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ESPIRITUALIDAD SISTEMATICA

UNIDAD PRIMERA: NATURALEZA Y FUNCIONES

Tema Primero: Nociones básicas

1.- Espíritu - espiritualidad


Las palabras espíritu-espiritual-espiritualidad se utilizan para designar esa
calidad de la vida cristiana que ahora nos interesa.
El sustantivo "espíritu" es el que da el significado básico. El significado
fundamental le viene de los escritos del NT. Allí se refiere al Espíritu del Padre, de
Cristo que envía a su Iglesia y a cada cristiano para hacerles copartícipes de la vida
divina y colaboradores de salvación en la historia de los hombres. A su lado, emerge el
"espíritu" del cristiano, esa fuerza comunicada por Cristo, que es el alma de la nueva
vida. En esta misma línea se utiliza el adjetivo "espiritual"
La terminología espiritual se ha ido estrechando y degradando:
- Por su indeterminación, al aplicarse a diversos campos y realidades: idealismo,
estética.
- Por su estrechez, en muchos casos se reduce a indicar: interioridad, devoción,
mortificación.
Actualmente se está recuperando esa terminología. La mejora le viene de dos
lados:
- Espíritu Santo: vida según el Espíritu. No es sólo devoción o interioridad, es
vivir movidos por el Espíritu.
- Espíritu humano: espíritu encarnado del hombre, con toda su realidad corporal
e histórica. La persona espiritual es la que se mueve por la fuerza del Espíritu y se
entrega al servicio de amor de Dios y de los hermanos.

2.- Otras denominaciones


A lo largo de la historia, se han aplicado a la vida espiritual muchos otros
términos que también han sufrido las vicisitudes del anterior:
- divina, sobrenatural
- devota, piadosa, interior
- ascética, mística
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Entre estos términos hay que considerar ascética y mística. Son complementarios
o correlativos, expresan dos aspectos de la vida espiritual.
Ascética significa el esfuerzo y los medios con que el hombre se dispone a
acoger la gracia divina y a colaborar en su desarrollo.
Mística significa la comunicación divina y el modo pasivo en que el hombre
recibe y actúa bajo su impulso.

3.- Teología espiritual


Esta denominación designa hoy el estudio teológico de la vida espiritual. El uso
actual de los términos está ligado a una cierta convergencia en líneas generales, que
podríamos deslindar así:
- ascética y mística: han desaparecido como denominación global del estudio de
la espiritualidad y se usan en sentido restringido, para expresar cada una su sector
específico.
- teología espiritual: se introduce como expresión del estudio sistemático de la
doctrina y de la vida espiritual; con todas las exigencias de definición, método, fuentes y
temas fundamentales, indica la doctrina, no la experiencia. Se aplica al tratado o síntesis
general, no a sectores o temas particulares.
- espiritualidad: Significa, primeramente, la vida y la experiencia,
derivadamente, la ciencia y el estudio, la doctrina. En este segundo sentido se puede
aplicar a temas particulares y a síntesis parciales.

4.- Las Espiritualidades


Dentro de la espiritualidad católica existe un gran número de síntesis
particulares, que combinan los varios componentes según uno u otro valor fundamental
del evangelio, que es objeto de un carisma o de una experiencia unificadora: un misterio
de la vida del Señor, una misión, etc.
Cuando hablamos de espiritualidades en ese sentido nos referimos a síntesis
vivas de los valores cristianos con variedad de centros de referencia en su orientación y
experiencia. Tales realidades parciales son legítimas, a condición de que en su centro
preferencial recojan de algún modo todos los otros valores esenciales y no se limiten a
una parcela de la vida cristiana.
Según esto, tendríamos los siguientes niveles de aplicación de la palabra
espiritualidad, en sentido religioso:
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- en las creencias: espiritualidad hindú, musulmana.


- en lo cristiano: espiritualidad ortodoxa, protestante.
- católica: en su plena forma eclesial.
- síntesis particulares: de una Orden religiosa, de un movimiento.
- de un valor particular: espiritualidad del dolor, del trabajo, del apostolado.

Tema Segundo: Teología de la experiencia cristiana

1.- Teología y vida


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Reflexión teológica y experiencia vivida son dos elementos que deben ir juntos,
dado que responden al contenido mismo de la revelación de Dios, que es verdad y vida,
conocimiento y praxis, comunión y servicio. La teología debe tener en cuenta esta
exigencia que le viene de su mismo origen y destino. La vida se alimenta de reflexión, y
la reflexión de vida
La reflexión nace espontánea, como brote de la fe en busca de comprensión,
como exigencia de la caridad para más amar. La vida cristiana necesita alimentarse
constantemente de verdad. Con las luces que la revelación misma ofrece, y otros
recursos de la cultura, la teología trata de esclarecer aspecto más oscuros del misterio.
Siempre mirando, como a supremo valor, a la vida.

2.- Experiencia espiritual


Esta expresión acentúa en la revelación divina y en la vida cristiana la comunión
personalizada entre Dios y el hombre, que es el alma de todos los misterios,
sacramentos, normas de vida, actividades para la salvación.
La experiencia espiritual es la participación consciente integral que la
comunicación de Dios y la vida de gracia despiertan en el creyente. La integran los
siguientes elementos:
- Comunicación de Dios y contenidos de vida cristiana.
- Participación pasiva y plena del sujeto, con conocimiento, amor y
transformación.
- Conciencia que abarca ambos términos, la comunicación de Dios y la
participación propia.
La experiencia entra en el campo de la teología espiritual. Forma parte de la
comunión de vida como fuente y como fruto. Forma parte del discurso espiritual,
fecundado y fecundante de experiencia. La experiencia cristiana es inherente a la vida
de la fe de la Iglesia. En ella se refleja la encarnación de la gracia de Dios, y no
solamente la propia historia o la propia conciencia humana.

3.- Teología espiritual


Toda la teología cristiana debe ser espiritual. Cuando hablamos de teología
espiritual hay que entenderlo como acentuación de un elemento presente en toda la
teología: la comunión con Dios en fe, amor, esperanza. la experiencia de comunión, que
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en la teología espiritual es presupuesto, es objeto central, luz y fin de la teología


espiritual.
Presentamos tres explicaciones que reflejan el modo más actual de enfocar la
naturaleza y la función de la teología espiritual: Cfr. Manual, p. 28.

4.- Definición y rasgos


Teología espiritual es la parte de la teolog´8ia que estudia sistemáticamente, a
base de la revelación y de la experiencia cualificada, la realización del misterio de
Cristo en la vida del cristiano y de la Iglesia, que se desarrolla bajo la acción del
Espíritu Santo y la colaboración humana, hasta llegar a la santidad.
En esta descripción se advierten algunos rasgos nuevos o acentuados. El recurso
a la experiencia, pero experiencia cualificada. La presencia activa del misterio de Cristo
como objeto central, y por concomitancia, la vida del hombre en que está insertado. He
puesto el rasgo eclesial que debe caracterizar la espiritualidad crsitiana: la vida de la
Iglesia, y no solamente de cada uno de los creyentes.
Existen otras definiciones: Cfr. Manual, p. 29.
En todas estas definiciones, dentro de sus diferencias, se advierten los puntos de
orientación común, carácter teológico, valor de la experiencia, dinámica del
crecimiento. En esta línea están la naturaleza y las funciones de eta disciplina, que
examinaremos con mayor detalle a continuación.
Comoquiera que se describa la teología espiritual, hay algunos rasgos que la
caracterizan en conjunto, en cuanto a su modo peculiar de acercarse al misterio de la
revelación y a la vida cristiana. Podemos resumirlos en cuatro:
- Presencia trascendente.
- Experiencia y sabiduría.
- Dinamismo y cumplimiento.
- La santidad.

Tema Tercero: Fuentes, vida y documentos

1.- Sagrada Escritura


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La Sagrada Escritura es la fuente de la vida espiritual, en su nacer y en todas las


fases de su desarrollo. La palabra escrita es el vehículo por donde llegamos a la
realidad. Los hechos consignados en la Escritura son principio y parte de nuestra
comunión con Dios y con los hombres. Dios se acerca, hace planes de salvación, obra y
habla, forma un pueblo, toma actitudes de amor y fidelidad en forma de alianza; y el
hombre se mueve también en los planes de Dios, acoge o rechaza, pero su respuesta
siempre queda garantizada por la fidelidad de Dios. La comunión que se realiza en
nosotros hoy es la misma, no una imitación.
Dentro de esta comunicación que se realiza a nivel de hechos, también la palabra
adquiere relieve. Por medio de ella, Dios habla de sí mismo, da a conocer su amor, su
modo de gobernar la historia.
Habla también del hombre: de su ser y de su historia, de sus capacidades y
limitaciones. Gracias a las palabras de la Biblia, el creyente reconoce la propia
experiencia, gracias a la propia experiencia, descubre la verdad de la Biblia como
revelación.
La teología espiritual cultiva un tipo especial de acercamiento a la Biblia: la
"lectura espiritual", "lectio divina". Se trata de la lectura mas adherente al sentido
original de la Escritura como diálogo: palabra de dios a su Iglesia, a mí, aquí y ahora;
desarrollando en el lector la actitud de acogida y puesta en práctica.
Al lado de la Biblia, los Santos Padres gozan, por su carisma, su valor personal y
su cercanía a los orígenes, de particular autoridad a la hora de presentar los contenidos
de la fe y la experiencia de la acción del Espíritu en la Iglesia naciente. Hay literatura
abundante con el título de "espiritualidad patrística".

2.- Teología
La espiritualidad se enfrenta directamente con el dato revelado, con los misterios
en sí mismos, tratando de extraer su jugo con la reflexión apropiada y una experiencia
apropiada. Pero, la espiritualidad no actúa de manera independiente, vive y trabaja en el
ámbito de la teología, por eso la llamamos teología espiritual. Sin embargo, la creciente
especialización de objetos, perspectivas, métodos, ha hecho inevitable una cierta
especialización de la teología espiritual dentro de la teología.
En este sentido, decimos que la teología espiritual debe tener en cuenta a las
otras ramas, como ha sucedido con frecuencia en la historia. Una determinada línea
dogmática da origen a una espiritualidad afín. Y una determinada experiencia y
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reflexión espirituales ponen en pie una orientación determinada o escuela de


pensamiento dogmático.
La teología espiritual nunca debe desvincularse ni desinteresarse de los
planteamientos doctrinales, de la interpretación de fuentes y otros datos en que trabajan
la dogmática y la moral.

3.- Fuentes espirituales


Se llaman fuentes espirituales aquellas que presentan contenidos de experiencia
o de doctrina, conformes con la línea que caracteriza a la teología espiritual. Aun
cuando sean las más afines, nunca deben ser exclusivas, ya que esto sería un gran
empobrecimiento de la realidad.
Vamos a distinguir cuatro categorías:
a) Historia de la espiritualidad
b) Experiencias personales
c) Experiencias elaboradas
d) Exposiciones doctrinales

4.- Ciencias auxiliares


Se trata de ciencias que aportan materiales valiosos y útiles para el estudio de la
espiritualidad.
a) Arte
En la historia de la espiritualidad, las obras de arte y las corrientes artísticas
alcanzan valor relevante, en cuanto despertadoras de la vida y expresión de la misma.
b) Psicología
Entramos en un terreno de particular influencia en el estudio de la experiencia y
de la doctrina espirituales. La psicología tiene muchas ramas: experimental o
descriptiva, psicología humanista.
Todas sus formas presentan utilidad. En primer lugar, la psicología "religiosa",
pues se refiere a contenidos propios de nuestro campo y tiene en cuenta los principios
particulares del mismo. Presta un servicio inapreciable, para discernir, desbloquear los
procesos espirituales auténticos y para detectar sus posibles deformaciones.
c) Sociología
Existe una relación estrecha entre las condiciones sociales y la experiencia
religiosa, entre cultura y espiritualidad.
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5.- Fuentes vivas


Cuando se habla de fuentes de espiritualidad, se piensa en libros y documentos,
en la historia de épocas antiguas, en experiencias de santos famosos y canonizados hace
mucho.
En realidad, las fuentes primarias y vivas son las que están manando hoy,
corrientes, experiencias, doctrinas existentes en el hoy de la Iglesia. estamos viviendo
un presente denso e interesante de experiencia y de doctrina. Es alimento primordial de
nuestra espiritualidad.
Por eso, junto a la capacidad para leer e interpretar documentos antiguos, hay
que desarrollar la capacidad y la sensibilidad de leer y observar, de discernir y
aprovechar las experiencias y doctrinas actuales.

Tema Cuarto: Función mistagógica o pedagógica de la espiritualidad

1.- Espiritualidad y teología


Ya hemos hablado del carácter teológico de la espiritualidad y del carácter
espiritual de la teología. Se trata de una reciprocidad que hay que mantener.
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Ahora hay que insistir en que la teología cultive y desarrolle su dimensión


contemplativa y espiritual, sin olvidar el resto de sus funciones. Por el relieve que han
tomado los aspectos de racionalidad, la dimensión contemplativa se ha eclipsado o ha
pasado a un segundo plano, lo cual ha provocado un empobrecimiento de la teología
occidental.
Como consecuencia, la sabiduría se ha refugiado en doctrinas espirituales
carentes de solidez teológica y la reflexión teológica se ha encarnado en profesionales
del discurso intelectual falto de unción espiritual. Esto exige desarrollar más en la
teología actitudes de adoración, contemplación y experiencia espiritual.
Además del servicio que presta la teología como tal, la espiritualidad lleva a
cabo un servicio eminente de formación en la persona del teólogo. La teología debe
procurar sintonizar intelectual y efectivamente con el misterio de la fe, que es su
objetivo.

