Вы находитесь на странице: 1из 21

Como manejar la angustia.

1
(Primera parte).

Si no aprendemos a manejar, disminuir y eliminar la angustia, acabamos siendo controlados por ella. La ansiedad o
angustia, puede deteriorar todas las áreas de nuestra vida.

No permitas que la ansiedad te atrape.

¡Elimínala!
La angustia y los pensamientos.

La ansiedad o angustia, está provocada, mantenida y aumentada, por nuestras preocupaciones (pensamientos).
Mientras mantengamos dichos pensamientos, la ansiedad seguirá siendo parte de nuestra vida.

Los pensamientos son una herramienta necesaria para:

1. Organizar nuestras ideas,


2. analizar las situaciones y
3. sacar conclusiones que nos ayuden a mejorar nuestra calidad de vida.

Pero este análisis, las conclusiones que resultan y las emociones que éstas provocan, pueden ser correctas o
incorrectas, verdaderas o falsas, dependiendo de nuestro estilo de pensamiento.

Cuando dichas conclusiones son falsas o incorrectas, nos provocan emociones negativas o desproporcionadas, que nos
hacen sufrir inútilmente.

Para modificar nuestras emociones negativas, necesitamos cambiar los pensamientos falsos o equivocados, que las
causan o las mantienen.

En este sentido, uno de los principales problemas, es que con frecuencia ni siquiera estamos conscientes de dichos
pensamientos, porque:

 No los expresamos completos y con claridad.


Una simple expresión como "¡oh no!" puede tener toda una serie de mensajes negativos encubiertos.
 Una gran parte de ellos se da de forma automática y a tal velocidad, que pasan desapercibidos para nosotros.

Sin embargo, nos demos cuenta o no, una parte de nuestra mente "habla" o piensa y la otra escucha y se lo cree.
Por eso es importante reconocerlos y trabajar en ellos, tal y como lo hago en mi libro.
Técnicas para manejar la angustia. 2

Con frecuencia nos es difícil trabajar para cambiar un hábito de conducta o de pensamiento.
O pensamos que nos sentimos tan mal que no podemos hacer el esfuerzo necesario.

Esto puede ser cierto, pero recuerda que es mejor esforzarse un poco más, durante un tiempo, para estar mejor el resto
de nuestras vidas, que buscar la "comodidad" momentánea y sufrir durante más tiempo y a la larga, con mayor
intensidad.

Algunas de las técnicas para trabajar con los pensamientos que nos angustian son:

1. Reconocer y aceptar nuestra ansiedad o angustia.


2. Detectar los pensamientos que nos provocan dicha angustia.
3. Analizar su veracidad, cuestionándonos honestamente, qué tan real y objetivo es lo que estamos pensando.
4. Detener esos pensamientos.
5. Distraernos haciendo algo que nos gusta y/o pensar en otra cosa.
6. Cambiar el locus de control.
7. Respirar.
8. Relajarse.
9. Hacer ejercicio.
10. Aprender y darse permiso para reírse y divertirse.

Reconocer y aceptar nuestra ansiedad.

Son varias las razones por las que nos cuesta trabajo aceptar nuestra angustia:

1. La negamos o ignoramos, debido a que creemos que no deberíamos estar angustiados, porque:

 "No es para tanto",


 si nos angustiamos significa que:
 somos "débiles" emocionalmente,
 tenemos poco control sobre nosotros mismos y
 sobre la situación.
2. Reconocer que estamos angustiados puede, momentáneamente, angustiarnos más.
3. Pensamos que si no le hacemos caso, la angustia va a disminuir.
4. Estamos tan acostumbrados a ella, que ya no la detectamos.

Pero si no reconocemos y aceptamos nuestra angustia, no sólo no va a disminuir, sino que va a aumentar.

Si nos cuesta trabajo detectarla o aceptarla, lo que podemos hacer, es llevar un diario con tres columnas, en donde
anotaremos:

1. Cualquier emoción o sensación física, sobre todo si es molesta o si la consideramos negativa.


2. Nuestra conducta o problema de ese momento.
Si aparentemente no estamos haciendo nada que pueda angustiarnos y no tenemos ningún problema concreto,
debemos preguntarnos:
¿De lo que ha pasado últimamente, qué cosas podrían estar influyendo en mi estado de ánimo o en mi angustia?
¿Qué inquietudes o preocupaciones podrían estar en mi mente?
3
Escribe cualquier cosa que se te ocurra, aunque pienses que es ilógica o que es una tontería.
3. Nuestros pensamientos, si podemos detectarlos en ese momento.
Si no podemos hacerlo, más tarde, cuando tengamos tiempo, podemos utilizar la técnica para detectar los
pensamientos.

Una vez anotados estos datos en las tres columnas, analízalas detenidamente, para que puedas encontrar que tipo de
situaciones o pensamientos disparan tu angustia y elegir la mejor solución.

Una buena lista de situaciones y pensamientos disparadores de nuestra ansiedad, nos permites detectar nuestros puntos
"débiles", es decir, aquellos en donde somos más sensibles y a los que tenemos que ponerle mayor atención.

Detectar nuestros pensamientos.

