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“AÑO DEL DIALOGO Y LA RECONCILIACIÓN

NACIONAL”

ESPECIALIDAD: Matemática
CICLO : II
AREA : Psicología
TEMA : Identidad y diversidad
Cultural Enfoque psicológico
DOCENTE : Marcial Cutipa Castillo
INTEGRANTES : Oropeza Trinidad Junior
Orellano negrillo Luis

Huaraz, 16 de mayo de 2018


ÍNDICE
1. PRESENTACION
2. INTRODUCCION
3. MARCO TEORICO
CAPITULO I
1.1 IDENTIDAD CULTURAL
 CONSTRUCCION DE LA IDENTIDAD
 CRITICAS A LOS MODELOS
 IDENTIDAD CULTURAL COMO OPOSICION A OTRAS
1.2 IDENTIDAD CULTURAL EN AMERICA LATINA
1.3 CONCEPCION DE LA IDENTIDAD CULTURAL DESDE LA PERSPECTIVA
SOCIAL
1.4 EFECTO DE LA IDENTIDAD CULTURAL EN LA EDUCACION
CAPITULO II
1.1 DIVERSIDAD CULTURAL
1.2 CARACTERISTICAS DE LA DIVERSIDAD CULTURAL

1.3 DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LA UNESCO SOBRE LA DIVERSIDAD


CULTURAL

 LA DECLARACION CONSTA DE DOAS PARTES

1.4 EFECTO DE LA DIVERSIDAD CULTURAL EN LA EDUCACION


 ETNIAS
 LENGUAS
 RELIGIONES

4. CONCLUSION

5. SUGERENCIAS Y RECOMENDACIONES

6. BIBLIOGRAFIA

7. ANEXOS
PRESENTACIÓN
Pensando en la calidad y eficiencia de la educación de nuestra región, propongo conocer
el mundo de la educación y algunos ítems, sobre el tema dado “identidad y diversidad
cultural enfoque sociológico” así brindar una formación integral, por esta razón pongo
a disposición al profesor este material de MONOGRAFIA con el fin de mostrar las
sesiones obtenidas después de una ardua tarea de investigación.

Bajo esta noción se ha puesto un especial cuidado en la elaboración del presente material
y los temas relacionados con cada ítems, especialmente la que necesita conocer un
estudiante de nivel superior es así como este material contiene un marco teórico e
información solida de las temas tratados, logrando conjugar un doble interés en los
estudiantes en formación: fortalecer las capacidad analítica a través de la resolución de
los diversos problemas sociales y garantizar que el educando al finalizar su carrera quede
satisfecho con la información que se presenta en este material.
INTRODUCCIÓN

La cuestión de la diversidad Latinoamericana, proponemos, debe ser abordada tras un


análisis compendioso y profundo a la vez. Para comenzar, reconoceremos principalmente
dos dimensiones en las que se manifiesta la diversidad latinoamericana: La dimensión
originaria, que responde a la diversidad preexistente y propia de los pueblos
precolombinos, y la dimensión económica, que responde a las formas culturales e
identitarias producidas a partir del desarrollo de las sucesivas formas de sujeción políticas
y económicas, (coloniales o poscoloniales) que se cristalizan en la sociedad moderna
regida y estructurada por el mercado y una superestructura afín (extraemos dicho
concepto desde el Marxismo).

La Diversidad Cultural debe considerarse como parte de la biodiversidad, se refiere al


grado de diversidad y variación cultural, tanto a nivel mundial como en ciertas áreas, en
las que existe interacción de diferentes culturas coexistentes.
Al igual que la diversidad genética o de especies, algunos atributos de las culturas
representan "soluciones" a los problemas de las supervivencias en determinados
ambientes.
Además, al igual que otros aspectos de la biodiversidad, la diversidad cultural ayuda a las
personas a adaptarse a la variación del entorno.
La diversidad cultural se manifiesta por la diversidad del lenguaje, de las creencias
religiosas, de las prácticas del manejo de la tierra, en el arte, en la música, en la estructura
social, en la selección de los cultivos, en la dieta y en todo número concebible de otros
atributos de la sociedad humana.

Muchos estados y organizaciones consideran que la diversidad de culturas es parte


del patrimonio común de la humanidad y tienen políticas o actitudes favorables a ella.

Las acciones en favor de la diversidad cultural usualmente comprenden la preservación


