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N uevos Paradigmas
L A LEY
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Tucumán 1471(C1050AAC) Buenos Aires
Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723
Impreso en la Argentina
Printed in Argentina
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I ntroducción l
I ntroducción
C a pítu lo I
I . T e r m in o l o g ía . E d ad
(4) Así, las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la administración de justicia de
menores (Reglas de Beijing); las Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de la
delincuencia juvenil (Directrices de Riad); y las Reglas de las Naciones Unidas para la pro
tección dejos menores privados de libertad.
(5) Carrillo Bascary, M iguel, “La protección legal de la vida; reflexiones sobre el concepto
d e‘niño’ y sus implicancias normativas”,J.A., 1992-1-865.
4 N éstor E líseo Solari
(6) Carrillo B ascary, M iguel, “La protección legal de la vida: reflexiones sobre el concep
to de “niño” y sus implicancias normativas", J.A., 1992-1-866.
Es casi natural que este fenómeno negativo aflore si recordamos que “menor" como
vocablo tiene su principal arraigo en el código civil. En materia civil, cuando se dice: menor”
cabalmente se está diciendo que es una persona impedida de hecho (hasta su mayoría de
edad) para muchos actos, que en consecuencia su voluntad debe ser suplida en
determinados casos y que en geperal el sistema debe protegerla, pues no tiene la libertad
ni la potencia de hacerlo por sí misma. En el derecho penal se advierte una similar
consecuencia, con la diferencia que aquí se tendería a rodear a “menor” de particulares
condicionamientos respecto de su plena responsabilidad, también obviamente con
propósitos tutelares. En similar medida, en el derecho laboral.
(7) Carrillo Bascary, M iguel, “La protección legal de la vida: reflexiones sobre el concepto
de ‘ñoño’ y sus implicancias normativas", J.A., 1992-1-866.
E l N iño y los N uevos Paradigmas 5
(8) Sin embargo, el proyecto de Código Civil de la República Argentina de 1998, mantie
ne la denominación de “menores” en su articulado.
(9) En efecto, el art. 127 C.C. preceptúa: “Son m enores impúberes los que aún no
tuvieren la edad de catorce años cumplidos, y adultos los que fueren de esa edad hasta los
veintiún años cumplidos”.
Esta distinción entre menores impúberes y adultos es suprimida en el Proyecto de
Código Civil de la República Argentina de 1998.
6 N éstor Elíseo Solari
A) E l c a m b io
(10) GARCÍA MÉNDEZ, EMILIO, “Infancia, Ley y Democracia: una cuestión de justicia”, 1.1,
p. 12, Depalma, 1999.
E l N iño y los N uevos Paradigmas 7
vo. Con la sanción de la Convención sobre los Derechos del Niño, en el año
1989, se produce un hito fundamental, dando lugar al nuevo paradigma de la
"Protección Integral”.
El Instituto Interamericano del Niño define la situación irregular como
“aquella en que se encuentra un menor tanto cuando ha incurrido en un
hecho antisocial, como cuando se encuentra en estado de peligro, abandono
material y moral o padece déficit físico o m ental”.
En la doctrina de la situación irregular, los menores son objeto de tutela
por parte del Estado, representado por el juez, que es el protagonista funda
mental en este sistema.
Se caracteriza por la negación de principios, derechos y garantías básicas
al niño, en virtud de que no se le aplican los derechos y garantías que gozan
todas las personas. Se somete a los menores a la tutela del Estado, privándolo
de garantías ciudadanas, bajo el argumento del recurso tutelar. El juez tiene
facultades omnímodas y amplias en resolver cuestiones sobre su persona,
lo que convierte al sistema en discrecional y arbitrario.
Se criminaliza la pobreza, produciéndose internaciones que reflejan ver
daderas privaciones de libertad, vinculados a la falta de recursos materiales
de los menores, en virtud de que sus padres no pueden criarlos y educarlos,
dando lugar a la declaración de “abandono material o moral" (11) de los
mismos, y por tanto, sujetos a disposición tutelar.
La doctrina de la situación irregular es la expresión jurídica del modelo
latinoamericano de segregación social. Modelo este que, a lo lago de nuestra
evolución histórica, acabó generando dos infancias: la infancia escuela-fa
milia-comunidad y la infancia trabajo-calle-delito. La doctrina de la situa
ción irregular no se dirige al conjunto de la población infanto-juvenil sino
apenas a uno de sus segmentos: los menores en situación irregular. Son
m enores en situación irregular: los carenciados, los abandonados, los
inadaptados y los infractores. A esos menores el juez debe —no con base en
proceso judicial sino en un procedimiento subjetivo y sumario, según el cual
el magistrado actúa ‘‘como un padre de familia”— aplicar indistintamente un
conjunto de medidas: advertencia, libertad asistida, semi-libertad e interna
ción (12).