Con frecuencia creemos que no pensamos nada o no nos acordamos de lo que pudimos haber pensado.
Pero es importante detectarlos, porque nos están haciendo sufrir.

Para ello podemos:

1. Hacer una lista de los sentimientos que tenemos en ese momento o sobre los que queremos trabajar.
2. En una hoja aparte, escribir una de las emociones de la lista anterior y abajo, en diferentes renglones, escribir:
"Me sentí __________, porque...
Repetir esta frase por lo menos 5 o 6 veces.
3. Una vez hecho esto, completar estas frases rápidamente, sin detenernos a pensar en la respuesta que estamos
dando.

Otra forma de encontrar los pensamientos automáticos es escribir todo lo que creemos que pensarían otras personas en
esa situación y analizar cada uno de dichos pensamientos, para ver si en alguna ocasión hemos pensado así.

Si conoces los estilos de pensamiento equivocados que manejo en mi libro, puedes, tambié, identificar aquellos que son
comunes en tu forma de pensar.

Analizar la veracidad de nuestros pensamientos.

La realidad es lo que sucede, es todo lo que existe y que puede ser verificado científicamente.
La realidad no es buena, mala, justa, injusta, etc., porque estas ya son valoraciones que dependen de las actitudes y
valores de cada persona y cada quién califica una misma situación, de manera diferente.

Por ejemplo:
El que una persona me hable, es un hecho real.
Si me hablo feo, fuerte, con cariño, etc., es mi interpretación de ese hecho.
Lo que para mí puede ser feo, para otra persona puede ser normal o asertivo.

El problema es que el ser humano, no puede dejar de percibir e interpretar de acuerdo a su forma de ser, por lo que
reacciona ante dichas interpretaciones.
Si piensa que le habló respetuosamente, probablemente responda de forma amable y tranquila.
Si cree que la otra persona fue agresiva, seguramente su respuesta será agresiva o por lo menos desagradable.

Esta interpretación, formada por nuestros pensamientos, es la que nos provoca muchas de las emociones negativas y de
los conflictos que vivimos con los demás.
Por eso es necesario analizar los pensamientos que me hacen sentir o actuar mal, para modificarlos cuando sea
necesario.
Una manera de checar la veracidad de nuestros pensamientos es preguntarnos:
"¿Que pruebas tengo para creer esto?" 4
"¿Puede haber otra explicación para esto que me está sucediendo?"
"¿Qué es lo que pensarían otras personas, de esta misma situación?"

Por ejemplo:
Si digo: "Me habló feo, porque está enojado conmigo".
Me puedo preguntar:

1. ¿Qué otras pruebas tengo, para comprobar que está enojado y que es conmigo?
Porque puede ser su forma de hablar, puede estar cansado o puede estar de mal humor, pero por algo que no tiene
nada que ver conmigo".

2. ¿Absolutamente todas las personas que lo escucharan, pensarían lo mismo que yo?
Si no es así, si conozco a alguien que no lo haría, quizás estoy interpretando su tono de voz de una manera
equivocada.

Si hacemos un análisis objetivo y estudiamos nuestro estilo de pensamiento y actitud (optimista o pesimista), podremos
reconocer si nuestros pensamientos pueden estar equivocados.
En tal caso, lo adecuado es modificarlos y nuestra angustia disminuirá.

En la segunda parte del manejo de la angustia, veremos otras técnicas.

Como manejar la ansiedad.


(Segunda parte).

El 75% de las cosas por las que nos preocupamos nunca suceden. Aprende a no preocuparte inútilmente por lo que no
va a suceder y actúa para evitar o solucionar lo que sí va a suceder.

¿La ansiedad te impide


encontrar la solución a tus problemas?
5

¡Elimínala!
Algunas otras técnicas para manejar la ansiedad son:

1. Cambiar nuestro diálogo interno.


2. Parar el pensamiento.
3. Desarrollar un locus de control interno.

Cambiar nuestro diálogo interno.


¿Te criticas constantemente?
¿Criticas mucho a los demás?
¿Te quejas de tu suerte o de que el mundo, la vida, etc., son injustos?
¿Te pasas pensando en todo lo malo que te va a pasar?

Si alguna de las personas que está constantemente contigo, se pasara todo el tiempo criticándote, ¿cómo te sentirías?
¿Y qué sucedería si llevara meses o años haciéndolo?

O si se pasara todo el tiempo diciéndote: "¿y si no logras...?", "¿y si ...se enoja contigo?"

Bueno, muy probablemente es lo que haces contigo mismo, aunque puede ser que no lo hayas notado.
Todos estamos constantemente hablando con nosotros mismos, aun cuando no nos damos cuenta.

Cuando este diálogo interno es negativo, está formado por frases como:
"Soy…", "debería o no debería…", "no puedo", "no vale la pena", "qué caso tiene", "es inútil", "y si", etc., etc.
Son pensamientos que afectan nuestra autoestima, nos limitan y alimentan todas nuestras emociones negativas y por lo
tanto, debemos cambiarlos.