y promoción de culturas existentes.
CAPITULO 1
1.1 IDENTIDAD CULTURAL
Identidad cultural es un conjunto de valores, tradiciones, símbolos, creencias y modos de
comportamiento que funcionan como elementos dentro de un grupo social y que actúan
para que los individuos que lo forman puedan fundamentar su sentimiento de pertenencia
que hacen parte a la diversidad al interior de las mismas en respuesta a los intereses,
códigos, normas y rituales que comparten dichos grupos dentro de la cultura dominante.
A decir de Jaime Fisher, la identidad cultural es el sentido de pertenencia a un
determinado grupo social y es un criterio para diferenciarse de la otredad colectiva. Así,
un individuo puede identificarse con alguno o algunos de los contenidos culturales de un
grupo social (tradiciones, costumbres, valores) pero y esto es significativo para
comprender el concepto de identidad cultural desde Fisher dentro de un mismo grupo
aparentemente homogéneo existen varias identidades, puesto que cada uno de sus
integrantes se identifica con varios -no todos, ni de la misma manera- con los
componentes señalados. La multidiversidad, entonces, es ese conjunto de identidades
posibles dentro de un mismo grupo. El autor propone tres tipos básicos de identidad
cultural y tres tipos distintos de multiculturalismo. A saber, endógeno, exógeno e
intercultural. En el primero, un grupo autóctono minoritario se halla políticamente sujeto
a un Estado nación con valores occidentales. El segundo se presenta en países
medianamente homogéneos que han aceptado inmigrantes de razas y culturas varias. Y
el último lo encontramos cuando culturas minoritarias conviven con un creciente flujo de
inmigrantes.
 CONSTRUCCIÓN DE IDENTIDAD
La construcción de identidades es “un fenómeno que surge de la dialéctica entre
el individuo y la sociedad”. Las identidades se construyen a través de un proceso
de individualización por los propios actores para los que son fuentes de sentido y
aunque se puedan originar en las instituciones dominantes, sólo lo son si los
actores sociales las interiorizan y sobre esto último construyen su sentido. En esta
línea, Castells diferencia los roles definidos por normas estructuradas por las
instituciones y organizaciones de la sociedad (e influyen en la conducta según las
negociaciones entre individuos y dichas instituciones, entre organizando así las
funciones) y las identidades definidas como proceso de construcción del sentido
atendiendo a un atributo o conjunto de atributos culturales (organizando dicho
sentido, entendido como la identificación simbólica que realiza un actor social del
objetivo de su acción). De alguna manera, se puede interpretar que se están
reforzando las propuestas tendentes a reconocer los procesos de identificación en
situaciones de policulturalismo o momentos de identificación que se dan en la
sociedad-red, emergiendo pequeños grupos y redes (en plural).
 CRÍTICAS A LOS MODELOS
Las críticas que se pueden hacer al modelo esencialista son que la cultura no es
algo que se hereda totalmente, y por lo tanto, la identidad cultural tampoco puede
ser heredada férrea e inflexiblemente. Si así lo fuera, todo el mundo lucharía
contra todo el mundo, porque en algún momento del pasado siempre ha habido un
conflicto entre dos o más grupos.
 IDENTIDAD CULTURAL COMO OPOSICIÓN A OTRAS
Algunos autores han empezado a estudiar las identidades culturales no solamente
como un fenómeno en sí mismas, sino como un fenómeno en oposición a otras
identidades culturales. En esta corriente se considera que la identidad cultural se
define por oposición a otras. En grupo se define a sí mismo como tal, al notar y
acentuar las diferencias con otros grupos y culturas. Según esta corriente,
cualquier cultura se define a sí misma en relación, o más precisamente en
oposición a otras culturas. Así, la gente que cree pertenecer a la misma cultura,
tienen esta idea porque se basan parcialmente en un conjunto de normas comunes,
pero la apreciación de tales códigos comunes es posible solamente mediante la
confrontación con su ausencia, es decir, con otras culturas, académicamente esto
es conocido como la "otredad".
La dinámica de la autodefinición cultural implica un continuo contacto entre
culturas. Más aún, esas relaciones nunca son de igualdad, dado que nunca se
manifiestan de manera aislada: la complicada red de relaciones creada por la
superposición de relaciones políticas, económicas, científicas y culturales,
convierte cualquier relación entre dos culturas en una relación desigual.
El hecho mismo de que dentro de una cultura o práctica cultural exista la
conciencia de una identidad común, implica que también hay un impulso hacia la
preservación de esta identidad, hacia la autopreservación de la cultura. Si la
identidad es construida en oposición a los extraños, las intrusiones de otras
culturas implican la pérdida de autonomía y por lo tanto la pérdida de identidad.
Las convenciones compartidas en las que se basa una identidad son
frecuentemente implícitas. Para que el funcionamiento interno de una cultura sea
posible, ciertas reglas básicas y significados que subrayan su producción son
generalmente dadas por hecho por los participantes.

1.2 IDENTIDAD CULTURAL EN AMERICA LATINA

No debe, entonces, extrañarnos que haya quienes se pregunten si América Latina es un


mito o una realidad. ¿Tienen validez los análisis y las afirmaciones de carácter global,
referidas a una región donde abundan las diversidades y contrastes?

