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El equilibrio macroeconómico

La teoría económica analiza la economía de un país siguiendo la misma


metodología que utiliza para los mercados individuales, pero ahora a
nivel macroeconómico, agregando las ofertas y las demandas de todos
los agentes que operan en el país. Surgen así los conceptos de oferta y
demanda agregada, cuya interacción determina el nivel de precios de la
economía nacional.

La oferta agregada

Refleja la capacidad de producción y se define como el volumen total de


bienes y servicios que las empresas de un país están dispuestas a
producir para cada nivel de precios durante un período de tiempo.

Observa que en el análisis macroeconómico la variable precios no se


refiere a productos concretos, sino al nivel general de precios o
promedio de los precios de todos los bienes y servicios que se
intercambian en la economía.

La oferta agregada es creciente respecto al nivel de precios, pero a corto


plazo es rígida y apenas variará aunque lo hagan los precios, debido a la
existencia de factores fijos que impiden variar significativamente la
capacidad productiva. A largo plazo, en cambio, hay más flexibilidad y
ante una subida de los precios las empresas pueden ajustar todos sus
factores y aumentar la producción.

El análisis macroeconómico es más complejo que el microeconómico, y


la relación positiva entre precios y producción no siempre tiene lugar.
Hay que considerar, al utilizar como variable el nivel general de precios,
que una subida implica que aumentan los precios, no sólo del bien que
produce la empresa, sino también los de algunos factores productivos,
lo que puede provocar un incremento de los costes de las empresas y
que el resultado final no sea un aumento de la oferta agregada. Es
complicado, por tanto, prever con exactitud cómo evolucionará la
oferta agregada, y los economistas tienen que estudiar cada caso
concreto para sacar conclusiones fiables.

La oferta agregada (OA) depende positivamente de otros factores


además del nivel de precios (P):
El factor Trabajo, es decir, la población activa y su grado de formación
(L), que depende, por una parte, de la evolución de la demografía y, por
otra, de la inversión en formación.
El factor Capital, o dotación de capital existente (maquinaria,
instalaciones industriales, etc.) (K), que depende directamente de la
inversión realizada con anterioridad y de la rentabilidad del capital, e
inversamente de los tipos de interés. Estas dos últimas variables están
relacionadas, ya que el tipo de interés es el coste de la financiación de
las empresas y la referencia que utilizan para tomar sus decisiones de
inversión: si la rentabilidad supera al tipo de interés la inversión se
llevará a cabo, pero no en caso contrario. Así, cuanto menor sea el tipo
de interés, mayor será la disposición a invertir y, por tanto, a acumular
capital.
La tecnología (T), que depende positivamente de la inversión en
investigación y desarrollo realizada y determina la productividad
conjunta del trabajo y el capital.

OA = f (P, L, K, T)

La demanda agregada

Es la disposición a comprar de todos los consumidores del país y del


sector exterior para cada nivel de precios durante un período de
tiempo.

Cuantitativamente coincide con el PIB desde la perspectiva del gasto,


pero mientras que la Demanda Agregada se refiere a expectativas de
gasto, el PIB es el gasto realmente realizado. La razón de su coincidencia
es que en una economía lo que se demanda es lo que finalmente se
produce.

El concepto es similar al de demanda individual de un bien, y es


decreciente respecto al nivel de precios. Pero, como vimos en el tercer
apartado, depende de otras variables:
Consumo privado (C), que viene determinado por la renta disponible y
la riqueza de las familias, por los tipos de interés (cuanto más bajos
más barato será pedir dinero prestado), y por la edad (los jóvenes son
más propensos a gastar que las personas más maduras).
Inversión (I), que, como hemos visto, depende de la rentabilidad y del
tipo de interés. Otro factor importante que influye en la inversión
empresarial es la confianza en el futuro, las expectativas de las
empresas sobre la demanda, la situación económica y política, etc.; una
situación de confianza anima la inversión, mientras que si existe
incertidumbre y desconfianza las empresas serán reacias a invertir.
Gasto Público (G), que depende de la política económica seguida por el
gobierno y de otras variables como la situación económica del país y los
tipos de interés. Hay que considerar que en el caso de España, debido a
su pertenencia a la Unión Europea y Monetaria, el margen de actuación
del gobierno está limitado por las directrices europeas en algunos
aspectos, como veremos en el próximo tema.
Exportaciones Netas (X - M), que están influídas por la situación
económica en el exterior y por la del propio país. Variables como la
renta, que si es elevada permitirá mayor capacidad de compra en el
exterior, o la inflación, que dificulta las exportaciones, determinarán el
saldo comercial exterior.

DA = f (P, C, I, G, X, M)

La relación de la demanda agregada con el nivel de precios y las


importaciones es inversa, y con el resto de variables es directa. Es decir,
que la demanda agregada aumentará cuando disminuyan los precios o
las importaciones, y cuando aumenten el consumo, la inversión, el
gasto público o las exportaciones. Y viceversa.