Están basados, principalmente, en lo que nos decían nuestros padres y otras personas importantes, durante nuestra
niñez.
No podemos dejar de tener un diálogo interno, pero podemos tenerlo basado en pensamientos positivos y motivantes.

Cuando detectes este diálogo negativo contigo mismo, no te critiques o sientas mal por ello, ya que es lo que aprendiste
desde pequeño.
A una edad en que no podías cuestionar la veracidad de sus palabras o ignorarlas.

Una vez que hemos detectado nuestros pensamientos automáticos o lo que nos decimos a nosotros mismos, es
importante reconocer los negativos y cambiarlos.
Cambia esas palabras negativas y habla contigo mismo, como lo harías con la persona que más quieres: con paciencia, 6
cariño y muy suavemente.
Enfocándote en lo positivo y en lo que sí puedes lograr o aprender.

Cambia las palabras que tienen una fuerte carga emocional, por otras más neutras o positivas.
En lugar de decir "no soporto", puedes decir "me molesta".

Si piensas en todo lo negativo que crees que te va a pasar y que te está angustiando, analiza qué tan probable es que
realmente te suceda.
Recuerda de que 75% de todas nuestras preocupaciones nunca suceden.

Aparentemente este cambio puede parecer superficial o poco importante, pero se han hecho estudios en los que se
demuestra que ciertas palabras por sí solas, influyen negativamente en nosotros.

Cambia las afirmaciones que te limitan por preguntas.


En vez de decir: "No puedo hacerlo", pregúntate ¿Cómo puedo hacerlo?
Busca la mayor cantidad de respuestas, sin analizarlas o calificarlas, en ese momento.
Ejercita primera una nueva manera de abrirte a más posibilidades.
Después puedes analizar cada una de ellas y ver cuál es la más adecuada.

Parar el pensamiento.

Cuando te des cuenta de que estás pensando negativamente, grita (mentalmente si estás con otras personas): "Alto".
Al mismo tiempo que tocas con tu lengua la parte interior de tus dientes frontales.

Si sientes que no puedes controlas las preocupaciones o pensamientos negativos, haz el siguiente ejercicio:

Primero lee las instrucciones y luego, con los ojos cerrados todo el tiempo, llévalo a cabo.
También puedes hacerlo, si alguna persona te va dando dichas instrucciones o si las grabas.

Cierra los ojos y respira lenta y suavemente.


No forces la respiración, simplemente deja que el aire entre y salga de tu nariz.
¿Notas alguna diferencia en la temperatura del aire que entre por la nariz y el aire que sale?

Fija la atención en tu cuerpo.


¿Qué sucede en las diferentes partes de tu cuerpo cuando inhalas y qué sucede cuando exhalas?

Ahora con los ojos aún cerrados y respirando suavemente, pon atención a lo que sucede en el lugar en el que te
encuentras.
¿Cuál es la temperatura?
¿Qué sonidos escuchas?
¿Qué olores puedes detectar?

Regresa tu atención a tu cuerpo.


¿Cómo sientes tus manos y tus pies?

Nuevamente, con los ojos siempre cerrados, regresa a los sonidos que escuchas a tu alrededor.
Piensa en alguna situación agradable, relacionada con alguno de esos sonidos.

Ahora regresa la atención a tu respiración, a la temperatura de tu nariz.


Respira dos veces contando del 1 al 5 cuando inhalas y del 6 al 10 cuando exhalas.
Abre tus ojos.
¿De qué te diste cuenta? 7
Seguramente de muchas cosas en relación a tu propio cuerpo y quizás al lugar en el que te encuentras.
Sin embargo en relación a la ansiedad y a nuestros pensamientos, lo importante es que te des cuenta, que tú controlabas
tu atención y la dirigías hacia donde tú querías.
Podías ignorar ciertos aspectos y resaltar otros de acuerdo a tu voluntad.
Tú controlas tu atención y tus pensamientos.

Desarrollar un locus de control interno.


Lee las siguientes afirmaciones y contesta si estás de acuerdo o en desacuerdo con cada una de ellas.

1. Soy el dueño de mi destino.


2. Los fracasos significan, simplemente, que necesito esforzarme más.
3. Nunca culpo a los demás de mis problemas.
4. Cuando algo sale mal, pienso que no hice suficiente esfuerzo.
5. La constancia y el esfuerzo es la base del éxito.
6. El éxito depende de la suerte de cada persona.
7. El futuro del matrimonio y de una gran parte de las relaciones que tenemos, depende de tener la suerte de encontrar a
la persona indicada.
8. Cuando las cosas me salen mal, siento que no vale la pena esforzarme más, porque las cosas no van a cambiar.
9. Hay personas que nacieron con buena suerte y otras que nacieron con mala suerte y esto determina su vida.
10. Una de las mejores formas de resolver un problema, es dejar que se solucione con el paso del tiempo.
11. La herencia determina la personalidad.
12. Infancia es destino
13. La principal razón de un fracaso, es que las circunstancias no eran favorables
14. Si alguien consigue un ascenso rápidamente, es porque le cae bien al jefe
15. No tengo ningún control sobre lo que la gente piensa o siente hacia mí.