La expresión América Latina comprende una realidad sumamente compleja, donde se dan
casi por igual las diversidades y similitudes. De ahí que si se pone el acento en las
diferencias y regionalismos, es posible negar la existencia de América Latina y de la
unidad esencial que brota de su misma diversidad. Si seguimos esa línea, se llega a
afirmar que no existe una América Latina, sino tantas como países o subregiones la
componen, por lo que cualquier pretensión de reducirla a una sola entidad no es más que
aceptar, a sabiendas, un mito o una ficción.
Nuestro continente ni siquiera ha sido conocido con el mismo nombre en el decurso de
su historia. Sus distintas denominaciones han respondido más a las aspiraciones de las
potencias que siempre codiciaron más sus tierras y riquezas que las suyas propias. “Las
Indias”, designación popular en el siglo XVI, debe su existencia, nos recuerda John L.
Phelan, al sueño de Colón de llegar al Asia de Marco Polo. En el pensamiento del
historiador franciscano Gerónimo de Mendieta, el otro nombre para las Indias en el siglo
XVI, el Nuevo Mundo, tenía sus connotaciones bastantes precisas. Para Mendieta y
algunos de sus colegas misioneros, América era sin duda un “nuevo mundo” en el cual la
cristiandad del viejo mundo podía ser perfeccionada entre indios sencillos e
inocentes. Como se sabe, el término América no llegó a ser común sino hasta el siglo
XVII. La acuñación de este nuevo nombre, por gentes no hispánicas de Europa, fue un
desafío al monopolio español de las tierras y las riquezas del Nuevo Mundo.

En cuanto a la expresión “L’Amérique latine”, ésta no fue creada de la


nada. “Latinoamérica” fue concebida en Francia durante la década de 1860, como un
programa de acción para incorporar el papel y las aspiraciones de Francia hacia la
población hispánica del Nuevo Mundo.

Una de las denominaciones, América, le ha sido arrebatada por los Estados Unidos, no
obstante que le correspondía con mayor propiedad. “Para franceses e ingleses del siglo
XVIII, dice Arturo Uslar Pietri, Benjamín Franklin era el americano y en cambio un
hombre como Francisco de Miranda, que podría encarnar con mejores títulos la realidad
del nuevo mundo, era un criollo, un habitante de la Tierra Firme, o un exótico
indiano”... A su vez, la expresión Hispanoamericana, nos trae reminiscencias del antiguo
imperio español. El concepto de “hispanidad” fue promovido por intelectuales de la
España franquista.

El término América Latina merece consideración especial, desde luego que es hoy día el
más utilizado. Vimos antes que su origen se halla ligado a la expansión capitalista de
Francia: fue acuñado por los teóricos del Segundo Imperio de Napoleón III para justificar
las intenciones de Francia de servirse de las materias primas y mercados de una región
cuya “latinidad” se consideraba suficiente título para reservar a Francia, y no a las
potencias anglosajonas, sus posibilidades neocoloniales.

Aunque el término haya sido inventado por otros, a los latinoamericanos nos corresponde
“inventar” su contenido y darle nuestra propia significación. Si la intención de quienes
lo crearon fue subrayar nuestra dependencia y definirla como zona neocolonial del
continente, nuestro desafío consiste en utilizar el concepto como expresión de un nuevo
nacionalismo que venga a fortalecer la unidad de nuestros pueblos.

Al proponernos esta tarea, no haríamos sino retomar los ideales que inspiraron a nuestros
próceres, para quienes la idea de americanidad precedía a la de los particularismos
nacionalistas. Jamás existió entre nosotros una conciencia más profunda de unidad que
en la época de la Independencia. Bolívar nunca pensó que su misión era liberar
únicamente a Venezuela o a la antigua Nueva Granada. “Para nosotros, había dicho, la
Patria es América”. Y es Bolívar quien mejor encarna esa conciencia a través de su
incomparable gesta libertadora y de su malogrado sueño de la Liga o Confederación
Americana. Desafortunadamente, prevalecieron los separatismos, inspirados por las
clases dominantes, que jamás vieron con simpatía el grandioso proyecto de Bolívar. La
ideología democrática y liberal que lo inspiraba era contraria a los intereses de las
oligarquías criollas, más preocupadas en conservar sus privilegios locales.
A pesar de más de siglo y medio que llevan nuestros países en ensayar, aislados los unos
de los otros, su propia vida independiente, la Nación latinoamericana, “subyacente en la
raíz de nuestros Estados Modernos, persiste como fuerza vital y realidad profunda”. Aun
reconociendo las diferencias, a veces abismales, que se dan entre nuestros países, no cabe
hoy día negar la existencia de América Latina como entidad ni las posibilidades que
encierra su unidad esencial. Tampoco es válido aceptar su existencia como simple
ficción.

Por el lado del futuro es donde más cabe afirmar su identidad y unidad, en lo que éste
tiene de promisorio para una región en busca de un destino común. Este es el criterio de
quienes como Darcy Ribeiro han examinado, desde distintos ángulos, las posibilidades
de una América Latina integrada o integrable: “Latinoamérica, afirma Ribeiro, más que
una entidad sociocultural diferenciada y congruente, es una vocación, una promesa. Lo
que le confiere identidad es fundamentalmente el hecho de ser el producto -tal como se
presenta actualmente- de un proceso común de formación que está en curso y que puede,
eventualmente, conducir a un congraciamiento futuro de las naciones latinoamericanas
en una entidad sociopolítica integrada”.

El hecho de que nuestra unidad se afinque más en el futuro que en el pasado, no significa
desdén por nuestra historia ni adhesión a la actitud de querer vivir en el futuro y no en
el presente. En realidad, sólo apoyándonos en nuestro pasado, sin negarlo sea cual fuere,
es que podremos construir nuestro futuro con los materiales del presente. Construirlo día
a día, no simplemente esperarlo. Negar el pasado es como negarnos a nosotros mismos.
Sin él dejamos de ser lo que realmente somos, sin llegar a ser tampoco algo distinto.

