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Bendición

Una bendición es la expresión de un deseo benigno dirigido hacia una persona o grupo de ellas que, en virtud del poder mágico del
lenguaje, se espera que ayude a lograr que ese deseo se cumpla. Gramaticalmente, se trata de oraciones con modalidad desiderativa
(lo mismo que su contrario, lasmaldiciones). Así, son bendiciones típicasQue Dios te guarde o Que te vaya bonito.

Las bendiciones tienen un papel destacado en las creencias populares de muchos pueblos, así como en sus mitos y leyendas. En
especial, tiene gran importancia la bendición que un padre o una madre dirigen a sus hijos. En la
Biblia, se cuenta cómo Jacob engaña
a su padre ciego, Isaac, para obtener de él la bendición paterna, que Isaac deseaba dar al primogénito, Esaú. La bendición dice así:
Dios te dé del rocío del cielo y de lo más preciado de la tierra: trigo y vino en abundancia. Que los pueblos te sirvan, y las naciones
se postren ante ti. Sé señor de tus hermanos, y póstrense ante ti los hijos de tu madre. Sean malditos los que te maldigan, y benditos
los que te bendigan (Génesis 27:28-29).

Hallamos también bendiciones en la lírica tradicional (como la canción sefardí Buena semana nos dé Dio / alegres y sanos) e incluso
en la música pop, con ejemplos como Forever Young de Bob Dylan, bendición dirigida a sus hijos (May you stay forever young), o el
canto que cierra A Very Cellular Song, de la Incredible String Band:

May the long time sun shine upon you,


all love surround you
and the pure light within you
guide you all the way on.

Índice
Historia
Bendiciones en la Iglesia Católica
Bendiciones reservadas a los obispos
Bendiciones permitidas a los presbíteros
Bendición de un predicador
Bendición de los abades y abadesas
Bendición con el Santísimo Sacramento
Bendición que el papa da por escrito
Bendición nupcial
Véase también
Referencias
Enlaces externos

Historia
La costumbre de echar la bendición a los primeros tiempos de la antiguos. Los patriarcas en el lecho de muerte bendecían a sus hijos
y a su familia; los profetas y los hombres inspirados bendecían a los servidores de Dios y a su pueblo. Moisés dijo al gran sacerdote
Aaron:

Cuando bendigáis a los hijos de Israel, les diréis: Haga el Señor que resplandezca en vosotros la luz, de su
divino rostro y compadeciéndose de vuestra suerte os vuelva sus ojos compasivos y os conceda su
paz.
El pontífice pronunciaba estas palabras de pie, en alta voz, con las manos extendidas y los ojos levantados hacia el cielo. Los salmos
están llenos de bendiciones o de votos en favor de los israelitas. Dios ordenó que cuando este pueblo hubiese llegado a la tierra
prometida, se lo reuniese entre las montañas de Hebal y de Garizim, y que sobre esta se pronunciasen bendiciones en favor de todos
los que observasen la ley, y maldiciones contra los prevaricadores: lo que ejecuto fielmenteJosué.

De tiempo inmemorial las bendiciones se verifican entre los católicos por medio de
aspersiones de agua bendita, signos de cruces y rezos conformes al asunto que es
objeto de la ceremonia (subiata manu figuras crucis exjrrimere.) Cuando hay unción
entonces se llama consagración: así es que se consagra el cáliz, y se bendice el
copón, porque se emplea la unción para el cáliz. Estas palabras se confunden a veces
en el uso. Los obispos, cuando atraviesan las iglesias o a su paso por las calles daban
su bendición al pueblo. En otro tiempo, cuando iban por las calles de la ciudad o
entraban en algún pueblo o aldea, se tocaba una campanilla para advertir a los fieles
Bendición a unas campanas
que viniesen a recibir su bendición. Cuando iban a la corte no se volvían sin haber
dado la bendición al rey. En la iglesia se bendice a los fieles al tiempo de acabarse la
misa.