2.- Iglesia espiritual


Existe, en muchos ambientes, una mentalidad equivocada a la hora de asignar las
tareas a cada miembro o sector de la iglesia. Esto hace necesario restablecer una
verdadera jerarquía de valores. La dimensión espiritual es primordial en la estructura de
la Iglesia, en su se, en su vida, en su actividad y en su testimonio y esa cualidad se
encarna en toda ella, en sus funciones públicas, en todos sus ministerios de magisterio,
gobierno y culto y en todas las personas.
Es urgente recuperar la espiritualidad de la Iglesia que se ha ocultado en el
ritualismo, el legalismo, la burocracia y un seguir tirando con una resignación y un tedio
cada vez mayores por los carriles habituales de una mediocridad espiritual.

3.- Espiritualidad integral


Lo que acabamos de decir de la Iglesia vale para cada uno de sus grupos y de sus
individuos miembros. Y lo que diremos de cada cristiano tiene aplicación comunitaria y
eclesial.
La “unidad de vida” es una de las tareas más importantes y urgentes que se
propone realizar la espiritualidad. Es de primera necesidad para desarrollar una vida
espiritual personalizada.
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“Espiritualización integral” indica el desarrollo integral de la persona. Como en


este campo existen graves y frecuentes mutilaciones y deformaciones, será necesario
que nos detengamos a exponer el verdadero alcance de una vida espiritual auténtica.
Cuatro son los planos alcanzados de lleno por el Espíritu y trabajados por la
persona, cuando se produce la espiritualización integral.
Conocimiento. Es la base de la fe, alimento de la contemplación, educación de la
prudencia y de criterios de acción. Educa a la persona en una dimensión fundamental, y
esto beneficia a la misma en todos los planos. La información y la formación intelectual
son la base de todo proceso de espiritualización de la persona. La frecuente reflexión de
los misterios y los hechos de la vida, crea al mismo tiempo los criterios necesarios para
actuar.
Afectividad. El amor constituye una nueva dimensión esencial de la persona,
complementaria de la anterior. También en esta dimensión el hombre debe ser penetrado
y transformado por los valores y las realidades espirituales. Dado que la vida espiritual
es comunión personal, la verdadera síntesis se encuentra en el amor más que en el
conocimiento. El mensaje cristiano se inclina siempre del lado del amor, Dios es amor,
comunión y alianza. La vida cristiana se robustece o debilita en la medida en que lo
hace su amor. Hemos de evitar confundir el amor con el sentimiento.
Praxis. El conocimiento y el amor se realizan y prolongan en la acción. Esta no se
refiere solamente a la práctica de virtudes y de piedad..Indica también, y sobre todo, la
acción de alcance público, externo, la transformación de la Iglesia y de la sociedad
según el evangelio. Esto actúa primeramente en la persona en la medida en que el
espiritual vive de una manera coherente con la opción de vida que ha hecho. El
verdadero espiritual vive en la historia, tiene que traducir en obras históricas las
convicciones que cree provechosas para la salvación o la dignificación del hombre.
Formas. La vida es acción y la acción necesita formas. La vida espiritual es creativa,
inventa sus formas. La finalidad de todas las formas es la de expresar la vida existente y
la de fomentar esa misma vida. Hay formas de oración, de vida consagrada, de expresar
comunión, de apostolado, etc. Las formas tienen una función necesaria, pero deben
cumplirla. Para ello, brotan en estrecha dependencia de la vida y de la acción a las que
sirven de cuerpo. Además, una vez puestas en marcha, necesitan frecuentes controles de
autenticidad. Pueden haberse deformado; o tal vez, la vida y la acción han cambiado de
sentido: no basta renovar y cambiar motivaciones internas. Es preciso que la expresión
se adecue a la nueva realidad que en ella se expresa.
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4.- Mistagogía
Palabra rara y poco utilizada en la vida espiritual hasta hace pocos años. Indica
la pedagogía e iniciación al misterio. Pone de relieve una función importantísima de la
espiritualidad y el modo de realizarla.
Naturaleza. La mistagogía se ocupa y preocupa de la transmisión y de la
asimilación del Misterio. Ayuda a saberlo proponer y a saberlo acoger en la propia
experiencia. No se trata de un método, sino de una sensibilidad espiritual peculiar que
acompaña todo el proceso de comunión de vida y los elementos que lo integran: don
gratuito y personal de Dios, mediaciones, experiencia y participación personal del
hombre. Estos componentes actúan orgánicamente conformados al que es fuente de todo
el proceso: El Misterio de Dios. Comunicándose gratuitamente, crea las mediaciones y
la experiencia del sujeto, como momentos interiores al misterio mismo. No se trata de
temas sino de relaciones interpersonales totales. Esto es un don que se da y se recibe, no
se aprende ni se enseña.
Origen. Nace de dos percepciones simultáneas: Exigencias del Misterio,
carencias en la corriente formación espiritual. La mistagogía ha puesto de relieve dos
carencias en la experiencia espiritual. La primera es que levamos dentro una gran
cantidad de verdades no integradas en la persona, verdades esenciales, de ser o n ser
cristianos. La segunda es la escasez de verdaderos maestros y mistagogos. Escasean
hombres que envuelven las verdades de la fe en la verificación de la propia vida y la
verdad de la propia vida en los contenidos precisos de la fe. Son capaces de comunicar y
de provocar experiencia.
Componentes. Son tres: El misterio de Dios, la asimilación de sujeto y los
medios de comunicación personificados en el maestro.
Proceso. La pedagogía espiritual es lenta, gradual. Como la pedagogía de Dios
en la historia de la salvación. La transformación personal del sujeto necesita el ejercicio
de la libertad, y éste tiene lugar en el tiempo. No hay asimilación honda sin proceso.
Eliminar éste equivales a reducir las realidades divinas a una información intelectual o a
una decisión de la voluntad, vías de comunicación muy superficiales para los graves
contenidos de misterio que ahora tenemos entre manos.

5.- Pastoral de la espiritualidad


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El Espíritu habita en la Iglesia, la anima, la sostiene, la santifica y la impulsa en


el camino, en la oración, en la angustia y en la tribulación. No basta hablar de personas
o grupos espirituales en la Iglesia; es la Iglesia la primera interpelada. En su doble tarea
de asimilación y transmisión de la revelación, del anuncio de a fe, la Iglesia está
comprometida con la espiritualidad. Comunica el misterio y el sentido de Dios vida y
experiencia. Hacer una Iglesia espiritual es artículo de primera necesidad..
La espiritualidad tiene horizontes y medios de acción pastorales. Veamos
algunos:
Replanteamiento doctrinal.
La espiritualidad en Institutos de Pastoral
Espiritualidad del pueblo cristiano
Prioridad mistagógica de la nueva espiritualidad

6.- Estudio y enseñanza de la teología espiritual


Por su carácter teológico y su importancia vital, la teología espiritual necesita un
estudio sistemático y generalizado. No puede quedar reducida a lecturas devocionales y
a investigaciones de algunos especialistas. Forma parte de la enseñanza teológica y de la
cultura de la fe.
Documentos del Magisterio eclesiástico.
Cfr. Manual, p. 64
Enseñanza académica.
La teología espiritual debe ser objeto de enseñanza académica, de estudio
sistemático y de investigación. Veamos lo que comporta el estudio sistemático de la
teología espiritual.
Profesores. Personas competentes capaces de transmitir a los estudiantes la
doctrina de los maestros espirituales por medio de un determinado programa
establecido.
Estudiantes. Deben aprender los métodos de estudio y orientaciones de los
maestros de teología y espiritualidad. Una espiritualidad blanda y superficial, o cruda y
desvitalizada, no responde a las necesidades actuales de la Iglesia.
Programas. Es el punto e referencia primordial. En el estudio académico existen
dos programas: uno para el estudio de la disciplina en el curso institucional de teología;
otro para los estudios de especialización.
Temática y estructura.
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Se trata de aspectos complementarios de una misma realidad. Es aquí donde la


teología espiritual demuestra su riqueza de contenidos y su capacidad de interpretar y
organizar. La necesidad de establece temas preferenciales y cuadros estructurales es la
mayor urgencia de una espiritualidad que pretenda ser sólidamente teología.
La teología espiritual necesita cierto rigor y mayor sobriedad en los temas
básicos para facilitar el ahondamiento y la estructuración.
Temas y esquemas tradicionales.
Nuevas experiencias
Manuales
Estructura de Caminos del Espíritu
Unidades internas en teología espiritual

UNIDAD SEGUNDA: COMUNION DE VIDA

Tema Primero: Vida teologal

1.- Vida trinitaria


El origen y el centro de toda vida y espiritualidad cristiana está en la
manifestación gratuita que Dios hace de sí mismo al hombre, en la capacidad de acogida
y respuesta que él suscita, y en la relación interpersonal o encuentro que resulta entre
uno y otro. Esta relación es la vida teologal.
Lo que en filosofía se llama presencia divina en la naturaleza, en las cosas, en el
hombre, en todas las criaturas: nos lo revalora la teología hablando de comunicación
personal, de "inhabitación" de la Trinidad.
En el NT se presenta bñajo dos aspectos estrechamente unidos: estático y
dinámico. El estático es la comunión y el dinámico la transformación.
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2.- Fe, amor y esperanza


Se trata de las virtudes teologales. Son más que virtudes o cualidades del hombre
para acercarse a Dios o para hacer el bien. Son actitudes fundamentalmente cristianas,
que re4alizan la vida teologal en su doble dimensión: comunicación de Dios al hombre,
acogida y respuesta del hombre a la autodonación de Dios. Son pasivas y ctivas al
mismo tiempo, son comunión recíproca, encuentro
a) En el centro
Cfr. Manual, pp. 78-80
b) Teofanía
Fe, amor y esperanza, antes que actitudes humanas, son atributos de Dios. Dios
es el verdadero sujeto de nuestra fe, amor y esperanza (Jn 4, 10). La participación de
Dios en la comunión teologal es más honda y constante. Hace de sujeto activo y no solo
se Apréndelo: cuando se pierde el respeto a Jesús, lo siguiente en perderse es la fe. Si te
acostumbras a pasar ante un sagrario sin arrodillarte, si vives la santa Misa con
superficialidad, si tus comuniones se llenan de rutina… Mejor tiembla, porque tu fe
muere.

Pero si cuidas los detalles de respeto y adoración ante el Santísimo, si comulgas cada
día como si fuera el primero, tu fe se robustecerá, y con ella abundarán en ti esperanza y
caridad. o presupuesto de la actividad humana. La actividad teologal del cristiano es una
respuesta de persona a persona, encuadrada y mantenida por el diálogo presente de
Dios.
La persona de Dios y su donación al hombre es una misma en las varias
manifestaciones:
- Palabra de la Verdad
- Amor es el motor y el contenido de la palabra
- Promesa de mayor plenitud
Estas son las formas o aspectos englobados en el acercamiento de Dios al
hombre. Se interpretan: la revelación es amor y por amor, es promesa de luz y verdad
completas. El amor es revelación.
La iniciativa de Dios tiene carácter provocativo, está hecha para despertar
reacción en el hombre, le obliga a responder en el mismo lenguaje: a palabra, fe; a amor,
amor; a promesa, esperanza.
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c) Respuesta múltiple
Creer, amar y esperar es la reacción lógica del hombre a la conducta que Dios
tiene hacia él. Lógica sobrenatural, fruto de una gracia que le hace capaz de percibir y
corresponder. La iniciativa es siempre de Dios.
Las virtudes teologales siguen, por parte del hombre, una largo proceso de
crecimiento, asimilación. Aunque aceptadas como don de Dios, requieren mucho tiempo
para convertirse en criterios, motivos, dinamismo del hombre. Con nuevas gracias,
mucho tiempo y ejercicio, fe, amor y esperanza se apoderan de la libertad y del
psiquismo humano.
En este proceso de transformación, ponen a prueba la fidelidad del creyente:
creer en la total oscuridad, amar en el abandono y la aridez, esperar contra toda
esperanza.

3.- Presencia en mediación


En el trato directo y familiar de dios con el hombre intervienen personas,
acontecimientos, objetos, lugares que quedan incorporados a la relación personal.
Participan también las capacidades y componentes de la persona: cuerpo y mente,
imaginación y sensibilidad, corazón y experiencia. Todo ello confiere a la revelación y a
la vida teologal cercanía y realismo. Al mismo tiempo ocasiona cierta opacidad que
obliga a vivir la comunión en actitud de trascendencia.
Hablamos de mediaciones en el marco de las relaciones entre el hombre y Dios.
Mediación es un concepto fundamental en teología, que responde a la estructura y la
dinámica de la revelación. Dios se dirige a la persona en su íntima libertad. Para hacerse
oír, entender y amar, hace uso de toda clase de medios que faciliten y estimulen la
relación personal. Las mediaciones tienen naturaleza y funcionamiento teologales, y
exigen un tratamiento teológico serio, para no reducirse a prácticas devocionales o
gestos públicos de religiosidad.
Cfr. Manual. pp. 84-89.