El equilibrio

El equilibrio macroeconómico se define como el nivel de precios y de


producción (P*, Q*) que satisface las expectativas del conjunto de
empresas y de consumidores del país, y se alcanza en el punto de
intersección de las curvas de oferta y demanda agregadas (E):
Un cambio en cualquiera de las variables que determinan la demanda
agregada, diferente al nivel de precios, produce un desplazamiento de
la curva (DA), hacia la derecha si el cambio supone un aumento de la
misma, y hacia la izquierda en caso contrario. El desplazamiento da
lugar a un nuevo equilibrio macroeconómico, como se observa en el
siguiente gráfico: si la demanda agregada se incrementa, aumentan
tanto el nivel de precios como el volumen de bienes y servicios
intercambiados; la reducción de la demanda tiene el efecto opuesto,
menores precios y menor cantidad de producción.
También la curva de oferta agregada (OA) se desplaza cuando se
modifica alguna variable, distinta al nivel de precios, de las que
intervienen en su modificación. En el gráfico siguiente se representa el
caso de una reducción de la oferta agregada y el consiguiente
desplazamiento de la curva hacia la izquierda: el nuevo equilibrio se
traduce en un mayor nivel de precios y menor cantidad producida de
bienes y servicios.
Las críticas al PIB como indicador del bienestar
El crecimiento económico, medido a través del PIB, se considera
generalmente el principal objetivo de la política económica de un país,
con el argumento de que incrementa el empleo y el bienestar social. Sin
embargo, el PIB no recoge numerosos aspectos que son importantes
para el bienestar humano, por lo que ha recibido críticas desde
distintos campos y líneas de pensamiento.

Las deficiencias del PIB como medida del bienestar de una sociedad
pueden resumirse en las tres siguientes:

1. Tiene un enfoque cuantitativo y materialista, que no suma las


mejoras en la calidad de vida, ni resta su empeoramiento. Las buenas
condiciones laborales, el disfrute de un mayor tiempo de ocio, unos
servicios sanitarios y educativos de calidad, y cuestiones de este tipo,
son ignoradas por el PIB. Por el contrario, "males" como los misiles y
otras armas de guerra, se valoran positivamente.

2. Subestima la verdadera actividad económica y el nivel de producción


de un país, por no tener en cuenta los bienes y servicios que no pasan
por el mercado, como por ejemplo:

El trabajo doméstico y los cuidados familiares: si un miembro de la


familia realiza las tareas del hogar o cuida a un anciano o persona
dependiente, ese trabajo no lo contabiliza el PIB; sin embargo, si
contrataran a una persona para hacer esas tareas, sí se contabilizaría.
Los mercados de segunda mano: estos bienes usados se incluyeron en el
PIB en el momento en que se crearon, pero no en las transacciones
posteriores.
El trabajo del voluntariado y de las asociaciones sin ánimo de lucro, que
suponen una cantidad de recursos y tiempo de trabajo importantes.
Las operaciones de trueque de bienes y servicios, en las que no
interviene el dinero y tampoco se incluyen en las cifras del PIB.
La economía sumergida, esto es, las actividades ilegales o clandestinas,
tales como narcotráfico, prostitución o trabajo sin contrato. Los
estudios llevados a cabo estiman que pueden suponer entre un 20 y un
25% del PIB en España.

3. El PIB no considera los efectos externos del crecimiento económico


sobre el medio ambiente, que se traducen en la destrucción de los
recursos naturales y en la degradación del medio. Por ejemplo, la
producción y el uso de los automóviles, paradigma del bienestar en
nuestras sociedades, generan contaminación atmosférica y acústica que
disminuyen ese bienestar, además de agotar para las generaciones
futuras el petróleo, un recurso natural no renovable. O el problema de
los residuos generados por las actividades de producción y consumo,
que contaminan el medio natural y, en algunos casos, como el de los
materiales radioactivos y químicos, suponen un riesgo para la vida
terrestre.
Las externalidades negativas implican un coste social que no recoge el
PIB, que se limita a contabilizar la parte positiva de las actividades
económicas: si la industria papelera destruye un bosque, por ejemplo,
el PIB valora monetariamente el papel obtenido, pero no las
consecuencias de la tala de los árboles.

El problema del deterioro medioambiental y la agotación de recursos


naturales ha llegado a ser de tal magnitud que cada vez más voces se
alzan en contra del modelo de desarrollo económico vigente.Por estos
motivos, en 1987 se acuñó el concepto de desarrollo sostenible, que
hace referencia a la búsqueda de un desarrollo económico que garantice
el mantenimiento de la riqueza natural no sólo para nosotros, sino
también para las generaciones venideras. En esta línea se encuentra la
Economía Ecológica, que intenta medir las transacciones en términos
físicos, según el consumo energético que suponen, en lugar de hacerlo
en términos monetarios. También por razones medioambientales ha
surgido el movimiento por el decrecimiento económico en los países
más desarrollados, que afirma la insostenibilidad del actual modelo de
producción y de consumo, y propugna un desarrollo económico al
servicio del medio ambiente.

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