Hemos dicho que la práctica de la bendición eclesiástica o de la consagración se


había extendido mucho en la iglesia católica y en efecto, la piedad la había aplicado
al principio a todos los objetos del culto divino, a las vestiduras sacerdotales, a los
lienzos y vasos de los altares, al pan y al vino, a los cirios, a las palmas y ramos, a la
ceniza, a las campanas, a las fuentes bautismales, a los edificios mismos en que se
celebraban los sacrosantos misterios: puede verse el detalle de todas estas
bendiciones en el Bendicionario o libro de las ceremonias eclesiásticas impreso en el
tiempo de Leon X y en los rituales y ceremoniales de las diferentes iglesias que se
Bendición del mar, Alphonse Legros, han reunido en la obra del padre Martene, sobre los ritos y la disciplina de la iglesia.
1872
Esta práctica religiosa se extendió considerablemente, andando los tiempos, hasta a
los objetos más extraños al culto divino: se bendijeron las banderas, las armas, los
frutos y los bienes de la tierra: de la bendición nupcial otorgada a los recién casados (véase más adelante) se llegó en algunos países a
la bendición del lecho nupcial: se bendijeron también los campos, los jardines, los pozos, las fuentes, las casas acabadas de hacer, los
equipajes de los viajeros, los ganados, los frutos de todas clases, como las uvas, el queso, la leche, la miel y otra porción de objetos
que fuera prolijo enumerar.

Bendiciones en la Iglesia Católica

Bendiciones reservadas a los obispos


No a todos los eclesiásticos corresponde el hacer algunas bendiciones; las que se llaman consagraciones porque van acompañadas de
alguna unción, están reservadas exclusivamente al orden episcopal. Tales son las consagraciones de los reyes, la del cáliz y la patena,
la de las iglesias y la de las aras y la de los altares fijos o portátiles. La bendición de los
abades y abadesas, la de los caballeros y la de
los Santos óleos se reservó también a los obispos. Todas las demás bendiciones que les pertenecen las pueden encargar a cualquier
eclesiástico, como son la bendición de los corporales y manteles de altar, la de los ornamentos sacramentales, la de las cruces, las
imágenes, las campanas y los cementerios. Pueden dar también comisión para reconciliar las iglesias profanas.

Bendiciones permitidas a los presbíteros


Las bendiciones permitidas a los presbíteros, sin licencia del obispo, son las de los esponsales, las de los matrimonios, de los frutos
de la tierra y la del agua bendita. El pontifical romano tiene la fórmula de toda especie de bendiciones; pero cada eclesiástico debe
seguir aquellas que le están prescritas en el ritual de la diócesis en donde ejerce su ministerio.
Todos los obispos y presbíteros pueden dar su bendición al pueblo pero solo a los primeros pertenece hacerlo alzando la mano con la
señal de la cruz y acompañándola con oraciones. Los presbíteros solo pueden echarla de este modo cuando celebran misas, hacen
rogativas solemnes, o administran los sacramentos; pero absteniéndose siempre de hacer uso de la fórmula sic nomen domini
benedictum, etc., humilliate vos ad benedictionem, reservada en exclusiva a los obispos. Por un privilegio emanado de la Santa Sede,
tienen algunos abades la facultad de echar la bendición al pueblo de un modo solemne como los obispos aunque solo pueden usarlo
en sus propias iglesias después de vísperas, de la misa y de los maitines. Por consiguiente, no pueden echar la bendición en particular
como ellos en las calles y fuera de su iglesia, porque les está prohibido por un decreto de la Sagrada Congregación de 24 de agosto de
1609; y como es una regla en materia de bendiciones que el que está en un orden inferior no la dé al pueblo en presencia de otro
eclesiástico mas digno que él, con arreglo a ella, no pueden los abades hacer uso de su privilegio en presencia de un obispo o de un
prelado superior a no ser que tengan para hacerlo un permiso particular
.

Bendición de un predicador
En muchas catedrales y aun en algunas iglesias, había la costumbre de recibir el
predicador la bendición antes de empezar el sermón; esta bendición dio origen a
muchas cuestiones entre los curas propios y los vicarios perpetuos; pero se decidió
que los curas propios, en los días que podían oficiar, tenían derecho a echar la
bendición al predicador con exclusión del vicario perpetuo.

Bendición de los abades y abadesas


Como ya hemos dicho más arriba, la bendición que reciben los abades después de su
elección y confirmación es propia de los obispos diocesanos. La fórmula de la
bendición de los abades está en el pontifical pero tiene algunas diferencias, según el
modo con que se hace, si es por autoridad apostólica, si en virtud de un rescripto o
por la autoridad ordinaria; la bendición no añade, por lo demás, cosa alguna al
carácter del abad y aún no se mira como indispensable porque los abades
consuedalarios no están en uso de recibirla.