4.- Encuentro verdadero


a) Hijos de Dios en Cristo.
Hablando en términos del NT el cristiano es hijo de Dios. Este título no indica
solamente una dignidad estática del ser. Quiere definir el trato, el estilo de relaciones
personales entre Dios y el hombre, el título de hijo de Dios es dinámico. Este segundo
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significado es consecuencia del primero. En las palabras de Jesús destaca el carácter


personal y dinámico de nuestra filiación. Quiere, no solamente que seamos hijos, sino
que nos sintamos tales y actuemos como tales ante Dios y los hombres.
b) Adherencia y trascendencia
La certeza del don divino, de la comunión o encuentro verdadero que el Espíritu
Santo crea entre el hombre y Dios, no nos dispensa de una educación teologal, para
depurar y hacer transparentes las mediaciones.
Resulta connatural y necesario a la vida teologal el recurso a las mediaciones.
Siendo estas mediaciones realidades conscientes y objetos propios y suficientes de
ciertas tendencias parciales del hombre, se le impone a la persona teologal la tarea de
trascenderlas. No tiene que deshacerse de ellas, eliminarlas, porque son mediaciones
permanentes y sustantivas, no simples estímulos del recuerdo. De ahí la doble actitud
que integra simultáneamente la relación teologal: adherencia y trascendencia.
En su búsqueda de la relación con Dios, las virtudes teologales aprovechan todo
lo que puede servir para este fin: descubren mediaciones, las valorizan, las aprovechan.
Pero, por esta misma ley de búsqueda del Dios inconfundible, las virtudes teologales
relativizan las mediaciones, las someten a un control escrupuloso con el fin de que no
absorban la relación teologal que por medio de ellas se comunica de persona a persona.
c) Encuentro personal en mediaciones
No se trata de dos formas disyuntivas, se pueden armonizar. El encuentro de
Dios con el hombre tiene lugar en las mediaciones y en del hombre con Dios también.
Si embargo, ambos tienen intención de establecer comunión inmediata y personal, en
que todos los medios queden a un lado, si ellos mismos no son personas.

Tema Segundo: Acción del Espíritu Santo

1.- Persona y acción del Espíritu


La Espiritualidad acusa muy de cerca la riqueza y las carencias de la teología en
general. La conciencia de los contenidos influye en las modalidades de la catequesis, la
piedad y la experiencia de la Iglesia.
a).- Fe y teología
La revelación bíblica ha desarrollado de manera particular la obra del Espíritu Santo en
el curso de la historia de la salvación y, de manera más explícita en la vida de Jesús y en
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los hechos de los apóstoles. El Espíritu anima, empuja, guía a Jesús, a los apóstoles, a la
comunidad primitiva.
Por urgencias apologéticas, la teología posterior se fijó preferentemente en temas
especulativos. Se hizo necesario desarrollar estas cuestiones para hacer frente a las
herejías, por exigencia normal de la comprensión d la fe. Pero este desarrollo unilateral
del aspecto especulativo originó una carencia en la teología que se ha dejado sentir
negativamente en la espiritualidad. El Espíritu ha quedado desdibujado, sin encarnar en
la historia, in presencia definida y sentida en la piedad, en comparación con la otras dos
personas de la Trinidad.
La experiencia comunitaria, la doctrina del concilio y la teología renovada han
despertado y sensibilizado de nuevo a la persona, la presencia y la acción del Espíritu
Santo en la salvación, en la vida cristiana, en los signos de los tiempos, y es en esa
presencia y acción concreta donde mejor se revela su Persona divina.
b) Presencia activa
En la revelación y en la teología reciente está muy acentuada la acción del Espíritu
Santo en el organismo eclesial, en la comunidad, y no solamente en cada uno de sus
miembros. El concilio lo afirma constantemente, pero cuida de afirmar al mismo tiempo
el carácter personalizado de sus elaciones con la comunidad creyente.
Es importante notar que la presencia activa del Espíritu en la Iglesia y en el
cristiano se extiende a la totalidad de su existencia y de sus manifestaciones y no se
puede limitar a un tipo de personas u ocupaciones.
c) Funciones
Sintetizando la doctrina cristiana y las enseñanzas del concilio Vaticano II,
podemos determinar algunas de las funciones en que se concretiza la acción universal y
omnipresente del Espíritu de Jesús:
Vivifica
Unifica y diversifica
Santifica
Evangeliza
Estas cuatro líneas pueden agrupar de algún modo las múltiples funciones que el
Espíritu realiza en la Iglesia y en cada uno de los creyentes. Con todas las funciones que
pide la gracia, la función, el ser de cada uno y sus circunstancias.

2.- Dones y carismas


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La acción del Espíritu radica en su presencia de inhabitación, nace desde dentro,


porque constituye la vida misma sobrenatural de la persona. Es primero y más grande
don del Espíritu es el mismo Espíritu que nos ha dado.
Es tanta la variedad, la intensidad, la interioridad de su obra, que resulta
imposible de clasificar y describir, y aún de conocer. Por esta razón, el esquema
siguiente no pretende limitar el ámbito o las formas de su acción. Simplemente presenta
algunas formas que han sido establecidas y desarrolladas por la teología y la
espiritualidad, para ayudarnos a comprender este misterio insondable.
Carismas. En la definición de carisma que nos ofrece el Vaticano II destacamos los
siguiente elementos:
gracias especiales
provenientes del Espíritu
concedidas a todos los fieles
para bien de la Iglesia
bajo el criterio de la caridad y la autoridad
Los carismas se pueden clasificar de la siguiente forma:
de conocimiento: de fe, de inteligencia
de lenguaje: profecía, palabras de sabiduría, lenguas e interpretación
de acción: servicio de caridad, curaciones y milagros
La espiritualidad se ha vuelto particularmente sensible a esta manera de acción del
Espíritu, atenta a las manifestaciones personales y comunitarias que tienen los carismas
en la Iglesia.
Los dones
Constituyen uno de los temas de mayor relieve en a espiritualidad de los últimos siglos.
A partir de los siete dones se ha explicado todo: la acción del Espíritu, el crecimiento de
la gracia, la actividad profética, la experiencia mística etc. Si los comparamos a los
carismas, los dones tienen carácter más directamente personal y santificante. Los dones
del Espíritu y la docilidad generosa del cristiano, dan frutos permanentes: Gal 5, 22-23.
Inspiraciones
Son gracias actuales y pasajeras, continuas y variadas con que el Espíritu impulsa y guía
la vida de gracia a su continuo ejercicio y desarrollo. Son luz para conocer la presencia
de Dios, su voluntad en la situación, impulso y fuerza para realizarla y ponerla en
práctica en medio de repugnancias y obstáculos.
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La inspiración tiene un campo muy amplio de alcance. Puede referirse a cosas obligadas
o prescritas; y puede también el Espíritu inspirar ciertas acciones en terreno libre, donde
ninguna ley determina.
Actúan insertadas en la actividad Psicológica humana, y no resultan perceptibles como
especialmente sobrenaturales. Vienen normalmente con ocasión de un estímulo natural.
Requieren discernimiento, y luego docilidad.

3.- Experiencia cristiana


La inhabitación y la divinización alcanzan al ser profundo del creyente y se
convierten en vida personal. Una vez que se apoderan de la vida personal, entran directa
o indirectamente en el campo en el campo de la conciencia. La vida teologal se hace
consciente, pasa a ser encuentro y comunión personal. En este contexto y en este
sentido, interviene la experiencia en la vida cristiana como un elemento fundamental.
Experiencia de vida cristiana
Toda la estructura de la revelación y de la vida cristiana lleva el germen dela
experiencia.
La revelación se presenta como alianza. La alianza s reciprocidad de amor, de
comunión, de fidelidad. Dios, antes de que se comprometa, quiere que su pueblo se dé
cuenta y recuerde las acciones de Dios a su favor en circunstancias concretas de historia
y geografía. Dios quiere la experiencia como base de la comunión.
Si interpretamos la venida de Cristo en clave teologal, da el mismo resultado, con mayor
acentuación. La vida de la gracia es don de Dios, autocomunicación que pide respuesta
de fe, amor y esperanza. Para que esto se dé es necesario que haya conciencia receptiva,
recíproca La vida cristiana no es solamente un don, sino una vocación, una llamada, y
ésta implica conciencia de la interpelación de parte de Dios.
En la revelación encontramos los elementos para entender qué tipo de experiencia es a
que aquí se afirma. No se trata de sentimentalismo, gusto emoción. Llamamos
experiencia al encuentro o contacto directo que tiene lugar entre una persona y un
objeto. En nuestro caso, llamamos experiencia al encuentro directo entre una persona y
otra que libremente se le comunica y manifiesta. Es distinto conocer a una persona por
medio de la observación o la información minuciosa que por vía de una confidencia de
la misma. Esta es la verdadera experiencia personal.
Esta última forma de experiencia humana es la que más nos acerca para comprender lo
que llamamos experiencia de Dios. No como algo que nosotros vemos, tocamos,
20

gustamos, sino como acogida de una Persona divina que se nos revela en su ser, cercano
y trascendente, unas veces causando gusto y oras disgusto; es Dios.
Hambre de experiencia
Con el sentido que hemos encontrado en la experiencia cristiana, nada tiene de extraño
que los cristianos la sientan como una exigencia. Es la aspiración elemental a ser y
sentirse cristiano, es decir, una persona a quien Dios dirige su palabra y su amor
electivos e interpelantes, una persona que al orar, servir y amar, está dialogando con
alguien y no haciendo proyectos de vida individual.
Esta experiencia y necesidad de ella se aplica a todas las realidades divinas y humanas
de la existencia cristiana. Todo son mediaciones de encuentro, formas y lugares de la
experiencia. Se habla con mayor énfasis y frecuencia de la experiencia de Dios en la
oración, el hermano, la cruz, etc. Pero se da igualmente en tantos otros campos.
Qué experiencia
Distingamos ahora los grados de calidad de la experiencia que hemos presentado:
Experiencia-impresión. Es aquella en que se busca la reacción subjetiva en el contacto
con el objeto o persona. El objeto sirve de pretexto o estímulo.
Experiencias, en plural. Son momentos privilegiados de la existencia en que la persona
capta con particular hondura e inmediatez e sentido de la vida y la presencia de Dios en
ella, el valor de trascendencia y eternidad que encierra la historia, la naturaleza.
La experiencia, en singular. Es el resultado y la decantación de varias experiencias. La
experiencia se pega a la persona y la transforma convirtiéndose en un modo de ser y
fuente de vida: sabiduría, intuición, amor, prudencia etc.

4.- Discernimiento espiritual


Tema esencial y urgente de la vida cristiana, tanto eclesial como personal. Esuna
actitud cristiana fundamental, que garantiza la autenticidad de los varios componentes
de a espiritualidad: funciones, dinámica, espiritualidades.
Hablando de la vida teologal, hemos dicho que la mediación divina se realiza a
través de mediaciones. El discernimiento no pretende aislar la acción del Espíritu
eliminando los ingredientes subjetivos, creacionales, sacramentales. Se trata de purificar
y hacer transparentes las realidades humanas, manteniéndolas, de manera que el Espíritu
actúe en su propio ser.
Derecho y deber
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El NT presenta la discreción de espíritus como derecho y capacidad nueva. De ello


habla Pablo en 1Cor 2. El cristiano recibe luz y libertad para poder juzgar y distinguir lo
auténtico de lo inauténtico: en misterios, doctrinas, modos de vida, iniciativas, etc. Es
también un deber: 1Jn 4, 1.
Conviene determinar la naturaleza de esta capacidad y función. El discernimiento no es
un control o crítica, es acción, gracia y luz del Espíritu mismo. Por medio de ella, ayuda
al creyente a distinguir la obra divina de interferencias y deformaciones humanas.
Ayuda a detectar la gracia, percibir su soplo, saber colaborar en medio de la
complejidad objetiva y subjetiva de la existencia humana.
Ámbito de aplicación
El discernimiento ha recibido un ensanche ilimitado en cuanto a los campos de su
aplicación. Ha invadido toda la realidad de la salvación y de la historia. Se hace no
solamente eclesial y comunitario, sino abierto a temas implicados, n virtud del
evangelio integral y de los signos de los tiempos: cultura, economía y política.
Los sectores fundamentales del discernimiento son tres:
La interioridad de la va teologal.
La vida de la Iglesia
La historia en general
Personal y comunitario
En la medida en que se ensancha el ámbito de aplicación del discernimiento, se
ensancha el método del mismo. Para un discernimiento personal, bastaba la lucidez de
la persona interesada con alguna ayuda eventual de consejero o director. Cuando se trata
de discernimientos complejos en campos complejos de la historia y en actividades de
colaboración, el discernimiento se vuelve necesariamente comunitario.
Cfr. Manual, p. 107.
Criterios de discernimiento
Los cambios de nuestra época han hecho más necesario y urgente el discernimiento
espiritual, y al mismo tiempo, lo han hecho más difícil.
Los puntos de referencia que aplicamos a las situaciones concretas, para descubrir o
deslindar la acción del Espíritu, tienen alcance relativo, ninguno de ellos basta por sí
solo para darnos certidumbre absoluta. Añadamos a esto la limitación subjetiva de su
aplicación concreta, en que las mezclas humanas vuelven a aparecer. A pesar de estas
limitaciones que conlleva todo lo humano, los criterios son válidos y necesarios.
Cfr. Manual, p. 108
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Tema Tercero: Santidad cristiana