La construcción de nuestro futuro tiene como condición sine qua non un compromiso de
autenticidad, en el sentido de que debemos hacer frente a tan extraordinaria empresa
partiendo de nosotros mismos: lo que hemos sido, lo que somos y lo que podemos ser,
gracias a los esfuerzos de nuestros propios pueblos. Es el ideal de autenticidad, de que
nos habla Francisco Miró Quesada, y que comenzó a prender en la conciencia de los
latinoamericanos, al comprobar el carácter inauténtico de nuestra cultura: “Al darse
cuenta de que no es auténtico, el latinoamericano quiere ser auténtico, al comprender que
su mundo es una mera copia comprende también que jamás podría resignarse a vivir en
él y decide transformarlo en un mundo real y verdadero, capaz de crear de acuerdo con
sus propias pautas y sus propios valores”. Sólo así podrá encontrar su propio destino, que
es la plenitud del hombre: “la autenticidad de América Latina consiste en el
reconocimiento humano, en la liberación. Este proceso entrañará la originalidad
creadora, la verdad cultural en todos los campos”... “Al afirmar su propio ser, al
reconocer el valor de su humanidad por el sólo hecho de poseer la condición humana,
América Latina descubre su realidad profunda”.

Afirmándonos en nosotros mismos es cómo podemos llegar a ser auténticos y transformar


la denominación que en un principio sirvió para diferenciarnos y atribuirnos el carácter
de colonizables, de sub-hombres, en la fuerza misma de nuestra unidad y de nuestra
liberación. Es partiendo de las esencias de nuestra nacionalidad latinoamericana como
podremos dar forma a nuestra propia realidad y vencer los obstáculos que se oponen a la
estructuración de nuestro proyecto histórico.

Para afirmarnos en nosotros mismos tenemos que comenzar por conocernos. ¿Qué somos
en realidad? ¿Cuáles son las características que configuran el perfil particular de nuestro
pueblo y de nuestro continente? Somos por excelencia un continente mestizo. Y es que
sin negar los distintos componentes étnicos y las diferencias culturales que se dan entre
las distintas regiones, el hecho es que, como dice Jacques Lambert, “la América Latina
se ha convertido en la tierra del mestizaje”. Ese es el rasgo más característico de su
composición étnica. ¿Qué queremos decir por “mestizo”?, se pregunta Maradiaga.
“¿Mezclado de sangre?”. Desde luego, así, en general; pero también algo menos y algo
más. Algo menos porque no es menester que Pérez o Fernández tenga sangre india para
que sea mestizo; basta que viva en el ambiente hispanoamericano o indiohispano que
condiciona su ser físico y moral. Y algo más, porque la mesticidad de Hispanoamérica
es en último término fruto de un injerto del tronco-ramaje español en el tronco-raigambre
indio; de modo que el español no arraiga en la tierra americana más que a través del
indio”.

“No somos europeos... no somos indios… Somos un pequeño género humano”, decía
Simón Bolívar. “Poseemos un mundo aparte, cercado por dilatados mares, nuevo en casi
todas las artes y ciencias aunque, en cierto modo, viejo en los usos de la sociedad
civil”. Ese “pequeño género humano” de que hablaba Bolívar es en realidad la raza
mestiza, aunque mucho tiempo debía transcurrir antes de que los latinoamericanos nos
reconociéramos como tales y más aún para que comprendiéramos las potencialidades
creadoras del proceso de mestizaje y lo transformáramos en motivo de legítimo orgullo.

Es necesario, sin embargo, precaverse de transformar el reconocimiento de las


potencialidades del mestizaje en otra forma sutil de racismo, dirigido esta vez contra
nuestras masas indígenas. Tampoco suponer que el mestizaje conduciría a la supresión
de las desigualdades, a la homogeneización social, y a la integración nacional de América
Latina. Esto sería atribuirle virtudes que no posee, desde luego que la simple aceptación
del mestizaje biológico o cultural no cambia las estructuras sociales vigentes.

La revalorización de las culturas indígenas y la plena incorporación de las comunidades


aborígenes a la Nación es otro de los retos que enfrentamos los
latinoamericanos. Recordemos el apóstrofe de José Martí: “¡Estos nacidos en América,
que se avergüenzan porque llevan delantal indio, de la madre que los crio!”... “¡Estos
hijos de nuestra América, que ha de salvarse con sus indios!”... ¿En qué patria puede tener
un hombre más orgullo que en nuestras repúblicas dolorosas de América, levantadas entre
las masas de indios, al ruido de la pelea del libro con el cirial, sobre los brazos sangrientos
de un centenar de apóstoles?”.

Cabe señalar que hay momentos en nuestra historia en que el sentimiento latinoamericano
se hace sentir con mayor vehemencia. Son los momentos en que América Latina se
afirma frente a la agresión exterior. Entonces, más que nunca, es evidente que América
Latina es una realidad innegable.