Las primeras 5 afirmaciones, representan la manera de pensar de una persona que siente que ella es la que tiene el
control de su vida.
Las otras 10, muestran la manera de pensar de alguien que cree que la suerte, las circunstancias, las otras personas,
etc., son las que determinan sus éxitos o fracasos.

En el primer caso hablamos de personas que se responsabilizan de sus actos, de las consecuencias de los mismos y de
sus emociones.
Ellas reconocen ser la causa u origen de sus conductas y no culpan a los demás de sus sentimientos.
Valoran positivamente sus logros y esfuerzo, acepten sus errores, tienen metas y trabajan para alcanzarlas.
Esto se llama locus de control interno, porque es la persona quién tiene el control de sus pensamientos, sentimientos y
conductas y por lo tanto, de una gran parte de lo que les sucede.

En el segundo, las personas consideran que todo lo que les sucede es causado por algo externo a ellos: la suerte, el
comportamiento de los demás, lo que vivieron en su infancia, etc., por lo que no pueden hacer gran cosa para cambiar su
vida.
Esto se llama locus de control externo, porque sienten que no pueden controlar lo que sienten o lo que les pasa.
El control está fuera de ellos.

Cuando tenemos locus de control interno, sabemos que, aunque nos cueste trabajo o necesitemos buscar información o
ayuda, podemos mejorar nuestra vida.

Cuando tenemos locus de control externo, que es aprendido desde la niñez, no nos sentimos capaces de solucionar
nuestros problemas y terminamos, fácilmente, sintiéndonos víctimas, deprimiéndonos o viviendo enojados con el mundo,
la suerte, Dios, etc.
El creer que no tenemos control sobre lo que nos sucede, nos provoca ansiedad.
Mientras más ansiosos estamos, nos sentimos más incapaces y con menos control, estableciéndose un círculo vicioso.
8
Para modificar esta situación, es importante que conozcas la relación entre nuestros pensamientos y nuestros
sentimientos, reconozcas cómo el miedo al cambio y alfracaso nos limita, cuál es tu nivel de autoestima y la importancia
de ver las cosas con mayor optimismo.

¿Por qué nos angustiamos?


Nuestra manera de ser y de pensar, provoca, mantiene o aumenta nuestra ansiedad, por lo tanto, en nosotros está,
aprender a eliminarla.

¿Te angustias con frecuencia?

No permitas que la ansiedad te domine.


"Sólo el hombre obstaculiza su felicidad, destruyendo lo que en realidad es, con pensamientos sobre lo
que pudiera ser".
John Dryden (Poeta, dramaturgo y crítico Inglés).

La verdadera causa de la angustia.


Decimos que estamos angustiados, cuando:

 Nos sentimos nerviosos,


 preocupados,
 desconfiados y/o
 temerosos

La angustia puede estar relacionada con problemas:

 Prácticos (relacionados con el manejo del hogar, el cuidado de los niños, el trabajo, situación económica),
 físicos (dolores, enfermedades, cansancio, sueño, problemas sexuales; como resultado de drogas, alcohol, cigarro,
cafeína o ciertos medicamentos, la falta de oxigenación)
 familiares (las relaciones de pareja, hijos, hermanos, padres).
 emocionales (temores, preocupación, apatía y tristezas).
 inquietudes espirituales o religiosas.

Nuestras emociones, no están provocadas únicamente por las situaciones que vivimos.
Si así fuera, todos nos sentiríamos exactamente igual ante un mismo hecho y no es así.
Nuestros sentimientos surgen de lo que pensamos, de ese hecho.
Si ante un problema pensamos: 9
"Ni modo, se complicaron las cosas, pero se que las puedo resolver", no nos angustiamos.
Pero si decimos: "¿Ahora qué voy a hacer?, no voy a poder salir adelante, es horrible, etc." seguramente nuestra
ansiedad va a ser enorme.

Nos angustiamos, cuando nuestro cerebro registra que estamos frente a un peligro importante o ante algún tipo de
amenaza.
La finalidad de esta respuesta emocional, es alertarnos para que podamos protegernos.

Sin embargo, nuestro cerebro puede interpretar una situación inofensiva, como peligrosa y disparar la ansiedad, igual
que si el peligro o la amenaza fuera real.

La angustia que vivimos ante una situación que realmente puede causarnos daño, es positiva, porque nos lleva a actuar
para:

 Resolver la situación o
 huir del peligro.

Pero la ansiedad que surge de nuestra percepción equivocada, nos daña innecesariamente.

La ansiedad está íntimamente relacionada al miedo.


La diferencia está, en que sentimos miedo ante cosas presentes y concretas y nos angustiamos ante situaciones
que creemos que van a suceder.

El cerebro recibe información a través de nuestros sentidos, pensamientos o de nuestra imaginación y responde
provocando una emoción.

Si un aroma, música, sabor, etc., estuvieron relacionados con una situación que nos produjo una emoción fuerte, cada
vez que olemos, escuchamos, saboreamos, vemos, etc., ese mismo elemento, recordamos y sentimos la misma
emoción.

Lo mismo sucede con solo pensar en ciertos hechos.