1.- Naturaleza de la santidad


El término "santidad" es aplicado por la Escritura, la teología, la liturgia y la
espiritualidad a toda clase de personas y cosas. Así se pone de manifiesto su validez y
universalidad. Hay que mantener unidas las varias aplicaciones: Se esclarecen y juntas
dan el significado real de la santidad cristiana: resplandor de vida que sigue el misterio
divino en todas sus manifestaciones. Definidas cada una por su parte sufren, desintegran
y caen en ambigüedad. La santidad de Dios resulta abstracta, la de la Iglesia se reduce a
argumento apologético y la del cristiano queda en esfuerzo individual por conseguir la
perfección.

a) Antiguo Testamento
En el AT. se describe bien la santidad de Dios, sus derivaciones hacia el hombre,
los lugares, los objetos y las diferentes mediaciones.
Dios es el Santo por excelencia. Es santificado y santificador. Es santificado
cuando su Santidad es reconocida y adorada por el hombre. Es santificador porque hace
partícipes a los hombres, purificándolos de toda indignidad y transformándolos
progresivamente en imagen de su santidad divina. La santificación tiene
correspondencia libre y cumple misión de testimonio. La santidad es un misterio,
además de exigencia personal, que se traduce en conducta fiel.
Comunicando su propia bondad trascendente, Dios suscita un pueblo fiel. El
destinatario de la obra santificadora de Dios es un pueblo; un pueblo escogido para el
culto y para ser testigo ante los demás pueblos de su bondad: Ex 19, 56.
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b) Nuevo Testamento
El NT. nos permite captar la santidad de Dios en sus momentos culminantes: Ef
1, 3-14.
Se trata de una iniciativa divina que hace de la santidad un don. Estamos en el
plano de la comunicación personal: santificar al hombre es transformarlo, elevándolo en
Cristo a la condición de hijo, ejerciendo para con él su divina Paternidad.
Los textos neotestamentarios llevan siempre implícitos o explícitos los diversos
aspectos del misterio de la santidad: ser de Dios, acción de Dios sobre el hombre,
conformación de éste a la imagen de Cristo, renovación moral. Si se comienza por la
santidad de Dios, concluye en el compromiso de vida cristiana santa; si empieza por las
exigencias de vida cristiana, lo justifica recurriendo a la santidad de Dios.
En el mismo sentido, la santidad como respuesta del hombre, es conformidad a
la imagen de Cristo Hijo, asimilándose por medio de él a la santidad y a los designios
eternos de Dios: Rom 8, 29-30.
Jesucristo es el santo de Dios por excelencia. Por la unión de Dios y hombre en
su persona, por la grandeza de su propia existencia como reflejo de Dios Padre, por la
misión recibida y cumplida en el Espíritu Santo de llevar a cabo el plan salvífico.

c) Definiciones
Cfr. Manual, pp. 119-120.

2.- Iglesia santa


El vaticano II ha sido denominado "concilio de la santidad". podemos ceñirnos a
la constitución sobre la Iglesia (LG), impregnada toda ella de santidad, especialmente
por su capítulo 5. Entre sus aportaciones más relevantes se encuentran tres: enclave,
noción, universalidad de la santidad: LG 39-42.
Como enclave, la santidad se coloca en el corazón de la Iglesia, forma parte de
sus dimensiones esenciales; no solo como nota apologética, sino también como tarea
cotidiana y experiencia de vida. No es cuestión de ascesis o deber de algunos cristianos
particulares, sino parte esencial del misterio de la Iglesia como tal.
Esto obligó a revisar la noción de santidad, dándole un carácter más bíblico, a
centrarla en los elementos esenciales de la vida cristiana: santidad objetiva y subjetiva a
la vez.
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La universalidad es el corolario del emplazamiento y de la noción. Colocándola


y definiéndola como dimensión esencial de la Iglesia, integrada con elementos del
evangelio, resulta normal que alcance y obligue por igual a todos.

a) Don y tarea
Cfr. Manual, pp. 120-121.

b) Multiforme
Cfr. Manual, p. 122.

c) Todos y cada uno


Cfr. Manual, 122-124.

3.- Ideal de perfección cristiana


La santidad cristiana tiene rasgos bien caracterizados y convergentes. No se trata
de fijar un esquema de santificación válido igualmente para todos, los santos han
seguido un esquema propio. Punto obligatorio de referencia será siempre el evangelio.
La perfección cristiana tiene por base: comunión filial con Dios; conversión y
seguimiento de Cristo en fe, amor y esperanza; en el espíritu del sermón de la montaña:
bienaventuranzas, la oración filial, la caridad universal y la fidelidad de las obras
concretas.

a) Variedad de perspectivas
Dada la variedad de elementos y fases que integran la santidad cristiana, no es
extraño que exista un pluralismo a la hora de hacer una presentación global. En la
práctica, las varias expresiones designan todas ellas la perfección en su totalidad,
aunque acentúe uno u otro de sus varios componentes.
Cfr. Manual, pp. 124-125.

b) Norma canónica
Esa norma está integrada por dos puntos de referencia, que podríamos
denominar: extensión e intensidad, cantidad y calidad. El primero se refiere a la materia
del examen, el segundo al grado o calidad de la respuesta.
Virtudes cristianas
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El examen se refiere a la realización de las virtudes cristianas: teologales y


cardinales. No solamente práctica, sino vivencia personal plena a nivel de convicción,
de afecto, de praxis.
Grado heroico
Significa la calidad especial que denota plenitud de gracia y de respuesta. El
heroísmo se concretiza en tres rasgos: cumplimiento fiel, constante y perseverante.
Ejemplaridad
Significa que el desarrollo de la vida en su totalidad, o por intervenir una
conversión destacada, tenga fuerza de edificación cristiana.

c) El ideal
Se trata de recoger las mejores esencias de la santidad cristiana y establecer entre
ellas orden y jerarquía.
Unión teologal
Es la primera y más importante. La santidad viene de Dios y a él se ordena en
último término. En el santo prevalece la experiencia de la comunión con Dios. No se
hace santo por cumplir un programa teórico de perfección, sino por virtud de un
encuentro con Dios por Jesucristo. ese encuentro da sentido nuevo a su ser, vivir y
obrar.
Comunión eclesial
El santo no lo es para sí mismo, es un don de Dios a su Iglesia. Por eso, tiene
tanta importancia que se desarrolle, al mismo tiempo que la unión con Dios, la
comunión y la solidaridad con los hermanos.
Perfección moral
La santidad evangélica conlleva una larga serie de virtudes bien arraigadas, que
expresan los dones y las exigencias de la vida teologal, de la conformación a Cristo, en
consecuencia con la salvación recibida. Virtudes auténticas, personales, completas que
incluyan los tres planos de la "espiritualización": convicción, amor y praxis.
Equilibrio psicológico
La gracia se desarrolla en las en las condiciones psíquicas del sujeto. Por tanto,
el psiquismo cuenta para la santidad, como presupuesto y como fruto o expresión. Las
exigencias de Jesús a los que se acercan a él son: cree, ama, confía. Pero estas mismas
actitudes teológicas requieren cierto grado de conciencia y libertad que pueden no
existir.
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4.- Los santos canonizados

a) Teología
La Iglesia posee una forma especial de reconocimiento a la que se llama
canonización. Se trata meramente de un reconocimiento oficial de la Iglesia militante y
válido para ella.
En el santo logrado se reconoce la santidad de Dios y la imagen de Cristo en
grado eminente y visible, eso es lo primero que proclama la canonización. Muestran, asl
mismo tiempo, la santidad de la Iglesia encarnada en vidas consagradas a la adoración y
al servicio de la caridad. Y ponen de manifiesto innumerables gracias personales y la
propia generosidad personal. En el santo confluyen la sanidad de Dios, la santidad de la
Iglesia y el ideal de perfección cristiana.

b) Finalidad
Cfr. LG 50.
Cfr. Manual, pp. 128-129

c) Selección
Enumeramos los tres criterios que han influido en la preferencia por unos
cristianos antes que por otros, a la hora de canonizar: relevancia histórica, universalidad
y herencia.

d) Modelos espirituales
Al lado de los santos canonizados podemos colocar a un tipo determinado de
cristianos, que realizan valores evangélicos y humanos con particular fuerza y atracción.
No es necesario que gocen del reconocimiento oficial de una santidad canonizada; tal
vez incluso el conjunto de su vida no sea para una canonización. En cambio, poseen una
representatividad, una capacidad eminente de realizar los valores que arrastran a
muchos contemporáneos, en grado muy superior a los santos canonizados.
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UNIDAD TERCERA: FUNCIONES PRIMORDIALES

Tema Primero: La oración

1.- Qué es oración


a) Oración de Jesús
La oración cristiana tiene su fundamento, modelo y descripción en la persona y
en la vida de Jesús. El NT nos presenta a Jesús orante, alguna de sus oraciones y
enseñanzas sobre la oración.
Jesús es orante por sí mismo. Vive la oración como realización constante y
espontánea de su condición filial. Por otra parte, su oración está arraigada en su obra
apostólica.
Desde su propio ser, experiencia y vida, Jesús habla también de la oración de los
cristianos y establece las bases, los contenidos y las experiencias.
b ) Oración del cristiano
La oración es don de Dios, respuesta del hombre, encuentro de amistad.
Es un don, Dios nos trata como a hijos y nos da el poder escucharle y
responderle como a Padre. La oración es lo que hace dios en el hombre y no asl
contrario.
Es una respuesta. El don provoca la respuesta en correspondencia de amor y
palabra. la oración requiere empeño por parte del creyente, que se abre a Dios con todo
su ser creatural y filial, y entrega su vida entera en el encuentro.
Es un encuentro. Don y respuesta actúan en correspondencia, encuentro personal
en fe y amor, diálogo de amistad, trato familiar.
Esto, que es definitorio y esencial, asume varias formas de expresión, según el
orante y sus circunstancias.
c) Definición
Cfr. Manual. pp. 141-142.
d) ¿Qué no es oración?
Cfr. Manual, p. 142.
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2.- El orante
a) Cristiano orante
El orante es quien entra en comunión y diálogo con Dios. es más que su persona,
su yo alcanza valor multipersonal: en él oran Cristo y es Espíritu, en él se expresa la
Iglesia, y en él se encarnan y hacen oración las ansias, las alegrías, los proyectos y las
necesidades de todos los hombres. Pero al mismo tiempo, el yo responde a un orante
personal, responsable.
Sorprende la poca atención y el poco cuidado que se pone en la vitalidad
oracional del cristiano. Después de Dios, el orante constituye el valor supremo en todo
el ámbito de la oración. El orante es una persona de experiencia de Dios, una
experiencia concreta.
b) Los participantes
Cuando el cristiano ora, en él y en torno a él actúan Jesucristo, el Espíritu Santo,
la Iglesia y todos los hombres. El orante no ora de manera aislada.
c) Compromiso total
El orante no limita su identidad a los momentos de oración. El ser orante supone
y exige un modo de ser de la persona, un modo total de vivir. O se es habitualmente, o
no se es por decisión repentina en momentos especiales.
La vida de oración implica el desarrollo de una vida teologal hasta su madurez.
Cuando se emprende una vida de oración hay que cuidar que toda la vida cristiana se
desarrolle de forma paralela. Lo grave no son las distracciones que se puedan tener en el
momento de la oración, sino el no vivir la relación con Dios como esencia de la vida.

3.- Formas de oración


Cfr. Manual, pp. 145-151.