En marzo del año 1999, reunidos en Cartagena de Indias (Colombia) casi un centenar de
intelectuales latinoamericanos, llegamos a la conclusión que la construcción de América
Latina “más que una simple sumatoria de mercados, debería ser un verdadero proyecto
político de profunda raíz democrática, que promueva la solidaridad entre nuestros
pueblos, se asiente sobre sus propios valores y reconozca la realidad de su contexto
pluriétnico y pluricultural”.

América Latina es, por definición, tierra de mestizaje, de encuentro de pueblos y


culturas. Ese es su signo y su esperanza, su verdadero capital humano y
cultural. “Nuestra América mestiza”, decía José Martí. La raza a través de la cual
“hablará el espíritu”, según el lema vasconceliano.

El mestizaje es lo que define nuestro ser y quehacer como latinoamericanos. Define


nuestra personalidad y, a la vez, define nuestras posibilidades como pueblos, nuestra
originalidad y poder creador. Nuestro presente y nuestro futuro están construidos sobre
la base del mestizaje.

Nos corresponde reivindicar entonces la riqueza del mestizaje étnico y cultural. Somos
los precursores de lo que un día será la humanidad: una humanidad mestiza y, por lo
mismo, verdaderamente universal. “Soy un mestizo, proclamaba Luis Cardoza y
Aragón, tengo mi lugar. Un lugar entre Apolo y Coathicue. Soy real, me fundo en dos
mitos”.

Un doble reto se presenta ante nosotros: robustecer nuestra identidad, de raíz


profundamente mestiza, y a la vez, incorporarnos en un contexto internacional donde la
globalización y las economías abiertas están a la orden del día, con su tendencia hacia la
homogeneización cultural.

De ahí que el tema de la unidad y diversidad cultural adquiera singular relevancia en la


agenda internacional. Alguien ha dicho que “la diversidad cultural es a la historia y a la
política, lo que la biodiversidad es a la naturaleza”.

La “Declaración de Oaxaca”, adoptada en el Seminario Internacional sobre “Educación,


Trabajo y Pluralismo Cultural”, que bajo los auspicios de la UNESCO tuvo lugar en
Oaxaca en mayo de 1993, dice que “La reafirmación de la diversidad y la consolidación
de las identidades culturales son baluartes frente al peligro de una sociedad tecnológica
que sucumba por su impotencia de realizar la democracia a la que aspira la humanidad,
por incapacidad de crear instrumentos eficaces para avanzar hacia un desarrollo que
ponga al ser humano y sus valores en el centro de sus preocupaciones. Identidades, en
suma, que impulsen la historia, que no sean herencias congeladas, sino síntesis vivas, en
constante movimiento, que se alimenten de las diversidades de su interior y reciban y
reelaboren los aportes que les lleguen del exterior. Un espacio planetario requiere de
valores comunes que se articulen con las especificidades de naciones, etnias y regiones”.

Para aproximarnos al tema de la unidad y diversidad cultural, conviene partir del concepto
de cultura.

En 1982, la “Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales” convocada por la


UNESCO, adoptó la “Declaración de México”, en la cual se incluye una definición de
cultura que mereció aceptación universal. Según dicha Declaración, cultura es el
conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que
caracterizan una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras,
los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las
tradiciones y las creencias”.

Igualmente amplia es la noción de cultura que nos ofrece el ex Director General de la


UNESCO, Dr. Federico Mayor, en su libro “La nueva página”: “La cultura es el conjunto
de elementos simbólicos, estéticos y significativos que forman la urdimbre de nuestra
vida y le confieren unidad de sentido y propósito, de la cuna a la tumba. La cultura
modula la forma en que ejercemos el ocio, la dimensión y amplitud que damos a la vida,
los horizontes que le fijamos y la forma en que superamos lo cotidiano e inmediato para
buscar valores trascendentes.”

La “Declaración de México” proclamó el derecho de los pueblos, naciones y comunidades


a su identidad cultural. “Cada cultura, se dijo, representa un conjunto de valores únicos
e irreemplazables, ya que las tradiciones y formas de expresión de cada pueblo
constituyen su manera más lograda de estar presente en el mundo”. De ahí que la
afirmación de la identidad cultural contribuye a la liberación de los pueblos. Por el
contrario, cualquier forma de dominación niega o deteriora dicha identidad.

La afirmación de la identidad cultural no significa promover el aislamiento ni la


confrontación con otras culturas. En realidad, la identidad cultural de un pueblo se
enriquece en contacto con las tradiciones y valores de otras culturas. “La cultura es
diálogo, dice la “Declaración de México” antes citada, es intercambio de ideas y
experiencias, apreciación de otros valores y tradiciones; se agota y muere en el
aislamiento”.

La UNESCO y sus Estados Miembros han proclamado el principio de que identidad


cultural y diversidad cultural son indisolubles. La esencia misma del pluralismo cultural
lo constituye el reconocimiento de múltiples identidades culturales allí donde coexisten
diversas tradiciones. La comunidad internacional ha proclamado que es un deber velar
por la preservación y la defensa de la identidad cultural de cada pueblo, partiendo del
reconocimiento de la igualdad y dignidad de todas las culturas, así como el derecho de
cada pueblo y de cada comunidad a afirmar y preservar su identidad cultural y a exigir su
respeto.

