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EJERCICIOS PSICOFÍSICOS
Facilitador: Participantes:
Reinaldo Pinto Medina, Frederick. C.I: 19.719.341
López, Kathiuska. C.I: 25.286.753
Rincones, Luisanis. C.I: 27.341.338
Santoya, Diafrannys. C.I: 25.453.172
Existen diversos modelos que se utilizan para describir la relación entre el estímulo
físico y aquello que genera a nivel sensorial en los individuos. Lo habitual es que trabajen
con umbrales que revelan cuáles son los estímulos mínimos que se necesitan para provocar
la sensación.
Más allá de estas definiciones, la noción de psicofísico suele asociarse a una clase de
evaluación que se desarrolla en ciertos contextos y que consiste en examinar tanto las
aptitudes psicológicas como las condiciones físicas de la persona.
EJERCICIOS PSICOFÍSICOS
El segundo ejercicio se llama Dar o Regalar. Mantenemos las manos contra el pecho y
tras unos momentos hacemos suavemente un gesto de amplio movimiento hacia adelante y
a los lados: lo que antes recibimos debemos ahora regalarlo a otras personas —nuestro
nivel de avance espiritual se mide por nuestra capacidad de dar. Además, para llenar un
vaso con agua fresca primero hay que vaciarlo. Aquellos que no se vacían, regalando lo que
tienen, no se renuevan, no crecen. Repetimos este ejercicio una y otra vez, derramando,
regalando todo lo bueno que hemos acumulado, generosamente, sin deseos de recibir una
recompensa. Enviamos las más sutiles e intensas olas de amor ininterrumpido, fresco y
puro, hacia delante. Sintamos cómo el pecho se agranda por la energía del amor que empuja
desde detrás. Una flor, exhalando una dulce fragancia, comienza a abrirse en medio del
pecho. Enviemos estas sutiles vibraciones adelante. ¡Esta es la fragancia del amor mismo!
El cuarto ejercicio es llamado Subir. Levantamos las manos con las palmas mirando a
los lados y luego, despacio, las bajamos lateralmente, haciendo barridos. Repita este
movimiento varias veces; con cada barrido eclosionamos, por así decir, de otra grosera
envoltura, y nos volvemos más ligeros, más puros; subimos hacia la fuente de la luz por
encima de nosotros, hacia el sol… Está muy cerca de nosotros; unos pocos aleteos más y le
alcanzamos… Afluyamos al espacio de la más pura y sutil luz, y disfrutemos estando en
ella… Luego, poco a poco, bajamos a tierra sintiendo el sol en el pecho. Permanecemos de
pie ¡y alumbramos a la gente y a todo ser vivo con la luz solar que emana del pecho!
Estos ejercicios pueden realizarse exactamente como se describen aquí y pueden traer
muchos beneficios, incluyendo la purificación de las estructuras bioenergéticas del cuerpo y
la eliminación de enfermedades.
Esto es sólo la base para el comienzo. En las clases prácticas, uno puede usar diferentes
modificaciones de esos métodos, en función de las cualidades individuales de los niños y
los instructores.