4.- Oración de cada día


La oración no es teoría, es acción, no en un momento de efusión sino en el curso
de la vida y de los acontecimientos día a día. La oración debe entrar en la vida; orar en
la vida, orar la vida misma. La oración está sujeta a un proceso de crecimiento, de
desarrollo en el que son necesarias las crisis.
Como conclusión, remito a la página 152 del Manual.
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Tema Segundo: Apostolado

1.- Evangelizar
El evangelio es por su misma naturaleza evangelización, anuncio, palabra de fe
para la salvación de todos. Nos afecta en un doble sentido: tenemos que anunciarlo y
necesitamos recibirlo.
a) Nociones: Cfr. Manual, p. 210.
b) Funciones varias
- obra de salvación
- proceso de salvación
- mediaciones de salvación
c) Agentes
- Obra del Espíritu
- Misión de la Iglesia
d) Contenido y formas
Se trata de llevar el evangelio a todos los ambientes de la humanidad y
transformarla desde dentro, con la novedad del bautismo y la vida según el evangelio.
En cuanto a formas podemos señalar tres:
- Actividad misionera
- Actividad pastoral
- Actividad ecuménica

2.- Experiencia apostólica


El apostolado es expresión esencial de la vida teologal, y posee, por tanto, plena
vitalidad espiritual. Esta se realiza en la experiencia de Dios, en la comunión pasiva y
activa con el misterio de la salvación que se revela en Cristo.
a) Testigos de Dios
Testigo es el que da testimonio. Hemos de entender el testimonio con su fuerza
original del N.T., integrado por tres elementos: 1) su contenido de misterio de la muerte
y resurrección del Señor, no de la vida y virtudes del apóstol mismo; 2) los hombres a
quienes va dirigido el testimonio, que reciben el don y la gracia de Cristo; 3) el testigfo
que por su experiencia y palabra facilita el encuentro entre los dos anteriores.
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b) Ministros de Cristo: 1Cor 4, 13


Son instrumentos de Cristo encarnando en su propia vida las virtudes que
transmiten a los demás (Gal 2, 20). Se trata de un servicio que no siempre resulta
cómodo, debe anunciar un mensaje que no le pertenece y que no puede cambiar (Gal 4,
16). El apostolado es una confesión de fe y humildad, una profesión de fe y amor.
c) Testigos entre sus hermanos
En su anuncio de fe y en sus servicios de caridad, el apóstol comparte con sus
contemporáneos, sus hermanos sus esperanzas y sufrimientos, sus esfuerzos y sus
cansancios. Esto lo hace no por compasión, sino por solidaridad. También él está
necesitado de salvación como los demás, ayudando a los otros trabaja su propia
salvación (1Cor 9, 16).
d) Experiencia de cruz
El apostolado no es un triunfo, es un servicio de amor que lleva a dar la vida, de
golpe en el martirio o gota a gota. Cuenta con la gracia de Dios (2Cor 2, 7-10).

3.- Virtudes apostólicas


El apóstol es fruto de mucha gracia y larga preparación. Las virtudes son modos
de ser, calidad de persona. En el apostolado la calidad cuenta más que la cantidad de
palabras y de servicios prestados. Esa calidad viene en primer lugar del mismo
evangelio, y derivadamente de la persona que lo vive y lo anuncia.
a) El ideal
Es necesario trazar un ideal válido y atrayente, al mismo tiempo que asequible:
AG 25). Sobre esta pauta, atrayente y exigente, podemos trazar un esquema de las
virtudes apostólicas.
b) Virtudes teologales
- Fe
- Caridad
- Esperanza
Derivadas de estas virtudes, debemos recordar tres actitudes o disposiciones
permanentes que caracterizan el ánimo apostólico.
- Transparencia, ser sacramento de la presencia y de la obra de Cristo.
- Disponibilidad, a la voluntad de Dios y a las necesidades de los hombres.
- Desprendimiento, propio de quien trabaja con bienes ajenos.
c) Virtudes humanas
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Se trata de un elementos humano en apariencia, pero divino y espiritual en su


raíz profunda. Hablamos de las cualidades "sociales" de la persona, instrumentos para
construir iglesia en la convivencia, en el apostolado y en todas las formas comunitarias
de salvación. No se trata de simples modales o medios para conquistar simpatías,
amistades o admiración. Es un modo de crear clima y confianza para que la palabra y el
testimonio de vida del cristiano se hagan creíbles.

4.- Obras apostólicas


La caridad interior, la experiencia, la oración, el sacrificio, no dispensan de
actuar en la vida de los hombres con estructuras humanas y visibles. A esta necesidad
responden las obras apostólicas. Señalamos fundamentalmente dos: Educación en la fe y
obras de caridad. A estas dos hay que añadir la sacramentalización y las actividades de
tipo técnico.

5.- Integración teologal


El apostolado es un elemento esencial y una dimensión totalizante de la vida
teologal, de la experiencia cristiana.
a) ¿Contraste con la oración?
No se puede hablar de contraste ni de incompatibilidad, existe una relación
recíproca.
b) bases de integración
- Caridad pastoral.
- Vocación concreta.
- Oración apostólica.
- Disciplina de vida.

Tema Tercero: Muerte y resurrección


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1.- El misterio cristiano


La secuencia "vida teologal - muerte - resurrección" sigue su ritmo en la
existencia de Cristo, de María, de la Iglesia, de cada cristiano. Se repite innumerables
veces dentro de la vida de cada uno de ellos, cada experiencia de resurrección va
precedida de una experiencia de muerte y viceversa.
a) La cruz de Cristo
La cruz ha entrado en la espiritualidad por obra y gracia de Cristo. En la vida de
Jesús, la cruz tiene un sentido muy concreto (Jn 15, 13). Aunque haya tenido lugar en el
momento final, la cruz ha sido una presencia constante en la experiencia de su misión y
destino. Jesús es un hombre entregado al servicio de amor, ese amor exige sacrificios,
olvido de sí mismo, renuncia a comodidades, etc. Se trata de su vocación, que él
cumplió fielmente: Jn 4, 34.
b)Vida y pasión de la Iglesia
La Iglesia, guiada por el Espíritu, debe caminar por el mismo camino que Cristo,
sendero de la pobreza, la obediencia, el servicio y la entrega total. El modo dependerá
de las circunstancias en las que vive. No debe olvidar que la cruz es fuerza de redención
y de victoria.
c) Vivir y morir del cristiano
Proclamación solemne de Jesús: Mc 8, 34-35.
Cfr. Manual, pp. 232-234.

2.- Pecado y conversión


La redención de Cristo, la vida y muerte de cristiano, la dinámica del
crecimiento espiritual, solo se entienden contando con un factor negativo, doloroso y
omnipresente: el pecado. El pecado tiene una historia, una teología, una experiencia , y
actúa con toda su realidad, en mayor o menor grado, en el ámbito de la espiritualidad.
a) Experiencia de pecado
El discípulo de Cristo se propone el mismo proyecto de vida que su Maestro.
Pero un hueco fundamental va a cambiar el panorama. Las dificultades al amor y al
reino nacen en el espíritu libre del discípulo, que es pecador. Por donde uno empiece a
razonar en cristiano, viene a dar en la condición pecadora del hombre y de la
humanidad. Si se fija en sus debilidades, desórdenes, egoísmo, crueldad, la presencia
del pecado es evidente. Si atiende a sus capacidades de amor desinteresado y de
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servicio, no tarda en descubrir, dentro de sí mismo, y fuera obstáculos,


entorpecimientos, hechos y tendencias que no dejan al amor desarrollarse.
b) Penetración del pecado
El pecado tiene muchas formas de presentarse y actuar. Dentro del hombre, la
presencia y acción del pecado es un dato primordial. El pecado es, ante todo, ofensa de
Dios, ruptura y desgana en el amor, desviado a otros objetos. Esto es una realidad;
incluso el hombre redimido tiene la libertad tocada y sufre la tendencia al mal. Con esta
predisposición interior, organiza los medios externos y los valores de la creación para
sus fines desordenados.
c) Arrepentimiento y conversión
Frente a la fuerza del mal y del pecado, existen el arrepentimiento y la
conversión, modalidades de la gracia en la lucha contra el mal. El arrepentimiento es
una fuerza que destruye las raíces del mal, impidiendo su ulterior difusión. El pecado
individual tiene consecuencias en la humanidad. El arrepentimiento es el camino de la
conversión, la cual completa la labor previa del arrepentimiento, orientando las energías
de la persona en la nueva dirección.
d) Penitencia
Es virtud y sacramento. La virtud lleva al sacramento y éste presupone y arraiga
la virtud de la penitencia.

3.- Ascesis cristiana


Ahora podemos entender la verdadera ascesis cristiana. Tenemos como
fundamento la vida y muerte de Cristo y como presupuesto antropológico la condición
pecadora del hombre y el contagio pecaminoso de la cultura y de la historia en general.
No se trata del esfuerzo por el esfuerzo, ni de la mortificación por la mortificación.
a) Nociones
Como expresión corriente, la palabra ascesis lleva diferentes significados
posibles, considerados de forma individual, también pueden sobreponerse:
- Ejercicio metódico.
- Disciplina espiritual.
- Renuncia dolorosa.
b) Sentido teologal
El ejemplo de Jesús, que vive para los otros, que hace el bien a sus enemigos,
que no tiene donde reclinar la cabeza y muere en cruz, ha sido un ideal absoluto y una
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norma de vida para la ascesis cristiana. Entra también el factor antropológico ante el
hecho del pecado, la condición pecadora de la humanidad, con todas sus implicaciones
y consecuencias. Es de mucha importancia e influencia. La vida cristiana percibe con
mayor fuerza el contraste y se compromete en la lucha contra el pecado y sus
consecuencias en el hombre y en el mundo.
c) Formas
El amor-opción que motiva la ascesis puede asumir las más diversas formas,
según el punto de referencia que influya en su configuración:
- valor religioso, directamente teológico o cristológico.
- finalidad vocacional, tiene en cuenta la orientación de cada vida.
- antropológico, según el concepto que tenga del hombre y de su condición real.
- cultural, en consonancia con los valores o contravalores ambientales.
Si hemos de establecer prioridades podemos hacer las siguientes afirmaciones:
En primer lugar, que la ascesis brote de un amor totalizante que siente la necesidad de
unificarse, centrarse en una persona o un valor. Y luego, que se cultiven ante todo y
sobre todo aquellas formas de ascesis que más contribuyan a la coherencia de la
vocación escogida y a la maduración espiritual de la persona.

4.- Virtudes
La ascesis cristiana tiene una doble orientación: virtudes y abnegación. La
virtudes son disposición, medio, fruto y reflejo de la vida divina, de la comunión con
Dios.
a) Cuáles
Si quisiéramos enumerarlas por separado, tendríamos una lista interminable.
Según la distribución tradicional, podemos establecer tres categorías:
- Teologales.
- Morales.
- Humanas.
b) Creativas y valientes
El sentido y la función primordiales de la virtud es asegurar a la persona
capacidades y firmeza para llevar a cabo la gran tarea de la santificación personal y de
la propagación del Reino.
c) Síntesis
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Hay temperamentos espirituales que viven a la defensiva, otros son creativos,


cada uno tiene sus rasgos característicos. Cristiana y espiritualmente, es muy superior el
segundo. No es más santo el que tiene menos faltas: Cfr. Manual, p. 242.

5.- Abnegación
Algunos reaccionan con desprecio frente a cualquier forma de abnegación o
mortificación, tachándola de crueldad inútil y nociva. Dejando de lado la historia de la
mortificación y de sus formas, presentaremos algunos principios de su actual valor y
función.
a) Sentido cristiano
La abnegación se refiere a la disposición interior, mientras que mortificación
señala gestos y prácticas concretas. Jesús habla de renuncias interiores y privaciones
exteriores. Las motivaciones son la fidelidad al Padre y la dedicación total a su misión.
En Pablo también encontramos esta realidad: 1Cor 9, 27; Col 3, 1-9. El crecimiento
comporta renuncias, pérdidas parciales, mortificación de un modo de ser para dar lugar
a otro.
b) Revitalización
La primera tarea es renovar el espíritu, despertar la sensibilidad, comprender el
sentido. Esto no es fruto de la investigación histórica o psicológica. Ha sido un toque de
gracia, una invasión de Dios, una conversión lo que ha provocado gestos concretos de
mortificación. Entre las penitencias más valiosas y eficaces, hay que contar las que
vienen impuestas por la condición humana, las penalidades de los tiempos y de los
hombres, la fidelidad perseverante a todas las exigencias de la propia vocación, esto se
realiza en el ámbito de lo cotidiano. Para la penitencia voluntaria, las penitencias
deberían empezar por el espíritu y por las facultades superiores, para modificar su
espontaneidad humana en criterios y valores evangélicos.
c) La mortificación corporal
Una de las prácticas ascéticas más antiguas y más difundidas atañe a la relación
cuerpo-espíritu: podemos decir que el sentido más común del término "ascesis"
contempla la disciplina corporal que el hombre quiere imponerse. La psicología actual
manifiesta reservas frente a la concepción que se tiene del cuerpo. En la teología y en la
espiritualidad actuales, al cuerpo, como condición del hombre, se le asignan valores y
funciones de manera explícita: la palabra, el gesto, la mirada, el tacto, la presencia
sensible. Se mantiene el principio de que también el cuerpo, como los sentidos y el
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espíritu, todos tienen que reeducarse para la creación de un "yo" integrado, y esto se
logra a base de crecimiento y renuncias parciales.

UNIDAD CUARTA: DINAMICA ESPIRITUAL

Tema Primero: Dinámica eclesial

1.- Crecimiento de la Iglesia


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El dinamismo de la Iglesia nace de sus fundamentos y funciones, de su vida y su


misión. Hablamos de dinamismo con rigor y amplitud, ya que se dan aquí sus varios
componentes: Cfr. Manual, p. 264.
a) Historia de salvación
Si queremos entender en su raíz el movimiento de la Iglesia, hemos de situarlo
en el marco de la historia de la salvación. La Iglesia ha nacido como prolongación
renovada del pueblo escogido. En la historia de Israel, vemos que la manifestación es
progresiva y gradual y por parte del pueblo vemos también que hay una evolución
progresiva.
b) Voluntad de Cristo
Jesús, al dar a la Iglesia su estructura y misión, la hace dinámica: Mt 28, 19-20.
Esto será obra del Espíritu Santo: Hech 1, 6-8.
c) Vida y misión
El crecimiento de la Iglesia sigue una doble dirección: expansión y
compenetración. En el libro de los Hechos de los Apóstoles este proceso de crecimiento
de la Iglesia. Los componentes son los siguientes:
- Misión
- Vida interna
- Crisis
d) Factores sociales
Se trata de un nuevo elemento para explicar el movimiento de la Iglesia a lo
largo de la historia. La Iglesia está hecha de hombres y para los hombres, sufriendo las
vicisitudes del hombre integral. A cada cambio radical de cultura, reempieza la
evangelización. De la misma manera que los factores psicológicos influyen en el
crecimiento individual, así los sociológicos influyen en el comunitario y eclesial.