Una cultura de la diversidad implica el respeto al derecho a ser distinto o diferentes, hoy
en día considerado como uno de los derechos humanos de tercera generación. La
negación del “otro” conduce a diferentes formas de opresión y desemboca en la
violencia. El “otro” puede ser la mujer, el indio, el negro, el mestizo, el marginal urbano,
el campesino, el inmigrante, el extranjero. Esta cultura de la negación del otro genera la
cultura de violencia, que ha sido una de las principales limitantes para nuestros esfuerzos
democráticos y para la construcción de una cultura de paz.

En el caso de América Latina el pluralismo cultural adquiere especial relevancia en


relación con los pueblos indígenas, cuya cultura generalmente ha sido menospreciada o
marginada, en vez de considerarla como lo que realmente es: uno de los factores raigales
de nuestra identidad.

Nuestras sociedades multiétnicas tienen que institucionalizar el diálogo pluricultural,


franco e igualitario, que incluya a los pueblos indígenas, afroamericanos y de origen
europeo y asiático. América Latina puede aportar al concierto de naciones una
sensibilidad propia, una especificidad cultural, fruto de ese crisol de razas y culturas que
realmente somos. “Este mensaje de espiritualidad, creatividad artística, vitalismo
existencial y convivialidad, son los valores que puede transmitir América a un mundo
marcado hoy por la ruptura brutal de las matrices sociales que ligan a los hombres. El
nuevo orden tribal fractura naciones, etnias, religiones, clases, partidos, sindicatos,
familias, dando lugar al resurgimiento de particularismos beligerantes”
1.3 CONCEPCION DE LA IDENTIDAD CULTURAL DESDE LA PERSPECTIVA
SOCIAL

La interrelación entre culturas contribuye al enriquecimiento de cada una de ellas, de


manera que la cada vez más frecuente articulación intercultural de todas las sociedades a
distintas escalas, constituye un potencial de enriquecimiento de la experiencia humana en
medio de la diversidad. Esto supone una revalorización de la diversidad cultural que, a su
vez, significa el reconocimiento de los regionalismos y minorías étnicas y el rescate de
las costumbres y de una espiritualidad asociada a los hábitos de convivencia con los otros
y con la naturaleza, es decir la concreción de una existencia más plena y feliz. Esto
requiere, sin duda, del rescate de los orígenes de los individuos y las sociedades y de su
propia historia porque esto será lo que permitirá recrear y fortalecer la propia cultura y
enriquecerla con los aportes de las nuevas generaciones.

1.4 EFECTO DE LA IDENTIDAD CULTURAL EN LA EDUCACION

 La educación tiene como objetivo una reflexión crítica de todos los elementos,
como las creencias, los valores y los prejuicios culturales que permiten las
relaciones interculturales.

 Proponer una educación de la identidad basada en un fuerte vínculo con la propia


herencia cultural de tal forma que el individuo alcance la madurez suficiente que
le permita respetar al otro. Ahora bien, la acción educativa no puede dejar de
promover un sentido crítico que no es incompatible con el vínculo a la propia
comunidad, sino que aboga por reconceptualizar el cosmopolitismo como la
fusión de dos elementos: junto a la aceptada apertura a lo nuevo, debe incluirse la
lealtad reflexiva a lo conocido, a lo propio. Es decir, si bien no cabe admitir
planteamientos dogmáticos, ello no implica excluir todo vínculo local, que recibe
influencia externa pero que tiene unas características determinadas —aunque no
necesariamente inamovibles por su herencia cultural. Además, este sentido de lo
local evita que el cosmopolitismo derive en un nomadismo que impida al
individuo desarrollar un sentido de responsabilidad moral, así como adquirir
compromisos estables.

 La rica diversidad cultural de América Latina puede convertirse en potencial de


creatividad, crecimiento y desarrollo humano, o en fuente de enormes tensiones
sociales. A las políticas públicas, particularmente en educación, les corresponde
transformar la diversidad cultural en un factor de entendimiento y no en uno de
exclusión social. Éstas dan a la diversidad cultural una connotación ética y pueden
convertirla en fuente de pluralismo cultural o de discriminación.

 La Oficina Regional de Educación de la UNESCO se plantea cómo las políticas


educativas en América Latina y el Caribe enfrentan la diversidad cultural,
particularmente la diversidad étnica y lingüística de los pueblos originarios, para
así pensar políticas educativas para que ayuden a construir sociedades cada vez
más interculturales e inclusivas. La educación puede aprovechar la riqueza de la
diversidad para mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje, contribuir a un
desarrollo humano más pleno y convertir la diversidad cultural en fuente de
entendimiento, de pluralismo y de cohesión social.

Estas inquietudes han dado origen a investigaciones y publicaciones que aportan


al conocimiento de la influencia de los procesos culturales para mejorar los
aprendizajes escolares y las políticas educativas. El concepto de "pertinencia"
cultural de los aprendizajes se ha incorporado como una dimensión clave para
entender la calidad de la educación y evaluar los avances del Proyecto Regional
de Educación para América Latina y el Caribe (PRELAC).