Ante el mismo estímulo, nuestro cerebro reacciona siempre igual.
Por eso, cada vez que pensamos, recordamos o percibimos ciertas cosas que nos causaron ansiedad, nos angustiamos
nuevamente, de manera automática.

Lo importante es aprender a evitar o parar esos pensamientos repetitivos que nos angustian.
Y distinguir entre la información real y la irreal o exagerada, que está recibiendo nuestro cerebro.

El siguiente ejercicio te ayudará a ver cómo se da esta relación entre el cerebro y nuestra respuesta física y/o emocional.

Imagínate, con los ojos cerrados, que estas frente a un limón.


Lo tomas en tus manos y sientes la textura de su cáscara.
Te lo acercas a la nariz y lo hueles.
Ahora, imagínate que tomas un cuchillo y lo cortas, viendo como salen algunas gotas de su jugo.
Lo tomas en tu mano, abres la boca y lo exprimes.
El jugo cae lentamente en tu boca.

¿Pudiste imaginártelo?
¿Qué sentiste?
Si pudiste hacerlo bien, seguramente aumentó la cantidad de saliva en tu boca, porque tu cerebro reaccionó ante tu
imaginación, como lo haría si el limón hubiera sido real y hubieras llevado a cabo las acciones descritas.

Con este ejercicio, podemos ver uno de los principales problemas para manejar la ansiedad:
El cerebro no distingue entre la información correcta y la errónea, la que es real y la que es creada por nuestros
pensamientos e imaginación. 10
Además, generalmente no nos damos cuenta del momento en que el cerebro responde y por eso muchas veces no
entendemos la razón o intensidad de cierta emoción.

Los calmantes no nos quitan la ansiedad, sólo disminuyen, momentáneamente, algunos de sus síntomas.
Para acabar con la ansiedad necesitamos cambiar nuestra manera de interpretar la realidad y nuestros pensamientos.

La angustia no sólo nos hace sufrir, puede llegar a paralizarnos, en el sentido de no poder hacer nada para solucionar
nuestros problemas.
Nos podemos sentir desesperados, sin voluntad para actuar y con la sensación de no tener control sobre lo que sucede.

¿Qué hacer?

Si nuestros pensamientos provocan nuestra ansiedad, es importante trabajar sobre ellos.


El problema es que, con frecuencia, no podemos dejar de pensar en ciertas cosas, aunque nos angustien o nos estén
haciendo sufrir.

Haz el siguiente ejercicio:


Piensa en los números pares que hay del 1 al 10 y repítelos 3 veces.
Ahora, deja de pensar en dichos números.
Por ningún motivo permitas que regresen a tu pensamiento.
¿Puedes hacerlo?
Seguramente no.

Lo mismo sucede cuando no podemos dejar de pensar en algo que nos angustia.
Mientras más nos esforzamos en olvidar dichos pensamientos, más presentes se hacen.
Si tratamos de pensar en otra cosa, que no es importante, el pensamiento que nos angustia regresa una y otra vez,
porque nuestro cerebro le da prioridad a lo que considera más importante.

Por eso el primer paso es analizar lo que está sucediendo y darle a cada situación o persona, su valor e importancia real.

Por ejemplo:
Si creemos que alguién se va a enojar con nosotros o que nos van a criticar, generalmente nos angustiamos.
Mientras más angustiados estamos, más pensamos en las consecuencias negativas, más las exageramos y con ello,
incrementamos nuestra angustia.
Así, podemos pasar horas y horas, pensando qué decir, cómo hacerlo y qué hacer si se enoja o cómo evitar la crítica.
Y mientras, nuestra angustia sigue creciendo.

Nos angustiamos como si fuera a suceder algo terrible.

Pero, ¿qué tan terrible, realmente puede llegar a ser?


¿Se va a terminar, definitivamente, la relación?
¿Nos va a golpear?
¿Vamos a quedarnos solos y no vamos a poder ser felices nunca más?
Probablemente nada de esto suceda.
Si nos damos cuenta de que estamos exagerando las consecuencias y que éstas pueden ser desagradables, pero no
terribles, la importancia que le damos al hecho disminuye y con ello podemos: 11

1. Disminuir nuestro nivel de angustia,


2. pensar en otras cosas para distraernos y no incrementar, con nuestros pensamientos negativos, nuestra ansiedad.

Inseguridad sobre el futuro.

Aprende a manejar el estrés que surge ante las preocupaciones, por lo que puede suceder en el futuro, lo desconocido y
la falta de control. No te dejen vencer por la preocupación, actúa y resuelve los problemas.

Lo desconocido y la falta de control.

¿Vives pensando en lo que va a pasar?


¿Vives preocupado por el futuro?
Cuando pensamos en el futuro, en una situación sobre la que no tenemos mucho control o tenemos poca capacidad de
solucionar, nos angustiamos.

Esta angustia puede abarcar cualquier aspecto de nuestra vida.

Mientras más inseguros nos sentimos respecto a ese futuro, mayor el estrés, la angustia e incluso el temor que podemos
sentir.

¿Te has preguntado, cuánta de esa angustia es injustificada o exagerada?

La preocupación es útil cuando nos ayuda a actuar para solucionar un problema.


