populares del siglo XIX, criaturas, seres, monstruos que surgen a partir de métodos
científicos: Frankenstein de Mary Shelley, que se convirtió en un icono de la novela gótica; o El
vampiro de John William Polidori. Estas novelas del siglo XIX pusieron sobre la mesa el papel del
personaje de ciencia que juega a ser Dios y crea una criatura antropomorfa.
EL FUTURO DEL LIBRO
En el siglo XXI se está desarrollando ampliamente una nueva forma de libro, el libro digital o
electrónico, también llamado e-book. Este término, en la práctica, está resultando bastante ambiguo,
pues suele utilizarse igualmente para referirse a un texto informatizado o al dispositivo electrónico
destinado a la lectura de obras digitalizadas. Propiamente, un libro electrónico o digital consiste en
un texto informatizado que puede ser leído y/o escuchado mediante un equipo informático; puede ser
un ordenador, un televisor, una agenda o un lector electrónico.
Este último, está adquiriendo un aspecto en sus últimos diseños que lo acercan cada vez más a la
forma del libro tradicional, combinando así algunas ventajas del libro impreso (versatilidad, ligereza,
comodidad lectora) con la capacidad de almacenamiento y las posibilidades hipertextuales del libro
digital. El libro en formato electrónico se está implantando en muchos sectores profesionales
(Medicina, Derecho, Ingenierías, etc.) en los que se están utilizando muchos libros de consulta, y
donde se suelen manejar datos e información de diferentes documentos al mismo tiempo. También
es frecuente en ediciones de medios educativos por las posibilidades de interacción que permite a los
estudiantes, en las enciclopedias, los diccionarios, así como en ediciones especiales de obras de gran
valor histórico o artístico. Además, los continuos proyectos que inciden en su desarrollo y evolución
apuntan hacia un brillante futuro para esta forma de libro.
También se debe tener en cuenta el enorme potencial informativo de Internet, así como las
posibilidades que brinda para manejar documentos y herramientas informáticas de todo tipo. Aunque
también existen bibliotecas virtuales en las que se puede acceder a las obras más significativas, la
propia red funciona como una gran “biblioteca” con la mayor parte de sus fondos disponibles. En
cuanto a la pregunta que tanto interés está suscitando los últimos años respecto a si el libro electrónico
sustituirá al libro impreso, sin entrar en las polémicas que suscitan seguidores y detractores del e-
book, se puede adelantar que ambas formas convivirán perfectamente y podrán complementarse. No
debe perderse de vista que tanto uno como otro son el resultado de un proceso tecnológico que, en el
caso del libro tradicional, ha alcanzado una perfección envidiable, sobre todo, en cuanto a su
capacidad para estimular nuestros sentidos y fomentar el placer de la lectura.
La primera razón de esta problemática es la calidad del libro en papel. Yo no coincido con los
profesionales del marketing que dicen que es un producto perfecto. Pero creo que el libro sí es un
buen producto. Tenemos que reconocer que el libro es un producto que acumula méritos al seguir
igual durante más de cinco siglos. Aunque tiene defectos –no soporta ni el agua ni el fuego, pero eso
tampoco lo hace el soporte digital–, el libro tiene muchos aspectos positivos: el texto viene completo
y además se puede apuntar en las mismas páginas, por lo que es un sistema bastante eficiente. El
único defecto que tiene es que si lo comparamos con un producto digital –que contiene imágenes y
sonidos– se vuelve un sistema cerrado y hay que aceptarlo como tal.
El gran éxito no lo constituyó la aparición del Ipod (la pequeña máquina que nos cabe en la mano y
que se convierte en un símbolo de la experiencia de tocar ligeramente con sólo un dedo un producto
muy fino). El Ipod aparece en 2003, pero el éxito con relación a la música digital está dado por el
sitio desde donde el usuario puede descargar y almacenar su música y crear una lista de sus temas
favoritos, al tiempo que puede ver las listas de música de sus amigos. El éxito, entonces, es el del sitio
que permite a la gente organizar sus contenidos de sonido digital.
Entre 2003 y 2005 ocurrió un cambio brutal. En 2003 había un millón de canciones disponibles en
menos de 50 plataformas. En 2008, en cambio, hay más de 500 plataformas para descargar 6 millones
de canciones diferentes. Es decir, la música digital se impuso y aunque todavía se puede escuchar
música clásica sobre viejos soportes, se produjo el paso de un formato a otro de manera decisiva entre
2003 y 2005.
Lo otro importante es que por primera vez tenemos un enfrentamiento entre dos ofertas potentes de
soporte de lectura digital. El año pasado nació el Kindle, un dispositivo para leer de Amazon, que
tiene asociada una biblioteca de 125 mil libros. Esta máquina tiene una conexión a Internet y permite
tomar notas, cambiar el tamaño de las letras, sacar las citas que más interesan, dar importancia a
ciertas partes del texto, etc. Es un producto que ofrece una serie de funciones bastante impresionantes.
Y tener la posibilidad de mezclar la lectura con ciertos sitios, hace de esto algo atractivo, que se
convierte en una oferta de verdad.
ESTRUCTURA EXTERNA DEL LIBRO
Por lo que hace a su estructura externa, un libro se compone de las cubiertas o tapas, que están
hechas generalmente de un material más duro y grueso que el de los pliegos, como cartón o
plástico, y que están formadas por los siguientes elementos:

 Primera de cubierta o de forros. Se trata de la parte frontal del libro, que comúnmente
se confunde con la portada y donde se indican el nombre del autor, el título de la obra y,
si cabe, el nombre de la editorial. Además, si la obra pertenece a otra obra o colección, se
indica el nombre de la obra completa de la que forma parte y el número de volumen que
representa dentro de ella.
 Segunda de cubierta o de forros. Se trata del reverso de la primera de cubierta, y aunque
algunas veces las editoriales aprovechan esta parte para publicitar, por ejemplo, otros
títulos del autor, en general suele ir en blanco. En las ediciones de pasta dura, pueden ir
pegadas las "guardas".
 Tercera de cubierta o de forros. Se trata del reverso de la cuarta de cubierta y, lo mismo
que la segunda de cubierta, suele aparecer en blanco. En las ediciones de pasta dura,
pueden ir pegadas las "guardas".
 Cuarta de cubierta o de forros. Se trata de la parte de atrás del libro, que comúnmente
se confunde con la contraportada y donde suele escribirse una breve reseña de la obra y
de su contenido y también, a veces, información relativa a su autor.
 Forro, camisa o sobrecubierta. De uso opcional, la camisa o sobrecubierta es una
cubierta suelta de papel con la que se protege el libro y en la que se imprime su título,
muy utilizada en ediciones especiales.
 Solapas, solapillas o aletas. De uso opcional, las solapas, solapillas o aletas son una
prolongación lateral de las cubiertas del libro o de la camisa cuando la hay y aparecen
dobladas hacia adentro. En la solapa delantera suelen colocarse datos adicionales como
información relativa a la obra, a la biografía del autor o al resto de sus obras, y en la solapa
trasera puede colocarse, por ejemplo, una lista de títulos (sean títulos de la colección a la
que pertenece la obra, sean títulos de las otras obras del autor publicadas por la misma
editorial).
 Lomo. Se trata una pequeña zona que hace de puente entre las dos cubiertas y que está
justo en la parte opuesta al corte de las hojas. En ella se imprimen el nombre del autor, el
título de la obra, el sello editorial y, cuando procede, el número de volumen o tomo. Dado
el limitado espacio, estos datos se imprimen verticalmente, y de abajo a arriba en España.
 Canto. Corte del libro opuesto al lomo.
 Guardas. Son las páginas que aparecen al abrir la tapa de un libro (tapa dura) y en las
que generalmente se imprime un motivo con función decorativa.
ESTRUCTURA INTERNA DEL LIBRO
Por lo que hace a su estructura interna, y si bien algunas de ellas pueden omitirse, un libro se divide
en las partes que detallo a continuación:

 Páginas primeras falsas, de cortesía o de respeto. Se trata de las primeras dos páginas, una
hoja de papel en blanco por delante y por detrás que aparece inmediatamente después de la
segunda de cubierta. En ediciones de lujo pueden colocarse varias hojas de este tipo.
 Portadilla, anteportada o falsa portada. Se trata de la tercera página del libro y la primera
impresa, pero todavía sin numerar. En ella suele anotarse solamente el título de la obra, a
veces abreviado. En el caso de que la obra pertenezca a una colección, se anota también el
nombre de la colección y de la persona que la dirige.
 Frente-portadilla o contraportada. Se trata de la cuarta página del libro, del reverso, por
tanto, de la portadilla, y, como esta, tampoco se numera. Generalmente aparece en blanco,
aunque, cuando los haya, pueden aparecer en ella el nombre del traductor y el del ilustrador
y también, si la obra pertenece a alguna colección, el nombre de esta.
 Portada. Se trata de la quinta página del libro, y figuran en ella, generalmente, el nombre
del autor, el título de la obra —si lo hay, también el subtítulo—, el nombre de la colección
si pertenece a alguna, el nombre del prologuista, el nombre de la editorial y su sello y el
número de edición.
 Frontispicio o frontis, que se coloca a menudo entre la frente-portadilla y la portada y que
no es más que una página con algún dibujo o ilustración.
 Página legal. Se trata de la sexta página del libro, del reverso, por tanto, de la portada. En
ella figuran los créditos de la obra e información de tipo legal: el nombre del portadista, del
ilustrador o de cualquier otro colaborador, el titular del copyright o el propietario de los
derechos de autor, el número ISBN (International Standard Book Number) del libro —y, si
la obra es solamente un volumen de un conjunto mayor, el número ISBN de la obra
completa—, el Depósito legal, el nombre y el domicilio de la editorial y el lugar y el año de
impresión. A veces, también, el número de ejemplares lanzados.
 Después de la página legal y antes del cuerpo principal de la obra existen distintos
elementos preliminares que pueden aparecer y que normalmente, aunque no de forma
obligada, responden al siguiente orden:
 Advertencia. Se trata de una página dedicada a advertir algo que debería tenerse en cuenta
antes de iniciar la lectura de la obra en cuestión. En el caso de reimpresiones, suele tratarse
de una aclaración, hecha por el autor o por el editor, sobre si la obra ha sufrido o no
modificaciones y de qué tipo.
 Agradecimientos. Se trata de una página en la que el autor se dedica a agradecer la
colaboración de aquellas personas que participaron en la elaboración del libro y su
publicación.
 Dedicatoria o epígrafe. Se trata de una página en la que el autor dedica su obra a alguna
persona en especial, ya sea dirigiéndose a ella directamente, ya sea refiriéndose a ella en
tercera persona. Esta página también puede consistir en un epígrafe, es decir, en una cita
sugeridora del contenido del libro e inspirada por tanto en él. Cuando el contenido de esta
página es breve, la página siguiente se deja en blanco para seguir con el texto en una nueva
página impar.
 Índice general. Se trata de una lista ordenada de las partes, capítulos y otras subdivisiones
que pudiera tener la obra, con indicación del lugar y número de página en que aparece cada
una de ellas. Con el índice, por tanto, se ofrece al lector una visión panorámica de los
contenidos que se tratarán.
 Prólogo, prefacio, preámbulo o introducción. Se trata de la parte que precede al cuerpo
principal de la obra y puede ocupar una o más páginas. Sirve de presentación o introducción
a la temática del libro y puede estar escrita tanto por el autor como por el editor o cualquier
otra persona entendida en la materia tratada.
 Cuerpo de la obra. Se trata de la parte medular del libro y suele estar dividida en distintas
partes o capítulos, dejando al final el capítulo dedicado a las conclusiones.
 Epílogo o ultílogo. Se trata de una parte que se añade al final de la obra y en la que se hace
alguna consideración general acerca de ella o se refieren sucesos que son consecuencia de
la acción principal descrita en ella.
 Apéndices o anexos. Se trata de páginas que funcionan como complemento del cuerpo
general de la obra y que por tanto ofrecen al lector información adicional de interés
(documentos, esquemas, estadísticas...).
 Glosario. Se trata de una o más páginas en las que se definen los términos específicos que
han sido usados en el transcurso de la obra.
 Abreviaturas empleadas. Se trata de una o más páginas que ofrecen un listado de los
símbolos y/o abreviaturas que han sido usadas en el transcurso de la obra, con su respectiva
voz completa.
 Bibliografía. Se trata de la parte en que aparece la relación de libros consultados por el
autor para la realización y elaboración de la obra.
 Colofón. Se trata de una página, generalmente la última impar impresa de la obra, en la que
se anotan el nombre de la imprenta y su logotipo, el lugar y la fecha de impresión, el
número de copias impresas y, en ocasiones, incluso el tipo de letra que se ha usado y la
clase de papel.
 Páginas últimas falsas, de cortesía o de respeto. Se trata de las últimas dos páginas, una hoja
de papel en blanco por delante y por detrás que aparece inmediatamente antes de la tercera
de cubierta. En ediciones de lujo pueden colocarse varias hojas de este tipo.
CONCLUSIONES

El origen de la escritura podemos vincularlo al profundo cambio que supuso el paso de las sociedades
cazadoras-recolectoras a las sociedades agricultoras y ganaderas. Este proceso no tuvo lugar de forma
sincrónica en las cinco civilizaciones en que se fue desarrollando (Mesopotamia, Egipto, Valle del
Indo, China y Mesoamérica) y, entre las culturas candidatas a ser las primeras en utilizar la escritura,
suele destacarse la cultura sumeria. La aparición del alfabeto constituyó un logro decisivo después de
un largo proceso, tratando de articular las palabras en sonidos simples y sustituir los sistemas de
representación de objetos y símbolos por unidades fonéticas. Los especialistas suelen considerar el
alfabeto fenicio como el primero que se utilizó de forma más generalizada.
INFOGRAFÍA

http://lafabricadelibros.com/pdf/Historia.pdf
http://partesde.com/un-libro/
https://www.casadellibro.com/libro-historia-de-oriente-medio-de-la-antiguedad-a-
nuestros-dias/9788483078914/1268265
https://www.sdpnoticias.com/columnas/2013/10/08/las-22-frases-mas-bellas-
sobre-los-libros

Вам также может понравиться