2.- Caracterización espiritual


Establecemos algunas categorías que sirvan para comprender mejor el
significado espiritual de la dinámica que empuja a la Iglesia hacia su plena realización.
a) Esperanza
Es la primera y la más importante. El movimiento continuo, sus progresivas
realizaciones y sus limitaciones más penosas, tienen su raíz de comprensión y de
vivencia en la esperanza. La esperanza como dimensión interna de la historia, lanzada a
su destino glorioso.
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b) Santidad comunitaria
En la Sagrada Escritura, la santidad se presenta como un hecho comunitario. La
Iglesia, en cuanto comunidad, realiza un proceso largo y penoso de transformación y de
crecimiento, se trata del camino de santificación. La Iglesia no está hecha y acabada;
debe acoger el don divino, construir su santidad, convertirse de sus pecados, sufrir
conflictos internos y externos. La santidad de la Iglesia consiste en la confirmación
creciente con Cristo, en la misión evangelizadorza y en la cohesión interna de sus
miembros.
c) Exodo
Se trata de una categoría fundamental de la espiritualidad. La palabra "éxodo"
tiene tres significados:
- Hecho histórico
- Libro inspirado
- Categoría: se aplica a los hechos o experiencias que presentan alguna
semejanza con la salida de Egipto.
Se utiliza la expresión "espiritualidad del éxodo" para explicar la evolución
sociorreligiosa de grupos étnicos, pueblos, iglesias, hacia una nueva forma de vida, de
pensamiento, de acción.
Para entender su significado, hay que considerar los tres momentos que
constituyen el hecho primitivo: ruptura y abandono, camino por el desierto y llegada a
la tierra prometida. Son los tres momentos de la acción salvífica.
d) Noche colectiva
Es la expresión utilizada por Juan de la Cruz para expresar una experiencia
espiritual particularmente dolorosa y desconcertante. La experiencia de "noche" se
caracteriza por varias impresiones que se imponen con fuerza, y podríamos clasificar en
cuatro planos:
- Oscuridad en el conocimiento
- Aridez y desgana en el afecto
- Desesperanza
- Sufrimiento profundo y envolvente
Pero el contenido real de la noche es todo lo contrario cuando se vive en la
fidelidad, se trata de un proceso de purificación de sentido y motivación, de una vida
espiritual depurada que se vive de solo Dios, de una presencia de Dios que toca al
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hombre con toda su trascendencia divina y no a través de ideas subjetivas o sentimientos


fáciles.

3.- Panorama postconciliar


Cfr Introducción en Manual, p. 269
a) Nueva cultura
Cfr. Manual, pp. 270-271
b) Situación objetiva
La situación actual no es la misma que la del concilio o el inmediato
postconcilio. Se ha ido pasando de la sorpresa al entusiasmo, a las tensiones, al
desencanto. Podemos señalar los sectores en que se ha producido el impacto y la
evolución con amplias resonancias:
- proposición e inteligencia de la fe
- moral y praxis de vida
- culto y liturgia
- comunidad eclesial y estructuras.
En todos estos campos podemos observar cambios importantes en cuanto a
praxis y mentalidad. Cambios motivados por coherencia interna de la Iglesia y fidelidad
al evangelio releído hoy; por la necesidad de hacerse comprensible al hombre moderno,
necesitado de un nuevo lenguaje. Esto ha provocado una mejoría.
c) Reacción subjetiva
Frente a esta realidad caben varias interpretaciones, valoraciones y reacciones.
Señalamos las dos más frecuentes: el idealista y el instalado.
d) ¿Crisis?
Si entendemos la crisis como una situación incierta, peligrosa, que remueve y
perturba la estructura vital de un organismo o de una institución y preanuncia
transformaciones radicales, podemos afirmar que la Iglesia está en crisis. Se trata de una
de las crisis más graves de la historia, por varias causas:
- Su globalidad
- Su radicalidad
- Su rapidez

4.- Fidelidad creativa


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Las dos palabras del título recogen la actitud y el contenido de la respuesta


cristiana. Fidelidad y creatividad son en primer lugar actitud y obra de Dios, que es fiel
a sus promesas y creador de nuevos caminos en la historia de la Iglesia y de la
humanidad. Porque Dios es fiel y creativo, nosotros también podemos participar en lo
que llamamos fidelidad creativa. Esto corresponde primeramente a la Iglesia en cuanto
comunidad y a cada uno de sus miembros en particular. La respuesta a la situación
histórica eclesial debe ser fiel y activa, hemos de vivir y obrar con plenitud en medio de
la experiencia luminosa y dolorosa que estamos haciendo.
a) Realismo teologal
El primer paso del cristiano es colocarse en su tiempo con lucidez e iniciativa.
No limitarse a aguantar, sino asumir y vivir el propio tiempo.
En la historia actual se está revitalizando la salvación. A nosotros nos toca vivir,
obrar y morir en este tiempo. Vivimos en este tiempo o no vivimos. No se trata de un
realismo meramente humano, sino teologal; es decir, de una situación asumida,
comprendida y transformada con la luz y la fuerza de la fe, el amor y la esperanza.
b ) Evasiones
Cfr. Manual, pp. 274-275
c) Espiritualidad apropiada
La espiritualidad consiste en vivir la comunión con Cristo en la concreción de la
vida y de la historia. Hay una tendencia a descomprometerse cuando llegan tiempos de
crisis, esperando a que pase la turbulencia para volver a comprometerse. En realidad son
estos tiempos los que necesitan la presencias de cristianos comprometidos, es entonces
cuando maduran las personas y la Iglesia como comunidad. No hay que caer en el
pesimismo, Dios da a su Iglesia luces para actuar en el tiempo.
d) Fidelidad
Para que se dé un crecimiento, es necesario que exista continuidad; si no es así,
no se puede hablar de crecimiento sino de sustitución. Esto es esencial en el proceso de
crecimiento de la Iglesia; cuanto más radicales se hacen las crisis, más necesaria es la
fidelidad. Se entiende por fidelidad la voluntad de permanecer constante y libremente
adherido a personas, valores, compromisos tomados en medio de los cambios de las
personas y de las circunstancias.
e) Creatividad
Se trata de una dimensión de la misma fidelidad, que sigue en su evolución a los
valores reales, desplazándose con ellos a lo largo del tiempo.
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La creatividad en la Iglesia actual es un deber, implica iniciativa: abrir caminos


cuando se ofrecen posibilidades de expansión de vida, sin esperar a que la historia
coloque ante la alternativa: crear o morir. Las formas de creatividad son muchas, vienen
exigidas por la fidelidad y las circunstancias.

Tema Segundo: Crecer en Cristo

1.- Ley de vida


El crecimiento de cada cristiano se realiza y se explica en el ámbito de la
dinámica eclesial. La vitalidad es fuente de energías o vocaciones individuales de
santificación.
San Pablo
Ya en los evangelios encontramos textos abundantes sobre el crecimiento eclesial y
personal. Pero es Pablo quien mayormente ha desarrollado este aspecto entre los autores
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de los escritos del NT. Podemos resumir su enseñanza al respecto en algunas grandes
líneas:
La santificación es un don gratuito que se recibe en el bautismo (1Cor 6, 11). Ese don es
acogido y respondido por medio de la fe.
Se da un crecimiento que consiste en la conformación a Cristo, inserción en la Iglesia y
maduración en fe y amor (Ef 4, 11-16).
Este crecimiento se produce por la acción del Espíritu Santo que enseña y ayuda a orar,
a servir a la Iglesia, a soportar las tribulaciones, a combatir las malas tendencias,
mortificar el egoísmo de la carne.
La teología
La teología ha tratado el tema del “aumento” de la gracia y las virtudes, aunque quizá lo
ha visto en un sentido menos integrado en la totalidad de la persona y en un proceso
evolutivo de crecimiento.
Cfr. Manual, p.283.
La espiritualidad
Aunque todas las ciencias de la fe se han interesado por el tema, es la espiritualidad la
que lo ha hecho de manera más explícita y sistemática.
Aunque se hable de crecimiento unitario, conviene destacar los varios aspectos que
integran ese movimiento. En el fondo se trata de las mismas cinco dimensiones que
tiene la santidad cristiana: Teologal, moral, eclesial, psicológica y social.
Cfr. Manual, pp. 283-284

2.- Crecimiento espiritual


De los cinco aspectos mencionados, vamos a estudiar en primer lugar el sentido
de conjunto y los tres primeros, que tienen carácter más espiritual. Se trata de una
separación metodológica, ya que actúan unidos.

Terminología
Iniciamos recordando los varios términos con que se expresa esta dinámica del
crecimiento espiritual.
Cfr. Manual, p. 284-285.
Comunión teologal
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Entre los cinco aspectos citados y las cuatro expresiones que acabamos de indicar,
ocupa el primer lugar la dimensión teologal, la comunión de Dios con el hombre. De
ésta dependen las otras.
Para el cristiano, la santidad y la santificación tienen un carácter marcadamente
personal; consisten en la comunión-conformación, receptiva, libre y activa con Dios en
Cristo. Esa comunión se convierte en búsqueda, en aspiración afectiva y efectiva a
mayor conformación, docilidad, presencia captada en fe y en amor, en experiencia de
mayor intensidad y calidad.
Don y esfuerzo
El don de la gracia está hecho a la libertad responsable de la persona, que debe
convertirlo en proyecto personal y en esfuerzo. Quizá por reacción a las exageraciones
ascéticas de épocas anteriores, existe hoy una cierta negligencia negativa frente al
esfuerzo y a la disciplina necesarios en el desarrollo de la vida espiritual. La verdad es
que el esfuerzo no está reñido con la gracia ni con la mística, se trata de una exigencia y
de un complemento. El esfuerzo es la colaboración suscitada por el don de la gracia, que
transforma la vitalidad espiritual del hombre, la potencia, la canaliza.
Crecimiento integral
El programa y proyecto de desarrollo espiritual, basado y centrado en la madurez
teologal, se extiende a la totalidad de la persona con su vida y vocación, evitando
parcialidades peligrosas y deformaciones: cultivar solo la piedad o la actividad
apostólica.
Cfr. OT 8, en Manual, p. 286.
Entorpecimientos
Comprensión equivocada.
Indecisión
Cansancio

3.- Maduración humana


Hemos de considerar que el psiquismo interviene directamente en los procesos
espirituales, dado que éstos son personales. Así, las ciencias que estudian el psiquismo
humano toman parte en el estudio y ofrecen datos útiles para la teología espiritual.
En la condición carnal
El hombre creyente se encarna, no solamente en su cuerpo y sensibilidad, sino también
en el tiempo, el lugar, la historia. El tiempo es el espacio de la gracia y de la libertad. El
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don divino y el esfuerzo humano se despliegan en el tiempo. El tiempo es medio y


camino de maduración. Es necesario vivir el tiempo sin sustituirlo por la prisa.
Pero no es el tiempo de simple duración, sino el tiempo hecho de historia, de esfuerzo.
Por este medio, los proyectos espirituales se convierten en realidades, pasan a formar
parte de la persona entera, y no solo de sus deseos e intenciones.
Factores positivos y negativos
El psiquismo humano tiene sectores de crecimiento: cognoscitivo, emotivo, social y
ético. Acompañan y sustentan el ejercicio de la actividad espiritual: fe, amor, comunión,
etc. Todo tiene su influencia próxima o remota: las estructuras de base, las diferencias
sexuales, las edades y fases del desarrollo humano, el temperamento y el carácter. Pero
el psiquismo esta frecuentemente marcado por conflictos, tensiones, bloqueos,
anomalías. Muchos de ellos están latentes en el hombre normal, y afloran cuando el
sujeto recibe de Dios una vocación exigente y se traza un proyecto de vida espiritual
exigente. Entonces aparecen las resistencias y desviaciones.
Edades de la vida
La edad natural ejerce un poderoso influjo en la evolución espiritual del individuo. La
edad impone a la vida del espíritu nuevos horizontes y rupturas, ritmos de entusiasmo o
crisis. La edad, con fuerza positiva o negativa, resulta siempre un factor de relieve con
el que hay que contar.
En este marco surgen las crisis. Son necesarias y cuando son vividas y atravesadas en
fidelidad, dan paso al hombre maduro, a un período de vida rico de síntesis y madurez.
Cfr. Manual, p. 290.