Pre-ocupación significa antes de ocuparme, antes de actuar.

La preocupación es innecesaria e incluso un error muy desgastante, cuando:


 La situación no tiene solución,
 no está en mis manos dicha solución, 12
 me preocupo por algo que creo que va a suceder en el futuro y no estoy 100% seguro de que realmente va a pasar.

Si eres "preocupón" o te estresas con frecuencia, trata de recordar todas las veces que te has preocupado por algo que
nunca sucedió.
Piensa que tu sufrimiento fue innecesario y no valió la pena.

Preocuparse no es sinónimo de responsabilidad.

Responsable es el que actúa cuando se puede actuar y se cuida y fortalece cuando no está en sus manos la solución.

Piensa cuántas veces te has preocupado por algo que crees que va a pasar y nunca sucede.

Seguramente muchas. A todos nos ha pasado.

¿Pero cuánta angustia te generó y cuántas horas de tu vida desperdiciaste?

Si sumaras todos los minutos y horas que te has pasado hablando o pensando sobre algo que te preocupa y que nunca
sucede, ¿cuántas cosas podrías haber hecho en ese tiempo?

Cuando estés preocupado por el futuro, pregúntate que pruebas tienes que te garanticen, que lo que te preocupa, va a
pasar.
Aun si es algo que sí va a ocurrir, ¿está en tus manos evitarlo?

Haz lo que si está en tus manos y no permitas que la preocupación haga su nido sobre tu cabeza.

El dicho: "Si tiene solución ¿para qué te preocupas? y si no la tiene ¿para qué te preocupas?, es cierto.
No te desgastes inútilmente.

Si el problema no tiene solución, no ganamos nada con preocuparnos y si la tiene, actúa, no le des vueltas innecesarias
en tu mente.

Aprende a vivir el presente.

Pregúntate: ¿en este instante, hay algo que me esté causando dolor?
¿Algo que no está funcionando?
No mañana, no dentro de 5 horas y no dentro de 10 minutos, en este instante.

No te anticipes ante las posibles consecuencias, sobre todo si son negativas.


Haz lo que puedas hacer por resolver o evitar un problema y deja de preocuparte.
Si se presenta, tendrás oportunidad de resolverlo.

Cuando vives el presente, no desperdicias tu energía y puedes disfrutar de la vida.


Eso te ayuda a estar en mejor condición, para enfrentar lo que te traiga el futuro.

Cuando te preocupas demasiado por algo, sin ocuparte, te desgastas tanto que aun si se presenta esa situación, no
estás en tu mejor momento para resolverla.
Disfruta del momento.
Descubre todas las pequeñas cosas que te rodean y que te pueden dar bienestar, si tú lo permites. 13

¿Qué hacer?
Cuando nos preocupamos sentimos que estamos haciendo algo para resolver nuestros problemas y eso nos hace sentir
bien con nosotros mismos.

Además, existe la creencia equivocada de que si no te preocupas eres un irresponsable.


Sin embargo no es así.

Preocuparse sin actuar es desgastante.


Nos lastima y hace sufrir.
Nos puede llegar a paralizar.
Nos enferma.
Por lo tanto, es ir en contra de nosotros mismos.

Estamos siendo irresponsables cuando nos preocupamos por algo que no podemos solucionar, porque sólo nos
desgastamos física y emocionalmente.

No preocuparse no es ser irresponsable.


Somos irresponsables cuando podemos actuar y por miedo, inseguridad, falta de información o por exceso de
preocupación, no lo hacemos.

Analiza la situación que te preocupa y responde a las siguientes preguntas (de preferencia por escrito).

¿Estoy 100% seguro de que lo que me preocupa, va a pasar?


¿Está en mis manos la solución?
¿Me siento capaz de buscar una solución o de hacer algo al respecto?

Si sucede lo que me preocupa ¿cómo me afecta?


¿Estoy seguro de que me va a afectar así?
¿No estoy exagerando un poco?

¿Qué pienso al respecto?

¿Cómo vería la situación la persona qué más admiro?


¿Qué pensaría ella?

¿Cuál es la diferencia entre mi forma de pensar y de ver las cosas y la de ella?

Si respondes que no a cualquiera de las primeras dos preguntas, no vale la pena que te preocupes.
Sólo te estás desgastando y si sucede, no vas a estar en buena condición para resolverlo.

Si tu respuesta es negativa ante la tercera, el problema puede ser, sobre todo, de inseguridad.
Si es así, fortalece tu autoestima.
Quizás tu forma de ver las cosas no es muy objetiva o es un poco pesimista. 14
Revisa los artículos sobre creencias y estilo de pensamiento.

Si existe una solución, utiliza la técnica para establecer metas, detectar lor problemas, para resolverlos y dejar de
preocuparte.
Actúa.

Si hoy te ocupas por estar bien, sano, informado, resolviendo los problemas, sin dejar que crezcan, etc., estás
construyendo las bases de un buen futuro.
Por lo tanto no vas a tener que preocuparte por él.

Cambia tus pensamientos equivocados.


Nuestros pensamientos negativos y equivocados, aumentan nuestro dolor y nos impiden resolver muchos de nuestros
problemas. Aprende a cambiarlos.