(11) Es de recordar, en este sentido, la definición legal dada en la — para nosotros in
constitucional— ley 10.903, en su art. 21: “A los efectos de los artículos anteriores, se enten
derá por abandono material o moral, o peligro moral, la incitación por los padres, tutores o
guardadores a la ejecución por el menor de actos perjudiciales a su salud física o moral; la
mendicidad o la vagancia por parte del menor, su frecuentación a sitios inmorales o de jue
go, o con ladrones o gente viciosa o de mal vivir, o que no habiendo cumplido dieciocho años
de edad vendan periódicos, publicaciones u objetos de cualquier naturaleza que fueren, en
las calles o lugares públicos, cuando en estos sitios ejerzan oficios lejos de la vigilancia de sus
padres o guardadores, o cuando sean ocupados en oficios o empleos perjudiciales a la moral
o a la salud".
(12) G omes da C osta, Antonio Carlos, “Niños y niñas de la calle: vida, pasión y muerte”,
p. 24, Unicef, 1998.
8 N éstor Elíseo Solari
C) E l n iñ o c o m o o b je t o d e t u t e l a y c o m o
SUJETO DE DERECHOS
(131 G uemureman , S ilvia y D aroqui, Alcira, “La niñez ajusticiada”, p. 27, Editores del
Puerto, Buenos Aires, 2001.
(14) G omes da Costa, Antonio Carlos, “Niños y niñas de la calle: vida, pasión y muerte”,
p. 24, Unicef, 1998.
(15) P érez, J aime J esús , “El niño como sujeto social de derechos: una visión del niño para
leer la Convención”, en “La participación de niños y adolescentes en el contexto de la
Convención sobre los Derechos del Niño: visiones y perspectivas", p. 45, Unicef, 1999.
E l N iño y los N uevos Paradigmas 9
(16) G arcía M éndez , E milio , “Infancia, Leyy Democracia: una cuestión dejusticia”, en
“Infancia, Ley y Democracia en América Latina”, t. i, p. 22, Depalma, 1999.
(17) G arcíaM éndez, E milio , “Infancia, Ley y Democracia: una cuestión de justicia"; en
“Infancia, Ley y Democracia en América latina”, 1.1, p. 20, Depalma, 1999.
(18) P érez, Jaime J esús , “El niño como sujeto social de derechos: una visión del niño para
leer la Convención”, en “La participación de niños y adolescentes en el contexto de la
Convención sobre los Derechos del Niño: visiones y perspectivas”, p. 45, Unicef, 1999.
10 N éstor E líseo Solari
(19) H itters, J uan C arlos; M artínez, O scar J osé y T empesta, G uillermo, “Jerarquía de los
Tratados sobre Derechos Humanos: fundamentos de la reforma de 1994”, E.D., 159-1082.
(20) Rocco, E mma Adelaida, “El derecho Internacional de los ‘Derechos Humanos’ y su
incidencia en el Derecho Constitucional interno, a través de la Constitución Nacional
reformada en 1994, y en el Código Civil”, Doctrina Judicial 1999-2, ps. 652 y 653.
E l N iño y los N uevos Paradigmas 11
(21) AyalaC orao, C arlos M., “El derecho de los Derechos Humanos (La convergencia
entre el Derecho Constitucional y el Derecho Internacional de los Derechos Humanos) ”,
E.D., 160-765.
(22) G ordillo, Agustín A., “La supranacionalidad operativa de los derechos humanos en
el derecho interno”, L.L., 1992-B-1293 y 1294, quien cita doctrina al respecto.
(23) H itters, J uan Carlos; M artínez, O scar J osé y T empesta, G uillermo, “Jerarquía de los
Tratados sobre Derechos Humanos: fundamentos de la reforma de 1994”, E.D., 159-1074.
(24) Citado por G ordillo, Agustín A., “La supranacionalidad operativa de los derechos
humanos en el derecho interno”, L.L., 1992-B-1293 y 1294.
12 N éstor E líseo Solari
B) Los n iñ o s y l o s D e r e c h o s H u m a n o s
La relación de los niños con los Derechos Humanos tiene íntima vincu
lación con la vigencia del nuevo paradigma.