4.- Trayectoria espiritual


Como conclusión a estas orientaciones generales, tiene sentido y utilidad hablar
de un camino espiritual con sus etapas, de un crecimiento con sus edades o fases.
Si queremos que la fijación e itinerarios y etapas no hagan más daño que
provecho, hemos de tener en cuenta algunos presupuestos. Así pues, cada uno tiene que
acoger su vocación, ser dócil al Espíritu, hacer las cosas con la íntima verdad de sí
mismo, y aplicar esquemas.
Las etapas tradicionales
Cfr. Manual, pp. 90-92
Nueva orientación
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La vida cristiana arranca del bautismo, que renueva en el creyente la muerte y


resurrección de Cristo. Ambos extremos han quedado ignorados en la visión tradicional.
Debemos incluirlos entre las fases fuertes del crecimiento espiritual: tanto la iniciación
cristiana, como la vivencia de la propia muerte y resurrección, principio y fin del
itinerario completo.
La incorporación de la maduración humana al proceso de crecimiento espiritual
obliga a tener en cuenta las edades de la vida, con sus capacidades y exigencias
psicológicas y religiosas. El desarrollo de uno y otro plano no es exactamente paralelo,
pero guardan entre sí relaciones de influjo y dependencia.
Si quisiéramos figurar el proceso con una línea, hablaríamos de la línea espiritual. El
camino espiritual no es de línea recta hacia delante. Está mejor representado por la línea
espiritual con su doble movimiento: uno que vuelve sobre sí misma, apuntando a la
misma dirección; otro que avanza, viviendo las mismas realidades desde una nueva
altura o posición. En la vida espiritual se repiten las experiencias, pero no es lo mismo,
siempre parecen nuevas.
En camino
Pasando de lo genérico a lo concreto, ya solo nos queda señalar cuáles son los pasos de
una formación espiritual dinámica e intensiva. Sirven para comprender y para actuar, en
sí mismo y en los demás. Como todo esquema general, debe ser utilizado con mucha
prudencia y flexibilidad.
Cfr. Manual, pp. 292-294.

Tema Tercero: Colaboración humana

1.- Ayuda fraterna


Todo cristiano es un colaborador en el crecimiento espiritual del Cuerpo místico. El
influjo es más amplio e intenso con quienes viven cerca, ya que entonces la
comunicación toma formas visibles y el encuentro con el hermano se materializa en una
presencia.
La ayuda fraterna supera el apostolado; es la savia que circula en todas nuestras
relaciones, que anima nuestro vivir, sin necesidad de tomar aires de edificación o
formación.
Entre hermanos
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La vida espiritual nace de una relación especial, y al mismo tiempo la fomenta. Esa
relación es solo puente pero influye decisivamente en los contenidos que se comunican
por medio de ella. La tradición cristiana mantiene una gama amplia de posibilidades de
relación cristiana; pero el fondo y la raíz de todas ellas es la fraternidad (Mt 23, 8-10).
La fraternidad es la actitud fundamental y el titulo supremo para comprenderse, amarse,
tolerarse, ayudarse entre cristianos. El peligro de olvidarlo o posponerlo amenaza, sobre
todo, a quienes ejercen formas jerárquicas de ayuda.
Base teologal
La sencillez con que se desarrollan estas relaciones entre cristianos, no debe hacer
olvidar su profundo sentido teologal.
La comunicación fraterna lleva esencia de evangelio, es presencia de Cristo y acción del
Espíritu (Mt 18, 20).
Contenidos formales
De la ayuda fraterna no esperamos la gracia misma, que viene siempre de Dios por
medio de Jesucristo. Lo que hace el hombre es crear disposiciones favorables a su
acogida y desarrollo, quitar obstáculos, concentrar y orientar las fuerzas del sujeto, darle
salida en proyecto de santidad personal y de apostolado. Podemos fijar las siguientes
cuatro funciones:
Iluminación
Impulso
Discernimiento
Corrección
Ayudas informales
Cfr. Manual, p. 300.

2.- Los grupos


Nos referimos a los grupos espirituales. Nacen por íntima exigencia cristiana.
Representan la forma más sencilla y espontánea de comunión espiritual.
Grupo espiritual
Es la reunión de un cierto número de personas que participan activamente en la
comunicación de experiencias, doctrinas, actividades, con el fin de lograr una mayor
eficacia en su santificación y en su apostolado.
Para entender mejor la naturaleza y las funciones de los varios grupos, es útil su
realización en tres planos. Cada uno tiene modalidades propias y se complementan:
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Organismos
Comunidades
Grupos espontáneos
Componentes
El grupo espiritual tiene asignadas determinadas funciones, si las cumple, será un grupo
de formación eclesial y espiritual.
Están en primer lugar las personas y su relación.
Su propósito es crear, vivir la experiencia del misterio cristiano.
En la reunión, lo que se hace son tareas de formación cristiana y espiritual.
Requiere individualidades y madurez personal Necesita animador, organización, que
polarice sus fuerzas y avive los temas y proyectos. El grupo respeta la dimensión
privada de cada miembro, los limites de su comunicación espiritual. No todo se puede
decir y comentar en grupo.
Revisión de vida
Es una de las formas de grupo que antes y mejor se han caracterizado. Recibe nombre y
estructura hacia 1940, en los ambientes de la Acción Católica.
Su preocupación primordial es la evangelización del ambiente en que uno realiza su
trabajo. Esto se consigue a través de una lectura de los acontecimientos en clave
evangélica, con la actuación consiguiente.
Se funda en una teología de la historia, que hace ver la acción de Dios de los diferentes
planos: crea, gobierna, redime y santifica. Una teología de los signos: signos de la
presencia de Dios en la historia, en la situación particular, en el acontecimiento que el
grupo tiene delante e interpela.
Y tiene una espiritualidad: atención al Espíritu Santo, que mueve a la Iglesia y
distribuye los carismas. Espiritualidad del acontecimiento, como portador de la voluntad
divina, de una llamada para el grupo, de una intención histórico salvífica.
La actuación se concreta en tres puntos:
contemplar en grupo el hecho en su totalidad.
qué piensa el grupo de ese hecho a la luz del evangelio
cuál es la llamada del Señor al grupo a través de ese hecho, cómo actuar.

3.- Orientación espiritual


Se denomina comúnmente dirección espiritual. Es la expresión más tradicional y
representativa de colaboración humana en la vida espiritual. Constituye una buena
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síntesis de los elementos que integran la santidad y los enclava en conjunto de dinámica
espiritual. Intervienen el cristiano con toda su vida y experiencia, el hermano que ayuda,
y en ellos la mediación de la Iglesia y la acción del Espíritu.
Nociones
Pudiera seguir como definición la siguiente: Es la ayuda espiritual prolongada, que una
persona capaz, libremente elegida, presta a otra, que se le confía para ser guiada en el
desarrollo pleno de su vida cristiana.:
En esta descripción, la orientación espiritual se mira del lado del dirigido, que quiere
orientar su vida y para ello busca la ayuda de una persona competente. Se trata de una
labor íntimamente eclesial: educar la fe en la vida, llevarla a su plena conformidad con
Cristo, hacer al sujeto dócil a la inspiración del Espíritu en su vida y en su apostolado.
Finalidad y contenidos
Como principio, debemos decir que se trata de vida, de un encuentro de vida. Todo lo
que interviene con valor de doctrina y enseñanza, tiene que arrancar de la vida
ordenarse a ella. No es un diálogo doctrinal, se trata de una situación personal, de una
experiencia, de una necesidad; y en orden a su potenciación o remedio, se aporta a
elementos de varios tipos. Señalamos algunos:
Cimentación humana.
Vida teologal.
Misterio de la cruz.
Realismo cristiano.
Las personas
Determinemos las competencias respectivas del sujeto y del director.
El sujeto o dirigido toma la iniciativa de dinamismo en su vida y de elegir un orientador
que le ayude a ello. Sobre esta base viene la elección del director. Sigue la confianza y
la manifestación, pero manteniendo siempre la libertad, la iniciativa personal
inalienable.
El director da el tono a la relación, organiza los contenidos y las modalidades del
encuentro. Goza de autoridad y competencia, posee normalmente larga experiencia.
Debe tener ciencia, prudencia y experiencia, y mucha humildad y respeto frente al
Espíritu Santo, que es el principal agente; y frente al sujeto libre y responsable de la
propia vida.
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UNIDAD QUINTA

Tema: Espiritualidades

1.- Multiforme existencia cristiana


El tema de las diversas espiritualidades hay que colocarlo en su verdadero
enclave y origen, que es el evangelio y la vida de la Iglesia.
a) Evangelio inagotable
El evangelio es origen, centro permanente y meta de toda espiritualidad
cristiana. Es la verdadera sustancia de la que vive y para la que vive cualquier carisma
particular. La referencia vital y doctrinal al evangelio constituye el alma de la existencia
cristiana, en cualquiera de sus formas, y en él debe encontrar el ideal, el sentido y el
impulso de su experiencia espiritual. Las espiritualidades particulares no añaden nada al
evangelio, sino que lo concretizan y lo configuran en formas de existencia y de
experiencia.
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El evangelio, único y supremo, es fuente de diversidad. Podemos desarrollar en


tres líneas esa diversidad:
Riqueza inagotable. El evangelio es único pero existen diversas formas de
vivirlo, dado que nadie lo puede vivir todo en plenitud.
Los evangelios. El único evangelio ha llegado a nosotros en cuatro redacciones.
Cada relato expresa una experiencia cristiana con características espirituales propias.
Por ahí vemos también que existen ya experiencias diversificadas en la comunidad
primitiva, y en las diversas comunidades del NT.
La historia. Eso mismo se repite en la historia de la Iglesia. Todos van al único
evangelio, con la intención de vivirlo a fondo. Cada uno destaca un fragmento, una
perspectiva, una prioridad.
b) Carismas eclesiales
Otra fuente de unidad diferenciada es la Iglesia. Por la naturaleza y el
dinamismo de la Iglesia, vemos que las diferencias no son una consecuencia inevitable,
sino un hecho original y una intención primordial en los planes de Dios. La Iglesia es y
quiere ser católica, universal. Y no solo en sentido geográfico, sino sobre todo,
religioso, cultural e histórico. Esto implica pluralismo de existencia y de experiencia.
San Pablo expresa esta realidad en Ef 4, 5-6; 1Cor 12, 4. La naturaleza de la
Iglesia comporta esta diversidad armonizada. La Iglesia unitaria tiene necesidad de
formas y funciones parciales. La variedad de personas y grupos necesitan de la unidad.
Al mismo tiempo que se diversifican, tienden al centro, vuelven a las esencias comunes,
se exigen unos a otros, se sostienen mutuamente. Cada cristiano recibe su gracia y
vocación individual, pero hay también formas particulares vividas por grupos o
comunidades dentro de la unidad eclesial.
c) Integración de carismas
A lo largo del desarrollo, observamos un equilibrio dialéctico entre unidad y
diversidad. Toda gracia es eclesial y al mismo tiempo es particular. El carisma es ambas
cosas a la vez.
Hay una limitación objetiva en la gracia misma que recibe cada persona o cada
grupo en la Iglesia: no es todo, ni da de sí para todo. Hay otra limitación subjetiva no es
posible mantener la atención simultáneamente a todos los aspectos, se destaca uno y se
margina otro. Estas limitaciones buscan remedio y complemento en las aportaciones de
los demás. No pudiendo escoger todas las vocaciones, hay que escoger una, pero de
manera abierta. Esto se consigue por medio de un doble mecanismo:
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Realización parcial. Significa la dedicación plena, interior y exterior, a la propia


función dentro de la Iglesia.
Comprensión universal. Es la sensibilidad teologal abierta a las demás tareas de
la Iglesia, que uno mismo no puede realizar y otros tienen la vocación de llevar a cabo.
Cuando esta doble actitud se armoniza, se realiza la madurez cristiana. No se
puede realizar todo, ni tampoco limitarse a comprender solamente lo que uno mismo
hace.

2.- Diferentes espiritualidades


La Iglesia acoge pacíficamente una gran variedad de escuelas. Hay muchas
teologías, con sus respectivos métodos, estilos y temas. Se caracterizan y diferencian
por la experiencia original, la cultura en que se encarnan y los principios de
interpretación. Con mayor razón es de esperar que haya diversas espiritualidades,
estando ésta más vinculada a la experiencia, la cultura, las estructuras psicológicas y
sociales de la vida cristiana.
a) ¿Qué es una espiritualidad?
Espiritualidad. Es aplicable a toda clase de valores humanos. La espiritualidad,
con el artículo el entero sector de la espiritualidad cristiana, o también el tratado
orgánico de la espiritualidad sistemática.
Una espiritualidad. Se aplica normalmente a cada una de las formas particulares
en que se encarna y concretiza la espiritualidad católica, por obra de carismas,
vocaciones y movimientos dentro de la Iglesia.
En este último sentido la entendemos aquí: es una síntesis viva de las realidades
cristianas en torno a un centro de orientación y de experiencia.
b) Cuestionamiento
La legitimidad de un pluralismo de espiritualidades en la Iglesia ha sido puesta
en duda y negada por algunos autores recientes.
El motivo de esta postura proviene de una reacción a lo que se considera un
grave abuso: la excesiva multiplicación de espiritualidades que tuvo lugar el siglo
pasado, con motivo de la creación o restauración de institutos religiosos. Cada
congregación quiere tener su propia espiritualidad.
Cfr. Manual, p 316.
c) Criterios
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Se trata de ciertas normas u orientaciones, que sirven para apreciar la


peculiaridad de las espiritualidades existentes en la historia y también para valorar
eventuales proyectos. Se trata de saber qué rasgos y diferencias son capaces de dar
origen a una nueva espiritualidad y cuáles no. Esto no se puede hacer a priori, hay que
mirar a la historia y a la experiencia.
Los criterios marcan los rasgos caracterizantes a nivel de grupos. En una
espiritualidad cristiana, tenemos tres componentes o niveles:
- El fundamental: incluye los elementos comunes, evangélicos, eclesiales y
humanos.
- El especial: puntos de convergencia dentro de un grupo o comunidad dentro de
la Iglesia.
- El personal: elementos individuales e irreductibles de cada persona. su gracia,
temperamento y situación.
Las fuentes de donde han salido rasgos especiales para crear espiritualidades
podrían formularse en los siguientes:
- Dogmático y doctrinal
- Fundadores y experiencia
- Estados de vida
- Histórico
- Etnico-geográfico
Se podrían señalar varios criterios que dan lugar a espiritualidades peculiares.
Podemos distinguir dos categorías:
- Constitutivos: lo que da origen y alimenta una experiencia cristiana completa y
unificada, como puede ser un carisma.
- Modificantes: los que modifican y enriquecen la experiencia de quien vive una
espiritualidad constituida, por ejemplo, el criterio etnicogeográfico.