Bendición con el Santísimo Sacramento


Tiene además la iglesia otra bendición que se hace mostrando a los fieles la
Eucaristía haciendo al propio tiempo la señal de la cruz. Pueden darla los
presbíteros, pero no deben hacerlo sino en los días que la iglesia señala. Si los fieles
la desean fuera de este tiempo se necesita un permiso particular del obispo, lo cual se San Antonio Abad bendiciendo a los
animales
hace para que, concediéndola con menos frecuencia, la reciba el pueblo con mayor
respeto.

Bendición que el papa da por escrito


Es bastante conocida la bendición que da el papa por escrito a sus fieles en el principio de sus bulas, que dice así: Salutem et
apostolicam benedictionem (salud y bendición apostólica); esta la omite cuando escribe a los que no están en el seno de la iglesia.
Cuando se dirige en estos términos a algún excomulgado, se le considera desde luego absuelto por estas palabras de benevolencia y
caridad. Suele enviarla también el santo padre algunas veces a los que están en el artículo de la muerte; pero los obispos no pueden
usarla.

Bendición nupcial
La bendición nupcial es una ceremonia que se observa en todas las comuniones
cristianas en el acto de celebrarse el matrimonio. En la Iglesia católica lleva el
carácter de Sacramento; en la griega tiene el nombre de coronación y entre los
protestantes el de bendición. Antes del establecimiento del cristianismo no se usaba
esta ceremonia, pues según Fleury, no se ve que en el matrimonio de los judíos
interviniera ninguna ceremonia religiosa, y si había alguna era únicamente la
bendición paternal.

En la mayor parte de los países cristianos el acto celebrado por el ministerio Bendición nupcial, de Pascal
eclesiástico en el matrimonio, es acto religioso y civil a la vez. Desde los primeros Dagnan-Bouveret
siglos de la iglesia la bendición nupcial fue considerada como un medio por el que
esperaban los desposados llamar sobre si la unción de la gracia celeste, bendición
que fue recomendada a los fieles por los discípulos de los apóstoles, como puede verse en
San Ignacio, que en su epístola a Policarpo,
dice: Nubat in ecclesia benedictione ecclesiae ex domini precepto. Pero no todos los fieles seguían este precepto y la bendición
nupcial no se confundia con el contrato del matrimonio. Este se contraía, según el código romano por medio de un simple juramento
que el esposo prestaba a la esposa poniendo la mano sobre elEvangelio.

Este medio tan fácil que entregaba el pudor de una virgen inocente a las manos de un pérfido que la abandonaba por satisfacer otros
deseos, llamo la atención del emperador Justiniano, el que mandó en la novela 24, cap. 4º, que el juramento sobre los Evangelios se
tuviese que proferir ante testigos. Al pronto pareció que esta precaución evitaría los fraudes en este punto, pero por una connivencia
con los testigos, que ordinariamente se buscaban jóvenes, se eludió esta disposición, volviendo la cara atrás dichos testigos en el acto
de proferirse el juramento; y más tarde cuando una madre abandonada por un traidor, reclamaba ante el obispo la fe de aquellos
testigos; decían que ellos no hablan visto nada. Viendo estos abusos, fue preciso buscar garantías más eficaces y tomando en ello
parte la iglesia por órgano del mismo emperador, mando este en la novela 74, cap. 14, que el esposo debía conducir a su futura a la
iglesia y declarar formalmente ante el sacerdote y algunos testigos que la tomaba por compañera y madre de sus hijos, de lo que se
levantaba un acta que se archivaba en la iglesia; y dice el mismo emperador que el motivo de dictar aquella disposición, fue porque
dudaba de la poca fe de los testigos. Este fue el último método de matrimonios celebrados en la iglesia a los que se les añadió la
bendición nupcial.

Véase también
Religión
Suerte
Deseo
Cristo bendiciendo (Salvator Mundi)

Referencias
Mellado, Francisco de Paula (1851). Enciclopedia moderna: Diccionario universal de literatura, ciencias, artes,
agricultura, industria y comercio4. Establecimiento Tipográfico de Mellado. pp.1011-1017.

Enlaces externos
Wikcionario tiene definiciones y otra información sobrebendición.

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