CAPITULO 2
1.1 DIVERSIDAD CULTURAL

Muchos estados del mundo consideran que la diversidad cultural es parte del patrimonio
común de la humanidad. El concepto de interculturalidad apunta a describir la interacción
entre dos o más culturas de un modo horizontal y sinérgico. Esto supone que ninguno de
los conjuntos se encuentra por encima de otro.

La Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural, adoptada


por Unesco en noviembre de 2001, se refiere a la diversidad cultural en una amplia
variedad de contextos y el proyecto de Convención sobre la Diversidad
Cultural elaborado por la Red Internacional de Políticas Culturales, en conjunto con
entidades cómo (ENCATC) y diferentes representantes de diversos continentes, los
cuales prevén la cooperación entre las partes en un número de dichos asuntos.

La diversidad de culturas refleja la multiplicidad e interacción de las culturas que


coexisten en el mundo y que, por ende, forman parte del patrimonio común de la
humanidad. Según Unesco, la diversidad cultural es para "el género humano", tan
necesaria como la diversidad biológica para los organismos vivos.1

La diversidad cultural se manifiesta por la diversidad del lenguaje,2 de las creencias


religiosas, de las prácticas del manejo de la tierra, en el arte, en la música, en la estructura
social, en la selección de los cultivos, en la dieta y en todo número concebible de otros
atributos de la sociedad humana.

1.2 CARACTERISTICAS DE LA DIVERSIDAD CULTURAL

Etnias.
Una característica esencial de la diversidad cultural es la pluralidad étnica.
Un grupo étnico está constituido por personas que comparten tanto un
identidad histórica, cultural, lingüística y religiosa, también por su forma de vestir,
forma de hablar y como viven.
Los principales grupos étnicos del mundo son:
-Amerindios -Bálticos
-árabes -coreano
-Caucásicos -japoneses
-Afroamericanos -aleutianos
-australianos -Esquimo
-chino -Mandes
-tibetanos
-americanos

Lenguas.
Otro de los elementos culturales más importantes es la lengua. Con ella se
expresan ideas, sentimientos y da homogeneidad a la cultura.
Principales lenguas del mundo:
-chino -portugués
-inglés -ruso
-español -árabe
-francés -hindi
-alemán -japonés

Religiones
La religión es como el idioma, un fuerte vínculo social y distintivo de los
grupos étnicos o entre naciones.
Las principales religiones del mundo:
-cristiano (protestantes, católicos, ortodoxos)
-budista
-Confucio
-Shinto
-musulmanes
-Animistas
-hinduismo

1.3 DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LA UNESCO SOBRE LA DIVERSIDAD


CULTURAL

La Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural es un documento


de la UNESCO adoptado por la Conferencia General de la UNESCO el 2 de
noviembre de 2001. La Declaración, reafirmando los derechos humanos y libertades
fundamentales de la Declaración Universal de Derechos Humanos, y afirmando que el
respeto de la diversidad de las culturas, la tolerancia, el diálogo y la cooperación, en un
clima de confianza y de entendimiento mutuos, son uno de los mejores garantes de la paz
y la seguridad internacionales, aspira a “una mayor solidaridad fundada en el
reconocimiento de la diversidad cultural, en la conciencia de la unidad del género humano
y en el desarrollo de los intercambios interculturales”.

 LA DECLARACIÓN CONTIENE 2 PARTES

 La primera trata de la identidad, diversidad y pluralismo, que proclama en su


artículo que la diversidad cultural es patrimonio de la humanidad. Allí se
establece una analogía entre la cultura y la naturaleza: “Fuente de intercambios,
de innovación y de creatividad, la diversidad cultural es tan necesaria para el
género humano como la diversidad biológica para los organismos vivos. En este
sentido, constituye el patrimonio común de la humanidad y debe ser reconocida
y consolidada en beneficio de las generaciones presentes y futuras.” También se
considera que la diversidad cultural es una de las fuentes del desarrollo, entendido
no solamente en términos de crecimiento económico, sino también como medio
de acceso a una existencia intelectual, afectiva, moral y espiritual satisfactorio.
 La segunda parte se ocupa de la relación entre diversidad cultural y derechos
humanos, considerando a los derechos humanos como garantes de la diversidad
cultural: “La defensa de la diversidad cultural es un imperativo ético, inseparable
del respeto de la dignidad de la persona humana. Ella supone el compromiso de
respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales, en particular los
derechos de las personas que pertenecen a minorías y los de los pueblos
indígenas”. Y a ello agrega que “Nadie puede invocar la diversidad cultural para
vulnerar los derechos humanos garantizados por el derecho internacional, ni
para limitar su alcance”.
 La diversidad cultural y creatividad es el tema de la tercera parte, entendiendo que
toda creación tiene sus orígenes en las tradiciones culturales, y a la vez se
desarrolla plenamente en contacto con otras culturas.
 La cuarta parte sobre la diversidad cultural y solidaridad internacional invita a
reforzar las capacidades de creación y de difusión a escala mundial
Esta Declaración fue seguida por la Convención sobre la Protección y Promoción de
la Diversidad de las Expresiones Culturales de la UNESCO que fue adoptada el 20
de octubre2005.