3.- Estados de vida


Se mantiene como una forma y fuente de experiencia espiritual, pero ya no como
criterio de caracterización y diferenciación espirituales. Destacamos algunos aspectos.
a) Valor teologal
La valoración de los estados de vida (seglar, religioso, sacerdotal) en la
espiritualidad, ha tenido el mérito de incorporar plenamente a la vida teologal, tanto la
condición histórica y humana de la persona como su condición eclesial. No es solo para
53

santificarse por cumplir el "deber de estado", es la asunción plena de esa tarea concreta
como forma de existencia cristiana santificante.
En la valoración de los estados resaltan tres elementos:
- La situación incluye las condiciones de vida: matrimonio, profesión, vínculos
familiares y sociales, como factores de su existencia cristiana y de su vida espiritual en
su propio ser.
- La misión se fija en las actividades propias de cada estado, sean religiosas o
profanas, que adquieren significado de misión y de presencia evangelizadora.
- El sacramento: bautismo, confirmación, ordenación y profesión. Se insiste en
ellos como fuentes de gracia y programas de vida entera.
b) Mutua edificación
Cada uno de los estados de vida realiza de una forma determinada ciertos valores
evangélicos que son de todos y para todos. Y los ofrece a los demás cristianos y al
mundo como testimonio.
Los diversos estados asumen formas y dimensiones de la existencia cristiana,
convirtiéndolas en fuentes de gracia, de salvación y de santificación. Se intercomunican,
dado que los valores que los caracterizan suelen pertenecer al fondo común cristiano,
aunque con matices diferentes.
c) Insuficiencias
Esta división, resulta confusa cuando, desde ella, se intenta construir
espiritualidades. Se introdujo por motivo de clases y jerarquías que no responden a la
espiritualidad. Los rasgos de situación, misión y sacramento, con que se trate de
caracterizar a uno u otro son frecuentemente comunes. Hay iglesias en que los
sacerdotes se casan; hay religiosos implicados en tareas técnicas con los seglares; etc.
Los planteamientos exclusivistas han provocado exclusivismos, tensiones,
luchas por los primeros puestos; en definitiva, posturas nada evangélicas, eclesiales ni
cristianas.
d) Ambito de espiritualidades
Mantienen su valor teologal y en este sentido los cita la espiritualidad conciliar.
Además, son el ámbito donde nacen y se desarrollan varias espiritualidades dentro de
cada uno.

4.- Escuelas de Espiritualidad


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Hasta hace poco, ésta ha sido la forma corriente y casi la única en la división de
espiritualidades. Por lo general, las escuelas coinciden con las órdenes religiosas, lo que
da a esas escuelas el aspecto de ser subdivisiones internas de la espiritualidad propia del
estado religioso. De hecho, no es así, dado que de sus aportaciones han vivido amplios
sectores de la Iglesia y esas mismas escuelas han elaborado una Espiritualidad
sistemática general. Han realizado y siguen realizando una obra de carácter universal.
a) Componentes
Las diversas escuelas, por haberse desarrollado en ambientes de vida religiosa,
llevan prácticamente los mismos elementos de base de una espiritualidad religiosa:
- Experiencia de un fundador o carisma, en torno a un misterio o valor de la vida
cristiana.
- Articulación en torno a ese foco de toda una vida cristiana, formando una
síntesis de elementos y medios que conducen a la santidad.
- Capacidad de esa experiencia personal para convertirse en proyecto de grupo y
el hecho efectivo de que un fundador la transmita personalmente a los primeros
discípulos.
Sobre ese esquema podemos determinar los rasgos de una escuela de
espiritualidad. los tres componentes señalados anteriormente, son modificados y
potenciados en el caso de una escuela.
Marcada originalidad en la experiencia del fundador, por la amplitud, o or la
fuerza de la intuición con que penetra un punto central. Si falta esta base, las
elaboraciones doctrinales posteriores no le dan carácter de escuela.
- Síntesis doctrinal sólida, que apoya o explica la articulación de la experiencia.
Hablamos de escuela en sentido de elaboración discursiva, que determina: los
fundamentos, la cohesión, las derivaciones de la visión original.
- Discípulos, que estudian y elaboran la experiencia del fundador y la doctrina
original y su evolución sucesiva, construyendo un cierto sistema de pensamiento, de
vida y de acción. Si la creación primera es genial, peno no tiene discípulos, no se puede
hablar de escuela.
b) En concreto
Se trata de ver qué grupos o comunidades manifiestan poseer esos rasgos de
experiencia y doctrina. Hay un cierto margen de apreciación subjetiva en la
determinación de las escuelas, lo que se debe evitar es convertir la categoría de escuela
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en un título de honor y de mayor dignidad distinguiendo, como consecuencia,


espiritualidades de primera y de segunda categoría.
No se trata de eso. Hay espiritualidades religiosas de gran valor eclesial y
eficacia apostólica, que no son escuela, mientras que otros carismas más débiles tienen
escuela. No se trata de establecer ningún tipo de competencia.
Entre las más reconocidas, se cuentan las siguientes:
- Benedictina: monacal y litúrgica.
- Dominicana: predicación, teología y contemplación.
- Franciscana: vigor evangélico, testimonio, pobreza.
- Ignaciana: servicio de Iglesia, inserción, disciplina interior.
- Carmelitana: intimidad con Dios, oración, vida teologal.
Hay otras de carácter sacerdotal, como la espiritualidad sacerdotal de san Juan
de Avila. Mucho más elaborada y continuada es la escuela francesa del siglo XVII.
c) Actualidad
A lo largo de la historia, esas escuelas han cumplido una misión muy eficaz,
tanto en grupos vinculados a la escuela como en la totalidad de la Iglesia. Pero, ¿se
mantiene esa misma eficacia y universalidad en la actualidad?. Podríamos responder en
dos momentos: lo que las escuelas deben dar y lo que deben recibir.
- los grandes autores o fundadores de las escuelas mantienen, por lo general
plena vigencia, algunos de ellos aumentada. Son grandes maestros, poseen originalidad
y densidad por haber sabido fundir experiencia, sabiduría y doctrina.
- Pero las escuelas tienen también un grave deber. La experiencia y las doctrinas
espirituales de la Iglesia se han seguido desarrollando, evolucionando, añadiendo y
quitando. La Biblia, la liturgia, la comunión entre los diversos estados, la relación con el
mundo y la cultura, etc., son factores que deben ser tenidos en cuenta y asimilados por
las escuelas, que son todas ellas de fecha antigua. De lo contrario, quedarán marginadas
o fomentarán la evasión en sus adeptos.

5.- Movimientos eclesiales de espiritualidad

a) El fenómeno
Partimos de que existe un hecho anterior a toda eventual interpretación. Estos
movimientos han empezado a surgir, afirmarse, crecer, irradiar con un vigor y rapidez
insospechados.
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Cfr. Manual, p. 322.


b) Tipología
Resulta difícil clasificar una realidad tan reciente, espontánea y pluralista.
Tampoco conviene forzarla antes de tiempo. es preferible dejar un amplio margen de
creatividad y un futuro abierto a nuevas iniciativas: Cfr. Manual, p. 322.
Según este autor podemos establecer la siguiente clasificación:
- Movimientos y grupos de iniciación, de formación, devocionales,
sociocaritativos, , de apostolado, de compromiso cultural.
- grupos de comunidades de evangelismo monástico.
c) Características
Ante la variedad e indeterminación de la que acabamos de hablar, resulta
evidente que ahora nos referimos a características comunes en un plano muy general.
Hay que respetar los rasgos propios de cada uno, sus intenciones, ensayos y
realizaciones. Sin embargo, se advierten claramente ciertas constantes en las que se
detecta la acción del Espíritu, experiencias y capacidades que hay que potenciar y
eventualmente completar o ratificar.
Sus notas comunes más relevantes son: orientación laical, carácter comunitario,
propia experiencia de fe, una fe para la existencia cotidiana, alcance universal, apertura
ecuménica, unidad fundamental de inspiración en la Palabra de Dios.
En general, son grupos bien organizados, y al mismo tiempo abiertos. En línea
de existencia cristiana laical, pero también válidos para la participación de sacerdotes y
religiosos. Hay muchos grados de incorporación: participación y asistencia,
compromiso permanente, responsabilidad y guía.
d) Una espiritualidad
Dentro de estas notas comunes, y en el modo de vivirlas, estos movimientos
poseen una verdadera espiritualidad, por lo menos a nivel de experiencia. Muestran
vitalidad y frescor, adherencia al evangelio y a la existencia.
En su origen y desarrollo, está más articulado el papel del grupo, y menos el
protagonismo del fundador. Viven la experiencia en forma comunitaria; son, al mismo
tiempo, espontáneos y muy disciplinados; con impulso místico y exigencia ascética.
Los más logrados y desarrollados poseen una verdadera espiritualidad, con un
foco central (iglesia, palabra de Dios, misión, oración, etc.) y en torno a él la
constelación de los grandes temas cristianos.
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Por lo general, han cuidado poco la elaboración teológica sistemática. En parte,


porque se hallan en período inicial expansivo; y también porque dan mayor relieve a la
praxis que a la reflexión t eórica.

6.- Las culturas


En la cultura encontramos un nuevo criterio para caracterizar y diferenciar las
espiritualidades. Está adquiriendo peso y entrando con fuerza en la espiritualidad
contemporánea. Cfr. Manual, p. 324.
a) Espiritualidad y cultura
Igual que los estados de vida asumen la situación personal de vida, la
espiritualidad de la cultura asume la situación geográfica, histórica, étnica, etc.,
incorporándola a la experiencia espiritual y a su formulación doctrinal. Cfr. Manual,
324.
En otros ambientes o lugares, la liturgia puede ser el sector más representativo
para la inculturación de la espiritualidad.
Esta espiritualización de las culturas estriba en una nueva comprensión y
valoración del "mundo" como fundamento vivo y positivo de la espiritualidad. En este
contexto es donde el Vaticano II valora las culturas (GS 53).
b) Realizaciones parciales
Estamos dando los primeros pasos en este campo, que deja vislumbrar amplios
horizontes para el futuro. Las denominaciones y divisiones son genéricas y ambiguas,
abarcan continentes enteros: espiritualidad africana, latinoamericana, asiática, etc.
Dentro de cada bloque existe variedad de realizaciones parciales, y en el conjunto no
hay la unidad de experiencia que sugiere el nombre.
Por otra parte, no todas las espiritualidades con denominación regional o cultural
se encuentran en el mismo grado de desarrollo. Algunas llevan un largo período de
tiempo mientras que otras están comenzando.
En general, siguen método inductivo y de praxis. Empiezan por el análisis de la
situación y de ahí pasan a la acción, acompañando las dos fases con doctrina. No
arrancan de principios doctrinales comunes, realizando después la adaptación. Antes que
doctrina son experiencia y método.
c) ¿Constitutivo de una espiritualidad?
Tenemos que responder a la pregunta central de este capítulo. La cultura ofrece
elementos espirituales, alimenta la experiencia cristiana y espiritual, y la cultura en
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concreto son las culturas. Hemos de responder también a la siguiente cuestión: los
elementos culturales, ¿pueden constituir un criterio caracterizante y diferenciante de una
espiritualidad?.
La vivencia de la propia cultura suscita el entusiasmo, no solamente por su valor
cristiano y espiritual, sino también porque da el apoyo y el gusto de la propia identidad
en el plano humano.
Si queremos conservar vivos y sentidos los diversos carismas en cada iglesia
local o en cada ambiente cultural, tenemos que mantener en pie, en primer lugar, la
espiritualidad por criterios de estado de vida, de fundador, de movimientos, que hemos
presentado en números anteriores, como espiritualidades constitutivas; y la cultural
como modificante de todas ellas. Poniendo la cultural como base, se produce una
nivelación empobrecedora para la Iglesia general y para la comunidad; y se pierde la
conexión de los carismas con otros similares que actúan en distintos lugares de la Iglesia
universal.

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