¿Quieres sentirte mejor?

Aprende a pensar de manera diferente.


¿Por qué es importante
reconocer nuestra forma de pensar?
Nuestros pensamientos influyen en nuestras emociones y conductas.

Imagínate en la siguiente situación:


Estas en tu casa, ocupado y suena el teléfono.
Levantas la bocina, dices "¿Bueno?" y nadie te contesta.
Esperas unos instantes, preguntando quién habla, pero no recibes respuesta.
Cuelgas.
15
A los pocos minutos sucede exactamente lo mismo.
Esta situación se repite varias veces.

Si piensas: ¿Quién será el #$/%$ que está molestando?


¡Es el colmo, sólo me están quitando el tiempo!
La gente no debería molestar, etc., etc.

¿Cómo crees que te sentirías?

Ahora imagina la misma situación, pero tu piensas:

"Posiblemente hay algún problema con las líneas. Si siguen llamando voy a descolgar por un rato el teléfono"

¿Cómo crees que te sentirías pensando así.

La situación es la misma, tu emoción no.


¿Cuál es la diferencia?
Tus pensamientos.

Muchos de nuestros pensamientos nos hacen sufrir innecesariamente o aumentan nuestros problemas.
Cuando esto sucede, es importante analizarlos y cambiarlos.

Nuestra forma de pensar o estilo de pensamiento es aprendida y por lo tanto, la podemos modificar o aprender una
manera que nos ayude a sentirnos mejor y obtener lo que deseamos.

Analiza los diferentes estilos de pensamiento.


¿Cuáles se relacionan con tu forma de pensar?

Recuerda que sólo reconociendo aquello que nos causa problemas, podemos solucionarlo.

regresar al índice.

Cambiando nuestros pensamientos equivocados.

Los principales estilos de pensamiento son:

1. Extremista.
2. Alarmista.
3. Adivinador.
4. Detallista.
5. Egocéntrico.
6. Exagerado.
7. Modesto. 16
8. Juzgador.
9. Terco.
10. Etiquetador.
11. Justiciero.
12. Vidente.
13. Emotivo.
14. Iluso.

En el artículo "Estilos de pensamiento equivocados" puedes ver una descripción de cada uno de ellos.

El extremista.

Recuerda que la gente no es buena o mala, valiente o cobarde, etc.


Depende de cada situación y del momento en la vida de esa persona.

Todo es un continuo en el que nos movemos y todos tenemos un poco de todo.

En ocasiones nos inclinamos más hacia un extremo, por aprendizaje, temor, forma de pensar, etc. pero eso no quiere
decir que siempre hemos sido y vamos a seguir siendo o comportándonos de la misma manera.

Si piensas que tú o el otro "siempre" gritan, se enojan, deprimen o cualquier otra cosa, busca alguna ocasión en la que
eso no sucedió.
Si una vez no gritó, puede volver a pasar.

Analiza qué sucedió en esa ocasión para que no hubiera gritos.


Quizás puedes buscar las mismas condiciones.

Cambia los siempre, nunca, todo y nada de tu vocabulario.


Sustitúyelos por a veces, con frecuencia, poco, mucho, etc.

Puedes usar porcentajes. Decir el 90%..., pero el otro 10%... ¿Qué necesito hacer para disminuir ese 90 y aumentar ese
10, aunque sea un poquito.

regresar a los estilos equivocados.

El alarmista.
Pregúntate en que te estás basando para creer que los resultados van a ser negativos.
17
¿Qué tan probable es? y ¿qué es lo peor que te puede pasar, si sucede lo que crees que puede suceder?
Si crees que es muy probable, en lugar de preocuparte, ve que puedes hacer para evitarlo o solucionarlo.

¿No estás viendo las consecuencias peor de lo que son?

Con frecuencia calificamos las situaciones o problemas como horribles y reaccionamos de acuerdo a esa calificación,
cuando en realidad sólo son molestas o desagradables.

Si tu estilo de pensamiento es extremista, recuérdatelo a ti mismo y plantea la situación como crees que la plantearía
algún amigo tuyo que no tiene este estilo.

regresar a los estilos equivocados.

El adivinador.

¿Cómo puedes estar tan seguro de lo que piensan los demás, si todos somos diferentes.

Aunque tengamos características parecidas, hemos tenido distintas experiencias y educación. Aún los hermanos, no son
exactamente iguales.

Posiblemente, porque conoces a alguien, puedes creer que sabes como piensa.
Pero existen muchos elementos que pueden estar influyendo en él en ese momento.
Desde su estado de ánimo y salud, hasta algún problema o éxito.

Mejor pregunta.

regresar a los estilos equivocados.

El detallista.

Observa a tú alrededor:
¿Cuantas personas perciben o califican una misma situación de manera diferente?
¿Todos están equivocados menos tú?

Piensa en tus padres, abuelos, maestros que tuviste ¿Dónde y de quién aprendiste a pensar así?

Cuando te des cuenta de que estás poniendo atención sólo o principalmente a los detalles o aspectos negativos, aun si
son importantes, busca los elementos positivos.