1.3 EFECTO DE LA DIVERSIDAD CULTURAL EN LA EDUCACION


El procesamiento de la diversidad cultural puede ofrecer, al menos, dos destinos que
pueden, a los efectos analíticos, presentarse como opuestos. Por un lado, la diversidad
cultural implica la necesidad del entendimiento del “otro”, de modo tal que dicha
comprensión habilite la posibilidad de una legitimación subjetiva de las diferencias y
el desenvolvimiento de un ordenamiento institucional que reconozca, visibilice e
incluya al otro. Por otro lado, la diversidad cultural puede ser “negada”, de modo tal
que tal situación conduce a modos variados de discriminación social. La
discriminación, en tanto problema social, no deben ser pensada exclusivamente a
nivel de las prácticas sociales, sino más bien como una instancia institucionalizada
que conforma un universo simbólico desde el cual el decurso de la vida cotidiana se
encuentra impregnado por un sentido social discriminatorio. De este modo, dichas
formas “ideologizadas” de significación de la vida social se imbrican en el sentido
común, el cual “penetra” en ámbitos institucionales varios. Por ello, no es arriesgado
señala que la educación, como instancia de reproducción del sentido, entre otras, debe
ser objeto de cuidado intensivo, siempre que se pretenda que la discriminación
institucionalizada no encuentre en ella un agente de propagación de sentidos
discriminatorios.
CONCLUSIÓN

 Mi conclusión sobre este tema es que a pesar de las muchas diferencias que
existen con las demás personas con las que vivimos, comunidades y pueblos
es que debemos tener conciencia para entender y respetar a las demás personas
a pesar de que no piensen lo mismo que no9sotros y así no tener problemas
sociales ya que nadie piensa lo mismo que nosotros y como bien dicen cada
cabeza es un mundo diferente.
 la identificación, registro y documentación debe asumirse con un enfoque de
derechos; todo proceso de identificación, registro y documentación debe
respetar y reafirmar la identidad individual y colectiva de la persona; para los
pueblos indígenas y afrodescendientes la identificación, registro y
documentación debe respetar su existencia y cultura, como parte central del
reconocimiento de los Estados a su diversidad cultural.
 Hablar de tolerancia hacia las diferentes culturas es insuficiente e, incluso,
puede tener connotaciones de jerarquización entre ellas. Hay que hacer una
apuesta clara por una sociedad intercultural y eso significa posicionarse a
favor de promover el mestizaje cultural, generador de riqueza individual y
grupal.
 Para ello, hay que trabajar no sólo con las personas sujetas a exclusión sino
también con las excluyentes; no sólo con el profesorado, sino con toda la
comunidad educativa.
SUGERENCIAS Y RECOMENDACIONES

 Como primer punto abordaremos las recomendaciones: en la cual se le


recomienda leer el libro de miguel rojas Gomes en donde nos habla acerca de la
identidad cultural e integración dentro del ámbito sociológico.

 Además, se recomienda revisar materiales acerca de los que es la diversidad


cultural como el libro de estela moran donde menciona temas acerca de la
diversidad cultural

 Además, nosotros los expositores recomendamos visitar la página web de la


UNESCO en la cual se habla mucho sobre los temas en mención

 Algunas de las sugerencias que daríamos a conocer es el mejoramiento de la


biblioteca del pedagógico ya que no cuenta con materiales específicos en el tema
que se esta abordando, pues se hizo la búsqueda correspondiente en los ficheros
y no se encontró temas de identidad y diversidad cultural.

 Otra sugerencia es que se mejore la calidad de atención ya que al querer adquirir


un texto no se encuentran personales para dicha atención por tanto estamos
obligados a asistir a otras fuentes para realizar el trabajo.
BIBLIOGRAFÍA

 PAPER: CASA TIRAO Beatriz Identidad e información en la diversidad cultural.

 PAPER: Tramas y laberintos: Sociología e identidad cultural latinoamericana -


Jorge Iván Vergara2, Jorge Vergara Estévez3 y Hans Ungermann

DIVERSIDAD CULTURAL Y ACCESO A LA INFORMACIÓN – ESTELA MORALES CAMPOS.

 PAPER: JUAN LUIS FUENTES: Identidad cultural en una sociedad plural: propuestas
actuales y nuevas perspectivas.

 Rojas Gomes miguel, Bogotá D.C 2011, “identidad e integración cultural”

 Salas quintal, Hernán, Serra puche mari Carmen f.d 2004 identidad y patrimonio
en américa latina

 http://www.unesco.org/new/es/santiago/education/cultural-diversity-in-
education/

 https://www.listindiario.com/plan-lea/2015/12/15/400410/identidad-y-
diversidad-cultural

 http://www.cultura.gob.pe/comunicacion/noticia/presentan-nuevos-libros-sobre-
identidad-nacional-racismo-y-diversidad-cultural

 https://www.researchgate.net/publication/262536682_Identidad_cultural_en_un
a_sociedad_plural_propuestas_actuales_y_nuevas_perspectivas
ANEXO

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