Es preciso reconocer, como se advirtió, cuán restringida sigue siendo la
concepción que se tiene y la acepción que comúnmente se acepta y se da a
los derechos humanos al circunscribirlos, en primer lugar y casi exclusiva
mente, a la órbita de los derechos de los adultos y en segundo lugar, al
prácticamente reservarlos para aquellos derechos de los adultos que en una
u otra forma, entran en contradicción o en conflicto con el poder (26).
Si se hiciera un recorrido por cada uno de los países de la región, cifras
de mortalidad, desnutrición, enfermedad, analfabetismo, falta de educación
primaria, explotación laboral y sexual y abandono, podría afirmarse que los
derechos de los niños son los derechos humanos' más prem aturam ente y
m ás extensam ente violados (27).
Pese a que, sin duda alguna, los instrumentos internacionales de Dere
chos Humanos, son aplicables a todas las personas, con independencia de
cualquier particularidad, es posible observar que ciertos grupos de personas
no están efectivamente protegidos en el goce de sus derechos, ya sea porque
en forma discriminatoria se les priva de protección, o bien porque algunas
circunstancias particulares de vida dificultan el acceso o idoneidad de los
mecanismo ordinarios de protección. Uno de estos grupos son los niños. La
Convención sobre los Derechos del Niño reafirma el reconocimiento de los
(25) Véase, al respecto, O ’D onnell, D aniel, “La Convención sobre los Derechos del Niño:
estructura y contenido’’, en Boletín del Instituto Interamericano del Niño, ps. 16 y 17, N° 230,
julio 1990.
(26) Albanez, T eresa, "Por qué una Convención sobre los Derechos del Niño”, en el Boletín
del Instituto Interamericano del Niño”, p. 8, N° 230, julio de 1990.
Largo ha sido el camino de la humanidad en la formulación y, decididamente, en la
aceptación de estos derechos humanos, políticos, civiles, sociales y económicos. No obstante,
hoy en día la m uerte de un niño por causas fácilm ente prevenibles, la enfermedad
controlable por medios accesibles, la desnutrición severa, la privación de la educación
primaria, el maltrato físico y psicológico que a diario muchos reciben en sus frágiles cuerpos
y mentes, ya sea en sus casas y por parte de otros, o en la explotación laboral y sexual a que
se ven sometidos, son situaciones que no sólo pasan desapercibidas a pasar de su recurrente
incidencia, sino que no se consideran violación de los derechos humanos, los derechos
humanos de los niños.
(27) Albanez, T eresa, "Por qué una Convención sobre los Derechos del Niño”, en el Boletín
del Instituto Interamericano del Niño”, p. 8, N° 230, julio de 1990.
E l N iño y los N uevos Paradigmas 13
niños como personas humanas y por ello, con justa razón puede denomi
nársele como un instrumento contra la discriminación y en favor de igual
respeto y protección de los derechos de todas las personas (28).
La crisis de los regímenes autoritarios, primero en Europa, entre finales
de los años cuarenta y finales de los setenta, y después en América Latina, a
finales de los años ochenta, ha permitido, entre otras cosas, medir empírica
mente la importancia del restablecimiento y el desarrollo del estado demo
crático de derecho para el reconocimiento normativo y la real protección de
los derechos de los niños y de los adolescentes, a nivel internacional y na
cional. En diversos países latinoamericanos, el tema de la infancia ha sido en
el transcurso de los últimos diez años, objeto y motor de una movilización
de la sociedad civil y del proceso democrático. Tanto en Europa como en
América Latina, el nuevo discurso sobre los derechos humanos se extendió,
durante la segunda mitad del siglo, hacia los derechos de los niños y de los
adolescentes, en base a una línea de tendencia internacional que encontró
expresión en la doctrina y en los documentos de las Naciones Unidas (29).
L Hay una estrecha vinculación entre el perfeccionamiento de los instru
mentos de protección de los derechos de los niños y el progreso en la garan
tía y protección de los derechos humanos en general. Los derechos de los
niños disponen de mecanismos más efectivos de protección en la medida
que perm anecen ligados a la protección general de los derechos humanos.^
La evolución actual del pensamiento jurídico permite afirmar que, tras la
noción de derechos humanos, subyace la idea de que todas las personas,
incluido los niños, gozan de los derechos consagrados para los seres huma
nos y que es deber de los Estados promover y garantizar su efectiva protec
ción igualitaria. Por su parte, en virtud del citado principio de igualdad, se
reconoce la existencia de protecciones jurídicas y derechos específicos de
ciertos grupos de personas, entre los cuales están los niños (30).