Escríbelos y sigue buscando más.


No importa si son importantes o no.
Pregúntale a otras personas que ven de bueno o que les gusta de esa situación y apúntalo.
18
Date cuenta de todos los aspectos que, con frecuencia, no tomamos en cuenta y piensa siempre que no es tan malo
como tú lo estás viendo.

regresar a los estilos equivocados.

El egocéntrico.

Si este es un estilo frecuente en ti, pregúntate:


¿Qué pruebas tengo para respaldar mis afirmaciones?

Ten en cuenta que el valor de una persona no depende de unas cuantas características o conductas.

Somos mucho más que lo que hacemos o lo que mostramos y nuestro valor depende del potencial emocional,
psicológico y espiritual que tenemos como seres humanos.

regresar a los estilos equivocados.

El exagerado.

Sacar conclusiones a partir de un solo hecho es un error.


Es como querer juzgar un libro a partir de unas cuantas páginas.

Aun cuando el hecho puede ser importante, es sólo una pequeña parte de la información necesaria para tener una visión
completa.

Este tipo de pensamiento está muy relacionado con el extremista, que acaba pensando que las cosas siempre van a ser
igual.

Todo y todos cambiamos.


Por lo tanto el hecho de que algo suceda una o más veces no indica que así van a continuar.

En ti está buscar ese cambio.

regresar a los estilos equivocados.

El modesto.

Recuerda que lo que recibimos o dejamos de recibir de pequeños, está más relacionado con las características de
aquellos que nos criaron, que con nosotros mismos.
Si sientes que tienes una autoestima baja, trabaja en ella. 19

Siempre puedes fortalecerla, aunque posiblemente requieras de la ayuda de un profesional.

regresar a los estilos equivocados.

El juzgador.

Piensa que una situación puede no gustarnos, pero nuestras preferencias no cambian las circunstancias.

En nosotros está tratar de cambiar la situación, cuando depende de nosotros.


Cuando no podemos resolverla, podemos alejarnos de ella, si es posible o vivirla con una actitud diferente.

Aceptar no quiere decir aprobar o justificar.


Quiere decir reconocer que eso es lo que está sucediendo en esos momentos.

regresar a los estilos equivocados.

El terco.

¿De donde crees que viene esa necesidad de demostrar que tienes la razón?

¿Qué es lo peor que puede pasar si estás equivocado?


Posiblemente nada.

Recuerda que somos seres humanos y por lo tanto, somos falibles.


Es decir, cometemos errores.

No existe la persona perfecta, solo existe aquella que trata de dar siempre una imagen y aun así no lo logra.

regresar a los estilos equivocados.

El etiquetador.

Si tiendes a etiquetarte o a calificar a los demás, haz una lista de todas las conductas que alguna vez has tenido y de
todas las que puedes hacer.

Así como de todas las características, cualidades y defectos que has mostrado a lo largo de tu vida.

¿Crees que se puede calificar a alguien tan complejo como el ser humano, por unas cuantos aspectos?
¿Califica tus conductas, para ver los errores y corregirlos, pero no te califiques como persona. 20

regresar a los estilos equivocados.

El justiciero.

Determinar lo que es justo y lo que es injusto es sumamente difícil.


Aun a nivel de países, lo que se aprueba en uno, como por ejemplo la pena de muerte, en otros se desaprueba.

Para el dueño de un negocio, correr a un empleado que le causa problemas es justo y para el empleado, es injusto.

En vez de enfocarte en el aspecto de la justicia, analiza las cosas en función de los resultados.
De cómo te sientes, de las reacciones de la gente importante para ti y de sus efectos, positivos y negativos.

Respeta a los demás y su derecho a pensar y a ser diferentes que tú.

regresar a los estilos equivocados.

El vidente.

Nadie puede saber con seguridad lo que va a pasar.

Hay situaciones que no dependen de nosotros, aunque puedan afectarnos.


Podemos tomar en cuenta la probabilidad de que ocurran.
Pero no podemos garantizarlo.

Tomar una decisión basada en esta actitud de pensamiento es un error.


Preocuparme constantemente por un futuro que no conozco y que no se si va a suceder o no, también lo es.

Analiza que tan probable es que suceda lo que crees.


Busca información correcta al respecto.
Pregunta y si es importante, elabora un posible plan de acción.

regresar a los estilos equivocados.

El emotivo.

Nuestras emociones son sólo eso: emociones.


Son la respuesta a nuestros pensamientos y nuestras vivencias y son subjetivas.
Por lo tanto no pueden ser reflejo de la realidad. 21

regresar a los estilos equivocados.

El iluso.

Rara vez las cosas cambian, para mejorar, simplemente con el paso del tiempo.

Poner nuestro bienestar en la suerte o en la esperanza de que algo suceda para que nuestros problemas se resuelvan,
es una actitud equivocada.

Nuestro bienestar depende de nosotros.


De nuestras acciones, nuestra manera de vivir la realidad y de nuestros deseo de bienestar.

Te recomiendo leer el artículo sobre estilos de pensamiento, para que tengas una información más completa sobre este
tema.

Вам также может понравиться