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1. CONCEPTO DE BALANCE:
Dado el carácter mercantil que ostenta, la sociedad anónima está sujeta al régimen
general sobre obligación de contabilidad que rige para los comerciantes. El balance o
estados financieros, la memoria y la propuesta de aplicación de las utilidades, en caso de
haberlas, tienen una especial importancia, pues indican con claridad y precisión, la
situación económica y financiera de la sociedad, el estado de sus negocios y los
resultados obtenidos en el ejercicio vencido.
Desde el punto de vista jurídico, lo que interesa del balance es la función informativa,
que reposa en los principios de la claridad, veracidad, unidad, continuidad y previsión o
prudencia, que permiten establecer si existen beneficios repartibles. Para los acreedores
sociales, el público en general y para el Estado, es de interés conocer la situación de la
sociedad, dado que ella solo responde con sus bienes y no con los de los socios para
satisfacer a sus acreedores y porque la sociedad puede ser un medio de atraer capitales
para fomentar el desarrollo del país, así como por su influencia en el campo de las
actividades económicas.
La obligación de presentar el balance impuesta por la ley al directorio no puede ser
delegada por este a ningún otro órgano o persona. La responsabilidad al respecto recae
sobre todos sus miembros si no se acreditase la falta de responsabilidad que
personalmente pudiese favorecer a alguno de ellos, o su discrepancia con las
indicaciones contenidas en los documentos presentados a la aprobación de la junta
general.
La ley anterior señalaba que el directorio estaba obligado a formular en el plazo máximo
de ochenta días, contado a partir del cierre del ejercicio social, el balance con la cuenta
de ganancias y pérdidas, la propuesta de distribución de utilidades y la memoria. La ley
actual, en su artículo 116°, obliga a publicar el aviso a convocatoria de la junta general
obligatoria anual con una anticipación no menor de diez días al de la fecha fijada para
su celebración. Quieres decir entonces que la fecha máxima para la celebración de la
junta, puede ser el último día del tercer mes de terminado el ejercicio económico, pero
es indudable que desde la fecha de la convocatoria, es decir, diez días antes, la
información debe estar a disposición de los accionistas, y lo estará en la medida que el
directorio se haya pronunciado sobre la situación de la sociedad en su respectiva sesión.
Se puede deducir entonces que si bien no se ha indicado en la LGS que el directorio
tiene 80 días, como se hizo en la ley anterior para aprobar los estados financieros y el
balance, en esta oportunidad el plazo máximo es deducible de las fechas de
convocatoria para la junta de accionistas y del cómputo de la fecha en que los informes
deben estar a disposición de los accionistas. El artículo 130° señala que desde el día de
la publicación de la convocatoria, los documentos, mociones y proyectos relacionados
con el objeto de la junta general deben estar a disposición de los accionistas en las
oficinas de la sociedad o en el lugar de celebración de la junta general, durante el
horario de oficina de la sociedad.
La índole de los negocios puede determinar que no tengan porqué constar determinadas
partidas.
Los principios de contabilidad son distintos a los principios tributarios. Así, los
principios tributarios están orientados a la recaudación de los recursos financieros que
permitan a los gobiernos cubrir anualmente sus gastos corrientes y sus inversiones
materia de un Presupuesto General.
Los principios contables deben respetarse para precisar la situación de la empresa, pero
desde un punto de vista tributario, puede suceder, como de hecho sucede, que esa
situación contable difiera de la realidad cuando aplicamos los principios o normas
tributarias. Esto obliga a que las diferencias temporales o permanentes establecidas por
la aplicación de los principios contables y tributarios se superarán con las declaraciones
juradas anuales que los contribuyentes del Impuesto a la Renta están obligados a
presentar.
2. ACTIVO
Las partidas incluidas en el activo deben tener un título, entre los bienes registrados en
el activo se incluye bienes que por estar destinados a la explotación de la empresa según
su índole, no es su destino ser vendidos. Entre estos bienes se encuentran las máquinas,
los inmuebles, las instalaciones industriales, el mobiliario, los títulos valores y las
participaciones en otras empresas, propiedad industrial e intelectual y los demás
elementos del patrimonio de la sociedad.
Debe considerarse que tiene el carácter de bienes inmovilizados los que están afectos
ala resera legal porque hay un mandato que impide la libre disponibilidad de esos
bienes.
Las acciones propias de la sociedad integran el capital circulante cuando no deben ser
amortizadas, pues en este caso ya tienen su destino específico, que es su extinción. Si se
han adquirido a título oneroso o con cargo a reservas libres, las acciones deben ser
vendidas en el más breve plazo. Pero, si mientras la venta se realiza es necesario
formular el balance, deben llevarse el activo, aunque se trate de un activo transitorio.