No hay dudas que a partir de la existencia de la Convención sobre los
Derechos del Niño se ha producido una internalización de los derechos del
niño, como comprensivo de los derechos humanos. En verdad, la Conven
ción sobre los Derechos del Niño no es otra cosa que la versión de la Decla
ración Universal de Derechos Humanos en personas de hasta 18 años de
edad. De m anera que los niños son titulares de derechos humanos funda
mentales.
Los derechos humanos contemplados en la Convención sobre los Dere
chos del Niño comprenden aspectos políticos, civiles, sociales, económ icos;
y culturales. >
(28) C illero B ruñol, D aniel, “El interés superior del n iñ o ”, en Sociedad es y Políticas,
N“ 3/4, p. 14, ju n io de 1997.
(29) B aratta, Alessandro, "Infancia y democracia”, en Infancia, Ley y Democracia en
América Latina, 1.1, p. 39, Depalma, 1999.
(30) C illero B ruñol, D aniel, “El interés superior del niño en el marco de la Convención
Internacional sobre los Derechos del Niño”, en Infancia, Ley y Democracia, t. I, p. 69,
Depalma, 1999.
14 N éstor E líseo Solari
Sin embargo — como advierte O’Donnell (31)— , hay dos clases de dere
chos que no figuran en la Convención. Según la normativa internacional
vigente los derechos políticos “stricto sensu”, es decir, el derecho de votar, de
ser candidato y de tener acceso a .la función pública, son propios de'los
“ciudadanos”, concepto que reúne la nacionalidad y la mayoría de edad.
Estos derechos, por lo tanto, no figuran en la Convención sobre los Derechos
del Niño (32). En segundo lugar, el derecho a la libre determinación, recono
cidos por los Pactos Internacionales de 1966 como derecho de los pueblos,
tampoco figura en la Convención sobre los Derechos del Niño. Ello porque
—al decir de O’Donnell—, la niñez forma parte intrínseca de cada pueblo, no
habiendo entonces, necesidad de reafirmar dicho derecho en cuanto dere
cho de los pueblos, en un instrumento de esta naturaleza (33).
La reafirmación de una amplia gama de derechos fundamentales en la
Convención elimina cualquier duda que pudiere existir sobre el lugar del
niño en el derecho internacional de los derechos humanos: no es el mero
objeto del derecho a una protección especial, sino sujeto de todos los dere
chos reconocidos por la normativa internacional como “derecho de toda
persona” (34).
Merece recordarse, en materia de derechos humanos, en particular refe
rente a los niños, el caso Villagran Morales versus Guatemala, resuelto por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, sobre el asesinato de niños
por agentes policiales del Estado.
En efecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso
“Villagran Morales” (caso de "los niños de la calle”) en sentencia del 19 de
noviembre de 1999, vino a reafirmar la protección internacional de los dere
chos humanos de los niños.
En enero de 1997 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
presentó, ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, una deman
da contra la República de Guatemala. La Comisión Interamericana invocó,
en la demanda, los arts. 50 y 51 de la Convención Americana sobre Derechos
(31) O ’D onnell, Daniel, “La Convención sobre los Derechos del Niño: estructura y con
tenido”, en el Boletín del Instituto Interamericano del Niño, p. 17, N° 230, julio de 1990.
(32) No obstante, la omisión de los derechos políticos stricto sensu no implica negación
del niño como sujeto de los derechos políticos en sentido amplio. En efecto, la Convención
reconoce al niño como sujeto de la libertad de expresión y de reunión, por ejemplo, sujeto
únicamente a los límites inherentes a dichas libertades (es decir, las mismas aplicables a las
personas en general) y a las consideraciones de carácter general establecidas en el art. 5Üde
la Convención, o sea en consonancia con la evolución de las facultades del niño y la
correspondiente dirección y orientación de los padres.
(33) A pesar de ello, algunos artículos, en efecto, tutelan determinados aspectos del
derecho de cada niño a formar parte de un pueblo, como el art. 11, sobre la lucha contra el
traslado ilícito de los niños al exterior de su país; el art. 21, inc. b, que dispone que la adopción
de un niño por personas provenientes de otro país debe ser excepcional; y los arts. 7oy 8o,
que reconocen el derecho aúna nacionalidad y a la identidad, respectivamente.
