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Elementos de la escena
El espacio escénico, término propio del teatro, es el espacio dentro del cual se piensa la
escena. Podríamos imaginar una caja virtual dentro de la cual ordenamos los elementos que
van a configurar la escena. En el teatro la caja escénica tiene una boca única de exposición,
los espectadores están en posición frontal y varía el ángulo de observación. En una clase, la
caja escénica puede tener varios puntos de observación y esto hace que debamos pensar el
espacio escénico desde más de una dirección. El ángulo de visión en cambio, es una variable
que podemos dominar cambiando la altura del modelo.
Los objetos se relacionan con el espacio y devienen de la intención estética del creador. Estos
son los protagonistas del espacio en el caso del armado de modelos. De ellos dependerán las
cualidades más significativas a observar a la hora de trabajar en el aula. La elección de los
objetos deberá ser ecléctica, es decir, deberá atenderse a la mayor variedad posible de cosas
sin importar la carga simbólica que podamos atribuirle a priori. La tradición pictórica ha flechado
la dirección en la búsqueda de los elementos haciendo que cada vez que pensemos en armar
un modelo debamos recurrir a la manzana, la botella y el florero. Esto fue válido en otros
tiempos, hoy se hace necesario ampliar mucho más el marco referencial para aportar ejemplos
que se aproximen al concepto que dominará al modelo. Se hace propicio el uso de objetos de
desecho, trozos de ramas de árbol, troncos, caparazones de animales, esqueletos o cráneos
animales, caracoles, estrellas de mar, , piezas mecánicas, elementos tecnológicos, partes de la
indumentaria (sombreros, zapatos, adornos, bolsos, etc.), tejidos con diferentes calidades
desde las mallas plásticas de la verdura hasta las transparencias de las gasas, herrajes, y todo
lo que pueda apelar al concepto que manejemos en el armado del espacio escénico de un
modelo. Solo tu imaginación pondrá los límites y muchas veces te convertirás en un verdadero
buscador de atractivos objetos de descarte.
El fondo debe ser tenido en cuenta ya que es una parte muy importante. El fondo sostiene y
ordena el espacio además de proporcionar datos cualitativos como la textura o el contraste.
En este ejemplo puede apreciarse la definición de una paleta que juega con los complementarios. El
efecto ha sido reforzado con una luz coloreada
Estudio de color con aplicación de luz coloreada (IPA)
Cuando el tema a estudiar es la luz y su relación con el espacio, entonces debemos atender al
claroscuro. El claroscuro es un lenguaje expresivo mediante el cual se representan los
pasajes de claridad y oscuridad atendiendo con especial esmero a las gradaciones lumínicas.
La volumetría de los cuerpos queda representada en el plano como una ilusión óptica que nos
hace “ver” una realidad espacial en una superficie plana. Este efecto, llevado al extremo
máximo de iconicidad, fue muy utilizado en el período Barroco, se usa hoy también en
decoración, y se le conoce como “trompe-l’oeil” (trampa al ojo).
Caravaggio fue un iniciador en esta forma de representación. Al jerarquizar a los elementos
cotidianos dándoles un lugar preponderante en la pintura, muchas de sus obras evocan el
efecto del trompe-l’oeil.
El juego de la ilusión óptica fue muy usado en la pintura de los países bajos del siglo XVII.
Michelangelo da Caravaggio,
Cesta con frutos, 1596.
Óleo sobre tela
En este ejemplo podemos ver cómo la luz juega un papel modelador del espacio
escénico. En la primera imagen la fuente lumínica es rasante desde abajo, estrategia muy
usada en las películas de terror para connotar siniestralidad.
La segunda imagen presenta una fuente de luz lateral de ángulo superior y además está
coloreada. Es un caso de sombras barrocas, los pasajes de oscuridad se funden con la
oscuridad del fondo desapareciendo los contornos.
La tercera iluminación también es lateral pero una luz indirecta, hace visible el fondo
permitiendo visualizar la relación del objeto con el espacio escénico. Obsérvese que la
figura aparece definida con un contorno completo que la contextualiza en un lugar
concreto. Es el mismo objeto de la imagen anterior, sin embargo la sensación que
provoca es bien diferente.
La última iluminación es cenital destacando la parte superior de los volúmenes y
eliminando los detalles entrantes.
La iluminación es aspecto es muy atendido en el
mundo de las imágenes. Como puedes ver en este
ejemplo de publicidad, en los rostros podemos
apreciar todos los elementos propios del claroscuro,
ya que en la foto se tuvo en cuenta la presencia de
pasajes, esfumados, acentos de sombra, rebotes de
luz y contrastes muy marcados.
.
-Un aspecto muy importante a considerar en el
armado de un modelo es el color de cada elemento.
Los colores elegidos pueden armonizar según varios
criterios. Se debe tener en cuenta de no caer en un
muestrario de colorido, a no ser que se quiera dar un
aspecto carnavalesco. Un error común es elegir
colores diferentes, pero de valores similares. Los
elementos con esta característica, al llevarse a su
representación en claroscuro con escala de grises,
no generan contrastes, produciendo en cambio
demasiados pasajes. Ese tipo de situación debe
evitarse para el estudio del claroscuro.
Se puede apreciar la diferencia entre dos ángulos de visión distintos en estos ejemplos.
Parecen dos modelos diferentes y lo que ha cambiado es la posición del observador y la fuente
de luz.
- Por último, nos queda hablar del observador y de cómo se relaciona con el espacio escénico
que debe observar, de cuáles son las variables que dependen de él y por lo tanto de las
decisiones que puede tomar en función de los resultados esperados.
Frente al modelo, y teniendo en cuenta las características de la técnica a emplear para su
registro, o sea atendiendo a los materiales y procedimientos a utilizar para dibujar, la primera
decisión que deberá tomar será la del encuadre. Esto significa que deberá relacionar lo que
observa con el formato y tamaño del soporte a emplear.
La realidad completa, o sea todo lo que está frente al observador se denomina campo, y dentro
del campo está la porción de imagen que conforma lo elegido para representar. A esa
selección se le llama cuadro. Así como la cámara fotográfica toma una porción del campo al
detectarlo en el sensor o película, el observador debe definir los límites de su cuadro. Eso es el
encuadre de la imagen. En esa decisión se valora la zona de mayor interés del modelo y en
qué medida se relaciona con el entorno, cuánto del fondo y de lo que le rodea compone mejor
la distribución de la composición. Es el que observa el que decide cómo será la composición
representada, de acuerdo a la información visual de que dispone, y eso depende de la posición
del observador y del encuadre que elija.
Un aspecto importante a tener en cuenta antes de comenzar un trabajo de observación directa,
es el ángulo de visión del observador. La connotación de la imagen cambia sustancialmente
cuando cambiamos la posición del punto de vista. Un ángulo en picado, desde arriba, va a
sugerir cosas bien distintas a una posición de horizonte, frontal y con poca deformación
perspectiva. En el cine suele utilizarse el ángulo contrapicado para jerarquizar el tamaño de un
personaje, pues visto desde abajo parece más grande.
En cambio una visión en escorzo puede acentuar la percepción de la profundidad de campo, es
decir, que favorece la visión en perspectiva porque permite visualizar la extensión del espacio
escénico en sus tres dimensiones. Esto permite visualizar la dimensión del espacio del modelo.