(34) O ’D onnell, D aniel, “La Convención sobre los Derechos del Niño: estructura y
contenido”, en el Boletín del Instituto Interamericano del Niño, p. 19, N° 230, julio de 1990.
El N iño y los N uevos Paradigmas 15
IV. P r o t e c c ió n d e l n iñ o e n e l d e r e c h o i n t e r n a c io n a l
A) D o c u m en to s internacionales
B) D eclaración de Ginebra
tiva a los Derechos del Niño, con vistas a su adaptación, en 1979, Año Inter
nacional del Niño.
En su 44° período de sesiones, la Comisión de Derechos Humanos deci
dió, por resolución N° 1988/75, seguir dando máxima prioridad a la labor
relativa a la elaboración del proyecto de convención sobre los derechos del
niño, y pidió al Consejo Económico y Social que autorizara, dentro de los
recursos disponibles, la reunión de un grupo de trabajo de composición
abierta durante un período de hasta dos semanas, en noviembre-diciembre
de 1988, a fin de poder completar la segunda lectura del proyecto de Con
vención sobre los Derechos del Niño, con anterioridad al 45° período de
sesiones de la Comisión. El Consejo autorizó esa reunión por resolución
1988/40, del 27 de mayo de 1988.
El grupo de trabajo celebró 23 sesiones, del 28 de noviembre al 9 de
diciembre dé 1988 y el 21, 22 y 23 de febrero de 1989. El sábado 3 de diciem
bre de 1988 se celebraron dos sesiones del grupo de trabajo. Durante las
sesiones se establecieron 16 grupos informales de redacción respecto de
diferentes artículos del proyecto de convención. Estos grupos de redacción
se reunieron antes y después de la sesión plenaria del Grupo de Trabajo.
En la primera sesión del Grupo de Trabajo, celebrada el 28 de noviembre
de 1988, el Sr. Adam Lopatka (Polonia) fue elegido presidente-relator y el
Sr. Anders Rohnquist (Suecia) fue elegido presidente interino durante las
tres reuniones de las que estuvo ausente el presidente (35).
Después de diez años de trabajo y preparativos, la Convención sobre los
Derechos del Niño fue aprobada por unanimidad por la Asamblea General
de las Naciones Unidas, suscripta en Nueva York, el 20 de noviembre de 1989.
En septiembre de 1990, fue ratificada por la República Argentina por ley
23.849. En agosto de 1994, con la reforma constitucional, adquiere jerarquía
constitucional, por imperio de lo dispuesto en el art, 75, inc. 22 de nuestra
Carta Magna.
El consenso que ha tenido la Convención sobre los Derechos del Niño se
advierte por la ratificación casi unánime por parte de los Estados. Solamente
EE.UU. y Somalia no han adherido a la misma.
Los países que han ratificado la Convención, están obligados a informar
al Comité de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, los progresos
alcanzados en su implementación, dentro de los dos primeros años de la
ratificación, y luego cada cinco años.
Sin embargo, muy pocos de los informes iniciales remitidos al Comité
han prestado la debida atención a la materialización de los derechos del
niño dentro de la familia. Por lo demás, muy diversos son los grados en que
se respetan los derechos de los niños de acuerdo con las leyes que regulan
(35) “Informe del Grupo de Trabajo acerca de un proyecto de Convención sobre los
Derechos del Niño”, Naciones Unidas, Consejo Económico Sociál, Comisión de Derechos
Humanos, 45 período de sesiones.
20 N éstor E líseo Solari
(39) Así, en el art. 3o, párrafo 1; art. 9o, párrafos 1 y 3; art. 20, párrafo 1; art..2 1 ; art. 37, inc. c.
(40) “Construyendo pequeñas democracias”, Unicef, p. 11, 1999.
(41) C illero B ruñol, Daniel, “El interés superior del niño en el marco de la Convención
Internacional sobre los Derechos del Niño”, en Infancia, Ley y Democracia, t. I, p. 74,
Depalma, 1999.
22 N éstor E líseo Solari
V. L a R e f o r m a C o n s t it u c io n a l d e 1994
(42) Albanez, T eresa, "Por qué una Convención sobre los Derechos del Niño”, en el Bole
tín del Instituto Interamericano del Niño”, p. 9, N° 230, julio de 1990.
(43) Albanez, T eresa, “Por qué una Convención sobre los Derechos del Niño”, en el Boletín
del Instituto Interamericano del Niño”, p. 10, N° 230, julio de 1990.
E l N iño y los N uevos Paradigmas 23
(44) En este sentido, B idart Campos, G ermán “Tratado Elemental de Derecho Consti
tucional Argentino”, t.Vl, p. 555, Ediar, Buenos Aires, 1995; Albanese, S usana, “Panorama de
los Derechos Humanos en la reforma constitucional”, E.D., 163-933.
(45) S agüés, N éstor P., “Los Tratados Internacionales en la Reforma Constitucional
Argentinade 1994", L.L., 1994-E-1038.
(46) C olautti, C arlos E„ “Los Tratados Internacionales y la reforma de la Constitución”,
L.L., 1994-D-1146.
24 N éstor Elíseo Solari
(47) La misma ya había sido ratificada en el orden interno, por ley 24.556, en el año 1995.
(48) S agüés, Néstor R, “Jerarquía constitucional de la Convención Interamericana sobre
Desaparición Forzada de Personas”, E.D., 173-888.
E u N iño y los N ulvos Paradigmas 25
VI. O p e r a t iv id a d d e la s n o r m a s
(49) Rocco, E mma Adelaida, “El Derecho Internacional de los ‘Derechos Humanos’ y su
incidencia en el Derecho Constitucional interno, a través de la Constitución Nacional refor
mada en 1994, yen el Código Civil”, D.J., 1999-2-656.
26 N éstor E líseo Solari
(51) T ravieso, J uan C arlos, “La recepción de la convención americana de derechos hu
manos en el sistema jurídico argentino”, L.L., 1987-C-646. Estas normas, de sujetarse a un
dilatado proceso de aplicación quedarían desvirtuadas.
(52) Ekmekdjian, M ig u e la ., “Operatividad y programaticidad de los Derechos Indivi
duales”, E.D., 113-869.
(53) Sagüés, N éstor R, “Las cláusulas programáticas sociales de la Constitución Nacional
y su eficacia jurídica”, E.D., 108-948.
(54) T ravieso, J uan Carlos, “La recepción de la convención americana de d erechos
humanos en el sistema jurídico argentino", L.L., 1987-C-646.
(55) E kmekdjian, M iguel Angel, “Laejecutoriedad de los derechos y garantías reconocidos
en el Pacto de San José de Costa Ricay la acción de am paro”, L.L., 1987-B-265.
(56) Ekmekdjian, M iguel Angel, "La ejecutoriedad de los derechos y garantías reconocidos
en el Pacto de San José de Costa Ricay la acción de amparo”, L.L., 1987-B-265.
28 N éstor Elíseo Solari
(57) G ordillo, Agustín A., “La supranacionalidad operativa de los derechos humanos en
el derecho interno”, L.L., 1992-B-1293.
(58) H itters, J uan Carlos, “Algo más sobre el llamado 'Pacto de Costa Rica’ y su influencia
en el derecho argentino (La Convención Americana como derecho interno en el sistema
argentino)”, L.L., 1990-D-1063.
(59) H itters, J uan Carlos, “La autoejecutividad del sistema Americano de protección de
los Derechos Humanos (Pacto de San José de ‘Costa Rica’) ”, E.D., 136-976, aunque hay
algunas, las menos, que resultan programáticas.
(60) Albanese, S usana, “Operatividad y programaticidad de las cláusulas de los tratados
internacionales”, L.L., 1987-C -976y978.
E l N iño y los N uevos Paradigmas 29
(61) G rosman, C ecilia, “Significado de la Convención de los Derechos del Niño en las
relaciones de familia”, L.L., 1993-B-1091.
(62) Ayala C orao, Carlos M., “El derecho de los Derechos Humanos (La convergencia
entre el Derecho Constitucional y el Derecho Internacional de los Derechos Humanos)”,
E.D., 160-776.
(63) J iménez , E duardo P ablo, “Las Reglas de Supremacía Constitucional luego de la
reforma constitucional de 1994: los Tratados sobre Derechos Humanos como pauta
interpretativa obligatoria dirigida a los Poderes Públicos”, E.D., 163-909.
(64) T ravieso, J uan Carlos, “La reforma constitucional de 1994 (Relaciones entre Derecho
Internacional, Derecho Interno y Derechos Humanos)”, L.L., 1994-E-1325.
30 N éstor Elíseo Solari
(65) Véase, Ayala Corao, Carlos M„ “El derecho de los Derechos Humanos (La conver
gencia entre el Derecho Constitucional y el Derecho Internacional délos Derechos Huma
nos)”, E.D., 160-776.